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Tejer. Recordar. Tejer. Denunciar: Alexandra Bisbicus

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«Círculos misteriosos», pieza de 2017. Foto: Daniel Correa
«Círculos misteriosos», pieza de 2017. Foto: Daniel Correa

Recuerdo cuando mi mamá y mis tías tejían en la cocina y comenzaban la conversación con un “recuerdo”. Cuando mi mamá tejía a solas, calladita. La tercera palabra se unía a las primeras dos y en este ritual, muletilla con estambre y rutina de memoria, yo aprendía, escuchaba, conocía mi historia. Tejer es también narrar (cualquiera que lo ha presenciado lo sabe); quizá por esto, para la artista colombiana Alexandra Bisbicus, en el arteterapia con tejido resulta más importante el proceso que el resultado. Tejer también es sanar.

“Un dios me inspiró al principio que me pusiera a tejer un velo, una tela sutil e inacabable”, narra Penélope en el canto XIX de La Odisea. “El trabajo como un todo era el resultado del esfuerzo común de un grupo, cada miembro aportando su propia interpretación de una idea sostenida en común”, describe Anni Albers sobre el taller de textil en la Bauhaus. El tejido ha acompañado a las mujeres desde siempre, confundiéndose a veces como signo de sumisión, pero también, como en el caso de Penélope, como metáfora de inteligencia y lealtad, o, en el caso de Albers, como un impulso creativo comunitario. Para las tejedoras de telar de cintura en Xochistlahuaca, Guerrero, se ha convertido en un gesto político. Para el Colectivo Hilos, en Guadalajara, es una manera de evidenciar la violencia contra las mujeres por medio del arte. El quilting, en Estados Unidos, era una forma de tejer la historia familiar y, para Alexandra Bisbicus, es una manera de “investigar sobre el tema de memoria histórica desde una perspectiva plástica y narrativa”, explica en su sitio web.

Alexandra Bisbicus

Bisbicus es una de muchas artistas que trabajan con y desde el tejido. La artista textil y pedagoga social nació en Colombia, descendiente de los indígenas awá, y reside y trabaja en Berlín desde hace siete años. Tejiendo, a solas o en colectivo, Alexandra ha recorrido, recordado y escuchado ya miles de historias: las de las víctimas del terrorismo en su país natal y también las de los campos de concentración nazis; las de ayer y las de hoy. Tejiendo, ha logrado crear una red entre la identidad y la memoria para después destejer y escuchar otras historias, como esa “tela sutil e inacabable” en exposiciones o en talleres de arteterapia.

Tejer para recordar, memorizar, contar, crear y denunciar. Para recordar hacia afuera: en 2018, Bisbicus creó Refugio, dos figuras tejidas y fundidas en un abrazo. Silencio, de 2018, representó en un textil de rojos intensos esos espacios donde “se cruzaron los límites de la humanidad”. En Yonna, de 2016, recreó una danza ritual wayuu para rememorar la masacre de 2004, en Colombia, de quienes resistían contra la explotación de carbón y, en 2018, Tejiendo memoria rescató las historias personales de víctimas del terrorismo de Estado en su país natal: “hijo brilla con luz propia” se lee en uno de los bordados. De 2018, Mujeres del mundo, un breve abanico, bordado y cosido, para subrayar diferentes identidades femeninas.

Alexandra Bisbicus

Para reflexionar hacia dentro: la artista creó Casa de sombras en 2018, el tejido como metáfora de las sombras y los sueños de lo que llamamos hogar. La balsa, de 2017, da cuenta de sus miles de viajes y comienzos internos. Ser, de 2017, en lana, textil y alambre recuerda “[M]i cuerpo casa, mi cuerpo habitado por mis otros, mi cuerpo miedo, mi identidad cuerpo”, en un poema que acompaña a la pieza.

Hay una historia que estamos aprendiendo, no sólo a contar, sino también a rememorar y recordar. Esta historia es el hilo que Penélope teje durante el día y desteje durante la noche para hablar, escuchar, reflexionar y también gritar. Así reescribiremos las historias. A solas, reunidas, tejiendo, platicando, relatando de manera oral y escrita, creando arte y denunciando. Alexandra Bisbicus también teje con ese hilo, ese que une a Penélope con las mujeres wayuu, con las mujeres de los telares de cintura en Guerrero y con las mujeres migrantes en Alemania; a las que se fueron con las que seguimos vivas. .

 

Para conocer más

:: Sitio web Alexandra Bisbicus.

:: EnInstagram.

:: Video de la obra de teatro La paz por fuera la pazpor dentro.


Inclusión

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Un ideal de la justicia es que la inclusión no fuera necesaria nunca, que la exclusión no existiera. Sin embargo, es algo que se antoja tan utópico que quizá habremos de conformarnos, mientras, con la inclusión

Foto: Archivo
Foto: Archivo

En el sentido cívico, este término denota una actitud, una voluntad de apertura, de invitación, la intención de no dejar fuera a quien deba quedar dentro. Pero el término se vuelve problemático en cuanto se repara en su antónimo: si se necesita inclusión, es porque primero ha habido exclusión, ¿cierto? Entonces podría pensarse que, por bien motivada que sea, aquella actitud es más bien reparación, remedio. Un ideal de la justicia es que la inclusión no fuera necesaria nunca, que la exclusión no existiera.

Sin embargo, en tanto se alcanza ese ideal, hay que trabajar. Y no dejar de preguntarse, siempre, a quién más hace falta incluir.

Dos pinturas y una misa para la inclusión, por Juan Pablo Gil, SJ

De la denuncia a la invitación, por Hugo Hernández

¿Qué es la inclusión?, por Priscila Hernández Flores

La ciudad para sus habitantes, por Moisés Navarro

Dos pinturas y una misa para la inclusión

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En México hablar de inclusión nos remite forzosamente a inclusión social. En un país ricamente diverso como el nuestro, la inclusión social no debería ser un acto de la bondad, sino un acto de la verdad, esto es, un acto de la inteligencia humana

«El problema con el que convivimos todos», de Rockwell
«El problema con el que convivimos todos», de Rockwell

Ahora que está de moda hablar de Estados Unidos, ya sea por el presidente saliente o por el presidente entrante, por las relaciones que se seguirán teniendo con México o por el millonario meme de Bernie Sanders, me vino a la memoria el pintor gringo Norman Rockwell. Realmente, el gremio de pintores lo considera un simple caricaturista, pero a mí me gusta incluirlo en la lista de mis pintores favoritos.

Disfruto ver algunas de sus pinturas para orarlas, contemplarlas, reflexionarlas. En particular, dos de ellas me hablan de inclusión. Una se llama La regla de oro; la otra, El problema con el que convivimos todos. En la primera, Rockwell expresa la diversidad de razas, culturas y religiones, y con ella nos hace evocar la unidad y la fraternidad. Acompaña a esta pintura la frase: “Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”. De hecho, el mismo pintor se incluye en su pintura: con su mano toma su barbilla en signo de reflexión acerca de su propia obra, que es un llamado a la tolerancia y la apertura con respecto al otro que cree y piensa diferente.

En la segunda pintura, Rockwell plasmó un acontecimiento de la vida real: la valentía de la niña Ruby Bridges, primera alumna de raza negra en ingresar a un colegio para niños blancos en Nueva Orleans. Ella camina con espíritu digno y mirada decidida ante las racistas amenazas que pretenden excluirla del sistema educativo infantil.

Y así también sucede en México, donde hablar de inclusión nos remite forzosamente a inclusión social. En un país ricamente diverso como el nuestro, y altamente contrastante, la inclusión social no debería ser un acto de la bondad, que hace mejor a aquel que, por buena gente, acepta al otro que no es igual que él. La inclusión social, en cambio, sí sería un acto de la verdad, esto es, un acto de la inteligencia humana con la cual nos reconocemos iguales con los otros, simplemente porque ellos son y nosotros somos.

Jesús de Nazaret experimentó en carne propia esa falta de inteligencia de unos cuantos cuando, puesto en cruz, padeció la mayor exclusión y desde ahí se dirigió al Padre diciendo: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Tal vez con un poquito de inteligencia en esos que lo crucificaron, Jesús no la habría pasado tan mal.

Todos nosotros llevamos en nuestro interior la capacidad de incluir, de la misma manera que lo hizo Norman Rockwell en su pintura; pero también tenemos la capacidad de excluir como muchos pretendieron hacerlo con la pequeña Ruby. El reconocimiento de esa fragilidad, de excluir en lugar de incluir, es con lo que iniciamos cada misa al pedir perdón a Dios y a nuestros hermanos. Este reconocimiento equivale a decir: “Aquí todos tenemos cabida, porque estamos hechos del mismo barro y pedimos ayuda a Dios para saber incluir y amar”.

Que sepamos ser inteligentes para optar por la inclusión, tal como lo hizo el judío Jesús, que curó al gentil, animó la fe de la mujer, amó al amigo que lo negó y perdonó a los que lo excluyeron. Esa capacidad de amor bien vale una pintura.

De la denuncia a la invitación

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Imagen de la pelicula «Little Miss Sunshine».
Imagen de la pelicula «Little Miss Sunshine».

El cine no ha sido indiferente a los maltratos que padecen los excluidos del mundo. A menudo ha exhibido inequidades y ha denunciado injusticias. Hollywood, no exento de oportunismo, es impulsor de la corrección política, y recientemente se ha sumado a las exigencias de visibilidad o equidad de diferentes grupos sociales. Es el mensaje explícito en la adjudicación del Óscar a Mejor Película a 12 años esclavo (2013), Moonlight (2016) y Green Book (2018), protagonizadas por personajes afroamericanos; en las dos últimas se trata, además, de homosexuales.

Pero una cosa es la denuncia y otra, la propuesta. Así, son escasas las películas que abordan la inclusión o que invitan a la reflexión sobre ella. Se concentran principalmente en dos cuestiones en particular: el racismo y la discapacidad (al teclear “Películas inclusión” en Google, ésta acapara las ligas sugeridas). Si la lengua ha encontrado vías para la inclusión —aunque muchas son eufemismos tan oportunistas como complacientes—, el cine está haciendo más detrás de la cámara que frente a ella.

La mejor película que he visto relacionada con estos asuntos es un cortometraje de animación: Ian, una historia que nos movilizará (2018), dirigido por Abel Goldfarb y producido por Juan José Campanella. Aquí vemos cómo la inclusión es del que la trabaja, no una concesión al quejoso. También he visto, cómo no, largometrajes que invitan a la inclusión por medio de historias protagonizadas por los excluidos: ancianos, extranjeros, indígenas, gays, transgéneros, discapacitados. Como éstos:

 

Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine, 2006), de Jonathan Dayton y Valerie Faris

Olive, de siete años, ha sido invitada a participar en un concurso de belleza. Para llegar, se lanza a la carretera en una combi con mamá, papá, hermano, tío y abuelo. Al principio la convivencia es problemática y tortuosa, pero conforme se desplazan, se mueven: avanzan. Terminan siendo lo que el dif y Hollywood mandan que sea una familia: un grupo funcional. En éste caben el tío suicida, el abuelo narcomenudista y el hermano daltónico. La inclusión es más que tolerancia, es apoyo, nos dice la historia. Y la familia es un buen principio.

 

Milk (2008), de Gus Van Sant

En su filmografía, Van Sant ha privilegiado a los excluidos, por lo general a jóvenes que padecen por no encajar. En esta cinta acompaña a un activista gay que se las arregla para obtener un puesto público. El cineasta sigue rutas conocidas por la superación personal, exhibe la homofobia y consigue trazar puentes de empatía con el enjundioso personaje protagtonista. A ello contribuye el buen desempeño que consigue de Sean Penn, quien aprovechó el Óscar por su actuación para lanzar un discurso político con tintes igualitarios.

 

El octavo día (Le huitième jour, 1996), de Jaco Van Dormael

Desde su primer largometraje, el belga Jaco Van Dormael convocó a Pascal Duquenne, quien padece síndrome de Down. En esta cinta, Pascal da vida a un joven que escapa de un asilo para enfermos mentales y se cruza con un hombre infeliz (Daniel Auteuil). Van Dormael muestra cómo el supuesto enfermo mental tiene una mejor comprensión de la vida y una capacidad más desarrollada para sobrellevarla. La amistad que surge entre ambos se convierte en una afectiva —y memorable— invitación a la inclusión. Duquenne y Auteuil compartieron el premio a mejor actor en Cannes.

 

Gran Torino (2008), de Clint Eastwood

Walt Kowalski (Eastwood) es un anciano malhumorado. Excombatiente de la guerra con Corea, debe “aguantar” a la numerosa y ruidosa familia coreana que vive en la casa contigua. La convivencia no buscada, sin embargo, le permite descubrir la calidez de sus vecinos. Con una sólida narrativa, detrás de la cámara Eastwood deja claro por qué es considerado “el último gran clásico”; frente a ella da vida a un personaje entrañable, rico en matices, que vive un doble proceso de inclusión: abre su casa al otrora enemigo y es bien recibido por ellos.

 

Roma (2018), de Alfonso Cuarón

La participación en el rol principal de Yalitza Aparicio, joven de origen mixteco, dio más de un pretexto para la reflexión. Ella interpreta a Cleo, que es niñera y doméstica. La cinta subraya su valor en la familia para la que trabaja; queda claro, no obstante, que no es un miembro de ella. Roma hizo (más) visibles los prejuicios raciales y clasistas de México, y ha sido factor de inclusión: coadyuvó a mejorar la legislación relativa al trabajo doméstico; Aparicio apareció en numerosos medios de comunicación y es ahora una influencer.

 

Para saber más

:: Inclusion films. Enseñanza para hacer cine a personas con discapacidad.

:: Ian, corto animado. Ganó en Cannes.

:: Purl, corto de Pixar acerca de la inclusión.

:: Cinco películas para celebrar el orgullo y la inclusión.

:: Entrevista con Gus Van Sant acerca de Milk.

:: Entrevista con Alfonso Cuarón acerca de Roma:

:: Clint Eastwood: “Es ridículo que los actores no interpretemos la edad que tenemos”.

 

La ciudad para sus habitantes

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Algunas ciudades ya han instrumentado acciones para incluir a todas las personas en la vida pública de nuestras ciudades y paliar un poco la deuda histórica que se tiene con quienes han sido excluidos

Rénder del trabajo realizado en Cuastecomates
Rénder del trabajo realizado en Cuastecomates

Las ciudades y las construcciones dentro de ellas se han diseñado para las personas que producen económicamente. Es decir: para hombres que van de los dieciocho a los sesenta años. Esto deja fuera a los niños, a los ancianos, a las personas con discapacidades físicas y mentales y también a las mujeres, que hasta hace no mucho se incorporaron a los medios de producción, así como al disfrute de la ciudad y de la posibilidad de moverse libremente en ella.

A estos sectores se les ha excluido mediante el diseño mismo, desde la configuración de la red de transporte público y las unidades que lo conforman, hasta la elección del mobiliario en los espacios públicos y el ancho de las aceras, junto con los obstáculos que se encuentran en ellas, algunos sin funcionalidad alguna y otros no retirados correctamente. Además, los edificios públicos —incluidos los de universidades— pocas veces están pensados para la totalidad de los usuarios potenciales y se tienen que realizar adaptaciones forzadas para cumplir con los reglamentos.

Para revertir esta discriminación es necesario usar el diseño (urbano, arquitectónico y de interiores) a su favor. Es un buen inicio para incluir a todas las personas en la vida pública de nuestras ciudades y paliar un poco la deuda histórica que se tiene con quienes han sido excluidos. Algunas ciudades ya han instrumentado acciones: remodelación de parques, aceras, señalética; aplicación de reglamentos de accesibilidad universal, así como obras simbólicas, tales como restringir la construcción de canchas de futbol para, en su lugar, incluir el bádminton y otros deportes no dominados por hombres.

 

Cuastecomates

Al sur de Jalisco, México, en el municipio de Cihuatlán, se encuentra una apacible bahía cuyas características la hicieron idónea para convertirse en la primera playa incluyente del estado. Se adaptaron la señalética, las vialidades y el mobiliario urbano para volver el espacio accesible para las personas con alguna discapacidad. Se colocó deck de madera en la arena, y cuenta con vehículos anfibios que funcionan tanto en la arena como en el agua.

 

Pedaleo sin límite de edad

Una de las críticas constantes a los programas ciclistas es que excluyen a las personas de edad avanzada o con movilidad reducida. En Copenhague surgió, producto de la solidaridad, la organización Cycling Without Age (Ciclismo sin edad), que agrupa a ciudadanos que proporcionan aventones en triciclos especializados a los ancianos, que de este modo se reincorporan a a la vida pública y mejoran su calidad de vida. Además, se contribuye a la generación de otros fenómenos, como el rescate de historias y memoria de la ciudad, gracias a los relatos de los adultos mayores. El programa se ha extendido a 50 países.


Fuentes bailarinas

Cuando se piensa en espacios públicos infantiles, es común que imaginemos únicamente resbaladeros, columpios y llantas pintadas de colores y enterradas en la tierra; por fortuna, estos espacios se están diversificando. En Lexington, Kentucky, niños y adultos decidieron mojarse en las fuentes del Materson Station Park, para paliar el calor producto de las altas temperaturas. El ayuntamiento no sólo no los penalizó, sino que comenzó a instalar fuentes en otros parques. Los niños lo han agradecido y se ha generado nueva vida comunitaria.

 

Viena para mujeres

Ampliar senderos y aceras, extender y mejorar el alumbrado público, agregar espacios para otros deportes además del futbol han sido algunas de las acciones que se han puesto en marcha en la ciudad de Viena en beneficio de las mujeres. Gracias a esto pueden utilizar el coche para bebés con comodidad, sentirse seguras en el espacio público y ver a más niñas ahí. La idea nació en 1990 y se han instrumentado 60 proyectos piloto, que incluyen el diseño de vivienda social hecho por y para mujeres.

 

Leer Madrid

Una buena señalética en la ciudad puede no notarse, pero una mal diseñada es evidente y puede extraviar hasta al viajero más avezado. En la ciudad de Madrid, tanto extranjeros como locales se desorientaban con facilidad. Para solventar dicha problemática se propusieron renovar su señalética, la cual debía ser universal, inclusiva, intuitiva y con voz propia. Es decir, que cualquiera la pudiera leer y orientarse sin importar su procedencia, su lengua ni sus capacidades físicas y mentales.

De los “cimientos” a la obra: la academia y la vivienda social

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Desde las aulas, las universidades trabajan en mayor o menor medida en ofrecer alternativas que garanticen el derecho a tener una vivienda digna. Sin embargo, son contados los proyectos que consiguen salir del papel y hacerse realidad

Pequeñas y alejadas de centros laborales, las casas terminan abandonadas. Foto: Gobierno de Tlajomulco
Pequeñas y alejadas de centros laborales, las casas terminan abandonadas. Foto: Gobierno de Tlajomulco

En los años noventa, un grupo de alumnos y académicos del ITESO coordinó el proyecto “Chuluapan”, que buscaba trabajar con los pobladores de esta colonia en Ciudad Guzmán para generar su diseño urbano y que fuera constituida legalmente como tal, ya que hasta entonces era considerada un asentamiento irregular a pesar de que los propietarios contaban con sus debidos títulos. 

El proyecto estaba a cargo de Rosa Luz Mejía, académica del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU). Durante varios años, estudiantes y profesores trabajaron en el diseño urbano del sitio y para conformar sus protocolos de vivienda. No obstante, si bien éstos fueron concluidos y entregados, el proyecto de regularización no concluyó: el ayuntamiento no quería permitir la urbanización del espacio, ubicado en las faldas de la Sierra del Tigre, pues se trata de un Área Natural Protegida (ANP). De cualquier manera, los pobladores no fueron reubicados y la colonia siguió creciendo, sin viviendas ni entornos adecuados.

El anterior es un ejemplo de cómo desde las universidades se hacen intentos para generar cambios en la manera de vivir de las personas, no sólo en el aspecto social, sino también con respecto a los lugares donde se desarrollan; sin embargo, no todos han logrado ver la luz y se han quedado únicamente en las aulas. 

  

La vivienda como derecho universal  

Contar con una vivienda adecuada es una necesidad básica de las personas. Más aún: el derecho a la vivienda fue reconocido como universal en 1948.  

La Comisión Nacional de Derechos Humanos establece que el Estado mexicano tiene la obligación de respetar, proteger y desarrollar acciones que permitan a las personas disponer de una vivienda adecuada, sin que su adquisición comprometa la satisfacción de otras necesidades. Por su parte, la Comisión Nacional de la Vivienda (Conavi) establece que una vivienda es adecuada si ofrece acceso a oportunidades de empleo, servicios de salud, escuelas, guarderías y otros servicios e instalaciones sociales, o no está ubicada en zonas contaminadas o peligrosas. 

Pero del dicho al hecho hay un gran camino por recorrer. De acuerdo con María Milagros Atencio, profesora investigadora del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara, si bien la vivienda social en México busca generar espacios dignos a bajo costo, las viviendas que se ofrecen suelen ser de dimensiones cada vez más pequeñas y ubicadas en las periferias de la ciudad, de modo que los subsidios no benefician a los ciudadanos ni a sus entornos, situación que se agudizó a partir de 2000. “Además de ser pequeñas, tenían falta de escuelas y hospitales cercanos, y los medios de transporte eran escasos, por lo cual muchas de estas viviendas comenzaron a ser abandonadas”, explica.  

 

Tipos de vivienda

:: Vivienda social: tipo de vivienda en cuyas construcción y distribución interviene una autoridad mediante algún tipo de subsidio. Estas viviendas deben ser de bajo costo para que sean accesibles para las familias mexicanas que lo necesitan, establece la Conavi.

:: Vivienda popular: la que, por lo general, es construida en autoproducción en barrios o zonas populares, de sectores de población económicamente débiles o con algún grado de marginación.

:: Vivienda residencial: desarrollada por particulares privados, por lo regular de gran tamaño y de alta plusvalía. Dirigida a grupos sociales con una economía sólida y creciente.

 

Sumar esfuerzos para transformar 

Como una manera de generar mejores espacios de vivienda social, popular y de construcción de comunidad, desde los años ochenta, el iteso ha participado con estudiantes de las distintas carreras que componen el Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) para respaldar en cuestiones técnicas, analizando espacios, generando propuestas y dando seguimiento a distintas comunidades y colonias que requieren asistencia para desarrollar mejores condiciones de vivienda, explica Alejandro Mendo Gutiérrez, académico de esta casa de estudios y doctor en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad por la udeg. 

En ese entonces, cuenta, alumnos y académicos de la licenciatura en Arquitectura se encargaron de dar asesoría constructiva y legal a distintas cooperativas de vivienda que comenzaban a organizarse entre ellas, como El Colli Sitio, en Zapopan, y la cooperativa Ricardo Flores Magón, en Guadalajara. El proyecto, agrega Mendo Gutiérrez, consistió en generar la planeación urbana del conjunto de viviendas en estos espacios, así como los planos para su construcción progresiva. 

Desde entonces, señala, se ha buscado que esta clase de ejercicios continúe. Ahora lo hacen a través de los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) para que los alumnos tengan la oportunidad de aplicar lo aprendido en espacios reales. Los pap, según la descripción del propio ITESO, no sustituyen lo que hacen las comunidades, sino que se suman a sus esfuerzos por transformarlas.  

Actualmente, menciona Mendo, se cuenta con diversas propuestas institucionalizas para continuar incidiendo en la vivienda de las personas, como la Cátedra UNESCO-ITESO, en la que se dan asesorías a distintos proyectos del sur de Jalisco por medio de cooperativas, como en el poblado de Usmajac, en Sayula; Tuxpan y San Gabriel.

Uno de los proyectos en los que el ITESO se ha involucrado con miras a lograr un mejor hábitat para los tapatíos es la estrategia de Desdoblamiento de la Vivienda, instrumentada por el Ayuntamiento de Guadalajara y puesta en marcha a finales de 2019. Gracias a ella, alumnos y profesores han tenido acercamiento con la alcaldía a fin de lograr mejores espacios para las familias tapatías que viven en hacinamiento. 

Vivienda socialFoto: Lalis Jiménez

De acuerdo con la directora general del Instituto Municipal de la Vivienda de Guadalajara, Otilia Pedroza Castañeda, el proyecto está enfocado en otorgar distintas facilidades a los habitantes de colonias como Echeverría, Ferrocarril y Oblatos para que puedan, de manera regular y ordenada, construir espacios de vivienda adicionales a los ya existentes. 

Entre las facilidades que se les brindan, refiere Pedroza Castañeda, están los descuentos en la emisión de permisos para construcción y la vinculación con una caja de ahorro para que puedan obtener préstamos. Por su parte, estudiantes y académicos se encargan de analizar las condiciones actuales de la vivienda, calcular los costos y generar los planos de los proyectos arquitectónicos, para así conseguir espacios mejor ordenados según las necesidades de cada familia. 

“Estas vinculaciones son muy importantes para que los alumnos también generen interés desde la parte social y no sólo desde lo arquitectónico, pues, si bien es lo que más nos llama como arquitectos, los proyectos comienzan desde conocer las necesidades que tienen las familias”, señala la directora. 

Según establecen los criterios de vivienda adecuada de la Conavi, el diseño arquitectónico de una vivienda puede reducir la desigualdad social y brindar un beneficio económico a sus habitantes, como resultado del ahorro de energía y agua, y también soportar su bienestar social y general mediante el confort térmico. 

 

Traer a los que se fueron

Según los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, Guadalajara pasó de tener un millón 460 mil 148 pobladores en 2015, a un millón 385 mil 629 el año pasado, es decir, en sólo cinco años, la Perla Tapatía perdió 74 mil 519 habitantes. 

Zapopan pasó de un millón 332 mil 272 a un millón 476 mil 491: 144 mil 219 más en el periodo referido, convirtiéndose así en el municipio más poblado de Jalisco, mientras que Tlajomulco pasó de 549 mil 442 habitantes a 727 mil 750, es decir, recibió 178 mil 308 nuevos pobladores en los últimos cinco años. 

Por este tipo de cambios, la repoblación de diversas zonas de Guadalajara es otro de los proyectos en los que han trabajado el ITESO y el ayuntamiento tapatío. En conjunto, desde hace varios semestres echaron a andar un proyecto mediante el cual buscan conseguir que diversas colonias de Guadalajara, principalmente en el polígono central de la ciudad, vuelvan a ser habitadas. Un ejemplo son las colonias San Carlos, Las Conchas y la zona de 5 de Febrero, donde se busca aprovechar los recursos culturales de la zona, como el Parque Agua Azul, el Museo de Paleontología de Guadalajara y el Museo de Arqueología, a fin de motivar su habitabilidad y la generación de comunidad. Sin embargo, el proyecto no contempla vivienda social, sino que más bien está orientado hacia la vivienda residencial, debido a sus altos costos, explica el doctor en Diseño Ambiental e Ingeniería por la University College London, Óscar Humberto Castro.  

“Esa zona tiene un gran valor patrimonial y muchas de esas casas están abandonadas porque es muy caro mantenerlas, ya que hasta para intervenirlas se necesita el permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Por ello, el ayuntamiento propuso esta política pública para analizar cómo se pueden aprovechar estas fincas. Este proyecto ha servido para demostrar que la política puede sonar muy bien, pero no es viable para la vivienda social”, refiere. 

Vivienda social Foto: archdaily.com

Una casa propia 

El proyecto de intervención en la vivienda que han llevado a cabo académicos y alumnos del iteso en el Cerro del Cuatro es, quizás, uno de los más importantes, ya que gracias a él más de 500 familias han conseguido su título de propiedad. 

Gerardo Cano Díaz, maestro en Arquitectura por el Tec de Monterrey, explica que por medio del PAP “Haciendo barrio: construyamos junto con la gente” han logrado trabajar, desde 2008, con los habitantes de barrios y colonias populares de Guadalajara para generar mejores espacios de vivienda, tanto en el aspecto estructural como social. 

A partir de 2012 trabajan en colonias del Cerro del Cuatro —Guayabitos y Francisco I. Madero 2da sección— brindando asesorías técnicas en el levantamiento de los predios, ayudando a obtener las medidas de las casas y de las calles para que las personas reciban las escrituras de sus viviendas. Gracias a este primer proyecto, refiere el académico, en 2019 se entregaron 500 títulos de propiedad.  

Otro de los proyectos es el establecimiento de un Consultorio de Mejoramiento de Vivienda, en el cual alumnos y profesores de Ingeniería Civil, Arquitectura, Psicología y Educación han trabajado con alrededor de 20 familias para conocer sus necesidades y los recursos con los que cuentan, a fin de buscar opciones adecuadas para que mejoren o amplíen su vivienda.  

“No favorecemos la irregularidad, sino que apoyamos la producción social de vivienda, la cual debe contener grupos organizados de personas apoyados con asistencia técnica. En este caso, somos los alumnos y los profesores quienes la brindamos”, añade Cano Díaz. 

 

Vivienda social en las periferias: el caso Tlajomulco 

Desde los años setenta, los fraccionamientos comenzaron a expandirse hacia las periferias de la ciudad, explica Alejandro Mendo. Aunque en un principio fueron construidos con expectativas de alta plusvalía, como son los casos de Santa Anita, El Palomar o Cañadas, poco a poco las constructoras y las autoridades optaron por construirlos para vivienda social, convirtiéndolos en un “modelo masivo de vivienda” hacia los años noventa. 

En ese entonces no existía un plan intermunicipal para dotarlos de servicios básicos, como transporte, recolección de basura o seguridad pública, ni de servicios complementarios, como escuelas u hospitales, explica Antonio Reyna, profesor investigador del Departamento de Salud Pública de la udeg. Por ello, añade, poco a poco se convirtieron en ciudades dormitorio: quienes habían adquirido su propiedad debían trasladarse hacia sus empleos o escuelas, con trayectos de hasta dos horas de viaje y regresar a la vivienda sólo para descansar. 

De acuerdo con el estudio realizado por Reyna Sevilla cuando era doctorante en Salud Pública, cuando estos espacios son descuidados por las alcaldías se convierten en lugares en los que se cometen asesinatos con gran frecuencia y en puntos de abandono de cadáveres y de hallazgos de fosas clandestinas. 

Según las investigaciones “Mapeo de cadáveres encontrados en el Área Metropolitana de Guadalajara: magnitud y tendencias” y “Geografía del homicidio en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG)”, en las que colaboró Reyna Sevilla, Tlajomulco es el municipio que registró la mayor tasa de homicidios de la Zona Metropolitana de Guadalajara, con 50.7 asesinatos por cada 100 mil habitantes (a 2018).

Si bien los resultados del estudio fueron dados a conocer públicamente, las autoridades municipales “nunca nos buscaron ni siquiera para conocer a detalle la información. Son datos que ni siquiera la Fiscalía tiene con ese detalle de análisis. Era información que estaba a su disposición, que les habría servido”, se lamenta Reyna Sevilla.  

Vivienda socialFoto: Archivo

La recuperación de la vivienda 

Aunque el municipio de Tlajomulco creció de manera exponencial en cuanto al número de personas que habitan en él, irónicamente, también creció su número de viviendas abandonadas. 

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, Tlajomulco se ubica como el municipio de Jalisco con más viviendas en abandono (77 mil 709), con lo que superó a Zapopan que, hasta 2016, se hallaba en el primer puesto. Guadalajara aparece en el tercer sitio. 

Tlajomulco ha dado el primer paso para cambiar el destino de estas casas deshabitadas gracias al programa Renta tu Casa, mediante el cual el ayuntamiento ofrece ayudas económicas a los propietarios de viviendas deshabitadas para propiciar que éstas sean rentadas por 350 pesos a personas en condición vulnerable. Gracias a ello se han podido habitar 70 viviendas, con lo que se han beneficiado más de 200 familias, incluidos arrendadores y arrendatarios. “Hay quienes ven el vaso medio lleno o medio vacío. La cifra puede parecer baja en comparación con el número de viviendas deshabitadas, pero nosotros consideramos que es un gran avance porque a nivel nacional no hay otro municipio que esté logrando administrar así sus viviendas en desuso”, refiere el director general de Vivienda del Instituto para el Mejoramiento del Hábitat en Tlajomulco, Andrés Ampudia. 

Por su parte, el Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan) lleva a cabo distintas mesas de coordinación y análisis con académicos de diversas universidades, como el ITESO, la UdeG y el Tec de Monterrey para generar un cambio en la forma de habitar el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). 

La iniciativa del gobierno de Tlajomulco ha recibido buenos comentarios desde la mesa del Imeplan por ser un programa enfocado a respaldar a madres jefas de familia, adultos mayores y personas con algún grado de discapacidad. El grupo también ha formulado diferentes recomendaciones para impulsarlo y lograr que más fincas sean habitadas.  

 

Un tequila que no ha cristalizado

En 2018, en el marco del ii Congreso Internacional sobre Sustentabilidad en los Hábitats, la Fundación José Cuervo, en conjunto con los posgrados de Sustentabilidad del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del ITESO, lanzaron el I Concurso Internacional para el Proyecto Conceptual de Vivienda Social Sustentable, que buscaba que con materiales reciclados de la cadena productiva agave-tequila y materiales locales se lograran el diseño y la construcción de una casa que cumpliera con las necesidades de los habitantes de la región agavera de Jalisco. 

El diseño de esta “vivienda sustentable” debía cumplir con distintos requisitos, entre ellos que fuera estético, cómodo y seguro, y que respondiera a las normativas locales, con especial interés en ofrecer soluciones de vivienda a grupos marginados de esta zona. 

Participaron 80 proyectos creados por equipos de distintos países, como México, España, Italia, Argentina, Honduras, Costa Rica, Colombia, Brasil; sin embargo, de acuerdo con Alejandro Mendo Gutiérrez, si bien se logró la publicación de un libro que reúne las mejores propuestas presentadas, ninguna se ha llevado a cabo. 

  

San Mateo del Mar: la reconstrucción de la comunidad 

Los sismos ocurridos el 7 y 19 de septiembre de 2017 causaron daños en los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, que ocasionaron que decenas de comunidades indígenas perdieran sus hogares, como fue el caso de la de San Mateo del Mar, en Oaxaca. 

Derivado de la catástrofe, el gobierno de México puso en marcha una estrategia para que, a través del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, se entregaran entre 15 mil y 120 mil pesos a familias que habían perdido sus viviendas, con la finalidad de que pudieran reconstruirlas. Sin embargo, no todos los afectados recibieron el beneficio, por lo que fue necesario que diversas organizaciones sociales se sumaran para ayudar, explican Óscar Humberto Castro y Gerardo Cano Díaz, del ITESO. 

“Reconstrucción de vivienda y tejido social en San Mateo del Mar, Oaxaca” es uno de los proyectos mediante los cuales fue posible lograr la reconstrucción de la comunidad. En él, alumnos y académicos de las licenciaturas en Arquitectura y Psicología del ITESO participaron de manera multidisciplinaria en la reconstrucción tanto de las viviendas como del tejido social de esta comunidad. 

Durante dos años, y en conjunto con la Fundación Loyola y la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, se realizaron diversos trabajos en la comunidad, desde el análisis del suelo hasta el diseño de las casas y el uso de materiales adecuados para evitar que volvieran a derrumbarse en caso de presentarse otro sismo. Para ello, refirió Cano Díaz, fue necesaria la ayuda de traductores y la autorización de los jefes de la misma comunidad. El resultado fue la entrega de 30 casas con estructura de acero, ladrillo de adobe y techo de palma, diseño que tomó en cuenta la tradición constructiva y las condiciones climatológicas de la zona. Además, se instalaron 11 sistemas de captación de agua pluvial, filtros y nueve cocinas tradicionales de horno Comixcal con estufas ahorradoras de leña. También se logró capacitar a más de 30 integrantes de las familias beneficiadas y a 63 albañiles en procesos de construcción antisísmica, se impartieron talleres de fortalecimiento social y se capacitó a seis mujeres ikoots y sus familias en carpintería para la hechura de puertas y ventanas de madera y penca de palma. 

El proyecto fue merecedor de la medalla de oro de la Bienal de Arquitectura Jalisciense de la Academia Nacional de Arquitectura, capítulo Guadalajara.  

Vivienda socialFoto: OCI

Se quedan en las maquetas 

En octubre de 2014, alumnos de la licenciatura en Arquitectura del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la UdeG presentaron a las autoridades tapatías 32 proyectos de remodelación de la zona norte del municipio de Guadalajara. Los trabajos fueron seleccionados por el entonces rector del centro universitario, Ernesto Flores Gallo, entre más de 120 propuestas presentadas para mejorar las condiciones de vivienda y construcción de comunidad en la colonia Lomas del Paraíso. 

Las propuestas de construcción fueron resultado de una serie de investigaciones que evidenciaron carencias y necesidades en la zona, como la falta de espacios adecuados para el desarrollo de los colonos, las malas condiciones del mercado que ahí se encuentra y el abandono y mal estado de las fincas. 

Pese a que la exposición fue presentada al entonces alcalde de Guadalajara, Ramiro Hernández —quien, de acuerdo con un boletín emitido por la udeg, “felicitó a los estudiantes y reconoció la calidad y el profesionalismo de los trabajos”—, ninguno de los proyectos se llevó a cabo. 

Estos ejercicios se realizan desde hace varios años, semestre con semestre, por académicos y alumnos del centro universitario para hacer visibles a los ayuntamientos y al gobierno estatal las fallas y oportunidades en torno a la vivienda y el hábitat de las distintas colonias del estado. Aunque son ejecutables, la Unidad de Difusión del cuaad explica que sólo quedan en proyectos porque “se necesita que se involucren los ayuntamientos y la iniciativa privada de la construcción”, cosa que no ha sucedido. 

Para evitar que los proyectos que surgen de la academia queden abandonados, en 2017, el sitio Arch-
Daily Colombia lanzó una convocatoria que buscaba recopilar propuestas universitarias de vivienda social. La respuesta fue de más de 100 proyectos provenientes de España y de 11 países de Latinoamérica. “La vivienda social aún es un desafío para gran parte de Latinoamérica, y si bien cada año cientos de estudiantes trabajan en proyectos que reflejan sus inquietudes en el ámbito de la vivienda social, su visibilización es bajísima y su materialización, nula”, refiere el sitio.

 

Una mirada hacia el trabajo de las universidades 

Si bien desde las universidades se han producido diversos proyectos que podrían representar una solución a los innumerables problemas de vivienda en Jalisco y en México, muchos de ellos son relegados. Por otra parte, también es necesario que las universidades refuercen sus lazos para demostrar la viabilidad de sus iniciativas como opción de mejora. 

Para María Milagros Atencio, del CUAAD de la UdeG, las autoridades se han centrado principalmente en las cifras de viviendas construidas, más que en evaluar si éstas cumplen su función social y si sus habitantes cuentan con los servicios básicos para desarrollarse plenamente. Tomar en cuenta las propuestas y las investigaciones hechas desde la academia puede ser una guía para mejorar las políticas públicas, ya sea para remediar aquello que se hizo sin la correcta planeación o para generar nuevas condiciones de vivienda adecuadas a los cambios sociales registrados en los últimos años.

“Porque, al final, la vivienda es un derecho, nada más que ese derecho es un poco más difícil de conseguir dado que necesita más recursos, porque a la larga este derecho habrá de constituirse además como un patrimonio”, finaliza Atencio. .

Vivienda en números

* 68.48 por ciento de las viviendas en México se han construido bajo procesos de autoproducción, de acuerdo con la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi).  

* Entre 10 y 15 años le toma a las familias autoconstruir y terminar sus viviendas, generalmente sin asesoría técnica en diseño y construcción, lo que produce una vivienda vulnerable y de escaso valor patrimonial. 

* 35 millones 219 mil 141 viviendas son las que reportó el Censo de Población y Vivienda 2020, del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). 

* 3.6 personas son las que habitan, en promedio, las viviendas en el país. El promedio de personas por dormitorio es de 1.8 personas. 

* 7.3 millones de viviendas en México necesitan ser mejoradas o ampliadas para generar mejores condiciones de vida, según estadísticas del Centro de Innovación a la Vivienda de Hábitat para la Humanidad A.C. 

* 14 millones de viviendas, principalmente en las zonas urbanas, es el déficit registrado por la organización.  

* Cerca de 295 mil familias de Jalisco (6 de cada 10 de aquellos que siguen pagando o rentan) han enfrentado dificultades para pagar, lo cual representa que el acceso a la vivienda se ha visto severamente afectado por la crisis de covid-19, revela la encuesta "Impacto COVID. Un retroceso en derechos". 

* El estudio también revela que los hogares de niveles socioeconómicos bajos son los que más complicaciones han tenido en este sentido: el 46 por ciento han enfrentado dificultades para pagar. 

 

Una revolución económica desde los cuidados

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Amaia Pérez Orozco es una de las voces imprescindibles de la economía feminista; sus críticas a un sistema productivo insostenible y sus propuestas de transición hacia una nueva estructura socioeconómica que ponga la vida en el centro cobran mayor sentido en un momento de innegables crisis

Foto: Reuters/Toru Hanai
Foto: Reuters/Toru Hanai

Amaia Pérez Orozco lleva varios años hablando y escribiendo sobre crisis: pensando y debatiendo acerca de las formas posibles —y las que aún no lo parecen— de darle la vuelta a una crisis multidimensional que atraviesa a la mayoría de las sociedades en el planeta. Una crisis estructural que amenaza las vidas humanas y no humanas, y que 2020 dejó en evidencia de forma implacable. Crisis, en plural, que no fueron causadas, sino develadas por un virus, y que desde hace varios años han sido el punto de mira de esta pensadora española que escudriña el sistema socioeconómico desde la perspectiva del feminismo.

Ya en las líneas inaugurales de su obra más destacada, Subversión feminista de la economía (2014), la autora exponía su preocupación ante la dimensión del problema: “Estas páginas surgen del desasosiego y la inquietud. Vivimos una crisis sistémica que implica la degradación generalizada de las condiciones de vida y la multiplicación de las desigualdades sociales”. En sus diversos artículos e intervenciones ha insistido en la urgencia de hacer frente al inminente colapso ecológico y a la precariedad como el nuevo régimen de existencia para las mayorías, donde es incierta la posibilidad de acceder de forma sostenida a los recursos para sacar adelante vidas. En suma, ha criticado incansablemente “un sistema socioeconómico que no pone la vida en el centro, sino que explota la vida para el beneficio privado de unos pocos”.

De eso ha hablado Pérez Orozco durante años, y ahora las grietas de la pandemia han dejado al descubierto esta crisis estructural y otros planteamientos fundamentales de la economía feminista. Por primera vez ha habido un reconocimiento generalizado de quiénes son las y los trabajadores esenciales: aquellos que no podían quedarse en casa porque tenían la misión prioritaria de sostener y cuidar la vida. Desde los balcones de cientos de ciudades o desde las redes virtuales se desbordaron la admiración y la gratitud por quienes atendían a los enfermos; el personal médico se llenó de aplausos por hacerse cargo de la vulnerabilidad humana. La crisis sanitaria también hizo evidente la necesidad de otras actividades prioritarias para seguir adelante, como las que llevan a cabo todos los miembros de la cadena de suministro de alimentos, o las de los docentes que tuvieron que transformar sus métodos para hacerse presentes a la distancia. Con el confinamiento se hizo imposible obviar la multiplicidad de trabajos domésticos necesarios para que la vida funcione, históricamente invisibilizados y asignados primordialmente a las mujeres.

Amaia Pérez Orozco Foto: Diario de Burgos-Patricia

“Todo lo que no ha podido parar cuando todo lo demás ha tenido que parar, eso son los cuidados”, planteó Amaia Pérez Orozco en una comparecencia reciente frente a un grupo de legisladores españoles. Cuando hablamos de cuidados, dijo la profesora de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, hablamos de cambiar un pañal, dar de comer a una persona anciana que no se vale por sí misma, poner un respirador, tomar la fiebre en casa, comprar y preparar los alimentos, lavar y remendar la ropa, limpiar la casa, llamar para preguntar si los demás están bien, hacer mascarillas cuando las fábricas no dan de sí, asegurar el suministro de los servicios básicos. En suma, explicó, “hablamos de una cantidad y una variedad ingente de trabajos que desbordan con mucho la atención a la dependencia y a la infancia, y que son todas aquellas cosas imprescindibles para que la vida funcione en el día a día”.

Fue en junio de 2020 cuando la economista y activista social planteó su propuesta de cambio estructural ante la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso español, un grupo compuesto por 46 miembros de todos los partidos políticos creado expresamente para discutir y consensuar las medidas tomadas por el gobierno ante la actual crisis sanitaria. Amaia Pérez Orozco, una de las principales teóricas y defensoras de la economía feminista en lengua española, habló de la urgencia de transitar del actual sistema productivo insostenible —en el que se persigue la acumulación a costa de una repartición desigual de las labores de cuidados— a un modelo reproductivo sostenible y al servicio de la vida, basado en un sistema colectivo y universal de cuidados.

Desde el feminismo se ha señalado, como crítica principal al sistema capitalista, que los cuidados para sostener la vida han sido invisibilizados, feminizados, racializados, privatizados y, la mayor parte del tiempo, no remunerados. Esos cuidados, que también han sido llamados trabajo doméstico o trabajo reproductivo, son lo que Pérez Orozco denomina “la cara b del sistema”: las actividades que no se toman en cuenta en el discurso económico dominante a pesar de ser indispensables para el desarrollo de todas las personas, vulnerables e interdependientes por definición. Como si el homo economicus, ese agente racional, egoísta y autónomo que está en la base de los modelos económicos, no tuviera niñez ni se hiciera viejo, no dependiera de nadie ni se hiciera responsable por otros.

Lo que Pérez Orozco propone es que el reparto equitativo de las tareas de cuidados se convierta en una prioridad política, y que ése sea el eje vertebrador para la transformación del sistema. “Para mí, colectivizar los cuidados sería una manera de llamar a la revolución económica”, ha dicho la escritora,advirtiendo que no se refiere sólo a poner estas labores en manos del Estado, sino a que todas las personas se involucren con la responsabilidad de sostener la vida. Y eso, dice, es cambiarlo todo.

Amaia Pérez OrozcoFoto: Reuters/David Mercado

La escritora situada

Cuando Amaia Pérez Orozco habla en público o pone sus ideas por escrito, se asegura de situarse a sí misma ante sus oyentes y lectores. “Hablo desde el Norte global”, advierte, porque localizarse “es una manera de entrever los sesgos introducidos en el análisis”. En un libro de 2006, que es la reelaboración de su tesis doctoral en un lenguaje menos académico, comparte algo más de sí misma y las circunstancias desde las cuales piensa y escribe: “Ninguna mujer está contratada para limpiar mi casa, pero sí tuve una beca para elucubrar durante cuatro años. No me planteo terminar trabajando [remuneradamente] en ninguna de las profesiones feminizadas que componen el suelo pegajoso [que, como diremos, atrapa a tantas mujeres]. Cuando he cruzado fronteras ha sido por deseo y con papeles. Soy una privilegiada en [los márgenes de] el Occidente capitalista, esclava del salario y que siente en carne propia eso de la precarización de la existencia”.

Pérez Orozco nació en 1977 en Burgos, al norte de España, y se asume privilegiada por haber crecido en una familia con sensibilidad feminista y de la cual heredó diversos compromisos sociales. Estudió Economía en la Universidad Carlos iii, donde descubrió las vertientes feministas y ecologistas de la disciplina, y se doctoró en Economía Internacional y Desarrollo en la Universidad Complutense, también en Madrid, con la tesis “Perspectivas feministas en torno a la Economía: El caso de los cuidados”. Desde entonces ha colaborado con varios programas de posgrado en España y América Latina y ha trabajado con la administración pública en la elaboración e instrumentación de políticas de igualdad.

En 2018 fundó con dos compañeras la Colectiva XXK: Feminismos, pensamiento y acción, una asociación en la que combina la generación de ingresos con el compromiso político y vital. (magis contactó a Pérez Orozco solicitando una entrevista para este perfil, pero la economista respondió que no le era posible por la cantidad de trabajo que tenía en esos momentos en su organización). En la página de la Colectiva XXK, Amaia Pérez resume así su trayectoria profesional: “Estudié economía. Pretendieron adoctrinarme en el economicismo más ortodoxo; sin embargo, me engancharon las perspectivas críticas. Tengo el doctorado en Economía Internacional y Desarrollo. Intento tirar del hilo de qué significa eso de poner la vida en el centro y cómo cambian, en consecuencia, la forma de comprender el mundo y las apuestas políticas. Hoy lo hago con mis compañeras de XXK. Aquí están mis ilusiones y saberes acumulados a lo largo de una vida laboral ‘sin línea recta’, diversa, rica y arraigada en el estado español, pero con apertura global, especialmente hacia América Latina”.

Amaia Pérez OrozcoFoto: EFE/Paolo Aguilar

Hacia una economía al servicio de la vida

Para Amaia Pérez Orozco, analizar el sistema socioeconómico desde los cuidados implica una perspectiva privilegiada —a diferencia de mirar desde los mercados—, porque los cuidados son la base de la vida y desde la base hay que empujar el cambio. “Desde los cuidados debemos abordar el momento actual, en el que necesitamos un reajuste estructural urgente”, afirma; “un cambio en el conjunto de la estructura socioeconómica para ponerla al servicio de la vida colectiva”.

Para hacer dicha transición desde un sistema capitalista heteropatriarcal y colonialista es necesario pensar desde múltiples lugares, sostiene la académica, y uno de ellos implica cuestionar, tal como se hizo al comienzo de la pandemia, cuáles son los trabajos socialmente necesarios. Así como cuestionar la “relación perversa” por la cual “entre mayor es el valor social de un trabajo, menor es su valor de mercado”; y entre “mayor es el valor social, mayor el índice de feminización y/o racialización de esos sectores”. Es el caso de enfermeras, asistentes de personas de la tercera edad, empleadas de hogar, docentes, repartidores, entre otros.

Los trabajos más valorados en el sistema actual, en cambio, son aquellos ligados al proceso de acumulación y suelen aportar muy poco a la vida, como la actividad especulativa que lleva a cabo un bróker de Wall Street. También, con la lógica del capital, los cuidados están injustamente repartidos: “quien más cuida, menos recibe —cuidar más te pone en debilidad socioeconómica—, y quien más cuidado recibe, es quien menos cuidado da”, señala Pérez Orozco, quien observa que los cuidados se organizan en flujos asimétricos: de mujeres a hombres, de clases populares a clases medias y altas, de población migrada a población autóctona, del sur global al norte global. Ella está convencida de que todo esto debería ser cambiado en una transición ecosocial.

¿Cómo? Redistribuyendo los trabajos remunerados y los no remunerados, por ejemplo, y revalorizando aquellos que sean esenciales. En la propuesta de Pérez Orozco, una nueva política del empleo incluiría una reducción drástica de la jornada sin pérdida de masa laboral, la cual tendría que partir del siguiente cuestionamiento: si se reparte de forma equitativa entre todas las personas el trabajo de no mercado que hay que hacer, ¿cuánto tiempo de vida nos queda para ir a los mercados? La profesora calcula que unas 20 o 25 horas semanales. O, como afirmó ante los legisladores españoles: “La jornada de ocho horas fue pensada para un señor que tiene una señora que hace trabajos gratis en casa, y eso no es lo que existe ni lo que queremos”.

En el mismo foro propuso la creación de un sistema estatal de cuidados que permita pensar los cuidados como política, en contraste con la tendencia creciente de mercantilizar la resolución de las necesidades vitales. La académica y activista plantea que debe imperar la lógica de lo común —o de lo público-comunitario— en los sectores esenciales: en la salud, la educación, la alimentación, la vivienda, la energía, el transporte, la atención a la infancia y a la dependencia, el trabajo de casa. Y que esos sectores tendrían que ser ampliados, a la vez que se reducen otros sectores poco sostenibles, como el turístico, el financiero o el inmobiliario. El sector energético tendría que sufrir una transformación radical: abandonar los combustibles fósiles y las prácticas extractivas para enfocarse exclusivamente en las formas de energía limpia.

Amaia Pérez OrozcoFoto: Reuters/Lucy Nicholson

Todo lo anterior, por supuesto, implica la necesidad de mayor financiación pública, por lo que Pérez Orozco también considera urgente redistribuir los recursos mediante una reforma fiscal profunda, con impuestos cada vez más progresivos a los grandes capitales y a las grandes fortunas. En su visión, las grandes corporaciones tendrían que perder peso —no las pequeñas empresas— y el sector público-comunitario tendría que ganarlo. Y cuando dice esto no se refiere a construir un gran Estado todopoderoso, burocrático y lejano a la gente, advierte, sino a un sector público cercano a la ciudadanía y arraigado a cada territorio.

La economía en general tendría que estar más arraigada al territorio, menos globalizada y más localizada, considera la profesora. En primer lugar, por un motivo de sostenibilidad, pero también para volver a acercar los procesos socioeconómicos a las personas y que cada una adquiera corresponsabilidades en el sostenimiento de la vida colectiva. Y, además, “por resiliencia vital”, dice, “para poder seguir en marcha”, ya que las grandes cadenas globales de comercio y de cuidados son en extremo frágiles, señala en la conferencia “El bienestar antes que el PIB”.

Pérez Orozco tiene múltiples propuestas, y cuando las comparte en voz alta lo hace con plena convicción y sin pausas, como quien domina su campo de pensamiento y acción. Pero también tiene la certeza de que muchos de sus planteamientos están inacabados y que se requiere mucha potencia política compartida para continuar con su construcción y puesta en marcha; considera que las sociedades democráticas cuentan con algunas herramientas sociales para comenzar a hacer cambios de inmediato, pero insiste en que muchas otras herramientas aún deben ser imaginadas; y está convencida de que incluso hay conceptos básicos que necesitan ser debatidos por sectores amplios de la sociedad. Plantea que hay que repensar la riqueza, por ejemplo, para que sea entendida como aquello que nos permite estar vivos: la tierra, la vivienda, la biodiversidad, los ecosistemas. Otro concepto que piensa que es necesario reconstruir es el de bienestar colectivo o buen convivir, a cuyo servicio tendría que estar puesta la reorganización de la economía. Para la activista, es insostenible una noción de bienestar mercantilizada, individualista e hiperconsumista como la que tenemos hoy, y en su opinión, una nueva definición de bienestar, sea cual sea, tendrá que respetar dos criterios éticos: ser universalizable y respetar la diversidad vital.

Amaia Pérez Orozco lleva varios años pensando en la crisis, pero también en sus posibles resoluciones; en la necesidad de responsabilizarnos como colectivo sobre ese lugar al que queremos transitar y sobre “la clase de vida que merece ser vivida”. En su horizonte utópico, la vida no está al servicio del mercado, las necesidades esenciales son un derecho para todas las personas, sin excepción, y la responsabilidad de los cuidados se reparte de forma equitativa. La activista abraza el reclamo que lanzaron en España las trabajadoras del hogar y que fue retomado por las marchas feministas del 8 de marzo: “Sin nosotras no se mueve el mundo”. Pero ese reclamo, alega Pérez Orozco, tendría que traducirse en reformas laborales y cambios sistémicos profundos, “porque no queremos seguir moviendo el mundo solas, queremos que sea responsabilidad compartida por todos los agentes”. Y esto con una conciencia cada vez más clara sobre la nueva realidad que se quiere construir, “porque no queremos seguir moviendo este mundo”, afirma, “queremos mover un mundo diferente, donde el cuidado de la vida colectiva sea un eje vertebrador de nuestra estructura socioeconómica”. .

Amaia Pérez OrozcoFoto: EFE/Juan Ignacio Ronconori

Elliot Page: no tiene miedo

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La estrella de películas como Juno y X-Men se proclamó transgénero y reavivó la conversación sobre la población que expresa esta identidad; su historia recuerda que muchas personas logran tomar tal decisión tras un difícil proceso íntimo, y que no todas sortean de igual forma la violencia y el odio en su contra

En diciembre de 2020 Page anunció que se asumía como transgénero.
En diciembre de 2020 Page anunció que se asumía como transgénero.

En 1975, el tenista estadounidense Richard Raskin cambió de identidad: expuso que era mujer, pidió que la llamaran Reneé Richards y se dispuso a seguir con su vida. Sus años de profesional no sirvieron para evitar el escándalo: la Asociación de Tenis siguió considerándola varón y le impidió participar en el grand slam femenil, ella demandó y la Suprema Corte de Justicia le dio la razón. Pronto fue una de las top 20 y conquistó un tercer lugar en el Abierto de 1979. Richards, quien hoy tiene 86 años, fue muy recordada cuando en 2016 el Comité Olímpico Internacional proclamó que cualquier deportista transgénero del mundo puede competir sin necesidad de que se haya sometido a una operación de cambio de sexo, aunque con ciertas condiciones.

No es que antes no hubiera personas transgénero en el deporte y en cualquier otro campo de la vida humana: es que, convencionalmente, ni se les reconoce ni se les permite hacerse visibles. Como ocurrió con Richards, hoy es común que una persona famosa consiga que los medios cuenten su historia menos como escándalo y más como conquista. Caitlyn Jenner, antes el atleta Bruce; Chelsea Manning, antes el soldado Bradley; Laverne Cox, nominada a un Emmy por su actuación en la serie Orange is the New Black… o hace unas semanas la doctora Rachel Levine, nominada como subsecretaria de Salud de Estados Unidos.

Fuera de los reflectores, la lucha es claramente terrible. La identidad transgénero está en el corazón de la violencia y el odio en todo el planeta. El Observatorio de Personas Trans Asesinadas documentó 3 mil 664 asesinatos de personas transgénero en el mundo entre los años 2008 y 2020, y 528 de ellos, uno de cada siete, fueron cometidos en México. Al mismo tiempo, también en nuestro país se postula a personas transgénero como candidatos a puestos de elección popular (y hay partidos políticos acusados de aprovecharse de esta regla de equidad, cómo no).

En ese mundo, un famoso más declaró su identidad trans y se convirtió en tema de conversación en diciembre de 2020: Elliot Page, nacido Ellen Page, quien había sido desde la infancia una respetada y popular actriz de Hollywood, a menudo mencionada entre “las más sexis” y quien se había declarado homosexual años antes. Y su caso reavivó la conversación y las controversias, por supuesto, pero también la posibilidad de que algunas personas se hagan preguntas que no se habían hecho.

Elliot PageMouth to Mouth, 2005

Dulce

Elliot Page nació el 21 de febrero de 1987 en Halifax, Canadá, hijo de un diseñador y una maestra. A los 10 años apareció en la película para la televisión Pit Pony como la hija menor de una familia de principios del siglo XX. Lucía ojos miel claros, enormes cachetes y una encantadora sonrisa. Pit Pony se convirtió en serie y luego Page pasó por comerciales, más televisión y cine, con su dulzura natural como tarjeta de presentación. En 2005 su nombre resonó en Hollywood a causa de un crudo thriller: Hard Candy, en donde interpretó a una adolescente decidida a castigar a un adulto acosador de menores.

Hoy toda una cinta de culto, Hard Candy produce repulsión o simpatía. Sin embargo, dejó clara la valía actoral de Page, al medirse ante el experimentado Patrick Wilson en un duelo en el que sorprendía con su diversidad de recursos: su personaje es una “cazadora” de depredadores sexuales, en apariencia vulnerable y frágil pero, en realidad, astuta hasta lo maquiavélico. Era, como el título de la cinta, una combinación de dulzura y violencia, un papel inverosímil en el que otras actrices habrían hecho el ridículo. Page lo hizo funcionar, y la película es memorable sobre todo por el solvente trabajo de los dos intérpretes.

Caracterizado, a los 18, como una muchacha de 14 años que emplea su sexualidad como cebo para la presa, Page tuvo que cargar con su permanente aire infantil como un rasgo clave de su imagen (además, mide apenas 1.55 metros de altura). En recorrido paralelo al de su personaje en Hard Candy, parecía tan sólo una guapa y tierna actriz promesa, cuando en realidad estaba por conquistar Hollywood en poco tiempo. Tuvo que ir paso por paso.

En Mouth to Mouth (también de 2005) interpretó a una adolescente que se une a un culto radical hasta que, en ese camino a la adultez, su propia madre la sigue con agresiva inmadurez. Se hizo más popular en 2006 al aparecer en la saga de superhéroes X-Men como la casi infantil Kitty Pride, parte de los muchachos protegidos por los mutantes de Marvel (repitió el papel en 2014 en la entrega Days of the Future Past). Y en 2007 interpretó a una chica de 15 que busca a su hermano menor en un viaje de pesadilla en The Tracey Fragments, un drama experimental casi por completo a su cargo.

2007 fue un año importante, pues otras dos películas ratificaron su lugar en Hollywood. La primera fue An American Crime, sobre el atroz caso real de un ama de casa que, durante varias semanas en 1965, mantuvo cautiva y torturó hasta la muerte a una joven de 16 años, con la complicidad de su familia y otras personas. Con Catherine Keener como protagonista, Page interpretaba a la víctima, la tristemente célebre Sylvia Likens, y fue, de nuevo, indispensable para darle sentido de verdad a la violencia de la película: contenida y moderada incluso en los momentos más explícitos, es tan hábil al ilustrar la inocencia de la joven como al mostrar su valentía y resistencia.

Elliot PageJuno, 2007

La tercera cinta de aquel año fue Juno, su triunfo como actriz de primera línea, con la cual logró ser nominada al Óscar y a los premios más importantes del cine internacional. De nuevo, su aura infantil: interpretó a una joven de 16 años en medio de un embarazo no deseado. Pero, en lugar de ser melodrama de reflexión acerca de la maternidad adolescente, Juno es una comedia sobre el derecho a elegir, que echa mano de elaborados diálogos (y una famosa estética indie) para subrayar la inteligencia y la madurez de la protagonista frente a la indecisión y los miedos de los adultos que la rodean.

Como le era habitual, Page fue el factor clave para la coherencia de la película. Su carisma y su precisión le dieron naturalidad a su sofisticado personaje: tenía que ser mordaz pero agradable, tierna pero valiente, culta pero aún necesitada de educación. Page lo logra sin reproche, con la eficiencia de los artistas que hacen que ese trabajo parezca fácil (y ante monstruos de la actuación como Allison Janney y JK Simmons): Juno es cool y divertida, pero también humilde y consciente de las consecuencias de sus decisiones. Más que una heroína juvenil que siempre tuviera razón o estuviera enojada, es una chica brillante dispuesta a seguir creciendo.

Era el año de la extraordinaria Marion Cotillard en la biopic sobre Edith Piaf La vie en rose, así que Page se quedó sin el Óscar, pero su trabajó lideró las conversaciones aquel año y multiplicó su presencia pública. Con apenas 20 años, se había hecho un sitio propio en Hollywood y en los circuitos independientes, que nunca ha dejado, y en adelante se ocuparía de proyectos de todo tipo, como la comedia sobre el roller-derby Whip It (2009) dirigida por la actriz Drew Barrymore, hasta el taquillazo Inception (2010), de Christopher Nolan.

Últimamente es figura habitual de Netflix, que produjo y transmite sus películas Freeheld (2015) y Tallulah (2016). Su papel reciente más conocido es el de Vanya en la serie de la misma plataforma The Umbrella Academy, basada en el cómic de Dark Horse y que ya prepara su tercera temporada.

Qué significa ser transgénero

La complicación más truculenta para quien quiere entender por qué hay tantas letras en las siglas LGBT+ consiste en la comprensión de que el sexo y el género no son lo mismo, que son independientes entre sí y que no siempre coinciden. La idea es inaceptable para muchas personas, que casi siempre protestan porque, dicen, una condición como la de Elliot Page “no es natural”.

El concepto transgénero se refiere a una persona que decide que el sexo que le fue asignado al nacer no expresa su identidad de género: puede que, por nacer con genitales de varón, se le haya asignado desde siempre identidad de varón, pero ella no se siente cómoda con tal atribución. Ojo: el problema no es su cuerpo, sino su identidad: cómo se define.

Así, hay que entender que transgénero no es un “tercer” género, porque, a diferencia del sexo biológico, los géneros no son sólo dos, sino que cada persona decide acerca de sí misma.

Tampoco es una manifestación de orientación sexual: una persona trans con cuerpo de mujer puede no identificarse con las convenciones del género femenino, pero eso no la obliga a que sólo la atraigan las mujeres.

Y tampoco es una forma de anticipar que una persona se someterá a una reasignación quirúrgica o a terapias hormonales (en todo caso, quien decide la transición es llamado transexual): alguien transgénero puede expresar su identidad de diferentes formas y no sentir nunca necesidad de modificar su cuerpo.

Asustado

Hoy, el activismo a favor de la población LGBT+ es un rasgo decisivo en la actividad pública y la vida personal de Elliot Page; para el actor, sin embargo, fue un camino largo.

El hito mejor recordado tuvo lugar cuando, el Día de San Valentín de 2014, a los 26 años, asistió a una conferencia en Las Vegas orientada a defender los derechos de los jóvenes de esta comunidad. Al hablar allí, en público, se reveló homosexual: “Estoy aquí porque soy gay y porque quizá puedo hacer una diferencia, para ayudar a otros a tener tiempos más sencillos y esperanzadores. Estoy cansado de esconderme, de mentir por omisión. Más allá de mí, siento una obligación personal y responsabilidad social”.

Su “salida del clóset” lo definió, pero él evitó que se convirtiera en un cliché. Una conversación con la revista Flare revela que se sentía, sencillamente, sin ningún temor: “Crees que estás en una posición en la que dirás: ‘Estoy emocionado por ser gay, ya no tengo problema con eso, no me avergüenza’, pero no es así […] Creo que simplemente estaba asustado de que la gente lo supiera. Me sentía raro cerca de la gente gay; me sentía culpable por no ser yo mismo”.

Poco después, en una entrevista con el conductor Stephen Colbert, subrayó su conciencia de ser “una persona gay privilegiada” aludiendo a la violencia que padece una persona gay común. “Me siento agradecido de sentirme como me siento, en comparación con cuando estaba en el clóset […] me sentía triste, es tóxico, y desearía que nadie tuviera que vivir así”. En 2019 volvería con Colbert a denunciar que Hollywood mostraba cambios, pero demasiado lentos, y para señalar con mucha dureza la homofobia del entonces vicepresidente Mike Pence, conocido por obstaculizar la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Elliot PageThe Tracey Fragments, 2007

Antes de sacudirse el miedo y hablar con tal autoridad, el camino fue llevando a Page —paso a paso— lejos de la imagen dulce y no poco sexualizada que representó por años (petite beauty, la describían). Además de actuar papeles adultos, se involucró en proyectos que le permitirían colaborar con la representación y la visibilidad LGBT+. Uno de ellos fue la serie documental Gaycation (2016), que produjo y condujo durante dos temporadas para el canal Viceland y que exploraba las culturas gay del mundo. Junto con su amigo, el curador de arte Ian Daniel, Page documentó sitios y voces como la del homófobo político Jair Bolsonaro, hoy presidente de Brasil.

Uno de los proyectos más elocuentes de esa faceta de Page es la película Freeheld, de 2015 (que recibió muy malas críticas, todo hay que decirlo). La cinta cuenta la historia real de Laurel Hester, una policía estadounidense con cáncer que hereda su pensión a su pareja, Stacie Andree, pero descubre que las autoridades les niegan tal derecho por no estar casadas. El caso fue relevante para la lucha por los derechos de los ciudadanos homosexuales y mereció un documental en 2007, con el mismo nombre, filmado por la directora Cynthia Wade.

Elliot Page procuró desde 2008 los derechos para filmar una cinta de ficción y siete años después, además de interpretar a Andree, al lado de Julianne Moore como Hester, apareció como una de las productoras.El proyecto, pues, quedó consumado justo en la época en que él decidió revelar su orientación sexual. Varias veces explicó el respeto que le merecía Andree, una persona poco afecta a la exposición pública y, tras su experiencia con Hester, volcada al activismo por los derechos LGBT+. Andree lo acompañó al estreno en el Festival de Toronto y posó con él en la alfombra roja (las fotografías le recuerdan a todo el mundo cuán bajito es Page).

Los retos laborales no han sido menores. En una entrevista con la revista Elle, en 2016, por ejemplo, Page subrayó la pregunta obvia acerca de verse encasillado en papeles de personas homosexuales. “Todavía hay ese doble estándar. Pienso en todas las cosas que he hecho en películas: drogué a un tipo, torturé a alguien, me convertí en estrella del roller-derby de la noche a la mañana. Pero ahora, que soy gay, ¿no puedo interpretar a una persona heterosexual?”.

Más gravemente, en 2017, durante las manifestaciones contra la violencia machista identificadas con la frase Me Too (Yo también), publicó un post en el que reveló cómo el director de X-Men: The Last Stand, Brett Ratner, la agredió en 2006, cuando tenía 18 años, frente a sus compañeros de trabajo, con este comentario dirigido a otra mujer del equipo: “Deberías cogértela para que ya se dé cuenta de que es gay”. Ella no había asumido su homosexualidad, ni en privado ni en público.

Desde entonces, Page ha hablado varias veces sobre la homofobia y la violencia que atestiguó y sufrió en su carrera. Se había vuelto una persona diferente, un adulto comprometido con los derechos LGBT+. Y si durante su adolescencia y su juventud había evitado dar detalles sobre su vida personal, en 2017 hizo pública su relación sentimental con la bailarina Emma Portner, con quien se casó al año siguiente. Recién en enero de 2021, la pareja reveló que va a divorciarse; apenas el mes anterior, Page había hecho otra revelación.

Elliot PageElliot Page Instagram

Afortunado

El post apareció el 1 de diciembre de 2020 y, dado que fue colgado por alguien famoso, se viralizó con asombrosa velocidad: se trataba de un comunicado en sus propias cuentas. Page, hasta entonces llamado Ellen, anunciaba: “Soy trans, mis pronombres son él/elle (he/they) y mi nombre es Elliot. Me siento afortunado de estar escribiendo esto. De estar aquí. De haber llegado hasta este momento de mi vida”.(“They” es habitualmente el pronombre para la tercera persona del plural en inglés pero, en muchos casos, es aceptado como un pronombre neutro en singular; algunos hispanoparlantes proponen traducirlo como “elle”.)

La aceptación de uno mismo es uno de los grandes logros íntimos de una persona LGBT+: en sociedades que rechazan la conducta, la sexualidad y la visibilidad de quienes se alejan de las normas, un problema común es cuestionar la identidad propia como defectuosa, fallida o transgresora, hasta llegar a la violencia contra uno mismo. En la cuenta de Medium Empowered Trans Woman, por ejemplo, la autora Cassie Brighter cuenta su recorrido y recuerda que 41.2 por ciento de los seres humanos trans intenta suicidarse alguna vez. “Al diablo, ¡yo no…!, aunque ya sé cómo lo intentaría”, escribe.

La literatura académica suele revisar la relevancia de que la persona transgénero encuentre acompañamiento entre las personas que la rodean: son comunes los esfuerzos por visibilizar, por ejemplo, los casos de niños trans que reciben el respaldo de sus padres. En medio del durísimo juicio popular contra estas familias (el reproche básico es que un niño es “incapaz de elegir”, un comentario que, como mínimo, según los defensores de los derechos trans, evidencia la confusión entre sexo y género), las historias reflejan siempre la ventaja de que la persona se acepte a sí misma.

Casos así subrayan el largo camino que queda por caminar a la población transgénero, ya no digamos para conquistar el pleno respeto a sus derechos, sino tan sólo para que se les reconozca: para que quienes no los entienden se permitan siquiera identificarlos. El drama es, por supuesto, el rechazo a la idea de que puede haber muchas identidades de género, casi tantas como personas hay en el mundo. “No es natural”, se lee repetidamente en las redes sociales en torno a Elliot Page: “Ya no entiendo: ¿es mujer, es lesbiana o se siente hombre?”. “Éstos ni saben lo que quieren”.

Elliot PageElliot Page Instagram

En el sitio web Transgendermap (“mapa transgénero”) una mujer trans ofrece información básica. La sección “Autoaceptación” expone cómo la condición trans es equiparable a otros rasgos de personalidad menos controversiales —por ejemplo, ser demasiado alto—, pues en el fondo implica estar en paz con la identidad propia. Y eso no es exclusivo de la gente trans: aceptarse a sí mismo es un reto para cualquiera.

“Hacer una transición de género es un regalo que poca gente conocerá”, asegura la autora. “Es una oportunidad para descubrir quién eres de verdad y para aceptar todo sobre ti: lo bueno y lo malo. Si no puedes aceptar quién eres, es más difícil para otros aceptarte, y más difícil para ti aceptar a otros”.

Así que la historia de Elliot Page parece, en realidad, cercana a la de muchas otras personas trans: construir paso a paso el camino, no hacia una proclamación pública —muchos esperan que Page se “arrepentirá” de haberse subido a una “moda”—, sino hacia una verdad que cada persona debe explicarse a sí misma. Por eso, su mensaje del 1 de diciembre está dirigido a quienes padecen la extrema gravedad de la transfobia: “todas las personas trans que lidian con acoso, desprecio por sí mismas, abuso y amenazas de violencia a diario: los veo, los amo y haré todo lo posible para cambiar este mundo para mejor”.

Aun si se le reprochan sus privilegios, su historia parece la de una persona que ha avanzado por ese recorrido con cautela, bastante más cuidadosamente que en su de por sí ejemplar oficio de construir personajes para el cine. “Por fin amo quien soy. Amo ser trans. Y amo ser queer. Y mientras más me acerco a mí mismo, más abrazo a quien soy, más sueño, más crece mi corazón y más florezco”.

Elliot PageElliot y Emma Portne. Foto: Elliot Page Instagram

Su discurso de 2020 acerca de reconocerse transgénero mostró mucha más confianza que la de aquel video en el que luce nervioso mientras se proclama gay. Ese día su voz resonó con fuerza, mientras agradecía a los jóvenes que lo escuchaban y a las personas que lo habían ayudado en el largo camino transitado paso a paso. En el post de hace unas semanas volvió a dar gracias, pero también pidió paciencia: a unos días de cumplir 35 años, y pese a toda su fama y su visibilidad, admitía que le quedaba mucho por hacer. Como cuando, en 2014, dijo que para recorrer tanto camino primero tuvo que vencer su propio miedo.

Si él aceptó ese rasgo de sí mismo, quizás otras personas trans volverán a escucharlo, y también querrán vivir sin miedo. .

La libertad y la consolación

Por Pedro A. Reyes, SJ

Desde la perspectiva de la espiritualidad ignaciana, la afirmación de la identidad de una persona constituye un derecho que merece, por parte de quienes están alrededor, el mismo reconocimiento que debemos a todos los dones con que Dios nos abre caminos.

San Ignacio está convencido de que el Creador está comunicándose con su criatura personal e íntimamente, de modo que la pregunta por la plenitud que la vida puede alcanzar —la capacidad de encontrar cómo florecer y cómo dar vida a otras personas desde la propia identidad—, es resultado de ese diálogo personal e íntimo, en el que no se pueden dar como presupuestos criterios de “naturaleza” o de “orden social”. Así, una persona que va descubriendo en la constitución de su identidad una incomodidad constitutiva con las identidades de género que se le asignan —nociones que le imponen como modeladoras de su personalidad y de su relación con las demás personas—, tiene derecho a expresar esa incomodidad y a tomarla como punto de partida para encontrar formas mejores de comunicarse y relacionarse consigo misma, con los demás, con los ámbitos del mundo en el que se mueve y con Dios. Ese derecho dimana de la comunicación constante con quien es la fuente de su vida plena y de su florecimiento más libre.

El reconocimiento de esa comunicación tiene que ver con el reconocimiento de la capacidad de discernir y conocer la propia consolación y, desde ella, distinguir lo contrario a ella. Si la consolación se entiende, según Ignacio la propone, como el indicador del camino que Dios ofrece a cada persona para conocerse como oportunidad de bendición, del don que Dios está dando para mostrar su bondad en la vida del mundo y de la misma persona, entonces la consolación es también la que mejor deja conocer a la persona cómo situarse en ese mundo y cómo definirse en sus búsquedas y sus relaciones, en un proceso que no se termina en un momento. Hay consolaciones que se proponen con tales fuerza y profundidad que permiten establecer lugares fundamentales para esa construcción de sí y de las propias relaciones —lo que llamamos identidades—, pero, aunque eso ayuda a dar cierta estabilidad y gozo en la vida, sigue siendo un trabajo constante la escucha y la atención a la consolación, a fin de ver lo que nos pide en cada momento y en cada paso, sin perder de vista que la consolación suele venir recogiendo la vida anterior, encontrando sus hilos fundamentales de esperanza y gozo, y poniéndola en un fluido continuar con lo que la vida va proponiendo hacia el futuro.


¿Adiós, outsourcing? ¿Adiós, abusos?

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Después de años de abuso laboral y evasión fiscal, el outsourcing encara su final. Ahora las interrogantes están en la transición a un nuevo modelo y su alcance frente a la precariedad laboral y la expectativa de la clase trabajadora

Los más perjudicados con la subcontratación son los empleados. Foto: Cuartoscuro
Los más perjudicados con la subcontratación son los empleados. Foto: Cuartoscuro

Con casi 30 años de trabajo en media docena de empresas, María es una veterana en las áreas de producción de la industria electrónica en Jalisco. Sus años más difíciles fueron cuando “anduve en casi todas las agencias” de subcontratación de personal para las manufactureras, por eso conoce bien la diferencia entre trabajar con un contrato “de planta” directamente para el fabricante y estar subcontratada por un tercero. No duda al afirmar que el modelo también conocido como outsourcing“no debería existir”.

“María” no es su nombre real, pidió mantenerse en el anonimato porque valora el contrato de planta que tiene desde hace 13 años en una de las trasnacionales más grandes y no quiere sufrir represalias. Pero los testimonios de trabajadores como ella son especialmente importantes ahora, cuando el Congreso discute una reforma laboral, impulsada por el gobierno federal, que propone prohibir el outsourcing de personal, una práctica que emplea a, por lo menos, cinco millones de personas en México.

El modelo de la subcontratación ha sido tradicionalmente usado y defendido por el sector empresarial, debido a los beneficios en materia de costos que trae consigo la flexibilización de la contratación; pero también ha sido criticado por los obreros y las organizaciones sociales, porque degrada la calidad del empleo, genera abusos y viola uno de los derechos fundamentales de los trabajadores: la estabilidad en el empleo.

Este debate se intensificó en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. A mediados de 2019 se presentaron varios proyectos, principalmente por parte de legisladoras del partido Morena, para reformar la Ley Federal del Trabajo (LFT) y regular el outsourcing, pero fueron cuestionados por el sector empresarial y criticados desde el sindicalismo independiente dado que no proponían eliminar la subcontratación.

En noviembre de 2020, López Obrador anunció una reforma que sí establece prohibir legalmente el outsourcing de personal. La propuesta fue rechazada por el sector empresarial, pero días después se anunció un acuerdo entre el gobierno, 10 dirigentes de organismos privados y 10 sindicatos para posponer la reforma hasta febrero. Cuando se firmó el acuerdo, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, agradeció la pausa porque “nos dará el tiempo para adaptar a las empresas de una manera adecuada y también a los trabajadores en cuanto al tipo de nóminas que van a buscar” (Reforma, 10 de diciembre de 2020).

Aunque otras cámaras empresariales, como la Coparmex, no firmaron ese acuerdo y se mantienen en contra de la reforma, a estas alturas hay un reconocimiento amplio, incluso en la iniciativa privada, de las malas prácticas que ocurren alrededor del outsourcing y que afectan a millones de personas y al erario público. También parece que hay coincidencia en cuanto a que la reforma será aprobada; por eso, ahora las expectativas y las dudas están en su contenido final y, principalmente, en los alcances que pueda tener para impulsar la cultura laboral basada en los derechos humanos de los trabajadores.

 

¿Cuántos trabajan por outsourcing?

Es difícil precisar la cantidad de personas que laboran por outsourcing, entre otras cosas porque con el neoliberalismo aparecieron muchas formas “flexibles” de contratar y despedir. “Cuando estás hablando de la lógica de la subcontratación, no estás hablando de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo), si no, tendrías que estar hablando de empleo formal; en otras palabras, del IMSS. Hace 20 años aproximadamente, 90 por ciento de los trabajadores nuevos contratados era de tiempo fijo y 10 por ciento era de carácter subcontratado o eventuales. Si mal no recuerdo, no de la cantidad absoluta, sino de los nuevos que se están generando ahorita, cada año, aproximadamente 30 por ciento son eventuales, o sea, es un incremento brutal”, dice el doctor Luis Ignacio Román, académico del ITESO.

De acuerdo con el gobierno, los trabajadores contratados por outsourcing son cinco millones, según dijo Carlos Romero Aranda, procurador fiscal de la federación, quien agregó que el SAT calcula el monto de la evasión y la elusión fiscal facturado por ese modelo en 500 mil millones de pesos: “Calculo grosso modo que son 200 mil millones de pesos vía outsourcing” (El Heraldo de México, 7 de diciembre de 2020). Pero el doctor Juan Carlos de Obeso advirtie: “hay que tener en cuenta que gran parte de los subcontratados son del gobierno: cuidado, por ese 80 por ciento de subcontratación en el país, también les va a salir cara a ustedes” la reforma laboral.

Josué Rosendo y Hugo Mendoza, del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), también calculan que son mucho más de cinco millones los subcontratados, pues hasta 60 por ciento de las empresas recurre a ese modelo, y citaron otras formas de tercerización, “como, por ejemplo, en la industria textil, donde una marca contrata a diferentes talleres que a su vez también contratan otros servicios”. Amapola López, coordinadora de la Coalición de Ex Trabajadoras(es) y Trabajadoras(es) de la Industria Electrónica Nacional (CETIEN), calcula que 60 por ciento de las casi 200 mil personas empleadas en este sector en Jalisco está subcontratado, “si no me quedo corta”.

 

“Precarización espantosa”

La reforma es una respuesta del gobierno “a una serie de prácticas indebidas o abusivas de ciertos patrones, que utilizaban el modelo de subcontratación, no para buscar el trabajo especializado que abonara a su actividad económica, sino para eludir dos obligaciones; una es la PTU, es decir, la Participación de los Trabajadores en las Utilidades, ese 10 por ciento que los patrones tienen que dar a sus trabajadores sobre la utilidad que tienen en el año y, la otra, para evadir impuestos y el cumplimiento de obligaciones de seguridad social”, explica el doctor Juan Carlos de Obeso Orendain, académico del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO.

El especialista dice que muchos patrones recurrían a la subcontratación para “adquirir facturas falsas o, en su momento, hacer ciertos pagos o reintegros a los trabajadores que no contaban como parte del salario base de cotización para el Seguro Social y, una vez que los trabajadores terminaban su vida laboral, pues tenían prestaciones mucho más bajas”.

En el sector empresarial también reconocen malas prácticas en la subcontratación, aunque insisten en que se distinga entre el “outsourcing legal y el ilegal”. Cuando se acordó posponer la reforma, Antonio del Valle Perochena, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), dijo que respaldan al gobierno para desaparecer el outsourcing ilegal, porque daña la competitividad de las empresas y a las finanzas públicas al evadir el pago de impuestos. Mientras, la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH) señaló que 900 empresas ofrecían el servicio de subcontratación, de las cuales 337 estaban registradas ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), 100 estaban dadas de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social y sólo 40 pagaban impuestos (Forbes, 24 de noviembre de 2020).

La AMECH, que agrupa a 24 agencias del sector, insiste en que la también llamada tercerización de personal “es el proceso por el que una empresa delega la administración de personal a un tercero, experto en la materia. Se trata de un esquema legal que está regulado en México por la Ley Federal del Trabajo, la Ley del imss y la Ley del Infonavit; también lo regulan muchos países e incluso la Organización Internacional del Trabajo” (OIT), pero “suele confundirse con el outsourcing irregular o ilegal que llevan a cabo algunas empresas, o lo que se conoce como los ‘outsourcing fiscales’” (Reporte AMECH “Tercerización de Personal”, julio de 2019).

El doctor Luis Ignacio Román Morales, académico del Departamento de Economía, Administración y Finanzas del ITESO, explica que “originalmente, la subcontratación está justificada para el desarrollo de trabajos especializados y fundamentalmente de carácter temporal: en otras palabras, tareas que no son regulares de una empresa. ¿Cuál es la bronca? Que durante muchísimos años se ha utilizado esta figura legal, pero al haber ambigüedad en el carácter de esos servicios especializados, pues... a río revuelto —a falta de inspectores—, ganancia de pescadores, y entonces se fue generalizando, no para tareas de carácter temporal, eventual y especializado, sino para tareas de carácter general y en distintos niveles de calificación, sobre todo hacia los niveles de calificación menores. Así se generaliza una precarización laboral espantosa, y, por lo tanto, la elusión no solamente de derechos estrictamente laborales, sino fiscales y de seguridad social”.

outsourcingFoto: Archivo

“Un peso de utilidades, y en cheque”

María ha sido testigo del proceso de degradación de la subcontratación. “Yo empecé a trabajar en la industria electrónica en 1992, en AT&T, donde se producían teléfonos y contestadoras telefónicas. Ahí fue directa la contratación por la empresa. Incluso, antes de entrar ahí me vine del pueblo a Guadalajara y trabajé en una mercería, y también ahí fue directo, no fue por agencias, porque ahorita ya hasta en las jugueterías, todo es subcontratado”.

Su primera relación con el outsourcing ocurrió hace 25 años, cuando fue contratada por una agencia para laborar en Solectron, trasnacional que acababa de instalarse en Jalisco. “Aquello era un mover gente de una agencia a la otra, y sí nos descontrolábamos, porque no sabíamos quién era nuestro patrón, si la agencia o la empresa; pero los directivos sí tenían ya su planta”.

“Después, la empresa empezó a dar contratos de planta y sí se veían las diferencias entre el personal de planta y el personal de agencia. Para empezar, el fondo de ahorro: la agencia nunca ha dado; utilidades, tampoco. Siempre ha dado las prestaciones mínimas de la ley. Por ejemplo, el aguinaldo: pues nada más son los 15 días, cuando está uno por agencia, y si la agencia dice que va a dar reparto de utilidades, les puede pasar como a mí, cuando estaba por agencia en Benchmark, y me llegaron a dar de utilidades un peso, y en cheque. Dije: ‘¡Qué!, ¿cómo voy a llegar al banco a cambiar un cheque por un peso?’. Para mí, es una burla”.

En 2002 fue subcontratada otra vez, ahora para una empresa que hacía piezas de plástico para impresoras. En ese momento se vivía un boom del outsourcing: “Cada quien hizo sus agencias, y como vieron que el gobierno las empezó a ayudar con los impuestos, entonces también ahí fueron cambiando de razón social, y los afectados fuimos los trabajadores, porque nos daban de baja en el Seguro Social y ni cuenta nos dábamos”.

Así estuvo durante algunos años más, “pasaba de agencia en agencia y cada que entraba en una, me decían: ‘Nosotros no somos su patrón, nosotros solamente les vamos a pagar’”, y eso causaba confusión en el personal, que no entendía si debía seguir las instrucciones del personal de la agencia o de la empresa para la que laboraban.

Ahora lleva 15 años trabajando en una de las trasnacionales más grandes en Jalisco; los primeros dos años fue subcontratada y después tuvo un contrato de planta con la empresa. Afirma que el personal contratado por outsourcing sufre discriminación e inestabilidad en el trabajo, “porque cuando bajan los proyectos o la producción, a los primeros que corren son a los de agencia, o si tienes faltas o llegas tarde, uno tiene la incertidumbre de que te van a correr. La diferencia es que no se siente uno seguro en el trabajo… aunque con planta tampoco, porque también a veces dicen ‘Vamos a correr’, y agarran parejo”.

María dice que gracias al contrato de planta pudo obtener un crédito del Infonavit para comprar una casa, pero “a la mayoría de los trabajadores que son de agencia no les dan el crédito para casa, y si se los dan ha de ser con muchos requisitos”, debido a que son obligados a firmar contratos temporales (la mayoría son mensuales) durante años, sin posibilidad de generar antigüedad en su trabajo.

outsourcingFoto: Feria del Empleo

También opina que los subcontratados son más vulnerables ante malos tratos y represalias. Los empleados que reclaman sus derechos suelen ser “boletinados” por las agencias en listas que éstas se comparten. “Yo tengo una hija que trabajó en una agencia de subcontratación, y ella me platicaba que, antes de contratar, investigaban esa lista; sí existe esa lista, y ahí decía ‘apto’ o ‘no apto’. Como ella también tenía sus jefes, pues tenía que seguir esa lista. Ésa es una práctica de la agencia y también de la empresa, porque las empresas mandan la lista a las agencias”.

Amapola López es coordinadora de la Coalición de Ex Trabajadoras(es) y Trabajadoras(es) en la Industria Electrónica Nacional (CETIEN), una organización que surgió a partir del cierre de la planta de Hitachi, en Jalisco, en 2007, que dejó desprotegidas a casi cinco mil obreras subcontratas; dice que “el outsourcing es un ataque contra la clase trabajadora, puesto que ayuda a los empresarios a crear confusión sobre quién es el patrón, genera inestabilidad y elimina o reduce las prestaciones de ley, por ejemplo, las vacaciones. Los contratos que nos vienen dando mes a mes, año por año, no nos dejan avanzar en las vacaciones ni hacer antigüedad, y hay una discriminación terrible hacia la clase trabajadora, porque parece que hubiera trabajadores de primera y de segunda al ser subcontratados, a pesar de que tienen las mismas actividades en los mismos puestos”.

Un diagnóstico brutal lo ofreció Miguel Reyes Hernández, director del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana, en la presentación del informe “El sexenio del empleo precario y los bajos salarios”, elaborado con el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (Equide), de la Ibero Ciudad de México, cuando afirmó que la reforma de 2012 “fortaleció la contratación y el despido a bajo costo e incluyó el outsourcing como un mecanismo central. Les quitó derechos a los trabajadores y es un desastre en materia de desarrollo. Lo único que ha generado es la persistencia de grandes capas de población trabajadora en la situación de pobreza” (Sin Embargo, 24 de octubre de 2018).

Por todos los abusos que se cometen alrededor del outsourcing, Luis Ignacio Román opinó que, “a reserva de ver cómo vaya a quedar en febrero la discusión fiscal, me parece que la iniciativa de la reforma es correcta, porque era una manera de negar principios básicos, en términos de desarrollo de la persona humana. Todos los elementos esenciales de los principios doctrinarios de la Ley del Trabajo se podían violar en la forma en la que se aterrizó directamente la lógica de la subcontratación laboral”.

 

¿Qué propone la reforma?

La nueva iniciativa “realmente es una reforma que viene más fiscal que otra cosa”, opina Juan Carlos de Obeso, ya que las autoridades detectaron que desde 2012, cuando se legalizó o regularizó el outsourcing en la Ley Federal del Trabajo (LFT), “se ha triplicado el número de factureras, se ha multiplicado el no pago del PTU”, y por eso ahora buscan prohibir todo el modelo y transitar a un régimen exclusivamente de trabajo especializado.

En la reforma, el gobierno permite que ciertos trabajadores puedan “auxiliar” en otra actividad económica, pero sólo con autorización previa de la Secretaría del Trabajo y Bienestar Social (STPS). “Básicamente, ésa es la propuesta, tratar de combatir el abuso o los esquemas agresivos de subcontratación, transitar a un modelo de trabajos especializados, obras especializadas; volver a llevar un control por parte de la autoridad administrativa para que valide la especialización, propiamente, y, sobre todo, endurecer, hacer más agresivas las sanciones en caso de que un patrón pretenda hacer un esquema de subcontratación prohibido o pretenda eludir sus obligaciones con sus trabajadores aduciendo el nuevo modelo”.

Josué Rosendo y Hugo Mendoza, de las áreas de Investigación y Formación Educativa, respectivamente, en el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), coinciden en que la reforma busca regular la prestación de servicios especializados, “sobre todo lo que tiene que ver con transporte, comedor, seguridad privada, limpieza”, pero las empresas ya “no podrían contratar servicios especializados para la producción, no podrían contratar operarios o supervisores de producción, porque no es un servicio especializado”.

Los especialistas del Cereal dicen que sus dudas sobre la reforma están relacionadas con los mecanismos de vigilancia y de inspección, para evitar que las empresas simulen la prestación de servicios especializados, sobre todo porque “el gobierno de López Obrador ha despedido a los supervisores de la STPS, cuando la realidad demanda que se empleen más supervisores para que realmente preserven las garantías de este nuevo marco jurídico que se pretende aprobar”.

El Servicio de Administración Tributaria (SAT) tendrá un papel importante. “Para lograr que este modelo de prohibición y de tránsito los patrones lo tomen muy en serio, lo voy a decir con mucho respeto, le pones un candado fiscal muy agresivo. Si contratas un modelo de subcontratación prohibido, los gastos que tú hagas no son deducibles para ISR ni acreditables para IVA. Segundo, si lo que tú dices que haces es especializado, necesitas contar con la autorización de la STPS; si no tienes esa autorización, entonces aquel que te pague no va a poder hacer deducible ni acreditable el impuesto. Si ese que te está pagando, que es el contratante, no puede hacer deducibles ni acreditables los pagos, lo que va a pasar es que va a tener un adeudo fiscal, y si ese adeudo supera los 8 millones de pesos, o el monto de operaciones que tienes con tu contratista es mayor a 8 millones, entras automáticamente en un régimen de excepción, que es delincuencia organizada, lavado de dinero, prisión preventiva oficiosa y extinción de dominio”, explica De Obeso.

outsourcingFoto: gob.mx

Mientras hay pocos inspectores en la STPS, en el SAT “tienes a una autoridad que ya está tecnificada, con una máquina, digámoslo así, y automáticamente puede estar revisando tus operaciones; ya toda la estructura está hecha para sancionar de manera muy agresiva a aquel que se quiera pasar de listo”.

La AMECH ha señalado que la reforma no terminará con las malas prácticas. Héctor Márquez, presidente de la asociación, ha manifestado que ellos están “de acuerdo con frenar a los factureros, pero en la iniciativa no viene cerrado ese candado. Dice que se aplicarán sanciones, pero, ¿cómo los frenamos? Muchas de esas compañías no tienen en su objeto social el servicio de la subcontratación de personal; esperemos buscar cambiar su redacción para cerrar la puerta a esos evasores” (Reforma, 3 de diciembre de 2020).

Hay más interrogantes sobre la reforma. “¿Qué va a pasar con las trabajadoras y los trabajadores que están ahorita contratados con esta modalidad?”, se preguntaron los especialistas del Cereal, ya que el riesgo latente es que “se pueden generar despidos masivos porque la agencia de contratación va a tener que liquidar a todos sus trabajadores. El otro riesgo que se corre es que las agencias no se quieran responsabilizar por el pago y el cumplimiento de las indemnizaciones”.

De hecho, “recientemente han estado llegando al Cereal trabajadores de la electrónica que tienen mayor antigüedad y los están contratando por medio de la subcontratación, pero las empresas para las que laboran no están asumiendo el rol de patrón sustituto. En diciembre empezó la prórroga [para la reforma], pero algunas empresas ya están en esta idea de ‘Vamos a intentar regularizarnos antes de que empiece la reforma’; pero en eso están despidiendo a los trabajadores de mayor antigüedad”.

La reforma también podría afectar a las empresas más pequeñas, donde, a diferencia de las grandes, “los costos laborales sí son una parte mucho más elevada de sus costos totales y ahí sí puede haber una mayor vulnerabilidad para la empresa, fundamentalmente en periodos tan difíciles como el que estamos pasando ahorita. En otras palabras, aunque lo que se está haciendo a mi parecer está bien, tiene que haber otra modificación legal, otra lógica de estratificación que permita una mayor capacidad de la micro, la pequeña y la mediana para enfrentar condiciones difíciles y que, efectivamente, las empresas grandes y gigantes sean la punta de lanza de la mejora de las condiciones laborales”, opina Luis Ignacio Román.

El académico propone establecer mecanismos de transferencia de recursos de las empresas más grandes a las pequeñas y las medianas, “por ejemplo, a través de un cambio de la estructura de aplicación del reparto de utilidades, con una estrategia de reparto de utilidades a niveles regional o sectorial”, de manera “que las ganancias de las empresas más poderosas también beneficien al reparto de utilidades, a la estabilidad de los trabajadores de las empresas que se encuentran en condición más difícil, porque la gran bronca ahorita, que es el reclamo empresarial —y, curiosamente, en buena medida proviene del empresario grande o de las cámaras—, es decir: ‘¡Es que con esto van a generar despidos y desempleo!’. A ver: si la mayor parte está en empresas corporativas, no me digan que esas empresas no pueden mejorar la estabilidad y las capacidades en un país con una distribución del ingreso, de la riqueza y del mercado tan elevada como en México, no me frieguen”.

Juan Carlos de Obeso opina que después de que sea aprobada la reforma “tenemos que ver la respuesta de las empresas en cuanto a cómo van a cumplir con los requisitos, es decir, si efectivamente van a transitar a un esquema de especialización […] aunque es una reforma que busca sustancialmente proteger al trabajador, lastimosamente a veces la respuesta de las personas ante una reforma así es hacer ajustes más administrativos, corporativos, para cumplir, antes que realmente atender a sus trabajadores y darles las mejores condiciones de vida —que, a fin de cuentas, creo que todos estaríamos de acuerdo con eso—. El problema es que hay poca cultura en esto, y mucha gente lo que va a decir es: ‘¿Cómo le hago para volver a eludir?’. Ése es el gran problema. Veamos lo positivo de esta reforma, veamos qué es lo que pretende y asumamos un compromiso con los trabajadores”.

 

La reforma laboral

:: Regula tres figuras: la subcontratación de personal, los servicios y obras especializadas y las agencias de colocación.

:: Prohíbe la subcontratación de personal que evita que una persona física o moral proporcione o tenga a disposición trabajadores propios en beneficio de otra, es decir, no puede haber empresas que simulen sus relaciones laborales y que cuenten con trabajadores contratados por otros.

:: Serán permitidos los servicios especializados y las obras especializadas, siempre y cuando no formen parte del objeto social ni de la actividad económica principal de la empresa que los contrate. Las empresas de servicios u obras especializadas requerirán autorización de la STPS y formarán parte de un padrón público.

:: Las agencias de contratación podrán intervenir en el proceso de contratación, es decir, en lo que tiene que ver con reclutamiento, selección, entrenamiento y capacitación, pero en ningún caso el intermediario se considerará patrón ni podrá contratar en sustitución.

Fuente: Gobierno federal, comunicado del 12 de noviembre de 2020.

 

“Oxígeno puro”

Para avanzar en la dignificación del trabajo, De Obeso enfatiza que “hay muchas cosas que tienen que cambiar, tiene que haber una reforma mucho más amplia de lo que parece. Yo creo, no soy especialista, pero creo que tienen que cambiar criterios tradicionales de productividad, como es el caso de la antigüedad y el tipo de empleo. Por ejemplo, la PTU es algo que se discute mucho, es una prestación que se les da a los trabajadores, consistente en 10 por ciento sobre la utilidad —incluso utilidad que no tenga nada que ver con la fuerza de trabajo—; yo puedo tener utilidades por otro tipo de ingresos que no son propiamente por lo que hace el trabajador, y le tengo que dar 10 por ciento. No estoy contra los trabajadores, pero hay aspectos sustanciales de la misión de la Ley del Trabajo que tendrían que evolucionar”.

Luis Ignacio Román comenta que siempre existirán los mecanismos elusivos, “siempre habrá salidas tangenciales, la reglamentación técnica específica hará que siempre haya salidas, pero es mejor que haya una regulación auténticamente protectora de los principios fundamentales del trabajo antes que una ley permisiva para que esos principios no se apliquen. Eso a mí me parece positivo […] sí estoy optimista, sin pensar que la realidad se cambia de un instante a otro. Creo que puede haber una labor muy viva de modificación de las relaciones entre capital y trabajo en México, y, bueno, no es sólo la reforma laboral, es la incorporación de todo lo que es la regulación laboral en el T-MEC, la firma del Convenio 98 de la oit; es toda la reforma del teletrabajo; es la incorporación de trabajadores jornaleros y del hogar en los salarios mínimos; es el aumento de los salarios mínimos reales; es decir, si lo vemos como conjunto, me parece que en un país que tiene tal concentración del poder económico como México, esto, hablando en épocas de covid, es oxígeno puro”.

Amapola López dice que en la CETIEN “tenemos la esperanza de que se elimine” el outsourcing, porque eso “ayudaría a que se pagara más justamente a las trabajadoras y trabajadores y a que se les respeten sus prestaciones […] También nosotros, como clase trabajadora, tenemos la responsabilidad de conocer las leyes, porque ésa es una de las cosas que nos han dañado, no conocer las leyes”.

outsourcingFoto: Reuters/Daniel Becerril

Reitera que “el outsourcing de por sí es violencia; te podría decir que es su segundo nombre, son unos vampiros que chupan la sangre de la clase trabajadora, la debilitaron en todos los aspectos. El outsourcing no debe existir ni aunque digan que lo regulan, ni aunque fueran a respetar los derechos; aun así ya está dañando a la clase trabajadora, es una violación constitucional al empleo estable, empezando por ahí”.

María también opina que el outsourcing“no debería existir porque son empresas que no están produciendo, más bien ganando dinero a costa de las trabajadoras y trabajadores. Nosotros somos los que producimos, somos la mano de obra, y ellos tan sólo administrando al personal sacan todo su dinero, pero es dinero que deberían pagar a las trabajadoras, debería llegar a nuestros bolsillos en salarios y prestaciones mejor pagadas, o bonos”.

María y Amapola López opinaron que las empresas podrían contratar de manera directa a sus empleados y seguir siendo rentables. Josué Rosendo, del Cereal, dice que en México hay trasnacionales que sí han contratado directamente a todos sus empleados y cumplen con el reparto de utilidades. “Sí se pueden garantizar los derechos de los trabajadores. El trabajo no es una mera cuestión de subsistencia: es el epicentro de la vida, de tus capacidades cognitivas, emocionales, creativas. Creo que el trabajo debe dejar de ser sufrimiento y una carga, y más bien ser algo sustancial de la vida, aunque suene utópico”. .

Martín Lietti

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La obra del dibujante argentino Martín Lietti recurre a múltiples técnicas y temas. Desde hace más de dos décadas experimenta con historietas mudas o sistemas de impresión como la risografía, la ilustración botánica científica y la contemplación de paisajes

Foto: Cortesía
Foto: Cortesía

Las historietas y los cómics posiblemente nos remitan a publicaciones impresas o digitales en distintos formatos que cuentan historias mediante dibujos secuenciales, aunque hay más, mucho más: la narrativa gráfica es una extensa y riquísima categoría en la que caben distintas épocas, géneros y públicos. Hay un lenguaje entre sus creadores y lectores que desborda al “humor”, y se encuentra, sí, entre novelas gráficas, el cartón o viñetas, la tira cómica, experimental, gruesos libros de crónicas dibujadas, periodismo gráfico de largo aliento, diarios, webcomics, fanzines y collage.

La obra del dibujante argentino Martín Lietti recurre a múltiples técnicas y temas. Desde hace más de dos décadas experimenta con historietas mudas o sistemas de impresión como la risografía, la ilustración botánica científica y la contemplación de paisajes. En “Quebrada patogónica” utiliza lápices, pinceles, pasteles grasos sobre papel de color. Es una invitación panorámica de la vista y el ensimismamiento del autor.

Martín Lietti estudió Historieta en la Escuela de Dibujo Eugenio Zoppi, donde hoy en día trabaja como docente. Ha impartido talleres de historieta a lo largo de Argentina, Brasil y Colombia. Pertenece al sello editorial Estudio Mafia.

Martín Lietti



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