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En busca de nuevas soluciones para la ingeniería civil

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La movilidad será uno de los temas que se abordarán en el simposio

Bajo el lema “Trazando ideas, construyendo soluciones”, este jueves comienza el XIV Simposio Internacional de Ingeniería Civil ITESO 2013, que se enfocará en brindar soluciones alternativas a los problemas que constantemente se le presentan a esta disciplina y sus distintos ámbitos, por ejemplo, la hidráulica o la movilidad urbana.

En ocasiones se hacen las mismas cosas y se repiten los mismos errores, consideran algunos ingenieros, lo cual los llevó a preguntarse: “¿Qué se tiene que hacer? ¿Cuál es la nueva manera en la que se debe pensar dentro de la ingeniería para proponer nuevas soluciones?”, comenta Martín García, estudiante y coordinador del simposio.

Los ponentes que estarán en el campus ITESO proceden de Brasil, Canadá, Estados Unidos y Alemania, además de México. El teutón Frank Cristoph, director creativo y desarrollador de negocios, impartirá la charla “Out of the box: Platoon Kunsthalle”, donde hablará sobre esta organización que reutiliza las cajas de los tráileres para convertirlas en oficinas o museos.

Del ámbito nacional se contará con la presencia del ingeniero industrial Sergio Barba, quien se ha dedicado a la producción de bloques para la construcción con materiales de residuo. También asistirá el doctor de la UNAM Arturo Glisson, consultor en hidráulica, quien impartirá la conferencia “Aprovechamiento de agua de lluvia: una alternativa para el abastecimiento de agua de las ciudades”.

Las actividades del simposio se desarrollarán en el auditorio Pedro Arrupe, SJ, del 25 al 27 de abril. Tendrá un costo de 800 pesos para estudiantes con credencial vigente y 900 para profesores y profesionistas, mientras que cada conferencia costará 200 pesos. El programa completo se puede consultar en simposiumcivil.iteso.mx. Mayores informes en el correo a civil@iteso.mx o en el teléfono 3134-2924.


“La migración también enriquece a la sociedad”

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"La migración no es unidimensional. Hay una mezcla de causas que provocan que la gente salga", afirma Venet/foto:Alejandro Riveros

Entrevista con Fabienne Venet, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración A. C. Desde hace 20 años trabaja en asuntos relacionados con refugiados, derechos humanos, género y fortalecimiento social, y ha sido consultora de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU en México

 

La masacre de 72 migrantes centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas, el 22 de agosto de 2010, no sólo puso de relieve la escalada de violencia de la delincuencia organizada contra esta población, también evidenció la complicidad y la corrupción de las autoridades mexicanas que, a pesar de firmar acuerdos internacionales y de ser reprendidas por la ONU  y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, continúan sin garantizar los derechos de los migrantes que pasan por México.

A dos años y medio de la tragedia, del surgimiento de un movimiento de madres de Honduras, Guatemala y El Salvador que buscan en nuestro país a sus hijos desaparecidos, y de la aprobación de la Ley de Migración y su reglamento, Fabienne Venet Rebiffé, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración A. C., analiza el fenómeno.

Venet trabaja desde hace 20 años en asuntos relacionados con refugiados, derechos humanos, género y fortalecimiento social, y ha sido consultora de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU en México. Para ella, la “seguritización” de la agenda migratoria es preocupante porque trasluce la falsa idea de que las personas migrantes son una amenaza para México.

A unos cuantos kilómetros del ITESO, donde transcurre la entrevista, circula el tren de carga que los migrantes han bautizado como “La Bestia”.  Ese gran gusano de acero soporta el peso de miles de hombres y mujeres que trepan a su lomo en busca del sueño americano y es testigo mudo de los abusos de maquinistas, policías y agentes de migración, así como de los bajadores que los acechan durante el camino para robarlos o secuestrarlos.

Migrantes de Latinoamérica y Asia son descubiertos al ser vistos a través de los rayos-X de la policía fronteriza cerca de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Dos tráileres transportaban escondidas y hacinadas, como se ve en la imagen, a 513 personas indocumentadas. Foto: Reuters

¿Cómo se involucró en la defensa de los derechos de los migrantes?

Yo comencé porque me topé con la situación de los refugiados centroamericanos a finales de los ochenta y, de repente, me di cuenta de que era una migrante también, pero muy privilegiada en contraste con esas personas que habían tenido que salir contra su voluntad de su país.

Por principio, no hay que olvidar que la migración no es unidimensional. Hay una mezcla de causas que provocan que la gente salga. Así, una migración forzada o económica está acompañada por diversos motivos, inseguridades estructurales o violencias.

¿Los migrantes son utilizados como mercancía?

Como mercancía, como fuente de recursos, para el control territorial y social. Ejercer violencia contra los migrantes no genera en México un costo social, tristemente. Me parece que toda esa violencia tan extrema de los últimos años con la matanza de migrantes es, también, una estrategia de dar el ejemplo sin costo social. No se toca a la población local, pero sí se le muestra lo que pudiera pasar. Desafortunadamente, ocurre en un ambiente de impunidad y, pues, ciertamente, de corrupción.

 

Foto: Reuters

¿Cómo evalúa el papel del Estado mexicano frente al fenómeno?

El Estado mexicano tiende primero a negar lo que ocurre. Cuando se empezaron a denunciar los secuestros decía: “No es cierto, no hay pruebas”. Tiende a deslegitimar la información, a desconocerla. Es omiso en su tarea de protección, con lo que viola los derechos de los migrantes a la seguridad, a la vida y a la justicia.

El gobierno mexicano habla sobre coherencia para tener autoridad moral para solicitar una reforma migratoria y un trato diferente a los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Invierte bastante en protección consular en Estados Unidos y en el mundo, pero no garantiza protección a las personas migrantes aquí en México.

¿Y la sociedad?

No se puede hablar de una sola respuesta o de una sola actitud de la sociedad. Hay respuestas extremadamente generosas y valientes como, por ejemplo, el caso de “Las patronas”: mujeres que se organizan para ayudar y que afrontan riesgos también para hacerlo, que incluso comparten su economía, lo poco que tienen. Creo que estamos viendo cada vez más respuestas de ese tipo, de parte de grupos de población mexicana menos privilegiada y, por lo mismo, más solidaria.

El Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación lo mostró en la encuesta que publicó en 2011. Hay personas que no estarían cómodas teniendo en su edificio a un extranjero o que no quisieran a un extranjero como compañero de universidad o escuela. Me parece que una cuestión fundamental es que hay muy poca información sobre el tema migratorio en México. Es muy parcial porque no da cuenta de todas las facetas de la migración y de la diversidad de seres humanos que integran esa movilidad.

La migración se tiende a visibilizar desde el drama o desde el supuesto delito, es decir, bastante sesgada. Yo creo que hay drama, pero no todo es eso.

Foto: Reuters

¿Se mira la migración con prejuicios?

La migración enriquece también a la sociedad. Cuando se habla de facilitar la migración, de garantizar el acceso a derechos y, por tanto, a servicios a las personas migrantes, se escuchan argumentos como: es que ejercen presión sobre los servicios públicos, de salud y de educación.

Y si nos vamos a las cifras, que son muy poco conocidas, por ejemplo, el censo 2010 —que es la vara con la que se mide al país—, nos dicen que un poquito menos de 0.9 por ciento de la población que reside en México nació en otro país. Menos de uno por ciento, entonces… ¡qué presión, qué riesgo, qué gasto! Luego, si te vas también a los gastos del censo a los niveles educativos, a los datos sobre ocupación, niveles de ingreso, de ese poquito 0.9 por ciento de la población, encuentras que la mayoría son personas con niveles educativos elevados, muchos generan empleo, tienen un ingreso elevado. Entonces no cuestan al país, creo que al contrario, ¿no? Y la población en situación de exclusión, de precariedad, en realidad en términos numéricos, es poca. Se sobredimensiona, eso se malinterpreta o se proyecta una imagen distorsionada

¿Se sobredimensiona?

Recientemente, el Instituto Nacional de Migración (INM) publicó un informe en el que decía que la migración de tránsito había disminuido aproximadamente 70 por ciento entre 2005 y 2010. No recuerdo exactamente la cifra, pero se estaba hablando de un tránsito de poco más de cien mil personas. Lo que ellos calculaban son aproximaciones, obviamente, porque la migración que se realiza de manera irregular, por definición no la puedes cuantificar con mucha precisión.

Se dice de manera sostenida que 500 mil migrantes centroamericanos cruzan cada año México…

Bueno, el INM  nos dice que no es cierto, que son menos de 200 mil, que ha disminuido la población migrante y, en cambio, la imagen que se suele manejar es de olas de personas. Necesitamos tener mejor información porque si no son tantos, ¿cómo no vamos a encontrar una solución? Cómo decir que ejercen mucha presión sobre los servicios de salud si éstos son incapaces de decirte a cuántas personas extranjeras atienden.

Foto: Reuters

¿Cuál es su percepción de la Ley de Migración?

La Ley de Migración se queda corta. Se queda corta, por una parte, porque es una ley que atiende el control y la regulación migratoria y, en ese sentido, decimos que más que una ley de migración es una ley de extranjería, dado que, salvo para el caso de entrada y salida del país, no se ocupa de la migración mexicana. Es una gran deuda la construcción de una política, así como de instrumentos normativos para atender la situación de las mexicanas y los mexicanos que emigran y que regresan.

Además, no cambia el paradigma desde el que se aborda el tema, porque continúa vinculando la migración con la seguridad nacional. Entonces uno piensa: “Terroristas, delincuentes, traficantes”.

Nosotros pensamos que hay que vincular el tema migratorio con el de la seguridad, pero la seguridad humana. Es decir, poniendo como el centro de la preocupación, de la política y de la ley, los derechos humanos y a las personas mismas.

Por otro lado, la ley sí reconoce a las personas migrantes como sujetos de derechos, independientemente de su condición migratoria, lo que de por sí ya estaba reconocido con la reforma constitucional en materia de derechos humanos. Lo preocupante es que no se desarrollan los mecanismos necesarios para que las personas puedan efectivamente acceder a ellos, más allá de lo que está escrito en el papel.

¿Hay algunos avances con la nueva ley?

Se simplifica la estructura del sistema migratorio en la medida en que se reduce a tres grandes categorías: de visitante, residente temporal y residente permanente, cuando antes había equis número de calidades migratorias y luego como otras 50 características. Era poco flexible y complicado.

Sin embargo, los requisitos para acceder a las condiciones de estancia —así se llama ahora lo que antes se decía FM 2, 3, 9—, dan una mayor selectividad. Se establecen un sistema de puntos y un sistema de cuotas. Un sistema de puntos en función de mercado laboral, el sistema de cuotas también en función laboral, pero muy orientado a personas altamente calificadas, a personas jubiladas, pensionadas, inversionistas, digamos que un perfil muy selecto. Para el resto de las personas con perfil más precario, se accede a una condición de estancia por unidad familiar o por oferta de trabajo. Ahí es donde los requisitos no han variado mucho y no dan mayor acceso, en la medida en que continúa la cuestión de comprobación de solvencia económica. Además, no sabemos cómo se va a calcular la solvencia económica de una persona. Ni la ley ni el reglamento contienen lineamientos al respecto, lo cual pone a las personas en condición de inseguridad o de poca certeza jurídica.

Foto: Reuters

Cuando se habla de una condición de estancia con permiso para realizar actividades remuneradas, entonces hay que contar con una oferta de empleo que indique el puesto de trabajo, el tipo de trabajo, la duración del empleo, la duración del desempeño, el ingreso que se va a devengar y que obliga a presentar una constancia de inscripción del empleador en un registro de empleadores del Instituto Nacional de Migración.

Hay algunas cosas buenas, como, por ejemplo, una posibilidad de regularización por razones humanitarias, pero digamos que en términos de un saldo nos parece que hay muchos claroscuros. Y que hay más oscuros que claros, todavía.

¿La nueva ley se aprobó cuando se ha acusado al gobierno [de Felipe Calderón] de no haber combatido la corrupción en el INM?

Creo que tocas un tema fundamental y que no ha sido suficientemente abordado ni resuelto con la ley y su reglamento. El INM es una institución con una crisis muy profunda que necesita de medidas muy profundas. Sus problemas están siendo abordados a nivel de las responsabilidades individuales. La ley establece un sistema de certificación de sus funcionarios mediante pruebas de control de confianza, que desde nuestro punto de vista son absolutamente insuficientes para resolver la problemática y que evaden el problema estructural. Se evalúa a la persona, pero no a la institución ni las condiciones que coadyuvan a la corrupción, a la impunidad y al mal desempeño.

Algunas organizaciones civiles incluso han propuesto que desaparezca.

Me parece que algo fundamental es la profesionalización real de los funcionarios del INM, porque estamos hablando de funcionarios, más de niveles medios y bajos, sin formación suficiente, sin incentivos y mal pagados. Se propone la creación de un sistema profesional de carrera migratoria en el que haya formación, actualización y una evaluación que sancione el mal desempeño e incentive el bueno.

Es una institución extremadamente opaca. Más desde 2005, cuando fue clasificada como una instancia de seguridad nacional. La seguridad nacional ha sido el pretexto para la opacidad en el acceso a la información, a las instalaciones de detención, al manejo presupuestal, al desempeño.

Poco se conoce, por ejemplo, del presupuesto que se asigna a la protección de las personas migrantes. Cuánto es, en qué se gasta. ¿En sueldos, en honorarios, en vehículos o en servicios directos a la población? No sabemos. Creo que tal vez el avance que se dio es en acotar mejor el mandato del INM, en la medida en que ahora no es la hidra en la que se había convertido... Se ocupaba de la definición de la política migratoria en todas sus vertientes, del control migratorio, de la protección a migrantes, de la repatriación de mexicanos, o sea, era una cosa sin pies ni cabeza. Hoy quedó más acotado con la ley, y el instituto tiene una función en materia de regularización, control migratorio y estancia de las personas extranjeras en el país. La parte de formulación de política migratoria quedó ubicada en la Secretaría de Gobernación.

¿México cumple con los acuerdos internacionales?

México no está cumpliendo con todas las recomendaciones internacionales que se le han formulado, sea desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o desde el Sistema de Naciones Unidas. Cuando estaban en discusión la Ley de Migración y su reglamento, el relator de la Comisión Interamericana hizo una visita a México y formuló varias recomendaciones, una de ellas con relación a la detención de personas migrantes que la ley llama alojamiento, cuando en realidad es una privación ilegal de la libertad. No podía ser una regla, tenía que ser absolutamente excepcional… y bueno, continúa siendo una regla.

El acceso de las personas migrantes a la justicia y al debido proceso es precario. Se menciona que sí tienen derecho pero no se dice cómo, cuándo, dónde y por qué. En las estaciones migratorias no tienen acceso a la defensa, no siempre se hace la notificación consular y no existe un cuerpo de defensores públicos que los puedan asesorar. Quienes tienen acceso son los abogados más corruptos.

Foto: Reuters

¿Cuál es el reto de la sociedad civil?

Romper las barreras para ejercer su derecho a la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas. Eso, yo creo que lo vamos a lograr a través de la coordinación, a través de trabajo legal de defensa, de documentación, de denuncia y de incidencia nacional e internacional.

Tenemos que incidir para que haya un costo político por la violación de los derechos humanos de las personas migrantes. Se necesita cambiar la percepción social, entender mejor quiénes son las personas migrantes, por qué migran, entender mejor que no son una amenaza y que independientemente de que tengan la nacionalidad o no, son sujetos de derecho. Hay que agregarles un valor más allá de ese valor que le ponen los gobiernos a las personas migrantes, que es el envío de las remesas y del voto. Es el valor de ser una persona, es el valor de contribuir a las sociedades, a las economías, es el valor de ser sujeto de derecho y de merecer protección y cuidado de las autoridades.

Óscar Martínez, periodista de El Faro, tiene un libro llamado Los migrantes que no importan. Es así en términos de percepción social, parece que los migrantes no le importan a nadie, nadie reclama, nadie los busca.

Sí los buscan y sí los reclaman. Hay un movimiento cada vez más importante de familiares, sobre todo de madres pero también de hermanos, de padres, de hijos, de hijas que los buscan, los reclaman y quieren justicia; que los quieren vivos o muertos, pero los quieren. Quienes no los ven ni los reclaman suficientemente son sus gobiernos de origen y los gobiernos de los países donde se encuentran. Hoy no podemos decir que sean personas sin voz, pero ahora hay que escucharlas.

¿Cómo califica la desaparición de migrantes en la administración de Felipe Calderón?

Yo creo que es una situación terrible para una madre o para una familia, no saber si su hijo, hermano o padre continúan vivos o están muertos. Es la peor situación que puede haber, porque es la incertidumbre y es la imposibilidad en un momento dado de hacer un duelo. Lo hemos visto tanto en el caso de migrantes como en el caso de otras personas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Ese movimiento de familias, de víctimas que afrontan la indiferencia, el cinismo y la omisión de las autoridades. Las madres y otros familiares son quienes entonces se ponen a investigar, desempeñan el papel de la autoridad con costos en términos también de su propia seguridad y de su economía.

Foto: Reuters

 

¿En estos años ha observado historias de esperanza?

Creo que sí. Primero, las propias personas migrantes están cada vez más organizadas y desarrollan mayor capacidad para defender sus derechos. Estamos viendo también una multiplicación de organizaciones civiles pro migrantes, sea que ofrezcan servicios de atención o de asistencia, sea que trabajen más en promoción, en incidencia o en defensa. Creo que en el ámbito legal, aunque todavía no termine de consolidarse, empieza a haber pequeñas victorias

¿Cuáles son los retos de universidades y profesionales?

Desde las universidades hay un gran quehacer. Primero desde la formación ética y humana de los estudiantes, de manera que se sientan más comprometidos con las causas sociales y de derechos humanos. Que no les sean tan ajenas, independientemente de que estudien negocios, derecho, comunicación o arte. Me parece que hay un gran reto en términos de promover más investigación orientada a la acción y al cambio social con las organizaciones civiles. Hay un papel importante de la academia en lo que es el monitoreo, el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas. m

Interacciones digitales para impactar la conciencia (social)

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Para nadie es un secreto: internet es hoy en día la herramienta más poderosa para hacer llegar la información a un público masivo. Eso lo saben bien los activistas y defensores de diferentes causas, que dejaron a un lado la comunicación “tradicional” para buscar en la web la manera de ganar adeptos que se sumen a la defensa del planeta o a la búsqueda de mejores condiciones de vida en los países pobres.

Y no basta con presentar la información de cada lucha. Las campañas de concientización utilizan todos los recursos posibles: desde presencia en redes sociales y la edición de videos que puedan ser viralizados, hasta la creación de sitios web novedosos que, echando mano de los avances en materia de diseño y programación —por ejemplo, el lenguaje HTML5—, encuentran maneras de dar información e interactuar con sus visitantes. El objetivo es uno: atrapar la atención de quienes navegan por la red y sumarlos a sus causas. Y es que, como decía el viejo refrán: “De la vista nace el amor”.

 

Información bajo tierra


Un ejemplo de una manera diferente de presentar la información dura, con muchos datos, se puede apreciar en Dangers of Fracking (dangersoffracking.com), un sitio que aborda las implicaciones ecológicas de la fracturación hidráulica para la extracción de gases del subsuelo, conocida como fracking.

Una gota de agua acompaña al usuario mientras éste se va desplazando hacia abajo en la pantalla. Aparecen en el monitor diferentes ilustraciones que sirven para enmarcar datos sobre todo lo que se necesita para sacar el gas y las consecuencias en términos de contaminación del subsuelo. El resultado es por demás atractivo y muestra los alcances de los nuevos estándares para presentar información que permite la instrumentación del HTML5 en los sitios web.

 

¿Cuántos esclavos trabajan para ti?


Seguro más de alguno se siente incómodo ante la pregunta. Y es que, en la actualidad, hablar de esclavitud es algo políticamente incorrecto porque, en teoría, ya no existe: sólo por citar un ejemplo, en México la abolición de la esclavitud tuvo lugar hace más de 200 años. Sin embargo, el equipo de Slavery Footprint (slaveryfootprint.org) opina lo contrario. Por eso, a partir de una iniciativa del músico Justin Dillon, se creó el movimiento Made in a Free World, que busca crear conciencia sobre las condiciones laborales que privan en el mundo.

Al igual que en el caso anterior, el sitio de Slavery Footprint tiene como base el HTML5 y permite que, a partir de un cuestionario interactivo de once pasos sobre sus hábitos de consumo, el visitante descubra la cantidad de personas que fabrican, en condiciones precarias, los bienes que él consume. m

Rediseñar la educación sin títulos ni diplomas

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Hugo Pardo Kuklinski, Carlos A. Scolari y Cristóbal Cobo, creadores de Outliers School/foto:Outliers School

Outliers School busca ser una red en Iberoamérica para, explican en su sitio web, “conversar y ‘prototipear’ ideas de diseño educativo y comunicación postdigital, que hoy son disruptivas y serán mainstream en la próxima década”.

 

La irrupción de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (también conocidas simplemente como TIC) ha venido a cambiar, en muchos sentidos, la forma de transmitir el conocimiento. Entre los más “afectados” por estas nuevas maneras de comunicarse —que incluyen blogs, redes sociales y el trabajo en “la nube”, por citar algunos ejemplos— están los medios de comunicación y las escuelas, que han tenido que ver cómo sus públicos habituales han pasado de ser meros receptores para convertirse en productores de contenidos. Y todos, de alguna u otra manera, han decidido poner cartas en el asunto.

En este contexto de búsqueda de alternativas está el proyecto Outliers School, creado por Hugo Pardo Kuklinski, Carlos A. Scolari y Cristóbal Cobo, quienes echaron a andar una iniciativa que busca cambiar las estrategias de enseñanza partiendo de una premisa sencilla: crear una red en Iberoamérica para, explican en su sitio web, “conversar y ‘prototipear’ ideas de diseño educativo y comunicación postdigital, que hoy son disruptivas y serán mainstream en la próxima década”. Así, lo que se procura es el intercambio de ideas, estrategias y materiales, dejando de lado la cuestión de los títulos y los certificados. “Vivimos en una burbuja de oferta educativa formal con la consiguiente pérdida de valor de los títulos académicos. Es oportuno hablar de un aprendizaje just in time y no de un recopilatorio de grados y títulos. Eso es lo que ofrece Outliers School: un no-grado, con un formato de valor añadido con tareas focalizadas por proyecto, intensas y en línea, pensando en la innovación educativa de Iberoamérica”, añaden los creadores del proyecto, para quienes descubrir y crear es más importante que ajustarse a lo estandarizado.

Ya en 2012 se hizo un primer ejercicio de Outliers School Educación, y está en curso la preparación de la edición 2013. La duración de la actividad será de cuatro semanas, durante las cuales los participantes podrán “desarrollar soluciones innovadoras de diseño educativo y prácticas pedagógicas basadas en el uso de las TIC que sean replicables en el corto plazo [dos años] y que impacten de manera positiva la calidad del aprendizaje de un equipo de trabajo”. Para participar, sólo es necesario cumplir con dos requisitos: leer en inglés (porque algunos materiales para intercambiar están en ese idioma) y estar familiarizado con un uso semiprofesional de las TIC.

Outliers School Educación tendrá lugar del 1 al 29 de junio y hay un periodo de preinscripción que cierra el 15 de mayo. Todos los pormenores del proyecto, así como los trabajos de la edición 2012, se pueden consultar en su sitio web. m

Outliers School contado por sus creadores

¿Qué se puede hacer con 223 mil millones de pesos?

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El subsidio a la gasolina no hace más que incentivar y facilitar el uso del automóvil en detrimento de otros medios más amigables con el medio ambiente. Ante el subsidio, el transporte público y la bicicleta pierden gran parte de su atractivo, que es su bajo costo.

Doscientos 23 mil millones de pesos. Ése es el monto alcanzado por el subsidio a las gasolinas y el diesel en 2012, de acuerdo con lo informado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). El monto acumulado a lo largo del pasado sexenio alcanzó 800 mil millones de pesos. Casi nada. La noticia pasa casi inadvertida, quizá por la extendida creencia de que el acceso a combustible barato es un derecho universal, y que cualquier política pública orientada a garantizarlo tiene positivos efectos económicos y sociales. Nada más alejado de la realidad. Pocas políticas más regresivas que el subsidio a los combustibles, que beneficia mayoritariamente al sector más rico de la ciudadanía, que es el que realiza mayor gasto energético.

Un subsidio con el que el 10 por ciento más rico de la población se lleva 30 por ciento del apoyo difícilmente puede calificarse como exitoso desde el punto de vista social, sobre todo si se compara con inversiones alternativas que podrían hacerse con esos recursos.

223 mil millones de pesos equivalen más o menos a 30 veces la suma destinada a subsidios para la vivienda en 2012. Es una cantidad suficiente para construir y regalar —sí, regalar— 891 mil casas de interés social de 38 metros cuadrados (250 mil pesos cada una).

223 mil millones de pesos alcanzan para construir 3 mil 573 kilómetros de un sistema brt como el Macrobús, incluyendo el costo de los autobuses (4.8 millones de dólares por kilómetro). Esto equivale a 223 veces la red actual de Guadalajara. Si el lector no quiere más Macrobús, entonces puede usar los 223 mil millones para financiar 272 kilómetros de Metro (62.8 millones de dólares por kilómetro, que es lo que costó la línea 12 en el DF).

223 mil millones de pesos equivalen a 6.4 veces el presupuesto destinado por la Federación (34 mil 500 millones de pesos) para revertir el cambio climático. (Pocas cosas más efectivas para este fin que disminuir uso de combustibles.)

Suma y sigue. Mejor ni calcular cuántos kilómetros de ciclovías o cuántas bicicletas públicas se pueden instalar con esos recursos, que no cuesta nada perderse en cifras tan abultadas. Si al menos los 223 mil millones significaran alguna inversión, si dejaran algo…

Sus efectos son nocivos por donde se mire.

El subsidio a la gasolina no hace más que incentivar y facilitar el uso del automóvil en detrimento de otros medios más amigables con el medio ambiente. Ante el subsidio, el transporte público y la bicicleta pierden gran parte de su atractivo, que es su bajo costo. Se camina menos, se pedalea menos, se maneja más —ojo con la relación directa entre obesidad y bajo precio de los combustibles—. A su vez, los 223 mil millones dificultan la entrada al mercado de fuentes de energía menos contaminantes, pero cuyos costos de producción son más altos.

El subsidio fomenta la compra de vehículos más grandes y gastadores. Cuando el combustible es barato, la cilindrada tiende a aumentar, y eso no le hace mucho bien a la salud del planeta. Alguien dirá que el aumento en los precios de la gasolina propicia la compra de autos viejos y contaminantes. Es cierto, pero eso puede ser controlado mediante la prohibición a la importación de autos usados y aprobando, de una vez por todas, una norma de eficiencia energética vehicular.

Finalmente, y quizás el efecto más pernicioso de todos: la gasolina barata es el mejor detonante para la expansión urbana. Las ciudades tienden a ocupar mayores territorios cuando recorrer grandes distancias no está asociado a una gran carga económica para sus habitantes. Esta situación alimenta un círculo vicioso, ya que mientras más extensa y menos densa es una ciudad, menores son las opciones de instrumentar sistemas de transporte público de calidad, menos atractivas son la bicicleta y la caminata, y mayor es la dependencia al automóvil particular, lo que finalmente produce mayor congestión.

Nada peor que administrar un recurso no renovable bajando su precio. Esto ha llevado a que el consumo de gasolina en México sea muy superior al de países como Alemania, Italia, Francia, España, Argentina, Brasil y Chile, tal como la misma shcp informaba hace algunas semanas. Es dinero perdido que ya no se invirtió, lo que comúnmente se llama despilfarro.

No pretendo que este mal llamado “apoyo” se elimine de la noche a la mañana, porque no hay economía que resista algo así: el subsidio se convertiría en suicidio. Pero sí se puede pensar en una disminución gradual para así sincerar el real costo de los combustibles, costo que por lo demás está condenado a subir dada su creciente escasez. Hay que prepararse para vivir en ciudades sin petróleo, una realidad que tocará la puerta en unas pocas décadas. Subsidiar su uso no parece una estrategia en la dirección correcta. m

Lo que le gusta, cuando le gusta y donde le gusta: David Hockney

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/foto:EFE

Cuando comenzaron a publicarse las listas de las mejores exhibiciones de arte de 2012, David Hockney, ya de 75 años, fue uno de los nombres más polémicos, pero jamás salió de ellas.

 

Fue su autorretrato, en 1954, sobre periódicos, una serie de pinceladas más bien frágiles y algo tristes. La pintura de una alberca en una mansión de Hollywood en 1964, resplandeciente y soleada. En 1978, una serie infinita de piscinas con papel y tinta azul, transformadas en un mito ya llamado Paper Pool. En 1982 encontró una Polaroid y logró fracturar el plano pictórico y la percepción del tiempo sobre un lienzo con sus Composite Polaroids, un grupo de imágenes sobre una sola escena o un solo lugar en distintos momentos. En 1997 jugó con las olas y el cubismo y transformó su principio de simultaneidad (el que dictaba la superposición de planos para representar un objeto desde varios puntos de vista). En 2007 pintó —así, sólo pintó— en óleo sobre 50 lienzos, creando un paisaje de árboles cerca del agua, de 4.5 por 12 metros. En los años sesenta, cuando se le consideraba parte del British Pop Art, puntualizó: “Yo pinto lo que me gusta, cuando me gusta y donde me gusta”. Últimamente, David Hockney (Yorkshire, 1937) pinta mediante aplicaciones en su computadora, en su iPhone y en su iPad.

Cuando comenzaron a publicarse las listas de las mejores exhibiciones de arte de 2012, y especialmente las famosas listas de “los más influyentes” en los periódicos ingleses y estadunidenses, David Hockney, ya de 75 años, fue uno de los nombres más polémicos, pero jamás salió de ellas. Es más, varios críticos de The Guardian lo nombraron “el artista vivo más importante del Reino Unido”, gracias a su última exposición en la London’s Royal Academy, lo que comprueba que Hockney siempre parece estar allí, desde la década de los cincuenta, a veces medio gris, otras veces resplandeciente, pero siempre, siempre trabajando.

A Bigger Picture fue el nombre de la exposición en la Academia de Londres donde el pintor, artista gráfico, fotógrafo, dibujante y escenógrafo plasmó escenas de su querida Yorkshire, escenas sobre la calma que lo hace regresar a su casa de campo entre las agitadas Londres y Los Ángeles —el paisaje estadunidense que se quedó plasmado en su obra y quizá también en su impulso contemporáneo, en su experimentación constante y, va una atrevida suposición, en su paleta de colores siempre intensa.

Hockney conoció bien el ambiente del Pop Art. Primero con Ronald B. Kitaj, artista reconocido por su deslumbrante intelecto, que recorrió más la historia que el instante y el objeto de sus colegas temporales. Después con Warhol, en las fascinantes arquitectura y personalidad de Hollywood y, según la leyenda, por ese tiempo también conoció el amor junto al joven Peter Schlesinger, y la fotografía, soporte que utilizaría sólo para ayudarse a pintar pero que exprimiría directamente hasta 1982. Para muchos, también en el Pop, Hockney descubrió esa “ironía matizada” que deslumbraba a los galeristas estadunidenses e ingleses, convirtiéndolo rápidamente en uno de los pintores más valiosos en precio y reconocimiento: es precisamente allí donde sus críticos encuentran su transformación (para bien y para mal).

Para muchos, esa ironía desglosada de su realismo, con guiños del expresionismo, se perdió en su experimentación con el cubismo, la fotografía, el collage y la fama, terminando en tristes y bonitas escenas campiranas de viejecito nostálgico. Para otros, su historia pictórica mantiene una línea: la búsqueda, y desde allí no sólo encontró la manera de romper estructuras, géneros, disciplinas, procesos y tradiciones, sino también un estilo que incluso sabe volcarse en sus últimos paisajes, muchos realizados directamente sobre la pantalla de una computadora. Dice el artista: “Lo que me gusta son los cuadros hechos a mano. Por tanto, los pinto yo mismo. Siempre tienen un tema y un poco de forma. Supongo que el equilibrio ente los dos me convierte en un pintor tradicional”. Para otros, la influencia en la historia del arte de David Hockney se parece mucho a ese sol que ilumina casi a toda su obra, desde Hollywood hasta el nostálgico campo de Yorkshire. m

 

Para ver

::Sitio oficial (con una vasta galería de imágenes).

::Sitio de fans (con biografía muy interesante, de esas “no autorizadas”).

 

En video

:: Una de sus últimas entrevistas.

:: Una mirada a A Bigger Picture.

 

Para leer

::El conocimiento secreto, de David Hockney (Destino, Barcelona, 2004).

::David Hockney. Una visión más amplia (catálogo de la exposición A Bigger Picture), de Tim Barringer, Edith Devgeney y otros (Turner, Madrid, 2012).

::David Hockney, de Paul Melia (Prestel Press, Londres, 2006).

Un Hamlet global

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Desde que se generalizó el uso de Internet en las computadoras (y ahora dispositivos móviles), han habido diversas iniciativas para tratar de vincular las enormes potencialidades de la tecnología digital con los múltiples significados de la cultura tradicional, ya sea de élites o popular. Las primeras iniciativas se concretaron en enormes bibliotecas digitales como el Proyecto Gutenberg(www.gutenberg.org) o la Miguel de Cervantes (www.cervantesvirtual.com) que todavía existen y se han convertido en una alternativa muy importante para la difusión de los libros electrónicos en la red.

Entre las iniciativas más recientes está el Proyecto The Global Hamlet, fundada en Roma apenas el año pasado por el escritor y editor Simone Barillari. Su objetivo central es realizar y promover proyectos innovadores que vinculen a la literatura con Internet y que tengan una vocación global.

El primer proyecto – que le da el nombre a la organización – es una traducción colectiva de Hamlet en la que lectores de todo el mundo, con la guía de editores expertos, van a construir –verso por verso- traducciones en varias lenguas de la tragedia clásica de Shakespeare. Los promotores de esta aventura intelectual colectiva la anuncian como “un experimento artístico sin precedentes que va a combinar en la web, las habilidades creativas, críticas y lingüísticas de todo el mundo. Un inspirado Shakespeare 2.0 para lectores interactivos”.

 

 

Este proyecto es una especie de Wikipedia, pero aplicado a la traducción de una obra literaria, en este caso una de las mayores en la historia de la literatura. Hasta ahora, The Global Hamlet ha sido apoyado por importantes editoriales que han prometido editar la traducción que resulte en italiano (Feltrinelli), en español (Anagrama) y están en pláticas con editoriales que represenentes otras lenguas.  Los imaginarios lectores que quieran conocer más sobre The Global Hamlet pueden consultar su sitio en www.globalhamlet.org

Mientras se publica la versión colectiva en español de Hamlet–sin duda, un esfuerzo y reto para la inteligencia colectiva– me quedo con mi traducción favorita, la de Tomás Segovia, publicada por la UAM (Ediciones Sin Nombre, 2009), de donde transcribo el famoso monólogo de Hamlet en el acto III:    

 

Ser o no ser, de eso se trata:

Si para nuestro espíritu es más noble sufrir

Las pedradas y dardos de la atroz Fortuna

O levantarse en armas contra un mar de aflicciones

Y oponiéndose a ellas darles fin.

 

Morir para dormir; no más; ¿y con dormirnos

Decir que damos fin a la congoja

Y a los mil choques naturales

De que la carne es heredera?

Es la consumación

Que habría que anhelar devotamente.

 

Morir para dormir. Dormir; soñar acaso;

Sí, ahí está el tropiezo; que en este sueño de la muerte

Que sueños puedan visitarnos

Cuando ya hayamos desechado

El tráfago mortal,

Tiene que darnos que pensar.

 

Esta es la reflexión que hace

Que la calamidad tenga larga vida;

Pues, ¿quién soportará los azores

Y escarnios de los tiempos, el daño del tirano,

El desprecio del fatuo, las angustias

Del amor despechado, las largas de la ley,

Las insolencias de aquel que posee el poder

Y las pullas que el mérito paciente

Recibe del indigno, cuando él mismo podría

Dirimir ese pleito con un simple punzón?

¿Quién querría cargas con fardos,

Rezongar y sudar en una vida fatigosa,

Si no es porque algo teme tres la muerte?

Esa región no descubierta

De cuyos límites ningún viajero

Retorna nunca, desconcierta

Nuestro albedrío, y nos inclina

A soportar los males que tenemos

Antes que abalanzarnos a otros que no sabemos,

De esta manera la conciencia

Hace de todos nosotros cobardes,

Y así el matriz nativo de la resolución

Se opaca con el pálido reflejo del pensar,

Y empresas de gran miga y de mucho momento

Por tal motivo tuercen sus caudales

Y dejan de llamarse acciones.

Pero calla ¿La bella Ofelia?

Ninfa, en tus oraciones, recuerda todos mis pecados,


Étto quiere brincar las fronteras

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Demetrio Flores, fundador de Étto/foto:Luis Ponciano

Esta empresa, alojada en el Parque Tecnológico del ITESO, se dedica a diseñar soluciones para necesidades específicas echando mano de la tecnología. Su proyecto estrella, Xaltix, está enfocado en la educación y ya llamó la atención del gobierno de Paraguay.

 

La escena es conocida por todos: llega la hora de la escuela y allá parten los niños cargados con mochilas atiborradas de libros y cuadernos. Ya en el aula, un profesor imparte su clase. Si bien le va, tendrá un “pintarrón”; si no, expondrá su clase usando los tradicionales gises. En pleno siglo XXI, el esquema tradicional es cada vez más obsoleto: los alumnos nacieron en un ambiente completamente digital. Y por eso, en Étto decidieron poner manos a la obra: diseñaron la suiteXaltix, plataforma que busca sacarle el mayor jugo posible a las nuevas tecnologías para incorporarlas en la educación y que ya llamó la atención del gobierno de Paraguay.

Étto es una de las empresas que tienen su sede en el Parque Tecnológico del ITESO y estuvo en la Incubadora de Empresas Tecnológicas, adscrita al Programa para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Proginnt) del ITESO. Según su sitio web, se trata de “una empresa dedicada a proveer soluciones tecnológicas con alto valor agregado”. En ese marco es en el que aparece Xaltix, un proyecto que incluye el diseño de hardware y software para incorporar las nuevas tecnologías al trabajo del aula de clases a través de pizarras interactivas y computadoras portátiles y de escritorio, de bajo costo y que operan con programas y aplicaciones de código abierto. Pero no sólo eso: se trata de toda una solución que busca hacer llegar la enseñanza más allá del salón e involucrar por igual a profesores, alumnos y padres de familia.

José Antonio Aldrete, director de Desarrollo de Negocios de Étto, explica que actualmente han colocado los equipos y la plataforma Xaltix en 300 aulas de Jalisco. Y, gracias a su sociedad con Grupo De Lorenzo, lograron establecer contacto con el gobierno de Paraguay, cuyos representantes visitaron en febrero pasado la sede de esta empresa, para conocer el proyecto más a fondo.

Lilia Peña Galeano, directora general de Ciencias e Innovación Educativa del Ministerio de Educación y Cultura del país sudamericano, señala que todo el concepto es “impresionante, porque es una gran manera de incorporar las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a la educación”. Uno de los aspectos que destaca la funcionaria paraguaya es el hecho de que Xaltix contempla no sólo el equipamiento sino también la capacitación para usar la plataforma.

Para Étto, la visita fue muy provechosa en todos los sentidos. José Antonio Aldrete explica que las negociaciones ahora corren por cuenta de Grupo De Lorenzo, a través de su representante para la zona de Sudamérica. “Hay un tema de presupuestos, licitaciones y trámites gubernamentales que se están revisando, pero estamos muy optimistas. [Los representantes del gobierno paraguayo] se fueron muy complacidos con lo que vieron”, concluye José Antonio Aldrete. m


Felipe Covarrubias da vuelta a la página

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Covarrubias fungió como profesor durante 43 años./foto:Luis Ponciano

Fundador de la carrera de Diseño y creador de las Jornadas Internacionales de Diseño, este académico del ITESO dijo adiós a las aulas de la Universidad el pasado mes de enero.

 

Después de 43 años, cuatro meses y ocho días de haber debutado como profesor en el ITESO, el pasado 31 de enero un icono de la Universidad puso punto final a su carrera académica y cambió de página: Felipe Covarrubias.

¿Referencias, méritos? Abundan. Arquitecto y diseñador, rojinegro de corazón, criado en el barrio de Analco, fundó la carrera de Diseño; fue integrante de la primera generación de Arquitectura, creó las Jornadas Internacionales de Diseño y fundó la revista Magenta. Y rediseñó el escudo de su querido Atlas. 

Visiblemente emocionado, Covarrubias se despidió el 31 de enero de 2013 en el auditorio w, acompañado de las autoridades universitarias, amigos, colegas, familiares, alumnos y exalumnos. Aprovechó la ocasión para exponer los detalles de su más reciente aportación a la Universidad: un libro titulado Diseño XX, que reseña los 20 años de la carrera de Diseño en el ITESO, universidad a la que querrá estar unido durante mucho, mucho tiempo. “Cuando muera, me gustaría que parte de mis cenizas quedaran esparcidas en el campus, en la zona entre la rectoría y la biblioteca. Si no te dan permiso, no importa: lo haces en secreto”, le pidió Covarrubias a una de sus hijas.

Terminó un ciclo, ¿cuáles son sus proyectos inmediatos?

Hay mucho trabajo. Voy a rescatar materiales de Magenta, muchos de ellos no publicados. No han caducado porque hablan sobre principios, teoría y filosofía del diseño. Los publicaré en formato de cuadernos, pero no presentaré uno solo hasta que no esté vendido [risas]. También planeo ofrecer cursos para maestros dentro y fuera de México.

¿Qué pasará con la versión electrónica de Galería Azul?

Eso también está en la lista, la vamos a reforzar. Tengo ahora un talentoso asesor porque yo nunca he sido fan de la red, mi software siempre ha sido el lápiz. Juntos vamos a refrescar ese sitio. Pero no me interesa reabrir el espacio, eso ya lo viví.

¿Qué extrañará del ITESO?

El campus es lo que más extrañaré. Es mágico. Extrañaré charlar en algunas de las mesas ubicadas frente a la explanada de la biblioteca, los árboles, todo.

Uno de sus legados son las Jornadas Internacionales de Diseño, ¿qué sucederá con ellas?

Espero que la Universidad les brinde continuidad. Nos han visitado alrededor de 40 diseñadores extranjeros y 36 diseñadores mexicanos, pasaron lista 27 países. La suma de todo eso es un capital invaluable, enriquecía la información y la formación de los estudiantes.

Ahora tendrá más tiempo de ocio, ¿en qué lo invertirá?

Voy a releer a Shakespeare y a García Márquez, a disfrutar la obra de Beethoven. Hay un joven músico, director de orquesta, que disfruto mucho: Gustavo Dudamel. Le sigo la pista y disfruto mucho el rescate que está haciendo de la obra de Mahler. Desde luego que no dejaré de ir a ver futbol. A mí no me importa que mi equipo —el Atlas— juegue en segunda división; yo lo que disfruto es la pasión del juego. m

¿Es más cara la ignorancia?

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El dinero influye notoriamente en el avance de la ciencia y la tecnología, pero también ocurre el proceso contrario: el quehacer tecnocientífico (re)encauza las rutas del dinero.

Parece ser que, en uno de los muchos arrebatos que tuvo Bernardo Houssey —fisiólogo argentino, primer científico latinoamericano premiado con un Nobel—, gritó (o escribió, o quizás haya hecho las dos cosas al mismo tiempo): “La ciencia no es cara. Cara es la ignorancia”.

Y es que la investigación, desde tiempos de los antiguos filósofos naturales, ha tenido un costo, digamos, relevante. Por eso, la mayor parte de los grandes descubrimientos ha surgido al amparo de mecenas, monarcas, gobiernos, universidades. Sin embargo, es evidente que ni el acceso a mayores recursos financieros representa la garantía de obtener mejores resultados ni la ausencia de grandes inversiones se traduce en resultados nimios: para mandar a la Luna al primer humano —y traerlo de vuelta—, Estados Unidos costeó el Programa Apollo, de unos 150 mil millones de dólares actuales; en contraparte, el celebérrimo físico alemán Albert Einstein cambió de forma sustancial el curso de la historia (no sólo de la ciencia) a principios del siglo XX, mientras ganaba un salario de burócrata que difícilmente llegaba a los 3 mil 500 francos suizos de entonces.

De manera que el dinero influye notoriamente en el avance de la ciencia y la tecnología, pero también ocurre el proceso contrario: el quehacer tecnocientífico (re)encauza las rutas del dinero. Por ejemplo, la Comisión Europea ha confirmado que destinará mil millones de euros para un conjunto de investigaciones en torno al cerebro humano y otra suma igual al estudio del grafeno. Dos mil millones de euros para comprender ese relativamente pequeño órgano donde nacen las ideas y los nombres del universo entero y para conocer la capacidad del que posiblemente sea el material con mayor potencial tecnológico. Esto se explica si nos detenemos a pensar que la salud (el bienestar del cerebro) y la cibernética (en cuyo devenir el grafeno jugará un rol determinante) son fuentes casi inagotables de riqueza financiera.

La importancia del conocimiento y la invención para producir dinero es clara para naciones como Estados Unidos, China, Japón, Alemania o Corea del Sur, donde se gestionan las inversiones más fuertes en investigación y desarrollo, o para India, Brasil o Turquía, que apalancan su crecimiento en sólidas apuestas por la ciencia. “En los países tercermundistas no tenemos ciencia porque hablamos de apoyar la ciencia, en lugar de apoyarse en la ciencia”, alega Marcelino Cereijido. Pero tampoco olvidemos que mientras  mayores son las cantidades de dinero invertido, se adquieren más compromisos externos, casi siempre perversos: el rendimiento —en términos administrativos— se convierte en prioridad; a la ciencia se le exigen resultados inmediatos, muchas veces imposibles, y los científicos descuidan problemas importantes para atender aquellos susceptibles de convertirse en negocios que multipliquen lo invertido.

¿Vale la pena gastar dinero en ciencia y tecnología? Ruy Pérez Tamayo recuerda que en el Eclesiastés encontramos una pista: “En la mucha sabiduría hay mucha molestia: y quien añade ciencia, añade dolor”. En otras palabras, la ignorancia es la madre de la felicidad.

Y la felicidad —en todas partes nos lo recuerdan— no tiene precio. m

 

Elementos para documentar el pesimismo o para amaestrar el optimismo

::La ciencia como calamidad. Un ensayo sobre el analfabetismo científico y sus efectos, de Marcelino Cereijido (Gedisa, 2012).

::Knowledge, Network and Nations. Global Scientific Collaboration in the 21st Century (Royal Society, 2011)

::“Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México” (Conacyt, 2011; revisar a partir de la pág. 150) 

::“Informe General del Estado de la Ciencia y la Tecnología” (Conacyt, 2010)

::Acerca de Minerva, de Ruy Pérez Tamayo (Fondo de Cultura Económica, colección La ciencia para todos) 

¿Qué se puede hacer con 223 mil millones de pesos?

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El subsidio a la gasolina no hace más que incentivar y facilitar el uso del automóvil en detrimento de otros medios más amigables con el medio ambiente. Ante el subsidio, el transporte público y la bicicleta pierden gran parte de su atractivo, que es su bajo costo.

Doscientos 23 mil millones de pesos. Ése es el monto alcanzado por el subsidio a las gasolinas y el diesel en 2012, de acuerdo con lo informado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). El monto acumulado a lo largo del pasado sexenio alcanzó 800 mil millones de pesos. Casi nada. La noticia pasa casi inadvertida, quizá por la extendida creencia de que el acceso a combustible barato es un derecho universal, y que cualquier política pública orientada a garantizarlo tiene positivos efectos económicos y sociales. Nada más alejado de la realidad. Pocas políticas más regresivas que el subsidio a los combustibles, que beneficia mayoritariamente al sector más rico de la ciudadanía, que es el que realiza mayor gasto energético.

Un subsidio con el que el 10 por ciento más rico de la población se lleva 30 por ciento del apoyo difícilmente puede calificarse como exitoso desde el punto de vista social, sobre todo si se compara con inversiones alternativas que podrían hacerse con esos recursos.

223 mil millones de pesos equivalen más o menos a 30 veces la suma destinada a subsidios para la vivienda en 2012. Es una cantidad suficiente para construir y regalar —sí, regalar— 891 mil casas de interés social de 38 metros cuadrados (250 mil pesos cada una).

223 mil millones de pesos alcanzan para construir 3 mil 573 kilómetros de un sistema brt como el Macrobús, incluyendo el costo de los autobuses (4.8 millones de dólares por kilómetro). Esto equivale a 223 veces la red actual de Guadalajara. Si el lector no quiere más Macrobús, entonces puede usar los 223 mil millones para financiar 272 kilómetros de Metro (62.8 millones de dólares por kilómetro, que es lo que costó la línea 12 en el DF).

223 mil millones de pesos equivalen a 6.4 veces el presupuesto destinado por la Federación (34 mil 500 millones de pesos) para revertir el cambio climático. (Pocas cosas más efectivas para este fin que disminuir uso de combustibles.)

Suma y sigue. Mejor ni calcular cuántos kilómetros de ciclovías o cuántas bicicletas públicas se pueden instalar con esos recursos, que no cuesta nada perderse en cifras tan abultadas. Si al menos los 223 mil millones significaran alguna inversión, si dejaran algo…

Sus efectos son nocivos por donde se mire.

El subsidio a la gasolina no hace más que incentivar y facilitar el uso del automóvil en detrimento de otros medios más amigables con el medio ambiente. Ante el subsidio, el transporte público y la bicicleta pierden gran parte de su atractivo, que es su bajo costo. Se camina menos, se pedalea menos, se maneja más —ojo con la relación directa entre obesidad y bajo precio de los combustibles—. A su vez, los 223 mil millones dificultan la entrada al mercado de fuentes de energía menos contaminantes, pero cuyos costos de producción son más altos.

El subsidio fomenta la compra de vehículos más grandes y gastadores. Cuando el combustible es barato, la cilindrada tiende a aumentar, y eso no le hace mucho bien a la salud del planeta. Alguien dirá que el aumento en los precios de la gasolina propicia la compra de autos viejos y contaminantes. Es cierto, pero eso puede ser controlado mediante la prohibición a la importación de autos usados y aprobando, de una vez por todas, una norma de eficiencia energética vehicular.

Finalmente, y quizás el efecto más pernicioso de todos: la gasolina barata es el mejor detonante para la expansión urbana. Las ciudades tienden a ocupar mayores territorios cuando recorrer grandes distancias no está asociado a una gran carga económica para sus habitantes. Esta situación alimenta un círculo vicioso, ya que mientras más extensa y menos densa es una ciudad, menores son las opciones de instrumentar sistemas de transporte público de calidad, menos atractivas son la bicicleta y la caminata, y mayor es la dependencia al automóvil particular, lo que finalmente produce mayor congestión.

Nada peor que administrar un recurso no renovable bajando su precio. Esto ha llevado a que el consumo de gasolina en México sea muy superior al de países como Alemania, Italia, Francia, España, Argentina, Brasil y Chile, tal como la misma shcp informaba hace algunas semanas. Es dinero perdido que ya no se invirtió, lo que comúnmente se llama despilfarro.

No pretendo que este mal llamado “apoyo” se elimine de la noche a la mañana, porque no hay economía que resista algo así: el subsidio se convertiría en suicidio. Pero sí se puede pensar en una disminución gradual para así sincerar el real costo de los combustibles, costo que por lo demás está condenado a subir dada su creciente escasez. Hay que prepararse para vivir en ciudades sin petróleo, una realidad que tocará la puerta en unas pocas décadas. Subsidiar su uso no parece una estrategia en la dirección correcta. m

Lo que le gusta, cuando le gusta y donde le gusta: David Hockney

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/foto:EFE

Cuando comenzaron a publicarse las listas de las mejores exhibiciones de arte de 2012, David Hockney, ya de 75 años, fue uno de los nombres más polémicos, pero jamás salió de ellas.

 

Fue su autorretrato, en 1954, sobre periódicos, una serie de pinceladas más bien frágiles y algo tristes. La pintura de una alberca en una mansión de Hollywood en 1964, resplandeciente y soleada. En 1978, una serie infinita de piscinas con papel y tinta azul, transformadas en un mito ya llamado Paper Pool. En 1982 encontró una Polaroid y logró fracturar el plano pictórico y la percepción del tiempo sobre un lienzo con sus Composite Polaroids, un grupo de imágenes sobre una sola escena o un solo lugar en distintos momentos. En 1997 jugó con las olas y el cubismo y transformó su principio de simultaneidad (el que dictaba la superposición de planos para representar un objeto desde varios puntos de vista). En 2007 pintó —así, sólo pintó— en óleo sobre 50 lienzos, creando un paisaje de árboles cerca del agua, de 4.5 por 12 metros. En los años sesenta, cuando se le consideraba parte del British Pop Art, puntualizó: “Yo pinto lo que me gusta, cuando me gusta y donde me gusta”. Últimamente, David Hockney (Yorkshire, 1937) pinta mediante aplicaciones en su computadora, en su iPhone y en su iPad.

Cuando comenzaron a publicarse las listas de las mejores exhibiciones de arte de 2012, y especialmente las famosas listas de “los más influyentes” en los periódicos ingleses y estadunidenses, David Hockney, ya de 75 años, fue uno de los nombres más polémicos, pero jamás salió de ellas. Es más, varios críticos de The Guardian lo nombraron “el artista vivo más importante del Reino Unido”, gracias a su última exposición en la London’s Royal Academy, lo que comprueba que Hockney siempre parece estar allí, desde la década de los cincuenta, a veces medio gris, otras veces resplandeciente, pero siempre, siempre trabajando.

A Bigger Picture fue el nombre de la exposición en la Academia de Londres donde el pintor, artista gráfico, fotógrafo, dibujante y escenógrafo plasmó escenas de su querida Yorkshire, escenas sobre la calma que lo hace regresar a su casa de campo entre las agitadas Londres y Los Ángeles —el paisaje estadunidense que se quedó plasmado en su obra y quizá también en su impulso contemporáneo, en su experimentación constante y, va una atrevida suposición, en su paleta de colores siempre intensa.

Hockney conoció bien el ambiente del Pop Art. Primero con Ronald B. Kitaj, artista reconocido por su deslumbrante intelecto, que recorrió más la historia que el instante y el objeto de sus colegas temporales. Después con Warhol, en las fascinantes arquitectura y personalidad de Hollywood y, según la leyenda, por ese tiempo también conoció el amor junto al joven Peter Schlesinger, y la fotografía, soporte que utilizaría sólo para ayudarse a pintar pero que exprimiría directamente hasta 1982. Para muchos, también en el Pop, Hockney descubrió esa “ironía matizada” que deslumbraba a los galeristas estadunidenses e ingleses, convirtiéndolo rápidamente en uno de los pintores más valiosos en precio y reconocimiento: es precisamente allí donde sus críticos encuentran su transformación (para bien y para mal).

Para muchos, esa ironía desglosada de su realismo, con guiños del expresionismo, se perdió en su experimentación con el cubismo, la fotografía, el collage y la fama, terminando en tristes y bonitas escenas campiranas de viejecito nostálgico. Para otros, su historia pictórica mantiene una línea: la búsqueda, y desde allí no sólo encontró la manera de romper estructuras, géneros, disciplinas, procesos y tradiciones, sino también un estilo que incluso sabe volcarse en sus últimos paisajes, muchos realizados directamente sobre la pantalla de una computadora. Dice el artista: “Lo que me gusta son los cuadros hechos a mano. Por tanto, los pinto yo mismo. Siempre tienen un tema y un poco de forma. Supongo que el equilibrio ente los dos me convierte en un pintor tradicional”. Para otros, la influencia en la historia del arte de David Hockney se parece mucho a ese sol que ilumina casi a toda su obra, desde Hollywood hasta el nostálgico campo de Yorkshire. m

 

Para ver

::Sitio oficial (con una vasta galería de imágenes).

::Sitio de fans (con biografía muy interesante, de esas “no autorizadas”).

 

En video

:: Una de sus últimas entrevistas.

:: Una mirada a A Bigger Picture.

 

Para leer

::El conocimiento secreto, de David Hockney (Destino, Barcelona, 2004).

::David Hockney. Una visión más amplia (catálogo de la exposición A Bigger Picture), de Tim Barringer, Edith Devgeney y otros (Turner, Madrid, 2012).

::David Hockney, de Paul Melia (Prestel Press, Londres, 2006).

Augusto Monterroso: ante el Gran Hombre

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Monterroso es el autor del célebre cuento sobre el dinosaurio/foto:EFE

Monterroso es un clásico justo por lo que afirmaba Italo Calvino acerca de los clásicos: sus libros, cada que los abrimos, nos dicen algo siempre inesperadamente nuevo e indispensable.

 

Todo cuanto conforma las rutinas de Eduardo Torres obedece al cumplimiento de la misión que tiene en esta vida: aprovechar hasta la última migaja de su talento como hombre de letras para seguir siendo la brújula intelectual y moral de su tierra (San Blas, San Blas). No hay quien le dispute ese lugar: sus conciudadanos y él —pero sobre todo él— están al tanto de que es el sabio máximo del lugar, la gloria viviente cuyas erudición y perspicacia le han granjeado la reverencia de su sociedad y fama en el extranjero: una vez, incluso, un puñado de notables trató de convencerlo de que se lanzara como candidato al gobierno de su “sufrida entidad”, pero él los despachó con humilde displicencia: más allá de las vanidades de la cosa pública, sus miras estaban en el trato cotidiano con los clásicos (él, desde luego, es un clásico), en las alturas del espíritu. Por eso, sus días transcurren entre los libros que atestan su casa —para desesperación de su mujer, que nunca acaba de sacudirles el polvo—; salta de uno en otro, anota sus agudas observaciones y las ideas creadoras que germinan en sus lecturas; luego da un paseo, siempre con un libro bajo el brazo, toma una siesta, sigue trabajando y no tolera que se le importune, hasta que llega la hora de meterse en la cama y quedarse dormido, siempre con un libro sobre el pecho. Su consagración al conocimiento no le impide entrar en contacto con los mortales: es parroquiano de una cantina donde, desde luego, el trabajo no tiene por qué detenerse (ahí ha llegado a fraguar aforismos brillantes: “Sólo los abstemios piensan que beber es bueno”, “La inteligencia comete tonterías que sólo la tontería puede corregir”), y también sobrelleva resignadamente una activa vida social que no hace distinciones: recibe en casa a sus pares locales, a principiantes que se acercan a ser iluminados por su resplandor, a periodistas que lo entrevistan a propósito de cualquier tema, a visitantes que llegan a San Blas con el solo fin de conocerlo, y participa en las actividades culturales más conspicuas de su medio (como cierto Congreso de Escritores de Todo el Continente que se efectuó ahí y para el que presentó la ponencia más celebrada, aquella que comenzaba: “Se declara que deben establecerse urgentemente mejores relaciones entre el escritor y la escritora”).

De Torres sabemos gracias al libro Lo demás es silencio, que recoge algunos pasajes selectos de sus obras: la ponencia ya mencionada, un “Decálogo del Escritor”, con todos sus doce mandamientos, un ensayo crítico sobre El Quijote, una muestra de aforismos y máximas, el comentario implacable sobre un soneto satírico titulado “El burro de San Blas”, el soneto mismo (quizá, no está claro, de la propia autoría de Torres), un comentario (también de dudosa autoría) sobre el comentario sobre el soneto, un ensayo acerca del arte de la traducción, algunos dibujitos. Esos pasajes están antecedidos por varios testimonios invaluables de personajes muy cercanos al Gran Hombre: un admirador que se esconde tras las cortinas; el hermano de Torres, que brinda el relato de la infancia; su valet-criado-secretario, que tuvo acceso a la correspondencia amorosa del autor, y —el testimonio más precioso— su esposa, quien accedió a ser entrevistada para el libro: “...una se da cuenta cada día de que tal gran hombre no existe sino que lo que sucede es que tiene deslumbrado a medio mundo”.

Lo demás es silencio. La vida y la obra de Eduardo Torres está firmado por Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 1921-Ciudad de México, 2003), quien se dio a la tarea de armar este retrato minucioso e implacable de un gran escritor que en el fondo es espejo de todos los grandes escritores. Puede tomarse como una mordaz crítica de los extremos a que puede conducir la presunción desmesurada, la vanagloria del mundo literario, el provincianismo que priva en nuestro medio, y en ese sentido es una obra maestra de la sátira; también puede verse como una admirable pieza de ficción narrativa en la que destellan las mayores virtudes de un autor cuya obra entera está caracterizada por el rigor estilístico en la procuración de la expresión justísima y por la originalidad suprema en sus asuntos. Célebre por sus brevedades (suyo es el legendario cuento más corto del mundo) y porque redescubrió para la literatura en español las posibilidades de la fábula, Monterroso es un clásico —él sí, no como Torres— justo por lo que afirmaba Italo Calvino acerca de los clásicos: porque sus libros, cada que los abrimos, nos dicen algo siempre inesperadamente nuevo e indispensable. m

Faldas de oro: mujeres en la empresa

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Las mujeres han ido ganando puestos directivos en las empresas./foto:Reuters

De un tiempo para acá, la expresión “cuota de género” se escucha cada vez más en las empresas y en los gobiernos, y sus protagonistas —las mujeres— han ocupado más espacios. Y es que, aun cuando falta mucho camino por andar, ellas están llegando a ámbitos laborales que antes eran sólo para los hombres.

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Uno de mis mejores amigos me llamó un día para invitarme a colaborar en la revista que editaba. Compartimos aula en la universidad y ha estado a mi lado en momentos importantes. Me invitó porque estaba, dijo, interesado en incluir más plumas femeninas. Su respuesta cuando le pregunté por qué necesitaba específicamente “plumas femeninas” me dejó helada: “Me están pidiendo temas de moda y esas cosas”.

Nací en la década de los ochenta y no siento como mía la batalla de la igualdad de género: nunca estuvo en duda si iría a la universidad, si trabajaría, si podía decidir sobre mi cuerpo. Aun así, algunas veces pasa por mi cabeza, de forma casi imperceptible, el fantasma de la discriminación. En la redacción de uno de los periódicos donde trabajé vi cómo la junta de editores se parecía cada vez más al “Club de Tobi”. Cuando uno de esos puestos quedó vacante, yo era la más apta para ocuparlo. Sin embargo, jamás se abrió a concurso y se lo dieron directamente a un compañero. Me quedé con el mal sabor de boca de no haber sabido pelear por algo que creía merecer.

Tal vez simplemente soy parte de las estadísticas: en México, solamente 25 por ciento de los puestos en los que se tiene gran poder de decisión está ocupado por mujeres, refiere Lizbeth Toscana, gerente regional de vinculación de Manpower. Esta cifra requiere más contexto, ya que la economía nacional está formada en 98 por ciento por pequeñas y medianas empresas (Pymes), y únicamente 2 por ciento son grandes compañías.

Estas cifras no son privativas de México: entre las 500 empresas más grandes de Estados Unidos, sólo 150 puestos los ocupan mujeres y el número ha permanecido inamovible en los últimos tres años, informa un documento del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe publicado en 2010.

Foto: Latinstock

Así, se puede afirmar que el mundo laboral está liderado por hombres. En un reporte publicado en 2009, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informó que en todos los países la fuerza de trabajo femenina es significativamente inferior. Esto a pesar de que la población mundial está equilibrada en cuestión de género: hay tres mil 503 millones de mujeres contra tres mil 550 millones de hombres, aproximadamente, refiere Toscana. El documento de la OCDE también señala que, aunque las mujeres representan la mitad de la población mundial y realizan dos tercios del trabajo, reciben apenas la décima parte del total del salario.

Ante esta realidad, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) urgió a todos los países a integrar la llamada perspectiva de género en sus legislaciones laborales, en un intento por reducir la brecha. El objetivo es desarrollar una serie de buenas prácticas que equilibren la balanza de las oportunidades, entre ellas la aplicación de cuotas de género en el sector privado, es decir, incentivar —o incluso obligar—  a las empresas para que tengan entre sus filas determinado número de empleadas. En Argentina, por ejemplo, sólo 3 por ciento de los puestos gerenciales en las empresas más grandes está ocupado por mujeres. Empero, el gobierno ofrece una reducción de las contribuciones a la Seguridad Social del empleador por cada mujer que contrate.

Pero el tema de la inclusión de las mujeres va más allá del discurso. La empresa de relaciones humanas Manpower informó en un estudio, publicado en 2008, que hay dos tendencias que están rediseñando el mundo del trabajo. Por un lado, está creciendo el sector de servicios; por el otro, la población en edad laboral está disminuyendo. Afirman, además, que hay escasez mundial de talento. Ante su necesidad de expansión, las empresas tienen que voltear a un grupo demográfico en específico: la mujer. O dicho de manera más sencilla: la economía mundial necesita que las mujeres trabajen, de ahí la importancia de que su inserción se haga de la forma más equitativa.

“Lo que más requieren empresas y empleadores es talento. Nosotros tenemos claro que las oportunidades laborales y de negocios no son para el más preparado ni para el que tiene las mejores relaciones: son para el más rápido. No importa si tu empresa es la más grande, la más pequeña o si eres tú solo. Si reaccionas y resuelves antes que los demás, estás en el primer lugar de la lista, sin importar si eres mujer u hombre”, explica Lizbeth.

Foto: Flickr/Benito Jiménez

Qué son las cuotas de género

La expresión “cuotas de género”, que hace referencia a la obligación de cualquier organización a tener en su nómina determinado número de mujeres, fue acuñada en el sector público y luego se incorporó a la iniciativa privada. Sin embargo, Teresita Morfín López, investigadora del ITESO especializada en temas de género, explica que, en sentido estricto, la expresión “cuotas de género” sólo es válida en el ámbito político.

Bangladesh es un país del sur de Asia donde por tradición se practica el aislamiento de las mujeres. Su forma de gobierno es una democracia participativa y desde 2000 instrumentaron, en las áreas rurales, un programa de inclusión femenina al mundo laboral. Primero se invirtió en infraestructura en los mercados para destinar áreas exclusivas donde solamente mujeres podrían vender y comprar productos. En febrero de 2004 se asignaron 768 espacios; cada mercado local tiene dos asociaciones gremiales y por ley debe haber como mínimo una representante. Agentes de gobierno hacen visitas sorpresa a los mercados para asegurarse de que los locales especiales son respetados. A partir de esta medida se registró un aumento en las cuentas bancarias cuyos titulares son mujeres.

Noruega —uno de los países más ricos del mundo, en gran parte por los yacimientos de petróleo encontrados en los años setenta— fue el primer país en legislar la paridad en los consejos de administración de las empresas que cotizaban en la bolsa (2003). Las sanciones por incumplimiento van desde multas hasta la disolución de la compañía. La medida fue impulsada por el político conservador Ansgar Gabrielsen y ha conseguido, según un artículo publicado por el diario español El País en abril de 2011, que la presencia de las mujeres en los órganos decisivos de los corporativos aumente de 7 por ciento en 2002 a 44 por ciento en 2012, mientras que la media en la Unión Europea (de la que Noruega no forma parte) es de 12 por ciento. Esto ha desencadenado que otros países copien la política.

Foto: Latinstock

 

El artículo del diario español —titulado “Noruega lija su techo de cristal”— revela que entre las razones de Gabrielsen para impulsar la medida hay un interés financiero: las mujeres conformaban, al menos, 50 por ciento del total del los licenciados universitarios, y no estaban en condiciones de desperdiciar su talento. La medida, claro, tuvo detractores, cuyos argumentos funcionan para englobar las críticas que por lo general se hacen a las cuotas de género: al atacar la discriminación se crea otra desigualdad. Sin embargo, en la OIT explican, en un documento publicado en 2005 y titulado Igualdad de Género y Trabajo Decente, que no se pueden considerar como “discriminación” las medidas especiales adoptadas para asegurar la igualdad de trato y oportunidades para individuos con requerimientos particulares o grupos en desventaja.

En Oslo se ha formado una nueva elite de mujeres, conocidas como las Golden Skirts (Faldas Doradas). Se dice que se aprovechan de la necesidad que tienen las empresas de cubrir las plazas femeninas y acaparan los puestos directivos. Antes de ellas estaban los Gutteklubben Grei (Club de los Hombres Grises), una red de contactos que sólo buscaba a otros hombres para los puestos vacantes, y por lo regular se componía por conocidos de los mismos miembros del gremio. En ese sentido, Teresita Morfín comenta que algunos autores refieren que, al menos en América Latina, las mujeres que alcanzan puestos de alta dirección lo hacen porque aprendieron y adoptaron los códigos empresariales masculinizados.

Por su parte, María del Carmen Bernal González, directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del ipade, explica que si una mujer llega a un puesto directivo sólo por cubrir una cuota de género, será muy difícil que cambie la cultura organizacional. Para que una empresa se convierta en familiarmente responsable, dice, los miembros de la junta directiva deben sensibilizarse sobre los nuevos modelos de familia que pugnan por un  balance entre la vida personal y laboral.

Foto: Latinstock

Las Juanitas

Aunque en México la Ley Federal del Trabajo contempla la perspectiva de género en algunas reglamentaciones, no incluye nada relacionado con las cuotas, lo que sí sucede en el ámbito público. Por ejemplo, los partidos políticos están obligados a reservar para mujeres por lo menos 40 por ciento de sus listas de candidatos a diputados y senadores, con el fin de garantizar la representatividad femenina en los órdenes de gobierno.

Lo anterior generó un vicio en las cámaras legislativas, donde surgieron las llamadas Juanitas: candidatas que, al alcanzar un puesto de representación popular, pedían licencia para dejar su lugar al suplente, que era hombre. Ante esta situación, en enero del año pasado el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) decretó que los suplentes de las candidatas también deberían ser mujeres.

El vicio anterior tiene relación con lo que dice Lizbeth Toscana: para que las cuotas de género sean efectivas en el ámbito público y en la iniciativa privada, deben darse en un marco de equidad, inclusión laboral y diversidad, valores que la cultura organizacional debe promover. Hay que hacer una labor de educación y sensibilización en todos los sectores y también incluir políticas destinadas para los hombres. “Ahora ya hay políticas empresariales que también los atienden. Por ejemplo, la paternidad. Antes ni siquiera les daban el día cuando nacían sus hijos y ahora tienen una temporada de gracia para incluirse en su proceso de ser padres”, refiere.

Se trata, entonces, de promover la transformación de normas y valores institucionales de las empresas, para que reflejen los estilos de vida tanto de las mujeres como de los hombres, además de atacar la discriminación laboral de género. Éste es un concepto delicado, ya que no todas las distinciones son actos discriminatorios. La economista Joyce Jacobsen explica, en su libro La economía de género, que la discriminación en el lugar de trabajo se produce cuando dos personas que son igualmente productivas y tienen las mismas preferencias por las condiciones de trabajo, pero son miembros de grupos diferentes, obtienen distintos resultados en términos de crecimiento dentro de la organización.

El inicio de este tipo de discriminación tiene un pie en la revolución industrial: en ese entonces se llegó a la convención de que toda labor por la que se recibiera un salario se consideraría empleo, mientras que el trabajo del hogar, destinado a las mujeres, no estaba reconocido como tal. Este planteamiento implicó el reparto desigual del mercado de trabajo, porque hizo invisible la labor reproductiva y el esfuerzo por mantener los núcleos familiares.

Bernal González refiere que algunas empresas han comenzado a preparar talento femenino desde los niveles Junior, con el propósito de dotarlas de las habilidades necesarias para que, llegado el momento, se adhieran a los consejos administrativos. También explica que el contexto mexicano tiene una particularidad: como el eje de la economía son las Pymes, la mujeres enfrentan otro tipo de retos. “El perfil de una mujer empresaria y el de una directiva es totalmente distinto, desde su procedencia y las razones por las cuales se tiene una empresa. Lo que se está promoviendo es que las empresarias tengan una mayor formación en el tema de liderazgo, la gestión y que tengan mayor visibilidad”.

 

Casos de éxito

El talento no está relacionado con el género. Ésa es una de las premisas conforme a las cuales se rige Manpower, cuya división Latinoamérica es dirigida por Mónica Flores, quien en 2011 fue reconocida por el Senado de la República como la Mujer del Año. En ese entonces Manpower estaba en el lugar 12 dentro del ranking de las mejores empresas para trabajar en México.

Lizbeth Toscana explica que, si bien la empresa para la que labora es social y familiarmente responsable, ya en 1950 tenían una campaña de reclutamiento de mujeres titulada Guantes Blancos. Pero aun en ese contexto destaca el trabajo de Mónica, a quien Lizbeth califica como una activista en pro de la inclusión femenina en los puestos laborales, siempre y cuando se tenga el talento necesario: en su base de datos de postulantes a puestos de trabajo es imposible hacer una búsqueda basada en el género, porque eso sería una práctica discriminatoria.

Foto: Reuters

Toscana alaba además las políticas de flexibilidad dentro del corporativo, que incluyen el teletrabajo. Este ambiente en la oficina, asegura, fomenta la lealtad de los empleados, la pasión, la entrega y el compromiso. Para ejemplificar, recuerda lo que sucedió en la empresa en 2009, con la crisis sanitaria que hubo en el Distrito Federal a causa de la aparición del virus de la influenza AH1N1. La primera reacción fue enviar a casa a las madres con hijos menores de 12 años. Cuando se declaró el estado de emergencia, se mandó a casa a todas las mujeres y los hombres con hijos a su cargo. Por último, toda la empresa hizo home office. “Fue increíble: lejos de bajar la productividad, ésta creció como 12 por ciento”.

Bernal Gómez destaca también el caso de Griselda Hernández: quien hace poco más de 15 años recibió una llamada de la bolsa de trabajo de su universidad para integrarse a una empresa nueva en México: UPS. Ahora es una de las empresarias con más trayectoria y bajo su dirección se implementaron prácticas que han cambiado la cultura organizacional de la empresa. Con ella al frente, UPS duplicó sus centros operativos, generó fuentes de empleo y tuvo un crecimiento de 50 por ciento de rentabilidad.

Otro caso es el testimonio de Lucía Legorreta, publicado en el documento Mujeres en el Consejo de Administración. Un enfoque complementario, auspiciado por la firma Deloitte. Lucía trabajó durante 17 años como socia y directora administrativa de Legorreta Arquitectos. En el texto menciona que la inclusión de mujeres en los consejos de administración promueve la humanización del ambiente laboral, la habilidad para tener empatía con las personas y facilita las relaciones interpersonales.

“Mi inclusión como consejera del despacho Legorreta Arquitectos no fue sencilla, pero poco a poco se dieron cuenta de la importancia de integrar a una mujer. El resultado principal fue un cambio en el ambiente laboral en beneficio, sobre todo, de los empleados, así como una mejora en la capacitación que tenían ellos (…). A mediano plazo, mejoró la productividad de las personas y a largo plazo provocó que varios de los empleados se quedaran mucho tiempo trabajando para la empresa”.

A pesar del camino andado, las desigualdades laborales entre hombres y mujeres siguen presentes. Para eliminarlas se requiere una serie de acciones, entre las que se incluye la educación. Y no tiene que ver sólo con una cuestión ideológica: en una época marcada por las recurrentes crisis económicas, se necesita que ambos géneros aprendan a no sofocarse. m

 

Techos de cristal

Desde su creación en los años setenta, la expresión “techo de cristal” es una metáfora para referirse a una situación en la que existe la ilusión de crecimiento laboral, cuando realmente hay barreras invisibles que lo inhiben. El documento Desigualdades de género en el mercado laboral: un problema actual, de la investigadora española María Antonia Ribas Bonet, explica que las mujeres se topan con problemas para ascender y ejercer su autoridad en el trabajo. Entre los aspectos que motivan las diferencias en el acceso a puestos directivos está la idea de que las mujeres no desarrollan intereses específicamente profesionales, tienen menos aptitudes para el mando o no cuentan con suficiente formación académica. En ese sentido, Lizbeth Toscana, gerente regional de vinculación de Manpower, explica que un estudio reciente realizado por ellos develó que en la actualidad hay equidad entre estudiantes masculinos y femeninos en la mayoría de las carreras, por lo que el argumento de la falta de talento ya no es válido.

Otro aspecto que destaca el texto de Ribas Bonet es que las mujeres en puestos de alta dirección podrían enfrentarse a problemas de autoridad, ya que algunos hombres pueden sentirse intimidados ante una jefa.

En contraparte, Toscana apunta a modificar los valores organizacionales en función de la equidad de género, inclusión laboral y diversidad. Además, afirma que los esquemas de trabajo se están flexibilizando. “Afortunadamente, hoy se trabaja cada vez más por objetivos medibles y cuantificables, lo que da una libertad de movimiento. Además, con el tema tecnológico, las distancias se acortan: puedes estar en una conferencia desde la clase de natación de tu hijo”, refiere.

“La migración también enriquece a la sociedad”

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"La migración no es unidimensional. Hay una mezcla de causas que provocan que la gente salga", afirma Venet/foto:Alejandro Riveros

Entrevista con Fabienne Venet, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración A. C. Desde hace 20 años trabaja en asuntos relacionados con refugiados, derechos humanos, género y fortalecimiento social, y ha sido consultora de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU en México

 

La masacre de 72 migrantes centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas, el 22 de agosto de 2010, no sólo puso de relieve la escalada de violencia de la delincuencia organizada contra esta población, también evidenció la complicidad y la corrupción de las autoridades mexicanas que, a pesar de firmar acuerdos internacionales y de ser reprendidas por la ONU  y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, continúan sin garantizar los derechos de los migrantes que pasan por México.

A dos años y medio de la tragedia, del surgimiento de un movimiento de madres de Honduras, Guatemala y El Salvador que buscan en nuestro país a sus hijos desaparecidos, y de la aprobación de la Ley de Migración y su reglamento, Fabienne Venet Rebiffé, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración A. C., analiza el fenómeno.

Venet trabaja desde hace 20 años en asuntos relacionados con refugiados, derechos humanos, género y fortalecimiento social, y ha sido consultora de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU en México. Para ella, la “seguritización” de la agenda migratoria es preocupante porque trasluce la falsa idea de que las personas migrantes son una amenaza para México.

A unos cuantos kilómetros del ITESO, donde transcurre la entrevista, circula el tren de carga que los migrantes han bautizado como “La Bestia”.  Ese gran gusano de acero soporta el peso de miles de hombres y mujeres que trepan a su lomo en busca del sueño americano y es testigo mudo de los abusos de maquinistas, policías y agentes de migración, así como de los bajadores que los acechan durante el camino para robarlos o secuestrarlos.

Migrantes de Latinoamérica y Asia son descubiertos al ser vistos a través de los rayos-X de la policía fronteriza cerca de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Dos tráileres transportaban escondidas y hacinadas, como se ve en la imagen, a 513 personas indocumentadas. Foto: Reuters

¿Cómo se involucró en la defensa de los derechos de los migrantes?

Yo comencé porque me topé con la situación de los refugiados centroamericanos a finales de los ochenta y, de repente, me di cuenta de que era una migrante también, pero muy privilegiada en contraste con esas personas que habían tenido que salir contra su voluntad de su país.

Por principio, no hay que olvidar que la migración no es unidimensional. Hay una mezcla de causas que provocan que la gente salga. Así, una migración forzada o económica está acompañada por diversos motivos, inseguridades estructurales o violencias.

¿Los migrantes son utilizados como mercancía?

Como mercancía, como fuente de recursos, para el control territorial y social. Ejercer violencia contra los migrantes no genera en México un costo social, tristemente. Me parece que toda esa violencia tan extrema de los últimos años con la matanza de migrantes es, también, una estrategia de dar el ejemplo sin costo social. No se toca a la población local, pero sí se le muestra lo que pudiera pasar. Desafortunadamente, ocurre en un ambiente de impunidad y, pues, ciertamente, de corrupción.

 

Foto: Reuters

¿Cómo evalúa el papel del Estado mexicano frente al fenómeno?

El Estado mexicano tiende primero a negar lo que ocurre. Cuando se empezaron a denunciar los secuestros decía: “No es cierto, no hay pruebas”. Tiende a deslegitimar la información, a desconocerla. Es omiso en su tarea de protección, con lo que viola los derechos de los migrantes a la seguridad, a la vida y a la justicia.

El gobierno mexicano habla sobre coherencia para tener autoridad moral para solicitar una reforma migratoria y un trato diferente a los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Invierte bastante en protección consular en Estados Unidos y en el mundo, pero no garantiza protección a las personas migrantes aquí en México.

¿Y la sociedad?

No se puede hablar de una sola respuesta o de una sola actitud de la sociedad. Hay respuestas extremadamente generosas y valientes como, por ejemplo, el caso de “Las patronas”: mujeres que se organizan para ayudar y que afrontan riesgos también para hacerlo, que incluso comparten su economía, lo poco que tienen. Creo que estamos viendo cada vez más respuestas de ese tipo, de parte de grupos de población mexicana menos privilegiada y, por lo mismo, más solidaria.

El Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación lo mostró en la encuesta que publicó en 2011. Hay personas que no estarían cómodas teniendo en su edificio a un extranjero o que no quisieran a un extranjero como compañero de universidad o escuela. Me parece que una cuestión fundamental es que hay muy poca información sobre el tema migratorio en México. Es muy parcial porque no da cuenta de todas las facetas de la migración y de la diversidad de seres humanos que integran esa movilidad.

La migración se tiende a visibilizar desde el drama o desde el supuesto delito, es decir, bastante sesgada. Yo creo que hay drama, pero no todo es eso.

Foto: Reuters

¿Se mira la migración con prejuicios?

La migración enriquece también a la sociedad. Cuando se habla de facilitar la migración, de garantizar el acceso a derechos y, por tanto, a servicios a las personas migrantes, se escuchan argumentos como: es que ejercen presión sobre los servicios públicos, de salud y de educación.

Y si nos vamos a las cifras, que son muy poco conocidas, por ejemplo, el censo 2010 —que es la vara con la que se mide al país—, nos dicen que un poquito menos de 0.9 por ciento de la población que reside en México nació en otro país. Menos de uno por ciento, entonces… ¡qué presión, qué riesgo, qué gasto! Luego, si te vas también a los gastos del censo a los niveles educativos, a los datos sobre ocupación, niveles de ingreso, de ese poquito 0.9 por ciento de la población, encuentras que la mayoría son personas con niveles educativos elevados, muchos generan empleo, tienen un ingreso elevado. Entonces no cuestan al país, creo que al contrario, ¿no? Y la población en situación de exclusión, de precariedad, en realidad en términos numéricos, es poca. Se sobredimensiona, eso se malinterpreta o se proyecta una imagen distorsionada

¿Se sobredimensiona?

Recientemente, el Instituto Nacional de Migración (INM) publicó un informe en el que decía que la migración de tránsito había disminuido aproximadamente 70 por ciento entre 2005 y 2010. No recuerdo exactamente la cifra, pero se estaba hablando de un tránsito de poco más de cien mil personas. Lo que ellos calculaban son aproximaciones, obviamente, porque la migración que se realiza de manera irregular, por definición no la puedes cuantificar con mucha precisión.

Se dice de manera sostenida que 500 mil migrantes centroamericanos cruzan cada año México…

Bueno, el INM  nos dice que no es cierto, que son menos de 200 mil, que ha disminuido la población migrante y, en cambio, la imagen que se suele manejar es de olas de personas. Necesitamos tener mejor información porque si no son tantos, ¿cómo no vamos a encontrar una solución? Cómo decir que ejercen mucha presión sobre los servicios de salud si éstos son incapaces de decirte a cuántas personas extranjeras atienden.

Foto: Reuters

¿Cuál es su percepción de la Ley de Migración?

La Ley de Migración se queda corta. Se queda corta, por una parte, porque es una ley que atiende el control y la regulación migratoria y, en ese sentido, decimos que más que una ley de migración es una ley de extranjería, dado que, salvo para el caso de entrada y salida del país, no se ocupa de la migración mexicana. Es una gran deuda la construcción de una política, así como de instrumentos normativos para atender la situación de las mexicanas y los mexicanos que emigran y que regresan.

Además, no cambia el paradigma desde el que se aborda el tema, porque continúa vinculando la migración con la seguridad nacional. Entonces uno piensa: “Terroristas, delincuentes, traficantes”.

Nosotros pensamos que hay que vincular el tema migratorio con el de la seguridad, pero la seguridad humana. Es decir, poniendo como el centro de la preocupación, de la política y de la ley, los derechos humanos y a las personas mismas.

Por otro lado, la ley sí reconoce a las personas migrantes como sujetos de derechos, independientemente de su condición migratoria, lo que de por sí ya estaba reconocido con la reforma constitucional en materia de derechos humanos. Lo preocupante es que no se desarrollan los mecanismos necesarios para que las personas puedan efectivamente acceder a ellos, más allá de lo que está escrito en el papel.

¿Hay algunos avances con la nueva ley?

Se simplifica la estructura del sistema migratorio en la medida en que se reduce a tres grandes categorías: de visitante, residente temporal y residente permanente, cuando antes había equis número de calidades migratorias y luego como otras 50 características. Era poco flexible y complicado.

Sin embargo, los requisitos para acceder a las condiciones de estancia —así se llama ahora lo que antes se decía FM 2, 3, 9—, dan una mayor selectividad. Se establecen un sistema de puntos y un sistema de cuotas. Un sistema de puntos en función de mercado laboral, el sistema de cuotas también en función laboral, pero muy orientado a personas altamente calificadas, a personas jubiladas, pensionadas, inversionistas, digamos que un perfil muy selecto. Para el resto de las personas con perfil más precario, se accede a una condición de estancia por unidad familiar o por oferta de trabajo. Ahí es donde los requisitos no han variado mucho y no dan mayor acceso, en la medida en que continúa la cuestión de comprobación de solvencia económica. Además, no sabemos cómo se va a calcular la solvencia económica de una persona. Ni la ley ni el reglamento contienen lineamientos al respecto, lo cual pone a las personas en condición de inseguridad o de poca certeza jurídica.

Foto: Reuters

Cuando se habla de una condición de estancia con permiso para realizar actividades remuneradas, entonces hay que contar con una oferta de empleo que indique el puesto de trabajo, el tipo de trabajo, la duración del empleo, la duración del desempeño, el ingreso que se va a devengar y que obliga a presentar una constancia de inscripción del empleador en un registro de empleadores del Instituto Nacional de Migración.

Hay algunas cosas buenas, como, por ejemplo, una posibilidad de regularización por razones humanitarias, pero digamos que en términos de un saldo nos parece que hay muchos claroscuros. Y que hay más oscuros que claros, todavía.

¿La nueva ley se aprobó cuando se ha acusado al gobierno [de Felipe Calderón] de no haber combatido la corrupción en el INM?

Creo que tocas un tema fundamental y que no ha sido suficientemente abordado ni resuelto con la ley y su reglamento. El INM es una institución con una crisis muy profunda que necesita de medidas muy profundas. Sus problemas están siendo abordados a nivel de las responsabilidades individuales. La ley establece un sistema de certificación de sus funcionarios mediante pruebas de control de confianza, que desde nuestro punto de vista son absolutamente insuficientes para resolver la problemática y que evaden el problema estructural. Se evalúa a la persona, pero no a la institución ni las condiciones que coadyuvan a la corrupción, a la impunidad y al mal desempeño.

Algunas organizaciones civiles incluso han propuesto que desaparezca.

Me parece que algo fundamental es la profesionalización real de los funcionarios del INM, porque estamos hablando de funcionarios, más de niveles medios y bajos, sin formación suficiente, sin incentivos y mal pagados. Se propone la creación de un sistema profesional de carrera migratoria en el que haya formación, actualización y una evaluación que sancione el mal desempeño e incentive el bueno.

Es una institución extremadamente opaca. Más desde 2005, cuando fue clasificada como una instancia de seguridad nacional. La seguridad nacional ha sido el pretexto para la opacidad en el acceso a la información, a las instalaciones de detención, al manejo presupuestal, al desempeño.

Poco se conoce, por ejemplo, del presupuesto que se asigna a la protección de las personas migrantes. Cuánto es, en qué se gasta. ¿En sueldos, en honorarios, en vehículos o en servicios directos a la población? No sabemos. Creo que tal vez el avance que se dio es en acotar mejor el mandato del INM, en la medida en que ahora no es la hidra en la que se había convertido... Se ocupaba de la definición de la política migratoria en todas sus vertientes, del control migratorio, de la protección a migrantes, de la repatriación de mexicanos, o sea, era una cosa sin pies ni cabeza. Hoy quedó más acotado con la ley, y el instituto tiene una función en materia de regularización, control migratorio y estancia de las personas extranjeras en el país. La parte de formulación de política migratoria quedó ubicada en la Secretaría de Gobernación.

¿México cumple con los acuerdos internacionales?

México no está cumpliendo con todas las recomendaciones internacionales que se le han formulado, sea desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o desde el Sistema de Naciones Unidas. Cuando estaban en discusión la Ley de Migración y su reglamento, el relator de la Comisión Interamericana hizo una visita a México y formuló varias recomendaciones, una de ellas con relación a la detención de personas migrantes que la ley llama alojamiento, cuando en realidad es una privación ilegal de la libertad. No podía ser una regla, tenía que ser absolutamente excepcional… y bueno, continúa siendo una regla.

El acceso de las personas migrantes a la justicia y al debido proceso es precario. Se menciona que sí tienen derecho pero no se dice cómo, cuándo, dónde y por qué. En las estaciones migratorias no tienen acceso a la defensa, no siempre se hace la notificación consular y no existe un cuerpo de defensores públicos que los puedan asesorar. Quienes tienen acceso son los abogados más corruptos.

Foto: Reuters

¿Cuál es el reto de la sociedad civil?

Romper las barreras para ejercer su derecho a la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas. Eso, yo creo que lo vamos a lograr a través de la coordinación, a través de trabajo legal de defensa, de documentación, de denuncia y de incidencia nacional e internacional.

Tenemos que incidir para que haya un costo político por la violación de los derechos humanos de las personas migrantes. Se necesita cambiar la percepción social, entender mejor quiénes son las personas migrantes, por qué migran, entender mejor que no son una amenaza y que independientemente de que tengan la nacionalidad o no, son sujetos de derecho. Hay que agregarles un valor más allá de ese valor que le ponen los gobiernos a las personas migrantes, que es el envío de las remesas y del voto. Es el valor de ser una persona, es el valor de contribuir a las sociedades, a las economías, es el valor de ser sujeto de derecho y de merecer protección y cuidado de las autoridades.

Óscar Martínez, periodista de El Faro, tiene un libro llamado Los migrantes que no importan. Es así en términos de percepción social, parece que los migrantes no le importan a nadie, nadie reclama, nadie los busca.

Sí los buscan y sí los reclaman. Hay un movimiento cada vez más importante de familiares, sobre todo de madres pero también de hermanos, de padres, de hijos, de hijas que los buscan, los reclaman y quieren justicia; que los quieren vivos o muertos, pero los quieren. Quienes no los ven ni los reclaman suficientemente son sus gobiernos de origen y los gobiernos de los países donde se encuentran. Hoy no podemos decir que sean personas sin voz, pero ahora hay que escucharlas.

¿Cómo califica la desaparición de migrantes en la administración de Felipe Calderón?

Yo creo que es una situación terrible para una madre o para una familia, no saber si su hijo, hermano o padre continúan vivos o están muertos. Es la peor situación que puede haber, porque es la incertidumbre y es la imposibilidad en un momento dado de hacer un duelo. Lo hemos visto tanto en el caso de migrantes como en el caso de otras personas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Ese movimiento de familias, de víctimas que afrontan la indiferencia, el cinismo y la omisión de las autoridades. Las madres y otros familiares son quienes entonces se ponen a investigar, desempeñan el papel de la autoridad con costos en términos también de su propia seguridad y de su economía.

Foto: Reuters

 

¿En estos años ha observado historias de esperanza?

Creo que sí. Primero, las propias personas migrantes están cada vez más organizadas y desarrollan mayor capacidad para defender sus derechos. Estamos viendo también una multiplicación de organizaciones civiles pro migrantes, sea que ofrezcan servicios de atención o de asistencia, sea que trabajen más en promoción, en incidencia o en defensa. Creo que en el ámbito legal, aunque todavía no termine de consolidarse, empieza a haber pequeñas victorias

¿Cuáles son los retos de universidades y profesionales?

Desde las universidades hay un gran quehacer. Primero desde la formación ética y humana de los estudiantes, de manera que se sientan más comprometidos con las causas sociales y de derechos humanos. Que no les sean tan ajenas, independientemente de que estudien negocios, derecho, comunicación o arte. Me parece que hay un gran reto en términos de promover más investigación orientada a la acción y al cambio social con las organizaciones civiles. Hay un papel importante de la academia en lo que es el monitoreo, el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas. m


Interacciones digitales para impactar la conciencia (social)

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Para nadie es un secreto: internet es hoy en día la herramienta más poderosa para hacer llegar la información a un público masivo. Eso lo saben bien los activistas y defensores de diferentes causas, que dejaron a un lado la comunicación “tradicional” para buscar en la web la manera de ganar adeptos que se sumen a la defensa del planeta o a la búsqueda de mejores condiciones de vida en los países pobres.

Y no basta con presentar la información de cada lucha. Las campañas de concientización utilizan todos los recursos posibles: desde presencia en redes sociales y la edición de videos que puedan ser viralizados, hasta la creación de sitios web novedosos que, echando mano de los avances en materia de diseño y programación —por ejemplo, el lenguaje HTML5—, encuentran maneras de dar información e interactuar con sus visitantes. El objetivo es uno: atrapar la atención de quienes navegan por la red y sumarlos a sus causas. Y es que, como decía el viejo refrán: “De la vista nace el amor”.

 

Información bajo tierra


Un ejemplo de una manera diferente de presentar la información dura, con muchos datos, se puede apreciar en Dangers of Fracking (dangersoffracking.com), un sitio que aborda las implicaciones ecológicas de la fracturación hidráulica para la extracción de gases del subsuelo, conocida como fracking.

Una gota de agua acompaña al usuario mientras éste se va desplazando hacia abajo en la pantalla. Aparecen en el monitor diferentes ilustraciones que sirven para enmarcar datos sobre todo lo que se necesita para sacar el gas y las consecuencias en términos de contaminación del subsuelo. El resultado es por demás atractivo y muestra los alcances de los nuevos estándares para presentar información que permite la instrumentación del HTML5 en los sitios web.

 

¿Cuántos esclavos trabajan para ti?


Seguro más de alguno se siente incómodo ante la pregunta. Y es que, en la actualidad, hablar de esclavitud es algo políticamente incorrecto porque, en teoría, ya no existe: sólo por citar un ejemplo, en México la abolición de la esclavitud tuvo lugar hace más de 200 años. Sin embargo, el equipo de Slavery Footprint (slaveryfootprint.org) opina lo contrario. Por eso, a partir de una iniciativa del músico Justin Dillon, se creó el movimiento Made in a Free World, que busca crear conciencia sobre las condiciones laborales que privan en el mundo.

Al igual que en el caso anterior, el sitio de Slavery Footprint tiene como base el HTML5 y permite que, a partir de un cuestionario interactivo de once pasos sobre sus hábitos de consumo, el visitante descubra la cantidad de personas que fabrican, en condiciones precarias, los bienes que él consume. m

Rediseñar la educación sin títulos ni diplomas

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Hugo Pardo Kuklinski, Carlos A. Scolari y Cristóbal Cobo, creadores de Outliers School/foto:Outliers School

Outliers School busca ser una red en Iberoamérica para, explican en su sitio web, “conversar y ‘prototipear’ ideas de diseño educativo y comunicación postdigital, que hoy son disruptivas y serán mainstream en la próxima década”.

 

La irrupción de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (también conocidas simplemente como TIC) ha venido a cambiar, en muchos sentidos, la forma de transmitir el conocimiento. Entre los más “afectados” por estas nuevas maneras de comunicarse —que incluyen blogs, redes sociales y el trabajo en “la nube”, por citar algunos ejemplos— están los medios de comunicación y las escuelas, que han tenido que ver cómo sus públicos habituales han pasado de ser meros receptores para convertirse en productores de contenidos. Y todos, de alguna u otra manera, han decidido poner cartas en el asunto.

En este contexto de búsqueda de alternativas está el proyecto Outliers School, creado por Hugo Pardo Kuklinski, Carlos A. Scolari y Cristóbal Cobo, quienes echaron a andar una iniciativa que busca cambiar las estrategias de enseñanza partiendo de una premisa sencilla: crear una red en Iberoamérica para, explican en su sitio web, “conversar y ‘prototipear’ ideas de diseño educativo y comunicación postdigital, que hoy son disruptivas y serán mainstream en la próxima década”. Así, lo que se procura es el intercambio de ideas, estrategias y materiales, dejando de lado la cuestión de los títulos y los certificados. “Vivimos en una burbuja de oferta educativa formal con la consiguiente pérdida de valor de los títulos académicos. Es oportuno hablar de un aprendizaje just in time y no de un recopilatorio de grados y títulos. Eso es lo que ofrece Outliers School: un no-grado, con un formato de valor añadido con tareas focalizadas por proyecto, intensas y en línea, pensando en la innovación educativa de Iberoamérica”, añaden los creadores del proyecto, para quienes descubrir y crear es más importante que ajustarse a lo estandarizado.

Ya en 2012 se hizo un primer ejercicio de Outliers School Educación, y está en curso la preparación de la edición 2013. La duración de la actividad será de cuatro semanas, durante las cuales los participantes podrán “desarrollar soluciones innovadoras de diseño educativo y prácticas pedagógicas basadas en el uso de las TIC que sean replicables en el corto plazo [dos años] y que impacten de manera positiva la calidad del aprendizaje de un equipo de trabajo”. Para participar, sólo es necesario cumplir con dos requisitos: leer en inglés (porque algunos materiales para intercambiar están en ese idioma) y estar familiarizado con un uso semiprofesional de las TIC.

Outliers School Educación tendrá lugar del 1 al 29 de junio y hay un periodo de preinscripción que cierra el 15 de mayo. Todos los pormenores del proyecto, así como los trabajos de la edición 2012, se pueden consultar en su sitio web. m

Outliers School contado por sus creadores

¿Qué se puede hacer con 223 mil millones de pesos?

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El subsidio a la gasolina no hace más que incentivar y facilitar el uso del automóvil en detrimento de otros medios más amigables con el medio ambiente. Ante el subsidio, el transporte público y la bicicleta pierden gran parte de su atractivo, que es su bajo costo.

Doscientos 23 mil millones de pesos. Ése es el monto alcanzado por el subsidio a las gasolinas y el diesel en 2012, de acuerdo con lo informado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). El monto acumulado a lo largo del pasado sexenio alcanzó 800 mil millones de pesos. Casi nada. La noticia pasa casi inadvertida, quizá por la extendida creencia de que el acceso a combustible barato es un derecho universal, y que cualquier política pública orientada a garantizarlo tiene positivos efectos económicos y sociales. Nada más alejado de la realidad. Pocas políticas más regresivas que el subsidio a los combustibles, que beneficia mayoritariamente al sector más rico de la ciudadanía, que es el que realiza mayor gasto energético.

Un subsidio con el que el 10 por ciento más rico de la población se lleva 30 por ciento del apoyo difícilmente puede calificarse como exitoso desde el punto de vista social, sobre todo si se compara con inversiones alternativas que podrían hacerse con esos recursos.

223 mil millones de pesos equivalen más o menos a 30 veces la suma destinada a subsidios para la vivienda en 2012. Es una cantidad suficiente para construir y regalar —sí, regalar— 891 mil casas de interés social de 38 metros cuadrados (250 mil pesos cada una).

223 mil millones de pesos alcanzan para construir 3 mil 573 kilómetros de un sistema brt como el Macrobús, incluyendo el costo de los autobuses (4.8 millones de dólares por kilómetro). Esto equivale a 223 veces la red actual de Guadalajara. Si el lector no quiere más Macrobús, entonces puede usar los 223 mil millones para financiar 272 kilómetros de Metro (62.8 millones de dólares por kilómetro, que es lo que costó la línea 12 en el DF).

223 mil millones de pesos equivalen a 6.4 veces el presupuesto destinado por la Federación (34 mil 500 millones de pesos) para revertir el cambio climático. (Pocas cosas más efectivas para este fin que disminuir uso de combustibles.)

Suma y sigue. Mejor ni calcular cuántos kilómetros de ciclovías o cuántas bicicletas públicas se pueden instalar con esos recursos, que no cuesta nada perderse en cifras tan abultadas. Si al menos los 223 mil millones significaran alguna inversión, si dejaran algo…

Sus efectos son nocivos por donde se mire.

El subsidio a la gasolina no hace más que incentivar y facilitar el uso del automóvil en detrimento de otros medios más amigables con el medio ambiente. Ante el subsidio, el transporte público y la bicicleta pierden gran parte de su atractivo, que es su bajo costo. Se camina menos, se pedalea menos, se maneja más —ojo con la relación directa entre obesidad y bajo precio de los combustibles—. A su vez, los 223 mil millones dificultan la entrada al mercado de fuentes de energía menos contaminantes, pero cuyos costos de producción son más altos.

El subsidio fomenta la compra de vehículos más grandes y gastadores. Cuando el combustible es barato, la cilindrada tiende a aumentar, y eso no le hace mucho bien a la salud del planeta. Alguien dirá que el aumento en los precios de la gasolina propicia la compra de autos viejos y contaminantes. Es cierto, pero eso puede ser controlado mediante la prohibición a la importación de autos usados y aprobando, de una vez por todas, una norma de eficiencia energética vehicular.

Finalmente, y quizás el efecto más pernicioso de todos: la gasolina barata es el mejor detonante para la expansión urbana. Las ciudades tienden a ocupar mayores territorios cuando recorrer grandes distancias no está asociado a una gran carga económica para sus habitantes. Esta situación alimenta un círculo vicioso, ya que mientras más extensa y menos densa es una ciudad, menores son las opciones de instrumentar sistemas de transporte público de calidad, menos atractivas son la bicicleta y la caminata, y mayor es la dependencia al automóvil particular, lo que finalmente produce mayor congestión.

Nada peor que administrar un recurso no renovable bajando su precio. Esto ha llevado a que el consumo de gasolina en México sea muy superior al de países como Alemania, Italia, Francia, España, Argentina, Brasil y Chile, tal como la misma shcp informaba hace algunas semanas. Es dinero perdido que ya no se invirtió, lo que comúnmente se llama despilfarro.

No pretendo que este mal llamado “apoyo” se elimine de la noche a la mañana, porque no hay economía que resista algo así: el subsidio se convertiría en suicidio. Pero sí se puede pensar en una disminución gradual para así sincerar el real costo de los combustibles, costo que por lo demás está condenado a subir dada su creciente escasez. Hay que prepararse para vivir en ciudades sin petróleo, una realidad que tocará la puerta en unas pocas décadas. Subsidiar su uso no parece una estrategia en la dirección correcta. m

Lo que le gusta, cuando le gusta y donde le gusta: David Hockney

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/foto:EFE

Cuando comenzaron a publicarse las listas de las mejores exhibiciones de arte de 2012, David Hockney, ya de 75 años, fue uno de los nombres más polémicos, pero jamás salió de ellas.

 

Fue su autorretrato, en 1954, sobre periódicos, una serie de pinceladas más bien frágiles y algo tristes. La pintura de una alberca en una mansión de Hollywood en 1964, resplandeciente y soleada. En 1978, una serie infinita de piscinas con papel y tinta azul, transformadas en un mito ya llamado Paper Pool. En 1982 encontró una Polaroid y logró fracturar el plano pictórico y la percepción del tiempo sobre un lienzo con sus Composite Polaroids, un grupo de imágenes sobre una sola escena o un solo lugar en distintos momentos. En 1997 jugó con las olas y el cubismo y transformó su principio de simultaneidad (el que dictaba la superposición de planos para representar un objeto desde varios puntos de vista). En 2007 pintó —así, sólo pintó— en óleo sobre 50 lienzos, creando un paisaje de árboles cerca del agua, de 4.5 por 12 metros. En los años sesenta, cuando se le consideraba parte del British Pop Art, puntualizó: “Yo pinto lo que me gusta, cuando me gusta y donde me gusta”. Últimamente, David Hockney (Yorkshire, 1937) pinta mediante aplicaciones en su computadora, en su iPhone y en su iPad.

Cuando comenzaron a publicarse las listas de las mejores exhibiciones de arte de 2012, y especialmente las famosas listas de “los más influyentes” en los periódicos ingleses y estadunidenses, David Hockney, ya de 75 años, fue uno de los nombres más polémicos, pero jamás salió de ellas. Es más, varios críticos de The Guardian lo nombraron “el artista vivo más importante del Reino Unido”, gracias a su última exposición en la London’s Royal Academy, lo que comprueba que Hockney siempre parece estar allí, desde la década de los cincuenta, a veces medio gris, otras veces resplandeciente, pero siempre, siempre trabajando.

A Bigger Picture fue el nombre de la exposición en la Academia de Londres donde el pintor, artista gráfico, fotógrafo, dibujante y escenógrafo plasmó escenas de su querida Yorkshire, escenas sobre la calma que lo hace regresar a su casa de campo entre las agitadas Londres y Los Ángeles —el paisaje estadunidense que se quedó plasmado en su obra y quizá también en su impulso contemporáneo, en su experimentación constante y, va una atrevida suposición, en su paleta de colores siempre intensa.

Hockney conoció bien el ambiente del Pop Art. Primero con Ronald B. Kitaj, artista reconocido por su deslumbrante intelecto, que recorrió más la historia que el instante y el objeto de sus colegas temporales. Después con Warhol, en las fascinantes arquitectura y personalidad de Hollywood y, según la leyenda, por ese tiempo también conoció el amor junto al joven Peter Schlesinger, y la fotografía, soporte que utilizaría sólo para ayudarse a pintar pero que exprimiría directamente hasta 1982. Para muchos, también en el Pop, Hockney descubrió esa “ironía matizada” que deslumbraba a los galeristas estadunidenses e ingleses, convirtiéndolo rápidamente en uno de los pintores más valiosos en precio y reconocimiento: es precisamente allí donde sus críticos encuentran su transformación (para bien y para mal).

Para muchos, esa ironía desglosada de su realismo, con guiños del expresionismo, se perdió en su experimentación con el cubismo, la fotografía, el collage y la fama, terminando en tristes y bonitas escenas campiranas de viejecito nostálgico. Para otros, su historia pictórica mantiene una línea: la búsqueda, y desde allí no sólo encontró la manera de romper estructuras, géneros, disciplinas, procesos y tradiciones, sino también un estilo que incluso sabe volcarse en sus últimos paisajes, muchos realizados directamente sobre la pantalla de una computadora. Dice el artista: “Lo que me gusta son los cuadros hechos a mano. Por tanto, los pinto yo mismo. Siempre tienen un tema y un poco de forma. Supongo que el equilibrio ente los dos me convierte en un pintor tradicional”. Para otros, la influencia en la historia del arte de David Hockney se parece mucho a ese sol que ilumina casi a toda su obra, desde Hollywood hasta el nostálgico campo de Yorkshire. m

 

Para ver

::Sitio oficial (con una vasta galería de imágenes).

::Sitio de fans (con biografía muy interesante, de esas “no autorizadas”).

 

En video

:: Una de sus últimas entrevistas.

:: Una mirada a A Bigger Picture.

 

Para leer

::El conocimiento secreto, de David Hockney (Destino, Barcelona, 2004).

::David Hockney. Una visión más amplia (catálogo de la exposición A Bigger Picture), de Tim Barringer, Edith Devgeney y otros (Turner, Madrid, 2012).

::David Hockney, de Paul Melia (Prestel Press, Londres, 2006).

Augusto Monterroso: ante el Gran Hombre

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Monterroso es el autor del célebre cuento sobre el dinosaurio/foto:EFE

Monterroso es un clásico justo por lo que afirmaba Italo Calvino acerca de los clásicos: sus libros, cada que los abrimos, nos dicen algo siempre inesperadamente nuevo e indispensable.

 

Todo cuanto conforma las rutinas de Eduardo Torres obedece al cumplimiento de la misión que tiene en esta vida: aprovechar hasta la última migaja de su talento como hombre de letras para seguir siendo la brújula intelectual y moral de su tierra (San Blas, San Blas). No hay quien le dispute ese lugar: sus conciudadanos y él —pero sobre todo él— están al tanto de que es el sabio máximo del lugar, la gloria viviente cuyas erudición y perspicacia le han granjeado la reverencia de su sociedad y fama en el extranjero: una vez, incluso, un puñado de notables trató de convencerlo de que se lanzara como candidato al gobierno de su “sufrida entidad”, pero él los despachó con humilde displicencia: más allá de las vanidades de la cosa pública, sus miras estaban en el trato cotidiano con los clásicos (él, desde luego, es un clásico), en las alturas del espíritu. Por eso, sus días transcurren entre los libros que atestan su casa —para desesperación de su mujer, que nunca acaba de sacudirles el polvo—; salta de uno en otro, anota sus agudas observaciones y las ideas creadoras que germinan en sus lecturas; luego da un paseo, siempre con un libro bajo el brazo, toma una siesta, sigue trabajando y no tolera que se le importune, hasta que llega la hora de meterse en la cama y quedarse dormido, siempre con un libro sobre el pecho. Su consagración al conocimiento no le impide entrar en contacto con los mortales: es parroquiano de una cantina donde, desde luego, el trabajo no tiene por qué detenerse (ahí ha llegado a fraguar aforismos brillantes: “Sólo los abstemios piensan que beber es bueno”, “La inteligencia comete tonterías que sólo la tontería puede corregir”), y también sobrelleva resignadamente una activa vida social que no hace distinciones: recibe en casa a sus pares locales, a principiantes que se acercan a ser iluminados por su resplandor, a periodistas que lo entrevistan a propósito de cualquier tema, a visitantes que llegan a San Blas con el solo fin de conocerlo, y participa en las actividades culturales más conspicuas de su medio (como cierto Congreso de Escritores de Todo el Continente que se efectuó ahí y para el que presentó la ponencia más celebrada, aquella que comenzaba: “Se declara que deben establecerse urgentemente mejores relaciones entre el escritor y la escritora”).

De Torres sabemos gracias al libro Lo demás es silencio, que recoge algunos pasajes selectos de sus obras: la ponencia ya mencionada, un “Decálogo del Escritor”, con todos sus doce mandamientos, un ensayo crítico sobre El Quijote, una muestra de aforismos y máximas, el comentario implacable sobre un soneto satírico titulado “El burro de San Blas”, el soneto mismo (quizá, no está claro, de la propia autoría de Torres), un comentario (también de dudosa autoría) sobre el comentario sobre el soneto, un ensayo acerca del arte de la traducción, algunos dibujitos. Esos pasajes están antecedidos por varios testimonios invaluables de personajes muy cercanos al Gran Hombre: un admirador que se esconde tras las cortinas; el hermano de Torres, que brinda el relato de la infancia; su valet-criado-secretario, que tuvo acceso a la correspondencia amorosa del autor, y —el testimonio más precioso— su esposa, quien accedió a ser entrevistada para el libro: “...una se da cuenta cada día de que tal gran hombre no existe sino que lo que sucede es que tiene deslumbrado a medio mundo”.

Lo demás es silencio. La vida y la obra de Eduardo Torres está firmado por Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 1921-Ciudad de México, 2003), quien se dio a la tarea de armar este retrato minucioso e implacable de un gran escritor que en el fondo es espejo de todos los grandes escritores. Puede tomarse como una mordaz crítica de los extremos a que puede conducir la presunción desmesurada, la vanagloria del mundo literario, el provincianismo que priva en nuestro medio, y en ese sentido es una obra maestra de la sátira; también puede verse como una admirable pieza de ficción narrativa en la que destellan las mayores virtudes de un autor cuya obra entera está caracterizada por el rigor estilístico en la procuración de la expresión justísima y por la originalidad suprema en sus asuntos. Célebre por sus brevedades (suyo es el legendario cuento más corto del mundo) y porque redescubrió para la literatura en español las posibilidades de la fábula, Monterroso es un clásico —él sí, no como Torres— justo por lo que afirmaba Italo Calvino acerca de los clásicos: porque sus libros, cada que los abrimos, nos dicen algo siempre inesperadamente nuevo e indispensable. m

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