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En confío

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Ante el creciente escrutinio, para sostener la reputación de marcas y organizaciones, ya no basta con una flamante campaña publicitaria, sino que hace falta crear confianza. Y la confianza se gana cumpliendo la palabra

Las leyes, la burocracia, las marcas… éstos y otros conceptos nacieron con la intención de garantizar lo incierto, lo intangible: que las personas y las instituciones cumplan con su palabra. Por supuesto, ha habido escollos en el camino: la famosa ley estadunidense Sarbanes-Oxley, creada a raíz del escandaloso fraude de Enron, es tan sólo el ejemplo más célebre de las escrupulosas medidas que hubo que aplicar en las empresas de todo el mundo para garantizar mayor certidumbre entre sus respectivos accionistas y terceros interesados (clientes, proveedores, gobierno, etcétera).

Decepcionados de los grandes bancos que crearon la burbuja hipotecaria; de los pequeños bancos que hacen negocio con los pobres; de las multinacionales que niegan el cambio climático o que se enriquecen desaforadamente mientras sus empleados ganan sueldos minúsculos; y de otros hijos bastardos del capitalismo, los consumidores de hoy se han tornado escépticos y contestatarios: se informan acerca de lo que hacen las empresas y les exigen cuentas, critican abiertamente las incongruencias de las marcas en foros públicos, comparan precios y buscan alternativas... o las emprenden. Ante el creciente escrutinio, para sostener la reputación de marcas y organizaciones, ya no basta con una flamante campaña publicitaria —como se ilustra en la serie televisiva Mad Men—, sino que hace falta crear confianza. Y la confianza se gana así, como entre las personas: cumpliendo la palabra. Al fin y al cabo, toda marca es una promesa de venta.

 

Uber, Airbnb y la economía colaborativa

En modelos de negocio como éstos, la confianza es la moneda de cambio: en Uber, chofer y pasajero se califican mutuamente; en Airbnb lo hacen también el inquilino y el anfitrión. El prestigio de estas empresas depende casi exclusivamente de la reputación del usuario del servicio y de la persona que lo presta. En MercadoLibre, por ejemplo, importa tanto el precio del producto como el renombre de quien lo ofrece. Rachel Botsman, fundadora de The Collaborative Lab, ha llamado a esto “el consumo colaborativo”, una cultura económica capaz de producir negocios basados, antes que nada, en la confianza.

 

Las promesas de Kickstarter

Keiji Inafune, cocreador de Mega Man, es una leyenda viva de los videojuegos. Tim Schafer es otro hijo predilecto que salió de LucasArts para fundar su propio estudio independiente. Ambos lograron producir ambiciosos videojuegos (Mighty No. 9 y Broken Age, respectivamente) sin el respaldo de los grandes editores, y se valieron de dos cosas: su credibilidad y la plataforma de crowdfunding Kickstarter. Este último factor es clave, pues financiar una idea o un producto puede ser un volado: más de una empresa les ha fallado a sus mecenas virtuales, abollando en el camino la reputación de Kickstarter.

 

La opaca iglesia del balompié

El FBI confirmó nuestras sospechas: la FIFA es un hervidero de funcionarios corruptos que se han enriquecido en un organismo sin fines de lucro. En octubre, sus principales patrocinadores, Visa, Budweiser, McDonald’s y Coca-Cola, amenazaron con retirar sus patrocinios y exigieron una reforma sustancial en la organización, incluida la renuncia del presidente, Joseph Blatter. La FIFA necesita dicha reforma para limpiar su imagen de manera creíble. Si no lo hace, se arriesga a perder ingresos multimillonarios por publicidad y a arruinar para muchos un negocio que ya es de por sí indulgente: el futbol.

 

La cortina de humo de Volkswagen

Por simular que sus autos cumplían con las regulaciones de emisiones contaminantes a la atmósfera, y ser descubiertos, vw padece hoy el escarnio público. Ha despedido a su CEO, debe reemplazar o reparar más de 8 millones de unidades defectuosas y se enfrenta a multas y demandas y a la caída del valor de sus acciones. La empresa alemana perderá ingresos y la preferencia del cliente, circunstancia que sus competidores no dudarán en aprovechar. Para redimirse deberá comprobar que se ha resarcido el daño y que no reincidirá. Volkswagen sobrevivirá, pero ¿cuántas empresas del mundo podrían decir lo mismo?

 

El segundo aire de Microsoft

Para revivir a una empresa relegada, obsoleta, hay que innovar. Así lo hizo Lee Iacocca en Chrysler en los años ochenta al crear el modelo K y las minivans. Satya Nadella, CEO de Microsoft, está en el proceso de librar a su compañía de la imagen del Godínez torpe de la computación. Este 2015 lanzó una moderna alineación de computadoras y móviles que rivalizan con el catálogo de Apple y Google. “Microsoft existe para crear cosas con las que la gente pueda hacer cosas”, dice Nadella. En esta nueva misión se propone acabar con los productos malhechos, diseñados sin tomar en cuenta al usuario final.


Con-fiar

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Confiar es fiarse en conjunto, en consonancia, de forma agregada y recíproca. En realidad no se confía en alguien, sino en el vínculo que se sostiene con alguien.

¿Cuáles son los vínculos en los que realmente podemos confiar? Foto: wrk.cl
¿Cuáles son los vínculos en los que realmente podemos confiar? Foto: wrk.cl

Si nos tomamos en serio el prefijo con- que forma parte del sustantivo confianza y del verbo confiar, tendremos que aceptar que es gramaticalmente incorrecto suponer que se puede confiar unilateralmente en alguien. Porque confiar es fiarse en conjunto, en consonancia, de forma agregada y recíproca. En realidad no se confía en alguien, sino en el vínculo que se sostiene con alguien. Un vínculo —dice el diccionario— es una atadura material y/o simbólica entre una persona y otra. Como los “lazos de sangre” que toman forma de apellidos y que tradicionalmente comprometen cuidados, bienes, herencias y hasta profesiones; y que usualmente también generan muchos conflictos, pues se trata de vínculos en cuya formación no ha habido acuerdos, solamente imposiciones.

Sin embargo, los índices de violencia intrafamiliar y de abandono de infantes por parte de sus progenitores hablan de lo poco confiables que son en realidad los lazos sanguíneos. Madres y padres responsables tampoco suelen fiarse de sus hijos cuando son pequeños, de que puedan salir solos a la calle, de que puedan encargarse hábilmente de determinadas tareas. Cuando nuestros hijos crecen y aun así no nos fiamos de ellos, posiblemente sea porque no queremos asumir que los necesitaremos cuando seamos viejos, porque nos negamos a mirar que la vida es una trama de interdependencias que nos sostienen. La lógica individualista propia del orden social que se impone a nuestras formas de vida, torna invisible el campo común de estas interdependencias.

Aparentemente es sencillo confiar en nuestros padres, porque son mayores y somos su responsabilidad (“lazos de sangre”), de la misma forma que ocurre con el gobierno o con Dios —vínculo al que los filósofos modernos llamaron “contrato social” —. Esta mitología forma parte de una ética patriarcal que traslada la confianza de los vínculos, a los sujetos que encarnan el poder (Hernando). Así es como opera también el amor romántico, forma de relación que consiste en construir un rostro a imagen y semejanza de nuestros ideales para luego conferirle plenamente nuestra felicidad. Las traiciones no se hacen esperar, porque la lógica del poder es su propia reproducción, no la del cuidado de los vínculos; mientras, los periódicos dicen que las debacles económicas se deben a “crisis de confianza en los mercados financieros”, evidenciando que nuestro bienestar material depende de las disputas entre unas cuantas familias de inversionistas y gobernantes que de pronto no confían unos en otros.

¿Cuáles son entonces los vínculos en los que realmente podemos confiar? Aquellos que no se asumen por imposición (institucionalizada) ni por tradición, sino que se cultivan de forma conjunta, recíproca, y asumen que sólo la interdependencia sostiene la vida. Como la amistad. m.

 

Para leer

::Mujeres, hombres, poder, de Almudena Hernando (ed.) (Traficantes de sueños, 2015): bit.ly/Almudena-Hernando

“Cuando trabajas en cooperativa, la inversión retorna a la comunidad”

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Juan Valdez es un campesino colombiano que se hace acompañar por un burrito y se precia de ofrecer el mejor café del mundo. Roberto González, director en México de Juan Valdez, explica que también es un concepto que agrupa los esfuerzos de los productores cafetaleros colombianos por hacerse cargo de la producción, el procesamiento y la distribución del café en beneficio de sus comunidades, siempre con una perspectiva de ética y comercio justo

La marca es representada por un cafetalero colombiano. Foto: blog.juanvaldez.com
La marca es representada por un cafetalero colombiano. Foto: blog.juanvaldez.com

Después de pasar toda la noche descargando el millón 527 mil 503 plegarias de los fieles, Bruce Nolan, investido como Dios, se dispone a bendecir y responder. Pero antes decide aparecer un café. Pero no cualquier café: por la ventana del departamento se asoma, al lado de su burro, Juan Valdez, el cafetalero colombiano más famoso del mundo. “Buenos días. Disfrute un buen café”, saluda el hombre al tiempo que llena la taza. “Éste es un fresco café de montaña directamente de Colombia”, dice Nolan y, luego entonces, se apresta a responder todas las peticiones de los creyentes.

La escena, que aparece en la película Todopoderoso (Bruce Almighty, 2003) y es protagonizada por Jim Carrey, presenta a la que es, quizá, la marca de café colombiano más reconocida en el mundo desde hace algunos años: Juan Valdez Café. Se trata de un concepto creado por la Federación Nacional de Cafetaleros de Colombia y la Promotora de Café Colombia (Procafecol), dos entidades que representan a las cerca de 500 mil familias que se dedican a la producción de café en el país sudamericano y que articulan una red que incluye desde la siembra, la cosecha y el procesamiento hasta el servicio directo al consumidor en establecimientos propios, en un modelo que en México es animado por el proyecto Bats’il Maya y las cafeterías Capeltic.

Aunque la historia de Juan Valdez Café se remonta a los años sesenta, cuando reforzó la incursión del café colombiano en Estados Unidos, desde 2002 se le dio un mayor impulso con la apertura de las cafeterías propias, primero en Colombia y luego fuera del país. Actualmente tiene sucursales en Aruba, Bolivia, Chile, Corea del Sur, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, El Salvador, Malasia, Panamá, Perú y México. Y en todas ellas el objetivo, explica Roberto González, director general de Juan Valdez para México, es el mismo: demostrar que “el café colombiano es el mejor del mundo”. Y el objetivo se cimienta, añade González, en dos pilares principales: el comercio justo para beneficiar a los productores cafetaleros y el servicio de calidad al público para que éste aprenda a apreciar el buen café.

Roberto González Juan Valdez Café Roberto González es el representante de Juan Valdez Café en México. Fotos: Lalis Jiménez 

¿Cómo surge el concepto Juan Valdez?

El concepto actual comenzó en 2002. Somos unos de los hijos de la Federación Nacional de Cafetaleros y de Procafecol. Desde esas instancias se pensó en cómo fortalecer el mercado de café y la idea más clara era que se tenía que cumplir un círculo completo que incluyera el desarrollo de tecnología, la implementación, la pisca de café hasta el servicio directo al consumidor final. De ahí nace una estrategia muy completa en la que se estandarizan los procesos de la siembra, la cosecha del café, el transporte y el empacado. Juan Valdez es un concepto que nació en los años sesenta en Estados Unidos para fortalecer la incursión del café cien por ciento colombiano en los mercados internacionales. Se decidió crear un personaje que representa el que era el nombre más común en Estados Unidos, en ese entonces Juan, y se hace la selección del apellido Valdez para crear un personaje digno de representar al cafetalero colombiano, la persona que iba y piscaba la cereza de la mata del café y la llevaba directamente a la taza del consumidor.

Las cafeterías, ya lo decía, comenzaron en 2002 con un proyecto en el que se implementó desde el primer día una selección de los mejores granos de café para ponerlos sobre la mesa. Descubrimos que la gente no conocía la fortaleza del café o todo lo que se puede hacer con él. Por ejemplo, en los vinos sabemos apreciar la intensidad, el dulzor, etcétera, pero en el caso del café la gente desconocía mucho. Entonces, el concepto Juan Valdez también busca elevar el conocimiento de la ingesta del café. Hay cerca de 30 notas de aromas y sabores en la degustación de una taza y varían mucho en la forma de preparación. Juan Valdez no sólo vende: explora conjuntamente el gusto de cada persona.

Tenemos mucha competencia. Starbucks, que es una compañía maestra en la parte de mercadotecnia, falla en el producto, que es el centro de la estrategia de Juan Valdez: toda la estrategia está centrada en obtener el mejor café. Partimos del conocimiento, y también es parte de la estrategia de comercialización, de que el café colombiano es el mejor del mundo. Hay microcosechas de algunos países como Kenia, Indonesia, Jamaica, que tienen un café extraordinario; en México hay regiones como Veracruz y Chiapas donde el café es extraordinario, pero falta la parte de llevarle el mejor producto directamente al comensal. Eso es algo que hace muy bien Juan Valdez.

 

¿Y cómo lo hace?

Aprendió de la fórmula del colombiano. Para empezar, si tomamos en cuenta que en Colombia hay una población aproximada de 47 millones de personas y 500 mil familias dependen de la producción de café, quiere decir que más o menos una de cada tres personas está enfocada o en contacto con alguien involucrado en el proceso del café. El colombiano vive una pasión extraordinaria en su relación con el café. Si preguntas por qué se conoce Colombia en el mundo, lo primero que se menciona es el café. Entonces, lo que hicimos fue importar parte de esa pasión para darle ese sabor auténtico a la operación. En mi equipo tengo varios colombianos que me han ayudado a darle esa pasión a la parte operativa: capacitan al personal, me ayudan a integrar el producto. Eso nos hace completamente diferentes: cuando contagiamos esa pasión, nos hacemos más fuertes. Y vamos un poco más allá: a los empleados mexicanos los mandamos a las montañas colombianas para que vivan el proceso de cerca y regresan maravillados. Ahí es cuando comenzamos a entender que Juan Valdez no es una marca: es algo que vivimos día a día, una pasión que tenemos todos. Es la forma en que podemos empezar a conectarnos de manera directa con el consumidor.

Juan Valdez Café

¿Cómo se benefician esas 500 mil familias involucradas en la cadena del café?

Una de las cosas que pasan cuando haces una Federación Nacional de Cafetaleros, que abarca a tantas familias, es que la potencia que tienes es increíble, porque no sólo ves el proceso desde la generación de la semilla, sino que ves el círculo completo. Lo más importante es que los integrantes de la federación son dueños de todo el proceso: integran la investigación de mercados, la línea comercial, el comercio justo, ellos son sus propios jefes, todo lo que se utiliza en las tiendas es de autoconsumo. Por ejemplo, los árboles que hay en los cafetales se utilizan como ambientación en la tienda; en las diferentes provincias de Colombia se usan los materiales locales. No es como Starbucks, donde todo es uniforme, negro y verde. Acá cada tienda tiene un sabor diferente.

La gran diferencia es que cuando trabajas en cooperativa, la inversión retorna a la comunidad. Y cuando regresa, lo hace en forma de hospitales, de escuelas, de tecnología, de fertilizantes orgánicos y cualquier cosa que ayude a sostener a las comunidades. Por otra parte, como el café se cotiza en dólares, los cafetaleros tienen el beneficio de que los ingresos vienen en esa divisa, no en pesos colombianos, por lo que tienen un nivel económico más fuerte.

Otra cosa que hace la federación es compartir tecnología. Hay muchos proyectos en México. Por ejemplo, ahora hay una plaga que se llama roya, que carcome las hojas de la planta y sobreexpone la cereza del café, con lo que ésta se echa a perder. En México, la Sagarpa anunció que mucha de la producción del café para el próximo año está comprometida. Eso es sumamente crítico para estados como Chiapas, Oaxaca o Veracruz. ¿Qué hace Colombia? Ha exportado las semillas de Castilla y diferentes variedades para que se puedan plantar en territorio mexicano y en otros países, para fortalecer el campo cafetalero. La filosofía de la compañía incluye entender el valor de la marca, la pasión que hay detrás del café, y entonces no se benefician si hay una explotación o falta de producto. Lo que se quiere es subir la calidad mundial del café y por eso se comparte esa tecnología. Los productores colombianos no se benefician por la sequía o la escasez. Ellos se benefician cuando este café se puede compartir en el mundo. Vienen con una mentalidad completamente diferente. Trabajan la parte tecnológica para mejorar los cafetales. Pongo un ejemplo: en Colombia a los diez años se renuevan las matas. En México se quedan entre 20 y 30 años, y entonces la calidad decae. Es algo que aprendieron los colombianos y están compartiendo con el resto del mundo. Viven la pasión del café por la pasión del café, no como un tema comercial. Colombia es el tercer productor y exportador de café del mundo, detrás de Brasil y Vietnam. Podría ser el exportador más grande, pero prefiere la calidad y mantener su ética en la comercialización del producto.

 

Acabas de decir una palabra complicada. ¿Cómo conservar la ética en medio de una competencia voraz, marcada por el ritmo del mercado?

El café de Juan Valdez es el más caro que hay en México. La causa principal es que pagamos 60 por ciento de arancel; hay un poco de proteccionismo para la importación de café que llamamos de alto grado o premium. Entonces, sí somos el café más caro, pero regresamos un porcentaje de las ventas a la Federación Nacional de Cafetaleros en Colombia. Ése es un componente ético importante. La empresa sí quiere crecer, ser rentable, finalmente es un negocio, pero encontramos muchas cuestiones que van de acuerdo con nuestros valores como empresa. Sabemos que sí hay una cadena en la que regresa una cantidad más fuerte como regalías a Colombia y entendemos que detrás de esto hay una parte muy fuerte de sostener el crecimiento.

Algo que hacemos en Juan Valdez, además de tener un producto orgánico y certificado con diferentes grados, es que cuidamos mucho la calidad. Todos los productos en la tienda llevan una tendencia orgánica: todo lo que vendemos es orgánico, las harinas que usan los proveedores son orgánicas, tenemos un programa en el que no usamos tanta azúcar para la pastelería, usamos leche orgánica y baja en hormonas porque sabemos que tenemos una responsabilidad con la salud. Hoy por hoy tenemos problemas de obesidad, cardiacos, de diabetes, entonces queremos enfocarnos en tratar de no vender por vender, sino con un sentido de ayudar a los clientes, dar opciones.Roberto González Juan Valdez Café

La marca tiene una aparición fugaz en la película Todopoderoso, ¿qué otras estrategias han desarrollado para darla a conocer?

Hay muchas formas de promover una marca. Puedes hacerlo de manera burda, atiborrando de información a la gente para que compre en automático. Nosotros no queremos que compres la marca, sino que la adoptes. Ése es otro enfoque y está fundamentado en la credibilidad de lo que hay detrás: cómo preparamos el café, etcétera. En la película vemos a Bruce pidiendo la mejor taza de café y sale el personaje de Juan Valdez. Hemos hecho diferentes incursiones: en clips de videos de música colombiana, otras películas, hemos hecho cosas con American Airlines donde de pronto sólo se ven el sombrero y el burrito. Buscamos siempre cosas sutiles que refuercen la credibilidad.

Hace 20 años Colombia hizo una campaña que decía “100 por ciento café colombiano”. ¿Qué había detrás? Dar a conocer en el mundo que el café colombiano es el mejor. Se lanzó primero una imagen similar a la que tenemos ahora: un triángulo con Juan Valdez y el burrito, precisamente para fortalecer icónicamente el café 100 por ciento de Colombia. Después se introdujo el personaje de Juan Valdez.

 

¿Cómo eligen a quien será la cara “física” de Juan Valdez?

Lo que se busca es que sea un auténtico campesino con todos sus valores y esa pasión por el café. Juan Valdez es un personaje, pero también es una persona que vive en su propia finca y la trabaja con su familia. Representa a la marca cada vez que hay aperturas importantes, porta el atuendo tradicional con mucho orgullo de ser colombiano y lo lleva por todas partes. Es un icono, pero al final del día pasó un proceso de casi un año en el que se fueron haciendo selecciones, donde se midieron sus conocimientos acerca del café —que obviamente fue una parte sumamente importante en la selección—, su conocimiento del país. Es una persona sumamente preparada, es todo un embajador.

 

Sin embargo, también han enfrentado contracampañas, como una que decía que Juan Valdez en realidad tomaba café de Costa Rica...

Cuando yo trabajé en Burger King hubo una campaña que mostraba al payaso de McDonald’s comiendo en Burger King. Y así podemos hacer muchos paralelos. Para empezar, es importante recordar que Juan Valdez sólo vende café colombiano, a diferencia, por ejemplo, de Starbucks, que vende café mexicano, jamaiquino, de Estados Unidos, de Colombia, etcétera. Ésa es su fórmula y les ha dado éxito. Al final del día, nosotros somos los embajadores de marca y no vamos a vender otra cosa. Por mi mismo trabajo, yo pruebo los cafés de mi competencia y soy sincero cuando digo que Juan Valdez es superior, no sólo porque he vivido todo el proceso y lo conozco perfectamente, sino por toda la ética que hay detrás.

Y tampoco exagero cuando digo que tenemos un producto superior. Colombia es el único país del mundo que tiene dos corrientes marítimas importantes: la del Atlántico y la del Pacífico; tiene 340 días de lluvia en los altiplanos y las montañas, que son las regiones donde se cosecha y se produce el café. Esas condiciones son una de las claves del éxito del café, porque la cantidad de agua y el tipo de corrientes balancean los ácidos de la tierra y dan pie a un producto que no se puede igualar.

Roberto González Juan Valdez Café

¿Cuáles son los principales retos que tienen por delante?

Seguimos impulsando el crecimiento y la difusión de la marca. No queremos ser el más grande —Starbucks tiene más de 20 mil tiendas y Juan Valdez tiene 300—, sino el mejor. Aun así tenemos un proyecto de expansión. Tenemos tres años en México: el primero fue para asegurar la parte operativa, el segundo atendimos la parte comercial y ahora viene el desarrollo. Vamos a ciudades como Guadalajara, Monterrey, los alrededores de la ciudad de México y el sureste.

 

¿Cómo van a incursionar en el sureste de México, que es donde está centrada la producción cafetalera del país?

Estamos estudiando entrar en Veracruz. Algo que hace mucho Juan Valdez es respetar, conocer y trabajar conjuntamente con cafetaleros en el mundo. Entendemos la competencia no como entrar a tu mercado a desbancar, sino para darles otra alternativa a los consumidores. Reconocemos que el café de México es extraordinario, hay algunos cafés que incluso podrían ser mejores que el nuestro, pero nosotros somos consistentes y tenemos posicionamiento a nivel mundial. Lo que buscamos es dar a los consumidores otra alternativa y trabajar en conjunto con los productores y conceptos locales. m.

Silvia Torres-Peimbert: Mujeres que miran las estrellas

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Integrante de una admirable tradición de científicas que han trabajado en descifrar los secretos del cosmos, la primera mexicana en presidir la Unión Astronómica Internacional es una de las estudiosas más importantes de la materia interestelar. Y al volver la vista a problemas más terrenales, se interesa especialmente por el avance de las mujeres en la ciencia y por las condiciones de inequidad que enfrentan

Silvia Torres-Peimbert es heredera del trabajo que han realizado muchas otras mujeres. Foto: Lalis Jiménez
Silvia Torres-Peimbert es heredera del trabajo que han realizado muchas otras mujeres. Foto: Lalis Jiménez

Por Durruty Jesús de Alba Martínez y José Israel Carranza

 

Es posible que algunas de las batallas más arduas por la verdad científica se hayan librado en el ámbito de la astronomía. La investigación de cuanto los cielos pueden revelarnos exige a quienes la realizan no sólo capacidad de observación y un conocimiento vasto de los principios físicos que rigen el universo, expresados en términos matemáticos, sino además una determinación firme para que ese conocimiento pueda descubrirnos los secretos que guardan las estrellas y otros objetos del cosmos, a pesar de todas las dificultades que representen las distancias enormes que nos separan de ellos. Copérnico y Galileo disponían de esa determinación y, junto con ellos, toda la tradición de observadores que han sabido mirar hacia lo alto y descifrar lo que hay en la inmensidad de la bóveda celeste.

En esa tradición han ocupado un lugar especial las mujeres. Está, por ejemplo, el caso de Williamina Fleming, quien hacia finales del siglo XIX y principios del XX identificó y clasificó los espectros de más de 10 mil estrellas, además de descubrir 10 supernovas y más de 300 estrellas como parte del trabajo encomendado por el Observatorio de Harvard, al frente de un grupo de astrónomas que serían conocidas como “las computadoras de Harvard”. La historia de Fleming, sin embargo, cuenta también como evidencia de las dificultades que las mujeres han debido enfrentar en este ámbito, ya que en su momento se le dio un crédito secundario a sus aportaciones y, en buena medida, pudo desempeñarse, al igual que el equipo femenino que dirigía, gracias a que el hecho de que fueran mujeres representaba un ahorro para el Observatorio, porque sus sueldos podían ser inferiores a los de los hombres.

La doctora Silvia Torres-Peimbert, quien el año pasado se convirtió en la primera mexicana en presidir la Unión Astronómica Internacional (UIA), está muy al tanto del desafío que representa para una mujer llevar adelante una carrera en el terreno de la ciencia.

“Yo tengo la preocupación de explicar que las mujeres participan en la ciencia, que la ciencia no debe ser excluyente en términos de género ni en términos de ninguna otra característica. Lo es —porque, ciertamente, en términos económicos lo es—, pero la ciencia requiere el talento de las mujeres. Es un tema que he tratado en diversos foros porque me interesa estimular a las mujeres para que participen con todo su potencial. Me preocupa que las mujeres jóvenes con talento, con preparación, en algún punto del camino entre las obligaciones familiares —y más que nada por la educación que reciben—, no continúan con sus vocaciones, con su carrera, con sus deseos. Pues no me gusta”.

Mujeres del Observatorio de Harvard Personal Femenino del Observatorio Astronómico de Harvard posa, en 1918, simulando ser muñecas de papel recortado. Foto: harvard.edu

Lo que sí le gustó desde muy temprano a la doctora Torres-Peimbert fue la disciplina en la que habría de forjarse. A los 18 años ingresó como asistente de investigación en lo que ahora es el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (IA-UNAM), donde actualmente es investigadora emérita. A partir de ese momento se afianzó en ella el amor por las ciencias básicas, que ya manifestaba desde que era estudiante de preparatoria. “Sentí mucha felicidad porque tenía un trabajo y mi propio espacio en la Torre de Ciencias. Yo fui del grupo de personas que comenzó a trabajar con la primera computadora recién llegada a México, una ibm 650”, recordaría en una entrevista realizada a raíz de su elección como presidenta de la UIA.

Alentada por el interés del astrónomo Guillermo Haro, entonces director del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), en que los estudiantes mexicanos realizaran estudios en el extranjero, la joven científica obtuvo una beca para posgrado en la Universidad de California en Berkeley, gracias a lo cual llegó a ser la primera mexicana con un doctorado en Astronomía. Pero aquel interés de Haro incluía el regreso de los estudiantes al país; así lo hizo Torres y se reincorporó al instituto en el que ha trabajado toda su vida y del que llegaría a ser directora.

Ha sido merecedora de la Medalla Guillaume Budé, otorgada por el Colegio de Francia; de la Medalla Académica por la Sociedad Mexicana de Física y del premio unam en Investigación en Ciencias Exactas, entre numerosos reconocimientos a la trayectoria que la condujo a ser elegida, en 2012, presidenta de la Unión Astronómica Internacional, organización fundada en 1919 y que agrupa a 12 mil 432 miembros individuales en 97 países, cargo del que tomó posesión en 2015. Fue, asimismo, la primera mujer que recibió, en 2007, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.

Silvia Torres-Peimbert La doctora Torres-Peimbert en el paraninfo Enrique Díaz de León de la UdeG, en julio de 1979, durante un ciclo de astronomía moderna organizado por el IAM. Foto: IAM-UdeG

Según puede leerse en la semblanza publicada al concedérsele este galardón, “Sus estudios combinan los aspectos de la astrofísica observacional con modelos físicos que le dan profundidad a las observaciones, y ha aplicado este enfoque a la investigación de algunos de los problemas fundamentales de la ciencia, como lo son el origen y la evolución de las abundancias de los elementos químicos en el universo. Ha sido una de las pioneras en México en el uso de los satélites astronómicos para el desarrollo de su trabajo de investigación. Ha realizado estudios de regiones h-ii en nuestra galaxia y otras galaxias; determinando las abundancias químicas de aquellas que han sido poco alteradas por la evolución estelar. Ha estudiado el comportamiento de la composición química del gas con su ubicación en las distintas galaxias. Asimismo, ha estudiado las nebulosas planetarias, su relación con las estrellas progenitoras y su influencia en el medio interestelar. Estas investigaciones han tenido tanto aspectos observacionales que se requieren para determinar abundancias, como aspectos teóricos mediante la elaboración de programas de estructura de ionización y mediante la interpretación de la importancia de las capas externas de las estrellas de masa intermedia en la modificación de la composición química inicial”.


Además, obtuvo el Premio L’Oréal Unesco para las Mujeres y la Ciencia en 2010, entre otros numerosos galardones que la reconocen como una pionera de la astronomía en América Latina y, particularmente, como una de las que han abierto camino para las mujeres en ese terreno —tema que la doctora Torres-Peimbert conoce bien, como quedó demostrado en la conferencia que pronunció durante la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, titulada “Astronomía con rostro de mujer”—.

“¿Cómo lo he hecho? Pues con dificultades, porque a mí me toca ser parte de una generación en la que el marido no tenía una colaboración en cuanto al trabajo; aunque mi esposo, muy querido, muy adorado, sí ha colaborado en entender y en aportar y en apoyar mis deseos de superación. Para ponerlo de otra manera: el esposo frecuentemente quiere el dinero, pero quiere a la esposa atendiendo a la casa, atendiendo a los hijos y sin que él aporte nada más que su propia parte del dinero; no quiere compromiso emocional de la señora con el trabajo, con las responsabilidades que tiene. Eso lo vemos en el hecho de que muchas mujeres científicas, si no tienen un compañero que entienda sus anhelos, a menudo dejan la carrera por seguir al compañero, o terminan la relación con el compañero, porque muchas veces no hay comprensión, no hay afinidad para entender de qué se trata”.

Casada con el también astrónomo Manuel Peimbert, con quien tiene dos hijos, la doctora Torres-Peimbert tuvo un ejemplo muy cercano en su suegra, la historiadora Catalina Sierra, otra mujer mexicana con un papel destacado en la producción de conocimiento.

Silvia Torres-Peimbert Silvia Torres-Peimbert (con rebozo azul) acudió en 2011 a la sede de la Unesco, en París, para recibir junto con otras mujeres científicas el premio L’Oreal-Unesco para Mujeres en la Ciencia. Foto: EFE

“Como ella era una mujer que trabajaba, tuve una suegra espléndida en Catita Sierra, que apoyó en todo momento todo lo que Manuel y yo quisimos. De Manuel, mi esposo, mi queja ha sido siempre que le falta colaborar en el trabajo doméstico y en otras responsabilidades, pero reconozco que él ha sido la persona que más me ha apoyado en mi carrera. Bueno, ésa es la parte personal, pero me llama la atención revisar cómo están las estadísticas, los datos, qué pasa en otros lugares, en otras áreas del conocimiento y claro, por ejemplo, ayer [en su conferencia pronunciada en la fil, el 4 de diciembre de 2015] mencioné que en las áreas de las ciencias físico-matemáticas y las ingenierías, la proporción de mujeres es baja, no es muy intensa, y éste es un problema en todo el mundo, no nada más de México. Pero, sorprendentemente, en astronomía si ha habido presencia femenina; un tanto esporádica, pero ha sido importante”.

La doctora Torres-Peimbert considera que hay algunas circunstancias culturales que conviene tener en cuenta al hablar del acceso que las mujeres pueden tener al estudio y al trabajo en las disciplinas científicas, en particular en América Latina, y que tienen que ver con eso que ella llama “la parte personal”, es decir, lo que ocurre en el ámbito doméstico y familiar.

“Los países latinoamericanos tienen un índice alto de participación de mujeres en la ciencia y es posible que esto se explique por el entorno familiar: porque las familias (la madre, la abuela, etcétera) apoyan en la crianza de los hijos, y también porque estamos apoyándonos en terceras personas para la crianza de los hijos y las labores domésticas. Entonces resulta que sí, en Latinoamérica hay un mayor índice de participación de las mujeres en forma histórica. Ahora, eso también ocurre en el sur de Europa, y yo creo que también es por la cohesión familiar, que no se da tan intensa en Europa del norte, me parece.

Silvia Torres-Peimbert Foto: enet.gr

“Uno piensa que, en los países muy desarrollados, típicamente las mujeres tendrían gran presencia en trabajos como la astronomía, y resulta que no es así; solamente en fechas recientes la han tenido. Por otra parte, a las mujeres se les paga menos por el mismo trabajo, pero ahora hay más conciencia, y entonces ya hay un reclamo generalizado. Pero todavía alguna colega mía en Dinamarca, de nacionalidad sueca, se cambió a un instituto a Suecia y le dijeron que cuánto quería ganar. Ella dijo: ‘Bueno, pues lo que sea’. ‘No, pero usted es mujer’: entonces, al ser mujer, inmediatamente estaban hablando de otro salario. En Estados Unidos también así ha sucedido… ahora ya no, porque hay un movimiento feminista feroz, muy combativo, pero todavía hace unos ocho, diez años, en el MIT [Massachusetts Institute of Technology], ante los reclamos que había porque no se les trataba igual, hicieron una estadística seria y revisaron cuáles eran las condiciones de trabajo de las mujeres ahí: salarios, categorías, carga de estudios, oficinas, si tenían vista al jardín, si tenían ventana, ¿y qué salió? Que tenían menos salario, menos categoría, sus oficinas no tenían ventanas y los metros cuadrados en promedio eran menores para las mujeres. Entonces hay una serie de condiciones de discriminación que no se perciben, pero que a veces afloran y es importante hacerlas notar”.

El caso de Williamina Fleming, quien había entrado a trabajar al Observatorio de Harvard como parte del servicio doméstico, es emblemático a la hora de hablar de las condiciones de discriminación que prevalecen para las mujeres en el trabajo científico —y, en términos generales, en todo ámbito laboral—. Según esa historia, el director del Observatorio, el astrónomo Edward Charles Pickering, frustrado por el desempeño de sus colaboradores, habría elegido a Fleming para escarmentarlos, a fin de demostrarles que “incluso la sirvienta podía hacer un trabajo mejor”. Cuando descubrió que no se había equivocado, advirtió también la ventaja económica ya mencionada, y gracias a ello siguió abriendo lugares para que otras mujeres llegaran a hacerse cargo de labores, aunque se les pagara injustamente. Pero esa situación dio pie, además, a un trato ciertamente irrespetuoso, dado que en la comunidad astronómica estadunidense comenzó a ser frecuente referirse maliciosamente al grupo de las investigadoras de Harvard como “el harem de Pickering” —lo que habría de dar pie al fenónemo conocido en la historia reciente de la ciencia como el “efecto harem”, que consiste en dar preferencia a la contratación de investigadoras gracias a que, por lo general, se les paga menos que a los hombres—.

Williamina Fleming y las computadoras de Harvard En la imagen se puede ver, entre otras, a Antonia Maury, viendo a través de una lupa, y, al centro de la foto, a Williamina Fleming, del grupo de “Computadoras de Harvard”. Fleming fue la primera mujer contratada por Pickering. Antes había sido su empleada doméstica. Foto: harvard.edu

No obstante estas circunstancias adversas, aquella decisión de Pickering tuvo consecuencias inestimables para el desarrollo de la astronomía. Como se lee en un artículo publicado en la revista digital del Instituto Smithsonian, “a pesar de las inequitativas paga y distribución de deberes, este trabajo fue increíblemente importante; los datos ahí recabados proveyeron los fundamentos empíricos para la gran teoría astronómica. Pickering permitía a algunas mujeres hacer observaciones telescópicas, pero esto era la excepción, más que la regla. En la mayoría de los casos, a las mujeres se les prohibía producir trabajo teórico real y, en lugar de eso, eran relegadas a analizar y reducir las fotografías. Estas reducciones, sin embargo, servían como la base estadística para el trabajo teórico que hacían otros”. Además de Williamina Fleming con sus contribuciones decisivas, hubo importantes científicas que se desarrollaron ahí, entre ellas Annie Jump Cannon, quien formuló un sistema de clasificación de las estrellas que sigue utilizándose hoy en día. (La calle que conduce al Observatorio Astrofísico Nacional, en Santa María Tonantzintla, Puebla, lleva el nombre de Cannon.)

Otras mujeres han seguido esa estela, como Margaret Burbridge, quien llegó a ser la directora del Observatorio de Greenwich, en Inglaterra, lo que representa ostentar el cargo de Astrónomo Real. O Paris Pişmiş, de origen turco-armenio, quien es considerada la primera astrónoma mexicana y que colaboró con Luis Enrique Erro y Guillermo Haro en los trabajos iniciales del Observatorio de Tonantzintla. Y ahora la doctora Torres-Peimbert, con su nueva responsabilidad al frente de la UIA.

Silvia Torres-Peimbert Imagen del Cúmulo del Trapecio, que se encuentra en la nebulosa de Orión. Fue descubierto en 1617 por Galileo Galilei. Foto: Archivo

“El mayor proyecto que hay en la Unión Astronómica Internacional es que recientemente se reestructuró, todas las comisiones se deshicieron y se reformaron y ahora tenemos que hacer que funcionen. Y hay un proyecto que ya lleva cinco o seis años, que es el proyecto de la difusión de la astronomía: Astronomía para el Desarrollo. Consiste en usar o aprovechar el interés por la astronomía que tienen los niños y los jóvenes, para colaborar en el desarrollo de las regiones y países deprimidos. La astronomía es una vía de inspiración, es una vía para desarrollar la curiosidad, desarrollar el interés por la ciencia y por conocer la naturaleza, y eso puede ayudar al desarrollo de la población”.

En cuanto al papel notable, pero arduo de conseguir, que han representado sus predecesoras y las colegas, reflexiona: “Se ha ganado mucho, pero falta, falta mucho trabajo. Y todos somos responsables. Y la responsabilidad empieza en la familia”. m.

Desaparecidos: la memoria de la búsqueda más dolorosa

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En 1974 se creó en Jalisco el primer Comité de Familiares en Defensa de los Presos Políticos, que desde sus inicios exigía la presentación con vida de algunos detenidos. En 1977 el Comité se alió con Rosario Ibarra de Piedra y las madres de desaparecidos de todo el país. A la fecha se desconoce el paradero de por lo menos 19 jóvenes que el Estado se llevó en los años setenta. Así comienza una historia de búsqueda que continúa en estos días y a la que se han sumado miles de familias que quieren encontrar a sus seres queridos

Manifestación del Comité Eureka en la capital. Imagen expuesta en el Museo Casa de la Memoria Indómita.
Manifestación del Comité Eureka en la capital. Imagen expuesta en el Museo Casa de la Memoria Indómita.

Al cumplirse 25 años de buscar a su esposo, José Reyes Mayoral Jáuregui, la señora María Isabel Román de Mayoral decía que, a sus 78 años, seguiría buscando mientras pudiera. “Y aunque yo me muera siempre habrá gente buscando a los desaparecidos para exigir que, así vivos como se los llevaron, vivos nos los devuelvan”.1

La señora Mayoral, como era conocida, fue una de las mujeres más activas del Comité de Familiares en Defensa de los Presos Políticos en Jalisco, una de las primeras organizaciones que luchaban contra la represión durante la época conocida como guerra sucia. Ella y las madres y los hermanos de otros desaparecidos realizaron manifestaciones en la Plaza de las Sombrillas en Guadalajara, organizaron mítines, volantearon, participaron en la primera huelga de hambre en 1978 en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, enfrentaron a agentes de seguridad, se encadenaron frente a la Secretaría de Gobernación, exigieron a gobernadores y presidentes en turno, lloraron un día tras otro con el dolor intacto e hicieron hasta lo imposible para exigir el regreso de aquellos a los que el Estado, afirmaban, mantenía en cárceles clandestinas.

Existe una fotografía del momento en que agentes de la Policía Judicial de Jalisco sacaron al señor Mayoral Jáuregui de su casa, el 23 de agosto de 1977. A pesar de esta evidencia, que permitió identificar a los responsables, doña Isabel murió sin conocer el paradero de su esposo, sin que se castigara a los culpables y sin que la sociedad continuara con la búsqueda, como ella imaginaba.

Desaparecidos en Jalisco Imagen del momento en que la Policía Judicial de Jalisco detiene a José Reyes Mayoral Jáuregui, el 23 de agosto de 1977. Foto: El Informador

De los tiempos de la guerra sucia hay todavía alrededor de veinte desaparecidos en Jalisco (las listas difieren), especialmente de El Zapote. Muchos desaparecieron en 1977, año en el que sus familias se incorporaron al Comité fundado en 1974 por don Luciano Rentería y otras madres de presos políticos. La lucha era por la presentación con vida de los desaparecidos, por el acceso a la verdad y la justicia y para que episodios como el de la guerra sucia no se volvieran a repetir. Y, sin embargo, se repitieron con un despliegue refinado de técnicas de contrainsurgencia —como lo han explicado los académicos Carlos Fazio y Jacobo Silva, exintegrante de la guerrilla rural en Guerrero—, cobijadas por el discurso de la supuesta “guerra contra el narcotráfico”.

Si bien la búsqueda por los desaparecidos en Jalisco durante la última década ha cobrado fuerza (se calcula que hay más de tres mil personas de las que se desconoce su paradero), en las movilizaciones recientes nunca se nombra a los hombres y mujeres que fueron arrancados de sus familias por el Estado mexicano durante la guerra sucia.

Leticia Carrasco, hermana de Jorge Carrasco, detenido y desaparecido en 1977 en el barrio El Zapote, piensa que no se aprendió nada de aquella época; que en lugar de solidarizarse con las familias de los desaparecidos, la sociedad ha preferido pensar que de seguro en algo andaban. Y es que no asumir como propios a los desaparecidos de los años setenta abonó a que se instalara la maquinaria de muerte del Estado. “El Estado vio que podía hacernos lo más horrible sin que pasara nada”, dice Carrasco. El mismo discurso funcionó con la supuesta guerra contra el narcotráfico, de manera que el exterminio se sintió como ajeno y se pensó que sólo alcanzaba a los que andaban por mal camino.

Tanto entonces como ahora, las familias de los desaparecidos —casi siempre sus madres— salieron a buscar a su gente, a repetir el nombre de los que faltan, a luchar por la vida entre tanto horror, a enfrentar a “los criminales mercenarios del gobierno”, como los llamaba doña Rosario Ibarra de Piedra.

Para no olvidar a las doñas ni a los desaparecidos, y como un gesto para continuar con la búsqueda de la señora Isabel Mayoral, es importante traer a la memoria la historia de la lucha en Jalisco del Comité de Familiares en Defensa de los Presos Políticos, del que sobreviven don Luciano Rentería, el abogado Enrique Velázquez y otras dos madres —aunque éstas, por su edad, ya no están en condiciones de dar entrevistas—.

Desaparecidos en Jalisco Mitin de la Federación de Estudiantes de Guadalajara en el centro tapatío. Foto: Procesofoto

Los recuerdos del panadero

Don Luciano Rentería Estrada es del rancho Santa Rosa, en Moyahua, Zacatecas; de familia anticlerical y solidaria, hermano menor de dos integrantes del Partido Comunista Mexicano, es buen lector gracias al maestro particular que su padre contrató. Por ello creció enterado de cuantas noticias llegaban en los periódicos de Jalisco.

A sus 89 años, don Luciano relata de pe a pa las anécdotas de su vida: lo mismo recuerda la lucha agraria en su pueblo que cuando fundó, ya en Guadalajara, el primer Comité de Familiares en Defensa de los Presos Políticos (1974), antecedente del Comité Pro Defensa de los Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, luego llamado Comité Eureka por doña Rosario Ibarra de Piedra.

La charla tiene lugar en el comedor, donde tiene apilados ejemplares de La Jornada y de la revista Proceso, mientras su hijo Armando Rentería prepara café de talega y completa los recuerdos de su padre.

Cuando llegó a Guadalajara, ya casado, don Luciano comenzó a hacer chamarras y pronto buscó las oficinas del Partido Comunista, al que estaba afiliado desde que dejó su rancho. Su camarada José Díaz Camaral le dijo: “Ponte a hacer pan —sin patrones— para la lucha comunista”. Así, don Luciano se hizo especialista en picones y sus hijos hacían los “entregos” en patín del diablo.

Junto con Samuel Meléndrez y Gilberto Enríquez reorganizaron el Partido Comunista en Jalisco y, como parte de su formación, viajó a países como China y la Unión Soviética. Dice orgulloso que todos sus hijos se hicieron de izquierda. Su hijo Armando se unió al Frente Estudiantil Revolucionario (FER), que luchaba por la democratización de la Universidad de Guadalajara y contra la represión de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Los hermanos mayores de don Luciano, Apolinar e Inocencio, hasta entregaron a los muchachos dos pistolas para que se defendieran.

—¿Usted sabía que se enfrentaban a balazos y necesitaban apoyo?

—Yo sabía perfectamente todo.

Cuando los jóvenes decidieron irse a la lucha armada, Valentín Campa y Gilberto Rincón, del Partido Comunista Mexicano, fueron con Rentería Estrada a pedirle que lo impidiera, que apaciguara a los chavos, que las armas no eran el camino. El partido se deslindó de la guerrilla.

“Como soy de rancho, para mí era una tristeza que el partido no apoyara eso, pero en esa época la línea de los comunistas era estar más de acuerdo con la dirección del partido que con otras cosas. No te podías salir, era un ambiente encasillado. Cuando cayó a la cárcel mi hijo Armando (quien era responsable del comité de barrios de la Liga Comunista 23 de septiembre), vinieron Samuel Meléndrez, Gilberto Enríquez y Claudio Palacios. Hablaron conmigo para formar el Comité, ellos lo habían intentado y no podían. Eso fue en el 74. Cuando planteé a los presos la formación del Comité se pusieron en contra de que se formara, no estaban de acuerdo porque creían que era una jalada por venir del Partido Comunista”.

Desaparecidos en Jalisco Panfletos repartidos por el Comité de Familiares en Defensa de los Presos Políticos.

Don Luciano se fue a la puerta de la Penal de Oblatos a esperar a las madres, novias y familiares de los presos políticos. Cuando iban saliendo de la visita, les contaba lo que traía en mente. Sólo cuatro aceptaron: María Mora de Pérez, conocida como Mariquita, mamá de Enrique Pérez Mora, El Tenebras; Guadalupe Meléndrez de López, la mamá de Petros; y Graciela López de Cartagena, la mamá de Mario Álvaro Cartagena López, El Guaymas. Acordaron verse en casa de don Luciano.

A la reunión asistió Samuel Meléndrez para decirles que tenían que organizarse porque a los presos les estaban “truncando sus derechos” y no los podían dejar solos; existía el riesgo de que los desaparecieran cuando los llevaban a campos militares como La Mojonera, en Zapopan, para torturarlos. Aunque el Partido Comunista no estaba de acuerdo con la lucha armada, decidió solidarizarse porque, pensaban, “los muchachos son gente nuestra y los tienen en celdas de castigo, ¡tienen que luchar!”.

En agosto de 1974 los presos que estaban segregados empezaron a mandar al exterior vasijas con tres palillos, toallas con tres nudos, prendas con tres amarres. “Dijimos: ‘Nos quieren decir que faltan tres’. Le decíamos al director de la penal: ‘Faltan tres’, y él decía ‘no’ y nosotros ‘que sí’. Ellos no sabían cómo nos enterábamos. Le decíamos que no tenían derecho a sacarlos de acuerdo al reglamento de la Penitenciaría, y nos cerró las puertas el cabrón. Entonces le pusimos las mantas”, relata don Luciano.

Desaparecidos en Jalisco

Veintiséis personas caminaron desde su casa hasta la Penal de Oblatos, con volantes, mantas y pancartas; luego avanzaron hacia Palacio de Gobierno, donde el abogado Enrique Velázquez explicó la situación. Eran principios de septiembre y acababa de ser liberado el exgobernador José Guadalupe Zuno, secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de México. Las familias de los presos se trasladaron en taxis a la casa de Andrés Zuno a poner mantas frente a su casa; los vecinos creían que era una manifestación en apoyo al exgobernador. De la finca salió Vicente Zuno. “Nos conocía porque los comunistas nos uníamos con los Zuno, y preguntó: ‘¿Quién dirige aquí?’. ‘Nadien’, dijo una señora, ‘¿para qué queremos dirigentes? ¿Para que nos los descabecen? No, aquí todos somos dirigentes’”.

Vicente Zuno los citó al día siguiente en la Procuraduría General de Justicia de Jalisco. La señora Lupita, mamá de Petros, tomó por el cuello al procurador Adolfo Rentería Agraz para exigirle que sacaran a los presos del penal. Él decía que estaba mal, pero que él no se enteraba.

—¡Cómo jijos de la mañana no se va a dar cuenta! —le reclamó Lupita.

—Venimos por nuestros presos, nos los están torturando en algún lado —exigió el abogado Enrique Velázquez.

Cuatro horas después regresaron a los tres presos —Rubén Ramírez González, El Purrundún; Juventino Campaña López y Ricardo Rodríguez Moreno—, lastimados pero con vida. Esta acción provocó que al Comité de Familiares en Defensa de Presos Políticos se acercaran más personas. La casa de don Luciano comenzó a llenarse de mamás de presos y desaparecidos —“Pero más de desaparecidos, ¿eh?”, resalta—. Las reuniones casi siempre eran en su casa, con pan recién salido del horno.

Entonces no había organizaciones defensoras de derechos humanos y don Luciano Rentería se apoyaba principalmente en el periodista Felipe Cobián para presionar públicamente a las autoridades para que dejaran de torturar y maltratar a los presos, para que no los desaparecieran.

Desaparecidos en Jalisco Huelga de hambre frente a la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, en 1978. Foto: Procesofoto

Un movimiento nacional

En agosto de 1977, las familias de Jalisco se articularon a escala nacional para conformar el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, en el que participaban también personas de Nuevo León, Chihuahua, el Distrito Federal, Baja California, Sinaloa, Morelos y Guerrero.

“La doctora Blanca [Sierra] y demás compañeros que estaban en México me hablaron para que hablara con la señora [Rosario Ibarra de] Piedra, para que no anduviera sola, que lo hiciera con el comité, junto a nosotros. A mí me comisionaron a hablar con ella. La persona que hizo que nos viéramos fue Dulce María Sauri, esposa de José Luis Sierra (en ese entonces preso en Monterrey), porque Valentín Campa y un defensor de presos en México querían que estuviera ahí”.

—¿Convenció a la señora De Piedra?

—No le quedaba otro camino más que seguir.

El abogado Enrique Velázquez, quien siempre acompañó al Comité, comenta que en las primeras reuniones Rosario Ibarra de Piedra quería que la organización fuera únicamente de madres; él estuvo en desacuerdo y don Luciano medió diciendo que lo conveniente era que una madre fuera la que apareciera públicamente. Por su personalidad, ella tomó el liderazgo.

De Jalisco, las doñas que más participaron en esta época fueron María Isabel Román de Mayoral, María Luisa Gutiérrez de Carrasco, Felícitas Cervantes y Antonia Mercado, todas con desaparecidos de 1977. Para movilizarse obtenían recursos boteando, reuniendo dinero que les daban sus hijos, con centavos que salían de la panadería y con aportaciones de organizaciones como el Centro Independiente de Política y Cultura Proletaria.

En la presentación del documento Defensoras somos todas. Análisis de la violencia contra las mujeres defensoras de derechos humanos en la República Mexicana, publicado en noviembre de 2014, doña Rosario cuenta que “fue muy duro aquel tiempo. Nos colábamos en las manifestaciones que organizaban obreros, campesinos, maestros, estudiantes o colonos inconformes y no éramos vistas con buenos ojos. Nos hacían el vacío porque éramos ‘las madres de los subversivos’; pero poco a poco también iniciamos aquella lucha colectiva entre todos ellos y nosotros”.

Desaparecidos en Jalisco

Rosario Ibarra de Piedra durante un mitin celebrado el 12 de noviembre de 1977. Foto: Procesofoto

La primera desaparición en Jalisco

La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) reconoce como el primer detenido desaparecido a Rodolfo Reyes Crespo, “Erick o Emiliano”, el 24 de diciembre de 1973. Décadas después se localizó en el Archivo General de la Nación una ficha de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), firmada por Miguel Nazar Haro, en la que se describe a Rodolfo como miembro del Frente Estudiantil Revolucionario y se le acusa de haber participado en la planeación del secuestro de Fernando Aranguren Castiello. En las fotografías aparece con golpes visibles en el rostro y una playera manchada con lo que parece sangre.

Se decía que lo habían llevado al Campo Militar 1, adonde también llevaron a su madre para torturarla frente a él. La señora murió tiempo después. Por años no se consideró esta desaparición, hasta que apareció la ficha de la DFS. 

Y aunque el caso de Reyes Crespo se remonta a 1973, el año negro de la desaparición forzada en Jalisco fue 1977. Y golpeó con especial saña a los jóvenes del barrio El Zapote, en Zapopan, como si se hubiera seguido el principio contrainsurgente de “hay que quitarle el agua al pez”, utilizado en Guerrero para exterminar la lucha rural del Partido de los Pobres: la población es el agua, que sirve como medio en el que se mueve la guerrilla, que es el pez.

El 18 de febrero de 1977 apareció en El Sol de Guadalajara una nota acerca de una balacera en la colonia Oblatos, en Guadalajara; hubo dos detenidos de la Liga 23 de Septiembre: Jorge Carrasco Gutiérrez y Víctor Arias de la Cruz. Jorge tenía 20 años, era obrero de la Tabacalera Mexicana y el hijo mayor que desde adolescente aportaba económicamente a la familia.

Su madre, María Luisa Gutiérrez, conocida como la señora Carrasco, sigue con vida, pero por razones de salud ya no está en condiciones de dar entrevistas. Sobre su lucha habla su hija, Leticia Carrasco, quien además realizó una investigación de las nueve desapariciones forzadas en El Zapote ocurridas entre febrero y abril de 1977.

“Cuando se llevan a Francisco Mercado Espinoza, tú sabes que la dfs los sometía a tortura y se iban contra los demás jóvenes porque se conocían entre ellos desde la infancia, tenían lazos de amistad por vivir en el mismo barrio. Tenían poco de vincularse con la Liga porque en el 76 se introdujo el elemento obrero con el rollo de la revolución proletaria. A Guillermo, que tenía 17 años, se lo llevaron sólo porque era sobrino de Alfonso. Otro jovencito, Miguel Ángel, era todavía más chiquito. Algunos no tenían nada que ver con la guerrilla, lo sabían y aun así se los llevaron”. En los documentos que obtuvo en el Archivo General de la Nación, Leticia corroboró que las detenciones habían sido hechas directamente por elementos la dfs o por la policía local o judicial. Luego se los llevaban a la ciudad de México, para ser recluidos en cárceles clandestinas o en el Campo Militar número 1. Y nunca más se volvía a saber de ellos.

Desaparecidos en Jalisco Presos en la Penal de Oblatos, en Guadalajara. Foto: Procesofoto

La última vez que María Luisa vio a su hijo no alcanzó ni a abrazarlo, porque Jorge ya andaba en la clandestinidad. Cuando supo de su desaparición, ella y un hermano de Víctor acudieron a la Procuraduría General de la República, ubicada en las avenidas Unión y La Paz. Les dijeron que estaban ahí y luego regresaron para advertirles que se fueran porque, si no lo hacían, también les pasaría algo. Interpusieron un amparo en México y dondequiera que iban les decían que no los tenían, que no había ningún expediente. “Al ver agotadas las instancias, las familias buscaron formas de organizarse para presionar, para hacer un llamado a la sociedad, porque la sociedad no respondía, ni ahora responde; no aprendemos ninguna lección de la Historia. Así es como llegan con don Luciano”, señala Leticia Carrasco, actualmente investigadora de la Universidad de Guadalajara.

Las madres tenían más de 40 años de edad y provenían de familias tradicionales, en las que su papel era atender el hogar. La desaparición de sus hijos las obligó a salir de casa, a enfrentar al Estado, a soportar intimidaciones, detenciones, tortura.

Antes de la desaparición de Jorge Carrasco, a su padre también lo desaparecieron durante un mes, tiempo durante el cual fue torturado, lo que le provocó complicaciones nerviosas, retraimientos, traumas. Perdió su trabajo en la fábrica La Gloria y los vecinos se distanciaron, porque era común que llegaran hombres con metralletas y se metieran a las casas a sacar gente. Luego se mantuvo como el sostén económico de la familia para que la señora María Luisa se dedicara a buscar a su hijo, así tuviera que recorrer el mundo entero.

Leticia recuerda a su madre llorando todas las tardes y noches de su vida. Lo único que podía hacer era salir a buscar a su hijo. “Se hacían reuniones constantes, estaban pendientes del periódico, hablaban de lo que tenía que hacerse, un mitin, una carta abierta, si se iban a repartir volantes. Casi eran puras mujeres, los papás no asistían”.

Don Luciano Rentería habla de estas mujeres como las más valientes, como mujeres que no conocían el miedo. De El Zapote participaban en el Comité Pro Defensa, además de María Luisa, la señora Antonia Mercado, mamá de Raúl Mercado Martínez, y Felícitas Cervantes, madre de Alfonso Guzmán Cervantes.

Desaparecidos en Jalisco Miguel Nazar Haro, titular de la Dirección Federal de Seguridad en los tiempos de la guerra sucia. Foto: Procesofoto

Leticia Carrasco recuerda con especial cariño a Felícitas, doña Felis, porque cuando iba a su casa le platicaba de cuando Jorge Carrasco se juntaba con sus hijos, entre ellos Alfonso Guzmán, detenido por la Policía Municipal de Zapopan y la DFS el 27 de febrero de 1977, un día antes que Jorge Carrasco. En los periódicos se publicó que Alfonso estaba herido. Cuando Felícitas se enteró, fue de inmediato al Hospital Civil. Al guardia de ese día le preguntó por su hijo, él le prohibió pasar y doña Felícitas le dijo, llorando: “Pregúntele a su esposa lo que es el dolor de un hijo”. El hombre buscó el nombre, “Alfonso Guzmán Cervantes”, y se animó a confesarle con discreción que su hijo sí había estado ahí tres días, pero ya se lo habían llevado a la ciudad de México.

Dos meses después, el 15 de abril de 1977, hombres armados llegaron en una camioneta a detener a Guillermo Bautista Andalón, de 17 años, sobrino de Alfonso. Entonces la búsqueda de doña Felícitas desde entonces sería por su hijo y por su nieto.

Guillermo Bautista estudiaba el primer semestre de prepa y su madre, María Elena, pensaba que a su hijo se lo habían llevado porque tal vez lo habían visto con su tío Alfonso (Ellas son fuerza: Las mujeres del Comité Eureka-Jalisco, Vanessa Martínez Carvajal, 2003). La estrategia, parecía, se basaba en lastimar a las familias de El Zapote que tuvieran vínculos entre sí. 

 

Huelgas y amnistía

El 28 de agosto de 1978 llegaron a la Catedral Metropolitana de la ciudad de México 110 personas, entre madres de desaparecidos y presos políticos. Llevaban pancartas y exigían la amnistía general, la libertad de todas las personas, la unión de padres con hijos desaparecidos. Buscaban, con esa primera huelga de hambre, presionar al presidente José López Portillo días antes del informe presidencial, para que decretara la amnistía. Don Luciano Rentería rememora que de Jalisco asistieron las señoras Isabel Román de Mayoral, María Luisa Gutiérrez, Felícitas Cervantes y “la señora Saavedra, que murió después porque la huelga le afectó a su salud”.

La idea de la Ley de Amnistía se atribuye al abogado Enrique Velázquez y a don Luciano Rentería, quienes encontraron esta figura en el tercer tomo de la enciclopedia México a través de los siglos.

Rosario Ibarra de Piedra presume que con ese logro encontraron a 148 desaparecidos y liberaron a mil 500 presos, anularon 2 mil órdenes de aprehensión y regresaron al país 57 exiliados. Pero los desaparecidos del Comité no aparecieron.

Desaparecidos en Jalisco Enfrentamiento de policías judiciales contra integrantes de la Liga 23 de Septiembre, en 1983. Foto: Procesofoto

Enrique Velázquez comenzó a colaborar a principios de la década de los setenta con el abogado Alejandro Herrera Anaya, que entonces ya era conocido por ser de los únicos que defendían a los presos políticos de la época. Cuando eran casos de desaparecidos, interponían amparos y hacían gestiones de todo tipo. “A causa de las gestiones que hacíamos, logramos que apareciera gente. En una ocasión hablamos con [el gobernador] Flavio Romero de Velasco y me mandó a José Luis Álvarez, el subprocurador, a Salvador Cárdenas, procurador, y a José Leal Sanabria, para lo político. Planteamos la cosa de desaparecidos, ellos llamaron al Ejército, a Presidencia y aparecieron como 30 personas vivas. A unos los consignaron en San Luis Potosí, entre ellos Israel Gutiérrez, a quien sacaron del Campo Militar 1. A los otros los consignaron en Oblatos, les hicieron expedientes y les fijaron una fianza de entre 12 mil y 18 mil pesos. Me dieron el dinero y ya fui por ellos, los encontré todos shockeados, sólo uno se veía en sus cabales, los demás no sabían qué pasaba. Les dije que iban a ponerlos en libertad, pero la condición era que no participaran ya en los grupos armados, ni dieran entrevistas, ni se aprovechara esto como logro político o de propaganda del Comité. Quedó perfectamente entendido. Nunca he vuelto a saber de ellos”.

En Jalisco, el Centro Independiente de Política y Cultura Proletaria (CIP-CP) y el Grupo Orgullo Homosexual de Liberación (GOHL) se solidarizaron durante años con el Comité, acompañando la discusión política de las madres y difundiendo información que no se publicaba en ningún medio de comunicación. Posteriormente, en 1979 se creó el Frente Nacional Contra la Represión (FNCR). El frente aglutinó a 54 organizaciones y el cip-cp y Punto Crítico (en la ciudad de México) lograron posicionar que las doñas, como les decían, fueran las que tomaran las decisiones y no los partidos políticos de izquierda o los sindicatos. Esta organización nacional arropó a las familias y ayudó a evitar más desapariciones de quienes entonces eran perseguidos.

Con la excarcelación de los presos políticos las familias dejaban de participar en el Comité. Sólo iban quedando las mamás y esposas de los desaparecidos. En 1982, la señora Rosario Ibarra de Piedra fue candidata a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Esto repercutió en que las acciones del Comité Eureka comenzaran a mermar.

“Fueron años de acciones, de audiencias con el presidente, con el gobernador, y nada, igual que lo hacen las mamás ahora. Por eso participaban en actos en otros estados, en el DF. Hicieron de todo, pero tal vez faltó un poco más de presión internacional y colectiva para que se vislumbrara la lucha de todas las madres y no sólo de la dirigencia, como la de Rosario”, reflexiona Leticia Carrasco, hermana del desaparecido Jorge Carrasco.

Desaparecidos en Jalisco Rosario Ibarra frente a la Secretaría de la Defensa Nacional, en demanda de la presentación de los presos políticos. Foto: Procesofoto

“Nunca dejen de buscar”

De María Luisa, su madre, Leticia recuerda que buscó por décadas hasta que su cuerpo se agotó, aunque continúa en duelo perpetuo. “Mi madre hizo lo que podía hacer, al igual que las demás. Hicieron lo que les tocaba: buscarlos en condiciones adversas. Que no se haya logrado la presentación de los desaparecidos no es por ellas, nos compete como sociedad que no supimos solidarizarnos en su momento y pues… el problema ahí sigue”.

Don Luciano Rentería siente que no hay cosa tan lastimosa como la desaparición forzada y piensa que “este capitalismo no va a dejar de hacer esto, sólo cambian los métodos”. Aunque no conoce a las familias que ahora buscan a los desaparecidos, como la señora Guadalupe Aguilar, que hace un par de años fundó Familias Unidas Por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej), les aconseja que nunca dejen de buscar. Si hay algo que coincide entonces y ahora es que las autoridades hacen mesas, reuniones, se conmueven y hacen que las madres pierdan tiempo, todo esto como parte de su estrategia. 

Una vieja sentencia afirma que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Y México es un país dado a olvidar: la falta de memoria colectiva es uno de los principales males que afectan al país. Hace casi 40 años eran una veintena de familias jaliscienses las que buscaban a sus desaparecidos y las madres eran acompañadas por el Frente Nacional Contra la Represión. Ahora, según el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas, en la entidad hay dos mil 113 personas de las que no se conoce su paradero. Las madres han pedido una y otra vez que la sociedad no las dejen solas, que no esperen a tener un familiar desaparecido para organizarse en medio de esta guerra. Y es que si a algo le tienen miedo, es a morir sin saber dónde están sus hijos. m.

 

1. La historia que no pudieron borrar, de Sergio René de Dios Corona. La casa del mago, 2004.

Clubhouse: un club sin estigmas

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Padecer una enfermedad mental implica enfrentar el rechazo de la sociedad, que impide o dificulta conseguir un empleo. Una organización ha puesto manos a la obra para ayudar a las personas en esta situación, con la convicción de que todos necesitamos sentirnos necesitados

Integrantes del Clubhouse Guadalajara. Fotos: Lalis Jiménez
Integrantes del Clubhouse Guadalajara. Fotos: Lalis Jiménez

Ahí no hay para qué dar explicaciones. No hay ninguna necesidad de hablar de medicinas, dosis ni terapias. No es lugar para contar lo que, por mucho tiempo, sus familias, sus psiquiatras, sus compañeros de trabajo y sus vecinos creen que es lo único que son: una enfermedad mental.

En cambio, las charlas son acerca de la campaña para dar a conocer el club, la procuración de fondos, la distribución de tareas y también de lo bien que les ha ido a los amigos, como a Roberto, que ya tiene trabajo. Cuando hablan de él, sonríen y lo hacen con el gozo que da contar que a un amigo le va bien en la vida. Lo hacen como si vieran en él un espejo donde encontraran sus sueños.

“¡Qué bueno, podría pasarnos a nosotros también!”, dice Francisco. Cuenta que a él le gustan las máquinas y le gustaría trabajar en algo relacionado con ellas. Su amigo Roberto, que ahora trabaja en un call center, retomó la rutina laboral a partir del apoyo que encontró en Guadalajara Clubhouse, un proyecto que la organización Humanamente echó a andar desde abril de 2015, replicando una idea de Fountain House en Nueva York.

En 1948, en esa ciudad, un grupo de pacientes psiquiátricos, con el respaldo de un trabajador social, se preguntó qué hacer después de una estancia prolongada en el hospital. Como ellos, muchos más regresaban a sus casas sin trabajo. Era un nuevo encierro. Sin batas blancas, pero cautiverio al fin. Entonces, al estilo gringo, crearon un club donde cada socio emprende alguna actividad, una responsabilidad para salir de la crisis poco a poco y retomar su autonomía.

Guadalajara Clubhouse

Guadalajara Clubhouse es un espacio para que, gracias a la realización de diversas labores, las personas con alguna enfermedad mental (discapacidad psicosocial), como esquizofrenia, bipolaridad, ansiedad y trastorno de personalidad, comiencen su reinserción social y laboral.

César, Francisco, Iván, Mario y Fernanda van al club de nueve a cinco de la tarde. Cada uno realiza actividades distintas. Iván es el que nunca falta y ayuda en la elaboración de material didáctico. Fernanda pasa a la computadora la lista de asistencia y participa en tareas de la cocina. César es atento al hablar, es el encargado del área de ventas para recaudar fondos. Mario es tan ordenado que su habilidad es útil en la parte administrativa. A Francisco le gustan el box y la actividad física, por eso es el coordinador del gimnasio, para que todos estén en forma.

Cada uno se presenta como socio fundador del Clubhouse, el primero en México. Ahí no da igual si vas o no vas. Si alguien faltó, hay un responsable de hablar por teléfono y preguntar: “¿Cómo estás? ¿Por qué no has venido?”. Antes de colgar, le dicen: “¡Ojalá puedas venir. Haces falta!”.

La organización Humanamente forma parte de Voz Pro Salud Mental, una red con presencia en todo el país. En la atención a pacientes y familiares detectaron, al igual que sucedió en Nueva York, que las personas con alguna discapacidad mental se aislaban, no conseguían empleo y se recluían en sus casas. Así empezaba un ciclo que ni medicamentos ni consultas al psiquiatra podían detener.

Guadalajara Clubhouse

El Clubhouse nació con el lema “La necesidad de sentirse necesitado”, porque “todos necesitamos sentirnos necesitados, queridos y productivos; si no tienes eso, no formas parte de una comunidad y no te sientes con autoestima ni con seguridad”, explica Sara Valenzuela, directora de Humanamente, una asociación dedicada a orientar y apoyar a las personas que viven con alguna enfermedad mental, así como a sus familias.

“Evitar crisis, evitar hospitalizaciones y lograr un mejor manejo de las emociones y de los síntomas de una enfermedad mental”, agrega, es lo que buscan por medio de la psicoeducación, para no depender sólo de medicamentos. Es decir, una recuperación que promueve que la persona comprenda su enfermedad mental, controle sus síntomas, evite crisis y no dependa del medicamento. La psicoeducación es aprender, con herramientas como información y terapia pscológica, a tener salud mental para mejorar la calidad de vida y la de las familias.

 

Desempleo y pobreza: un círculo

En México, 75 por ciento de la población con discapacidad vive en pobreza, según datos del Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad (Conadis). Fernanda, de 34 años de edad, trabajó en diferentes restaurantes de comida rápida. Sus jefes no comprendieron su discapacidad. Como ella dice: “así como soy yo”. Ahora, como el resto de sus compañeros, no tiene empleo.

Antes de pertenecer a Guadalajara Clubhouse, podría afirmarse que su situación sería así por muchos años. Pero después de saber que Roberto, ese amigo del que hablan con orgullo, comenzó a trabajar en un call center, todo pinta distinto.

Si no formaran parte de este club, estarían en sus recámaras viendo televisión, jugando videojuegos o sin hacer nada. De lunes a domingo, la rutina se repetiría hasta el hartazgo. El psiquiatra Vicente Molina, médico del Departamento de Psicología Aplicada de la Universidad de Guadalajara, conoce de esta situación de primera mano, porque en su consultorio se confirma continuamente la situación de pobreza y precariedad económica a la que se enfrentan las personas con alguna enfermedad mental.

¿Cuántas personas hay con enfermedades mentales?

En México, el censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2011 es cuestionado, porque mientras señala que 5.1 por ciento de la población tiene discapacidad, la OMS indica que la proporción es de 10 a 15 por ciento. De la población con discapacidad psicosocial, ¿cuántas personas están en psiquiátricos, albergues, orfanatos e instituciones? Las autoridades no cuentan con ese dato, como lo reconocieron a Disability Rights International.

La Secretaría de Salud estima que por lo menos la quinta parte de la población mexicana padece algún trastorno mental en el curso de su vida.

La discriminación y la desinformación impiden que las personas tengan empleos aun cuando cuenten con altos perfiles académicos, que incluyen maestría y doctorado. También hay quienes, debido a la misma discapacidad y a la exclusión, no concluyeron sus estudios y sólo pueden acceder a trabajos precarios. Entonces se forma un círculo vicioso: la persona puede adquirir discapacidad por la pobreza, y cuando la desarrolla vive en condiciones de pobreza.

Una de cada cuatro personas padece síntomas de una enfermedad mental a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los trastornos mentales más graves son la esquizofrenia y la demencia. Cuando el trastorno del estado de ánimo se convierte en crónico y se desarrollan condiciones como la bipolaridad y la depresión, las vidas de las personas se ven afectadas y esto provoca ausencias laborales que disminuyen la productividad que las empresas esperan.

¿Cuál es el principal miedo para no contratar a personas con enfermedades mentales? Francisco responde con rapidez: “Piensan que eres agresivo”. El resto se identifica con esta respuesta.

“Si a los propios familiares les cuesta mucho trabajo entenderlo, con mayor razón a los empleadores”, explica el psiquiatra. Es común que las personas con estos trastornos no tengan ganas de levantarse o de ir al trabajo, no porque no quieran, sino por la naturaleza de la enfermedad. Los síntomas pueden desconcertar en el entorno laboral por las conductas disruptivas, como llorar súbitamente, gritar, no hablar ni socializar. Esto genera que se les pongan etiquetas, como la de locos a los que hay que excluir, encerrar y apartar.

“La enfermedad mental, al igual que otras discapacidades, se ha estigmatizado, y a las personas que llegan a presentarla se les tiende a dejar fuera de esos espacios de trabajo”, explica el también presidente del Colegio de Psiquiatras de Jalisco, a.c., y aclara que existen periodos de crisis en que la persona requiere apoyo, e incluso hacer pausa en sus actividades diarias. Una vez que ha pasado esto, podría trabajar como cualquier otra persona.

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El costo

Hacia afuera estigmas, hacia adentro estigmas. Los compañeros del trabajo y la familia asumen que “no puede”, “no debe” y que es mejor que se quede en casa sin que nadie sepa que esta persona tiene una discapacidad. Si ríen mucho, la familia sospecha que es una crisis. Si están reflexivos, lo mismo. “Están señalados constantemente y eso hace que emocionalmente no sean estables”, afirma Sara.

Abandono, privación de la libertad, tortura, falta de políticas públicas para la inclusión, estigma y discriminación son algunos de los problemas que enfrentan las personas con discapacidad social, como lo documentó la Fundación para las Américas, afiliada a la Organización de Estados Americanos (OEA), con respaldo de la Open Society Institute (OSI), que investigó la situación de estas personas. Hay una constante en Argentina, Chile, Colombia, México, Paraguay y Perú: las personas regresan a las instituciones porque son rechazadas en el lugar de empleo y por sus familias y carecen, por tanto, de medios económicos para vivir de manera independiente. Al verse obligadas a permanecer en las instituciones por razones económicas, se agrava también su situación de discapacidad.

“Sí es difícil conseguir trabajo por el estigma, el miedo y el desconocimiento. Las personas con enfermedad mental tienen autoestima y seguridad bajísimas, se sienten desdeñadas, empezando por su familia”, explica Sara Valenzuela.

Expertos señalan que las afectaciones son mayores si el que tiene la discapacidad es el padre, porque ello implica menores ingresos para la familia, lo que a su vez incrementa el grado de estrés. Hay un costo económico resultante de las enfermedades mentales: el Banco Mundial y la OMS determinaron que 20 por ciento del gasto en salud pública está dedicado a enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión. Hay seguros de gastos médicos que no incluyen los trastornos mentales y del comportamiento como parte de su cobertura.

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El psiquiatra Vicente Molina atestigua que la enfermedad mental ha sido causa de despidos. “Casos absurdos en los que la propia institución le reconocía una condición médica psiquiátrica a esa persona y luego, cuando estaba gestionando su pensión definitiva, le pidieron dos dictámenes; uno lo rendí yo, y otro, otro compañero, y acordamos que sí, esa persona tenía un trastorno mental que le afectaba de tal forma que ya no podía trabajar y, de todas maneras, la institución dijo que no había elementos para poder darle la atención”, recuerda, indignado.

Como sucede con otras enfermedades, el diagnóstico oportuno puede evitar deterioros. “Desafortunadamente, en nuestro medio, los diagnósticos y los tratamientos adecuados se llevan a cabo cuando han transcurrido varios años”, lamenta el presidente del Colegio de Psiquiatras. Según datos de la última encuesta de enfermedades mentales en México, las personas son diagnosticadas y reciben tratamiento ocho años después de haber iniciado el padecimiento.

“Lo escondes, no lo tratas, te da miedo llevarlo con el psiquiatra, y entra el paciente con un deterioro mental que, si se hubiera reconocido a temprana edad, hubiera tenido un diagnóstico mejor”, detalla Valenzuela. Por eso, en Humanamente crearon el programa Rompiendo el Silencio, para hablar de las enfermedades mentales en escuelas. A través de charlas, maestros, alumnos y padres de familia reciben capacitación para comprender qué son las enfermedades mentales, sus síntomas y cómo con un tratamiento adecuado la persona puede llevar una vida normal. En 2015, esta organización capacitó a mil 800 alumnos, maestros y padres de familia de 30 escuelas de Jalisco, así como a 60 profesionales de la salud, como médicos, psicólogos, pedagogos y trabajadoras sociales.

Guadalajara Clubhouse

Antes que un diagnóstico, persona

De acuerdo con el “modelo médico rehabilitador”, la discapacidad es una enfermedad que se padece y la rehabilitación es lo único que importa. Así, si no escuchas, aprenderás a leer los labios. Si no caminas, harán todo lo posible para que camines. Sin importar lo que tengas, intentarán, a toda costa, “rehabilitarte”, “curarte” y “sanarte” hasta que llegues a la normalidad. Antes de ser una persona, eres un diagnóstico: como cuando se refieren a alguien como elesquizofrénico.

En cambio, para el modelo social de derechos humanos, la persona se antepone al diagnóstico; se aprecia la diversidad, y la discapacidad aparece cuando el entorno constituye una barrera. Discapacidad mental no es lo mismo que discapacidad intelectual: (como el síndrome de Down). La enfermedad mental es un problema psicosocial.

Aun cuando México firmó en 2007 la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, que obliga a legislar y actuar conforme a este último modelo, defensores de derechos humanos han advertido que los psiquiátricos aún son lugares de reclusión e incluso de tortura.

Guadalajara Clubhouse

Mario estuvo en el Centro de Atención Integral en Salud Mental Estancia Prolongada (Caisame) de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), hospital psiquiátrico conocido como El Zapote, en el municipio de Tlajomulco, ubicado en la periferia de la ciudad (como señala Michel Foucault en Historia de la locura, al insensato, al demente se le expulsa). Las cosas cambiaron en ese espacio, dice Mario, pero sabe que no del todo. Antes llegó a ver a enfermeros con manoplas. Lo cuenta y se toca los nudillos. Pudo ver esto en el pabellón donde estaban las personas con las crisis más severas. Su mayor recaída la sufrió cuando falleció su mamá; pero hace tiempo que no ha tenido una crisis. “No quiero volver”, dice, y espera no hacerlo porque, aunque ya no hay manoplas, no deja de ser un encierro. En casa se dedica a hacer marcos para cuadros. Es cierto, hay días en que no le dan ganas de hacer nada. Por eso, cuando va a Guadalajara Clubhouse —dice con orgullo que es el séptimo socio—, retoma energías para trabajar.

 

Una casa de puertas abiertas

El primer Clubhouse de Nueva York sigue abierto, tiene 5 mil socios y a diario asisten 500 personas. Este espacio es una plataforma de reinserción social y laboral para las personas con discapacidad mental. Tanto en Guadalajara como en Nueva York, los socios son los responsables de las actividades y la recaudación de fondos.

Los socios trabajan en distintas áreas, como comunicación, cocina, administración, procuración de fondos y mantenimiento. “Las personas que toman medicamento psiquiátrico en ocasiones son muy rígidas. Aparte, siempre están encerradas en su cuarto, no socializan, no hablan, y ese aislamiento las lleva a una psicosis peor”, detalla Valenzuela. Por eso, con la apertura de este club buscan “tomar la pequeñita luz de salud mental; la agarramos para que la persona salga adelante”.

Guadalajara Clubhouse

La directora de Clubhouse, la pedagoga Marcela González, explica que las personas que van a este lugar lo hacen de forma voluntaria. “Cada uno de los socios tiene un potencial de salud”, subraya. Por tanto, “se habla de la salud, no de la enfermedad”.

“Él venía mucho a la casa club, fue un apoyo para tomar confianza en sus capacidades”, recuerda Mario acerca de Roberto, el socio que ya tiene empleo y continúa en la búsqueda de alguna tarea relacionada con la ingeniería biónica. El primer paso ya lo dio, como espera poder darlo algún día César. Él, como los demás, se siente cómodo de poder ser como es. Sabe que si le da un ataque de ansiedad o se siente mal, ahí no lo van a “juzgar, como afuera”. m.

 

Más ejemplos

Desde 2010, en Argentina está prohibida la creación de nuevos hospitales psiquiátricos, y las personas que están en ellos deben ser integradas en proyectos comunitarios. En el Sur emprenden proyectos de desmanicomialización, es decir, que las personas sean integradas y no estén encerradas en manicomios, como lo logró en Italia Franco Basaglia, psiquiatra que reintegró a varias personas a su comunidad liberándolas del olvido y el encierro de los psiquiátricos en la década de 1970. Su trabajo permitió dar de alta a mil 200 personas, los espacios se convirtieron en centros de salud mental abiertos. El autor de La condena de ser loco y pobre, publicado en 1979, describió su experiencia: “lo importante es que hemos demostrado que lo imposible se ha vuelto posible”.

El chocolate caliente es preparado y servido por personas con discapacidad psicosocial que trabajan en la cocina de un centro de esquí a través del Proyecto Dignidad, que en Argentina ha logrado la inserción laboral de personas con enfermedades mentales. En este país, referise a alguien como un colifato es tacharlo de loco. Por eso, adoptó ese nombre la primera radio hecha por personas con discapacidad psicosocial desde un hospital psiquiátrico. Radio La Colifata se transmite desde el Borda, psiquiátrico de Buenos Aires. Esta estación difunde la campaña “Yo soy yo”, con mensajes a favor de la inclusión laboral lejos de los estigmas y la discriminación.

Informes

::Guadalajara Clubhouse. Santa María 3034, entre calle Aníbal y César, colonia Vallarta, Guadalajara, Jalisco. Teléfono 2001-6732 

::Humanamente-Voz Pro Salud Mental Jalisco. Aurelio Ortega 531, Zapopan, Jalisco. Teléfono (33) 3642-8387 

La visita del papa Francisco a México

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El Papa visita territorios donde las heridas sociales que vive el país son más grandes: pobreza extrema, trata de personas, miles de desaparecidas y desaparecidos, despojo y exclusión de indígenas, corrupción, violencia, inseguridad y feminicidios.

Según Alexander Zatyrka SJ, académico del Departamento de Filosofía y Humanidades del ITESO, el Papa Francisco propone oír estas  voces y pide no encerrarnos en nuestro propio mundo, “hay gente que está sufriendo con la que compartimos el mundo, con la que compartimos la fe que no estamos tomando en cuenta en nuestra construcción del futuro, en nuestros proyectos'".

El jesuita Luis Garcia Orso en un texto del 2015 señala las intenciones del Papa Francisco de defender la vida de los migrantes y los derechos de techo, trabajo y tierra; de “animar  a los jóvenes a unir corazón, mente y voluntad en favor de los demás” pronunciándose  contra un sistema social “fincado en la desigualdad y la globalización de la indiferencia”. Para el Papa “es necesario cambiar un sistema económico que beneficia a unos cuantos por encima de la dignidad humana de las mayorías” e instar “a todos los actores sociales a buscar juntos la paz fincada en la justicia”.

Un charro que cabalga en el pavimento

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Cinco años de rodaje desembocaron en el documental «El Charro de Toluquilla», largomentraje dirigido por egresados del ITESO y que forma parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine en Guadalajara

Documental El Charro de Toluquilla

La primera vez que Claudia Mendez supo de la existencia de Jaime García, el protagonista del documental El charro de Toluquilla, fue cuando vio su yegua “estacionada” en un restaurante de avenida Vallarta, flanqueada por autos de lujo del valet parking y con una perra rodeándola.

“Dije: ‘¿Qué es esto? ¿Qué estoy viendo? Estamos en la Minerva, esto aquí no encaja’”, recuerda la egresada de Relaciones Industriales del ITESO. Era 2011. Cuando entró al lugar, conoció al dueño de la yegua —un cantante de mariachi que entretiene a los comensales del lugar— y supo que realizaba ese trayecto a caballo todos los días desde Toluquilla, supo que era un personaje tenía que ser filmado.

La segunda vez que fue a escucharlo cantar, lo hizo acompañada por su amigo José Villalobos. Ese día supieron que el charro que cabalgaba casi todos los días por las calles de Guadalajara era además seropositivo, tenía una hija libre del virus y accedería a ser grabado. “Eran una serie de contradicciones interesantes: vive en el centro de Toluquilla, anda a caballo todos los días, viste de charro y tiene estos rasgos machistas, pero vive en casa de su mamá; y luego le canta a políticos para vivir y deja su yegua a un lado de un Mercedes Benz en la Minerva… vive dos vidas al día”.

Cinco años después, el documental —producido por Claudia y con la dirección, producción ejecutiva, fotografía y edición de José—, tendrá su estreno en la selección oficial del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), compitiendo por el Premio Mezcal y a Mejor Largometraje Iberoamericano Documental.

Documental El Charro de Toluquilla

En la filmación de un documental se suele tener una investigación, una idea preliminar y un plan de rodaje, pero la vida sigue corriendo y los planes pueden cambiar. En el caso de este pequeño crew de dos personas, el plan fue encender la cámara y seguirlo. Esto se tradujo en 200 días de rodaje durante cuatro años, con jornadas en las que podían capturar sólo 20 minutos o una noche entera hasta entrada la madrugada.

El imán era su personalidad explosiva y la paradoja de su enfermedad con su estilo de vida. Pero, armados de paciencia, grabaron y grabaron noches de conciertos, de cantinas, de horas de cabalgata, de tardes con su hija vestida de princesa con alas de mariposa y escapadas a buscar tentaciones fuera de su pareja. Todo en búsqueda de algo más. “Empezó a desenmascararse y pudimos ver que no era ese pequeño héroe encapsulado en un disfraz de charro. Cuando te das cuenta de que ese personaje plástico también se equivoca, tiene sus defectos y sus carencias, sus lados frágiles, encuentras la historia”, indica José.

Sin recursos, sin catering, sin baños al alcance, con trucos de audio que involucraban pegar el micrófono ambiental con la cámara, y con el reto de seguir los volátiles horarios del Charro, Claudia y José concluyeron el documental con diversos apoyos, entre ellos la beca del Tribeca Film Institute de Nueva York, el Fondo Para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine) y el premio Gabriel Figueroa Film Fund, del Festival Internacional de Los Cabos.

“Es una combinación entre el retrato con arco dramático de un antihéroe que no sucede fuera, sino dentro de él. El documental comienza por concederle ese heroísmo que no tiene, y en el transcurso del filme se va desbaratando y lo vamos conociendo mejor. Es la vida ordinaria de una persona extraordinaria”.


El canto de la libertad perdida

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Las variadas prisiones que comprometen en diversos grados la libertad son un tema que el arte operístico y musical no ha dejado de lado. A continuación, cinco ejemplos de ello.

Imagen de la ópera «Lucia de Lammermoor», de Donizetti. Foto: newsroom.unl.edu
Imagen de la ópera «Lucia de Lammermoor», de Donizetti. Foto: newsroom.unl.edu

La libertad es, sin duda, uno de los valores fundamentales para el ser humano, que implica ser conquistado y cuidado a base de un esfuerzo personal y colectivo que puede costar toda una vida e, incluso, la vida misma. De aquí que perder la libertad, desde las distintas densidades de significados y perspectivas que tiene este valor, es una de las más terribles experiencias que se puedan enfrentar, tanto individual como colectivamente. Las variadas prisiones que comprometen en diversos grados la libertad y en las que se puede caer por error, por ignorancia, por correr ciertos riesgos o por causa de otros, es un tema que el arte operístico y musical no ha dejado de lado, lo que nos permite apreciarlo desde las categorías estéticas, revelando matices a los que solamente desde aquí se puede acceder.

Cómo no conmoverse ante la súplica de libertad de un pueblo deportado y prisionero en tierras extranjeras. Cómo no dejarse tocar por el grito de prisioneros que salen unos minutos de las mazmorras para contemplar por un breve tiempo la luz del sol. Cómo no indignarse ante al hombre que vende su libertad para aprisionarse en jaulas de oro y terminar encerrado en su más absoluto egoísmo. Cómo no compadecerse del drama de la mujer inocente que, aprisionada por convencionalismos sociales, es obligada a renunciar a su libertad. Cómo no recordar los pasajes de la historia humana, donde se negaron y se siguen negando las libertades más elementales. Veamos cómo la música penetra a los recovecos de estos dramas.

 

Verdi: Nabucco

Ramey, Guleghina, Levine, DG, 2005

El compositor italiano Giuseppe Verdi (1813-1901) nunca imaginó que la ópera que le proporcionó el primer éxito en el inicio de su carrera trascendería el paso de los tiempos por uno de sus pasajes corales: el Va, pensiero, sull’ali dorate (¡Vuela, pensamiento, sobre alas doradas!). En el acto tercero de Nabucco, los hebreos desterrados en Babilonia cantan entrañablemente Oh mia patria sì bella e perduta! (¡Oh, patria mía, tan bella y perdida!), canto que muchos sectores actuales del pueblo italiano han hecho suyo al considerar que su país se ha internado en diversas prisiones.

 

Beethoven: Fidelio

Levine, Mattila, Heppner, Pape, DG, 2003

La única ópera compuesta por Ludwig van Beethoven (1770-1824) fue Fidelio, cuya trama transcurre en una cárcel y nos presenta el valiente esfuerzo de Leonora, disfrazada de simple guardián —de nombre Fidelio—, por rescatar a su esposo Florestán de las corruptas manos del alcaide de la prisión. Es un canto contrastado del dolor por la pérdida de la libertad, muchas veces por causas injustas, y las consecuencias que ello provoca en los prisioneros, así como el valor de la lucha por su reconquista y por desenmascarar con decisión al que atenta contra ella.

 

Verdi: Macbeth

Nucci, Verrett, Chailly, DG, 2008

Quizás una de las experiencias más terribles que puede vivir un ser humano sea irse enredando en sus mentiras, en sus opacidades, en sus mañas por obtener poder, prestigio o placer a costa de lo que sea, incluso atentando contra la propia libertad, para así quedar aprisionado en un egoísmo que aniquila. Esto es lo que podemos experimentar en Macbeth, de Verdi, pues podemos seguir el proceso del protagonista por sus diversas etapas hasta sentirse absolutamente prisionero: Perfidi! All’anglo contro me v’unite! (¡Pérfidos! ¡Os habéis unido a los ingleses contra mí!).

 

Donizetti: Lucia di Lammermoor

Netrebko, Beczala, Kwiecien, DG, 2009

Otro drama donde se pone en juego el dilema prisión-libertad es Lucia de Lammermoor, joya del compositor italiano Gaetano Donizetti (1797-1848), donde se nos va planteando el proceso de la joven Lucía, que se siente terriblemente acorralada por responder a las presiones de su hermano Enrico y renunciar al amor de Edgardo. La cruel imposición de una boda la sumerge en una de las peores prisiones en las que puede caer un ser humano: perder la razón. La escena de la locura es de las más dramáticas de la literatura operística.

 

Schoenberg: A Survivor From Warsaw

Kurt Masur, Helicon, 2012

La fuerza del arte es capaz de abordar con música uno de los dramas más imponentes que ha vivido la humanidad: el Holocausto. El compositor austriaco Arnold Schoenberg (1874-1951) compuso una obra titulada El sobreviviente de Varsovia, Op. 46, para narrador, coro masculino y orquesta, donde el artista se acerca a conmemorar una de las prisiones más terribles: el gueto de Varsovia. La obra no es brillante según los cánones tradicionales, pero sí nos hace penetrar en el dolor de una experiencia radicalmente negadora de la libertad.m.

Barrotes de plata

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El hecho de vivir con deudas —una condición cada vez más frecuente en la vida— representa una suerte de cautiverio: ¿qué efectos puede tener el endeudamiento sobre el sentido que le damos a la vida?

Portada del libro «El banquero anarquista», de Fernando Pessoa
Portada del libro «El banquero anarquista», de Fernando Pessoa

La literatura y la psicología social participan de un estrecho vínculo en la medida en que la narración de historias se adopta como método para la investigación psicosocial, así como el mundo de lo social puede explicarse a través de numerosas obras literarias. Por ejemplo, al pensar cómo el hecho de vivir con deudas —una condición cada vez más frecuente en la vida de las personas— representa una suerte de cautiverio: ¿qué efectos puede tener el endeudamiento sobre el sentido que le damos a la vida?

En La barca sin pescador, comedia de Alejandro Casona, Ricardo Jordán es el director de una importante institución bancaria, que hace frente a una crisis provocada por la agresiva especulación de la competencia. Acorralado y tras haber perdido la confianza de sus colaboradores, cierra un trato con el Caballero de Negro: obtiene las riendas del poder y del dinero que acaba de perder a cambio del último empujoncito para la condenación de su alma. Le basta con imprimir su firma en ese contrato para que una caída libre hacia la bancarrota se torne un insólito repunte financiero. Jordán, lejos de disfrutar los días de bonanza económica, los pasa buscando la forma de saldar la deuda que fijó con el Diablo.

Años antes, en El banquero anarquista, Fernando Pessoa imaginó un diálogo en el que un acaudalado hombre de finanzas relataba a un joven cómo se había valido de la acumulación de capital para superar su dependencia del dinero, y también como había encontrado en la riqueza la vía de su lucha libertaria. El banquero había hallado así el camino para convertirse en un auténtico anarquista teórico y práctico, al contrario de “los tipos de los sindicatos y las bombas”, representantes de las organizaciones colectivas propias de su época, a quienes responsabilizaba de nuevas formas de tiranía. Paradójicamente, había pasado sus días combatiendo la dictadura del dinero mediante la colaboración con ella.

La obra del sociólogo y filósofo italiano Maurizio Lazzarato ha dado luz sobre el capitalismo cognitivo, la ontología del trabajo y en particular sobre las técnicas de sometimiento en las sociedades de control. Su análisis nos ayuda a visibilizar los muros y las limitaciones que el endeudamiento impone sobre el sentido que podemos dar a la vida. Las finanzas contemporáneas dependen de la proliferación del crédito personal, y éste, a su vez, de su capacidad de hacernos creer que es la única vía para la subsistencia, cuando por lo general hay diferentes posibilidades de encarar el futuro sin tener que endeudarnos. El consumo se nos presenta por todos los medios como una necesidad irrenunciable, que en la mayoría de los casos sólo puede ser satisfecha mediante el crédito. Y la oportunidad de ordenar una vida entera en cómodos pagos mensuales sin intereses no es sino una atadura definitiva a la vida productiva.

Al hallarnos fuera de los muros de una prisión, podemos convenir en que, además del encierro, lo que hace a éstos tan temibles e indeseables es cómo disponen del cuerpo y del tiempo de las personas que viven dentro de ellos. Pero acaso seamos incapaces de nombrar otros muros impalpables que refrenan nuestra voluntad. Once años después de la publicación de El banquero anarquista, Pessoa publicó Tabaquería, un poema firmado por su heterónimo Álvaro de Campos, en el que retrataba, lleno de envidia, el instante en que una niña se veía liberada de la atadura al dinero:

(¡Come chocolates, pequeña; come chocolates!

Mira, no hay más metafísica en el mundo, sólo chocolates.

Mira, todas las religiones no enseñan más que una confitería.

¡Come, pequeña sucia, come!

¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con la que tú los comes!

Pero yo pienso y cuando les saco el papel de plata es una hoja de estaño y entonces tiro todo al piso como tiré mi vida.)

Quizá convenga descreer al menos por un momento del valor del dinero como eje central de la vida. Con suerte, encontraremos una breve liberación. m.

 

Para leer

::Fernando Pessoa, El banquero anarquista (1922).

::Alejandro Casona, La barca sin pescador (1945).

::Maurizio Lazzarato, Políticas del acontecimiento (2006).

::Entrevista a Maurizio Lazzarato en el diario Página 12.

::Álvaro de Campos, Tabaquería (1933).

Prisión y espiritualidad

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Sólo un hombre totalmente libre está capacitado para entregar todo lo que tiene, incluso su propia vida, desde el deseo de que esa entrega redunde en un bien, en vida para los demás.

Prisión y libertad son dos palabras que se implican mutuamente. Podríamos decir que son antinomios, realidades opuestas y mutuamente excluyentes. Quien cae en la prisión pierde su libertad. El que es libre, no está restringido por la prisión. Pero una y otra condiciones no siempre son obvias. Parecería que hay personas muy libres porque se mueven a voluntad, toman decisiones movidas por sus deseos y hasta por el más pequeño de sus caprichos, no permiten que nada ni nadie les coarte su posibilidad de elección. Aparecen como “dueñas de sus vidas” y se perciben a sí mismas como libres. Sin embargo, al acercarnos a ver con mayor detalle su condición, descubrimos que en realidad son prisioneras de múltiples condicionamientos que les impiden encontrar la verdadera felicidad y la plenitud humana.

Especialmente significativos para entender esto son los diálogos de Jesús de Nazaret con las autoridades religiosas y civiles después de su captura en el huerto de Getsemaní. Podemos ver el relato con la mirada de la “lógica del mundo”, según la cual, mientras más poder y fuerza, más libertad se tiene. De esta manera, Caifás, Anás, Pilatos y las demás autoridades parecen alardear de su libertad y su poder frente a un Jesús preso y maltratado, “limitado” en su capacidad de decidir, de optar. Ellos se presentan y actúan como los grandes, mientras que Jesús, pobre idealista iluso, figura empequeñecido.

Pero si dejamos atrás las apariencias, captamos que la realidad es otra. Pilatos y los demás detentadores del poder no son más que servidores de sus pulsiones egocéntricas. Cuando Pilatos ve que liberar a quien reconoce inocente puede poner en riesgo su “carrera” política, deja a un lado su conciencia y opta en función de sus temores, presa de una inseguridad fundamental. El Evangelio de Juan lo presenta de manera excepcional. Ante el silencio de Jesús, Pilatos le advierte: “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?”. Jesús lo vuelve a su realidad: “No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba” (Jn 19: 10-11), es decir: Te crees señor, pero eres un esclavo.

Ya anteriormente, Jesús había declarado que él daba su vida libremente, como la da el buen pastor por sus ovejas —“nadie me la quita; yo la doy voluntariamente” (Jn 10: 11-18) y, también, “nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15: 13)—. Sólo un hombre totalmente libre está capacitado para entregar todo lo que tiene, incluso su propia vida, desde el deseo de que esa entrega redunde en un bien, en vida para los demás. Ésa es la verdadera libertad, la que está basada en la generosidad y la gratuidad. Gratis sólo puede entregarse quien es radicalmente libre. Vista así, la dimensión de los actores del drama se invierte: Jesús cobra su verdadera proporción de grandeza y los que se creen grandes evidencian la pequeñez de su mezquindad.

Qué paradoja. Esa noche, el preso era y permaneció siendo el hombre más libre; mientras que sus captores prepotentes se consolidaron como esclavos de su egoísmo. m.

Otros cautiverios

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Más allá de la penitenciaría o el hospital psiquiátrico, en el cine es posible encontrar diversidad y riqueza mayores. La mente como una prisión, como un factor de confinamiento, ha sido un asunto socorrido

Imagen de la película «Truman Show»
Imagen de la película «Truman Show»
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La prisión ha inspirado a un amplio abanico de películas. Desde el más “automático”, el drama carcelario, hasta exploraciones de orden simbólico. En el primer grupo es imperioso considerar dos películas que se inspiran en novelas de Stephen King y que dirigió Frank Darabont: Sueños de libertad (The Shawshank Redemption, 1994), que recoge la amistad entre dos presos y para mucha gente es la mejor película de todos los tiempos, y Milagros inesperados (The Green Mile, 1999), que tiene un aliento metafísico.

No obstante, en otros ámbitos —más allá de la penitenciaría o el hospital psiquiátrico— es posible encontrar diversidad y riqueza mayores. La mente como una prisión, como un factor de confinamiento, ha sido un asunto socorrido. Por esta ruta circulan, entre otros, autores como Luis Buñuel (en particular en Él), Christopher Nolan (en su cortometraje Doodlebug o su largo Amnesia) o David Lynch (en una buena parte de su filmografía). Las diferentes aristas de la pérdida de la libertad —de la prisión que no necesariamente supone reclusión— también han sido motivo de inspiración. Es el caso de las adicciones, que impiden hacerse cargo de la realidad. Este tema ha sido abordado por cineastas distantes y distintos, como el británico Steve McQueen y el estadunidense Darren Aronofsky.

El espacio como limitante es un recurso provechoso para empujar el drama: los personajes no pueden huir y se ven forzados a convivir, lo que se traduce en un pretexto verosímil y precipita los eventos (como en Titanic o Luna amarga).

 

Él (1953)

Luis Buñuel

Francisco es un hombre respetable, “completamente normal y sensato”. En una reunión en su casa, los invitados comentan sobre un espacio diseñado por el padre del anfitrión, que “parece guiado por la pasión y el instinto”. Más adelante ahí se apersona Francisco visiblemente alterado; sobre la escena se proyectan sombras que sugieren barrotes. Cuando él comienza a golpear el barandal de la escalera, imagen y sonido sugieren una prisión: Francisco no es tan normal como nos decían: es prisionero... de su irracionalidad. En este pasaje de la obra maestra que es Él, brilla la genialidad del gran Buñuel.

 

Deseos culpables (Shame, 2011)

Steve McQueen

Brandon es joven, vive en Nueva York y lleva un estilo de vida que cabría ubicar en los parámetros del éxito. Sin embargo, y contra toda apariencia, acostumbra consumir pornografía y contratar prostitutas: es adicto al sexo. Esto condiciona su cotidianidad y le impide establecer relaciones sanas. McQueen, que siguió a un preso en Hunger (2008) y a un esclavo en 12 años de esclavitud (2013), muestra cómo el adicto reduce los ya de por sí restringidos márgenes de libertad que tiene el hombre moderno en una sociedad consumista. La infelicidad y un malestar crónico forman el paisaje que, así, se impone.

 

Cadena perpetua (1979)

Arturo Ripstein

El Tarzán Lira es célebre en los barrios bajos como ladrón y proxeneta. Pero tras sus pasos invariablemente aparece el Comandante Prieto, y las visitas a la cárcel se vuelven un hábito. Años después, Lira busca reivindicarse y ganarse la vida decentemente. Pero entonces reaparece el inevitable Prieto y le propone un trato: a cambio de “protegerlo”, le exige una cuota diaria. Con un guión de Vicente Leñero, inspirado en la novela Lo de antes, de Luis Spota, Ripstein exhibe la corrupción nuestra de cada día y denuncia un sistema de justicia que condena a cadena perpetua al que ya pagó por sus faltas.

 

El Show de Truman (Truman Show, 1998)

Pet er Weir

Truman es un sonriente hombre ordinario que lleva una buena relación con vecinos y compañeros de trabajo. Pero su mundo se cae cuando descubre que todo a su alrededor es una puesta en escena y que es el personaje principal de una serie de televisión; descubre además que, para él, el estudio es una prisión. Weir reflexiona acerca de los excesos a los que puede llegar la industria televisiva para ganar dinero. Pero acaso más valiosa es la exhibición de la vida cotidiana como una serie de repeticiones, de rutinas, de ficciones, que aprisionan y que provocan la pérdida del contacto con la realidad real.

 

El resplandor (The Shining, 1980)

Stanley Kubrick

Para Jack Torrance, escritor estancado y con problemas económicos, el trabajo invernal como velador de un hotel vacío parece ser una buena oportunidad, porque se puede concentrar en escribir. Conforme pasan los días, sin embargo, su comportamiento se enrarece y deviene irascible. Para su mujer, la preocupación se convierte en miedo al leer lo que escribe: una sola frase, repetida indefinidamente: “Puro trabajo y nada de juego hacen de Jack un chico aburrido”. Kubrick se inspira en una novela de Stephen King, hace del hotel una prisión, acompaña a un personaje encerrado y lleva la rutina laboral al terreno del terror. m.

Para ver

::Él (Fragmentos mencionados en el texto: 18:52-19:34 y 1:04:07-1:07:04)

::Escena final de Requiem for a Dream.

::“New York, New York” en Shame.

::Texto de The Guardian sobre Steve McQueen.

::Sobre The Shining (Martin Scorsese, Jack Nicholson y otros.

::Cadena perpetua.

::El mal y la cárcel. Reportaje sobre el experimento de la cárcel de Stanford.

Sentido y sinsentido de la cárcel según la literatura

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Las cárceles son una forma explícita de reprimir el cuerpo; sin embargo, como tema y móvil literario han sido razón para que los creadores elaboren críticas que incitan a la autodeterminación

Portada del libro «De profundis», de Oscar Wilde
Portada del libro «De profundis», de Oscar Wilde

El cuerpo cabe en una celda, pero la voluntad de algunas personas por encontrar sentido y significado no conoce cautiverio. Un hombre enclaustrado puede nombrar un recuerdo de la infancia y con ello basta para evocar la fantasía, la inocencia, la inteligencia de los cien lenguajes.

El confinamiento coaccionado del cuerpo suspende derechos fundamentales en razón de una jurisprudencia con poder de sentenciar y penalizar. Castigarlo, censurarlo, ha sido, a lo largo de la historia, un medio para normativizar nuestra conducta, disciplinar nuestro juicio e institucionalizar el ser. Y es que si nuestro cuerpo no goza de plena libertad, se restringen también un sinfín de otras libertades. ¿O será que libertad sólo hay una, absoluta?

Las cárceles son una forma explícita de reprimir el cuerpo; sin embargo, como tema y móvil literario han sido razón para que creadores y pensadores elaboren críticas y desplieguen argumentos que incitan a la indocilidad y a la autodeterminación, o defiendan la preeminencia del hombre sobre sus circunstancias y la emancipación del individuo ante el Estado.

El sentido, más allá de nuestras necesidades primarias, es una construcción formulada por medio del lenguaje. Encontrarlo en las condiciones del encarcelamiento, y además convertirlo en una experiencia narrativa o de pensamiento que politiza regiones vírgenes de nuestra conciencia y nos sensibiliza a la injusticia y al dolor ajeno, es casi como iluminar la caverna de Platón con una bola disco. Esta selección pretende exponer la obra de cinco autores que no sólo libraron penitenciarías corporales, mentales, perceptivas o sensitivas, sino que convirtieron su experiencia o su interés por lo carcelario en modelos performativos de empatía y subversión.

 

Viaje alrededor de mi habitación, de Xavier de Maistre

Condenado tras ser sorprendido en un duelo, De Maistre trata a los carceleros como criados y narra su experiencia con este tono: “En todo el universo nadie tiene un despertar tan agradable, tan apacible, como el mío”. El ensayo, que se vale de un manejo de la ironía a la altura del mejor Swift, permite dos lecturas. Por un lado, la parodia de los mecanismos de represión. Por otro, la demostración de que la libertad no es espacial, que existen latitudes paisajísticas del pensamiento y que los desplazamientos de conciencia pueden ser tan enriquecedores como los viajes.

 

Desobediencia civil, de Henry David Thoreau

A Thoreau le bastó una noche en prisión para concebir Desobediencia civil. Esta declaración de principios postula que “el mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto”. Thoreau explica cómo comprendió de súbito las implicaciones y los absurdos del poder del Estado, se desentendió de leyes injustas que incitaban a la guerra y a la esclavitud y eligió votar por sí, obteniendo la mayoría constitucional del uno mismo. Se trata no sólo de un edicto que promulga la autarquía individual, sino de un insuperable justificante teleológico para no pagar impuestos.

 

Antes de que anochezca, de Reinaldo Arenas

Mi novia me recuerda cada tanto la frase de Emma Goldman: “Si no bailas, no eres parte de mi revolución”. Arenas, quien lo demostró en vida y obra, fue sentenciado por la dictadura castrista a causa de su homosexualidad. En un pasaje de su autobiografía dejó un testimonio de su experiencia. Con esa prosa que nunca miente —aun cuando dice mentiras—, relata anécdotas acerca de la dinámica homosexual de la prisión caribeña, sus intentos de suicidio y la escritura por encargo de cartas como método de supervivencia, que intercala con aventuras ensayísticas sobre poder, sexualidad, libertad.

 

Vigilar y castigar, de Michel Foucault

Foucault dedicó parte de su obra a entender cómo ciertas instituciones ejercen tanto poder sobre nosotros. Vigilar y castigar dimensiona los alcances de lo carcelario más allá de los confines de la cárcel: puede ser rastreado en disposiciones arquitectónicas, códigos legales, preceptos médicos, divanes de psicólogos y centros educativos. “Lo carcelario ‘naturaliza’ el poder legal de castigar, como ‘legaliza’ el poder técnico de disciplinar. Al homogeneizarlos así, borrando lo que puede haber de violento en el uno y de arbitrario en el otro, […] permite efectuar esta gran ‘economía’ del poder”.

 

De Profundis, de Oscar Wilde

Wilde fue enviado a la cárcel luego de que el padre de su amante pegara un letrero en el pub acusándolo de “sodomita” y, en el juicio por homosexualidad, llevara a testificar a una fila de gigolós que se habían involucrado en orgías con la pareja. “Ni la religión ni la moral ni la razón, pueden servirme de ayuda”, manifiesta Wilde a su amado Bosie en este registro epistolar, escrito con la tinta del corazón dolido, originalmente llamado In carcere et vinculis. “La sociedad se arroga el derecho de infligir al individuo terribles castigos, pero también posee el vicio supremo de la ligereza, y no llega a comprender la verdad de lo que hace”.

Alternativas al encierro arquitectónico y urbano

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Perdimos contacto con lo natural y lo dirigimos al ladrillo y al asfalto. Por fortuna, desde la arquitectura, el urbanismo y el diseño se dan alternativas para escapar de esta reclusión ordinaria

Los parques-biblioteca le cambiaron la cara a muchos barrios en Medellín, Colombia
Los parques-biblioteca le cambiaron la cara a muchos barrios en Medellín, Colombia

La explosión demográfica del siglo XX trajo una serie de problemáticas urbanísticas y sociales. Situaciones que se resolvieron en el siglo XIX, siguiendo el ejemplo del Plan de Haussmann en París, volvieron a repetirse (falta de vivienda adecuada, de higiene; hacinamiento, poca conectividad entre avenidas y distritos). Pero en esta ocasión, el boom demográfico generó una expansión urbana sin precedentes.

El Estado vio rebasada su capacidad para dotar de vivienda a la población y para planear sus propias ciudades. La iniciativa privada tomó el papel del Estado para construir ciudad. A las orillas, los habitantes con menores oportunidades económicas hicieron lo propio. Ambos se preocuparon poco por construir espacio público. La inseguridad creció. La convivencia en las calles disminuyó.

Las ciudades demandaron actividades económicas de tiempo completo para poder funcionar. Eso ha exigido casi todo nuestro tiempo. Perdimos contacto con lo natural y lo dirigimos al ladrillo y al asfalto. Los trayectos casa-trabajo (y los trayectos en general) se vuelven más largos y prolongados. Vivimos la mayor parte de nuestra vida encerrados: en la oficina, en la escuela, en el transporte público, en el hogar, en las plazas comerciales (irónicamente transformadas en espacios de convivencia).

Por fortuna, desde la misma arquitectura, así como desde el urbanismo y el diseño, se dan alternativas para escapar de esta reclusión ordinaria.

 

Clases libres

La Green School de Bali, Indonesia, está construida con bambú y no deja de ser vanguardista: combina diseños tradicionales —casi primitivos— con formas arquitectónicas más sofisticadas. Los salones no tienen muros; los conceptos de la didáctica se rompen. Al alumno se le permite distraerse con lo que sucede afuera, con el espacio natural, con su mundo. La escuela está rodeada de jardines y está situada en medio de la selva. Las clases convencionales se combinan con actividades deportivas, culturales y ambientales.

 

Gozar del trámite

El viejo edificio administrativo La Alpujarra, en Medellín, Colombia, dejó de ser lo aburrido que era. Por medio de un taller, los empleados plasmaron sus deseos para mejorar su entorno laboral. El quinto piso sufrió una transformación radical: las paredes se volvieron coloridas y algunos muros traslúcidos, surgieron espacios de convivencia, su terraza y la del piso 12 se convirtieron en jardines. Los padecimientos laborales se disiparon y el rendimiento mejoró.

 

Deleite bajo tierra

Estar dentro de una estación de metro supone ya un encierro. La creatividad de algunos países para aprovechar dicho encierro ha generado diseños sensacionales: cavernas decoradas con murales cual pinturas rupestres, en Suecia; palacios subterráneos en Rusia y un submarino inspirado en Julio Verne en la estación Art et Métiers, en París. Esta última recibe a las líneas 3 y 11 del metro parisino y está situada junto al Conservatorio Nacional de Artes y Oficios.

 

Caminito de la escuela

Canadá tiene como máxima aspiración la seguridad de los niños en sus ciudades. A partir de ahí reformula sus conceptos de transporte escolar. Por principio, existe una organización minuciosa al respecto. Un domicilio tiene asignada una escuela y ésta, una ruta de transporte. Para distancias pequeñas se han desarrollado otras alternativas: bicicletas en conjunto, bicicletas tándem o una hilera de niños caminando con cascos y chalecos dirigidos por un adulto.

 

Parques de libros

La construcción de parques bibliotecaha generado un cambio crucial en Medellín. Los ubicaron en barrios con mayor marginalidad, los conectaron con la zona central a través del Metroplus y los volvieron nuevas centralidades. Cada uno fue sometido a concurso y diseñado por arquitectos vanguardistas. Todos los parques cuentan con actividades que representan una salida del ambiente poco favorable para los habitantes de aquellas zonas. m.

Un sistema colapsado

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¿Tiene salida el colapso del sistema penitenciario mexicano? Algunos estados han logrado revertir la tendencia a la sobrepoblación carcelaria y despresurizar sus sistemas penitenciarios

El hacinamiento es una constante en las cárceles del país. Foto: themexicantimes.mx
El hacinamiento es una constante en las cárceles del país. Foto: themexicantimes.mx

En el sistema penitenciario mexicano estallan las contradicciones e insuficiencias de todo el sistema penal; de su discurso y de sus políticas; de los derechos abstractos, a la ineficacia de las garantías concretas.

Los criminólogos suelen referir que alrededor de cinco por ciento de los delincuentes es responsable de 60 por ciento de los delitos de alto impacto (bandas activas de secuestradores, de sicarios y dedicadas al robo de vehículos). Si el número de internos va en aumento y los delitos de alto impacto no disminuyen, es evidente que no se está capturando a los responsables de los delitos más graves.

Hacinamiento

76 por ciento de los internos del país vive en situación de sobrepoblación y hacinamiento. En 22 de los 387 centros penitenciarios (5.7 por ciento) se concentran 104 mil seres humanos (40 por ciento de los internos del país). Esta evidencia dantesca la encabezan los penales de Chalco (483 por ciento), Ecatepec (471 por ciento) y Puente Grande, Jalisco (316 por ciento).

Autogobierno y corrupción

En el país hay ocho internos por cada custodio. Si consideramos los turnos, permisos, comisiones y vacaciones del personal, se puede colegir que esta relación llega a ser de 24-35 internos por custodio. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha documentado que, en alrededor de 60 por ciento de los centros penitenciarios, los que mandan son los internos.

Violencia

En este contexto, los homicidios, los motines, las riñas, las fugas y otras incidencias van al alza. Se han llegado a registrar más de 100 homicidios en los centros penitenciarios del país en algunos años. Los actos sangrientos de Topo Chico, Apodaca y Altamira en el pasado reciente, son cúspides de esta espiral de violencia e impunidad.

 

¿Tiene salida este colapso del sistema penitenciario mexicano? Estados que han logrado revertir la tendencia y despresurizar sus sistemas penitenciarios, han instrumentado tres principales directrices: dejar al sistema penal únicamente los delitos de mayor impacto y afectación a las víctimas (fortalecer la justicia alternativa para delitos menores); evitar que las personas que por primera vez son procesadas penalmente y que cometieron un delito no violento tengan un antecedente penal (la suspensión del procedimiento a prueba), para así poder reinsertarse en la sociedad; e impulsar el Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP) que contempla áreas especializadas e imparciales que evalúan el riesgo de fuga de las personas acusadas, así como un sistema de audiencias que permite argumentar abiertamente acerca de las medidas cautelares más adecuadas. En los estados que han logrado desarrollar todo el potencial de este nuevo mecanismo se estima que, durante 2014, 15 mil personas evitaron la experiencia de la prisión preventiva. Baja California pasó, en cuatro años, de una ocupación penitenciaria de 180 a 103 por ciento. Baja California, Nuevo León, Morelos y Yucatán han logrado reducir entre 35 y 50 por ciento su tasa de prisión preventiva. Políticas que reconocen que se puede despresurizar la prisión sin afectar la seguridad de la sociedad. m.


Ai Weiwei: un disidente en siete obras de arte

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Es uno de los artistas más visibles de la actualidad, y su trabajo en buena medida está orientado por la batalla contra el autoritarismo, la inequidad y la censura. Provocador y polémico, el creador chino es también un crítico tenaz de las consecuencias de la falta de democracia en su país, y ahora mismo está trabajando en llamar la atención del mundo sobre la crisis de los refugiados en Europa. Aquí presentamos siete de sus obras que resumen sus principales preocupaciones

Provocador y polémico, el creador chino es un crítico tenaz de la falta de democracia en su país. Foto: AP
Provocador y polémico, el creador chino es un crítico tenaz de la falta de democracia en su país. Foto: AP

“Incluso si fuera mil veces / más alta, más ancha y más larga, / ¿podría bloquear las nubes, el viento, la lluvia o el crepúsculo?,” escribió en 1979 el poeta Ai Qing acerca de la Gran Muralla China, después de lavar baños públicos durante más de 15 años en Xianjiang como castigo por su poesía. A pesar de la longitud, la anchura y la altura de la muralla, hoy podemos saborear sus versos.

En 1958, Ai Qing fue obligado a quemar todos sus libros, abandonar su casa y trasladarse a uno de los campos de trabajo forzado que funcionaban en la República Popular China, el país de la Muralla, cuando su hijo Ai Weiwei apenas cumplía un año de edad. Hoy, 59 años después, ese niño —artista visual, arquitecto, activista, jugador profesional de blackjack y bloguero— conoce lo mejor y lo peor de su país. Ai representa, para muchos dentro y fuera de China, un símbolo, un ejemplo de cómo se viven la vida, la política y el arte de ese país complejo, diverso y, para nosotros, tan contradictorio.

Definir y comprender a China en la totalidad de sus más de nueve millones de kilómetros cuadrados es tan imposible como comprender a cada uno de sus mil trescientos millones de habitantes. Pero acaso podríamos intentar aprender algo de uno de ellos: ¿cómo es la China de Ai Weiwei? ¿Los muros pueden bloquear las nubes, el viento, la lluvia, el crepúsculo o el arte?

 

1. Fuera de China: Fotografías de Nueva York

Fotografías de Nueva York Ai Weiwei Foto: Ai Weiwei Studio

Son alrededor de 10 mil fotografías de una estancia en Nueva York que duró 12 años, de 1981 a 1993. El joven Ai Weiwei, falto de información pero con mucha intuición acerca del futuro del arte, se convenció de que en Estados Unidos encontraría respuestas a sus preguntas estéticas. Mientras conocía los trabajos de Andy Warhol, Marcel Duchamp y Jasper Johns —sus grandes influencias incluso hoy en día—, descubrió en la fotografía el soporte ideal para su propia obra, dada su escasez de recursos (trabajó como jardinero, entre otros oficios).

Fotografías de Nueva York (en este enlace puede apreciarse una muestra de la colección) es un trabajo personal e íntimo, no sólo acerca de su vida y su relación con la ciudad (ahí consta, por ejemplo, el registro de su contacto con el poeta Allen Ginsberg, amigo de su padre), sino también de las vidas de cientos de inmigrantes chinos, la mayoría disidentes y refugiados. En estas fotografías retrata su presente, el de los chinos fuera de su patria y sus condiciones de vida en Estados Unidos: es un conmovedor trabajo acerca del exilio y la nostalgia, y en él también renovó sus votos políticos por la conciencia de la disidencia.

“Creía que Nueva York era la capital del arte contemporáneo, y yo quería estar en la cima. De camino al aeropuerto, mi madre me decía cosas como: ‘¿Te pesa no hablar inglés?’, ‘¡No llevas dinero!’ (llevaba treinta dólares en la mano). Yo le respondí: ‘Me voy a casa’”, explicó el artista al renombrado crítico y curador suizo Hans Ulrich Obrist. Así, entre imágenes de la vida cotidiana en su pequeño departamento del East Village, fachadas del barrio chino, autorretratos e incluso imágenes de piezas de arte, la fotografía se convirtió —desde entonces— en una especie de extensión expresiva de Ai: “El Nueva York que conocí ya no existe. Cuando veo el pasado, veo que estas fotografías son hechos, pero no necesariamente verdades. El presente siempre supera al pasado y al futuro no le preocupa el hoy”.

Fotografías de Nueva York Ai Weiwei Foto: Ai Weiwei Studio

2. La ruptura: Dejando caer una urna de la dinastía Han

Ai Weiwei regresó a China en 1993 porque su padre agonizaba. Comenzó a trabajar —con las influencias de lo aprendido en Estados Unidos— abordando lo conocido y reflexionado sobre la realidad china desde afuera. Uno de sus primeros temas, todavía recurrente, es la relación entre la tradición y la memoria, entre la tradición y el presente, ¿y qué más tradicional en el arte chino que su cerámica? Así, sus primeros experimentos involucraban piezas simbólicas de la alfarería china. Dejando caer una urna de la dinastía Han es el registro en tres tomas fotográficas de una acción realizada en 1995, en la que el artista deja caer una valiosísima urna que databa de los años 206 a.C. a 220 d.C. La acción subraya el rompimiento del valor de la tradición en apenas un segundo, la fragilidad de la cerámica como metáfora de la memoria y, antes que nada, la ruptura de un creador con su historia, con su genealogía artística. Para muchos, también simboliza una crítica a la excesiva veneración del gobierno chino por su tradición y a la persecución que ejerce sobre las nuevas manifestaciones artísticas.

China, es verdad, venera su pasado, pero no todo. Aunque la tradición es importantísima en su vida cotidiana, parece que la memoria sobre sus hitos históricos es bastante frágil: “Muchos de los grandes problemas que vive China en la actualidad provienen, sobre todo, de la Revolución Cultural, que fue un parteaguas en su historia. Fue tan dura y radical que, debido a causas meramente políticas, se castiga la intelectualidad y el estudio de su historia. Nunca se recuperaron de eso y nunca lo harán. Quizá por ello, Ai Weiwei pone el dedo en la llaga, porque las nuevas generaciones han olvidado de dónde vienen y se han quedado solamente con la forma, pero sin fondo en lo que respecta a sus culturas y tradiciones”, explica Bernardo de Niz, fotógrafo mexicano que vivió más de cuatro años en China.

Dejando caer una urna de la dinastía Han Ai Weiwei Foto: Ai Weiwei Studio

La ruptura es uno de los temas favoritos de Ai. Lo es porque quizás encontró en el efecto del rompimiento una respuesta inmediata a sus acciones. Después de dejar caer el jarrón de la Dinastía Han, pintó sobre otras vasijas antiquísimas el logotipo de Coca-Cola o las sumergió en pintura industrial, para después incursionar en otros soportes y procesos. En 2006, por invitación de una empresa de internet china, abrió uno de los blogs más concurridos que han existido, con cerca de 200 mil visitas diarias. Allí, el artista relataba su vida cotidiana, sus problemas y la actualidad de China, sin filtros gubernamentales de por medio. Sorprendentemente, el blog se mantuvo funcionando hasta 2009, con lo que sentó un precedente sobre la relación entre la vigilancia oficial y la libertad de expresión, y también abrió una controversia acerca de las clases privilegiadas en aquel país.

“En China, la gente es libre de hacer su vida, de elegir y ahora hasta de viajar o de tener hijos, pero es una libertad sujeta a las posibilidades económicas: entre más ingresos, más libertades, porque esas libertades implican, en algunos casos, sanciones económicas que hay que pagar”, explica Alberto Gámez, consultor independiente con seis años de estancia en Hong Kong. “En efecto, Ai Weiwei pertenece a una clase privilegiada; sin embargo, esto no lo ha limitado en su lucha por los derechos de quienes menos tienen, ni para señalar y denunciar las problemáticas del sistema de partido único en China, de su falta de democracia, del control que tiene sobre la población en general. Definitivamente, él es una gran piedra en el zapato para el gobierno comunista de Pekín”, dice Bernardo de Niz.

 

3. Las ausencias: Cabezas del zodiaco

Cabezas del zodiaco Ai Weiwei Foto: Corbis

“Apenas había libros. No podía quedar un solo libro en todo el país. Conseguí mis primeros libros sobre Van Gogh, Degas y Manet y otro sobre Jasper Johns, gracias a un traductor que estaba casado con una alemana. Estos libros se convirtieron en algo muy valioso y en Pekín todo el mundo los compartía”, dijo Ai a Obrist sobre la escasez de fuentes bibliográficas durante su juventud. Y a pesar de la importancia intelectual de su padre, fueron quizás estas carencias —más los silencios históricos y la represión intelectual—, las que lo movieron a intentar completar los espacios vacíos. Cuando, en 1993, el artista regresó de Estados Unidos, se encontró con una floreciente escena artística invalidada por el gobierno, pero repleta de propuestas. Ante la falta de espacios y difusión del arte, publicó tres libros que funcionaban como una antología de creadores actuales, una especie de exposición editada: el Libro Negro apareció en 1994, el Libro Blanco en 1995 y el Libro Gris en 1997. “La gente tiene miedo de dejar algo por escrito; las palabras impresas pueden ser utilizadas como pruebas de un delito”, dijo a Obrist.

Sus Cabezas del zodiaco (exhibidas durante 2014 en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México) funcionan como una representación del tradicional zodiaco chino, pero también como un intento de recuperación arqueológica para llenar algunos de los vacíos. A partir de grabados, algunos dibujos y crónicas, en 2010 el artista recreó las doce esculturas que rodeaban un reloj de sol y una fuente en el palacio de verano de Yuaming Yuan —complejo construido en el siglo xviii por la corte china y destruido durante la Segunda Guerra del Opio en 1860—. Con este ejercicio de recuperación (no exacta, sino reinterpretada y exagerada a tamaño monumental), subrayaba la importancia del pasado destruido, el saqueo y la anulación de la memoria durante una guerra, en este caso, pero también como metáfora de cualquier saqueo. Hace poco, en enero pasado, Ai cubrió en Praga sus cabezas de zodiaco con mantas térmicas doradas para protestar por el sufrimiento de los refugiados provenientes del sur en su camino hacia Europa.

Cabezas del zodiaco Ai Weiwei Foto: AP

En 2013, para una exposición en Alemania, reunió seis mil bancos de madera de aldeas del norte de China: sencillos banquitos de trabajo que datan de 1368 hasta 1911 (de la dinastía Ming a la Qing), de todos colores y formas, como símbolo de la fuerza laboral china y como una evidencia del día a día, del rastro de vida en cada grieta, clavo y señal de uso. Los seis mil bancos se juntaron en un intento por mostrar el pasado de un objeto, la vida cotidiana a lo largo del tiempo y su importancia como patrimonio.

4. Mil millones de chinos: Semillas de girasol

De algún modo, hablar de China es intentar comprender a cada uno de sus habitantes, y son más de mil millones. “China es un país enorme donde norte, centro y sur son muy diferentes entre sí. Es un país en constantes desarrollo y dinamismo. Tiene las mejores infraestructura y fuerza de trabajo del mundo, allí lo que siembras da frutos rápidamente. Uno llega siendo una persona y sale siendo otra”, dice Roxana Quirarte, consultora independiente, residente en el país asiático por nueve años. “A China se le puede definir con una palabra: diferente. Tratar de definirla con más palabras sería encasillar la diferencia”, dice Jorge Salcedo, quien trabajó allá como maestro de inglés durante dos años. “China es cultura, historia y misterio. Te impresiona e intimida en una primera mirada, pero te cautiva y maravilla cuando empiezas a conocerla”, dice Alejandro Romero, que estudió tres años en Hong Kong. “La amas o la odias, con China no hay medias tintas: es un país lleno de contrastes y puedes experimentar cosas muy desagradables o maravillosas”, puntualiza Alberto Gámez.

Para que observemos a sus compatriotas, a cada uno, muchos de ellos sin voz o amordazados, Ai Weiwei mandó fabricar con artesanos de su país, cien millones de semillas de girasol en cerámica, cada una hecha a mano y diferente a las otras, para luego extenderlas sobre una superficie de mil metros cuadrados. Semillas de girasol, expuesta en 2010 en la galería Tate Modern de Londres, es también un recordatorio de los carteles de propaganda de la época de la Revolución Cultural, en los que se representaba a Mao como el Sol y a la masa del pueblo como girasoles vueltos hacia su ubicua presencia.

Semillas de girasol Ai Weiwei Foto: EFE

Ai Weiwei nos anima a intentar capturar la singularidad en cada elemento de Semillas de girasol. Esta obra sólo necesita que el espectador se acerque para reconocer cada semilla como diferente dentro de un mar donde parecen tan iguales: es una representación de la colectividad y a la vez del valor individual de cada uno de sus componentes. “Si nuestro sistema se resiste a comunicarse y rechaza la idea de que todos nacemos iguales, ¿por qué tendríamos que aceptar este sistema?”, explicó a Obrist.

En 2007, para Documenta 12—exposición de arte contemporáneo que se celebra cada cinco años durante cien días en Kassel, Alemania—, Ai decidió convertir en realidad un sueño. Con el sarcástico título Cuento de hadas llevó, como pieza principal, a mil y un chinos seleccionados mediante una convocatoria lanzada por internet. Así, de 200 en 200, campesinos, amas de casa, artistas, políticos o policías —incluso una señora sin acta de nacimiento a la que hubo que acompañar al registro civil para que obtuviera su pasaporte— recorrieron libremente la exposición y la ciudad. “Ahora no es símbolo eso de que vienen los chinos: vienen de verdad”, dijo el artista en entrevista, y mediante esta acción creó una presencia singular y diferente de la población china en Europa y, al mismo tiempo, personalizó los números con rostros de personas.

Entre la inmensidad de mil trescientos millones de chinos, la historia de cada uno cuenta para Ai, por lo que resulta necesario mencionar a Yang Jia, importante para su vida y para la de China: “Un día Yang alquiló una bicicleta en Shanghái y la policía lo paró en una esquina para pedirle los papeles de la bicicleta. Mostró los papeles de alquiler y los policías se lo llevaron a la comisaría. Nadie sabe qué sucedió después. Él afirma que lo trataron de manera brutal y que debido a los golpes quedó impotente. Se quejó y presentó una demanda, pero nadie respondió. Volvió y mató a seis policías e hirió a otros cinco, y esto se ha convertido en un hecho extraordinario porque, para los chinos, tan sólo decirle ‘no’ a la policía resulta impensable. Durante el juicio, su abogado defensor trabajaba para el gobierno, y en esta historia hay mucho que definitivamente no cuadra”, contó Ai a Obrist. El artista dirigió un documental sobre este caso.

 

5. El refugio: Konzerthaus cubierto con salvavidas

Konzerthaus cubierto con salvavidas Foto: Corbis

Cuando era niño, Ai Weiwei vivió en una pequeña aldea, compartiendo el castigo del sistema chino a su padre; durante sus años en Nueva York conoció de cerca a los refugiados chinos. Conoce bien la idea y el impulso de la huida y el refugio. Después de cuatro años sin salir de China por estar sujeto a una investigación, en 2016 recuperó su pasaporte para realizar una exposición en Berlín: una pieza monumental en la céntrica plaza de Gendarmenmarkt, como parte del ciclo Cinema for Peace, donde Ai también fungiría como presidente del jurado. La pieza cubre las columnas de la Konzerthaus con cientos de los chalecos salvavidas color naranja usados por los refugiados que llegan a las costas europeas, en representación de los millones de migrantes en Europa. Ésta es sólo la última de sus piezas que tratan acerca del tema.

Desde la salida de su país, Ai lleva trabajando más de un mes en la isla de Lesbos, en Grecia, adonde arriban los refugiados que lograron salir de sus países. Toma fotografías y las sube a su cuenta de Instagram (@aiww), donde hace unas semanas causó gran polémica al posar replicando la fotografía de Aylan Kurdi, el pequeño niño sirio ahogado en el Mediterráneo, una imagen que impactó al mundo. La foto fue publicada en el Indian Today de febrero y ha provocado serias críticas contra el artista y a su ego, ante lo que señalan como la utilización de lo que ya es un símbolo de la lucha por la dignificación de los migrantes y refugiados en todo el mundo. Lo que pocos saben es que Ai patrocinó un gran estudio-taller en Lesbos, donde trabajan creadores de diversas nacionalidades y voluntarios de instituciones humanitarias no gubernamentales, para dar a conocer las realidades y magnitudes del problema desde esa pequeña isla a la que llegan a diario más de cinco mil personas huyendo de la guerra y la pobreza.

 

6. La arquitectura: Estudio de Caochangdi

La historia del arquitecto autodidacta Ai Weiwei comenzó en Nueva York cuando encontró un libro acerca del proyecto arquitectónico del filósofo Ludwig Wittgenstein para la casa de su hermana. Construida entre 1926 y 1928 en Viena y proyectada con el mínimo posible de elementos, colores y adornos, esa edificación intentaba una simetría extrema entre el interior y el exterior. “Al ver aquel precioso libro pensé: ‘¡Caramba, este tipo sí que sabe construir una casa para su hermana!’”, contó el artista chino a Obrist. En 1999, Ai alquiló un terreno al noreste de Pekín y, a partir de una serie de dibujos realizados en una tarde, construyó el estudio en sólo seis días: una estructura de ladrillos con el mínimo de elementos. “En aquel tiempo se construía mucho en China, y la mayor parte de los edificios eran muy comerciales y provenían de un mismo tipo de estudio de arquitectura. Así que muchas revistas dijeron: ‘Podemos construir de un modo distinto. Hay un tipo que construye solo, con pocos recursos y muy poco dinero’, y así se convirtió en un edificio muy publicitado en el país”, explicó entonces. Lo que pudo parecer un error, pero en realidad era algo insorteable, fue el hecho de alquilar el terreno, y es que “en China la gente no es propietaria del suelo, sólo de los edificios construidos, así que el gobierno puede reubicar gente cuando lo desee y construir lo que quiera”, explica Roxana Quirarte. Durante la noche del 11 de enero de 2011, el estudio fue destruido en su totalidad y ahora sólo quedan fotografías de él.

A causa del fenómeno en que se convirtió esa construcción, Ai obtuvo reconocimiento como arquitecto. Le llegaron solicitudes para proyectos dentro y fuera de China. “Poco a poco, algunos buenos arquitectos dijeron: ‘Nos gusta tu obra y, a juzgar por tu control y tu modo de mirar y tratar las cosas, creemos que eres un verdadero arquitecto’. Quedé sorprendido, porque nunca había pensado que la arquitectura era algo importante. Puede que sea una especie de poesía para mí”, dijo a Obrist.

Estudio de Caochangdi Foto: tulanebasebeijing.com

Quizá su edificio más icónico sea el que realizó con la firma suiza Herzog & De Meuron, el Estadio Nacional de Pekín, conocido como el Nido de pájaro, para ser sede de los Juegos Olímpicos en 2008. Envuelto en una estructura formada por una trama de trabes de acero que se doblan y giran sobre su propio eje, la obra constituye una red exterior semejante a un nido. Durante el trabajo en esta monumental construcción, los colaboradores planeaban dejar a la ciudad no solamente un espacio para lucir, sino también para usar en comunidad: “Desearía que algún día se convirtiera en un lugar representativo de la sociedad civil, un lugar para la celebración ciudadana”. Esos deseos no se cumplieron. Hoy, según visitantes, el estadio es un elefante blanco.

En 2008, Ai y Herzog & De Meuron se reunieron otra vez para fundar Ordos, una ciudad con cien villas de mil metros cuadrados, construidas por cien arquitectos de 27 países diferentes: “No se trata sólo de un arquitecto construyendo una casa, sino de formar parte de un movimiento mucho más grande. Es sobre la comunicación, el intercambio de ideas, de conocimiento, de experiencias que son mucho más fuertes. No buscamos solamente crear arquitectura, sino crear un intercambio conceptual”, explicó el artista sobre el proyecto, donde participaron los mexicanos Tatiana Bilbao, Frida Escobedo, Rojkind Arquitectos, Taller Territorial, Javier Sánchez, frente Arquitectura, AT103 y Dellekamp Arquitectura.

 

7. El encierro: 81 días

81 Días Ai Weiwei Foto: Gao Yuan

Ai, encerrado en una pequeñísima celda, encandilado por la intensa luz de una sala de interrogatorio; vigilado mientras come, se baña, duerme o visita el inodoro. Ai soñando con intercambiar papeles con sus celadores, con chicas en fina ropa interior. Ai rapado y transformado en mujer al final de Dumbass, el video musical dirigido por Christopher Doyle que describe los 81 días que el artista pasó preso, desde su detención en el aeropuerto de Pekín el 3 de abril de 2011, por presunta evasión de impuestos, hasta su liberación el 22 de junio del mismo año.

Estos 81 días no fueron una obra de arte ni una acción política. Se trató de una detención ilegal que lo desapareció por más de dos meses, sin derecho a visitas. Su libertad se puede atribuir a sus admiradores alrededor del mundo, quienes se hicieron presentes mediante cartas en las que exigían su liberación e incluso donaron dinero para pagar su supuesta deuda con el fisco (supuesta, porque las empresas estaban a nombre de su esposa). En junio de 2012 le confiscaron el pasaporte debido a una nueva investigación en relación con los delitos de “pornografía, bigamia e intercambio ilegal de moneda extranjera”. Los procesos legales no siguieron su curso, por lo que sus documentos fueron devueltos finalmente. “Mi proyecto todavía no realizado sería desaparecer”, había dicho a Obrist en 2010. Las circunstancias políticas, como le sucedió al poeta Ai Qing, lo llevaron a realizarlo. m.

Breve cronología weiweiana

1957 Nace en Pekín.

1958 Es llevado con su padre a un campo de trabajo a Xianjiang.

1978 Regresa a Pekín para estudiar Animación. Allí funda el grupo de arte Stars.

1981 Viaja a Nueva York.

1993 Regresa a China por enfermedad grave de su padre.

1999 Construye su estudio en Caochangdi, al noreste de Pekín.

2000 Funge como curador de la exposición Fuck Off, junto a Feng Boyi, considerada la primera exposición de arte contemporáneo en China.

2005 Invitado por la empresa Sina Weibo, publica el 19 de noviembre su primer post para su blog, que lograría miles de visitas diarias.

2008 El 12 de mayo, un terremoto sacude Sichuan. Ai abre una página en internet para contabilizar las muertes y desapariciones de niños, cuya cifra ya va en más de seis mil.

2009 Al testificar para una investigación sobre errores de construcción que causaron muertes innecesarias en Sichuan, un grupo de policías golpea a Ai Weiwei en la cabeza, causándole una hemorragia grave. El artista es intervenido quirúrgicamente en Alemania.

2010 Debido a una investigación fiscal, es puesto en arresto domiciliario y se le prohíbe salir de China.

2011 Sin explicación, la noche del 11 de enero, el estudio de Ai es demolido. Al tratar de salir del país, el 3 de abril, es arrestado y prácticamente desaparecido. Por presión internacional es liberado el 22 de junio.

2012 Confiscan su pasaporte por considerarlo sospechoso de evasión de impuestos, pornografía, bigamia e intercambio ilegal de moneda extranjera.

2013 Es nombrado embajador de Reporteros Sin Fronteras, lo que le permite solicitar la restitución de su pasaporte.

2016 Su pasaporte le es devuelto. Viaja a Lesbos.

Libros

::Ai Weiwei, conversaciones. Hans Ulrich Obrist, Gustavo Gili, Barcelona, 2014.

:: Ai Weiwei, Interlacing. Urs Stahel y Daniel Janser (eds.). Wegelin & Co. Private Bankers y George Foundation, Alemania, 2012.

::Ai Weiwei, Evidence. Prestel & Berliner Festspiele, Alemania, 2014.

::Ai Weiwei: New York 1983-1993. Distanz, Estados Unidos, 2011.

::The Political Space of Art: The Dardenne Brothers, Ai Weiwei, Burial and Arundhati Roy. Benoît Dillet y Tara Puri. (El libro saldrá en mayo a la venta por Amazon, pero ya se puede adquirir la edición electrónica).

 

En internet

:: Sitio oficial.

:: En Twitter e Instagram: @aiww

::El taller en Lesbos.

:: Aunque su mítico blog ya no existe, se publicó un libro-antología: Ai Weiwei’s Blog: Writings, Interviews, and Digital Rants, 2006-2009. MIT Press, Estados Unidos, 2011.

::Documental Ai Weiwei: Never Sorry, dirigido por Alison Klayman en 2012.

 

* Un agradecimiento especial a Alcides Mayo, quien facilitó la bibliografía para la realización de este reportaje.

Carlos Chimal: el viajero científico

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Carlos Chimal es un personaje singular: por más de tres décadas se ha dedicado a explorar las labores y los desvelos de los científicos, así como a revisar los puntos de encuentro entre la ciencia y el arte. “La poesía y la ciencia son los dos últimos ámbitos del conocimiento útil que pueden ayudarnos a sobrevivir como especie”, ha escrito.

“El escritor científico no es un mero divulgador de noticias de laboratorio”, ha dicho Chimal. Fotos: Lalis Jiménez
“El escritor científico no es un mero divulgador de noticias de laboratorio”, ha dicho Chimal. Fotos: Lalis Jiménez

Para su libro Luz interior. Conversaciones sobre ciencia y literatura (Tusquets, 2001), Carlos Chimal charló largamente con científicos de primer orden, como François Jacob, Max Perutz, Martin Rees, Roald Hoffmann o Leon Lederman. Autor de una obra que transita del periodismo a la novela, pasando por el cuento y la leyenda, en 2003 publicó una novela que repasa buena parte de la historia de la ciencia occidental y que ha tenido muy buena recepción entre los lectores juveniles: El viajero científico (Alfaguara); algunos años después hizo un repaso de los vínculos entre el arte pictórico y la ciencia (Los brazos de Venus. Arte, ciencia y tecnología a través del tiempo, ADN Editores, 2009) y una revisión de los vasos comunicantes entre literatos y científicos: Futurama. Literatura y ciencia a través del tiempo (Fondo de Cultura Económica, 2012). Su libro más reciente —Tras las huellas de la ciencia (Tusquets, 2015)— se compone de una “serie de ensayos testimoniales de mi experiencia en los lugares, laboratorios, centros de investigación donde se ha dado la ciencia, las grandes ideas, los objetos que han transformado al mundo en los últimos 30 años”.

Chimal (Ciudad de México, 1954) es, en fin, uno de los pocos autores mexicanos que se reconocen como escritores científicos, según su propia definición: “El escritor científico no es un mero divulgador de noticias de laboratorio ni un fabricante compulsivo de ‘ilímites’ y nuevas fronteras artificiales, en contubernio con los investigadores sin escrúpulos que sólo buscan asegurar financiamiento para su trabajo; es, en el mejor de los casos, un puente seguro, sólido, crítico y dinámico, con madera literaria y no solamente con un barniz de estilo, por el que transitan las ideas científicas y tecnológicas hacia el público de la manera menos distorsionada posible”.

 

Viajar por el mundo de la gran ciencia

Invitado por el ITESO al 13 Festival Cultural Universitario, Carlos Chimal estuvo en Guadalajara los primeros días del pasado mes de noviembre para dictar el Seminario “Arte y ciencia: conjunciones y diversiones” y para participar en una sesión conmemorativa del Café Scientifique con una propuesta sugerente: “El viajero científico. Un novelista en el mundo de la gran ciencia”. Alegre, satisfecho por la conformación del grupo (“gente educada, culta, interesada, con buen nivel”) y por la respuesta de los participantes (“estudiantes de muy diferentes carreras, más la participación de otras personas desde León, Querétaro y Acapulco conectadas vía internet”), durante su seminario habló de sus aprendizajes en el arte de tejer historias que unan “las relaciones heterodoxas entre creación científica e invención literaria”, lo que sirvió como preámbulo para esta charla.

Tú eres el creador de una propuesta literaria, casi un género, que has nombrado el viajero científico: una especial cartografía alrededor de los laboratorios de investigación científica con itinerarios muy bien pensados. ¿Cómo empezó esto?

Al principio fue un poco por ganas de cambiar. Trabajaba en la revista del Cinvestav (Centro de Investigación y Estudios Avanzados) que yo mismo había fundado. Se trataba de una revista más bien de difusión, en los términos que definió Luis Estrada: una revista que permitía el diálogo entre los actores de las diferentes disciplinas científicas. Invité a periodistas muy buenos, como Federico Campbell, a que hicieran las entrevistas. Y es que yo no quería hacer una gaceta oficialista, con la fotografía del investigador y un mero informe. Pero nos dimos cuenta de que había que ponerse a estudiar en serio, y ahí ya muchos no quisieron entrarle. Yo me pasaba dos o tres meses leyendo, revisando, estudiando cada campo del que hacíamos un artículo, en compañía de los investigadores del Cinvestav. Después de ocho o nueve años me dije: “quiero hacer otra cosa”. Quiero entrevistar a ganadores del Premio Nobel, porque a estas personas que son líderes mundiales de la investigación —que al haber obtenido un Nobel quizá tengan una visión filosófica, más holística, en cierta forma— nos las presentan muy fuera de nuestro alcance, como muñecos que no tienen vida, que están lejos de la sociedad. Yo quería platicar con ellos para ponerlos en la Tierra, crear un puente entre nosotros y ellos. Estar con ellos durante un tiempo prolongado, varios meses, hacer la vida del científico, observar cómo se comportan, analizar las jerarquías, los sentimientos, las envidias; hacer más una sociología y una filosofía de la ciencia.

Al primero que se me ocurrió ver fue al físico Leon Lederman; con él me persigné. No fue difícil localizarlo a través de alumnos y profesores del Cinvestav que luego se marchaban a hacer sus estudios de posgrado al Fermilab (Laboratorio Nacional Fermi, en Chicago), donde trabajaba Lederman. Luego de charlar largamente con él, preparé mi texto y se lo envié para su aprobación. Ese trabajo me fue abriendo otras puertas y al año siguiente obtuve una beca del British Council para realizar una estancia en la Universidad de Cambridge. Aquello fue un viaje de ensueño: era ir a desayunar y comer con científicos de los más influyentes del mundo: Cambridge, Oxford, el Instituto Pasteur, el Instituto Astrofísico de Canarias, el CERN… De todo aquello salió el libro Luz interior.

Carlos Chimal

Has dicho en varias ocasiones que, si uno tiene los ojos bien abiertos, es posible encontrar cómo en los momentos de grandes descubrimientos tanto en la ciencia como en las artes hay ciertas sincronizaciones, puntos de convergencia. ¿Cuáles fueron tus experiencias en aquellos años?

Hacia 1992, Sir Martin Kemp, de la Universidad de Oxford, publicó su libro sobre arte y ciencia, justamente cuando yo andaba buscando algo así, porque notaba que había paralelismos entre la intuición de los científicos con lo que había encontrado en la gente con la que me formé: yo fui alumno de Augusto Monterroso, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez. Entonces, el libro de Kemp fue como una iluminación: los diálogos entre el arte y la ciencia en William Turner, Leonardo da Vinci, en Las meninas. Ahí estaban los ejemplos de Salvador Dalí, del cubismo de Pablo Picasso y sus coincidencias con la teoría cuántica, los juegos del tiempo y el espacio… Cuando estuve en Europa becado, la Universidad de Cambridge albergó una original exposición que había armado la Fundación Glaxon Wellcome: se trataba de una de las primeras muestras sobre arte y ciencia, donde encontrabas batas intervenidas con dibujos muy realistas o cortes de tejido modificados mediante alguna técnica artística. Por aquellos años, en el CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear) inició un programa de arte y ciencia y en Barcelona hubo un encuentro internacional en ese sentido. En 1994 fui al Congreso Mundial de Montreal, donde se estableció el primer grupo internacional de divulgación de la ciencia. El primer chat que hubo fue en el verano de ese mismo año, con algunos elegidos que podían tener acceso a internet. Era muy rudimentario: todos enviábamos los mensajes a Bruce Lewenstein, quien, desde la Universidad de Cornell, los administraba y los reenviaba al día siguiente.

Fueron los años en que no sólo me convertí en el primer escritor que usó internet, sino en el primero que usó una computadora (en México y en muchas partes del mundo). No es algo para presumir, lo que quiero decir es que como escritor es importante haber estado en el ojo del huracán y haberlo experimentado. En 1991, cuando nadie estaba haciendo algo semejante, yo preparaba mi base de datos electrónica que me permitía manejar una gran cantidad de información para mis artículos que publicaba en la revista Vuelta. Esa tecnología me permitió sostener una columna permanente así de extensa y bien cimentada, siempre bajo el escrutinio de Octavio Paz, que se volvió mi amigo porque vio que las cosas estaban muy bien documentadas, gracias a mi base de datos y mi computadora. Y rápidamente Enrique Krauze y Aurelio Asiain se convencieron de que Vuelta tenía que ser la primera revista que computarizara su mesa de redacción. Yo envié desde Cambridge el primer correo electrónico con la entrevista que le había hecho a Max Perutz. Todas esas cosas fueron memorables: Octavio lo entendió y lo apoyó. Nosotros en Vuelta fuimos de los primeros en hablar de células madre, cuando ni siquiera se llamaban así, y en eso a Paz le gustaba mucho ir adelante, estar a la vanguardia.

En una ocasión me envió a entrevistar a François Jacob porque eran amigos, se conocían. Algunos meses después de haber publicado la revista regresé a París y me dijo: “Yo no hablo español, pero tengo un estudiante de doctorado que es español. Le pasaré la entrevista para ver si no me crucificó usted”. Volví a los días y le había gustado, de tal manera que me dio una entrevista más para otros programas de televisión que yo estaba planeando, me abrió el mausoleo de Louis Pasteur.

Has escrito una historia de la pintura y la ciencia y otra historia de la literatura y la ciencia, dos libros que de alguna manera son complementarios. ¿Qué tan dispuestos están los creadores (científicos y artísticos) a mirar hacia otros ámbitos? ¿Qué tan buenos lectores son, en el más amplio sentido del término?

Hay un juego entre el arte y la ciencia al que algunos le entran, pero no todos están dispuestos. Algunos escritores sienten que si le entran a la ciencia se van contaminar, se van a endurecer. Pero el diálogo es muy antiguo: tenemos por ejemplo a Voltaire y Madame de Châtelet, que eran amantes e introdujeron, mediante sus propias traducciones, la obra de Isaac Newton a la cultura francesa; que organizaban tertulias científicas y literarias. Existe una especie de vasos comunicantes, desde luego, pero también una realidad: cuando sube la tensión literaria baja la precisión científica, y viceversa. De esto sí podías hablar con Augusto Monterroso, porque su cultura era vastísima. Cada que lo visitaba, iba al menos una vez por mes a su casa, me decía: “¡A ver, Chimal, platícame de Física!”. Pasábamos horas charlando… Hay científicos que tienen intereses artísticos serios: por ejemplo, Roald Hoffmann, quien es un buen poeta, un verdadero poeta. Pero son pocos como él. Otros tienen ciertas aficiones, a la literatura o la música, pero la mayoría no son conocedores. 

¿Qué hace falta para generar más interés de los creadores en otras disciplinas que no son las propias? ¿Cómo podemos estimular la curiosidad omnívora en el ciudadano de a pie?

Necesitamos más espacios como el Café Scientifique, publicando buenos libros, llevando a cabo una labor casi misionera, un apostolado. No puedes obligar a alguien a hacer algo que no quiere. Tiene que sentir que le va a servir, que le va hacer un bien para su alma, para su vida posterior o para ésta. El problema de la ciencia es que puede ser divertida, pero hay cosas que debes estudiar en serio y eso deja de ser divertido. Hay que estudiar en serio y eso a la gente no le gusta: quiere que todo sea light y chistoso, y así no son las cosas en la realidad. La gente se aburre, todos quieren ser chefs…

Carlos Chimal

¿La manera en que están estructurados los programas de estudio favorece estos cruces?

No mucho… en algunos casos, pero en realidad no. Ahora padecemos dos problemas graves: la gente no quiere estudiar ciencias, y a los profesores de las carreras científicas que dan clases en licenciatura les parece poca cosa y, por lo tanto, quieren sólo participar en los posgrados, de manera que se abre una grieta peligrosa, porque los chavos de licenciatura no tienen buenos profesores. En cambio, gente como Roald Hoffmann seguía dando clases en licenciatura luego de haber ganado el Premio Nobel, y no sólo a los que estudiaban Química, sino también a los abogados o a los escritores.

En México hay pocos lectores, a la gente no le gusta leer. Hay una indolencia generalizada hacia el mundo científico. Pero algo se ha ganado en estos 30 años, eso sí. Antes los periódicos despreciaban la divulgación de la ciencia, ningún académico quería hacer tareas de divulgación científica porque les quitaban tiempo para lo importante; hoy los periódicos se abren a estos temas, y hacer divulgación hasta se puso un poco de moda entre ciertos investigadores. Sí ha habido un cambio favorable, hay una nueva generación que está haciendo las cosas muy bien. No son muchos, pero hay. Esperemos que vengan más.

Yo creo que es muy importante que exista un divulgador formal, alguien externo a la academia. Es muy importante que sea alguien de fuera, porque tendrá un punto de vista distinto. Cuando me presentaron a Peter Higgs, inmediatamente preguntó por mi formación. Cuando supo que yo no era un par, que no era parte de su jerarquía, la entrevista fluyó mejor. Por eso le pude preguntar: “Oiga, ¿y si no descubren la partícula esa que usted dice, qué va a pasar?”. Él se me quedó viendo, yo llevaba una playera con una palabra celta, y me dice: “Terminaremos vendiendo playeras como la suya afuera del castillo de Edimburgo”. Eso no se lo hubiera dicho a un colega. Por eso creo que un investigador no debe hacer divulgación científica, tiene que ser alguien externo. No son como Mick Jagger, que necesita los medios masivos de comunicación para promoverse. Además, es más elegante que alguien hable de ti a que tú mismo hables de ti. Los científicos han hecho grandes esfuerzos muy loables por escribir, pero la mayoría escribe mal y aburrido; no es culpa de ellos… si hay un diálogo directo entre el científico y el público muy bien, pero sí creo necesaria la participación de un comunicador o un divulgador que sirva como intermediario, que tienda ese puente de diálogo. Alguien que no sólo vea las perspectivas científicas de su trabajo, sino también las políticas, las sociológicas, las literarias, las implicaciones que tiene su investigación. Tiene que participar alguien con conocimientos de ciencia, pero sobre todo con el talento de saber comunicar, escribir, decirlo a través de imágenes.

¿Qué recomiendas para aquellos que quieran ocuparse de este tipo de tareas?

Estar muy pendientes; ser lectores voraces, pero selectivos. Ser muy atento a los detalles, crear conexiones entre ideas aparentemente separadas. El divulgador debe tener un talento artístico, una avidez por el conocimiento y tener la capacidad de ser claro. Saber entender lo difícil y poder explicarlo de una manera sencilla… hasta donde se pueda, porque siempre existe un límite. m.

Universidades del SUJ otorgan doctorado Honoris Causa a J.M. Coetzee

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La obra del premio Nobel de Literatura sudafricano tiene una importante proximidad con el ideario jesuita, señaló David Fernández, SJ, rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

J.M. Coetzee doctor honoris causa SUJ

Universidades del Sistema Universitario Jesuita otorgaron el doctorado Honoris Causa a John Maxwell Coetzee, premio Nobel de Literatura 2003, debido a su contribución excepcional en el campo de la filosofía y a que su obra literaria “observa una proximidad importante con los principales lineamientos del ideario jesuita, entre los que destacan: la promoción de la justicia y la libertad, la formación humanista, la crítica a la exclusión y violencia y el favorecimiento de una cultura de la paz, la equidad y el respeto, así como la lucha contra las condiciones de pobreza que aquejan a los más desfavorecidos”, señaló durante la ceremonia de entrega el Rector de la Universidad Iberoamericana, David Fernández Dávalos, S.J.

En representación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Puebla, Tijuana, el ITESO Universidad Jesuita de Guadalajara, el Instituto Superior Intercultural Ayuuk y la Universidad Loyola del Pacífico, el maestro Fernández Dávalos destacó que las novelas de Coetzee “confrontan al lector con una realidad brutal, sin maquillajes sociales”, que le han hecho “tomar conciencia sobre el racismo y la segregación, así como de las paradojas de una sociedad que aún no acaba de abandonar las prácticas de un sistema totalitario que ha mantenido a la población controlada y sometida”.

“Doctor John Maxwell Coetzee: recibe esta beca y esta medalla con la leyenda Tradidit deus mundum disputationi (Dios puso al mundo para ser pensado), que representa la tradición educativa de la Compañía de Jesús, para que con ella no sólo sobresalgas sobre los demás en dignidad, sino que también estés protegido para la lucha”, dijo el Rector de la Ibero al imponer la beca al nuevo doctor, quien prometió guardar los derechos y privilegios, así como el honor de las universidades del SUJ y siempre ayudar, prestar apoyo y consejo en las obras y asuntos relacionadas con éstas.

Después, John Maxwell Coetzee fue admitido e incorporado al colegio de Doctores de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y de las universidades que confieren este reconocimiento, con todos sus honores, libertades, exenciones y privilegios.

El premio Nobel de Literatura y dos veces ganador del Premio Booker, considerado el más prestigioso de la literatura en lengua inglesa, se dijo honrado por el reconocimiento. Durante su intervención, reflexionó sobre el origen de las universidades y el papel ambivalente de los profesores, quienes en el pasado fungían como empleados contratados por sus estudiantes y a su vez eran los jueces de sus empleadores. Sin embargo, destacó que siglos después surgió la idea de la universidad como el hogar de la investigación libre —como un lugar por encima del alboroto del mercado—, donde el aprendizaje podía ser perseguido por sí mismo.

En la ceremonia, el doctor Pablo Lazo, director del Departamento de Filosofía de la Ibero y que fungió como padrino de Coetzee, destacó que en las novelas del autor se encuentran “descripciones de acciones y pasiones crudas, en su estado más elemental de deseo y ternura, o de maldad y traición, pero nunca una intención de elevar estas acciones a un modelo de lo humano”, y dijo que su obra parte de un problema general formulado en la frontera misma de la filosofía y la literatura, y que compromete a su vez las ideas del quehacer de ambas disciplinas.

Comentó que cuando uno lee alguna obra de Coetzee, lo narrado se extiende a su vida y no le deja escapatoria respecto a la reflexión crítica y un cierto estado emotivo frente a las condiciones sociales que se viven actualmente y las cuales no parecen estar alejadas de los problemas de varios años atrás.

El doctorado Honoris Causa fue acordado por unanimidad, según consta en el Acta de la Sesión 693, Acuerdo N° 18/2015 del Senado Universitario de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y de la Universidad Iberoamericana Tijuana, celebrada el 12 de noviembre de 2015. De conformidad con el procedimiento acordado por el Consejo de Educación Superior de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, en el acuerdo 73/13 fue aprobada dicha iniciativa, por lo que cada universidad otorgante consultó con sus respectivos senados o juntas de gobierno la aprobación correspondiente.

En la ceremonia participaron el licenciado César Octavio Palacios González, S.J., director del Instituto Superior Intercultural Ayuuk; el maestro Enrique Pasta Muñúzuri, Rector de la Universidad Loyola del Pacífico; el doctor José Morales Orozco, S.J., Rector del ITESO; el doctor Fernando Fernández Font, S.J., Rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, y el maestro David Fernández Dávalos, S.J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y de la Universidad Iberoamericana Tijuana.

 

En este enlace puedes encontrar más información sobre las instancias que otorgan la distinción y qué otras personalidades lo han recibido.

 

Lebenswelt: filosofía para pensar la psicoterapia

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Como parte de las actividades por el 40 aniversario de la Maestría en Desarrollo Humano del ITESO, la doctora Virginia Moreira dictó la conferencia «Del enfoque centrado en la persona a la clínica del mundo vivido»

Virginia Moreira

Los trazos de Paul Cézanne en la pintura Una Olimpia moderna fueron el punto de partida que usó la doctora Virginia Moreira durante la conferencia Del enfoque centrado en la persona a la clínica del mundo vivido. A partir de la célebre pintura, Moreira pudo explicar el concepto “mundo de vida”, que viene de la palabra alemana lebenswelt y cuyo uso se ha venido haciendo más frecuente en la psicoterapia.

“El mundo vivido, como lo describe el filósofo Maurice Merleau-Ponty, es como una pintura de [Paul] Cézanne: no es una fotografía con formas perfectamente definidas, hay múltiples contornos, movimiento, perspectivas diferentes”, señaló Virginia Moreira en el auditorio Pedro Arrupe, SJ, la noche del miércoles 6 de abril.

“Merleau-Ponty utiliza la pintura de Cézanne para pensar su filosofía. Nosotros hemos estado utilizando la filosofía y la pintura para pensar la clínica y la psicoterapia”, explicó.

En la clínica, detalló Virginia Moreira, esta fenomenología filosófica entiende al paciente como un ser atravesado por el mundo, es decir, “no es que el mundo lo esté influenciando, sino que el mundo lo constituye, es su propia historia y su propia posibilidad de transformación”. El proceso psicoterapéutico, entonces, es la construcción de autoconocimiento en el que el paciente y el psicoterapeuta van juntos.

“Como psicoterapeuta, cuando intento comprender el significado del lebenswelt busco captar esta mezcla de lo vivido, que es, simultáneamente, tanto subjetivo como objetivo, consciente e inconsciente, tanto individual como social”, señaló Moreira.

La doctora en Psicología Clínica fue invitada al ITESO en el marco del 40 aniversario de la maestría en Desarrollo Humano, el primer posgrado de la Universidad Jesuita de Guadalajara. Además de la conferencia, Virginia Moreira impartió un taller sobre los Fundamentos para la Clínica del Mundo Vivido.

Para saber más

Aquí puedes leer una entrevista a Virginia Moreira

#Nuitdebout, el hartazgo de los franceses

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Los participantes del movimiento #Nuitdebout se dicen sin intereses partidistas —no están a favor o en contra de algún político en específico—, pero se reconocen decepcionados de quienes hacen la política. Su objetivo, dicen, es incitar el diálogo entre los ciudadanos, reflexionar y proponer una democracia participativa

Nuitdebout Francia

Una propuesta de reforma a la Ley del Trabajo, que contempla medidas para facilitar a las empresas el despido de sus empleados; la prolongación de los contratos de “aprendizaje”, que permiten pagar a los jóvenes entre el 30 y 75 por ciento del salario mínimo (1,400 euros brutos); la precariedad en la que viven miles de emigrantes; una tasa de desempleo que alcanzó al 10 por ciento de la población activa (3.5 millones de personas) y al 25 por ciento de los jóvenes activos (casi dos millones); el “estado de emergencia” declarado después de los atentados en París del 13 de noviembre de 2015, son algunas de las razones por las que desde el 31 de marzo miles de personas han ocupado permanentemente las plazas públicas en Francia para mostrar su hartazgo y exigir al gobierno un cambio en sus políticas públicas.

 

Del #Onveutmieuxqueça al #Nuitdebout

En los últimos meses los estudiantes franceses han salido a las calles en diferentes ocasiones, con el objetivo de abrir un diálogo con el gobierno sobre la propuesta de reforma a la Ley del Trabajo. Los representantes de las principales organizaciones estudiantiles fueron recibidos por el Primer Ministro y por las ministras de Educación Nacional y del Trabajo el 11 de marzo. Pero su discurso no convenció a los jóvenes, que siguieron manifestándose en las calles.

El 24 de marzo un grupo de youtubers publicó un video en las redes sociales para denunciar las malas condiciones en las que trabajan miles de estudiantes. Las redes se inundaron con cientos de publicaciones escritas y videos con testimonios y reflexiones de jóvenes trabajadores, agrupadas con el hashtag #Onveutmieuxqueça (“Valemos más que eso”).

El 31 de marzo los  sindicatos con más poder en el país convocaron a una huelga general en toda Francia para mostrar su rechazo a la propuesta de reforma laboral del presidente François Hollande. La tarde de ese día diferentes contingentes de estudiantes, trabajadores y migrantes  tomaron las calles y plazas en diferentes ciudades.  

En París, durante el atardecer, la Plaza de la República se convirtió en el espacio de convergencia de los manifestantes. Personas de todas las edades y de cualquier origen se dieron cita para discutir sobre las preocupaciones y problemáticas que se viven en el país. A través del hashtag #Nuitdebout (“Noche en pie”) se invitaba a las personas a pasar la noche en la plaza para continuar con el diálogo de una manera espontánea, improvisada, relajada y festiva. Desde entonces, todas las noches se realizan concentraciones en dicho lugar. Lo mismo se ha replicado en otras ciudades de Francia como Lyon, Marsella, Rennes, Nantes.

Nuitdebout Francia Foto: Grupo Nuitdebout en Facebook. La foto anterior es de Olivier Ortelpa

Los indignados franceses

De una noche a otra, los manifestantes comenzaron a organizarse en pequeños grupos de trabajo o asambleas temáticas, adoptando el modelo de los indignados españoles que en 2011 ocuparon la plaza Puerta del Sol en Madrid, donde surgió el movimiento #15M. En las concentraciones que tienen lugar en plazas públicas no hay representantes ni dirigentes, se trata de una organización horizontal. No hay voceros: cualquiera puede tomar la palabra en las asambleas, pero para hacerlo hay ciertas reglas. Al estilo del #15M o del Occupy Wall Street (Nueva York, 2011), utilizan un lenguaje de señas para comunicarse durante los debates públicos, para pedir la palabra, para señalar que algo que se está diciendo ya se ha escuchado antes, para expresar el acuerdo y aprobar lo que se está diciendo o lo contrario, entre otros mensajes. De un día para otro aparecieron grupos en Facebook, videos en diferentes redes sociales y múltiples transmisiones en directo hechas con un smartphone, utilizando aplicaciones como Periscope, Bambuser o Birdplane. Así nació el movimiento #Nuitdebout.

Los que desde hace dos semanas siguen de pie cada noche, en la Plaza de la República en París o en la Guichard en Lyon, no han dejado de utilizar en sus mensajes un hashtag para indicar que el mes de marzo no se ha terminado, que el mes en que comenzó a formarse el movimiento no tendrá fin porque éste sigue. Así, conforme pasan las noches han ido adoptando el #31mars, #32mars, #33mars. El fin de semana que recién pasó, 16 y 17 de abril, para ellos fueron los días #47mars y #48mars.

En la radio y la televisión se transmiten todos los días nuevos reportes y entrevistas con los participantes. En los medios escritos, impresos y digitales, se publican análisis sobre este movimiento, en los que intelectuales y académicos aplauden el encuentro y la integración de los ciudadanos, la vitalidad, la valentía y el pensamiento crítico de los jóvenes, así como su entusiasmo por querer transformar la realidad. No obstante, los #Nuitdebout no se han salvado de las críticas, sobre todo de parte de la clase política. Se preguntan si de esto podría surgir algún partido político como ocurrió en España, donde después de tres años del #15M algunos participantes y simpatizantes de este movimiento, junto con otros activistas, fundaron Podemos, un partido de izquierda —que incluso ha sido calificado en Europa como de extrema izquierda— que ha estado en la mira por su rápido crecimiento, pero también por el rápido desencanto de sus militantes y su caída en las encuestas de preferencia de voto en España.

Los participantes del movimiento #Nuitdebout se dicen sin intereses partidistas —no están a favor o en contra de algún político en específico—, pero se reconocen decepcionados de quienes hacen la política. Su objetivo, dicen, es incitar el diálogo entre los ciudadanos, reflexionar y proponer una democracia participativa, en la que todos puedan colaborar sin restricciones de edad, género, preferencias sexuales, origen, color de piel, estatus migratorio, religión, profesión o nivel de estudios. La mayoría tiene claro que el presente es difícil y que el futuro será más complicado si se aprueba la propuesta de reforma laboral. “Yo no voté por eso”, dicen los electores de François Hollande a su política “social liberal”, también calificada como una “izquierda de derecha”.

nicoNuitdebout Francia Foto: Nicolas Vigier

En contra de las “soluciones anestesia”

Como respuesta a las presiones de las diferentes asociaciones estudiantiles, el 11 de abril el primer ministro, Manuel Valls, anunció la entrega de una beca de 200 euros mensuales durante cuatro meses para los recién egresados, de orígenes modestos, que estén en búsqueda de empleo. El gobierno también prevé una ayuda suplementaria de mil euros al año para los estudiantes que ya cuentan con una beca que los exonera del pago de inscripción anual (unos 500 euros) y del pago de la seguridad social (215 euros). Las protestas de los estudiantes de nivel bachillerato tuvieron como respuesta el aumento de 10 por ciento en el monto de las becas que se otorgan anualmente a unos 25 mil estudiantes, que van de 400 a 800 euros según las necesidades individuales.  

A pesar de que estas medidas fueron bien recibidas por la mayoría de los representantes de las asociaciones estudiantiles, miles de ellos siguen reuniéndose en las plazas de diferentes ciudades de Francia para denunciar que esas medidas “de anestesia momentánea” no ayudan a solucionar la falta de empleos. Como respuesta al reclamo de los jóvenes a tener derecho a un trabajo estable y no varios temporales, el gobierno contempla elevar el pago de impuestos a las empresas que reclutan bajo contratos de corta duración, para así incitar el aumento de contratos de duración indeterminada.

Como era de esperar, esta medida no fue bien recibida por las asociaciones patronales, que también alzaron la voz para demostrar su descontento y explicar las dificultades a las que ya se enfrentan para proponer contratos de corta duración en la situación de crisis económica en la que está inmerso el país. Los empresarios condenan que se les quiera sancionar en lugar de proponer soluciones que atiendan el por qué las empresas tienen dificultades para ofrecer cualquier tipo de contrato. Los empresarios también están indignados. Dicen que el gobierno no propone soluciones para mejorar sus negocios, que no ven las condiciones adecuadas para hacer contrataciones debido al aumento en el pago de impuestos de las cargas sociales durante este quinquenio presidencial.

 

Lo que los mantiene de pie

“No quiero trabajar más para ganar menos”, “Mi vida no sólo es trabajar”,  son algunas de las consignas recurrentes para manifestar el rechazo a los empleos precarios. Los integrantes del movimiento #Nuitdebout defienden las 35 horas semanales que, desde 2000, se deben cumplir en un trabajo de tiempo completo, según el marco legal francés. Los ciudadanos afirman que la reforma propuesta por el presidente no es lo suficientemente clara y que sus ambigüedades pueden ser aprovechadas para que la carga semanal llegue hasta las 44 horas. La primera versión de la propuesta de reforma contemplaba:

—El pago de horas extras hasta tres años después de trabajadas, o el impago a cambio de días de reposo.

—La privación de algunos derechos, como el goce de días de asueto suplementarios para padres y madres, dependiendo del número de hijos.

—La modificación de fechas vacacionales por parte del empleador después de haber sido aprobadas.  

—La decisión del empleador sobre la cantidad de días a otorgar a los trabajadores a causa de emergencias o imprevisto familiares, cuando la ley actual fija el mínimo de días que las empresas están obligadas a dar dependiendo del tipo de eventualidad.

—El aumento de dos horas de trabajo al día (10 en lugar de 8) a los jóvenes menores de 18 años y de más de 35 horas a la semana.

Nuitdebout Francia Foto: Nadal­ Deh

Pero la reforma laboral no es la única causa que mantiene de pie a este movimiento. La indignación es alimentada por un cúmulo de diferentes problemáticas sociales que se viven en Francia. Los #Nuitdebout quieren que también se escuche el punto de vista de los ciudadanos “de a pie”. Las medidas que ha tomado el gobierno después de los atentados del 13 de noviembre no tienen contenta a la población. El presidente Hollande declaró el estado de emergencia y propuso la privación de la nacionalidad francesa a quienes participen en atentado terroristas.

La ley actual en Francia sólo contempla la privación de la nacionalidad a las personas binacionales que han adquirido la nacionalidad a través de algún proceso de naturalización. La falta de lealtad al país es una de las causas para obtener esta sanción. Después de saberse que los atentados del pasado 13 de noviembre en París fueron ejecutados por franceses de nacimiento, Hollande propuso un cambio en la ley para privar de la nacionalidad francesa a los individuos que la poseen desde el nacimiento. La propuesta causó un largo y álgido debate entre la clase política. El 27 de enero provocó la dimisión de la ministra de Justicia, Christiane Taubira, quien estaba en contra de la aprobación del cambio impulsado por el presidente francés. Según algunas encuestas publicadas los primeros días después de los atentados, el 90 por ciento de la población estaba de acuerdo con esta iniciativa. Después de tres meses, la mitad de los franceses estaba en contra. Luego de ser discutida durante cuatro meses en el parlamento francés, el presidente Hollandae retiró su propuesta, criticada por ir en contra de los derechos fundamentales pues, al no tener nacionalidad alguna, un individuo pierde su identidad y todos sus derechos.

Los ciudadanos piden el fin del estado de emergencia, declarado un día después de los atentados de París y prolongado en dos ocasiones debido a que la amenaza terrorista es “realmente grave”. Este estado restringe ciertas libertades públicas e individuales de personas que son consideradas como amenazas para la seguridad pública. Un estado de emergencia permite a la policía y a otras agrupaciones de élite realizar acciones que en tiempos normales estarían fuera de la ley.

Un reporte de Amnistía Internacional denuncia acciones desproporcionadas de parte de las fuerzas del orden. Hasta ahora se han llevado a cabo 3,200 allanamientos, 400 personas han sido puestas en arresto domiciliario y doce lugares de culto que operaban como mezquitas de “radicalización islamista” han sido cerrados. Esta organización acusa que en múltiples ocasiones personas han sido allanadas en su domicilio debido a sus prácticas religiosas, sin la debida investigación y sólo con  base en suposiciones de radicalización o por el hecho de mantener relaciones con otras personas musulmanas consideradas sospechosas.

En medio de una decepción hacia los partidos políticos y representantes de gobierno, de una Francia herida aún por los atentados terroristas, de una población sumergida en el desempleo y dividida por las religiones y los orígenes, los sindicatos y asociaciones de bachilleratos y universidades preparan una nueva movilización masiva en las calles el próximo 28 de abril. Exigirán al gobierno que retire definitivamente su propuesta de reforma a la ley laboral.

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