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Al César lo que es del César, y a los hermanos Coen, gracias

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Los Coen emulan de buena manera el estilo y registro de los diferentes géneros que llenaban la cartelera en la era dorada de Hollywood: romanos, western, melodrama, comedia, musical y cine policial ocupan los diferentes sets del estudio

Salve Cesar hermanos Coen

Como Robert Altman en El ejecutivo (The Player, 1992), Ethan y Joel Coen acompañan en ¡Salve, César! (Hail, Caesar!, 2016) a un hombre que trabaja para un estudio cinematográfico y dan cuenta de las singularidades que acontecen en su interior. Altman seguía a un productor; los Coen a un fixer, es decir, a un sujeto que se dedicaba a cuidar la imagen de las estrellas que trabajaban para el estudio. En ambos casos, como en tantos otros —desde diversas perspectivas, justo es precisar— el cine se ocupa del cine, y aquí los Coen entregan un valioso ejercicio de reflexividad.

¡Salve, César! se ubica en el Hollywood de los años cincuenta y sigue a Eddie Mannix (Josh Brolin), un fixer que trabaja para los estudios Capitol. Al inicio lo vemos rescatando a una actriz de una aventura sexual, tratando de convencer a otra que se case para darle un padre a su hijo o promover a un actor de western a una cinta dramática; más adelante lo vemos lidiar con dos periodistas de la prensa cinematográfica (que son gemelas, ¿porque todas son iguales?) a la caza de chismes exclusivos. Pero su problema principal se presenta cuando Baird Whitlock (George Clooney) desaparece del set donde se filma Hail Caesar!, en la cual lleva el rol protagónico.

Los Coen emulan de buena manera el estilo y registro de los diferentes géneros que llenaban la cartelera en la era dorada de Hollywood: romanos, western, melodrama, comedia, musical y cine policial ocupan los diferentes sets del estudio. A la virtuosa reproducción contribuye de extraordinaria manera el cinefotógrafo Roger Deakins, cuya labor alcanza a crear la pátina de los estilos de cada género. El tándem pone lo suyo y, por momentos, van más allá de la emulación, con algunos emplazamientos de cámara que lo mismo sorprenden al ojo que dan dinamismo a la cinta. El mapa se completa con las músicas de otro colaborador habitual de los cineastas: Carter Burwell aporta lo mismo dramatismo que ligereza.

Este paisaje es pertinente para emprender una reflexión sobre el cine en general y Hollywood en particular. Más que un homenaje o una declaración de amor al Hollywood clásico, los Coen muestran las maravillosas posibilidades del cine y la industria cuando los involucrados asumen su labor con convicción. Los realizadores emprenden una crítica a la frivolidad y la estulticia que cabe en los que consiguen el estatus de estrella, la vanidad y la pedantería que manifiestan algunos realizadores, las incapacidades de algunos actores. Pero, asimismo, ponen de manifiesto el potencial artístico, reivindican el valor del escritor y ensalzan la fuerza casi religiosa que posee el cinematógrafo cuando la estrella encara su labor con respeto y hasta con fe. Los Coen no son ingenuos y exponen cómo el cine es un instrumento ideológico y la industria una institución capitalista. En ese paisaje Mannix es una especie de conciencia moral —que de forma caricaturesca va al confesionario a declarar su enorme culpa: seguir fumando— que es obligado a cuestionarse sobre el “circo” en el que trabaja. Por medio de su aventura descubrimos las mentiras que existen en la “fábrica de sueños”, pero también, como diría Mario Vargas Llosa, la verdad que puede surgir de las mentiras.

Este paisaje es expuesto sin solemnidad, como le cuadra a los Coen: las dosis de humor son abundantes y los pasajes hilarantes llegan al paroxismo. En particular el “concilio” de religiosos para analizar las implicaciones en esa materia de Hail Caesar!, el desengaño con la dulce estrella del musical (Scarlett Johansson) o el accidente en la sala de edición (protagonizado por una mujer que fuma de forma compulsiva, a la que da vida Frances McDormand, esposa de Joel).

¡Salve, César! no alcanza la estatura de las obras maestras del tándem (Barton Fink, Fargo, El hombre que nunca estuvo, Sin lugar para los débiles) pero, además de tener la gracia y el encanto que caracterizan la filmografía de los Coen, tiene la virtud de recordarnos el valor de seguir haciendo cine más allá de la rentabilidad y el espectáculo. Como sucedió recientemente con Un hombre irracional, de Woody Allen, una entrega mediana de los Coen está a una altura mayor que la media de lo que engrosa la cartelera comercial.

  

Un paseo por las referencias de ¡Salve, César!

De Alfred Hitchock a George Cukor, y de Cary Grant a Gene Kelly, previsiblemente las referencias en una cinta como ésta son abundantes. Algunas apuntan a la persona y otras, al estilo. Aquí se hace un recuento de algunas de ellas.


Del hartazgo al gozo de la realidad

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Ver y sentir con los ojos de la imaginación a un ser humano libre nos contagia y nos involucra en un proceso contrario al del hartazgo. Ignacio duró 20 años compartiendo sus Ejercicios Espirituales antes de llegar al texto definitivo

En «Ejercicios Espirituales» san Ignacio propone utilizar la imaginación como herramienta.
En «Ejercicios Espirituales» san Ignacio propone utilizar la imaginación como herramienta.

Uno de los problemas de la sociedad actual es la incapacidad de caer en la cuenta de la vitalidad y la energía creativa que la rodea. Reconocer la estructura de bondad que sostiene a la realidad y la posibilita no es tarea sencilla; requiere, en primer lugar, un acto de la voluntad. No se obtiene lo que no se quiere. Cuando el ser humano se reconoce como un ser espiritual, la bondad es su principal fuente de energía y su aliada para hacer de su entorno, una novedad.

La falta de pasión en la vida de todos los días puede tener como causa el no reconocer que el espíritu quizás esté enfermo y necesite ser curado. Porque así como el intelecto se cultiva mediante el estudio y la reflexión, y el cuerpo se fortalece con algún deporte, asimismo el espíritu humano necesita de ejercicios para estar sano y fuerte. La dimensión espiritual que no se ejercita, se atrofia y se debilita.

Uno de los medios de fortalecimiento del espíritu es la imaginación. Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, propone como dinámica interior utilizar la imaginación como herramienta para crear escenarios afectivos que nos ayuden a despertar los sentidos, con la finalidad de captar la realidad desde la trascendencia, desde lo que está más allá de lo obvio. 

Un escenario afectivo es aquel que involucra nuestro mundo interior con sus dolores y alegrías. Al imaginar desde los afectos, construimos espacios para degustar cuestiones como la amistad o la infidelidad, la traición o la compasión, la solidaridad o la desilusión y, desde esas historias narradas en el centro de nosotros mismos, encontrar la claridad que necesitamos.

Es necesario tomar la historia del Otro, no cualquier historia, sino la del ser humano pleno y realizado. La propuesta de Ignacio es revivir la historia de Jesús de Nazaret contada por los evangelios. Tomar distancia de nosotros mismos para imaginar la historia del Otro y experimentarla desde adentro nos ayuda a trascender y nos habilita para percibir en la vida ordinaria, la dinámica del amor y de la paz. 

Ver y sentir con los ojos de la imaginación a un ser humano libre nos contagia y nos involucra en un proceso contrario al del hartazgo. Ignacio duró 20 años compartiendo sus Ejercicios Espirituales antes de llegar al texto tal como lo tenemos hoy en día. Durante este tiempo fue constatando que, para fortalecer el espíritu humano, es vital tocar con las manos del corazón, oler con el olfato interior y saborear con el gusto que no está en la razón, sino en las entrañas.

La imaginación al servicio de la fe es la imaginación al servicio de la confianza en los demás, en Dios, en el mundo y en uno mismo. Con un espíritu despierto y ejercitado, el ser humano es capaz de generar planes que posibiliten el desarrollo de lo excelso: la amistad, el arte, la ciencia, los actos de inclusión y de perdón. Y desde ahí transitar por el gozo de la realidad cotidiana. m.

La literatura de imaginación

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Aunque el término literatura fantástica ha sido encasillado, diferentes autores del siglo XX, como muchos de hoy, deseaban usar la imaginación fantástica para reflexionar acerca de la realidad de muchas formas diferentes

Portada del libro «Pedro Páramo», de Juan Rulfo.
Portada del libro «Pedro Páramo», de Juan Rulfo.

La “literatura fantástica” tiene una historia larga. En la Grecia antigua, Platón usó la palabra fantasmata, precursora de fantasía, para hablar de obras que le parecían reprobables por no reproducir directa y fielmente “lo real”. En los siglos XVIII y XIX, escritores diversos —de Ludwig Tieck o Johann Wolfgang Goethe hasta Edgar Allan Poe o Mary Shelley— dieron vuelta a la idea de Platón y consideraron positivo escribir a propósito de sucesos, personajes y lugares que no creían posibles. Ellos inventaron la “fantasía” como una práctica literaria constante de la cultura occidental.

Y en el siglo pasado, en América Latina existió —como en otros lugares, pero más y mejor que en varios de ellos— una idea amplia y variada de lo que se podía hacer con la imaginación fantástica. Miles de escritoras y escritores de nuestra región se dedicaron a inventar situaciones extrañas, personajes imposibles y mundos que limitaban con el nuestro pero eran otra cosa. Los más famosos fueron, probablemente, argentinos, desde Jorge Luis Borges hasta Angélica Gorodischer, pero los hubo en Cuba, Uruguay, Panamá, Guatemala, Perú, Colombia —un tal García Márquez, por ejemplo—… y por supuesto en México. En “la gran novela mexicana” del siglo XX, Pedro Páramo, de Juan Rulfo, hablan los muertos, lo que no es habitual. Desde figurones como Octavio Paz hasta autoras de culto como Gabriela Rábago, cientos siguieron su ruta…

Pero en los últimos 50 años, desde el primer gran éxito de la novela El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien, las palabras “literatura fantástica” han sido secuestradas por los grandes consorcios editoriales, y reducidas: ahora nombran un “género” estrecho, son la descripción “estándar” de miles de obras más o menos homogéneas, escritas casi siempre en inglés y luego importadas aquí. Para muchos lectores, lo “fantástico” ya no se entiende como tal si no trae dragones, magos con gorros o varas, castillos medievales y otros accesorios semejantes, y no merece consideración si está escrito por alguien de entre nosotros. Y es una pena, porque aquellos autores del siglo XX, como muchos de hoy, deseaban usar la imaginación fantástica para reflexionar acerca de la realidad de muchas formas diferentes y no para contar siempre, más o menos, la misma historia, con la misma ideología y la misma visión de las cosas.

Por esta razón, muchos narradores interesados en estos asuntos están hoy (estamos) buscando otros nombres para esas historias. En el propio mundo de habla inglesa se habla de weird fiction, por ejemplo, y aquí de literatura de imaginación. En esencia es lo mismo: se trata de expresar ciertas experiencias humanas, sobre todo de nuestro interior —anhelos y temores, sueños y pesadillas— mediante imágenes en las que no creemos, para preguntarnos cómo definimos lo que es cierto, quién nos enseña a hacerlo, de qué otra forma imaginar, no sólo un mundo ficcional, sino la vida cotidiana. Cómo cambiar lo que algunos creen, porque les conviene, nuestro “destino fatal”, nuestra “condena” a los males que ya sabemos. m.

Estar en la Luna

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La imaginación en los negocios tiene que ver, primero que nada, con la capacidad de visualizar un futuro diferente, un atisbo de otra realidad. 

Steve Jobs inauguró la era de los teléfonos inteligentes con el iPhone.
Steve Jobs inauguró la era de los teléfonos inteligentes con el iPhone.

Creatividad, innovación e imaginación normalmente aparecen como sinónimos en las charlas de todos los días. Son ese tipo de palabras que, una vez de moda, comienzan a utilizarse impúdicamente: cuando innovar se convirtió en el término más sexy del medio empresarial, todo el mundo declaró su compromiso infatigable con la innovación, aunque fuera para trivialidades como refrescar su logotipo o automatizar un proceso productivo.

Innovar tiene que ver con la capacidad de hacer algo nuevo; la creatividad, con la capacidad de crear; y la imaginación, con fantasear, con visualizar nuevas posibilidades. Aunque parecidos, estos conceptos distan de ser la misma cosa; creo incluso que podríamos colocarlos en orden cronológico: cuando Steve Jobs pensó en el iPhone, se lo imaginó con un solo botón al frente (el famoso botón de home). Arengó a sus ingenieros y diseñadores hasta que le cumplieron el “capricho”, para lo que tuvieron que echar mano de toda su creatividad. Y cuando el iPhone fue lanzado al mercado, innovó de diferentes maneras: creó el segmento de las aplicaciones móviles (apps); inauguró la era de los teléfonos inteligentes, fue artífice del reinado de los dispositivos móviles y, a la postre, transformó nuestros hábitos de lectura, la forma en la que consumimos bienes y servicios y hasta cómo socializamos.

Todo empieza con una idea. A veces irrumpe súbitamente, entre sueños, o en la regadera... y no nos da descanso hasta que la ponemos en papel, como le pasó a García Márquez con las primeras líneas de Cien años de soledad. La imaginación en los negocios tiene que ver, primero que nada, con la capacidad de visualizar un futuro diferente, un atisbo de otra realidad. Ahí está el ejemplo de Jeff Bezos, fundador de Amazon, que en los albores de la internet imaginó una excentricidad: una librería virtual con el catálogo más amplio del mundo.

La imaginación también interviene al momento de elaborar o revisar la visión de la empresa. ¿Dónde se quiere estar en cinco, 10, 15 años? ¿Cuál será el modelo de negocio para ese entonces? ¿Cómo se comportará el mercado? Para llegar a las metas trazadas, el director general, nada menos que el estratega de la empresa, necesita también tener su dosis de ingenio. Así como el jugador de ajedrez o de go debe ser capaz de simular cada jugada por adelantado, el director general debe calcular cada decisión, a corto y largo plazos, pues un error grave podría costarle, no sólo su puesto, sino el de sus empleados.

Sin imaginación, quizá viviríamos muy atareados con el día a día, incapaces de cualquier ocurrencia que nos hiciera avanzar como civilización. Cuando John F. Kennedy habló de poner al primer hombre en la Luna, le dio a todo un país un propósito que cumplir, y las innovaciones tecnológicas que resultaron de ese esfuerzo hercúleo dieron lugar a varias aplicaciones médicas, científicas y comerciales —por ejemplo, el microchip—. Actualmente se habla de turismo espacial y de que nuestros hijos vivirán en Marte; esto es cosa que a mí, al menos, me maravilla, al mismo tiempo que me cuesta imaginarlo. m.

J. M. Coetzee: Literatura contra la brutalidad y la censura

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Ganador del Premio Nobel en 2003, el novelista sudafricano es una de las voces más atendibles contra los peligros que entraña lo que ha llamado “la pasión por silenciar”. En abril pasado, al recibir el doctorado Honoris Causa otorgado por el Sistema Universitario Jesuita, reflexionó acerca de algunos de los peores efectos de la censura, un mal que está lejos de desaparecer

J. M. Coetzee en la Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina, en 2013. Foto: Corbis
J. M. Coetzee en la Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina, en 2013. Foto: Corbis

En 1994, con la celebración de las elecciones que llevarían a Nelson Mandela a la presidencia, Sudáfrica presenciaba la culminación del desmantelamiento del apartheid, el régimen de segregación racial instaurado en 1948 que, al cabo de casi medio siglo, había conducido al país a una situación de aislamiento y repudio internacional y que sólo concluyó tras un prolongado movimiento nacional de protesta en el que la desesperación había ido intensificándose a la par que la represión brutal.

El novelista John Maxwell Coetzee recibió por entonces el mensaje de un investigador que había tenido acceso a los archivos —secretos hasta que el nuevo gobierno democrático decidió desclasificarlos— del Directorado de Publicaciones, la oficina de la censura en la Sudáfrica segregacionista. Le preguntaba si le interesaría echar un vistazo a los informes que se habían hecho de sus libros. Coetzee respondió que sí, y fue de ese modo como descubrió los modos en que los censores lo juzgaron, y también cómo esos censores eran conocidos suyos que tuvieron en sus manos, sin que él lo supiera, la suerte de su obra.

El pasado 6 de abril, en la conferencia que pronunció un día después de haber recibido el doctorado Honoris Causa otorgado por el Sistema Universitario Jesuita, en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, Coetzee revisó aquel episodio de su vida y aventuró una posibilidad de comprensión de los motivos que pudieron tener sus censores para ejercer como tales, en una irónica exploración de los efectos y alcances de la censura, tema que constituye una de sus preocupaciones centrales. “El espíritu de la censura dista mucho de estar muerto”, reflexionó hacia el final. “La mentalidad censora, al parecer, está profundamente arraigada en nosotros, son sólo sus objetivos los que cambian”.

 

Vida y obra

Nacido en Ciudad del Cabo en 1940, y criado en Worcester, una población cercana, Coetzee creció como un niño afrikáner cuya imaginación terminaría residiendo en la lengua inglesa. Enfrentada a la turbulenta realidad social sudafricana, su atención fue desde entonces aprovisionándose de las impresiones que habrían de resolverse años después en su obra: las vivencias de un mundo hostil que amargaba a su madre y a su padre lo tenía lleno de ira, que a sus compañeros de colegio los arrinconaba en el miedo o bien los orillaba a abrirse paso sometiendo a los otros; una niñez en la que los libros parecían resguardar el único atisbo de sentido para lo humano.

Luego de estudiar Inglés y Matemáticas en la Universidad de su ciudad natal, viajó a Londres a la edad de 22 años para trabajar como programador de computadoras en ibm. Como puede saberse a través de la lectura de Juventud—la segunda de las novelas que, con Infancia y Verano, están informadas por el recuerdo de su propia vida—, esa mudanza lo condujo a una existencia solitaria y llena de carencias en la que lo alentaba la determinación, o bien el sueño secreto e intimidante, de convertirse en poeta. En las horas muertas de su empleo desarrolló un programa computacional para el análisis de las obras de Samuel Beckett, trabajo gracias al cual, siete años después, llegó a obtener un doctorado en la Universidad de Texas en Austin.

Coetzee apartheid Niña blanca descansa en una banca en Johannesburgo, Sudáfrica. Hasta 1992, el apartheid fue el sistema de segregación racial en Sudáfrica. Consistía en la creación de lugares separados para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de la raza blanca para ejercer el voto y en la prohibición de los matrimonios, incluso las relaciones sexuales, entre blancos y negros. Foto: Peter Magubane

Se dedicó a la enseñanza de literatura en la Universidad de Nueva York, en Buffalo, de 1968 a 1971, y abandonó Estados Unidos cuando le fue denegada la residencia, entre otras razones, por su participación en manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Regresó entonces a Sudáfrica, para ocupar, desde entonces y hasta el año 2000, diversos puestos en la Universidad de Ciudad del Cabo, donde llegó a ser distinguido como profesor emérito. Entre 1984 y 2003 impartió clases en la Universidad Estatal de Nueva York, en la Universidad Johns Hopkins, en la Universidad de Harvard, en la Universidad de Stanford y en la Universidad de Chicago. Desde 2002 reside en la ciudad de Adelaida, en Australia, país cuya nacionalidad adoptó en 2006.

Coetzee publicó su primer libro en 1974, si bien lo había terminado desde 1968: Tierras de poniente, que contenía dos novelas breves: El Proyecto Vietnam y La narrativa de Jacobus Coetzee, en las que ya se advertía la implicación del autor en temas como el colonialismo y el imperialismo y sus funestas secuelas. Con el siguiente título, En medio de ninguna parte, obtuvo en 1977 el cna Prize, por entonces el galardón literario más importante de Sudáfrica, y ello facilitó de inmediato la proyección internacional de su obra: la novela, hecha ya a conciencia con la crueldad imperante en la realidad africana como materia prima, y urdida con una audacia formal que daba cuenta de un notable empeño estilístico, fue pronto reeditada en el Reino Unido y en Estados Unidos, y abrió camino a la recepción favorable que la crítica y el público dieron a Esperando a los bárbaros, de 1980, el opresivo relato de un Imperio que, movido por el temor ante una amenaza, se vuelca contra su propia población: la bestial metáfora de una Sudáfrica donde el racismo y el odio van borrando todo vestigio de razón y de compasión, en aras de una violencia que acaso no sea tan ciega como podría parecer. Seguiría, en 1983, Vida y época de Michael K., novela centrada en un hombre que debe viajar en busca de la supervivencia, con su madre enferma a cuestas. Se trata de un personaje que, al encarnar el colmo de la indefensión, la soledad y la incomprensión de la existencia, tal vez sea uno de los más altos emblemas que la narrativa contemporánea ha fraguado para representar a los millones de desheredados radicales del mundo.

Tras obtener, con esta novela, el Booker Prize en el Reino Unido, Coetzee publicó Foe (1986), una variación de Robinson Crusoe en la que el sudafricano hacía un singular homenaje a Daniel Defoe, uno de los autores que más lo han influido, y también proponía una parábola sobre el aislamiento extremo al que a menudo nos conduce nuestra incapacidad de comprender a los otros. Su siguiente novela, La edad de hierro (1990), vuelve a tener como trasfondo la dura realidad de la Sudáfrica racista, en una dimensión social que resulta más reconocible (y, por tanto, más inapelable) por cuanto está en función de las vidas de individuos que libran sus batallas íntimas contra la enfermedad, la soledad, la miseria, el rencor o el miedo. O la imposibilidad del amor, como ocurre con el protagonista de Desgracia (1999), la historia de un profesor que también deberá hacer frente a la vergüenza y la proscripción. (Antes, en 1994, Coetzee habrá hecho un paréntesis en el abordaje de estos temas para rendir tributo a otro de sus modelos, Dostoievski, en El maestro de Petersburgo.)

“Suministra los detalles y permite que los significados emerjan por sí solos”, se lee en una de las páginas que Coetzee escribió acerca de Elizabeth Costello, protagonista del libro epónimo, de 2003: se trata de la anciana novelista que concibió como una suerte de alter ego, una autora que se obstina, cada vez con menos fuerzas, en decir lo último que tiene que decir sobre la maldad, el arte y la vida, en alocuciones que es invitada a dar en círculos académicos y en las que su lamentable papel recuerda al del simio inteligente de un cuento de Kafka.

Coetzee ha desarrollado su producción literaria también en el horizonte del ensayo crítico, donde destacan títulos como Contra la censura (1996), una compilación de reflexiones acerca de lo que el autor llama “la pasión por silenciar”, tanto en los territorios del arte y la literatura como en los de la política, y Costas extrañas: Ensayos literarios 1986-1999 (2002), que reúne sus ensayos sobre los escritores y las obras que más lo han influido, entre ellos Jorge Luis Borges, Franz Kafka, Rainer Maria Rilke, Robert Musil, Salman Rushdie, Amos Oz, Nadine Gordimer, Naguib Mafouz y Doris Lessing. Los tres volúmenes de las memorias noveladas del sudafricano, Infancia, Juventud y Verano, aparecieron en 1997, 2002 y 2009, respectivamente.

Sus novelas Hombre lento (2005) y Diario de un mal año (2007) exploran los modos en que la adversidad puede encarnizarse contra los individuos, en la forma de la vejez y la cancelación del amor, y al igual que sucede en el conjunto de su obra, funcionan como alegorías en las que invariablemente tiene cabida una voluntad implacable de cuestionarse la marcha de la humanidad en vista de las configuraciones más atroces de las sociedades contemporáneas.

Coetzee Imagen de una represión policial en Durban, Sudáfrica, luego de que unas mujeres trabajadoras asaltaran y prendieran fuego a una cervecería en 1959, como protesta a unas acciones de la policía en contra de la elaboración de cerveza casera. Foto: AP

Cuando estaba por publicarse su novela más reciente, en 2013, el autor pidió a su editorial que la cubierta del libro fuera blanca, y que únicamente hasta el final de la lectura figurara el título. La editorial no accedió. Pero esa solicitud da una idea de lo que el novelista se proponía: que sus lectores, al cabo de recorrer esa historia urdida en torno a un hombre y un niño que arriban como inmigrantes a una realidad no menos ardua que aquella de la que salieron, obtuvieran un sentido inesperado y poderoso cifrado precisamente en el título: La infancia de Jesús.

Es difícil decidir si esta novela se propone ser una reinterpretación, o bien una mera elaboración imaginativa, de lo que ese título establece. Por una parte, en las vicisitudes que enfrentan ese hombre y ese niño, da la impresión de haber reminiscencias del horizonte evangélico —aunque es también difícil empeñarse en buscar correspondencias concretas—; por otra, los hechos tienen, de alguna manera, consistencia que parece milagrosa o sobrenatural. El protagonista, Simón, es un hombre avejentado, solitario y triste en la batalla contra su propia resignación. Ha debido hacerse cargo del niño, David, cuya mano de pronto se vio sujetando en el barco que los llevaba a esa tierra extraña: tiene que buscar a su madre. Y el mundo en el que se internan, absurdo pero paulatinamente comprensible —como el mundo en general—, parece detenido mientras ambos cumplen la enigmática misión a la que están destinados.

           

El Nobel a “la chispa divina”

J. M. Coetzee ganó el Premio Nobel de Literatura en 2003. Entre las razones aducidas por la Academia Sueca para elegirlo se puede leer: “Las novelas de J. M. Coetzee se caracterizan por su sólida estructura, la plenitud de sus diálogos y su brillantez analítica. Pero al mismo tiempo es un escéptico escrupuloso, implacable en su crítica del cruel racionalismo y la moral cosmética de la civilización occidental [...] El interés de Coetzee se enfoca principalmente en situaciones en las que la distinción entre lo que está bien y lo que está mal, aun cuando pueda ser clara como el cristal, puede verse que no sirve a ningún fin. Como el hombre que, en el famoso cuadro de Magritte, estudia su nuca en un espejo, en el momento decisivo los personajes de Coetzee se encuentran detrás de sí mismos, inmóviles, incapaces de tomar parte en sus propias acciones. Pero tal pasividad no es meramente la bruma oscura que devora la personalidad: es también el último recurso al alcance de los seres humanos que desafían un orden opresivo al presentarse como inaccesibles a las intenciones de ese orden. En la exploración de la debilidad y la derrota, Coetzee captura la chispa divina en el hombre”.

La obra de Coetzee consiste en una dilatada y lúcida reflexión acerca de algunos de los temas más apremiantes del mundo contemporáneo. Gestada desde una infancia difícil, marcada por la sociedad violenta y violentada por el apartheid, esa obra es en gran medida testimonio de la atención que su autor ha puesto en los modos en que el ser humano es orillado por la historia reciente a enfrentar las condiciones más extremosas de su naturaleza, y también es una profunda indagación acerca de las posibilidades de esperanza y redención a las que aún le es dado aspirar.

 

Denuncia y esperanza

El amplio elenco de los personajes de Coetzee —incluido él mismo— y las circunstancias en que los ha hecho vivir constituyen uno de los acontecimientos más significativos de la literatura del último medio siglo: por una parte, debido a que se trata de una empresa creadora cuya valía artística radica en la poderosa fe que el autor tiene en la narración de historias como uno de los mejores modos a nuestro alcance para respondernos las preguntas fundamentales, y también por las vías inéditas que ha descubierto y aprovechado como un creador a la vez revolucionario y deudor de la tradición de la que procede, lo que resulta en libros de incuestionables originalidad y vigor poético. Por otro lado, a causa de que es una obra cuyas preocupaciones centrales, y la responsabilidad que ha conllevado hacerse cargo de ellas, constan como pruebas de que la literatura es un medio óptimo para confrontar la realidad, reconocernos como participantes en su configuración y alertarnos contra las consecuencias peores que implica nuestra indiferencia.

Las preocupaciones éticas y políticas que permean la obra del sudafricano surgen de la constatación de un mundo en el que la injusticia, la barbarie, el egoísmo y la consideración a priori del Otro como enemigo, llevan a los individuos y a las colectividades a una confrontación consigo mismos en la lucha por la supervivencia, pero también a una necesidad imperiosa de encontrar un sentido a la existencia. Y la lectura de esa obra —que no puede ser sino una lectura perturbadora y conmocionada, decisiva como experiencia de conocimiento y de efectos perdurables en la memoria y la comprensión de quienes transitan por ella— es, con toda seguridad, una de las vías óptimas para encontrar ese sentido, y con él la esperanza, y con esa esperanza la confianza refrendada en el ser humano y en la posibilidad de su salvación.

Entre las razones que se tomaron en cuenta para otorgarle el Doctorado Honoris Causa en abril pasado, destaca el hecho de que la obra del escritor sudafricano propicia, en su conjunto y en sus partes, una reflexión sostenida sobre algunos de los temas más importantes que orientan la acción social del Sistema de Universidades Jesuitas y de la Compañía de Jesús: la búsqueda de la libertad y de la justicia en un mundo agobiado por la violencia y la inequidad. Al constituir una constante denuncia de las consecuencias más terribles de los modos históricos en que las diversas formas de dominación que rigen en las sociedades contemporáneas se abocan a la imposición del odio, la exclusión, la rapacidad, el consumismo desaforado y la exacerbación del individualismo y del relativismo más pernicioso, esta obra ejerce una crítica necesarísima que persigue la transformación de las condiciones de vida de quienes llevan la peor parte en tiempos de guerra, miseria, ignorancia, soledad, incomprensión y dolor.

Coetzee premio Nobel El 10 de diciembre de 2003 J. M. Coetzee recibió el Premio Nobel de Literatura de manos del rey Carl Gustaf, de Suecia. Foto: AFP

Contra la censura, la libertad del arte

Al rememorar su descubrimiento, en 1994, de los juicios que sus censores habían hecho de sus libros, Coetzee precisó que, si mereció el indulto para que esos libros pudieran circular libremente, fue debido a que sus vigilantes consideraron, no sólo que no eran “indeseables” —es decir: no atentaban contra el orden establecido por el régimen de Pretoria—, sino que además eran literatura cuyo público no podría pasar de ser una minoría culta y refinada. “¿Por qué yo en particular califiqué para ese tratamiento especial? Creo que hubo tres razones. Uno: era blanco y un afrikáner; aun cuando no fuera un afrikáner pura sangre, pertenecía al pueblo. Ningún escritor de color podría haber esperado el trato empático que yo recibí. Dos: provenía de la misma clase y el mismo estrato social que mis censores, a saber, la intelligentsia de la clase media. Tres: no era un escritor popular. Como reiteran en sus reportes, mis libros no eran para el consumo masivo”. Los censores, aventuró en su conferencia, debieron de haber pensado que estaban protegiéndolo, y con él a la literatura. “He llegado a ver al censor, no sólo como el enemigo, tal y como lo veía en mi juventud, sino como una figura compleja, ridiculizada y despreciada por las personas a las que, detrás del telón, alguna vez ha intentado ayudar”.

Pero este afán de comprensión, a decir de Coetzee, es lo que la censura puede llegar a hacerle a la psique. No hay que olvidar que la represión es únicamente eso, cualesquiera que sean los fines a los que sirva. Ni tampoco lo que él mismo ha tenido ocasión de corroborar, dadas las repercusiones que han alcanzado por todo el mundo aquellos libros suyos a los que los censores les perdonaron la vida: “Los libros, las obras de arte en general, afectan el curso de la Historia en maneras múltiples, sutiles y habitualmente indirectas. Toma tiempo, en ocasiones mucho tiempo, para que su influencia se revele”. Pero sucede, inevitablemente. m.

Braille, el mundo en las manos

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El contacto de muchas personas ciegas con el sistema braille de lecto-escritura representa un acceso decisivo al conocimiento y a su desempeño en sociedad. Falta trabajar para que este sistema tenga mayores alcances. Pero el ejemplo de sus virtudes lo ponen los profesores y los alumnos que, sirviéndose del tacto, están abriéndose camino y abriéndolo también para otras personas en circunstancias parecidas a las suyas 

“Sentir que lo que uno está palpando llega al cerebro es muy fuerte”, dice el profesor Anguiano. Fotos: Lalis Jiménez
“Sentir que lo que uno está palpando llega al cerebro es muy fuerte”, dice el profesor Anguiano. Fotos: Lalis Jiménez

Ana Isabel no quería salir de su casa. Prefería estar encerrada en su recámara. No era la crisis de la adolescencia: lloraba y pasaba los días sin saber qué sucedería con su vida después de haber perdido la vista cuando estudiaba la secundaria. Sus papás, preocupados, hicieron lo que cualquier padre haría al ver a su hija en ese estado anímico: buscaron ayuda. Así llegaron al profesor Sebastián Anguiano, quien, con la voz grave que contrasta con su cálido trato, habló con Ana Isabel. Le explicó que, gracias al sistema de lecto-escritura braille, sus manos podrían guiarla por los libros, que sus dedos podrían descubrir lo que ella esperaba conocer en la escuela antes de recibir su diagnóstico. Fue entonces que Ana Isabel dejó de llorar y comenzó a aprender. Desafió sus miedos y empezó a desplazarse con bastón. Comprendió que a partir de la retinosis pigmentaria su vida tendría otro ritmo, pero eso no la detendría.

“Aquí nada más aprendió el braille y haga de cuenta que le dieron alas mágicas para volar por todo el conocimiento”, recuerda el profesor Anguiano en el salón donde imparte clases en braille y repara bastones en la Organización de Invidentes Unidos de Jalisco. Un sitio que por el sonido del martillo parece taller, pero con las carcajadas es un salón de fiestas y con los silencios es como un consultorio de terapia psicológica.

Sebastián Anguiano Profesor Sebastián Anguiano

“Pensaba que no iba a poder con la secundaria porque se ‘ocupaba’ la vista”, confiesa Ana Isabel. El profesor Anguiano le enseñó que la vida seguía. Agradecida como otros alumnos más, Ana Isabel enfrentó sus miedos y aprendió a leer de nuevo.

Con 75 años de edad, el profesor Sebastián Anguiano ha enseñado desde hace más de cuatro décadas, el sistema braille. Fue el primer profesor ciego en dar clases a nivel secundaria en Jalisco. Luego prepararía a estudiantes que también harían historia, como Arturo Paz, el primer profesor ciego a nivel bachillerato de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Como Ana Isabel, que aprendió braille y gracias a ello terminó la secundaria y la preparatoria, por el taller del profesor Sebastián han pasado muchas más personas, todas con diferentes grados de tristeza y depresión. Hubo quienes llegaron ahí después de intentar suicidarse. Por esas fechas lo mismo ocurrió con Salma, una adolescente que también se aisló en su casa y que apenas comía. Tal y como ocurrió con Ana Isabel, el braille también fue el camino para que Salma descubriera que podría continuar aprendiendo.

El campo de este aprendizaje en México es muy distinto de los de otros países, como España, donde existe la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), una de las agrupaciones más grandes de ciegos en el mundo, que ofrece servicios como un amplio catálogo tiflológico que incluye desde material educativo, como lupas electrónicas, hasta aparatos que describen los colores de las prendas de vestir; aquí, en cambio, aunque existe ese material, sus costos lo ponen fuera del alcance de muchas personas.

Ana Isabel Plascencia Ana Isabel Plascencia

Armado de ingenio, el profesor Anguiano ha encontrado cómo enseñar braille. Un puñado de tachuelas brillantes y una tabla de madera le bastaron para crear un abecedario: una tabla que es tocada cientos de veces hasta que las personas comprenden qué es el braille y cómo se lee.

“Sentir que lo que uno está palpando llega al cerebro es algo muy fuerte”, comparte el profesor. La afirmación es el punto de partida para explicar qué es y cómo funciona este sistema creado por el francés Louis Braille en el siglo XVIII. Braille perfeccionó un código usado en la guerra, que permitía a los soldados comunicarse en la oscuridad, y que tiempo después serviría para que las personas ciegas leyeran sin necesidad de la tinta.

El braille es un sistema de seis puntos marcados para ser sentidos con las yemas de los dedos. Permite 64 combinaciones diferentes que representan las letras del alfabeto, los números y los signos de puntuación. No se trata de que se formen las siluetas de las letras o los números con los puntos, sino que éstos están dispuestos en celdas de seis: dependiendo de los que estén marcados, se reconoce de qué letra, número o signo se trata. Para escribirlo debe hacerse de derecha a izquierda para poder leer en el sentido contrario. De acuerdo con el idioma, también hay diferencias. Por ejemplo, en el español añadieron la ñ, que sería la letra k invertida.

El escritorio del profesor Anguiano tiene varios cajones que contienen más bastones, regletas y punzones, herramientas útiles para escribir el braille a mano. Lo que busque, él lo identifica con rapidez. Sus alumnos escuchan sus anécdotas, reciben lecciones acerca de por qué escribir en braille es importante. Es un maestro que cuida la ortografía, que se altera cuando lee clavícula con b.

sistema braille

La conciencia de esa importancia permeó en Ana Isabel, que está entusiasmada porque continuará con sus estudios de licenciatura. Aún no sabe qué estudiar, pero habla con pasión del deporte: ahora juega golbol, adaptación del futbol que se practica con un balón con cascabeles para poder detectar su trayectoria y anotar gol. Quizá sea deportista paralímpica, quizá psicóloga, tal vez maestra, no lo sabe. Ahora descubre el mundo gracias al bastón y al braille, gracias a que el profesor Anguiano le explicó que es mejor “tentar que ver”.

El braille ha salvado, literalmente, también al profesor Sebastián. El día que lo asaltaron, llevaba en el bolsillo superior de su saco una regleta de aluminio que sirve como guía para escribir el braille. Lo amenazaron con una navaja. Como él sabía que tenía la regleta, y que la navaja no la atravesaría, con confianza le soltó un golpe al ladrón.

 

La computadora parlante

El aprendizaje del uso de la computadora permite que las personas ciegas lean y escriban por medio de lectores de pantallas que les leen los archivos y les describen las acciones del equipo. Con un clic también se acercan al conocimiento.

La velocidad de la voz de la computadora del maestro René Magallanes abruma: es como una cascada de palabras pronunciadas con acelerador. Es el reproductor de voz que lo orienta. Mediante comandos, él se desplaza sin necesidad de usar un mouse.

sistema braille

“Depende mucho de la información que se tenga sobre el braille y las tecnologías; va a depender mucho de quien capacite”, afirma el profesor Magallanes, y luego explica que suele haber capacitadores que dicen que no es necesario aprender braille y que basta con la computación. “Para mí es muy importante que aprendan braille, porque vas a ver la lecto-escritura y vas aprender ortografía”, dice.

En el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Jalisco (DIF) se enseña tanto braille como computación. Ahí se ofrecen tres tipos de rehabilitación: la física, que incluye orientación y movilidad —como el uso de bastón para desplazarse en la calle—; la psicológica, donde se acompaña a las personas en el proceso de aceptación de la discapacidad; y la capacitación, por ejemplo, con el aprendizaje de computación, que proporciona herramientas para estudiar y trabajar.

Este docente reconoce que algunos alumnos que recién afrontan la discapacidad, suelen mostrar desidia para leer braille porque es un proceso más lento que el de la lectura visual, además de que la escasez de literatura en braille es un obstáculo para adquirir este hábito.

Sebastián Anguiano

“Promovemos el sistema braille en todos los sentidos: tenemos impresiones en braille, tratamos de que todos los adultos que vienen aquí con discapacidad aprendan braille, aunque no todos pueden aprenderlo”, explica. Hay casos de personas con ceguera causada por la diabetes, lo que provoca problemas de sensibilidad en las yemas y ocasiona dificultades para leer el braille. Entre los alumnos del profesor, Efrén y Adrián son ciegos a causa de la diabetes.

Adrián perdió la vista hace cuatro años. Es un joven que en su mochila lleva su regleta y su punzón. Ahora lee el libro El Señor de los anillos, que le imprimió el profesor Magallanes. El primer tomo tiene mil páginas en braille; Adrián apenas lleva 200. Otra alumna, Ana, desde los quince años comenzó a perder la vista gradualmente a causa de la retinitis pigmentaria, una enfermedad crónica. Ella aprendió braille y ahora practica computación adaptada. Aún tiene un poco de visión, pero se prepara para cuando deje de ver.

El tocayo del profesor Magallanes, el alumno René, perdió la vista como resultado de una riña callejera en 2003. “Me pidieron dinero y, como no les quise dar, me esculcaron; llegó uno con el afán de separarnos y nada más a mí me agarró”, recuerda. A los tres meses, “de repente se me apagó la luz”.

“Por los golpes que me dieron en la nuca, se me desgarraron los nervios internos. La información que el ojo ve la manda al cerebro, pero si ese cable está roto, aunque parezca que sí ve, no hay nada de visión”: eso le explicaron sobre su lesión. Por más de diez años, René estuvo buscando apoyo, y apenas el año pasado comenzó sus clases de braille. Para encontrar un lugar donde aprender debió ir a muchos lados, incluso fue al Palacio de Gobierno, desde donde finalmente lo canalizaron al DIF.

Su profesor lamenta que haya poca información acerca de adónde acudir a rehabilitación por medio del aprendizaje de braille y computación. Antes de la ceguera, René había dejado de estudiar; ahora cursa la preparatoria, hace trapeadores en la organización de ciegos, practica futbol adaptado. En una frase resume lo que hace: “Trato de salir adelante como se pueda”.

sistema braille A la izquierda, una plantilla para escribir en braille. A la derecha, el señor Francisco, colaborador del profesor Sebastián.

“Cada caso es distinto”: es una premisa del profesor Magallanes, quien aprendió braille desde niño en el Instituto de Capacitación para el Niño Ciego y Sordo. Algunos alumnos se desesperan, pero es cuando el maestro les enseña que todo es posible. La idea “Yo antes leía con la vista, ahora voy a leer con las manos” parece compleja, pero es un proceso que avanza cuando la persona asume que su ceguera es una particularidad, como tener determinado color de piel.

Para el profesor Magallanes, el braille no debe excluir la tecnología. Así como las personas sin discapacidad prefieren cada vez más el uso de los teléfonos celulares para grabar sus mensajes, antes que tomar el lápiz y el papel, lo mismo ocurre con las personas ciegas. “No estamos los ciegos obligados a usar braille todo el tiempo. No soy cantante por ser ciego”, aclara el profesor.

En el aula donde imparte clases el profesor Magallanes también imprimen materiales en braille, como menúes de restaurantes y tarjetas de presentación. Ahí hicieron la señalética usada en los Juegos Parapanamericanos de 2011. Otros sitios donde las personas ciegas de Jalisco pueden imprimir son la Tifloteca de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa) y en el dif Tlaquepaque. En estos espacios, la impresión es gratuita y la persona sólo debe llevar el papel para imprimir.

La impresión en braille tiene como desventaja el hecho de que se requiere cuatro veces más papel que el necesario para imprimir el equivalente de una página en tinta, además de que el grosor y el peso del papel son mayores. Sin embargo, en el mundo digital también hay barreras para los ciegos, como la publicación de fotografías sin descripción, los sitios realizados en Flash o la generación de captchas que piden introducir un número a partir de una imagen.

Adrián Padilla y René Ríos Adrían Padilla (izq.) y René Ríos Esquivel

Tiflolibros

La publicación, la edición y la distribución del braille son procesos complicados. Por eso, todos los días, a través de la virtualidad, ciegos de México, Venezuela, Colombia, Honduras, El Salvador, España, Panamá y otros países acceden a la primera biblioteca digital para débiles visuales de habla hispana: Tiflolibros. El nombre hace referencia a la isla griega adonde, según la mitología, eran desterrados todos aquellos con problemas visuales.

En lugar de ser un destierro, Tiflolibros une mediante el conocimiento, porque ofrece libros en formato de texto digital, que luego pueden ser leídos en programas parlantes, así como libros en braille y audiolibros. Los 7 mil usuarios de 46 países de esta biblioteca pueden acceder a casi 50 mil libros en forma gratuita. Para inscribirse deben enviar un certificado que avale que tienen alguna discapacidad visual.

En 2015, este proyecto recibió el premio Vidanta que entrega la Organización de Estados Americanos (OEA), y consiste en una biblioteca creada en 1999 por estudiantes en Buenos Aires, Argentina, que comenzaron a reunir libros para compartir los archivos digitales.

Empezaron solicitando a las editoriales, pero también directamente a autores como Mario Benedetti y Eduardo Galeano, sus libros en formato de texto, para leerlos por medio de lectores de pantalla. Hicieron lo mismo con la obra de Jorge Luis Borges, quien al final de sus días quedó ciego; pero, paradójicamente, con quien tuvieron más dificultades fue con María Kodama, viuda y heredera del escritor, que sólo después de consultar con sus abogados facilitó los textos en formato accesible.

Una de esas personas que buscaron a las editoriales y a los escritores fue Pablo Lecuona, quien años más tarde sería uno de los principales impulsores del Tratado de Marrakech, por el cual se liberaron miles de libros para que los ciegos accedieran a ellos.

Ana Sandoval Ana Sandoval

Un tratado por la lectura

Un grupo de integrantes de la Unión Mundial de Ciegos encadenó libros: atándolos se buscaba hacer ver lo que pasa cuando las obras no son accesibles ni en braille ni en formato de texto para leerlas en computadora. Del millón de libros publicados cada año, apenas cinco por ciento está en formatos accesibles, según la Unión Mundial de Ciegos.

El acceso al material impreso estaba afectado por el entorno internacional de derechos de autor. En medio de las negociaciones, con esta protesta se exigía que se aprobara el Tratado de Marrakech. El cantante ciego Stevie Wonder fue uno de los principales impulsores de este tratado, aprobado el 27 de junio de 2013, y entre las razones para que fuera aceptado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés) estuvieron los derechos a la no discriminación, a la igualdad y a la accesibilidad, proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

sistema braille

A partir de este tratado se autorizó la reproducción de la obra de forma accesible. Por ejemplo: si un libro fue impreso en tinta, podrá realizarse un ejemplar en formato accesible sin enfrentarse a problemas legales, siempre y cuando la obra sólo sea distribuida a personas con discapacidad visual y no se lucre con ella.

Hasta el momento, 16 países lo han ratificado, entre ellos Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Perú, El Salvador y México. Faltan cuatro países más para que entre en vigor; Honduras, Panamá y Guatemala ya lo aprobaron en sus parlamentos. En México, en diciembre de 2015 se adicionó al artículo 148 de la Ley Federaldel Derecho de Autor una fracción que permite la reproducción de obras artísticas y literarias sin fines de lucro para personas con discapacidad; queda generar los mecanismos para promover la producción local de materiales accesibles y proporcionar acceso a libros producidos en otros lugares.

sistema braille

El libro en braille  en las escuelas

Desde 1966, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) produce libros en braille y en macrotipo, es decir, con diseño y letras en un formato más grande que lo habitual. Fue hasta 2013 que se imprimieron los primeros libros en braille para secundaria.

Esta comisión cuenta con impresoras especializadas para producir cien libros accesibles al día. En el proceso de producción de más de 30 mil libros en braille participan personas con discapacidad y, como señala el titular de la Conaliteg, Joaquín Díez Canedo, el ciclo de producción debe terminarse antes de que empiece cada ciclo escolar.

Sin embargo, aun cuando los libros de texto gratuito son traducidos al braille, la falta de volúmenes accesibles (no sólo de la Secretaría de Educación Pública) hace que los niños ciegos estén en desventaja por no tener material para estudiar. Otro ejemplo es que las máquinas Perkins, necesarias para la escritura del braille, suelen tener costos tan altos que las convierten en productos restrictivos para muchos de los niños ciegos de escuelas públicas.

sistema braille

La Conaliteg entrega los libros a los almacenes de cada estado del país. No obstante, el titular reconoce que falta un censo exacto de cuántos niños con discapacidad hay en el sistema educativo, lo que genera que no siempre lleguen los ejemplares necesarios.

En 2015, la Conaliteg publicó El ratón que vuela, del escritor chiapaneco Eraclio Zepeda. La historia narra las dificultades que tiene un murciélago que es discriminado por otros animales por  dos razones: su debilidad visual y su parecido con un ratón. El libro fue obsequiado a cambio de que los usuarios compartieran con otras personas su opinión acerca de los libros en braille.

El material fue presentado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL), que recientemente abrió una sección incluyente. En 2013, por primera vez se puso en funcionamiento un stand de libros en braille, que el año pasado estuvo atendido por Valeria Guzmán, persona con discapacidad visual y promotora cultural.

Aprender braille para enseñar

El profesor Ignacio Velasco, que imparte clases de matemáticas en la secundaria mixta número 8, en el barrio San Andrés de Guadalajara, es de los pocos a nivel secundaria que saben leer y escribir en braille en una escuela donde hay adolescentes con y sin discapacidad. Es un profesor de matemáticas que, ante el desafío de atender a su primera alumna con sordoceguera, Neydi Rendón, decidió buscar herramientas para enseñarle.

Una pregunta lo motivó a aprender a leer con este sistema de lecto-escritura: “¿Cómo le voy hacer para que ella se lleve el conocimiento?”. Un día, su mamá, revisando un periódico religioso, vio un mensaje que sabía que le interesaría: “Clases en braille para catequistas”. No era la intención de Velasco enseñar los diez mandamientos a los niños, pero se animó a sumarse al grupo para aprender braille.

A partir de ahí, y desde hace 17 años, ha enseñado a más de treinta alumnos con discapacidad visual, la mayoría de ellos egresados del Instituto de Capacitación para el Niño Ciego y Sordo. El profesor Velasco confirma el desafío de enseñar en braille. Por ejemplo, mientras que un libro para un estudiante sin discapacidad tiene 300 páginas, para un alumno ciego se convierte en 12 tomos.

sistema braille Adrián, Efrén Sandoval, Ana, René y René Magallanes

Con mica autoadherible, papel, regleta y punzón, produce material en braille. Al inicio usaba pintura plástica para marcar los puntos. El profesor adapta material para que, por medio del tacto, los alumnos también adquieran los conocimientos. Así enseña el teorema de Pitágoras y las ecuaciones.

La molestia del profesor Velasco es que, incluso cuando llegan a terminar la secundaria, los jóvenes ciegos se enfrentan a distintas barreras estructurales, como la falta de exámenes en braille para los niveles de bachillerato y licenciatura, además de que nunca falta quien considere que no necesitan seguir aprendiendo.

Este profesor les envía un mensaje a sus colegas: “Que no les cierren la puerta del conocimiento: si le cierran la puerta del conocimiento, es muy probable que un joven que no recibe un apoyo —es casi seguro—, termine en una esquina, en un mercado, tocando guitarra, pidiendo dinero para poder sobrevivir”. m.

Profesor René Magallanes Profesor René Magallanes 

Para saber más

::Tratado de Marrakech en español.

:: Documento de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y de la Unión Mundial de Ciegos acerca de la problemática para acceder a los libros.

::Biblioteca Tiflolibros.

::Tiflolibros en Facebook.

::Biblioteca de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE).

::Discurso de Stevie Wonder el día que fue aprobado el Tratado de Marrakech.

::Historia de Louis Braille (material de la Organización Nacional de Ciegos de España).

:: Organización de Invidentes Unidos de Jalisco. Belén 457, centro, Guadalajara. Teléfono: 3614-1980

:: DIF Jalisco. Alcalde 1831, Guadalajara. Teléfono: 3030-4770. Horario de atención: de 7:00 a 20:00 horas, de lunes a viernes.

“Los derechos de la mujer no son prioridad del gobierno”

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¿Cómo está percibiéndose la violencia cotidiana y cada vez más grave contra las mujeres en México? A partir de tres casos recientes, Julia Monárrez Fragoso, especialista en el tema, señala los modos en que la discriminación está introyectada en nuestra cultura y cómo el Estado tiende a normalizarla

Foto: Procesofoto
Foto: Procesofoto

En México, el sistema de justicia colapsó. La violencia se ha extendido y la vida de las personas, mujeres y hombres, no se valora. Sin embargo, en el caso de las mujeres es más grave porque el Estado, lejos de atender la situación, normaliza la violencia de género y, para los distintos ámbitos de gobierno, el asunto de los derechos de ellas no es prioritario. Ésta es la perspectiva de la doctora Julia Monárrez Fragoso, investigadora en El Colegio de la Frontera Norte y especialista en el tema. Pese a esta compleja situación, afirma, también hay avances y logros importantes impulsados desde la sociedad civil, en especial por grupos feministas.         

En fechas recientes, tres casos se han hecho públicos para mostrar la vulnerabilidad de las mujeres y las percepciones sociales con respecto a la violencia de género: el ataque a una periodista en la Ciudad de México, la difusión de un videoclip que muestra un feminicidio y la violación múltiple a una joven en Veracruz.

La especialista en feminicidio, violencia contra las mujeres e inseguridad ciudadana afirma, desde su oficina en Ciudad Juárez, Chihuahua, que no es solamente un asunto de las autoridades gubernamentales, sino que la discriminación contra las mujeres está presente en los más diversos ámbitos de nuestra cultura, incluidas las instituciones educativas y religiosas.

violencia de género Estudiantes durante un performance para manifestarse en contra del abuso sexual y los feminicidios en Ecatepec, Estado de México, en noviembre de 2013. Foto: Reuters

Los casos de violencia de género que se dan a conocer se multiplican. ¿Se ha agravado el problema, o es que ahora los casos son más visibles?

La violencia contra la mujer es uno de los problemas sociales que han existido desde tiempos remotos. Y son los movimientos de mujeres los que los han hecho visibles. De hecho, el movimiento de mujeres y el movimiento feminista dicen que la violencia contra la mujer es un continuo que abarca lo emocional, lo psicológico, lo físico, lo sexual, lo económico. Hay varias manifestaciones de esto: el insulto, los albures, el incesto que se sufre en los hogares, los golpes, la forma en que son tratadas las mujeres en los espacios privados y en los espacios públicos, la forma en que las mujeres son discriminadas, humilladas, vejadas también por las instituciones educativas, por las instituciones religiosas, las instituciones políticas. Todo eso es un continuo de violencia contra la mujer que está sustentada en una discriminación de género que no permite que las mujeres tengan igualdad de condición frente a los hombres.

Si ha sido un continuo, ¿lo que estamos viendo sería una exposición más clara de un problema constante?

Sí, y tiene que ver también con las nuevas modalidades de la forma en que se ejerce la violencia y con el momento histórico que vive nuestra sociedad. En México estamos expuestos, en mayor o menor medida, a una violencia que maltrata tanto a hombres como a mujeres. Lo vemos en la desaparición forzada, en lo que malamente se llama la “ejecución”, en el homicidio y en el feminicidio. Sin embargo, las nuevas redes de comunicación y las nuevas tecnologías permiten hacer visible claramente a quien ha sido víctima de una violencia. Esto nos expone a una problemática que antes quedaba oculta o que se quedaba sólo entre las paredes del hogar.

¿Ayuda esta exposición pública?

Sí, ha logrado que tomen conciencia las mujeres y algunos grupos de hombres que están en favor de los derechos de las mujeres. Sin embargo, si no hay una aplicación de la ley ese proceso queda inconcluso, porque la aplicación de la ley es sentar pedagogías que digan: “No te voy a permitir que hagas esto porque hay derechos de las mujeres que no se deben trasgredir y tú estás trasgrediendo”.

violencia de género En Ciudad Juárez, urbe con un largo historial de feminicidios, un hombre mira en un almacén abandonado el retrato de una joven desaparecida, mismo que lleva impreso en una lona en su espalda. Foto: Reuters

Pero eso no ocurre...

En México vivimos en un sistema de impunidad y de corrupción. El sistema de justicia en nuestra sociedad mexicana está colapsado, en este sistema no hay justicia. Lo que les pasa a las mujeres se ve como parte de la naturaleza. Cuando se expone un caso de violencia hay muchos hombres que contestan: “Pues ella se lo buscó porque estaba vestida de esa manera”, o “Para qué hacen tanto borlote, si bien que les gusta”. Todo esto es parte de una naturalización que el gobierno, en sus ámbitos municipal, estatal y federal, permite. Y lo permite al no sancionar a los agresores. Lo que hemos visto en México son casos en los que las autoridades omisas protegen a los hombres con poder.

 

Daphne

Eso fue lo que ocurrió en Veracruz. El señor Javier Fernández denunció que en enero de 2015 su hija adolescente, Daphne, fue violada por un grupo de cuatro jóvenes a quienes se conoce como Los Porkys. Los muchachos son hijos de prominentes empresarios de ese estado. En mayo del año pasado, el padre de familia denunció el ataque, pero no tuvo respuesta de las autoridades. Por esa razón, decidió hacerlo público en marzo de 2016. A partir de entonces, el caso fue retomado por las autoridades. Pese a ello, organizaciones sociales señalan que la autoridad ha sido omisa y con ello ha protegido a los presuntos violadores. Cuando, finalmente, el Ministerio Público giró las órdenes de aprehensión, el 10 de abril pasado, Los Porkys habían huido.            

Éste es uno de muchos casos pendientes que hay que atender en el país. Julia Monárrez insiste en que, diariamente, miles de actos de violencia contra las mujeres quedan impunes.

¿El caso de Daphne muestra esa falta de voluntad del gobierno por hacer justicia?

No hay falta de voluntad, sino que la voluntad política es no hacer justicia. Deberíamos cambiar la expresión; no es falta de voluntad, es: “Mi voluntad es que no te voy a hacer justicia”. Esto sucede a lo largo y a lo ancho del país. Hay casos paradigmáticos, como éste, porque salen a la luz y son del dominio público, pero la mayoría no sale. Es como el video de la tortura a una mujer que acabamos de ver. Cuando Juan N. Méndez, el relator especial de la ONU contra la tortura, le dice al gobierno que en México se utiliza la tortura como una forma de interrogatorio, el gobierno responde que no. Pero claro que sí, la tortura es una forma extendida, y se utiliza tanto en mujeres como en hombres pero, en el caso de las mujeres, éstas son violentadas sexualmente.

violencia de género La fundación Raúl Murrieta realizó en 2012, en la colonia Cerro Gordo de Ecatepec, Estado de México, la exposición Dándole rostro a las víctimas en Ecatepec. La muestra consistía en la instalación de retratos gigantes de mujeres víctimas de violencia en la fachada de las casas y en los muros de la colonia. Foto: Reuters

En el grupo de torturadores había mujeres.

Sí. ¿Qué pasa aquí? Hay dos grupos de torturadores, uno es el de los y las agentes del Estado; y el otro son las mafias del crimen organizado. Ambos tienen una ideología patriarcal. La milicia, la Marina y la policía federal son instituciones patriarcales donde dominan la violencia y el machismo, de manera que las mujeres que entran ahí también comparten esa cultura, porque tienen un puesto subordinado o porque quieren ser iguales que los hombres y tienen que mostrar que son más valientes que ellos y que pueden aplicar mejor la tortura que ellos. Finalmente, se adhieren a ese sistema de violencia machista. 

Cada vez tenemos más instituciones, leyes, funcionarios, programas y centros de atención dedicados a la mujer… ¿Han servido para aligerar el problema?

Si bien hay una Ley General de Acceso a las Mujeres para una Vida Libre de Violencia, que fue impulsada por las feministas en 2007, para que sea aplicada son necesarios recursos humanos y recursos materiales. Ahí es donde encontramos los problemas. Por ejemplo, aquí en Chihuahua y en Monterrey, los centros de justicia que se han establecido carecen de muchos recursos para que las mujeres puedan acceder a la justicia. Pero, además, la justicia no es sólo la reparación del daño, sino que es necesario establecer una justicia pública, que la sociedad se entere de que se han violentado los derechos de unas personas y que eso no se permite. Otro de los problemas es que los derechos humanos de las mujeres y la vida libre de violencia no son asuntos prioritarios para los gobiernos.

Y parece que tampoco el de los derechos humanos en general.

En México no hay una valoración de la vida de los seres humanos. La vida no importa: ni la de las mujeres ni la de los hombres. Si no, no tendríamos el gran número de personas asesinadas. Sin embargo, aunque veamos que sus vidas son catalogadas como que no tienen ningún valor, los agresores de los hombres mayoritariamente son los hombres, y los agresores de las mujeres mayoritariamente son también los hombres. Si bien podemos ver violencias iguales, éstas no son necesariamente idénticas, siempre hay este componente de género hacia las mujeres y esta discriminación por parte de los hombres.

violencia de género El 24 de abril de este año se realizaron diferentes movilizaciones en varias ciudades del país para protestar contra las violencias machistas. En la imagen, un aspecto de la movilización en Guadalajara. Foto: C.Andrea Osuna/ Facebook

Andrea

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. La periodista estadunidense Andrea Noel camina por una calle de la colonia Condesa en la Ciudad de México. Lleva un vestido rosa. Una cámara de seguridad registra cuando un hombre se le acerca por detrás, le levanta la falda y baja su ropa interior. La mujer cae al suelo. El joven huye corriendo. Tras el ataque, Andrea denuncia el hecho en su página de Facebook y el video corre por las redes sociales. Ahí vuelve a ser agredida. “Ojalá te hubieran violado, puta de mierda”, dice un anónimo. Otro se alegra también por el ataque: “Qué bueno, eso le pasa por puta y por andar usando minifalda”.

Las mujeres no solamente son víctimas en el momento de ser agredidas. Cuando denuncian los ataques, suelen ser victimizadas nuevamente, afirma Julia Monárrez Fragoso, autora de diversas investigaciones, entre ellas “Feminicidio sexual sistémico: víctimas y familiares, Ciudad Juárez 1993-2000”.

¿Cómo se pueden reparar los daños causados por la violencia de género?

Las víctimas necesitan una reparación moral, social, pública y también económica del daño, porque la violencia deja secuelas en las personas, como falta de sueño o incapacidad para trabajar. Tenemos grupos de mujeres feministas y grupos de derechos humanos que hacen esas peticiones y las sacan del contexto nacional, para llevarlas al internacional, porque aquí esas voces no se escuchan. Frente a un gobierno que se colapsa y que tiene excepcionalidad en algunas regiones, estos casos se ponen en la mesa de los organismos internacionales. Aquí todavía es un camino largo el que hay que recorrer.

Cuando habla de la excepcionalidad, ¿se refiere a la falta de un Estado de derecho?

Sí. Cuando el Estado deja de actuar por un largo periodo en determinadas regiones, éstas son gobernadas por gobiernos privados, por las mafias del crimen organizado. No hay que olvidar que los sicarios tienen poder, que tienen parejas mujeres y que las violentan sin que haya autoridad capaz de poner un alto. Ahí no hay refugios ni centros de justicia, porque el Estado no rige la convivencia.

violencia de género Alma Gómez Caballero, luchadora social e integrante del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de Chihuahua (Cedehm), organismo que representa legalmente a familiares de víctimas de feminicidio, desaparición forzada, tortura, trata de personas, violencia sexual y familiar. Foto: Cedehm 

Gerardo

Un videoclip del cantante de música de banda Gerardo Ortiz muestra un feminicidio. “Fuiste mía” es el título de la canción. En el video, él asesina a balazos al amante de su pareja. Después lleva a la mujer a un auto, la encierra en la cajuela y le prende fuego. Sonríe satisfecho con las llamas como fondo. El hecho desató una encendida polémica. Ortiz y sus seguidores insistían en que se trataba de una ficción. Sus críticos lo acusaron de promover la violencia machista.

El debate en torno al asunto de género parece radicalizarse. En un lado están quienes consideran que el problema no es tan grave y se exagera. En el otro, quienes ven en casi cualquier cosa un ataque contra las mujeres.

¿Está polarizado este debate?

Sí, sí está polarizado. Los argumentos de que no pasa nada son parte de la cultura, de un folclore, y se utilizan como si fueran la verdad. Tenemos el caso tan grave del cantante Gerardo Ortiz. Él dijo que es un hombre muy respetuoso y que jamás mataría a una mujer. Sin embargo, está haciendo eco de lo que sucede en nuestro país. Lo hemos visto y lo seguimos viviendo en Ciudad Juárez. Pero además hay una violencia simbólica. A través de esto se educa a una población, se le dice: “Tú puedes quitarle la vida a una mujer que te es infiel”.

La historia de las canciones es larga. Ahí está el corrido de Rosita Alvírez. Un hombre la mató porque no quiso bailar con él. O Vicente Fernández, que acaba de llenar el estadio Azteca, con “El tahúr”: un jugador que apuesta a la mujer y al perder el juego de cartas, la mata. ¿Por qué no causaban tanto revuelo?

Es una cultura que tenemos incorporada; tenemos ejemplos, como “Lachancla que yo tiro, no la vuelvo a recoger”, “El preso número nueve” y cosas por el estilo. Nosotras también introyectamos esta ideología. En estas expresiones, cuando yo mato a una persona, me aseguro de que nadie puede tener ese bien que yo tuve. La muerte es la última forma que yo tengo para decir que esto que es mío, no lo puede tener nadie más.

violencia de género

¿Qué hacer frente a esta cultura tan asumida?

Educar en derechos humanos, en el derecho que tiene la mujer a la igualdad. Una educación en el respeto. Pero también se tiene que aplicar la ley, que el Estado se comprometa con los derechos de las mujeres. Además, esto no tiene que ver nada más con la cultura, sino con un proyecto económico que satisfaga las necesidades de hombres y mujeres, pero en especial de las mujeres, para que les permita una autonomía económica.

Habla usted de procesos educativos, pero lo que se suele destacar es la denuncia y la confrontación. ¿Hay otras formas de avanzar en la transformación de la cultura?

Yo creo que no solamente es confrontación. Es importante que haya, además, otras acciones; tenemos muchos recursos, como los talleres sobre los derechos de la mujer. México tiene todavía un largo camino que recorrer, tanto en la cuestión económica como en la cuestión educativa y en la política. Una de las instituciones que deben ir sentando precedentes de respeto a la dignidad de niñas y mujeres es la Secretaría de Educación Pública, porque cuando se denuncian los abusos sexuales de algunos maestros contra menores lo único que se hace es que se les cambia de lugar de trabajo. En las universidades suceden muchos acosos sexuales, tanto por parte de los alumnos como por parte de los maestros. Las universidades carecen de protocolos para casos de violencia, que ya deberían desarrollarse. Se supone que son instituciones críticas, y por eso son las primeras que deben dar el ejemplo.

violencia de género

Hablaba usted de las condiciones económicas como factores que contribuyen a la violencia. ¿Se trata entonces de un problema estructural que va más allá de la “maldad” de cada individuo?

Hay una estructura de discriminación de género, una estructura patriarcal, hay una estructura económica, hay una estructura política que lesiona los derechos de las mujeres. Estas estructuras se juntan para la criminalización de las mujeres y para la violencia que se ejerce en su contra. En el ámbito económico, quienes están en las periferias son quienes sufren mayores abusos.

Transformar todas estas estructuras parece muy complicado. ¿Cómo no caer en la desesperanza?

Sí es complejo, pero las estructuras se cambian y en ello ha sido muy importante el feminismo. El que las mujeres accedieran a la educación fue gracias al movimiento de mujeres. Antes, las mujeres de la clase media y de la clase alta no trabajaban —porque las mujeres de la clase baja siempre han trabajado—, las mujeres no tenían derecho al divorcio, no tenían tampoco derecho a heredar, no tenían derecho a votar. En el ejido tampoco. Las cosas cambian, pero son procesos largos. m.

violencia de género Cruces con nombres de mujeres asesinadas en Ciudad Juarez. Foto: thefeministwire.com

Tecnopolítica y ciberactivismo en México

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En un escenario que cambia vertiginosamente, las nuevas formas de acción social están cada vez más relacionadas con las transformaciones y las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información. Cada vez más, las actitudes críticas tienen su origen en un teclado o en un teléfono móvil. Mientras los especialistas aventuran respuestas, el hacktivismo está haciendo lo que entiende que debe hacerse

Asistente a la movilización contra las violencias machistas en Cuernavaca. Foto: Vivasnosqueremos#24AMx/Facebook
Asistente a la movilización contra las violencias machistas en Cuernavaca. Foto: Vivasnosqueremos#24AMx/Facebook

De las redes sociales a las calles: el hashtag #VivasNosQueremos es la afrenta más reciente del activismo digital a las estructuras de poder y a la cultura dominante. El domingo 24 de abril pasado, mujeres y hombres ocuparon la web y las calles para exigir un alto a la violencia de género. Alrededor de 70 mil tuits —según la herramienta Curator— mantuvieron el tema en la lista de trending topics durante casi todo el día. En 27 ciudades mexicanas, los ciudadanos salieron a las calles. Como suele ocurrir en estos casos, los políticos, incluido el presidente del país, se vieron obligados a hablar del asunto sin entender todavía cómo funciona lo que el sociólogo español Manuel Castells llama desde hace años movimientos sociales en red.

No hubo un centro, la estructura fue reticular (aquella formada por diversos nodos o núcleos que se conectan entre sí a través de líneas, de tal manera que forman una red). No hubo un líder o una dirigencia visible. Tampoco hubo un partido político o una ONG tradicional que controlara el flujo de información y la forma de organización. Nadie pagó a los medios y periodistas tradicionales para que cubrieran el tema. Sin embargo, un sector de la población, aparentemente sin forma ni conexión, posicionó la cuestión de la violencia de género en la discusión pública. Lo hizo, en principio, vía las redes sociales. La tecnología fue el instrumento por medio del cual las afectadas —distintas y distantes entre sí— se organizaron para lanzar al mismo tiempo la consigna #VivasNosQueremos.

Todo comenzó con un tuit. El 8 de marzo de 2016, la periodista estadunidense Andrea Noel sufrió una agresión cuando caminaba por las calles de la colonia Condesa, en la Ciudad de México. Un hombre metió sus manos por debajo del vestido de la mujer y bajó su ropa interior. Era Día Internacional de la Mujer y muchos oficinistas y burócratas aprovechaban para regalar chocolates, flores y cualquier clase de objetos rosas a sus compañeras. Mientras eso sucedía, Noel denunciaba el hecho ante el Ministerio Público. Al día siguiente, la periodista de Vice News lo hizo también en las redes sociales: publicó en su cuenta de Twitter (@metabolizedjunk) una grabación del ataque. La reacción en las redes fue tan sorprendente que ella se fue del país. Muchos de los comentarios consistieron en nuevas agresiones.

hacktivismo Contingente de la movilización contra las violencias machistas en la Ciudad de México. Foto: Reuters

Por esos días sucedieron más actos de acoso que formaron parte de las conversaciones en las redes sociales. El 18 de marzo atacaron sexualmente a una periodista de El UniversalTV en una unidad de transporte público en el Estado de México. El 28 de marzo, Gabriela Nava, alumna de comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la unam, publicó en Facebook el video donde aparecía un hombre que acababa de grabarla por debajo de la falda. Javier Arturo Fernández Torres denunció públicamente que su hija había sido violada por un grupo de jóvenes pertenecientes a familias poderosas en Veracruz. Igual que en el caso de Andrea Noel, las víctimas recibieron mensajes agresivos, incluso amenazas. Pero algo más ocurrió en la red: la violencia contra las mujeres se posicionó poco a poco en la agenda pública. Luego aparecieron las cuentas mexicanas de #VivasNosQueremos en Twitter (@Vivas24AMx) y Facebook (…/Nos-queremos-Vivas) y alguien convocó a la marcha del 24 de abril. Entre el 9 de marzo y la mañana del 25 de abril, hubo más de 90 mil tuits con el hashtag #VivasNosQueremos, de acuerdo con la herramienta Talkwalker.

El hashtag y una de las consignas de la protesta también tienen algo de reticular. #NosQueremosVivas fue utilizada por los movimientos feministas españoles durante las manifestaciones del 14 de febrero de 2015. La convocatoria fue hecha, entre otros canales, a través del blog Nos queremos vivas y su respectiva cuenta de Twitter (@nosqueremosvivas). El 3 de junio de ese mismo año, más de 200 mil argentinos se concentraron frente al Congreso para expresarse contra el feminicidio. El hashtag utilizado aquella tarde en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina fue #NiUnaMenos, cuyo origen se encuentra en un verso atribuido a la poeta y activista mexicana Susana Chávez, asesinada en enero de 2011 en Ciudad Juárez: “Ni una mujer menos, ni una muerta más”. #NiUnaMenos tiene su propia página de internet y su cuenta de Twitter (@NiUnaMenos). El color morado también aparece entre la simbología de la protesta.

hacktivismo Bajo la consigna #NiUnaMenos, habitantes de diferentes ciudades argentinas se movilizaron para protestar contra la violencia de género. En la capital, Buenos Aires, la marcha llegó hasta el Congreso Nacional. Foto: desacatofeminista.com

#VivasNosQueremos se suma a los movimientos que nacen en la internet y encuentran en ese mundo digital su principal herramienta para organizarse, comunicarse e influir en la agenda política. Es global y local. Comparte ideas y tácticas, también apoyo, con movimientos similares en otras partes del planeta, pero actúa y se moviliza en el espacio local. Comparte estos rasgos con el movimiento altermundista que reta a las estructuras sociales tradicionales, a sus instituciones, a los poderes políticos y a los medios de comunicación.

Las mujeres que tomaron las calles del país para asumirse luchadoras contra la violencia tienen algo de aquellos movimientos sociales organizados o visibilizados por medio de la red. Tienen algo del zapatismo, pionero en el uso de la internet como medio de comunicación en los años noventa. Tienen algo de los altermundistas del Seattle de fines de 1999, de los okupas de Nueva York y del 15-M español de 2011, así como del Yo Soy 132 mexicano de 2012.

“Se habla de una conciencia más global, los activistas ya no son locales, han trascendido las barreras, están conectados entre sí. Si hay una manifestación en Siria, van los españoles. Hay cada vez más una conciencia, una organización global que está atenta a la vida pública de diversas partes del mundo”, explica en su cubículo de la Universidad Iberoamericana, el profesor César Rodríguez Cano, experto en movimientos sociales e internet.

Víctor Sampedro Blanco, en el texto “Ciberactivismo. De Indymedia a Wikileaks y de Chiapas al Cuarto Poder en Red”, publicado en la revista Telos en 2014, sintetiza las similitudes entre los movimientos, aquello que hay de global entre lo local: “La táctica digital altermundista se postula ahora como una estrategia: ofrece objetivos a corto, medio y largo plazos; aporta herramientas y medios de difusión propios; permite pasar de la reacción y la resistencia a tomar la iniciativa en una ofensiva no violenta, sólo comunicativa; una estrategia, además, abierta a una militancia que, como los enemigos a los que se enfrenta —los mercados, sin patria ni responsabilidad social—, actúa de forma distribuida, anónima y global”.

hacktivismo En España, la movilización en contra de las violencias machistas tuvo lugar en febrero. En la imagen, una panorámica de los manifestantes en Madrid. Foto: Xinhua

Hay similitudes en los movimientos sociales surgidos en la era de la internet, es cierto. Pero en la táctica digital también hay matices que es necesario distinguir para comprenderlos. Para el académico mexicano Rodríguez Cano, “se está empezando todavía a entender la ecología de los términos relacionados con el activismo digital. […] El debate es cómo cuantificar, cómo conocer, cómo interpretar las movilizaciones políticas y entender su impacto real en la toma de decisiones”. La tecnopolítica ayuda en ese propósito.

“La tecnopolítica es una forma de entender los ejercicios de apropiación por parte de sectores de la sociedad, de las herramientas digitales relacionadas con la internet, las redes sociales y todo tipo de plataforma que pueda ayudar a generar alguna conciencia basada en una agenda política. Intenta no sólo entender lo que pasa en los entornos digitales, sino también ligarlo con lo que pasa en las calles, en los medios”. Desde ahí se puede establecer y abordar una categorización básica para comenzar a entender los movimientos ciberactivistas: hacktivismo, infoactivismo o activismo de datos y hacking cívico.

 

Hakctivismo y su origen zapatista

Para tratar de comprender la ecología de los términos que hay alrededor del ciberactivismo, hablo con dos de sus protagonistas en México. Lo hago en las colonias adyacentes Condesa y Roma, que constituyen, junto con los municipios de Zapopan, Guadalajara y Monterrey, los puntos más sobresalientes del activismo digital en el país. Paulina Bustos Arellano, directora de servicios y operaciones de la organización Cívica Digital, comienza por explicarme qué cosa es el hacktivismo: “Es el activismo que se hace a través de medios digitales. El hacktivismo es la idea de que, a través de las redes sociales, voy a trabajar una masa de gente que va a impulsar cierta idea”.

El hacktivismo es, entonces, una forma de activismo que utiliza la  internet como medio de comunicación. Es la idea y la indignación comunicadas y movilizadas a través de dichos entornos. “Históricamente, todo el movimiento digital siempre regresa al EZLN. Los primeros en tener presencia online, en empezar a involucrar a la gente con plataformas digitales, siempre fueron los del EZLN”. Tras el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, diversos sectores sociales, tanto en México como en otras partes del mundo, se solidarizaron con el movimiento y se movilizaron para presionar al gobierno mexicano a fin de que no optara por una salida militar al conflicto. Los individuos y colectivos que se activaron a partir de enero de 1994 formaron después una red global denominada zapatismo. Una red que, por su naturaleza dispersa, era difícil de caracterizar. Una red difusa.

hacktivismo El subcomandante Marcos en un mitin en el zócalo de la Ciudad de México en mayo de 2006, durante la caravana en la que presentó La Otra Campaña en varios estado del país. Foto: Reuters

Otra red comenzaba a tejerse por ese entonces. Menos de un año antes de la aparición del EZLN, el 10 de abril de 1993, Tim Berners-Lee presentaba al mundo la World Wide Web. Se trataba de un sistema de interconexión para distribuir y visualizar documentos en internet. La nueva tecnología resultó una metáfora: tenía una estructura reticular, igual que las protestas sociales que nacerían después de ella. Por primera vez un movimiento construyó sus propios medios y estrategias de comunicación sin necesitar del New York Times para globalizarse. En 1994, Justin Paulson, estudiante de la Universidad de Pensilvania, creó la primera página web del zapatismo (ezln.org) para proporcionar información confiable sobre el movimiento. Poco a poco la página se convirtió en el referente para entender lo que ocurría en el sureste mexicano. En 1995, Harry Cleaver, profesor de la Universidad de Austin, Texas, subió a la internet todo un sistema de información con documentos del movimiento. Ese año, el secretario de Relaciones Exteriores de México, José Ángel Gurría, sin comprender el alcance de la red, declaró despectivamente que la del zapatismo era una guerra de internet.

El movimiento, como la internet misma, estaba organizado en nodos locales dispuestos y capaces de activarse por algún fin político vinculado con los indígenas de Chiapas. Por medio de la red, los zapatistas se coordinaron para acudir a manifestaciones en diversas ciudades del mundo para presionar a los grupos políticos locales, a fin de que, a su vez, éstos conminaran al gobierno mexicano y acudieran directamente a Chiapas como observadores, mensajeros o actores solidarios. Testimonios, denuncias de violaciones de derechos humanos, discusiones y exigencias políticas fluyeron a través de la red. La internet se convirtió en la fuente de información de los medios tradicionales de comunicación.

El hacktivismo evolucionó en una década de experiencia con la internet: del contrataque, al ataque; de la comunicación para la movilización, a la liberación de datos. Del uso de la internet para transmitir comunicados, al uso de código libre para recabar y construir datasets. “Los hacktivistas transformaron la contrainformación y la ciberguerrilla de la comunicación —útiles para denuncias y movilizaciones puntuales—, en plataformas de megafiltraciones. No contraatacaban, tomaban la iniciativa. Sustituyeron las noticias críticas, por archivos incontestables que denunciaban falsedades o secretos ignominiosos. Pasaron de la resistencia antagonista, al activismo de datos”, escribió Víctor Sampedro Blanco.

hacktivismo “El conocimiento es poder”, dice el cartel de un manifestante del movimiento Occupy Wall Street en Union Square, Nueva York. Foto: Flickr/MichaelTapp

Infoactivismo o activismo de datos

El concepto de infoactivismo nace en la primera década del siglo XX, de acuerdo con Juan Manuel Casanueva Vargas, fundador y director de Social Tic, una organización dedicada a apoyar causas sociales por medio del uso de la tecnología y los datos. El también llamado activismo de datos surge con una pregunta: “¿Cómo hacemos activismo que esté basado en información, que no sea propaganda, que tenga un sustento? En el infoactivismo, cada vez que dices: ‘Esto es mejor que lo otro’, ‘Esto es bueno por esto’, ‘Esto es lo que está sucediendo’, hay un sustento de información, de datos. El activista ya no es aquel que está en la calle gritando, que tiene una pancarta, que tiene eslóganes y que solamente se está quejando, sino que es alguien que analiza la situación, la problemática social, quiénes son los afectados, cómo y por qué y en qué dimensión; también puede identificar soluciones, puede incluso llegar a hacer escenarios basados en información”.

Para el profesor César Rodríguez Cano, “en México, el referente es el Yo Soy 132, pues fue un movimiento significativo por lograr visibilizar una agenda pública con demandas políticas concretas y a la vez bastante sofisticadas, relacionadas con el régimen de los medios, el régimen de telecomunicaciones en México, y al final de cuentas esa visibilización obtuvo cierto impacto político”. Aunque en un principio, el movimiento estalló con un video que fue más un vehículo de emociones que de datos, aportó evidencias contra una narrativa construida por los medios tradicionales de comunicación, principalmente por la televisión. El 11 de mayo de 2012, el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto acudió al auditorio José Sánchez Villaseñor de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Al final de su intervención fue cuestionado sobre sus decisiones en el caso Atenco, en el que la policía del estado gobernado por él había actuado de forma violenta contra los civiles. La respuesta desató la rechifla y la protesta contra el candidato del Partido Revolucionario Institucional. El cuerpo de seguridad resguardó al político en un baño de la universidad. Cuando salió, siguieron las consignas en su contra.

hacktivismo Manifestación del movimiento #YoSoy132 en el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, en junio de 2012. Foto: Reuters

Los políticos, incapaces de entender la presencia, la dinámica y la influencia de la internet y las redes sociales, se apresuraron a hacer lo que acostumbraban en tiempos en los que la televisión era prácticamente el único medio a través del cual se informaban los ciudadanos. De inmediato minimizaron la protesta y se la achacaron a un grupúsculo de infiltrados. “Un boicot, una trampa, un puñado de jóvenes, un grupo minoritario”, fueron los calificativos usados por los dirigentes partidistas. Los medios de comunicación también matizaron la protesta y pusieron en duda que quienes se manifestaron fueran estudiantes. Ni los partidos ni los medios previeron que en el lugar no solamente había periodistas controlados por sus empresas. En las instalaciones universitarias también había jóvenes con teléfonos inteligentes con los que capturaron videos. La alineación de los medios a la clase política quedó expuesta con los clips que los estudiantes publicaron en las redes sociales. El desprecio de los políticos fue evidenciado por un video que, con los días, desató un movimiento. El 14 de mayo, 131 estudiantes de la Ibero publicaron una pieza en YouTube en la que mostraban la credencial que los acreditaba como tales. “Usamos nuestro derecho de réplica para desmentirlos, somos estudiantes de la Ibero, no acarreados, no porros, y nadie nos entrenó para nada”, expresaron los jóvenes. Así nació el movimiento Yo Soy 132, cuyo nombre hace referencia al apoyo a los 131 estudiantes que aparecieron en el video. Siguieron marchas y manifestaciones en las principales ciudades del país. Mexicanos que vivían en otras parte del mundo también salieron a nombrase #YoSoy132. Se vieron brotes de solidaridad en Nueva York, San Francisco, París, Londres, Barcelona y Buenos Aires. Incluso hubo contacto con integrantes del 15-M de España.

La agenda política del movimiento, los temas que se debatían en público y los argumentos construidos daban cuenta del manejo de información por parte de los integrantes. No solamente había consignas en las calles, también había datos en el discurso. Al final de cuentas, se trataba de una generación con acceso a una inmensa cantidad de información depositada en la red. La narrativa se hizo desde y para las redes sociales. Si los medios tradicionales los habían expulsado a golpe de notas con línea política, quedaba la internet. En 2012 había en México 45.1 millones de usuarios de la red, según la Asociación Mexicana de Internet. De ellos, 40 por ciento tenía entre 18 y 34 años. Estaban conectados cinco horas al día. Ocho de cada diez se conectaban para buscar información y acceder a sus redes sociales. Los protagonistas del #YoSoy132 pertenecen a la generación que hizo a un lado la televisión para colocar la internet como su principal fuente de información y entretenimiento.

Del movimiento surgió una plataforma hecha por los mismos estudiantes. Luego apareció un medio de comunicación en la internet: masde131.com. La información y la tecnología aparecen como elementos centrales de su identidad: “Apostamos a ser un referente innovador de concientización, sensibilización, información y formación de opinión pública. Valoramos la creatividad y nos apoyamos en la tecnología”. Esta posibilidad de construir plataformas para ir más allá de la comunicación y la visibilización de un problema, es decir, para alcanzar soluciones sociales, dio un nuevo giro al activismo digital. “El hacktivismo no confía tanto en recabar atención mediática, como en generarla con recursos propios. Se corresponde con una ciudadanía digital; ‘tecnocidanos’, como Edward Snowden, que disponen de la tecnología y de los conocimientos necesarios para reclamar sus derechos de expresión y participación. Quieren ejercer de contrapoder con herramientas y medios bajo su control“, explica Víctor Sampedro Blanco.

hacktivismo Integrantes del movimiento #15M, también conocidos como los Indignados, abarrotaron en mayo de 2012 la plaza Puerta del Sol, en Madrid, en el marco del primer aniversario del movimiento. Foto: EFE 

Hacking cívico

Para Paulina Bustos Arellano, de Cívica Digital, organización dedicada a construir software para resolver problemas sociales, “el hacking cívico es la construcción de tecnología o algún proceso nuevo. Al menos como lo definimos en el ecosistema de México y Latinoamérica, es conocer un proceso ciudadano que tenga que ver con la política, y hacerle pequeñas modificaciones para mejorarlo. Mucho del hacking cívico se hace hackeando páginas o haciendo aplicaciones que nos ayuden a algún proceso en nuestra ciudad. Nosotros utilizamos la palabra hacking desde el sentido de construir. Cuando digo hackear páginas, me refiero a construir páginas de internet o sacar datos de las páginas que sirven para analizar ciertos procesos y para construir nuevos procesos para cosas que no están funcionando”.

Un buen ejemplo de hacking cívico es la aplicación Ligue Político, realizada por Fáctico y Sociedad en Movimiento. Con las bases de datos e indicadores de Candidato Transparente y Por el México Que Merecemos, construyeron una herramienta para conocer a los candidatos a diputados federales en las elecciones 2015 y para exigirles que se comprometieran con la transparencia y la rendición de cuentas. Con la aplicación, los ciudadanos podían localizar a los candidatos de su distrito, saber si habían presentado su declaración #3de3 (declaraciones fiscal, patrimonial y de intereses) y enviarles un mensaje para exigirles que lo hicieran, en caso de que aún no lo hubieran hecho. En este ejercicio hay un problema que solucionar, hay construcción de datos, desarrollo de tecnología, comunicación digital e impacto social: los elementos del hacking cívico. El ejercicio #3de3 tuvo amplia cobertura mediática y, aunque solamente 103 de los 500 diputados federales se sumaron al ejercicio, la sociedad civil se organizó para presentar una iniciativa legislativa anticorrupción en el Senado, que contemplaba la presentación de las tres declaraciones. Hay creación, hay construcción.

“En el hack cívico están los perfiles técnicos, que son los que construyen plataformas como Change.org, o que construyen una aplicación que te sensibiliza, que hacen un análisis de datos que te diga dónde están las problemáticas, que construyen juegos de video para educarte. Usan sus skills técnicas para darle un sentido cívico y social a los problemas que se están enfrentando. Los perfiles mucho más técnicos, programadores, actuarios, mecatrónicos, matemáticos, son los que analizan. Un buen hacker cívico puede analizar bien el problema, armar una solución, construir una herramienta que permita visualizar, involucrar al usuario, manejar la información, y después hacer llegar esa información a las personas a las que tenga que llegar”, explica Juan Manuel Casanueva Vargas.

Bustos Arellano está vinculada con Codeando, otra organización que hace hacking cívico en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla. Ellos organizan “hackatones” (sesiones de 48 horas, regularmente un fin de semana, en las que los hackers resuelven un reto con la ayuda de una herramienta que construyen en ese lapso de tiempo), y un encuentro mensual llamado Civic Hack Night. Desde 2013, alrededor de 6 mil personas han participado en este tipo de eventos. En la Ciudad de México existen aproximadamente 30 organizaciones haciendo hacking cívico, y en todo el país la cifra es de 60 agrupaciones, según la líder de Cívica Digital.

hacktivismo Campaña en apoyo a las víctimas de Ayotzinapa, organizada por Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de la Montaña, la Fundación Latinstock de Argentina y diferentes organizaciones defensoras de derechos humanos. En la imagen, alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires. Foto: tlachinollan.org

De acuerdo con Casanueva Vargas, Social Tic ha “identificado que hay comunidades muy activas en ciudades de más de diez estados, que hacen tanto datos como cosas tecnológicas: Ciudad de México, Guadalajara, Zapopan, Monterrey, Colima, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Tijuana, Ciudad Juárez, Chihuahua, Mérida y Tuxtla Gutiérrez. Lo interesante del hacking cívico es que no tienes que ser un grupo autonombrado para hacerlo, puede juntarse un grupo de dos técnicos y un activista para hacer algo”.

Para el académico César Rodríguez Cano hay muchos ejemplos de hacking, pero el asunto está en analizar los detalles y el contexto para definir en qué consiste y hasta dónde llega su impacto, con tal de tener una visión crítica sobre el fenómeno y no caer en el tecno-optimismo ni en el tecno-fatalismo.

 

Tecno-optimismo vs. tecno-fatalismo

“Hay un gran debate entre los tecno-optimistas y los tecno-fatalistas acerca de cuál es la verdadera repercusión de estos fenómenos. Yo creo que sí hay que entender mucho, pero hay que tener una perspectiva crítica del hecho de que no toda protesta en la internet tiene las mismas repercusiones; tiene que haber una coyuntura que sume muchas voces, voces de líderes de opinión, que sumen un descontento social importante, que sumen la cobertura de los medios, para considerar que esto pueda convertirse en un fenómeno de gran relevancia. Hay que pensar de manera crítica estos fenómenos, de manera compleja, entender que no es nada más lo que ocurre en las redes, sino algo que va mucho más allá, a redes que se crean fuera el entorno digital. Yo sí apelo a un sentido crítico de no caer en el optimismo exacerbado”, explica Rodríguez Cano.

Pese a todo, el docente de la Universidad Iberoamericana considera que la internet ha ampliado la libertad de expresión y el acceso a la información, también ha empoderado a la sociedad civil, que da su punto de vista con más facilidad que antes. El activismo digital, dice, “de inicio, tiene una frescura que es completamente positiva”. m.


Tomasena presenta «La caída de Cobra»

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En su primera novela, José Miguel Tomasena, quien fuera editor de la revista Magis y académico en el ITESO, cuenta la historia de un ajustador de cuentas dentro de una penal mexicana y su camino hacia la redención

José Miguel Tomasena

El Cobra es alguien a quien definitivamente hay que temer. Su apodo no tiene nada qué ver con la reina de las serpientes, sino que es apenas una versión reducida de su oficio: es un cobrador, un ajustador de cuentas de La Bola, un grupo que mantiene el control de una penal mexicana que pudiera ser cualquiera. Además de infundir temor entre los presos, el ajustador tiene otro trabajo: es el protagonista de La caída de Cobra, debut literario de José Miguel Tomasena y que será presentada en Casa ITESO Clavigero.

Radicado en Barcelona desde hace un año, Tomasena fue editor de la revista Magis y académico en el ITESO.  Fue también reportero en el periódico Público y en 2013 ganó el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí. Y a lo largo de ocho años fue construyendo la historia de un prisionero que, de buenas a primeras, se convierte en una suerte de profeta dentro de la cárcel. En la construcción de la novela se aprecia un conocimiento del ambiente carcelario: la descripción de los escenarios, el habla de los presos y, sobre todo, la constatación de que el sistema penitenciario mexicano dejó de funcionar hace mucho tiempo. Y todo tiene una razón de ser: “[Hace 16 años] Trabajé como voluntario en el penal de Puente Grande. Entonces, aunque esta es una ficción, conozco bien el ambiente porque conversé con los internos, medio me enteré de los conflictos entre ellos, por ejemplo, por el acomodo dentro de las celdas. A partir de esta experiencia pude constatar que la prisión es un microcosmos que funciona para hablar del mundo entero”, detalla Tomasena.

La primera novela de José Miguel es breve y una de sus características principales es el manejo del ritmo. Esto, dice el escritor, tiene que ver con dos situaciones: “La primera, que no sé si es un defecto o una cuestión de estilo, es que soy muy compacto siempre, me cuesta acumular páginas. Quería una novela compacta, con agilidad en la trama y expresividad en el lenguaje. La otra es que me gustan las novelas cortas, los relatos, disfruto de la intensidad literaria del cuento”.

Uno de los temas que aborda la novela es el de las creencias, ya sea en los códigos que manejan los internos como aquellos relacionados con la fe. Tomasena explica que “es algo que está presente en el planteamiento de la novela. Cobra imparte justicia desde códigos en los que está convencido que está bien: el que cumple las reglas y actúa conforme se debe hacer, le va bien; el que rompe las reglas de la prisión, le va mal. Es la idea de la retribución y es algo que yo intentaba cuestionar: la crisis moral de un sistema con el que leemos muchísimas cosas, incluyendo lo que está pasando en México con las desapariciones y los asesinatos. A quien le pasa, es porque ‘en algo andaba’. Es un mecanismo retorcido con el que tratamos de justificar lo que pasa”.

La caída de Cobra tendrá su presentación el viernes 3 de junio, a las 19:00 horas, en la Casa ITESO Clavigero. Los comentarios correrán por cuenta de Antonio Ortuño. Luego de la presentación en Guadalajara, la novela también se presentará el martes 7 de junio en la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México.

FM4 Paso Libre ofreció una panorámica de la migración en Guadalajara

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FM4 Paso Libre presentó en la Casa ITESO Clavigero su Segundo Informe de Investigación, en conjunto con el nuevo número de la revista "Complexus" del ITESO, que aborda el tema de la migración

migración FM4 Paso Libre

Según cifras del Segundo Informe de Investigación de FM4 Paso Libre, "de cada 100 personas que cruzan la frontera sur, diez, quince, quizá hasta 20 alcanzan a cruzar la frontera norte".

Durante la presentación del documento, que tuvo lugar el 7 de junio pasado en Casa ITESO Clavigero, José Morales Orozco, SJ, rector del ITESO, comentó que al ITESO y a FM4 los “une el interés por hacer algo en favor de nuestros hermanos migrantes, cada quien según sus carismas e instituciones, según sus compromisos institucionales".

Morales recordó que en 1999 la Compañía de Jesús decretó como una de sus prioridades la atención a los migrantes, desde diversos puntos de vista y de manera transversal a todas las obras y ministerios jesuitas. "Como fruto de esta investigación tenemos que preguntarnos qué debemos hacer por nuestros hermanos migrantes en Guadalajara. Desde los que nos encontramos en los cruceros, en las vías, a bordo de los trenes. Pero primero debemos saber qué está pasando con ellos para también buscar ayuda pertinente que responda a las necesidades y así hacer de Guadalajara una ciudad hospitalaria", declaró el Rector.

 

El diagnóstico

Heriberto Vega, coordinador del Área de Investigación de FM4 Paso Libre, presentó cifras preliminares del informe de investigación, el cual será publicado en julio en el sitio web de la organización.

Desde 2007, FM4 Paso Libre —organización que atiende su propio Centor de Atención al Migrante— trabaja con personas en tránsito en el área metropolitana de Guadalajara. El informe se contextualiza en la crisis migratoria internacional, las disposiciones sociales y políticas desde la óptica de la discriminación. También aborda la estigmatización de este fenómeno en México y enfatiza su crecimiento. De ahí apunta a lo local, con la migración en tránsito por el área metropolitana de Guadalajara, el escenario de las vías del tren de 2013 a 2015.

De 2011 a 2013, FM4 Paso Libre atendió a 10 mil 588 personas, y de junio de 2013 a diciembre de 2015 fueron 11 mil 036. En cinco años y medio de la existencia del Centro de Atención al Migrante se han atendido a más de 21 mil 600 personas.

Fabienne Venet, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración (Inedim), y Leticia Calderón, académica del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, comentaron el informe. "En esta construcción del migrante como el otro, el desechable, lo que este informe hace es mostrar la capacidad desde el otro lado para integrarlo, incluirlo y pensarlo, y éste debe ser visibilizado de manera más fuerte. Por ejemplo, ¿de dónde sale esta gente maravillosa que le da forma a este proyecto? Son los jóvenes, activistas y voluntarios. Ellos abonan a revertir esta visión negativa por una solidaria y valiente", afirmó Calderón, quien tuvo participación virtual desde la Ciudad de México.

En su mayoría las experiencias esperanzadoras son locales, señaló Venet, quien agregó que ante esa confianza en instituciones internacionales que están fallando, es importante reconocer experiencias locales y entender que ahí es donde más se puede incidir y cambiar la vida de las personas.

La actividad fue presidida por Iliana Martínez, académica del Programa de Asuntos Migratorios del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) del ITESO; Luis Enrique González Araiza, coordinador del Área Jurídica de FM4 Paso Libre, y José Morales, SJ. También se presentó el número seis de la revista Complexus, editada por el CIFS, que lleva el tema "Miradas de movimientos migratorios", entre los textos que incluye están "Migración y movilidad en la ZMG", "La ruta occidente-pacífico: un espejismo migrante" y "El amor para buscar a los hijos migrantes que desaparecen en México".

Justicia con perspectiva de género

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La jueza Josselyne Béjar Rivera conversó con alumnos de Posgrado sobre los delitos de violencia de género en el nuevo sistema de justicia penal

violencia de género

Juzgar un feminicidio con perspectiva de género es tomar en cuenta las circunstancias de vida de la víctima con respeto, señaló Josselyne Béjar Rivera, jueza Sexto de lo penal en Jalisco, durante una charla con alumnos de Posgrado e integrantes del Centro Ignacio Ellacuría, SJ, el bufete jurídico que asesora de manera gratuita a personas vulnerables y en el que participan académicos y alumnos del ITESO.

Durante el conversatorio “Nuevo sistema de justicia penal en los delitos de violencia de género: el papel del Poder Judicial”, realizado el 28 de junio en la Universidad, Béjar Rivera señaló que si bien en el nuevo sistema judicial se habla de la presunción de inocencia del imputado, también “es importante hablar de la presunción de víctima”.

Agregó que la obligación de ella, en tanto juez, y del Ministerio Público es hacer garante también los derechos humanos de la víctima. Y cuestinó: “¿Cómo es posible que se ponga en duda si es verdad que la violaron o si es verdad que la golpearon o si es verdad que está siendo víctima de abuso psicológico-emocional?”. Béjar Rivera relató que elúltimo auto de formal prisión que resolvió por feminicidio fue fundamentado en las circunstancias de vida de la víctima, tomando en cuenta la violencia que vivió. “Esto no resarce en nada, pero finalmente es una manera de juzgar con perspectiva de género”.

La jueza señaló que las técnicas de investigación en casos de feminicidio no son adecuadas y que las órdenes de aprehensión o el auto de formal prisión son forzados más por un tema de política que de justicia.

“A las víctimas hay que estarlas mencionando día con día, con nombre y apellido, porque las familias siguen padeciendo esta circunstancia y emocionalmente siguen desgastados, no sé si la justicia humana les de paz porque son pérdidas irreparables”, dijo la especialista en derechos humanos de la mujer. 

 

Para leer más

"Los derechos de la mujer no son prioridad del gobierno": entrevista a Julia Monárrez Fragoso.

Los aliados legales de ciudadanos que buscan justicia: conoce el Centro Ignacio Ellacuría, SJ.

¿Mutantes?

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Hay una serie de factores ambientales, sociales y económicos que influyen de forma directa en el desempeño del deportista. Y sí: dentro de ellos también se encuentra contar con los genes adecuados

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El pasado fin de semana fui a San Diego, California, para acompañar a mi esposo en su segundo maratón. Por supuesto, mi labor fue meramente de aguadora y “echadora de porras”. Confieso que en algún momento de la vida intenté practicar con él la corrida de distancia. La experiencia terminó en desilusión y fracaso. Puedo asegurar que partes de mi cuerpo se oponían fehacientemente a la disciplina —como mis rodillas y talones— y terminé tratando de convencerme de que sencillamente yo era más apta para otro tipo de actividades. Así, me convertí en mera espectadora de maratones.

En el rol de corredora frustrada, me gustaba la justificación de que los corredores de elite deben tener algo que les facilita la práctica de ese tipo de ejercicios desde el principio, algo de lo que yo carecía. Y quizá fue por una necesidad de redención personal, pero parte de mi excusa la basé en la diversidad genética humana. Kathryn North, una pediatra en Boston que estudiaba las causas de la distrofia muscular, descubrió un gen llamado ACTN3. Este gen, cuando se expresa, produce una proteína estructural llamada alpha-actina-3, que ayuda específicamente a las fibras musculares de contracción rápida y permite al cuerpo generar movimientos explosivos con más empuje del normal, lo que es de magnífica utilidad en las carreras de rapidez —o quizá para huir de un malhechor–. El ACTN3 se identificó desde entonces como el gen de la velocidad. Sin embargo, lo que me pareció más increíble fue la exploración subsecuente: cuando North hizo la secuenciación genética de los corredores de elite de las Olimpiadas resultó, de forma contundente, que casi t-o-d-o-s tienen la expresión completa del ACTN3.

Descubrí también un caso muy famoso, el del deportista finlandés Eero Mäntyranta, siete veces medallista olímpico en deportes de invierno de alta resistencia. También contaba con una variación genética, pero ésta le permitía incrementar el número de glóbulos rojos y hemoglobina en la sangre de forma natural, ayudándolo a transportar 50 por ciento más oxígeno que cualquier otra persona. Utilísimo para subir montañas de grandes alturas y en deportes de resistencia.

Imaginen entonces a un hijo de Mäntyranta con una chica que tiene el ACTN3 activado: más de la mitad de oxígeno en la sangre y una explosión energética muscular. Quizá sería imparable, un súper humano. Sin embargo, la realidad es que más de 200 genes están potencialmente involucrados con el desempeño físico, no sólo uno. Y por encima de eso también hay una serie de factores ambientales, sociales y económicos que influyen de forma directa en el desempeño del deportista. En conclusión, para llegar a ser uno de estos atletas de elite, hay que conjuntar variables exactas y, sí, dentro de ellas, tener los genes adecuados, pues de lo contrario sencillamente se estaría en desventaja para participar, digamos, en Tokio 2020 (lo digo por sí traían el pendiente). m.

Río de Janeiro 2016: cuerpos por seguir

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El dopaje, principal manifestación del cuerpo como fin y no como un medio, se convierte en una práctica cada vez más sofisticada. Los métodos y sustancias ilegales para moldear cuerpos perfectos parecen estar más adelantados que las herramientas para detectarlos.

Logo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016
Logo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016

La profesionalización y los millones de dólares que estimulan el deporte moderno han convertido los cuerpos de los atletas en máquinas de alto rendimiento. Sin embargo, la búsqueda de cuerpos perfectos, que rebasen los límites de lo humano, puede provocar infracciones al espíritu competitivo, aun cuando no se infrinjan los reglamentos. Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 tienen ante sí el reto de evitar la deshumanización de los cuerpos de aquellos cuyas rapidez y fuerza son tan mayúsculas que se sienten con la facultad de estar por encima de la trampa y el exceso.

El dopaje, principal manifestación del cuerpo como fin y no como un medio, se convierte en una práctica cada vez más sofisticada y capaz de burlar cualquier reglamento. Por ejemplo, el 13 de noviembre de 2015, la Federación Internacional de Asociaciones Atléticas (IAAF, por sus siglas en inglés) suspendió provisionalmente a los atletas rusos de los Juegos Olímpicos, tras comprobarse la existencia de una red de corrupción, en la que participaban tanto miembros del gobierno como líderes del deporte en Rusia, por desaparecer controles positivos y suministrar sustancias prohibidas a los atletas. El 21 de junio pasado, la IAAF ratificó la suspensión a los atletas rusos por dopaje; sin embargo, algunos de ellos podrían ir a Río de Janeiro, aunque amparados por la bandera olímpica, y no por la de Rusia.

Los métodos y sustancias ilegales para moldear cuerpos perfectos parecen estar más adelantados que las herramientas de las agencias antidopaje para detectarlos. El 27 de mayo de este año se supo de 23 nuevos casos de dopaje tras realizarse análisis a muestras de atletas que compitieron en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012. Igualmente, luego de ocho años, se descubrieron 31 casos positivos de deportistas que compitieron en Pekín 2008.

Sin embargo, pese a los peligros y las trampas a los que se exponen los cuerpos, millones de personas en todo el mundo se dispondrán a admirar las maravillas que los atletas son capaces de hacer cuando son llevados al límite. Éstos son los que hay que seguir del 5 al 21 de agosto próximos:

 

Usain Bolt

El velocista jamaicano es una leyenda viva del atletismo mundial y buscará ganar el oro por tercera vez consecutiva, en 100, 200 metros y relevos 4 x 100. Ha dicho que serán sus últimos Juegos Olímpicos. Bolt ostenta el récord de los 100 metros, con 9.58 segundos, y el de los 200 metros, con 19.19 segundos. El atleta estará listo para lograr sus últimas hazañas olímpicas, antes de su retiro definitivo en 2017.

 

Los maestros de la piscina

El retiro del multimedallista Michael Phelps (18 oros, dos platas y dos bronces), anunciado tras Londres 2012, no fue definitivo. Dos años después, Phelps volvió a nadar. El estadunidense ya clasificó para Río 2016, de manera que estará participando en sus quintos Juegos Olímpicos. A la par del regreso de Phelps, la natación tendrá grandes exponentes: en el ámbito masculino, el chino Sun Yang buscará mantener sus oros en los 400 y mil 500 metros libres, y en el de mujeres, la joven estadunidense Katie Ledecky, con apenas 19 años, es la gran favorita para ganar oros en 200, 400 y 800 metros libres.

 

Los deportes de equipo

En baloncesto, el Dream Team de Estados Unidos es el gran favorito para ganar su tercer oro consecutivo. Aunque Stephen Curry, la estrella de los Warriors de Golden State y Jugador Más Valioso de las últimas dos temporadas, no jugará en Río, se espera la participación de otros astros de la NBA, como Klay Thompson o Kevin Durant. Si bien, estrictamente hablando, no participan en pruebas grupales, los clavadistas chinos buscarán apoderarse de los oros en su disciplina, al igual que Gran Bretaña en el ciclismo de pista. La selección brasileña de voleibol femenil intentará ganar su tercer oro consecutivo.

 

Otros deportistas

No sólo de Bolt vivirá el atletismo. Los jamaicanos buscarán prevalecer sobre Estados Unidos y otras naciones en las pruebas de velocidad, mientras que kenianos y etíopes intentarán colocar medallistas en las carreras de larga distancia. El keniano David Rudisha correrá por seguir siendo el rey indiscutible de los 800 metros, prueba en la que ostenta el récord mundial, mientras que el británico de origen somalí, Mo Farah, parte como favorito para ganar los 5 mil y 10 mil metros planos. En otros deportes, el japonés Kohei Uchimura buscará instalarse entre los mejores gimnastas de la historia y presume de ser el campeón olímpico de all-around en Londres 2012 y cuatro veces seguidas campeón mundial desde 2009.

 

Mexicanos a los que hay que seguir

La delegación nacional intentará superar las siete medallas olímpicas de Londres 2012. Las esperanzas de podio se centran en varios frentes. La selección de futbol, ahora dirigida por Raúl Gutiérrez, tiene sobre sí altas expectativas tras el histórico oro ganado en Wembley. Los clavados suelen ser garantía de medallas, sobre todo con la pareja jalisciense conformada por Iván García y Germán Sánchez, ganadora de la medalla de plata en la plataforma de diez metros sincronizados en las Olimpiadas de 2012 y en el Mundial Acuático de Kazan 2015. Otros atletas nacionales tendrán posibilidades, principalmente en deportes como el taekwondo y tiro con arco, así como en el triatlón con Crisanto Grajales. 

Hacia una espiritualidad corpórea

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En sus Ejercicios Espirituales, Ignacio de Loyola nos invita, entre otras cosas, a ordenarnos en el comer y en el dormir, como una ayuda para iniciar la búsqueda de la armonía de nuestra dimensión biológica con la emocional y la espiritual

Foto de archisevilla.org
Foto de archisevilla.org

La situación de violencia que se vive en México nos invita a reflexionar acerca de los posibles caminos por los que juntos podemos transitar hacia una sociedad en paz. Una manera básica de prepararnos para emprender uno de esos caminos es tomar conciencia del estado actual de nuestro espacio vital más inmediato: nuestras relaciones. Para ello sugiero responder estas preguntas: ¿cómo nos relacionamos con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros vecinos y familiares? En general, ¿reconocemos que predominan relaciones de competencia, de solidaridad o de apatía?

Una vez hecho el ejercicio de traer a la memoria cómo están nuestras relaciones con los demás, propongo que nos cuestionemos el modo como nos comunicamos con nosotros mismos. Se suele pensar que tenemos cuerpo, pero en realidad somos cuerpo. El cuerpo es el vehículo con el que nos vinculamos con el mundo, y desde él se construye la sociedad que somos.

San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, nos invita, entre otras cosas, a ordenarnos en el comer y en el dormir, como una ayuda para iniciar la búsqueda de la armonía de nuestra dimensión biológica con la emocional y la espiritual, indispensable para emprender la hazaña de dejarnos habitar por el amor. Atender las necesidades de descanso y alimentación es una manera de prepararnos para el encuentro con los otros. Un cuerpo cansado y mal alimentado es un cuerpo más propenso a ser intolerante y, por tanto, agresivo.

La alimentación y el descanso pueden mejorar o empeorar según las circunstancias que está viviendo cada persona. Por ejemplo, si un individuo sufre de pereza porque no quiere enfrentar la realidad, tal vez sea necesario quitar un poco de tiempo para dormir y con ello generar un movimiento en su interior que le ayude a armonizar su dimensión biológica con la autenticidad de sus deseos. Por el contrario, si descubre que tanta actividad lo está enfermando psicológicamente, es necesario ordenar su voracidad laboral, por muy noble que sea la causa de sus fatigas. A veces, dice Ignacio, es necesario quitar lo superfluo o incluso lo conveniente, sin que esto desestabilice y corrompa el subjecto.

El subjecto, en este sentido, es el termómetro para saber si estamos en condiciones de compartir la vida. El subjecto dañado puede experimentarse cuando nos descubrimos indiferentes ante el dolor ajeno, o cuando usamos a las personas para satisfacer nuestras necesidades de éxito.

Estamos, pues, invitados a atender el cuerpo que somos como parte de nuestra vida espiritual, pues sólo desde él podemos ofrecer nuestro trabajo generoso al servicio de la construcción constante de espacios de paz y solidaridad. Vencer la apatía hacia los demás nos hace crecer humanamente. ¿Acaso no sería genial, al final del día, caer en la cuenta de la amistad que se va tejiendo con los más próximos a nosotros? Crear vínculos de confianza genera sociedades capaces de vencer la violencia. m.

“Voy hacia mi cuerpo”

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Este recuento ofrece una visita por cinco casos de artistas que, desde diversas aproximaciones, han acotado y desacotado, han expandido las preguntas, algunos a través de un trabajo de intensidades notables.

Ban Jas Ader, foto de supersweet.org
Ban Jas Ader, foto de supersweet.org

A finales del siglo XX, los lectores mexicanos de poesía nos encantamos —me atrevo a usar el plural— con la poesía de Héctor Viel Temperley. Hospital Británico circuló en nuestro país en la década de los noventa, primero en una edición a cargo de la UAM, y años después vimos su poesía completa editada por Aldus. En algún momento del poema, Viel Temperley escribió: “Voy hacia lo que menos conocí en mi vida, voy hacia mi cuerpo”. La frase es peculiar si pensamos en que el poeta era un nadador consumado: Crawl es el título de uno los poemas largos que componen su obra. Pero hay en esa frase algo de enigma y mucho de verdad.

El cuerpo ha sido tema del arte desde que éste existe. Se ha escrito, se ha pintado, esculpido, se ha filosofado alrededor del cuerpo, sí. Pero éste pasó de ser tema a convertirse en medio de investigación o material de trabajo y exploración en el siglo pasado. Algo que comenzó tímidamente en las vanguardias con la disolución del lenguaje fónico y la desarticulación perceptiva, y que se vio expandido con los feminismos, la revolución cultural de los sesenta, y con las prácticas que derivan de una u otra forma de la pregunta spinoziana: ¿qué puede el cuerpo?

La potencia del cuerpo no sólo se refiere a su rendimiento, a sus posibilidades o a sus límites, a su misterio o a su exhibición, a sus afectos y sensaciones o al binomio placer-dolor. El cuerpo se rescató del silencio de los espacios privados y se puso en la escena pública, se cuestionó, se desacotó: cómo bailar, más allá de la danza clásica; cómo entrenarlo para hacer un teatro extremo o cine experimental; cómo descapitalizar la voz de un canto armónico o un lenguaje articulado en un tono medio y, sobre todo, cómo hacerlo fuente y foco en el performance, una práctica propia de los siglos XX y XXI que ha adquirido dimensiones potenciales, tanto como cada cuerpo de cada artista que se pregunta qué puede hacer con su propio territorio.

Este recuento ofrece una visita por cinco casos de artistas que, desde diversas aproximaciones, han acotado y desacotado, han expandido las preguntas, algunos a través de un trabajo de intensidades notables. Todo trabajo de cuerpo implica una exploración sin fondo, rica, enigmática, sacudidora y muchas veces incómoda que vale la pena explorar. Estas prácticas nutren las muchas formulaciones alrededor de eso que, como dice Viel Temperley, intentamos conocer.

 

Ban Jas Ader (1942-1975)

La obra de este artista, nacido en Holanda, es breve, extrema y lírica. En una acción registrada por medio del video, una cámara hace un close-up al rostro del artista, quien llora copiosamente con los ojos cerrados (I’m Too Sad to Tell You). Otras de sus piezas, todas registradas en fotografía y video, tienen como gran metáfora la caída: en una se arroja desde el techo de su casa, en otra más se lanza en bicicleta a un canal, explorando la gravedad como elemento y el cuerpo como materia de frágil resistencia. Ver el momento del quiebre parecía ser su investigación final. Ese punto llegó cuando desapareció en altamar luego de embarcarse desde Cape Cod, Massachusetts, con la idea de llegar a la costa inglesa.

 

Cecilia Vicuña  (Chile, 1948)

Poeta y performer, su trabajo va a la esencial relación entre el sonido y el origen de la palabra. No es gratuito que esto refleje también la relación corporal de los símbolos: la sangre menstrual, por ejemplo; el cuerpo de la mujer, el color rojo. La extensión de los sonidos, en dos lenguajes (español e inglés), el canto, la enunciación y la presencia del cuerpo. Desde sus primeras exploraciones en su Chile natal usó el término para hablar de un trabajo que implicaba elementos naturales: palitos, conchas, arena, para construir esculturas precarias. Su obra está circunscrita al término o a la búsqueda de lo ritual, y para ello usa la voz en una potente exploración que mistifica, sí, y reorganiza el lenguaje. 

 

Ricardo Castillo  (Guadalajara, 1954)

Castillo ha publicado diversos títulos de poesía, pero es en escena, en presencia, en donde su poesía cumple un ciclo. Para él, según sus propias palabras, escribir poesía es un acto físico y orgánico y la vida del poema en el espacio de la lectura adquiere un peso singular. La forma en que la poesía adquiere materialidad a través de su voz. La investigación de los límites, como en el caso de Borrados, es un buen ejemplo de la búsqueda que implica investigar qué hay detrás del poema. Su trabajo fonético, como Il re lámpago, dan cuenta de la rica indagación en la extensión de la voz, las capas de ésta que pueden usarse a partir de herramientas tecnológicas y la poesía sonora hecha desde México.

 

Lukas Avendaño (Istmo de Tehuantepec, 1980)

Es imposible imaginar el trabajo de Avendaño sin poesía y sin cuerpo, sin la exploración de la sexualidad que desborda en lo queer, sin los símbolos del imaginario oaxaqueño, sin la cultura muxhe. Formado como actor, bailarín y antropólogo, Avendaño investiga directamente a través de la encarnación y el juego entre lo masculino-femenino para ir mucho más allá del binarismo impuesto por el heteropatriarcado.

Avendaño siempre parte de textos, en su mayoría confesionales, de dureza y realismo, como el manifiesto Hablo por mi diferencia, del fallecido autor chileno Pedro Lemebel. La peculiar belleza coreográfica y la fuerza de sus performances crean un contraste que sobrecoge a la audiencia.

 

Diana Torres (Madrid, 1981)

Es una de las principales voces de un movimiento colectivo llamado Pornoterrorismo. El trabajo de Diana y sus compañeros es incómodo con toda intención, pues consiste en mecanismos que, a través de la intervención de los espacios públicos o del performance acotado a un espacio escénico, propone el desplazamiento de nuestra ideología y cómo vemos nuestro cuerpo. El Pornoterrorismo juega con las etiquetas que la psicología clínica y la psiquiatría han impuesto a los cuerpos de las mujeres: la histeria, el exhibicionismo, el narcicismo son elementos que se subvierten en un lenguaje ríspido, brutal y directo que busca desarmar los discursos que pretendieron tener sometidos los cuerpos. Diana denuncia el control social de las sexualidades y reivindica el placer a través de acciones poderosas, como usar el cuerpo desnudo como receptáculo y convertirlo en instrumento en el que resuena, literalmente, la poesía. 


Símbolos y estímulos

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Hoy existe lo que se conoce como brand sense: las marcas deben estar diseñadas de tal forma que llamen nuestra atención por medio de los cinco sentidos: con una tonada, un aroma, un estímulo visual, una textura o un sabor.

En México, la industria de la belleza vale más de 10 mil millones de dólares. Foto: nstand.com
En México, la industria de la belleza vale más de 10 mil millones de dólares. Foto: nstand.com

Observa tu cuerpo, míralo de pies a cabeza: tiene un papel clave en el territorio del marketing. ¿Cómo opera el cuerpo en sociedad con el cerebro para comprar? Para responder a esta pregunta, hay que partir del principio de que nuestra biología influye en nuestros comportamientos de compra, uso, consumo y deshecho de productos y servicios. Los seres humanos somos seres simbólicos: desde la prehistoria, nuestro cuerpo y nuestro cerebro responden con facilidad a los símbolos que conocemos. Los símbolos nos significan, les damos valor con base en nuestros aprendizajes personales e incluso de acuerdo con nuestra historia biológica —por el área reptiliana de nuestro cerebro que, por ejemplo, nos protege de las amenazas percibidas en el día a día sin tener que detenerse a reflexionar o racionalizar, simplemente respondiendo de forma intuitiva a los estímulos externos—. 

Si los símbolos con los que convivimos nos significan, si tocan nuestra percepción, entonces nos llevan a tener pensamientos y comportamientos, no sólo de supervivencia, sino también de preferencia y consumo; si no nos significan, entonces es posible que incluso ni siquiera nos percatemos de que los tenemos enfrente de nuestras narices. De ahí la importancia del concepto de “posicionamiento” como premisa de la demanda de productos y servicios. Si creemos que algo nos gusta, entonces lo disfrutamos; si creemos que algo no nos gusta, lo rechazamos o no lo disfrutamos. De ahí que en el territorio de la mercadología se diga que “las percepciones son verdades”.

Hoy existe lo que se conoce como brand sense: las marcas (símbolos) deben estar diseñadas de tal forma que llamen nuestra atención por medio de los cinco sentidos: con una tonada (por ejemplo, al encender una Mac versus una PC), con un aroma, con un estímulo visual, con una textura o con un sabor. Cuando estos estímulos conectan con nuestro organismo, entonces se construyen las “improntas”: emociones combinadas con una experiencia, que influirán en nuestros comportamientos futuros.

¿Y cuando las marcas están destinadas a intervenir directamente en nuestro cuerpo? En México, la industria de la belleza (obvio, del cuerpo) vale más de 10 mil millones de dólares, según Euromonitor Internacional (y el consumo masculino de estos productos supera los 900 millones de dólares); genera al menos 250 mil empleos y representa más de 1.2 por ciento del Producto Interno Bruto. Sólo por comparar, si sumamos todos los libros comerciales, educativos y profesionales que se vendieron en nuestro país en 2014, la cifra apenas alcanzó 988 millones de dólares: ni 10 por ciento de lo que la búsqueda de la belleza genera. m.

Al cuerpo lo que es del cuerpo

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La ergonomía es la ciencia del trabajo, aunque, con algo de humor, podemos pensar en la ley del menor esfuerzo. Se trata de entender el cuerpo en relación con las actividades y facilitarlas

VirZoom es una bicicleta fija que echa mano de la realidad virutal.
VirZoom es una bicicleta fija que echa mano de la realidad virutal.

¿Qué pasa si una simple gota de agua cae al suelo? ¿Y si esto se repite un sinfín de veces? ¿Qué nos hace su sonido al caer una, otra y otra vez? ¿Y si el goteo constante cae sobre nuestras cabezas sin que podamos evitarlo? La ergonomía toma en cuenta tres puntos clave: estrés, repetición y posición.

En cada acción hay un trabajo, y la ergonomía es la ciencia del trabajo, aunque, con algo de humor, podemos pensar en la ley del menor esfuerzo. Se trata de entender el cuerpo en relación con las actividades y facilitarlas. Es saber cómo es que nuestros dedos se flexionan al sujetar, o qué pasa en nuestra columna cuando nos encorvamos ante un monitor.

La idea es que el medio, los objetos y los sistemas se adapten al uso humano, a nuestros cuerpos. Por eso, la ergonomía se apoya en numerosas disciplinas como la psicología, la ingeniería, la biomecánica, la fisiología, el diseño industrial, la lógica o la antropometría. Y, además del trabajo físico, toma en cuenta el desempeño óptimo de las habilidades cognitivas: esta disciplina se aplica al diseño de programas de cómputo, por ejemplo, o al acomodo preciso de un tablero de control o de los instrumentos quirúrgicos.

Los principios de la ergonomía buscan promover posturas neutrales, evitar el uso excesivo de fuerza, minimizar los puntos de presión, reducir el exceso de vibración o movimiento, proveer claridad, facilitar la movilidad, evitar la fatiga y procurar buena iluminación.

Que la piel no se lacere, que los ojos no dejen de ver, que los oídos no dejen de escuchar, que nuestros músculos no se lesionen, que nuestros huesos no se quiebren, que descansemos, que los venenos no lleguen, que no nos confundamos, que no olvidemos, que mantengamos la cordura. Que sigamos trabajando.

 

Contra el jet lag

El Airbus A350 XWB debutó con Qatar Airways el año pasado. Se trata de un novedoso avión de pasajeros manufacturado en fibra de carbón, cuyos interiores fueron especialmente diseñados para combatir el jet lag. Su iluminación, basada en tecnología LED, cambia la temperatura del color ajustándose a las tonalidades naturales de la luz solar e imitándolas para que coincidan con los ritmos circadianos naturales de los viajeros. Además, cuenta con un sistema de aire que regula y ajusta la presión para ayudar a reducir los efectos indeseados.

 

Buenas posturas

BASE by Wiiv es un sistema que personaliza plantillas para el calzado y ofrece confort y salud para los pies. Consiste en una aplicación para smartphone con la que se puede capturar y digitalizar el contorno de los pies, para posteriormente fabricar estas plantillas con tecnología de impresión 3D. Estas plantillas se adaptan a la curvatura del pie de cada persona, para ofrecer mayores comodidad, soporte y estabilidad, a fin de evitar malas posturas,  ayudar a la columna y, de paso, a la autoestima.

 

En forma (divertida)

No pain, no gain? Eso se acabó. Para facilitar el ejercicio y maximizar sus efectos: VirZoom, una bicicleta estacionaria que se conecta con plataformas de realidad virtual para una experiencia de inmersión y diversión. Al ejercitarse, los usuarios pueden pretender que están en una carrera de autos o cabalgando a gran velocidad. Entre otros artículos, a esta bicicleta se puede conectar el visor Oculus Rift para trasladarte a otras realidades. Sí, es posible que desarrolles tus músculos sin darte cuenta, mientras juegas un videojuego y tu entrenador pierde su empleo.

 

Un trono de diamante

En 2008, el japonés Nendo, genio del diseño industrial, imaginó una silla que tuviera la resistencia del diamante y capacidad para adaptarse al peso y a la forma del cuerpo que la ocupara. El resultado fue Diamond Chair, que imita la estructura atómica del diamante para dispersar la luz y que responde a la presión absorbiéndola en lugar de resistirla, con lo que aporta la flexibilidad necesaria para dar soporte y comodidad a nuestros órganos y músculos. Por si fuera poco, esta silla se fabrica con datos digitales, partículas de poliamida, un láser y tecnología 3D. 

 

Realidad virtual para la realidad

En la Universidad Tecnológica de Aichi, en Japón, se ha desarrollado un programa de realidad virtual para experimentar desastres naturales. Este proyecto busca promover en la población el desarrollo de sus capacidades y habilidades para sobrevivir, así como su resiliencia ante una catástrofe. El VR Tsunami Simulatorrevive de forma realista aquel de 2011 en el país oriental y hace que los usuarios se enfrenten a un escenario plagado de retos y peligros, caótico y angustiante, lo que posteriormente podría ayudarles a afrontar algo parecido y salvar sus vidas.

La formación del cuerpo masculino

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Las teorías feministas han explicado cómo se producen los cuerpos femeninos mediante discursos y tecnologías estéticas, pero ¿qué ocurre con los cuerpos masculinos? ¿Cómo se producen? ¿Qué los define?

David Reimer nació hombre, pero luego de un accidente se le
David Reimer nació hombre, pero luego de un accidente se le "asignó" la identidad de una mujer.

Si consideramos que lo “natural” es que existan solamente cuerpos de hombres y de mujeres, no es porque ésta sea la realidad absoluta de los cuerpos, sino porque hay formas de poder que producen esos cuerpos en un esquema binario. Los cuerpos de mujeres y de hombres no nacen, se hacen. Este esquema binario no es mera casualidad, sino que opera para reproducir una jerarquía en la que lo masculino se impone y se define en relación con la negación, la exclusión y el sometimiento de lo femenino. Las teorías feministas han explicado cómo se producen los cuerpos femeninos mediante discursos y tecnologías estéticas, pero ¿qué ocurre con los cuerpos masculinos? ¿Cómo se producen? ¿Qué los define?

Todo comienza con un diagnóstico al nacer que prescribe la masculinidad como destino si se cuenta con un pene. El caso de David Reimer muestra lo catastrófico que resulta interferir con ese diagnóstico: su pene fue accidentalmente quemado durante la circuncisión cuando era un recién nacido, lo que para su familia ponía en peligro su capacidad de “ser hombre”. La solución que aportó el psicólogo John Money fue asignarle la identidad de “mujer”, ocultándole en la infancia que alguna vez tuvo pene y vistiéndolo y tratándolo como mujer (¿?). Porque un hombre sin pene… no, eso no puede ser, a eso se le llama mujer y eso representa un problema…

La formación de los cuerpos masculinos continúa con descargas de violencia. Desde la infancia, los hombres aguantan, los hombres no lloran, los hombres son fuertes. Esta formación se justifica con el supuesto rol que deben cumplir de proveedores/protectores en la vida adulta; sin embargo, el orden que sostiene esta premisa es el del capitalismo que requiere cuerpos que no dejen de producir a pesar del cansancio y el dolor, así como del ejercicio de la violencia sobre otros cuerpos, principalmente los femeninos. De hecho, afirmar la masculinidad sólo tiene sentido a partir de “feminizar” otros cuerpos, tal como se ha observado microscópicamente en las prisiones de hombres, pero que ocurre del mismo modo en los patios escolares.

Como explica la teórica butch J. Halberstam, mientras “parecer mujer” requiere la realización de múltiples operaciones y esfuerzos estéticos, para “parecer hombre” no hay que hacer gran cosa. Porque el cuerpo masculino habitualmente no requiere exponerse para que sus capacidades sean valoradas, incluso para detentar privilegios. Sin embargo, son los cuerpos masculinos los que más son heridos, mutilados y aniquilados en conflictos armados, porque la masculinidad se presenta como expresión de fuerza. Aunque digan estar defendiendo patrias y territorios, su lógica es la de la conquista, no la de los cuidados. Y desarticular esta masculinidad (¿será posible otra?) es urgente. m.

Para saber más

:: Masculinidad femenina, de Judith Halberstam (Egales, 2008).

:: The Mask You Live In, documental de The Representation Project (disponible en Netflix).

Ada Colau, la activista que llegó a ser alcaldesa

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Procedente de la lucha social por los derechos de los ciudadanos perjudicados por la burbuja inmobiliaria en España, Colau ha arribado a la arena política respaldada por su historia de identificación con la gente. Ello la distingue como una presencia refrescante, pero a la vez la enfrenta a grandes desafíos en el ejercicio del poder

Colau (saludando, con suéter rojo) en la plaza de Sant Jaume. Foto: EFE
Colau (saludando, con suéter rojo) en la plaza de Sant Jaume. Foto: EFE

“Tengo un gran miedo que sólo puedo decir ahora, aquí en secreto”, confiesa a la cámara. “Podría ser perfectamente que no me guste estar en una plataforma política ni ser candidata ni ser alcaldesa. Pero pienso que vale la pena lanzarse a la piscina”, dice esta mujer, sin una gota de maquillaje, que se dirige a la lente con esos ojos grandes, cafés, acentuados por gruesas cejas, que componen “la cara del cambio en Cataluña” y uno de los rostros más llamativos de la política europea de estos días.

El breve monólogo, que forma parte del tráiler del documental Alcadessa (2016), del director Pau Faus, presenta a Ada Colau Ballano (Barcelona, 1974), la activista que atrajo las miradas de un país gracias a la defensa que hizo de los derechos de cientos de personas que, luego del estallido de la burbuja inmobiliaria en España, se quedaron sin techo o perdieron sus propiedades al no poder pagar las hipotecas.

Tras su victoria en las urnas, el 24 de mayo de 2015, abanderada por un partido político de reciente formación, Barcelona en Comú (BComú), Colau se convirtió en la primera alcaldesa en la historia de la cuarta ciudad más visitada de Europa y un puerto del Mediterráneo que, a golpe de rebeldía, se ganó el mote de la rosa de foc, es decir, la rosa de fuego.

Ada Colau Ada Colau durante una sesión del pleno del Ayuntamiento de Barcelona. Foto: EFE

De la protesta al Ayuntamiento

“Ada Colau es una aberración”. Así la definió el exministro griego de Economía Yanis Varoufakis, en una entrevista para la revista española ICON.“Y de ahí viene la esperanza. De las bases, de los municipios, de cuando una ciudad elige a un gobernante que dice la verdad. A ver, la economía es un depredador, y la política, una presa. Si los tiburones se comen todo el pescado, se quedan sin alimento. Deben empezar a darse cuenta de que la presa necesita estar viva, aunque sea sólo para alimentarlos. Ada Colau es ejemplo de esa parte de la política que no se dejó devorar por el depredador”.

“Ella es importante, un ejemplo para Europa. Ha demostrado que se puede hacer política enfrentándose de forma sensata al poder económico. Y también plantándole cara a quienes ofrecen sólo soluciones legales al problema catalán”, dijo el griego.

Los seguidores de Colau, pero también sus detractores, no olvidan cuando, siendo portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en febrero de 2013, compareció en Madrid ante los diputados, y, refiriéndose a Javier Rodríguez Pellitero, vicesecretario de la Asociación Española de la Banca, dijo: “No le he tirado un zapato a este señor porque creía que era importante quedarme aquí para decir lo que estoy diciendo. Este señor es un criminal y como tal deberían ustedes tratarlo. No es un experto. Los representantes de las entidades financieras han causado este problema; son esta misma gente la que ha causado el problema, los que han arruinado la economía entera de este país y ustedes les siguen calificando de expertos”.

Intervenciones como ésta, pero también acciones muy concretas para impedir desalojos de personas —de ancianos, por ejemplo— en el momento mismo en que éstos se llevaban a cabo, la catapultaron en muy pocos meses a los primeros planos.

Ada Colau Ada Colau durante una protesta en el Congreso, en febrero de 2013, cuando era portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Foto: EFE

Cataluña, uno de los motores económicos de España, no ha sido ajena a la crisis económica que desde 2008 azota a ese país, ni al desencanto de los ciudadanos por los partidos tradicionales, así que no resultó extraño que apareciera una mujer valiente, capaz de decirle a los políticos sus verdades, como candidata a la alcaldía de Barcelona.

Luego de conocerse los resultados de las votaciones aquella noche de mayo, Colau declaró que había sido la victoria de David contra Goliat. Vestida con una blusa roja, un saco marrón y un pantalón de mezclilla, subió al estrado del complejo Fabra i Coats del barrio de Sant Andreu, en compañía de varios miembros de su equipo de campaña —entre éstos, la valenciana Gala Pin, su compañera okupa, y el profesor argentino Gerardo Pisarello—, a brincar y a bailar. Algunos días antes, el video El run run se había vuelto viral en YouTube. “El run run”, dice la letra de la canción interpretada por la propia Colau a ritmo de rumba, “es defender el bien común”.

“Casi voy en calzoncillos a Canaletas [la fuente donde se celebran las victorias del equipo de futbol Barcelona] cuando resultó electa”, cuenta el escritor catalán Miqui Otero, autor de la novela Rayos, que por estos días está causando revuelo entre los lectores españoles. “Creo que era necesaria una renovación en el Ayuntamiento de la ciudad”.

Rayos, que cuenta la historia de una pandilla de amigos, está armada a partir de los recuerdos de infancia y adolescencia de Otero en el puerto, en particular en el Raval, un céntrico barrio que, debido a la gentrificación, experimenta, como todo el resto de la ciudad, una mutación que tiene muy inquieta a su gente. A manera de ejemplo, Otero refiere que uno de sus sitios preferidos de toda la vida, el bar Olimpo, ha cerrado. En su lugar, unos escandinavos han puesto un restaurante que lleva por nombre Friendly Potatoes. “Con eso creo que ya te digo bastante”.

Ada Colau En la imagen, tomada en julio de 2013, Ada Colau es detenida por policías luego de una protesta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en una oficina del Banco Popular. Foto: AP

La “vecina normal”

Por extraño que parezca, Colau es hija de una agente inmobiliaria que se divorció cuando ella tenía tres años. Creció al cuidado de su madre y en compañía de tres medias hermanas, primero en El Guinardó, un barrio al sur de Barcelona que da al mar, y después en los barrios de Congrés y Ciutat Bella.

Durante su juventud, según la describe El Periódico de Cataluña, Colau era una chavala metódica y ordenada con predilección por los filósofos existencialistas: Camus, Sartre, Beauvoir. Este gusto la llevó precisamente a estudiar Filosofía en la Universidad de Barcelona, carrera que no terminó. De ese tiempo recuerda: “Hicimos encierros y huelgas contra las sucesivas reformas de desmantelamiento de la universidad pública”.

Tuvo que buscarse la vida, pues en su casa no sobraba el dinero. Comenzó entonces a aceptar una variopinta gama de trabajos temporales: azafata, encuestadora, profesora, animadora infantil. Princesa para el Museo de Cera en La Rambla.

La soltura con la que se desenvuelve ante los medios hoy en día tiene una explicación, o al menos un par de antecedentes. A sus 27 años, Colau estudió teatro y, más tarde, participó en una fallida serie de comedia para la cadena de televisión Antena 3 que llevó el título de Dos + Una (tiempo después, en coautoría con Adrià Alemany, su pareja, crearía el personaje Supervivienda, inspirado seguramente en el mexicano Superbarrio).

Durante la década 2000-2010, “preocupada por la pérdida de calidad democrática”, participó en protestas contra el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la guerra de Iraq. Pero quizás el acontecimiento más decisivo en su formación como activista ocurrió casi una década más tarde, en 2011, con el movimiento de los indignados, también conocido como 15M.

Para esta época tenía 37 años y vivía ya con Alemany, cinco años mayor que ella, a quien conoció en el movimiento V de Vivienda (nombre inspirado en la serie V de Vendetta), antecedente inmediato de la PAH.

Ada Colau Una locataria de un mercado en Barcelona coloca una hoja con propaganda a favor de Ada Colau, durante la campaña por la presidencia de la capital catalana en mayo de 2015. Foto: AP

“No puedo desligar mi recuerdo del 15M de las circunstancias vitales por las que pasaba hace cinco años”, ha escrito en su página de Facebook. “Acababa de ser madre [de Luca, su único hijo] y la emoción de las plazas llenas se mezclaba con la emoción de la maternidad. Hannah Arendt escribió que la maternidad es un acto radicalmente activista porque es la máxima afirmación de la vida. Con cada nueva vida, el horizonte de lo posible se amplía, empieza una nueva aventura en la que todo puede ser. En mi caso supuso también un cambio de actitud: del ‘pesimismo realista’ que había acompañado mi juventud, decidí conscientemente pasar a un ‘optimismo militante’, nada ingenuo, más bien pragmático. Quería comprometerme con el mundo al que había traído a mi hijo, y en el momento que lo tuve en brazos supe que haría todo lo posible por hacer de este mundo un lugar mejor”.

Fue durante sus años en la PAH que Colau comenzó a forjar un discurso propio que el diario inglés The Guardian califica de populista. Sincero, cuidadosamente trabajado y con algún guiño al movimiento zapatista.

Poco antes de las elecciones a la alcaldía, Xavier Vidal Foch, colaborador de El País, la describió de esta manera:

“Esta señora de 41 años tendrá las ideas picudas, pero suele encarnarlas de forma redonda. Es la alcaldable más rebelde, pero también la vecina más normal y próxima, que sonríe bien, gasta ropa holgada y exhibe sin rubor cejas pobladas. La adivinas llevando al chaval a la escuela, cartera en bandolera; pasando el aspirador concienzudamente por los rincones del piso o salpimentando, distraída, unos espaguetis mientras simultáneamente ultima una sorprendente protesta callejera”.

Vidal Foch fue tachado de machista por proponer la imagen de Colau usando una aspiradora. Otros, como Félix de Azúa, académico de la Real Academia Española, han ido un paso más allá, al declarar abiertamente su antipatía.

“Una ciudad civilizada y europea como Barcelona tiene como alcaldesa a Colau, una cosa de risa. Una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado. No tiene ni idea de cómo se lleva una ciudad ni le importa, lo único que le importa es cambiar los nombres de las calles”, declaró De Azúa en una entrevista a la revista Tiempo.

Ada Colau Colau durante un viaje en el metro de Barcelona, en julio de 2015. Foto: Reuters

“No olvidemos quiénes somos”

Una de las primeras acciones que tomó, siendo alcaldesa, fue retirar el busto del rey Juan Carlos I de la sala de plenos del Ayuntamiento, como una señal de carácter republicano de su gobierno. Otra, bajarse drásticamente el sueldo y aun repartir un excedente para causas benéficas.

Desde que llegó a la Plaza de Sant Jaume, sede del gobierno municipal, ha seguido viviendo donde mismo (un piso cercano a La Sagrada Familia en el barrio de Camp d’en Grassot, distrito de Gràcia), mantiene a su hijo Luca en la misma escuela pública y llega a su oficina en transporte público.

Ada Colau mantiene activas sus cuentas de Twitter y Facebook para hablar, entre otros temas, de la feminización de la política.

Tal vez por esto es que el balance parcial de su gestión, para sus críticos más feroces, es que ha privilegiado los gestos sobre los hechos.

En todo caso, la gran pregunta que se mantiene en el aire, como lo expresa The Guardian en un extenso reportaje publicado recientemente, es si ella puede llevar a la práctica su radical agenda. De acuerdo con el influyente diario inglés, el reto principal que la alcaldesa tiene ante sí, pasa por la regulación del turismo en una ciudad de poco más de millón y medio de habitantes —pequeña, comparada con Londres o París—, que ha sido totalmente rebasada por la cantidad de visitantes (siete millones al año) que la invaden. Muchos barceloneses se quejan de que, además de que los grados de miseria y desempleo son considerables y las rentas se han ido por las nubes, la multitud que los invade hace que, en ciertas avenidas y a ciertas horas, sea prácticamente imposible caminar por las calles.

“Cualquier ciudad que se sacrifica en el altar del turismo masivo será abandonada por su gente, cuando ésta no pueda pagar el costo de la vivienda, los alimentos y las necesidades básicas de cada día”, dijo al periodista Dan Hancox, de The Guardian. “Necesitamos buscar un balance justo entre la mejor versión de la globalización y conservar el carácter, la identidad y la vida de la ciudad”.

Ada Colau Simpatizantes de Ada Colau celebran el triunfo de su candidata luego de las elecciones celebradas en Barcelona en 2015. Foto: EFE

En este sentido, la medida más radical de su gobierno ha consistido en una moratoria, durante un año (misma que fue extendida), para todos los proyectos hoteleros en la ciudad vieja, así como la distinción entre alquileres domésticos y turísticos. Plataformas como Airbnb y Homeaway han sido multadas por no respetar esta categoría.

Como se esperaba, el primer año de gobierno no ha sido fácil. Ada Colau llegó a la alcadía con sólo 11 concejales, de un total de 41 que conforman la cámara, algo que la colocó de inicio en una posición sumamente frágil. La amenaza de ingobernabilidad la llevó, hace sólo unos días, a aliarse con el Partido Socialista Catalán (PSC) que, junto con Convergencia y Unión (CIU), había sido el dominante durante los últimos 35 años.

Su primer aniversario fue oscurecido por tres días de disturbios, con saldo de 16 heridos y un detenido, ocasionados por los enfrentamientos entre un grupo de activistas, okupas, que fueron desalojados del llamado “Banco Expropiado de Gràcia”, y los mossos de la policía. La mujer que alguna vez fue okupa ahora se enfrenta a ellos. ¿A esto se refería Ada Colau con aquello del “puede ser que no me guste”, que dice en su documental?

Y, sin embargo, la credibilidad de esta mujer “cordial pero complicada”, como la ha definido Joan Serra, autor del libro Ada, la rebelión democrática (2016), sigue siendo enorme, motivo por el cual la alcaldesa de Barcelona es pieza clave, ahora más que nunca, de la izquierda española.

Alabada y criticada a partes iguales, el poder de Ada Colau, ese que ha declarado que sólo quiere “para transformar”, va en aumento. Quizá por eso llama tanto la atención el letrero fijado en la puerta de su austero despacho. “No olvidemos nunca quiénes somos y por qué estamos aquí”. m.

Algunos casos mexicanos: del activismo a la función pública

El activismo está ligado a los llamados movimientos sociales organizados y, desde su reconocimiento como tal en el siglo XIX (como forma de protesta laboral), se cuentan activistas que, independientemente de su procedencia (dentro o fuera de los partidos políticos), han ocupado cargos públicos. México no ha sido la excepción.

La feminista yucateca Elvia Carrillo Puerto (1881-1967), defensora del derecho del voto para la mujer, entre otros asuntos, fue electa en 1923 diputada en el Congreso de Yucatán.

Casos similares fueron los de la periodista Florinda Lazos León y la profesora Hermila Galindo, feministas ambas. Lazos León fue diputada por su estado, Chiapas, en 1926; mientras que la duranguense Galindo fue, en 1952, la primera congresista federal.

La escritora Rosario Castellanos, feminista e indigenista, fue embajadora de México en Israel en 1971.

En épocas más recientes, uno de los activistas más notables, sobre todo por la exploración de nuevas formas de llevar a cabo la protesta y la defensa de sus causas, es Marco Rascón, quien, luego del terremoto de la Ciudad de México en 1985, creó a un superhéroe llamado Superbarrio Gómez —luchador enmascarado de lucha libre— para defender el derecho a la vivienda de los capitalinos, a través de la Asamblea de Barrios. Rascón ha sido diputado por el PRD y coordinador interinstitucional de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

La ecologista Julia Carabias, bióloga por la UNAM, fue presidenta del Instituto Nacional de Ecología y secretaria de Recursos Naturales y Pesca del gobierno del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000).

La feminista Marcela Lagarde, antropóloga por la UNAM, fue diputada federal por el PRD durante el periodo 2000-2003. Lagarde acuñó el término feminicidio para referirse a los asesinatos de mujeres ocurridos en Ciudad Juárez y fue promotora de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, vigente desde 2007.

En Jalisco, a escala municipal, hay casos de activistas con cargos públicos: Patricia Martínez (GDL en Bici) es coordinadora de Gestión Integral de la Ciudad del Ayuntamiento de Guadalajara; mientras que Mario Silva (Colectivo Ecologista Jalisco) y Jesús Carlos Soto (Ciudad para Todos) son directores de Movilidad de Guadalajara y Zapopan, respectivamente.

El diseño es de Magallanes

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Es una de las presencias más notables en el diseño gráfico contemporáneo. Y también una de las más reconocibles, cuando se está ante un libro que ha pasado por sus manos. “La técnica sin idea es un engañabobos. La idea sin técnica es una lástima”, afirma Alejandro Magallanes. Felizmente, él dispone siempre de ambas cosas

"Una portada buena tiene que sugerir, de ninguna manera imponer", afirma el diseñador. Foto: Lalis Jiménez

“Es un genio, yo se lo digo medio en broma medio en serio”.

El diseñador Felipe Covarrubias revisa un libro publicado en 1996 que fue parte de una exposición presentada en Checoslovaquia. Las páginas muestran el trabajo de una generación de diseñadores, desde Vicente Rojo hasta Alejandro Magallanes. En la foto, Magallanes aparece con el pelo largo. Con 25 años apenas, es uno de los más jóvenes de la lista.

“Alejandro es del 71. Son de las primeras cosas que hizo, pero ya desenfadado, porque este dibujo, ninguno de nosotros —de la vieja guardia, digamos—, ninguno de nosotros iba a hacer un dibujo tan simplón, tan infantil como éste. Él está haciendo cosas que nadie se había atrevido a hacer, no porque no se nos ocurrieran, sino porque a uno se le hacía como hasta una falta de respeto editorial”.

Alejandro Magallanes

Covarrubias asegura que Alejandro Magallanes es “miembro punta” de una generación posterior a la de Germán Montalvo. A él se lo presentó el diseñador Rafael López Castro en una cantina. Le cayó bien. Tiempo después, Magallanes, Montalvo y Covarrubias viajaron a Chihuahua para dar unas conferencias: el primero representó la genialidad, el segundo el oficio y el tercero la trayectoria.

“Lo considero un parteaguas en este asunto de la comunicación visual. Con algo tan simple como un lápiz y un papel en blanco, Alejandro desarma cualquier concepto. Va mucho al concepto de las cosas”.

Y continúa: “¿A qué hora termina uno un trabajo? Si no le habla uno al cliente, uno sigue. Poniéndole y poniéndole y poniéndole y poniéndole. Y quitándole y poniéndole: un sombrero, una letra más grande, una letra más chica. Alejandro no. Alejandro va al concepto en cuarenta segundos. Ya está. Alejandro es artista y es diseñador. Cuando es la cosa utilitaria, la resuelve, y cuando debe ser una obra de arte, lo hace”.

 

Los carteles

A finales de abril, Magallanes estuvo en Guadalajara. Durante una entrevista que se llevó a cabo en el Hotel Demetria, en donde estaba para participar en Wit Feria de Diseño 2016, el diseñador nacido en la Ciudad de México recordó que su carrera comenzó cuando era estudiante de Diseño Gráfico en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.

Su primera chamba llegó en 1993. Ese año se encargó de diseñar el logotipo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. En ese entonces, su preferencia era hacer carteles. El gusto le nació en la biblioteca, en donde revisaba revistas suizas y japonesas que contenían imágenes impactantes y conmovedoras. Él se repetía que quería hacer un trabajo similar a ése.

Alejandro Magallanes

Una persona que vio los carteles de la comisión lo invitó a realizar diseños para el cine. Magallanes no los firmaba porque pensaba que los carteles eran imágenes públicas y a nadie le interesaba saber quién las hizo. Sin embargo, un día el diseñador gráfico Rafael López Castro le dijo que se hiciera responsable de sus imágenes.

Después de los carteles de cine vinieron los de teatro y danza y los de festivales culturales. Al diseñador le da pena contar que una de esas imágenes, realizada para Voces Interiores, un ciclo de monólogos que se presentaría en la Universidad Autónoma Metropolitana, provocó el enojo de la actriz Susana Alexander. Magallanes había pensado que ese espectáculo se hacía desde las tripas, y por eso puso una panza peluda, grande y asquerosa.

“Siempre me ha parecido muy divertida la idea de que algunas imágenes te puedan chocar. Me parece que se produce un fenómeno de comunicación interesante. Hay muchas más categorías que lo feo y lo bonito. También puede ser estremecedor, o incluso te puede molestar. Cuando ocurre eso, el trabajo funciona como un espejo. Y cuando funciona así y reaccionas ante eso, es una imagen que va a quedar para siempre, para bien y para mal”.

En el libro Historia del diseño gráfico en México 1910-2010 (INBA, 2010), Luz Carmen Vilchis Esquivel destaca que antes que el cartel existió en México el bando. Durante el virreinato se usaba para dar a conocer informes, advertencias o comunicados oficiales y también para promocionar productos, servicios y espectáculos públicos.

Alejandro Magallanes

En el siglo XX, los carteles se utilizaron para anunciar películas, conciertos, recitales y exposiciones de artes plásticas. Según Vilchis Esquivel, eran incipientes diseños que, en general, se limitaban a plasmar el título, el elenco, la sala de proyección y el costo de entrada. Fue el recurso de peso para la difusión de espectáculos populares o para cumplir con una tarea informativa y hasta lúdica.

Para Magallanes, en la actualidad un cartel debe responder a las preguntas cómo, por qué, cuándo, para quién. Pero también debe tener diferentes capas de contenido, como si fuera un gran sándwich, de modo que cuando una persona lo paladee no pueda descifrar por qué le gusta o por qué le molesta.

 

Las portadas

Según Elvia Carreño, especialista en libros antiguos, en 1558 Felipe II obligó a los impresores a poner en la primera hoja su nombre además del escritor, así como el título del libro, el lugar y el año de impresión. Estas portadillas se caracterizaron por el uso de orlas con motivos florales o por llevar grabados de xilografía centrados y acompañados por el título y los datos del autor.

Vilchis Esquivel asegura que desde entonces, las portadas de los libros tuvieron influencias del barroco, con una visión arquitectónica, ya que en ellas se incorporaban dibujos de frontispicios. En el siglo XVIII se recurrió a los elementos del periodo Clásico y en ocasiones las portadas sólo contenían un grabado caligráfico que solía presentar el escudo del impresor, del autor o del mecenas. En el XIX se regresó a los motivos góticos y se utilizaron los tipos llamados “de fantasía”, que junto con otras fuentes propiciaron diversos estilos.

Alejandro Magallanes

Esta autora advierte que, a principios del siglo XX, la situación sociopolítica y económica frenó el trabajo artístico y las innovaciones en el diseño del libro, hasta que pintores, grabadores y dibujantes egresados de la Academia de San Carlos aprendieron el dominio de las páginas impresas. Trabajaron con tipógrafos y lograron proyectos editoriales formal y estilísticamente cuidados. Y durante la segunda mitad del siglo, el diseño gráfico creció hasta formar parte de los programas de estudio de las universidades. Los diseñadores gráficos se profesionalizaron. Uno de los primeros fue Vicente Rojo. Pero a partir de los años ochenta, la magnificación de la tecnología propició la pérdida de espontaneidad, creatividad e innovación que anteriormente permitían la manualidad y sus tiempos de reflexión.

“Es cierto que los diseñadores pueden ser más precisos, libres e independientes; sin embargo, se han contaminado con el trabajo que antes delegaban a otros quienes tradicionalmente realizaban el trabajo mecánico. Los diseñadores se enfocaban más en el concepto, la idea, la forma, en la visualización y la composición”.

 

Las de Magallanes

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura 2015, 1.5 por ciento de los lectores en México escoge los libros que lee por la portada y las ilustraciones. Quizás esto se deba a que, como escribió Gabriel Zaid (Letras Libres 210), “muchos diseñadores diseñan para el ojo que hojea, no para el ojo que lee. Arman páginas bonitas de ver (como carteles llamativos), pero difíciles de leer más allá de las fotos y los titulares”.

Uno de los que diseñan para el ojo que lee es Vicente Rojo. En 1967, la editorial Sudamericana publicó Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. La portada de la primera edición de este libro sería concebida por Rojo, pero su trabajo se extravió y la editorial tuvo que improvisar otra en la que aparece un galeón perdido en medio de una selva azul.

En una nota publicada en El Heraldo el 22 de abril de 2014, Rojo afirma que para realizar la carátula se inspiró en los diseños de viñetas mexicanos con motivos escolares y populares del siglo XIX. “A mí no me gusta que las portadas sean impositivas. Yo pienso que una portada buena tiene que sugerir, pero de ninguna manera imponer el criterio del diseñador”, dijo en esa entrevista.

Alejandro Magallanes

Casi cinco décadas después, a Magallanes le tocó diseñar de nuevo las portadas de los libros de García Márquez. En el sitio de internet Me gusta leer, de Penguin Random House, aparece un árbol negro, deshojado, sobre un fondo azul, que acompaña a la nueva edición de Cien años de soledad. En el portal se menciona que “las portadas de los libros que forman la nueva Biblioteca Gabriel García Márquez en Literatura Random House son obra del reputado diseñador gráfico mejicano Alejandro Magallanes”.

Magallanes dice que lo que más ha hecho en su carrera son páginas. Sus primeros conocimientos del diseño editorial los obtuvo viendo la revista Poliéster. Después pasó por Alfaguara, Tusquets, Clío y el Fondo de Cultura Económica. Ha hecho portadas e interiores, libros lujosos y otros más sencillos que sólo se venden en puestos de revistas.

“Cada portada es una interpretación mía de los textos de ellos y es tan subjetiva que puede partir desde el texto, del título, de un detalle mínimo que yo pienso que, por muy mínimo que sea, tiene potencia, aunque se diluya. Es trabajo de interpretación. Es un poco lo que me provoca o me evoca ese libro o ese título”.

Hace diez años, Martín Solares lo invitó a participar en Almadía. Le dijo que era una editorial oaxaqueña, de gente muy joven y que sería increíble que pudiera proponer unos diseños. El primer libro que diseñó Magallanes fue Los culpables, de Juan Villoro. Siguió El imperio de la neomemoria, de Heriberto Yépez. Uno de los últimos que mostró en su cuenta de Twitter fue Los que hablan (fotorrelatos), de Mauricio Montiel Figueiras.

Alejandro Magallanes

El escritor Jorge F. Hernández, quien en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara presentó su libro Solsticio de infarto, diseñado por Magallanes, dijo a los reporteros que ahora que Magallanes diseña los libros de Almadía, todos los escritores quieren publicar en esta editorial.

Diego Rabasa, consejero editorial de Sexto Piso, escribió en máspormás que, en todos los márgenes, Alejandro Magallanes “ha logrado tejer una obra que en su amplitud y variedad conserva un tono y un sentido que es a la vez estricto en la honestidad de sus intenciones y desparpajado en el despliegue de sus formas”.

En una entrevista que le concedió a la revista Tierra Adentro, Alejandro Magallanes dijo que “hay quienes critican las colecciones por ser constantes. No obstante, se debe estudiar la inteligencia que esconden esas repeticiones. Por ejemplo, en las de Porrúa sólo cambian colores. Que hayan sido constantes y todos sean iguales, me parece maravilloso. Finalmente, al no dar un tratamiento a todos los libros, sino a un solo libro de tal autor, que publica en Almadía, lo diseño con dos características: pensando que es un libro único y, también, que pertenece a una editorial que está usando una imagen”.

 

“Dibujo todo el tiempo”

“Dibujo. Dibujo todo el tiempo, escribo todo el tiempo. Todo el tiempo estoy pensando cosas. Es divertido. Todo el tiempo estoy imaginando cosas. Y también todo el tiempo se me ocurren cosas que quiero hacer. Me gustaría hacer un mueble, una película, pienso en cómo lo haría, con quién me acercaría, hay cosas que se podrían hacer y otras no y todo el tiempo es como un ejercicio. Quién sabe por qué pase, pero no me agota”.

Cuando era niño, Alejandro Magallanes veía a su papá hacer letras. Le gustaba verlo. Tenía buena letra. En la escuela era el alumno que dibujaba, el que hacía los periódicos murales y las caricaturas de los profesores. El dibujo lo motivó. Luego vio cómo todos sus compañeros crecieron y dejaron de hacerlo sin que nadie se alarmara.

Alejandro Magallanes

Para él, el dibujo es una gramática que se aprende desde la infancia. Él dibujaba por razones emocionales, pero también para organizar el mundo que lo rodeaba. Durante su etapa como estudiante de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, escuchó muchas veces a sus maestros decirle que dejara la carrera, pues consideraban que no tenía talento. No les hizo caso.

Lo único que no le gusta de su trabajo son los plazos de entrega, pues en ocasiones resultan muy estresantes. En el futuro le gustaría hacer las cosas con más tiempo.

Magallanes dice que en su trabajo la técnica no sirve sin la idea: “La técnica sin idea es un engañabobos. La idea sin técnica es una lástima. Se deben tener las dos cosas juntas”.

“Quiero seguir teniendo trabajo. Ojalá que pase eso. Me parece que la vida de un diseñador gráfico es corta. ‘Corta’, porque no dura tanto como otras actividades. El diseñador tiene que estar muy al pendiente de las tendencias que existen y que siempre van imponiendo los más jóvenes. Llega un momento en el que te desfasas. Tienes que entrenarte muy bien”.

Actualmente, Magallanes prepara un libro de ensayos propios para la editorial Taurus y una exposición que llevará a Estados Unidos. Le interesa desarrollarse en el terreno artístico, un espacio en el que considera que no debería estar.

Alejandro Magallanes

“Yo no me asumía como artista. Siempre da mucho pudor decir ‘soy esto o soy aquello’. Y más con palabras que son muy grandes, como artista, filósofo o poeta. Luego, la verdad, piensas: si son grandes es porque nos volvemos un poco solemnes. Uno puede decirlas sin que pase nada”.

Dice que se le etiqueta como ilustrador, aunque en realidad es más diseñador gráfico.

“Ilustro un montón. Pero también he escrito libros. Tengo dos libros de poesía, pero no soy poeta. Hago exposiciones en museos con temas artísticos, pero no soy artista. Yo creo que de ilustrador no queda duda, ni de diseñador. Todo es parte de una obra. Todo es parte de lo mismo. Somos universos súper limitados. En ese sentido, podemos escarbar un poco y es interesante ver qué nos encontramos”.

 

La mala memoria

Magallanes dice que, en general, la sociedad mexicana tiene mala memoria. Sin embargo, él recuerda que en los años noventa, su generación fue testigo de la revolución digital, pero también de los fraudes políticos, la corrupción y la violencia. “Fuimos la primera generación que utilizó la computadora para hacer sus diseños. Eso cambió mucho la técnica. Antes era mucho más lento el diseño, porque no se podía hacer de otra forma. Fuimos una generación que formó muchos colectivos, nos tocó el movimiento zapatista y eso nos marcó. Nos tocó cuando ‘fraudearon a Cárdenas. Nos dieron mucha esperanza, varios nos decepcionamos”.

Su decepción aumentó durante los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Sin embargo, considera que crear es su mejor forma de quejarse. “Dibujaría a la clase política como algo pesado, maltrecho, deforme, descompuesto, terrible. Ayer puse en Twitter que ojalá los políticos no pusieran sus caras en sus carteles. Ojalá que no pusieran sus carteles en ningún lado. ¿Por qué tenemos que ver a un señor enorme, que se está riendo, a fuerza? Está en la vía pública. Nos deberían pagar por verlo, por padecerlo”. m.

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