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Educación ¿con o sin pantallas?

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Antaño, la imprenta y después la fotografía ya daban una posibilidad de comprensión que enriquecía el aprendizaje del sujeto. Ahora hay videos, aplicaciones de realidad virtual y un sinfín de herramientas que complementan este proceso. ¿Son apoyos u obstáculos en el proceso educativo?

Las pantallas dejaron de ser un entretenimiento para convertirse en herramientas de aprendizaje. Foto: Smart-School
Las pantallas dejaron de ser un entretenimiento para convertirse en herramientas de aprendizaje. Foto: Smart-School

La mirada de Lucía se distrae sutilmente hacia lo que esconden sus manos bajo su pupitre. A pesar de que frente al pizarrón está la maestra, exponiendo el punto más candente de la lección de Español, la estudiante prefiere desbloquear la pantalla y acceder al más reciente meme que recibió en su celular vía WhatsApp. Una breve risilla y Lucía vuelve los ojos al frente, esperando la próxima vez que su celular vibre con la respuesta de sus amigos, a quienes reenvió la imagen. Esos efímeros momentos que la niña dedicó a su distracción harán que los diptongos y los hiatos permanezcan como un misterio para ella, a pesar de que la maestra haya dedicado toda la clase al tema.

Para Aarón, la historia es distinta. Su instrumento principal en el salón de clases no es una libreta, sino una computadora. Está en clase de Historia Universal, estudiando el desarrollo de la cultura egipcia. Con la venia y la guía de su profesora utiliza su computadora para encontrar un videotour por las pirámides de Giza, una infografía de las principales deidades egipcias y demás datos curiosos que luego puede compartir con sus compañeros para discutir sobre ello.

La tecnología, ya sea en forma de gadgets como computadoras, tablets o celulares, o pensada como internet y la conectividad que conlleva, se infiltra cada vez más en las aulas de todos los niveles educativos, a veces a pesar de la renuencia de directivos y profesores, y otras tantas con todo su apoyo.

Antaño, la imprenta y después la fotografía ya daban una posibilidad de comprensión que enriquecía el aprendizaje del sujeto. Incluso antes de ello, los viajes de Marco Polo fueron considerados de vital importancia al momento de aprender de otras culturas, y gracias a su narrativa se convirtieron en elementos difusores de un conocimiento hasta entonces lejano. Ahora hay videos, aplicaciones de realidad virtual y un sinfín de herramientas que complementan este proceso. En este contexto, la tecnología es un medio para promover el aprendizaje significativo, teoría de la psicología perceptual que dicta que el conocimiento se percibe mejor por el sujeto gracias a experiencias vividas.

Educación con pantallas La integración de una herramienta digital como la Plataforma Adaptativa de Matemática (PAM) es un apoyo positivo al trabajo en el aula. Plan Ceibal, en Uruguay, dio a conocer el estudio de Evaluación de Impacto realizado por investigadores del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) que tuvo por objetivo identificar el efecto del uso de PAM en el aprendizaje de matemática en estudiantes de primaria. Como resultado, se observó una diferencia consistente en la ganancia de aprendizajes frente a los estudiantes que no usan la plataforma. Foto: Matilde Campodonico

Puertas a un nuevo conocimiento

El maestro Fernando Escobar Zúñiga, académico perteneciente al Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática del ITESO, hace hincapié en que para que la tecnología resulte significativa en el aprendizaje de los niños, debe estar respaldada por un proyecto educativo que la ubique como parte de un proceso enriquecedor para el sujeto y para el proceso mismo. Si no existen estos elementos, lo que va a producir es empobrecimiento de la educación.

El catedrático, quien ha trabajado en el desarrollo de proyectos de incorporación de tecnologías a procesos de enseñanza y aprendizaje, señala que, en la actualidad, el aprendizaje no puede estar disociado del uso de la tecnología.

“Las tecnologías ya no son un artefacto anexo a mi vida; ya son parte de mi vida, del ecosistema que yo habito”, apunta. “Desde hace al menos un siglo se sostiene que los procesos de educación tienen que modificarse. Hay dos características con las que prácticamente todos los estudiosos del tema están de acuerdo: quien construye el aprendizaje es el sujeto (el estudiante), y se trata de un proceso personal”.

Sin embargo, explica que aún existen muchos espacios en que el docente continúa como núcleo del proceso educativo, y todo lo que diga debe ser asumido y memorizado por los educandos. Si a ello se suma la tecnología como proceso paralelo, es mínima la evolución para lograr un verdadero entendimiento del alumno, sin importar si el medio facilitador para la transferencia del conocimiento es un libro o una pantalla.

Educación con pantallas Nómada 360º: Proyecto educacional con realidad virtual que recorrió Chile de norte a sur, se trata de un proyecto para complementar el aprendizaje de escolares y enseñarles sobre geografía nacional y ciencias naturales, por medio de la tecnología. Foto: Lorena Tasca

“La tecnología tiene cosas importantes que aportar a la educación, porque ayuda a que estos enfoques sean instrumentados de manera correcta”. Escobar Zúñiga añade que el sujeto debe estar lo suficientemente capacitado para detectar la información pertinente y verídica, y, por supuesto, saber qué hacer luego de haber obtenido la información; por otro lado, la tecnología permite experimentar cosas que sin ella sería imposible, por lo que constituye un medio para la comprensión integral de fenómenos o conceptos que antes sólo eran susceptibles de comprenderse desde una perspectiva de lejanía.

La tecnología facilita la interacción y la conectividad con otras personas, lo cual enriquece la experiencia del alumno y promueve el proceso de aprendizaje. “La tecnología ofrece la facilidad de trabajar con otros sujetos, de encontrar perspectivas verdaderamente diferentes que ya no se circunscriben al sujeto de la banca de al lado. Quien se ha criado culturalmente en un entorno similar al mío, es más probable que tenga perspectivas parecidas”, señala el académico, y añade que esta cercanía puede acotar el aprendizaje significativo que el alumno pueda tener.

“Los grandes educadores siempre han insistido en la importancia de la interacción del sujeto con otros objetos y sujetos. Cuando yo dialogo con otra persona, logro comprender diferentes perspectivas y puedo aprender, pues me invita a un pensamiento más reflexivo y crítico”, afirma.

 

¿Sócrates tenía razón?

Un pasaje de los Diálogos de Platón recuerda cómo Sócrates advirtió a su discípulo Fedro que la escritura será la ruina de la humanidad, pues acabará con la memoria del ser humano.

Así como Sócrates se opuso a la adopción de la escritura en su momento, hay personas, escuelas y doctrinas que ven con recelo la entrada de la tecnología en forma de computadoras, calculadoras o televisiones al salón de clases, justificando que el alumno está en riesgo de perder o no desarrollar ciertas habilidades, como pensamiento matemático, razonamiento o motricidad.

Estudios de diversas universidades y centros de investigación, como el Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Salud Cognitiva de la Universidad de Pittsburgh, sostienen la hipótesis de que estas modificaciones, que se pueden referir a trastornos neurológicos, visuales y conductuales, entre otros, son consecuencia de un cambio fisiológico causado en el cerebro por el abuso de tecnología en la vida diaria. Entonces, ¿por qué dar la bienvenida a estos artefactos en el aula?

Educación con pantallas Foto: tecnovirtualeduca.org

En lo que respecta a la relación de la tecnología con los infantes, tanto en el ámbito familiar como en el escolar, la frase “nada con exceso, todo con medida” recobra significado. Quitar todo estímulo tecnológico en el salón de clases, que es uno de los lugares donde más tiempo pasan, y donde además pueden estar supervisados, podría perjudicar su adaptabilidad al entorno y convertirlos en analfabetas tecnológicos.

Si bien Sócrates, como lo ha probado la historia, erró al desdeñar la escritura como herramienta para el aprendizaje, su advertencia obliga a la revisión crítica de la tecnología en este mismo contexto. En ese sentido, Fernando Escobar Zúñiga apunta que “no se puede aceptar la inclusión de la tecnología sólo porque el mundo la trajo a colación y la metió en las escuelas”. Lo adecuado, según el investigador, es experimentar con diferentes medios y técnicas.

De acuerdo con un gran número de neurocientíficos, tener acceso paulatino a las tecnologías, de tal forma que los niños vayan aprendiendo a través de la experimentación, y con el acompañamiento que les brinden padres y maestros, debe ser parte del acercamiento crítico a los recursos tecnológicos.

 

Hacer del conocimiento algo divertido

Según resultados alcanzados tras un proyecto realizado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en colaboración con el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE) en instituciones de nivel básico, las escuelas que utilizan de manera atinada la tecnología han visto un aumento de interés y mejor aprovechamiento del alumnado en materias como Ciencia o Matemáticas, mismas que tradicionalmente han sido desdeñadas por gran cantidad de estudiantes de generaciones anteriores.

A la larga, esto podría incrementar la inserción de estudiantes en carreras  de ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). “Estos campos que suelen ser complejos para el estudiante, se vuelven atractivos por el modo en que se le presentan”, apunta Escobar Zúñiga.

Para un estudiante de educación primaria, el hecho de que tenga acceso a los contenidos de clase en una pantalla puede hacer que su atención se intensifique y su interés por aprender aumente. Éste es el caso para Ashley Kane, maestra de segundo grado de primaria en una escuela pública en Iowa, Estados Unidos. Para ella, la tecnología es ya parte de su material de trabajo. “Utilizo mi computadora para hacer la planeación de clases, mostrar videos y documentar lo que hacen mis estudiantes, a modo de monitoreo. También uso mi cámara de documentos muy seguido, para que mis alumnos puedan seguirme con lo que quiero mostrarles. Es imperativo tener este tipo de herramientas en el salón de clases”, afirma.

Este tipo de equipamiento es provisto por la escuela. Dentro del aula también cuenta con 16
computadoras disponibles para que los estudiantes investigen acerca de los temas que se estén revisando en clase, así como para usar programas que les presentan ejercicios de comprensión lectora y de matemáticas para reafirmar los conocimientos aprendidos.

A pesar de todas las ventajas que puede significar tener estas herramientas como parte de la cotidianidad del proceso educativo, la profesora afirma que también hay barreras para que funcionen: que haya energía eléctrica, tener suficientes equipos para todos los estudiantes y mantenerlas en óptimas condiciones, por ejemplo.

“Mis estudiantes se emocionan cada vez que están en la computadora o les digo que veremos un video. La tecnología ya es parte de su vida diaria, porque muchos de ellos están expuestos a algún tipo de tecnología en casa, ya sea a través de videojuegos, tabletas o los celulares de sus padres”, añade.

Educación con pantallas El objetivo de Invertor4change es conectar a niños de diferentes partes del mundo y promover que se conviertan en agentes de cambio. Al principio los niños investigan un tema y, una vez que lo han hecho, empieza el trabajo colaborativo real. Un equipo de India queda asociado con un equipo de Cataluña, por ejemplo. Lo interesante es que puede ir más allá del intercambio cultural y lograr que colaboren en un proyecto en común. Foto: glocaledu.net

Tecnología ≠ pantallas

Existen profesores que, obligados por el sistema educativo y muchas veces sin la capacitación adecuada, migran sus prácticas tradicionales a una computadora en el afán de volverse digitales. Sin embargo, este esfuerzo queda corto y frena el proceso de aprendizaje del alumno, quien no percibe una compaginación verdadera de la tecnología como recurso didáctico efectivo.

Es en situaciones así que la tecnología resulta más una distracción que un medio de enseñanza. “Es peligroso que esto se convierta en una repetición de las prácticas, porque lo que hago como maestro es potenciar viejas prácticas disfrazándolas de vigentes sólo porque están en una pantalla. Lo que urge es una transformación profunda de la educación”, asevera Escobar Zúñiga.

Para que una estrategia de enseñanza aproveche de manera efectiva la tecnología, se deben tener muy claras la propuesta educativa y la concepción del aprendizaje, e ir sumando el uso de la tecnología de manera que permita instrumentar esa concepción.

El investigador agrega que, aunque las escuelas con sistemas personalizados —como Montessori o el método High Scope (sistema de enseñanza activa frente al aprendizaje de los niños)— tienden a incorporar la tecnología de manera más natural, ello no implica que sea mejor o peor que el sistema tradicional. Es la propuesta educativa la que realmente hace funcionar a la tecnología como un elemento que aporta al proceso de aprendizaje del alumno.

Esta obligación de adoptar lo digital también devela otros vicios del profesorado, como la planeación inmutable de las clases, que año con año se utiliza a modo de guion y que, en los casos más afortunados, sólo tiene actualizaciones mínimas. En este contexto, un primer paso es reconocer que un porcentaje importante de los docentes en funciones no cuentan con competencias informáticas básicas, necesarias para incorporar la tecnología en el aula a través de un uso apropiado para la enseñanza y el aprendizaje.

 

Educación en crisis

La investigadora Liliana García Ruvalcaba, catedrática del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática del ITESO, acota que el sistema educativo no ha logrado concebir al alumno como individuo, sino que más bien ha diseñado una educación uniformada y rígida que limita el apoyo al proceso de aprendizaje, lo cual ha derivado en un hastío de jóvenes y niños por la escuela en general.

“Quien decide qué, cómo, cuándo y a qué ritmo se aprende no son los estudiantes, es ahí donde tenemos una crisis muy fuerte”, afirma. En la medida en que el docente sepa acompañar al estudiante, reconociendo sus intereses, sus habilidades, su capacidad de autonomía y sus condiciones de desarrollo, se podrán tener más posibilidades de éxito en el proceso educativo.

 Por ello, la prioridad debe ser el aprendizaje y no la enseñanza. Los estudiantes están ya buscando y aplicando formas alternativas de aprender que son mucho más cercanas y naturales para ellos, sin limitarse al contexto escolar. Es a través de experiencias en diferentes escenarios y conforme esquemas tanto formales como informales, que encuentran respuesta a sus necesidades, emociones y preguntas genuinas.

En ese contexto, la tecnología puede tener un papel importante en la creación de experiencias, ya que el sujeto se acerca a contenidos y relaciones significativos potenciados por una infraestructura tecnológica. Es importante señalar que el alumno no repara en pensar que está aprendiendo “gracias” al celular; el aparato es simplemente el medio para obtener nuevo conocimiento.

Educación con pantallas Foto: juntadeandalucia.es

Para la especialista, no se puede pensar la educación al margen de la tecnología. “Si únicamente la concebimos como artefactos en sí, nuevamente nos vamos a atorar”. En cambio, la investigadora propone priorizar el para qué van a servir estos elementos de software y hardware y validar su uso en el proceso educativo.

“Tenemos el desafío de lograr que esas barreras que existen entre la escuela y la vida cotidiana se desdibujen y cobren sentido. No hay una crisis en el aprendizaje, pero sí en el cómo facilitamos o no entorpecemos ese aprendizaje”, añade García Ruvalcaba.

Pensadas como un agente de transformación e innovación, las tecnologías en el salón de clases son un aliciente para actualizar contenidos curriculares y modelos pedagógicos. Esta misma evolución hará más sencilla la adopción de infraestructura tecnológica, que además vaya acorde con el contexto de las nuevas generaciones.

Los modos en que interactuamos con los diferentes dispositivos y plataformas son distintos, pero han transformado muchos ámbitos de nuestra vida. El reto es lograr una incorporación con sentido y relevancia que permita explotar la tecnología para facilitar el aprendizaje, comenta la investigadora. Entonces, la pregunta no debe ser si se debe o no utilizar la tecnología como herramienta en las escuelas. La pregunta es cómo hacerla parte del proceso educativo. Cómo aplicarla de la mejor manera, a través de plataformas, programas y aplicaciones que procuren un aprendizaje significativo en el alumno, y, por qué no, que hagan más atractivo el contenido.

Los expertos coinciden: la tecnología dentro de las aulas no es buena ni mala, per se: es perfectible. Se puede pensar en una dinámica escolar donde el celular o la tablet sean vistos y tratados como herramientas, y ya no como esos polizones incómodos durante la hora de clase. Que sean aliados de los estudiantes para hacerse de más información valiosa y sumen a su aprendizaje. m.


Los cuidadores no tienen quien los cuide

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En México, las leyes no reconocen a quienes tienen que cuidar de las personas dependientes por razones de salud. Muchas veces deben dejar de trabajar para atender a sus enfermos, lo cual complica más su situación

Muchos padres no pueden conciliar la vida laboral con los cuidados, lo que impacta su economía. Foto: abc.es
Muchos padres no pueden conciliar la vida laboral con los cuidados, lo que impacta su economía. Foto: abc.es

Desde aquella noche, Hortensia Aguilar jamás volvió a caminar, y su esposo, Jesús Robles, nunca descansó. Las noches son para cuidarla, los días para trabajar.

Dicen ellos que el coche en el que veníamos hizo un zigzagueo. Acabó en un barranco poco profundo, en cuyo fondo había un charco. Llovía. Fue la madrugada del 16 o el 17 de agosto de 1981 —37 años lavaron la fecha—. El coche dio una vuelta y cayó al agua. Una hora después, mi madre yacía sobre una camilla. Así siguió durante los próximos decenios, con una lesión entre la C6 y la C7 (la cervical 6 y la cervical 7): dos vértebras muy cercanas al cuello. Por eso, la consecuencia fue la inmovilidad eterna y, antes, un larguísimo internamiento en un hospital.

Mi padre nunca nos abandonó, pero volví a verlo meses después del accidente. Fue a comer a la casa. Había cambiado mucho. Era un anciano corajudo de 35 años, con surcos en el entrecejo y el cabello canoso. Me acordé de que la reina María Antonieta, se llenó de canas en unos días, entre el día en que supo que la ejecutarían y el día en que la ejecutaron. A mi papá no lo ejecutamos, pero no faltó mucho. Todas las noches dormía en el hospital y todas las mañanas daba clases en una secundaria pública, a donde no podía faltar, por aquello de las circunstancias familiares y la crisis económica de 1982.

Trabajo y cuidados Filiberto Rodríguez se retiró en 2000 de su trabajo para cuidar de su esposa, que entonces tenía 62 años y padecía del corazón. “Ella era muy activa y le gustaban mucho las plantas pero, a medida que pasaban los años, me decía que ya no podía hacer lo que le gustaba. Poco a poco fue empezando a tener más limitaciones: yo la tenía que bañar, le tenía que preparar las cosas. Tuve que aprender a cocinar, a limpiar. Estaba muy perdido”, dice. Foto: cdn1.uvnimag.com

Transcurrieron 37 años. La tecnología encogió al mundo. El sistema económico del país cambió. Y las formas de relacionarse. Y el clima. A mi padre lo afectaron las várices y le dieron dos síncopes. Se puso viejo. Sigue sin dormir.

México siguió en la crisis, y, en el asunto de los derechos de quienes tienen a su cargo a una o varias personas dependientes por razones de salud, el cuidado sigue siendo cosa de cada quien. Ese cada quien se friega solo, a veces con ayuda de quien pueda… cuando pueda.

El concepto de cuidador no existe en la Ley General de las Personas con Discapacidad, ni en la Ley General Para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, ni en la Ley General para la Atención y Protección a Personas con la Condición del Espectro Autista. Tampoco en la Ley Federal del Trabajo.

 

“Esto sería fatal si viviéramos en México”: Ángela Reyes, madre de un niño autista

A Édgar Joel Reyes lo venció el dolor, el domingo, y se quedó dormido ya tarde. El día se le había ido en llorar y golpear la pared. Luego, sus papás se darían cuenta de que el niño de diez años tenía un dolor de muelas. En cuando se durmió, su madre, Ángela Reyes, lloró y rezó.

También agradeció que Édgar haya nacido en el norte de Estados Unidos y no en el sur de México. El asunto es que el niño vive con autismo severo —entre diez grados de la enfermedad, sus médicos lo consideran en el noveno más grave—. Allá, el Estado se encarga de una buena parte de los servicios que requieren él y sus cuidadores.

—¿Qué significa eso?

—¡Todo! —responde por teléfono Ángela, quien admite que, aunque ella no necesita trabajar fuera de casa para costear los gastos, hay días que siente que el mundo la aplasta.

Los padres de Édgar son mexicanos de nacimiento. Su padre tiene la condición de ciudadano estadounidense, y su madre de residente; la familia puede acceder al empleo formal y al codiciado seguro médico.

En Estados Unidos, Édgar tiene derecho a todos los cuidados que requiere; su madre, a todo el apoyo que necesita.

Me dan tres horas diarias de Análisis Aplicados de Comportamiento (ABA, por sus siglas en inglés), para que se pueda integrar a la sociedad”, relata Ángela: un terapeuta a domicilio lo enseñó a lavarse los dientes sin ayuda y a dejar el pañal, hace seis meses; a veces, el especialista acompaña a su madre al supermercado o a la alberca, para enseñarla a manejar al niño en distintas situaciones. El terapeuta puede asistir de las seis de la mañana a las cinco de la tarde: “Es lo más fregón que hay”.

Si sus padres no hubieran tenido seguro, habrían tenido que pagar 250 dólares, unos 4 mil 750 pesos, por cada hora del ABA. Todavía más: cuando un niño del estado de Washington nace con, o desarrolla, una discapacidad, se le inscribe enseguida en el Departamento de Desarrollo para Discapacidad, del Departamento Social de Servicios de Salud. Sus padres podrían solicitar la instalación de un elevador en casa, y tener una enfermera gratis todo el día si así lo deciden. Por ahora, sólo han solicitado la enfermera para que acompañe a Édgar de las ocho de la mañana a las tres de la tarde en la escuela, a donde puede ir porque lo recoge un autobús, en una silla de ruedas que cuesta 3 mil 500 dólares y que se financió con recursos públicos. Cuando Édgar Joel cumpla la mayoría de edad, el Estado le asignará una pensión vitalicia.

Por ahora, Ángela tiene ayuda de soporte y de respiro. Cuatro horas, a diario, puede hacer lo que le dé la gana, dentro o fuera de casa. Si pudiera, le gustaría trabajar como mesera o intérprete. No puede. Su esposo, que trabaja para una compañía aeronáutica, tiene derecho a 80 horas hábiles al año para atender emergencias médicas a cualquier hora, si lo necesita.

“Todo esto sería fatal si viviéramos en México. Yo no tengo con qué agradecer que mi hijo haya nacido en los Estados Unidos”. Sí, a veces es mejor que el hubiera no exista.

 

Muchos dependientes, pocas leyes

En México no hay reconocimiento, ni estrategias ni política pública ni proyectos para quienes hacen el trabajo cotidiano de atender a quienes viven con alguna condición especial, temporal o crónica.

No es que las personas dependientes no existan, al contrario. De 120 millones de paisanos, 7.2 millones viven con mucha dificultad o imposibilidad para realizar tareas cotidianas. Otros 15.9 millones viven con limitaciones físicas leves o moderadas, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014.

Si imagináramos que a la mitad de ellos nadie los cuida —simple imaginación de esta autora—, eso significaría que existen por lo menos 9.6 millones de personas que de forma permanente o esporádica se hacen cargo de alguien en situación de dependencia.

En cambio, a escalas institucional y empresarial, no existen respuestas claras para enfrentar el tamaño de las demandas de cuidado, afirma la profesora investigadora del Departamento de Estudios Socioeconómicos (DESO) del ITESO, Rocío Enríquez Rosas, quien coincide con otros colegas en que el cuidado debe colocarse como un derecho, no sólo como una obligación familiar.

Trabajo y cuidados La noche de San Valentín de 2016, Anna Claire Waldrop y su novio, James —a quien llama de cariño “Jimbo“—, se dirigían a casa después de celebrar juntos. Pero un accidente cambió para siempre la vida de Anna: un conductor en estado de ebriedad se impactó contra su auto y, debido a la gravedad del accidente, ella quedó con cuadriplejía. Foto: Lexie Merlino

Rocío Enríquez se ha especializado en la vejez. Sabe que las cargas de trabajo están desbordadas, y las familias no pueden atenderlas de manera exclusiva.

En el otro extremo de la vida están los niños. En su tesis de doctorado en Estudios Científico Sociales, titulada Identidades narrativas en familiares cuidadores de niños con discapacidad, Hugo González Enríquez, que investigó sobre 15 familias de niños con discapacidad neuro-músculo-esquelética, descubrió que en la mayoría de los casos las cuidadoras son mujeres y han tenido que abandonar su empleo, lo cual significó estrechez económica y tensión.

La teoría de los investigadores se confirma en la práctica de Ludovic Neu, de la Asociación de Padres de Familia de Niños Down, AC, que pertenece al Instituto Down de Occidente. De unos 50 niños que reciben los servicios del Instituto, los padres de 40 de ellos están casi ausentes.

Neu dice que hay una preocupación por los cuidadores de personas, porque muchos niños y jóvenes con síndrome de Down no tienen seguridad social, pues sus padres no pueden asumir un empleo formal. Las madres buscan patrones que las dejen llegar a las nueve de la mañana, regresar por sus hijos a las dos y tenerlos un rato en el trabajo. La situación se complica cuando las madres envejecen y les es imposible mantener a sus hijos, ni siquiera con un empleo informal.

 

“Nuestro proyecto de vida no es relevante”: Cinthia Ramírez, abogada y madre de un niño con autismo

Hablar con la abogada Cinthia Ramírez es una odisea. Ella está siempre dispuesta, pero casi nunca disponible. Cinthia es madre en soledad. Su único hijo, Emir, de dos años y medio, vive con autismo.

¿Cuál es la gravedad de su autismo? Responde con humor negro: “Algunos dicen que leve-moderado; otros que moderado… Es un autista normal”.

Cinthia ha sido voz de otros reportajes de MAGIS, como en el que se abordó el tema del machismo y el empleo. Es una abogada brillante, con un maestría en Derechos humanos y paz por el ITESO; una asesora solidaria, que sólo pide una cosa: puntualidad. Cómo no va a ser así; suele atender a quienes la solicitan durante las siestas o en los huecos de la terapia de su hijo, que le cuestan 10 pesos por minuto.

Sus tiempos son exactos. “Me levanto a las seis o siete y media de la mañana, depende de qué tanto haya dormido el niño; puede despertarse cuatro o cinco veces en la noche. En el día, los niños con autismo deben seguir rutinas muy rígidas. Lo llevo a su sillita, en el comedor. Le pongo una caricatura, en lo que le preparo el desayuno, en diez minutos. Como lo que puedo. Lo pongo en un espacio junto a mí y limpio la casa, en una hora: Emir lame las cosas. Lo pongo en otro espacio y preparo la comida; debe comer siempre a la misma hora. Hace su siesta en dos horas, en las que me pongo a trabajar —o a dar entrevistas—. Despierta y juega. Mientras, le preparo la cena y luego lo duermo. Termino de limpiar. Lavo ropa. Anticipo la comida del día siguiente. Trabajo en estados del arte para publicar o en consultorías. A veces, voy al supermercado. Hay días y días en los que no salgo de la casa. Hay días que no orino”.

Como no tiene un empleo formal, Cinthia carece de seguridad social y de derecho a una guardería gratuita. Un día visitó el Centro de Atención Múltiple, pero no lo consideró adecuado. Antes apuntó a su hijo en una estancia de la Sedesol, pero desistió el primer día: se negaron a permitirle el juguete con el que Emir se sentía seguro; no quisieron darle biberón, que era lo único que tomaba y, ante el llanto del niño, le prestaron una tijeras.

En una escuela privada le dieron la opción de una niñera sombra, que ayuda a los niños a comprender las instrucciones de la escuela… por nueve mil pesos mensuales.

El autismo ha trastocado la vida laboral de toda la familia. Cinthia no puede trabajar. En seis meses ha rechazado ofertas importantes; la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco la invitó a hacer un diagnóstico de políticas públicas con enfoque de género, y un programa de alerta de género de la Fiscalía de Jalisco le pidió que revisara expedientes de feminicidios.

En el otro lado de la familia, su madre estaba a punto de jubilarse, pero desistió porque su sueldo es vital para la familia. “Somos familias olvidadas. Nuestro proyecto de vida no es relevante. ¿Cuántas personas han pensado en el suicidio? Yo tengo la esperanza de que el Emir se rehabilite y yo pueda encontrar un horario laboral más flexible, pero no tengo idea de qué va a ser de mí”.

 

Las investigaciones cualitativas de Rocío Enríquez y otros académicos han revelado que en México las respuestas se concentran en los recursos con que cuentan las familias y, principalmente, las familias extendidas que comparten casa. La atención se dificulta en metrópolis donde las redes de parentesco están dispersas en la mancha urbana.

Enríquez añade que las discusiones académicas sugieren nuevos pactos acerca del cuidado, en dos planos: a escala micro, que se relaciona con la distribución de las cargas de cuidado entre hombres y mujeres en los hogares, y a escala macro, que implica a las instituciones de gobierno, las organizaciones comunitarias, las empresas y el mercado, desde la corresponsabilidad social —lo cual tiene que ver con las reformas necesarias para que las familias puedan atender las demandas de cuidado o contar con apoyos—.

Los cuidadores no sólo enfrentan los vacíos legales e institucionales, sino también el cambio demográfico en América Latina; el continente envejece sin remedio, y las familias son más pequeñas, por lo cual deben soportar cargas de cuidados mayores. Hoy existen 13.4 millones de personas de más de 64 años. Para 2030 habrá 20.3 millones: 51.5 por ciento más que ahora, según el Consejo Nacional de Población.

Trabajo y cuidados Ana Merino es ama de casa y Miguel de Cabo, jefe de ventas. Pero desde hace ocho años han dejado de ser sólo Ana y Miguel para convertirse en “los padres de Daniela”, una niña con diagnóstico de autismo desde hace seis años y que se ha convertido en el centro de esta pareja. Foto: AutisMap-Asocaición-Autismo-Málaga

La trayectoria uruguaya

En la región, la esperanza se llama Uruguay, que desde los años noventa, hace casi 30 años, comenzó a trabajar en la creación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados, y en 2015 publicó el Plan Nacional de Cuidados.

Hoy en día, el país sudamericano reconoce el derecho de cuidar y ser cuidado, y valora, incluso con un sueldo, la actividad de los cuidadores.

Uruguay creó el sistema cuando reconoció la sobrecarga que enfrentan las cuidadoras, pues  la mayoría son mujeres; también tuvo en cuenta el envejecimiento demográfico del país, así como la importancia estratégica que tiene para el Estado el hecho de que las personas dependientes reciban cuidados de calidad.

Por lo menos en el papel, el documento reconoce que el cuidado de personas con necesidades especiales se equipara a un empleo, que requiere una remuneración y periodos de descanso.

El sistema lo rigen los principios de responsabilidad estatal, que implica el reconocimiento formal y la regulación del cuidado de personas dependientes; la descentralización territorial, para que estas acciones no se limiten a las ciudades; la participación social, para que los sujetos de cuidado reciban atención de calidad y los cuidadores una retribución justa; el financiamiento solidario, que significa la asignación de recursos para servicios integrales; la progresividad del derecho y la calidad.

 

Las mujeres del taller

Desde 2008, Alejandro Leyva Millares tomó dos decisiones vitales para su negocio: emplear sólo a mujeres y hacer flexibles los tiempos de trabajo en su pequeñísimo taller de serigrafía.

“Todo en la vida es recíproco, ellas responden muy bien”, dice.

Los perfiles del equipo de Impresiones Serigráficas de Calidad, SA de CV, son los de señoras que aportan a la economía en hogares que intentan salir de la pobreza, madres solteras y muchachas jóvenes.

—¿No faltan mucho porque sus hijos se enferman?

—Algunas veces, pero cuando están responden muy bien.

“Cada que se integra alguien nueva —aunque hay poca rotación—, platico con ella. Le digo que el horario es corrido, para que puedan salir a una hora aceptable en la que les sea posible ayudar a sus hijos con la tarea. Se lo puedo comprobar: así redujimos las inasistencias. Les pido que avisen con tiempo, cuando una tiene que ir a una junta escolar, para que recupere sus horas de trabajo y nadie se afecte. Las que están embarazadas se van de licencia, como la ley marca, y vuelven; las que tienen familia puede irse de inmediato si alguien está enfermo; eso es primero, como en la familia de uno…”. El resultado, relata Alejandro Leyva, es la fidelidad de su equipo, que se proyecta en la calidad de los trabajos del taller.

“Cuando uno respeta lo más básico, las empleadas responden. Se sienten parte. Tienen interés. Los resultados son tangibles y medibles: las familias de estas mujeres tienen mejor salud, nunca hemos tenido una falta injustificada, una demanda, un robo o un accidente de trabajo. A veces les avisan que sus hijos están enfermos y faltan unos días. Otras, les avisan, se van y, si no era grave, regresan a trabajar ese mismo día, sin que nadie se lo pida”.

Le pregunto a Alejandro qué estudió y dónde. Estudió Administración de Empresas, en la Universidad de Guadalajara. “Pero esto no se lo enseñan a uno en la escuela. Me lo enseñó la vida. Cuando uno respeta lo más importante para las personas, la salud, uno recibe respeto”.

 

El Plan Nacional de Cuidados es una conquista de derechos sociales en Uruguay. Su fin es garantizar el derecho al cuidado, en corresponsabilidad entre las familias, el Estado, el mercado y la comunidad.

Entre otras acciones, contempla la creación y la promulgación de leyes y la ejecución de programas para transformar el cuidado en una actividad formal, que proporcione ingresos económicos a quien los realiza.

El principio que regula el Sistema Nacional de Cuidados, del cual forma parte el Plan, es la solidaridad, que implica la distribución de las tareas de cuidado con una visión de derechos de género e intergeneracionales —el documento explicita que no se trata de fomentar acciones caritativas—.

Un ejemplo: se propone un modelo de Casas de Cuidados Comunitarios para niños de 45 días a un año de edad, en el que una persona capacitada por el Estado, y certificada, se hace cargo, en su propia casa —avalada—, de tres bebés, a cambio de un sueldo. Otro ejemplo: se contempla un subsidio para que las familias que tienen a su cargo a personas con discapacidad severa puedan costear horas de cuidado por profesionales o en centros de cuidado permanente.

La abogada Cinthia Ramírez afirma que, con independencia del modelo de gobierno que dirigirá a México en los próximos años, es vital la creación de un modelo de solidaridad social para las personas con necesidades especiales y sus cuidadores. “No a través de la caridad, sino de la regulación”.

Trabajo y cuidados La vida de Ángela Torres dio un drástico giro de 180 grados el 9 de marzo de 2009. Ese día recibió una llamada de la policía en la fábrica donde trabajaba. Su madre se había perdido. La encontraron por la noche en un bar, con un brote de esquizofrenia. Era sábado y el lunes tenía que volver al trabajo. Una amiga se hizo cargo de la madre durante los primeros días. Al cuarto tuvo que dejar su empleo. Foto: Robert Ramos

Cinthia es reconocida por sus colegas, profesores y alumnos por sus capacidades para acompañar asuntos de derechos humanos —incluso ante los tribunales interamericanos—, pero no puede ejercer tanto como quisiera. Tiene un hijo pequeño con autismo. Desde el teléfono, en los pequeños lapsos de siesta de su niño, la abogada sugiere comenzar a discutir sobre opciones para los cuidadores. “¿Qué pierde el país cuando no podemos trabajar?”, se pregunta.

Aldo Flores, veinteañero, perdió su empleo administrativo en una empresa que prepara a jóvenes para exámenes académicos. Renunció cuando supo que no iba a obtener los permisos para atender a su madre, quien no se recupera de un derrame pulmonar; lo cuenta en la terraza de la Clínica 89 del IMSS, donde se toman un descanso unas 20 personas que tienen a alguien ahí internado.

A su lado, Jesús García admite que nomás porque es el gerente de una maquiladora se puede tomar unas horas para acompañar a su madre, que se fracturó la cadera y pasará varias semanas en la 89. Afirma, sin darse cuenta, que su empresa es comprensiva, porque les permite a sus empleados faltar cuatro días al año cuando tienen un pariente enfermo.

 

Un ABC para cuidadores, en un curso virtual

En Jalisco, algunas instituciones comienzan abordar los problemas físicos y emocionales de las personas con necesidades especiales y de quienes las cuidan. El Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y el Instituto Jalisciense de Alivio al Dolor y Cuidados Paliativos (Palia), de la Secretaría de Salud, organizan el curso a distancia Cuidadores para Personas Dependientes, del 28 de agosto al 2 de octubre de 2018.

Laura Topete González, jefa de promoción del Sistema, explica que el trabajo en las Comunidades de Aprendizaje y Servicios Académicos (CASA) de la UdeG, en 44 comunidades rurales de Jalisco, permitió conocer la situación de dependencia en las poblaciones pequeñas, donde existe una cantidad importante de personas de edad avanzada de las que nadie se hace cargo. En el caso de Palia, el programa conoce de primera mano, incluso con visitas a domicilio, a las personas que están en situación de dependencia —muchas veces con cáncer— y a sus cuidadores.

El curso se realizará en tres unidades: los detalles del cuidado no profesional, generalmente a cargo de los familiares; el cuidado psicosocial y los cuidados del cuidador.

De acuerdo con Laura Topete, en estos días se trabaja en el diseño de un curso para la organización Mujeres Extraordinarias, de Los Ángeles, Estados Unidos. El grupo desea alentar emprendimientos de cuidadores profesionales, ante las dificultades que muchos latinoamericanos tienen para ir a solicitar servicios por temor a que los separen de sus familias.

 

No todos los que están en la terraza tienen un pariente enfermo. A Gilberto, un bombero de la ciudad de Tequila, lo mandaron a acompañar a un paisano al que le amputaron la pierna. Los bomberos de ese municipio atienden tres o cinco situaciones como ésta cada semana. “Son casos complicados, porque los parientes que los cuidan dejan de trabajar y no tienen ni para traer a sus enfermos a la ciudad”.

Parece que los Bomberos de Tequila hacen un esfuerzo aislado para ofrecer servicios de traslado a la zona metropolitana. Pero este esfuerzo puede terminar de pronto, porque es informal.

“Hay aspectos que no pueden quedar a la buena de Dios; deben estar regulados. Si no nos hacemos cargo de las personas con discapacidad y de sus cuidadores, estamos mandando el mensaje de que existe un mundo en el no cabemos”, dice la abogada Cinthia Ramírez, con experiencia teórica y empírica.

Ojalá mi padre, Jesús Robles, viva para verlo. m.

Trabajo y cuidados José Carnero junto a su hijo cuando el niño estaba siendo tratado por una leucemia que ya ha superado. Foto: José Guzmán

Pigmentocracia y blanqueamiento por despojo

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Mientras que en la academia se llama gentrificación al proceso de desplazamiento de cuerpos y formas de vida de los barrios tradicionales, en la colonia Juárez de la Ciudad de México le llaman blanqueamiento por despojo, destacando el carácter racista del proyecto de metrópolis global

Escala de color utilizada para la encuesta del INEGI sobre pigmentocracia.
Escala de color utilizada para la encuesta del INEGI sobre pigmentocracia.

En 2017, el INEGI mostró con datos públicos que la pigmentocracia que las monarquías europeas instauraron hace varios siglos en los territorios que invadieron y colonizaron aún impera en nuestro país de forma no muy distinta a como ocurre en el resto del mundo. Esto significa que el color de piel no solamente define patrones de valoración estética, sino que esas valoraciones estéticas siguen siendo un poderoso mecanismo de órdenes social, político y económico a escala global. Ciertamente, es posible encontrar personas negras con mucho poder económico en Estados Unidos, o personas morenas en México como altos mandos políticos y empresariales; sin embargo, sigue siendo mucho más probable que personas de piel blanca puedan tener acceso con menos dificultades a esas condiciones. De hecho, en Estados Unidos, al menos hasta inicios de este siglo, había más personas negras en las cárceles que en las universidades, y constituían, además, 40 por ciento del total de la población privada de libertad en ese país.

Pero no hay por qué ir tan lejos para constatar el orden pigmentocrático del mundo social. Entremos al campus de una universidad privada como la que acoge a nuestra revista. Concentrémonos en el color de piel del estudiantado. Luego observemos al profesorado y a quienes dirigen la universidad. Luego miremos al personal de servicios y al personal de seguridad. ¿Qué pudimos observar? El Módulo de Movilidad Social Intergeneracional (MMSI) de 2016, encuesta cuyos resultados fueron presentados el año pasado por el INEGI, arrojó que, dentro de una escala cromática de once tonalidades de color de piel en la que cada persona encuestada se definió a sí misma, más de 79 por ciento de quienes se encontraban en los tres grados de color más claros había alcanzado nivel superior de escolaridad, mientras sólo 25 por ciento de quienes se encuentran en los tres grados más oscuros logró acceder a ese nivel de estudios.

Vecinas, colectivos e investigadores organizados en 06600 Observatorio y Plataforma Vecinal de la Colonia Juárez, en la Ciudad de México, han identificado cómo se reproduce la pigmentocracia clasista también en el orden territorial metropolitano. En los años recientes, las políticas urbanas emprendidas por los gobiernos progresistas han redefinido el acceso a los barrios tradicionales de la ciudad mediante la revalorización del suelo (incrementando así los costos de alquileres y prediales) y con formas de consumo que apelan al imaginario de la blanquitud: cuerpos blancos, dinámicos, formados en nuestra universidad privada, que visten traje y corbata de diseñador mientras se mueven sustentablemente en bicicleta por la smart city. El resultado es el desplazamiento de cuerpos y formas de vida de los barrios tradicionales incompatibles con ese imaginario —salvo que desempeñen funciones de servidumbre en departamentos de lujo—. Mientras que en la academia se llama a este fenómeno gentrificación, en la colonia Juárez le llaman blanqueamiento por despojo, destacando el carácter racista del proyecto de metrópolis global, a la vez que señalan al negocio inmobiliario como forma de lavado de dinero.

 

Para seguir reflexionando

:: Susana Vargas Cervantes, “México, la pigmentocracia perfecta”.

:: Federico Navarrete, “Una estampa del antiguo régimen”.

:: “Dime de qué color eres y te diré el nivel de oportunidades que tendrás en México”.

:: México racista, de Federico Navarrete (Grijalbo, 2016).

:: “El barrio es de quien lo trabaja”.

:: Pablo Gaytán Santiago, “Blanqueamiento hetero-totalitario”.

“La música consiste en colores”

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Debussy alguna vez dijo que “la música consiste en colores” y transformó la manera de componer para hacer del arte de los sonidos un lenguaje más sensual, más capaz de expresar con efectos orquestales y nuevos acordes los colores de la naturaleza 

Cuando se piensa en la relación entre la música y el color, de modo inevitable viene a la mente el nombre del francés Claude A. Debussy, quien nació en St. Germain-en-Laye el 22 de agosto de 1862 y murió en París el 25 de marzo de 1918. Este inspirado músico, que alguna vez dijo que “la música consiste en colores”, transformó la manera de componer para hacer del arte de los sonidos un lenguaje más sensual, más capaz de expresar con efectos orquestales y nuevos acordes los colores de la naturaleza y la sutileza de la palabra en la poesía. Algunos lo catalogan como el primer compositor impresionista. El crítico musical español Álvaro Guibert escribió atinadamente: “Siempre me acuerdo de la frase de Harry Halbreich, el gran musicólogo:'Debussy fue el primero en componer con sonidos, más que con notas'. Sin necesidad de derribar la tonalidad, Debussy creó sonidos emancipados, exentos de sus obligaciones en cuanto notas de la escala y liberados de los barrotes rítmicos del compás” (El Cultural, Marzo 26 de 2018).

Su música suena distinta a la de compositores anteriores, y hay que aprender a escucharla también de modo distinto. Debussy fue un profundo conocedor de los valores musicales de compositores barrocos como Bach, hasta el lenguaje de creadores de la talla de Wagner. Escuchó y estudió con mucho interés las obras de sus contemporáneos, como Tchaikovsky y Franck. Es así que tuvo una base sólida para atreverse a proponer un lenguaje diferente que marcó la evolución de la música en Occidente.

 

Debussy: Images. Emmanuel Krivine. Warner Classics, 2018

No hay mejor manera de presentar la relación que Debussy establece entre música y color, que con una de sus composiciones más emblemáticas: Imágenes para orquesta, escrita entre 1906 y 1912. La obra consta de tres secciones: “Gigues” es la primera; luego “Ibéria”, la más famosa del tríptico al pintar musicalmente diversas impresiones sobre España; y “Rondes de printemps”. Acerca de esta obra, Debussy escribió: “Cada vez más creo que la música no es, en su esencia, una cosa que pueda fluir dentro de una forma rigurosa y tradicional. Está compuesta de colores y de momentos de tiempo rítmicos”.

 

Debussy: Prelude to the Afternoon of a Faun. Paavo Järvi, Cincinnati Symphony Orchestra. Telarc, 2006

El Preludio a la siesta de un fauno es una de las obras más conocidas y revolucionarias de Debussy, quien dijo acerca de esta obra: “La música de este preludio es una ilustración muy libre del bello poema de Stéphane Mallarmé. No pretende, en modo alguno, ser una síntesis del mismo. Son más bien los decorados sucesivos a través de los cuales se mueven los deseos y los sueños del fauno en el calor de la siesta. Luego, cansado de seguir la huida temerosa de las ninfas y las náyades, se abandona al sueño embriagador, lleno de ensoñaciones por fin realizadas, de posesión total en la naturaleza universal”.

 

Debussy: La Mer. The Cleveland Orchestra & Pierre Boulez. DG, 1995

La pasión de Debussy por el mar lo llevó, entre los años 1903 y 1905, a componer La Mer (El mar), tres bocetos sinfónicos para orquesta que se consagraron pronto como una de las obras más valiosas y revolucionarias de su repertorio. En ella, el compositor “dibujó”, con un magistral manejo hasta entonces poco conocido de la paleta orquestal, sus propias impresiones sobre diversas escenas marítimas: “Del alba al mediodía en el mar”, “Juego de olas” y “Diálogo del viento y el mar”. Sugerencia: escuchar esta obra a la par de la lectura de la novela Océano mar, de Alessandro Baricco.

 

Debussy: Claire de Lune & Other Piano Favorites. Martin Jones. Nimbus Records, 1994

Una de sus creaciones para piano más apreciadas en la historia de la música es el “Claro de luna”, una de las cuatro piezas de la Suite Bergamasque, compuestas por Debussy en 1890, pero que fueron revisadas en 1905, año en que tomó su forma definitiva la pieza referida y que es una de las más conocidas del compositor francés. A pesar del carácter etéreo de la pieza, cada nota de piano es una sutil pincelada de colores, pero tan poderosamente expresiva a lo largo de sus escasos cinco minutos de duración, que ha sido utilizada no pocas veces como música incidental en escenas de diversas películas.

 

Mussorgsky: Pictures At An Exhibition (Piano & Orchestra). Brendel, Vienna Philarmonic Orchestra, Previn. Decca, 1994

Hay una obra que primero trascendió a la fama por la partitura original para piano y, después, por el arreglo para orquesta hecho por un músico influenciado por Debussy, lo que nos permite constatar la diferencia de colores entre una y otra versiones. Estamos hablando de Cuadros de una exposición, suite escrita para piano en 1874 por el compositor ruso Modest Mussorgsky (1839-1881). Pero lo que hace más famosa a ésta de por sí joya musical, es la orquestación que en 1922 hizo el compositor francés Maurice Ravel (1875-1937), al trasladar los colores del piano a la riqueza de la paleta orquestal.

Los matices de la percepción

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Los humanos y los chimpancés mostramos una diferencia genética gracias a que tenemos un tercer tipo de célula: una de nuestras neuronas distingue de manera independiente los verdes y, por ende, podemos percibir un espectro de luz más rico

Existen en la retina dos tipos de neuronas que nos ayudan a interpretar la luz que percibimos, así como sus tonalidades. Las cónicas, que detectan diferentes longitudes de onda para identificar colores, y las cilíndricas, que permiten que tengamos visibilidad aun con poca iluminación. Ambas células son evidentemente sensibles a la luz; sin embargo, las cónicas acaso son más interesantes, pues tienen una característica que las distingue entre sí, y es que se activan de acuerdo con la longitud de onda que reciben. Unas neuronas sólo se encienden al identificar el color azul, otras únicamente se activan con el verde y, finalmente, otras más son exclusivas para el color rojo. A pesar de que nuestros fotorreceptores se prenden sólo al percibir tres pigmentos, esto es suficiente para experimentar toda la gama colorimétrica que vemos, lo que biológicamente nos da mayor precisión, pues podemos identificar diferencias de longitud de onda menores de tres nanómetros (nm) dentro del espectro de luz visible. Muchos mamíferos, a diferencia de nosotros, tienen una visión dicromática, con dos tipos de neuronas cónicas —por ejemplo, unas células son sensibles al rojo y al verde y otras sólo al azul—; esto los vuelve menos precisos ante los cambios de longitudes de onda. Los humanos y los chimpancés mostramos una diferencia genética gracias a que tenemos un tercer tipo de célula: una de nuestras neuronas distingue de manera independiente los verdes y, por ende, podemos percibir un espectro de luz más rico, con una visión tricromática.

 

Las tetracromáticas

Existen animales, como algunos reptiles y pájaros, que tienen cuatro diferentes tipos de células fotorreceptoras, lo que les permite ver espectros infrarrojos o ultravioletas. En los humanos también se han identificado mutaciones en las neuronas cónicas que permiten a ciertos individuos experimentar una variación más rica de colores; si bien no llegan a percibir espectros infrarrojos o ultravioletas, sí se ha descubierto que pueden identificar contrastes con más precisión. Estas personas pueden identificar cambios de longitud menores a un nanómetro. Se estima que esta mutación se presenta de manera característica en las mujeres, y que 12 por ciento de ellas la tiene.

 

Gris

Se ha descubierto que las retinas de pacientes con depresión son menos sensibles a los contrastes de luz. En un estudio realizado por el doctor Emanuel Bubl, en Friburgo, Alemania, se comprobó que hay correlación entre los grados severos de depresión y la menor sensibilidad a los colores; así, se encontró una disminución en la percepción de contrastes en un paciente deprimido. Los investigadores están considerando realizar un examen que pueda informar al médico el grado de depresión que sufre una persona, con base en el índice de sensibilidad al color que presente.

 

¿Tu azul es mi azul?

Algunos científicos aseguran que los seres humanos no percibimos los colores de la misma manera. Por ejemplo, puede haber diferencias pequeñas en las células cónicas rojas de una persona, que alcanzan un pico de excitación cuando detectan longitudes de onda de 590 nm, contra las células cónicas de un pintor como Rothko, que tal vez presentaban un pico de 620 nm. Esta variación puede ser enorme al percibir, por ejemplo, rojos y naranjas. Aunque la ciencia tiene la certeza de que objetivamente recibimos una longitud de onda similar, es posible que percibamos gradientes distintos de colores entre nosotros por las variaciones de exaltación en los fotorreceptores.

 

Sinestesia

Imagina que, al escuchar ciertas notas musicales, ves colores, o que ciertas letras en un enunciado se perciban como multicolores. Esto es a causa de una condición llamada sinestesia, por la que los sentidos se mezclan entre sí. Por mucho tiempo no contábamos con las herramientas para estudiar este fenómeno, pero recientemente se ha encontrado un patrón genético que explica una hiperconectividad en ciertas regiones del cerebro, lo que provoca una percepción combinada de sonidos o letras con colores. No mucha gente presenta esta condición, aunque parece que no es excesivamente rara entre los artistas (por ejemplo, Michael Jackson).

La luz del espíritu crea colores

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Contemplamos nuestra vida como en una cascada de colores donde se derraman el trabajo, el descanso, la lectura, las charlas, las tristezas, las pérdidas, los errores, los logros, los sueños por realizar, los abrazos, los veranos… Todo es parte de un paisaje bellísimo

Una forma de transformar los colores opacos de nuestra existencia es aprender a habitar nuestra rutina y abrazarla así como es. Lo monocromático es parte de la vida y hay que asumirlo. El desafío radica en colorear nuestra vida como un lienzo abierto al pintor, ahí donde estamos y como somos. Es el desafío de ser pintor y pintura. ¿Lo aceptas?

El primer color de esta pintura es la vida. Con sorpresa podemos exclamar: “¡Existo!”, y lo digo así, con sorpresa, porque existo y podría no existir. Pero ya estoy aquí. Y si estoy aquí es porque alguien lo quiso; soy obra de una voluntad. Alguien me pensó, me imaginó, me esbozó con su libertad por amor; no por capricho, sino por puro y auténtico amor. Ésta es la base del lienzo.

Ahora, es un amor que se narra en esta vida que es la mía. Éste es el segundo color: la historia narrada. ¿Cómo me hablo a mí misma? ¿Me acepto como soy? ¿Amé o me dejé amar el día de hoy? ¿Reconocí mis fallas y me propongo enmendarlas? En nuestra vida hay acontecimientos muy significativos que nos han marcado, por eso es importante volver a ellos y recogerlos, re-narrarlos. ¿Qué me digo a mí misma hoy, a mis 27 años, de aquello que viví en mis nueve o en mis 12? Siempre es un buen detalle para con uno, el ejercicio de la autobiografía vista con ojos de amor y comprensión.

El tercer color, sustraído de esa narrativa propia, es el sentido. Es éste el eje transversal que me sostiene en medio de tormentas escandalosas o de sinsabores monótonos. El sentido me ayuda a pintar mi vida con viveza, a aprender a tomarle sabor a lo cotidiano, a ser paciente y a saberme frenar para no culpar a otros cuando la irritación me invade porque algo no funciona como yo quisiera. El sentido me ayuda a ser perseverante en la felicidad, aunque ésta no sea diversión. ¿Cuál es el sentido que mi vida me ha regalado? ¿Lo sé?

El cuarto color es el otro o la otra: amigos, familiares, compañeros de escuela o de trabajo, una desconocida en el autobús urbano o un trabajador de una tienda departamental que me ofrece ayuda para que haga mi compra. El otro, que sin él yo no puedo ser. Aun cuando las relaciones humanas son difíciles, ese otro, al hablarnos de él también nos habla de nosotros mismos. Un coraje que ese otro me provoca, a veces sin él saberlo, me ayuda a conocerme mejor. Y qué decir de un delicioso silencio o unas buenas carcajadas con los amigos, que la imagen se pinta por sí sola.

Y finalmente, como desborde de potes de pinturas en el lienzo que el pintor se apresura a esparcir para no desperdiciarlo, contemplamos nuestra vida como en una cascada de colores donde se derraman el trabajo, el descanso, la lectura, las charlas, las tristezas, las pérdidas, los errores, los logros, la paz interior, los sueños por realizar, los abrazos, las lluvias, los veranos… Todo es parte de un paisaje bellísimo que soy yo.

Alguien nos llama, sabemos reconocer su voz porque ha soplado para infundirnos vida. Nos habita, nos congrega, nos impulsa, nos pinta. Es la luz del espíritu que crea colores.

Frida Escobedo: historia de dos ciudades

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El ascenso de Escobedo en el mundo de la arquitectura resulta a contracorriente en el contexto de una profesión frecuentemente criticada en el orbe por su estructural desigualdad de género

Pabellón Serpentine, diseñado por Frida Escobedo, Londres, 2018. Foto: Frida Escobedo
Pabellón Serpentine, diseñado por Frida Escobedo, Londres, 2018. Foto: Frida Escobedo

Al acercarse al Pabellón Serpentine desde los Jardines Kensington de Londres, ya se vislumbra la actividad a través de sus muros entramados: el murmullo de un café, mamás con sus carriolas y estudiantes que charlan y se hacen selfies en la superficie reflejante del techo. Debido al caluroso verano, definitivamente poco británico, los parques de Londres bullen de gente todos los días, y el pabellón brinda un necesario refugio para el sol .

El pabellón de este año fue diseñado por la mexicana Frida Escobedo. Este encargo es el más reciente de una serie de reconocimientos internacionales de gran prestigio que se ha adjudicado la arquitecta de 39 años. Otros son el Premio Arquitectura Emergente del Architectural Review en 2016, una obra por encargo en la Trienal de Arquitectura de Lisboa en 2013 y una instalación en el prestigiado Museo de Diseño Victoria & Albert en 2015.

Serpentine es una estructura simple de muros entramados que resguardan un patio parcialmente techado y un pequeño espejo de agua. Fue construido con materiales industriales del Reino Unido, lo que lleva a remontarse al rol de este país en la Revolución Industrial. Escobedo utiliza tejas de concreto de producción masiva para formar una celosía —diseño tradicional mexicano de un muro entramado que brinda sombra y facilita la circulación de aire en los patios— y la traslada a un clima más frío. De este modo crea un juego de vistas: aunque el visitante se encuentre dentro del pabellón, los Jardines Kensington no dejan de interpelarle.

La celosía como diseño arquitectónico tuvo su origen en un contexto árabe y se extendió a España, y de ahí a América Latina; Escobedo vincula su trabajo a una historia de relaciones globales, lo que da un sentido de intercambio cultural que antecede por mucho a la era digital. La arquitecta afirma que en México “no existe la tabula rasa” y que esto se refleja en su propia práctica.[1] La arquitecta se desenvuelve con aplomo en los contextos internacionales, aprovechando la oportunidad para explorar las usanzas y materiales locales y el significado de encontrarse con otra cultura. Su primera obra en Reino Unido, la obra temporal en el Museo Victoria & Albert, tomó su nombre de Shakespeare – Sabéis que no podríais miraros tan bien como por reflejo– y consistió en un diseño azteca hecho de plataformas con espejos que reflejaban los edificios ingleses del siglo XIX a su alrededor.

Más cerca de casa, las obras de Escobedo combinan la practicidad con un sentido de responsabilidad social. En una charla dentro de su pabellón en Londres, ella establece como uno de los principios de su diseño el “hacer más con menos”,  y destaca el papel de la creatividad y la investigación como activos financieros y ecológicos en una situación de recursos limitados: una estética pragmática que aprovecha al máximo el presupuesto del cliente y reduce el consumo de materiales.[2]

En Serpentine, esto se traduce en una estética de funcionalidad — no hay más que cinco materiales, todos industriales y sin acabados. El techo y la celosía protegen de casi todas las lluvias de verano, mientras que el pequeño estanque crea un plácido reflejo en el techo. Diseñada con el clima inglés en mente, la celosía ha resultado de vital utilidad ante el tiempo inusitadamente caluroso y seco de este año, brindando un oasis de sombra en el parque. Se trata de una arquitectura flexible, otro concepto clave del estilo de Escobedo.

Pabellón Serpentine “You know, you cannot see yourself so well as by reflection”, Museo de Diseño Victoria & Albert, 2015. Foto: thespaces.com

Para la instalación en el Museo Experimental El Eco en la Ciudad de México, ganadora del concurso en 2010, armó una pila de bloques de concreto que los visitantes podían acomodar a su gusto para crear lugares para sentarse, o bien, un escenario. En sus conjuntos de vivienda social, esta misma estética entra en juego en un nivel pragmático: sus construcciones puedes adaptarse con el tiempo a las cambiantes dinámicas familiares. En un proyecto de vivienda social en Taxco, Guerrero, su diseño consta de una estructura externa fuerte y espacios interiores que pueden modificarse fácilmente y a un bajo costo, ya sea para un bebé nuevo, para una pareja cuyos hijos han dejado en nido o lo que se necesite: la vivienda es capaz de responder a los sucesos de la vida.

Escobedo estudió en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y en Harvard. No empezó su trayectoria profesional trabajando en un despacho establecido, sino que desarrolló sus propios proyectos y abrió su estudio epónimo en 2006, en la Ciudad de México. Los proyectos más importantes del estudio han sido, en México, la remodelación de la antigua casa de David Alfaro Siqueiros en Cuernavaca, La Tallera Siqueiros,  para convertirla en museo-taller, así como la intervención de la Librería del Fondo Octavio Paz. El encargo del Pabellón Serpentine representa un salto significativo, una señal de confianza en lo que está por venir.

El ascenso de Escobedo resulta a contracorriente en el contexto de una profesión frecuentemente criticada a escala mundial por su estructural desigualdad de género. Largas horas de trabajo, una cultura de competitividad y una falta de apoyo desde la profesión han sido señalados como los factores clave que contribuyen al dominio de los varones en los escalones más elevados del gremio, sumados a su desmesurada sobrerrepresentación en los premios y las obras por encargo. A escala internacional, la diversidad en la arquitectura es un tema candente: como ejemplo está el anuncio reciente de Kanye West de que incursionará en la arquitectura, lo que ha provocado comentarios sobre la falta de diversidad étnica en la profesión, particularmente en Estados Unidos. Escobedo se encuentra entre un puñado de arquitectas sobresalientes en el panorama mexicano de diseño que últimamente acapara la atención del mundo: Tatiana Bilbao, Gabriela Carrillo, Fernanda Canales y Rozana Montiel son contemporáneas suyas que están rompiendo esquemas en el escenario internacional.

El pabellón Serpentine es otra prueba de esta falta de equidad: Escobedo es apenas la segunda arquitecta que por sí sola se adjudica el prestigiado encargo desde que se inauguró en 2000, después de Zaha Hadid. La decisión sigue la trayectoria que han trazado en los últimos años las Serpentine Galleries – uno de los espacios de arte contemporáneo más destacados del mundo – para apoyar a la arquitectura emergente a través de su internacionalmente reconocido pabellón. Entre los arquitectos seleccionados en años recientes están el danés Bjarke Ingels, el despacho español Selgas Cano y Diébédo Francis Kéré, de Burkina Faso, el primer encargo a un arquitecto del continente africano. Esta postura viene a desplazar el criterio del profesional estrella de la arquitectura, o stararchitect, que marcaba la pauta en los primeros años del pabellón como Hadid, Oscar Niemeyer, y Herzog & de Meuron con Ai Weiwei .

El pabellón Serpentine siempre se pone a la venta al final del verano, lo que brinda visibilidad al arquitecto y fondos sumamente útiles a las galerías públicas. Pero esta segunda vida desconocida también plantea un desafío técnico: dada la afición de Escobedo por empaparse con el lugar, la arquitecta admitió que le desconcertaba pensar que su diseño tendría otra vida en un lugar desconocido.[3] Su pabellón está firmemente arraigado a su contexto y en el traslape de dos culturas. Su estructura fundamental es el encuentro de dos rectángulos sobre los ejes de la galería adjunta y del Meridiano Cero, la línea que marca el punto cero del reloj global desde 1884. Así, el rol imperial que jugó Gran Bretaña al determinar el sistema para marcar la hora en el mundo es traído al presente en una galería cuyo peso cultural sigue marcando la pauta en el mundo global del arte. Cuando el pabellón pase al comprador, cuyo nombre aún no se divulga, quedará alineado con la orientación norte-sur del meridiano, pero no quedará nada más del entorno actual del pabellón. Según Escobedo, el pabellón absorberá el contexto local, sea cual fuere, pues el exterior permeable se adaptará a los efectos del clima y flora del lugar.

Escobedo se va de Londres tras codearse con la élite del arte internacional y acaparar las columnas de los periódicos locales. Será, hasta cierto punto, un contraste volver a sus dos encargos actuales—vivienda social en Guerrero y Saltillo. Como pasa con las construcciones de Escobedo, da la sensación de que este momento tiene menos que ver con concluir un proyecto, sin duda significativo para su trayectoria profesional, y más con una reflexión sobre lo que hay en el horizonte. Será interesante ver cuál es el paso siguiente. *

Para saber más

:: Sitio web de Frida Escobedo.

:: The Serpentine Pavilion 2018, Serpentine Galleries.

:: Frida Escobedo: Serpentine Pavilion 2018. Ed. Rebecca Lewin & Joseph Constable, Serpentine Galleries and Koenig Books, 2018.




[1]“Serpentine Architecture: Frida Escobedo in Conservation”, martes 12 junio 2018, charla en el Pabellón Serpentine, Londres.

[2]“Serpentine Architecture”.

[3]“Serpentine Architecture”.

“México quiere un cambio, quedó claro en las elecciones”

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José Morales Orozco, SJ, termina su periodo como Rector de la Universidad. Durante su gestión se hicieron modificaciones a los programas en pro de la calidad académica y se estableció como política que ningún estudiante abandonase sus estudios por cuestiones económicas. En esta entrevista hace un balance y se despide de la comunidad universitaria

José Morales Orozco, SJ, ocupó el cargo de rector en el periodo 2014-2018. Foto: Roberto Ornelas
José Morales Orozco, SJ, ocupó el cargo de rector en el periodo 2014-2018. Foto: Roberto Ornelas

“En estos cuatro años dejé alma, vida y corazón”. Así, con la satisfacción de haber dado todo cada día, es como José Morales Orozco, SJ, sintetiza su paso como Rector del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, unas semanas antes de que finalice su gestión, el próximo 2 de octubre.

Dice que se lleva en el corazón al ITESO, a su comunidad y a los amigos que aquí encontró. En especial, confiesa, echará de menos lo que él llama “el paisaje auditivo”, ese murmullo de los estudiantes cuando salen de clases. “Sería un mentiroso si dijera que no voy a extrañar al iteso, como institución y como obra confiada a la Compañía de Jesús. Los jesuitas echamos raíces no muy profundas porque tenemos que estar disponibles para la siguiente misión; no puedes casarte ni con un lugar, ni con una obra, tenemos que estar disponibles. En esa actitud estoy, pero eso no quiere decir que uno no tenga su corazoncito”. Morales Orozco expresa nostalgia adelantada por el cierre de este ciclo, por su marcha de la comunidad que encabezó desde el 14 de noviembre de 2014. Y también bromea: “Espero que no se viva lo que dice el dicho mexicano: ‘Otro vendrá, que bueno te hará’. Espero que el que venga lo haga mejor”.

Los recuerdos que sobre el ITESO guarda Morales Orozco se remontan al segundo decenio de vida de la Universidad. Entre 1975 y 1979, cuando era Rector del Instituto de Literatura y superior de un grupo de estudiantes jesuitas que vivía en una comunidad rural de inserción en la ranchería La Paz, Santa Fe, en Zapotlanejo. Mientras los estudiantes venían a la Universidad a tomar clases, él era profesor de asignatura. Unos años después, entre 1982 y 1989, cuando era Rector del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias —que después se integró a la Universidad como Departamento de Filosofía y Humanidades—, venía al campus a impartir algunas conferencias. Después fue nombrado Provincial de la Compañía de Jesús en México.

“Cuando llegué [en 2014] ya conocía el campus y la situación del ITESO, porque en las reuniones del Sistema Universitario Jesuita que teníamos los rectores nos informábamos sobre la marcha de las universidades, veíamos la manera de colaborar, como lo seguimos haciendo hasta ahora”, cuenta.

Cuando fue nombrado Rector de la Universidad Jesuita de Guadalajara, recuerda, encontró una universidad en movimiento, consolidada y con solidez financiera. “Mi manera de llegar al iteso fue como subirme a un tren en marcha, que caminaba con una dirección clara”. Él venía de ser Rector de la Ibero Ciudad de México, y menciona que siempre le preguntaban las diferencias entre ambas instituciones, mismas que van más allá de la estructura física del campus. Aquí, por ejemplo, hay una sana informalidad, una relación más horizontal entre todos. “Hay una especie de caos creativo que viene de la comunidad universitaria, más efervescencia, más espontaneidad”, apunta.

 

El peso del ITESO

Morales Orozco resalta como una característica del ITESO la influencia que tiene la Universidad como institución en el estado y en la región. “Es un referente para ciertos temas importantes, como los derechos humanos y la promoción de la justicia”, y destaca la participación en distintos observatorios, como el de la Gestión Integral del Agua para el Estado de Jalisco.

“A mucha gente, sobre todo en el sector público, le interesa saber qué dice el iteso sobre ciertos puntos, porque vamos a decir lo que pensamos realmente. Como institución no estamos casados con ningún interés ni con algún grupo político o empresarial. Somos libres. No estamos atados con ningún tipo de interés que no sea el de ser fieles a lo que significa ser universidad, y ser universidad jesuita. Lo digo, no sólo por los jesuitas o por los académicos, sino por la universidad como un todo”.

Para el Rector es importante continuar con esa presencia crítica y propositiva del ITESO. “Son de las cosas que fui notando y que me hicieron sentir como en casa. Y cuando me preguntaban: ‘¿No añoras la Ibero?’, la respuesta era sí y no. Ahora puedo decir que estoy enamorado del ITESO, y ya que me voy, siento cierta nostalgia”. No obstante, esa nostalgia no le impide ver que “conviene que deje el lugar, que venga otro más joven, con ideas más frescas, que venga a seguir impulsando al ITESO. En ese sentido, me siento en paz y contento, pero triste porque uno se enamora del ITESO”.

José Morales Orozco, SJ Foto: Roberto Ornelas 

El “tren en marcha” al que se subió como Rector, ¿qué retos tenía?

Siempre hay retos, y yo voy a dejar otros. El tren sigue en marcha y yo digo que marcha bien. Quien me va a suceder se va a subir y se va a encontrar con que el tren camina en una dirección clara, pero siempre hay procesos inacabados. Además, las circunstancias son cambiantes.

La calidad académica, en un sentido amplio, es un reto. Vamos a mejorar la exigencia académica, la selección de alumnos, mejorar la selección de profesores —tanto de asignatura como de tiempo fijo— para tener buenos profesores, y no solamente buenos académicos: buenos profesores, es decir, buenos formadores. Esto, por un lado.

Por otro, hay que revisar la pertinencia de nuestros programas académicos, ponerlos al día, abrir nuevos programas que sean pertinentes, y no sólo en función de las necesidades del mercado, y que sean programas de calidad con el sello del iteso. Es un reto permanente y lo dejo porque la búsqueda de la calidad es un camino que no tiene fin: no te puedes detener, mucho menos ir para atrás.

Luego, no era un reto sino más bien un tema que yo sentía la necesidad de continuar y hacer más fuerte: el sistema de becas, para hacer una universidad más incluyente, socialmente hablando. Establecí la política de que nadie deje de entrar al iteso o se vaya de la Universidad por cuestiones económicas. ¿Eso qué va a implicar? Que si el alumno cumple con los requisitos académicos, y la única dificultad que tiene son problemas económicos, se le da el porcentaje de beca y de crédito que necesite. Es una política, y tengo que decir que he contado con el apoyo al cien por ciento de iteso, ac. El porcentaje de becas y de créditos que se puede dar va creciendo.

Según un informe de la asamblea de la Asociación Civil del ITESO, más de la mitad de los estudiantes tiene un apoyo financiero, y en 2017 se destinaron más de 247 millones de pesos a becas y créditos a largo plazo.

 

Durante su rectorado trabajó, junto con otros personajes de Jalisco y los rectores de otras universidades, en cuestiones como la Fiscalía anticorrupción, el gobierno abierto y la transparencia. ¿Por qué eligió participar en estos temas?

El iteso, como universidad jesuita, tenía que estar presente en un momento que sigue siendo clave para el país en la lucha contra la corrupción, contra la impunidad y, para no hablar negativamente, promover la justicia, luchar por una cultura de paz.

Cuando se empieza a construir el Sistema Estatal Anticorrupción del estado de Jalisco había muchos obstáculos, gente que no quería entrarle porque decía que no iba a servir de nada, que el Congreso elegiría a quien quisiera, y alguien me sugirió: “¿Por qué no le entras tú como candidato a la comisión de selección?”. Yo sabía lo que eso implicaba: no sólo era ponerme yo, sino al ITESO. Me pregunté: ¿cuál es el bien mayor aquí? En ese momento dije: toca poner alta la vara a los diputados, al Congreso, e invitar a la sociedad civil a que participe. Y con esto en mente invité a los rectores de la Univa, el Tec de Monterrey y la Universidad Panamericana, con la intención de que el Congreso de Jalisco tuviera tela de dónde cortar.

José Morales recuerda que reunió los requisitos y asistió a la oficialía de partes a presentar su documentación una hora antes de que concluyera el plazo. Preguntó cuántos se habían inscrito y le dijeron que por la mañana sólo había tres personas, pero que a esa hora había 18 inscritos y todavía quedaba una hora para que se presentaran más candidatos. “Pensé: ‘Yo creo que ya la hicimos, el Congreso va a tener buenos candidatos de dónde escoger, con esto me doy por satisfecho’. Luego vinieron asuntos de que por qué no se escogió a nadie del iteso, pero no nos apuntamos para que nos escogieran, sino para que otros se animaran. De los rectores, se nombró a Juan de la Borbolla, de la up. Sí tuvieron tela de dónde cortar, y la idea era escoger a los mejores perfiles”.

Los rectores de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), la Universidad Panamericana (UP), el Tec de Monterrey, la Universidad de Guadalajara y el ITESO tienen una relación de colaboración, para lo cual se reúnen periódicamente.

 

Desde esta relación con otras universidades, ¿cómo ve el futuro del país y de Jalisco?

Sí había una cierta certeza de que iba a ganar López Obrador, y existe la convicción de decir: tenemos que seguir colaborando por el bien de México como instituciones, como instancias que buscan la verdad, la justicia, la equidad, que respetan los derechos humanos, independientemente de cuál sea el partido que esté en el poder.

Yo digo que, desde la perspectiva que da el resultado de las elecciones, seguimos pensado que tenemos que seguir jugando un papel como universidades, que son agentes de transformación social, formar a nuestros alumnos pensando en el bien de México y, como lo dije el día de la celebración de San Ignacio, ya tenemos un presidente elegido legalmente y tenemos que colaborar con él y con su gobierno, nos guste o no, por el bien de México. Como universidad, si algo no nos gusta, podemos tener la libertad de decir: “esto no nos gusta o no nos parece por esto y por esto”, pero no se vale la protesta sin la propuesta, es necesario ser propositivos también.

Y no podemos opinar de todo, no somos expertos en todo. Pero como universidad tenemos que estar dispuestos a seguir construyendo el país con el gobierno que viene. Ésa es la actitud de los rectores y de las universidades.

ITESO Foto: Roberto Ornelas

Si los retos de la universidad son los de la sociedad, ¿qué nos toca hacer como comunidad universitaria?

Primero, tener un deseo de participar más activamente a nivel individual, grupal e institucional. Informarnos bien, seguir siendo libres frente a lo que estamos viendo, ser propositivos, y si algo no nos parece, decirlo; si algo nos parece bien, apoyarlo. Pero siempre pensando en que no estamos apoyando a una persona concreta, independientemente de quién sea el presidente o el gobernador, estamos apoyando el bien común, la equidad, el respeto a los derechos humanos; una mayor justicia social, una mayor inclusión en la sociedad, respeto a las diferencias, son nuestros valores y tenemos que seguir en esa misma actitud.

México quiere un cambio, quedó claro en las elecciones.

 

Toma de decisiones y discernimiento

Desde que fue ordenado jesuita, Morales Orozco ha desempeñado cargos directivos en distintas obras de la Compañía de Jesús, lo que ha implicado para él ejercer un liderazgo de servicio. “Eso no me cuesta trabajo, pero ese servir muchas veces es muy difícil y costoso, porque implica tomar decisiones difíciles”.

“Es complicado integrar el bien de cada uno con el bien común. Para mí, prevalece el bien conjunto sobre el particular”, afirma.

Las decisiones, aseguran, se toman en soledad, aunque se consulte con otros, y aquí es donde el discernimiento es fundamental para Morales Orozco.

“El consejo que le daría a la comunidad, a los directivos: disciernan, y no tengamos miedo a tomar decisiones, porque tomar decisiones siempre implica un riesgo, el riesgo es equivocarse y tenemos miedo a equivocarnos, hay que correrlo.

”Cuando hablamos de discernimiento espiritual, es un discernimiento que responde a la pregunta: ‘¿Qué quiere Dios que yo haga?’. No es lo que yo quisiera hacer o qué es lo que los demás quieren que yo haga: qué es lo que Dios quiere por el bien del iteso por el bien de la sociedad. Eso sí requiere una actitud de fe”.

 

¿Qué le puede decir a la comunidad universitaria?

Que sigamos siendo una universidad crítica, y más en el contexto en el que estamos viviendo, pero propositiva. Libre de cualquier interés político, libre de cualquier interés económico, y que sigamos viendo la realidad como institución desde la perspectiva de los más pobres. Nosotros vemos a los pobres desde una perspectiva evangélica, porque en los pobres vemos la preferencia de Dios por ellos.

Que sigamos viendo la realidad desde lo que más conviene a los más marginados, a los más discriminados, no sólo desde el punto de vista económico-social, sino de todo tipo. Eso es algo muy del ITESO y de la Compañía de Jesús.

Por último, José Morales Orozco, SJ, agrega que es necesario aprender a reírse de uno mismo, porque “el sentido del humor es signo de esperanza cristiana”. *


Este reportaje no fue escrito por un robot (aún)

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Debido a la expansión de las nuevas tecnologías, que reconfigura los modelos de negocios, todo apunta a que hay empleos que dejarán de ser necesarios, pues estarán a cargo de las máquinas. Sin embargo, surgirán otros, que tal vez todavía no terminemos de imaginarnos. ¿Qué conviene tener en cuenta ante este nuevo panorama laboral?

La tecnología ocupa cada vez más espacio en nuestras vidas. Foto: Archivo
La tecnología ocupa cada vez más espacio en nuestras vidas. Foto: Archivo

Fábricas que se administran a sí mismas, supermercados sin cajeros, algoritmos que ofrecen consultas médicas y legales, autos de Uber que se manejan solos (en los que quizá vuelvan a abrirte la puerta, aunque no te ofrezcan agua).

Son sólo algunos ejemplos de las aplicaciones actuales de la llamada, entre otras formas, Revolución Digital, Cuarta Revolución Industrial o Revolución 4.0: la adopción masiva de servicios digitales por parte de los consumidores, las empresas y los gobiernos.

Esta revolución es el resultado de una mezcla de tecnologías que permite hacer más eficiente la cadena productiva, simular virtualmente la fabricación de un producto, prevenir y reparar averías a distancia y flexibilizar la producción, todo ello sin disparar los costos operativos, según el centro tecnológico de telecomunicaciones gallego Gradiant.

¿Ciencia ficción? La verdad es que las tecnologías en las que está basada esta reorganización de la producción existen desde hace tiempo, y de seguro has oído hablar de ellas o hasta las usas (o te usan) cotidianamente.

Estas tecnologías incluyen la Internet de las Cosas —IoT, por sus siglas en inglés: la interconexión digital de objetos cotidianos con internet—; la Internet Industrial de las Cosas —el uso de las tecnologías iot en los procesos industriales—; la impresión 3d, que permite crear prototipos o hasta lotes pequeños de productos a muy bajo costo; y el big data—el enorme volumen de datos resultado del registro de actividades que todo mundo hace, como comprar un café o conducir un auto–.

También la inteligencia artificial: algoritmos capaces de aprender de forma autónoma a partir de la información que reciben; la robótica colaborativa: robots industriales que cooperan con los humanos de manera estrecha; la realidad virtual —entornos generados mediante tecnología informática, que crean en el usuario la sensación de estar inmersos en ellos— y la realidad aumentada, que consiste en añadir información virtual a la información física.

 

¿Y a mí todo esto qué?

Si todo esto te suena a que entraste por error a una clase de ingeniería y a que no tiene que ver con tu vida, piénsalo de nuevo: el Foro Económico Mundial advierte que, a medida que surgen modelos de negocio disruptivo, el panorama laboral se ve profundamente afectado. El resultado será una importante generación de empleo y un mayor desplazamiento laboral, además del incremento de la productividad y la ampliación de las brechas entre las habilidades que los empleadores necesitan y las que los potenciales empleados pueden ofrecer.

La única razón por la que el párrafo anterior no te dio escalofríos es porque está escrito en el tono eufemístico tan usado por los organismos económicos internacionales. La traducción para humanos es: estos cambios crearán nuevos empleos en ámbitos que ahora no existen, pero otros más dejarán de necesitarse y cada vez habrá más diferencia entre lo que las empresas necesitan y lo que los trabajadores sabemos hacer.

Esto es: si los robots construyen autos, ¿para qué nos necesitarían como obreros? ¿Qué vamos a hacer los taxistas cuando los coches sean autónomos? Si un algoritmo es mejor para encontrar manchas sospechosas en una imagen radiológica, ¿eso dejará fuera del negocio a los médicos?

Víctor Manuel Larios, coordinador del Centro de Innovación de Ciudades Inteligentes del Centro Universitario en Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), advierte que hay estudios internacionales según los cuales, “los abogados, 80 por ciento de lo que ellos saben hacer y aprenden en una universidad va a ser reemplazado por inteligencia artificial, porque son tareas —revisar un contrato, las cláusulas y todo— muy repetitivas”.

Tecnología

“Hay una polémica ahora con Uber, una aplicación móvil que utiliza en ciertos grados inteligencia artificial, que conecta a choferes para mover a la gente de una manera más eficaz, pero en un par de años los autos se van a manejar solos; de hecho, ya hay varios que están parcialmente funcionando y ya se manejan solos y en cinco años ya no nos vamos a acordar (de la polémica actual) y vamos a empezar a ver cómo vamos a delegar esta tarea rutinaria a la que le dedicamos tanto tiempo”.

Un artículo escrito por Johan Aurik, presidente del consejo de administración de la consultora A.T. Kearney, recuerda que en 2013 la Universidad de Oxford estimó que cerca de la mitad (47 por ciento) de los empleos de Estados Unidos se podría perder debido a la automatización en las próximas dos décadas. Y la consultora Deloitte prevé que más de la tercera parte de los trabajos actuales en el Reino Unido corre el riesgo de ser reemplazada en los próximos 20 años como resultado de estos avances tecnológicos.

Por su parte, el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco, Jaime Reyes Robles, menciona algunos estudios globales que estiman que para 2025 o 2027, México podría perder hasta 9 millones de empleos, mientras que el año pasado, el Instituto Global McKinsey pintó un escenario mucho peor: está en riesgo 52 por ciento de los trabajos en el país, es decir, más de 25 millones.

“En las áreas en las que es inminente, se van a requerir pocos trabajadores, lo que implica despidos masivos, desempleo y precarización de los que quedan”, estima el asesor en materia de empleo Jorge Barajas, quien por años participó en el Centro de Reflexión y Acción Laboral, una organización no gubernamental dedicada a prestar apoyo legal a los trabajadores.

Es cierto que, en México, la adopción de estas tecnologías es incipiente y desigual: mientras que en plazas industriales, como Monterrey, Querétaro y Guadalajara, ya hay fábricas con alto grado de automatización, si bien la mayoría de los procesos todavía depende mucho de la mano de obra. Lo mismo puede decirse de varios sectores productivos, considera Barajas.

“No todos los procesos productivos, hablando de los industriales, son susceptibles de automatizarse, sólo sectores como el automotriz, los de la electrónica, la aeronáutica, la producción editorial y de contenidos. Pero hay sectores amplios que no se van a ver afectados”. Sin embargo, el impacto sobre los trabajadores que se verán desplazados por la tecnología puede ser de tal magnitud que acreciente la brecha que separa a los que tienen más de los que menos tienen. Esto implica la necesidad de programas gubernamentales y de una nueva política salarial y de redistribución de la riqueza, considera.

“Parte de lo que se está planteando ahora es si la trascendencia del ser humano puede comenzar a pasar más por las labores de disfrute, como conocer el mundo, que por las labores del trabajo”, explica Ignacio Román Morales, profesor investigador del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del iteso.

“Esto tiene un obstáculo gigantesco, que es la lógica de la economía de mercado, porque en economía de mercado, a la hora de buscar procesos de alta rentabilización de todo este tipo de actividades, vas a generar cada vez que un grupo muy pequeño, decreciente, de la población sea el que se beneficie de este conjunto de procesos de producción”.

Esto crea una triste paradoja: en un mundo en el que la tecnología promete crear un entorno para que las personas tengan mucho más tiempo libre y puedan disfrutar de otras aristas de la vida, la brecha que separa a quienes tienen acceso a ella de quienes no lo tienen, amenaza con que sea otra promesa incumplida.

“Justamente en el momento en que las capacidades tecnológicas del ser humano le permiten satisfacer de mejor manera su realización como ser humano, es cuando menos se puede realizar la mayoría de la gente, debido a los procesos de polarización social que vienen implicados con esa tecnología”, precisa Román Morales.

“Muchos de los productores de las materias primas necesarias para las altas tecnologías son gente que vive en países muy pobres, en condiciones miserables”.

En cuanto a la defensa de los derechos de los trabajadores, la creación de sindicatos se antoja parte de la solución, pero se enfrenta al desencanto, la decepción y el desconocimiento de un sindicalismo auténtico.

“El individualismo y la cultura de la competitividad arraigaron con mucha fuerza y los proyectos grupales son difíciles de crecer”, agrega Barajas.

Tecnología

Los tecnoptimistas

Hay quienes son más optimistas y afirman que, más que desaparición, lo que habrá es una reconversión del empleo. Después de todo, ¿quién se iba a imaginar hace algunas décadas que alguien trabajaría diseñando páginas web o gestionando redes sociales?

“Van a desaparecer empleos de los que hoy conocemos, de eso no tengo duda, eso no lo contradigo. Pero con la aparición del automóvil, después de que Ford instrumentó la producción masiva de vehículos, se acabó un oficio: el del cochero, el que manejaba la carreta jalada por caballos. Sí, se acabó ese empleo, pero ¿cuántos empleos nuevos salieron de chofer de un automóvil?”, argumenta Daniel Curiel, coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ).

El representante de los industriales del estado recuerda que hace poco conoció una fábrica local que adquirió un robot para doblar perfiles para las estructuras usadas en la construcción de camiones y autobuses de transporte público.

“Sí desaparecieron cuatro empleos con ese robot, pero lograron casi duplicar su capacidad de terminar camiones; entonces se generaron muchos más empleos que los cuatro: en donde pintaban, en donde armaban, en donde hacían tapicerías…”, explica.

El año pasado, Carlos Toxtli, investigador de la Universidad de West Virginia, afirmó en una conferencia que la inteligencia artificial y el proceso robótico de automatización reemplazarían a sectores de profesionales como los de los gestores de social media, médicos, abogados, contadores, choferes y operadores de bolsa. Sin embargo, hay actividades que necesitan aún de las habilidades humanas, como los trabajos creativos, la de barman, los trabajos científicos y los empleos en restaurantes de comida rápida.

“Bienvenidos al siglo XXI”, dice Larios, de la UdeG, cuando se le pregunta qué pueden hacer los trabajadores ante estos cambios.

“Los taxistas van a tener que reinventarse en sus trabajos hacia áreas donde las tareas no sean tan repetitivas, tan cansadas como estar al volante tantas horas. Tendremos que evolucionar como sociedad para ver en dónde hay otros trabajos de valor”, añadió.

Pero antes de decidir si te salen mejor los tragos o las hamburguesas, sería bueno escuchar el consejo de Ramón Morales, vicepresidente de Innovación de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti), sede Occidente: “Puedes buscar la manera de integrar esas tecnologías a tu actual trabajo”.

El también director de Innovación en el Centro de Diseño de Guadalajara de Intel cuenta que conoció a uno de los mejores cardiólogos del estado, reconocido en México y América Latina, quien está usando una mezcla de programas de inteligencia artificial y WhatsApp para llegar a diagnósticos más certeros.

Este proceso de reconversión también implica que los ingenieros —los únicos que parecen estar a salvo del tsunami industrial— aprendan a trabajar con profesionistas de otras disciplinas. “Este ingeniero no tiene que aprender a trabajar sólo con ingenieros, sino que tiene que aprender a trabajar con personas de diferentes profesiones y entender sus lenguajes y sus vocabularios para ver cómo entre todos suman en esta competitividad, porque una empresa tiene diferentes frentes para cubrir”, explica Larios.

 

Todos a convertirse

El ludismo fue un movimiento encabezado a principios del siglo XIX por artesanos ingleses, quienes protestaban contra las nuevas máquinas —por ejemplo, los telares industriales— que los desplazaban de sus empleos, como resultado de la Revolución Industrial.

Dos siglos más tarde, ser ludita ya no parece una opción. ¿Pero qué tan sencilla será la formación de nuevos cuadros (y la reconversión de los viejos) para hacerle frente a la Cuarta Revolución Industrial?

El secretario de Innovación, Reyes Robles, enumera algunas de las iniciativas locales enfocadas a este fin. Por ejemplo, la Universidad Digital, un complejo educativo que tendrá un edificio en la Ciudad Creativa Digital y que, más que un lugar físico, es un modelo educativo con cinco líneas estratégicas: turismo inteligente, tecnologías emergentes, industrias creativas, transformación digital y manufactura avanzada.

El proyecto, que ha evolucionado desde hace tres años, se soporta en cuatro columnas: el laboratorio de prototipado rápido, el centro de innovación de Internet de las Cosas, el laboratorio de automatización y el centro de inteligencia artificial

“Estamos impulsando realidad virtual, realidad aumentada, big data, data analytics, inteligencia artificial, impresión 3D y blockchain (una nueva tecnología que permite, entre otras cosas, garantizar la seguridad de dinero digital)”, explica el funcionario.

En la Ciudad Creativa Digital pretenden impartir tres programas de técnico superior universitario y cuatro maestrías. Aunque se prevé que a estos programas se inscriban mil 800 personas al cierre de año, se buscará transmitirlos por teleconferencia a cinco centros educativos en municipios fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara, lo que aumentaría la cifra de beneficiados a 3 mil 500.

Otra oferta de la Universidad Digital es un programa de educación continua al que pueden acceder personas con estudios de secundaria, aunque, eso sí, deben saber inglés, independientemente de si son empleados, dueños de una pequeña empresa o trabajadores de un corporativo.

Por otra parte, está el proyecto Generation, instrumentado para profesionistas que no tienen empleo o que están involucrados en trabajos para los que no fueron educados. En un programa piloto se les enseñaron a más de 100 personas tres habilidades: programación, inglés y soft skills (como trabajo en equipo, empatía, coordinación, honestidad, ética). Entre 75 y 90 por ciento de quienes lo tomaron ya tiene empleo. Además, está Laboratoria, enfocado a mujeres que quieren aprender a programar como parte de su proceso de reconversión laboral. La Secretaría también promueve la creación de un programa que se llama Reeducación de Habilidad, para asistir a las personas desplazadas por la automatización.

Con todo, parece que la reconversión no siempre es para todos: Generation está dirigido a jóvenes de entre 15 y 29 años. Una reciente convocatoria de Laboratoria excluía a mujeres mayores de 40 años (aunque ese límite ya no aparece en la actual).

Reyes Robles, por otra parte, insta a buscar maneras de hacer de las matemáticas un campo de aprendizaje al que no se le tema, por medio de la enseñanza divertida, así como a aumentar la cantidad de escuelas que imparten robótica a niños.

Larios agrega que hay diversas opciones que no provienen del sector público, como los Cursos Masivos Abiertos en Línea (MOOC, por sus siglas en inglés), que ofrecen decenas de oportunidades para aprender, por ejemplo, a programar, en clases impartidas en algunas de las mejores universidades del mundo.

“También hay muchas universidades que tienen cursos en línea que no son muy costosos: con 200 pesos aprendes a programar en un lenguaje de computadora en cuestión de un par de meses y los cursos están muy completos”, asegura.

Tecnología

¿Cuál es la prisa?

La Cuarta Revolución Digital no le ha hecho justicia a buena parte de las empresas en México y Jalisco.

Aún es un fenómeno focalizado en algunas empresas y en algunos sectores, reconocen representantes industriales. Daniel Curiel señala que son las empresas más grandes las que están más automatizadas; entre más pequeña es la compañía, más se complica su ingreso a esta tendencia.

“Tiene que ver necesariamente con el tamaño de la empresa, porque la automatización y la robotización siguen siendo inaccesibles para la mayoría de ellas”, explica.

Afirma que Jalisco está por arriba de la media nacional, en un mundo en el que los países líderes son Japón y China, pero en el que hasta Alemania está teniendo complicaciones para conectar a sus pequeños empresarios.

Con todo, asevera que la tecnología contagia y que prácticamente no hay ningún empresario pequeño que se haya sustraído a la inclusión de tecnologías en alguno de sus procesos. “Les pregunto a los empresarios: Díganme, ¿quién de ustedes hace cheques todavía y no paga de manera electrónica?, o díganme, ¿quién sigue pagando impuestos en ventanilla? Y la verdad es que el porcentaje es mínimo, hablando de pequeña y mediana empresas”.

Incluso hay empresas tradicionales que han comenzado a subirse a esta tendencia, al menos en algunos de sus procesos industriales.

“Hay una empresa aquí en Jalisco que maquila para marcas internacionales zapatos tenis, y tiene un proceso muy tradicional, pero toda la parte de diseño la hace con lo que tiene que ver con industria 4.0”, ejemplifica. “El arte lo hacen por medios digitales; después, lo imprimen en 3D. Ya que lo tienen en 3D, lo prueban de una manera física para ver el modelo cómo calza, si lo adaptan, si lo acomodan. Tienen laboratorio de calidad, tienen corte láser, tienen toda la tecnología”.

Eso sí, agrega Morales, de Canieti, aunque los grandes corporativos —como HP, IBM, Oracle o Intel— están poniendo la muestra en Jalisco, sumar a la cadena de proveedores no ha sido una tarea sencilla. Y eso es una mala noticia, pues estos corporativos podrían migrar a lugares en los que esta tendencia está más desarrollada –como India–, lo que pone en riesgo a las empresas locales. “Hemos visto infinidad de casos en los que si estas pymes (pequeñas y medianas empresas) no evolucionan, mueren, y no sólo en México, sino a escala mundial”.

El reto es enorme en un estado en el que más de 90 por ciento de las empresas son pymes, y la gran mayoría no sabía nada sobre esta tendencia hace apenas tres años, indica el secretario.

Larios confía en el alto nivel de las universidades de elite —la UNAM, la UdeG, el ITESO y el Tec— para alentar el avance de esta tendencia en México. Sin embargo, le preocupa que sean tan pocas estas instituciones. “Tenemos el talento, sí tenemos ejemplos en el país que están trabajando ya con esto, pero no se ha masificado”, comenta.

Reyes Robles reconoce que, con lo positivos que pueden ser estos cambios, podrían no llegar a la velocidad adecuada. “Hay una buena tendencia en transformación; el problema, como yo lo veo, es que no estamos haciendo los cambios a la velocidad que necesitamos”.

Así que, aunque no parezca probable que el siguiente reportaje sobre el tema lo escriba un algoritmo, tal vez esas clases de programación no sean una mala idea. .

 

print (“Hello world!”)

  

Para saber más

:: Plática TED de Olivier Scalabre: “La próxima revolución industrial está aquí”.

:: Universidad Digital. Contacto: Luis Gustavo Padilla Montes, director general de Educación Superior, Investigación y Posgrado: gustavo.padilla@jalisco.gob.mxTeléfono: 1543-2800, ext. 52424 o 52418.

:: Proyecto Generation. Contacto: Camila Ortiz de Zevallos: camila@generation.org.

La pasión de Dorcas Muthoni

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Esta joven ingeniera africana está revolucionando las condiciones de vida en África, en particular las de las mujeres. Emprendedora audaz y  al tanto de las necesidades de transformar sociedades lastradas por la corrupción, se ha convertido en un ejemplo para miles de niñas que podrían descubrir las vías que tienen para empoderarse mediante el trabajo con las tecnologías de la información

Muthoni está cambiando la vida de muchas mujeres en África. Foto: tuphotos.nsrc.org
Muthoni está cambiando la vida de muchas mujeres en África. Foto: tuphotos.nsrc.org

Cuenta la keniana Dorcas Muthoni (Nyeri, 1979) que cuando obtuvo su primer empleo, a finales de los años noventa, recién egresada de Ciencias de la Computación por la Universidad de Nairobi, ella era la única mujer en su lugar de trabajo. Así que se propuso encontrar una becaria para tener a alguien de su mismo sexo con quien convivir durante su jornada diaria. “¿Dónde están las chicas? ¿Por qué no estudian Informática?”, se preguntaba.

“Me di cuenta de que se trataba de falta de información al elegir su carrera”.

En la actualidad, Muthoni, de 39 años, es una de las mujeres más influyentes del orbe vinculadas al combate a la desigualdad de género en el terreno de la tecnología. En 2003, a sus 24 años, fundó OpenWorld LTD, una empresa de consultoría de software de código abierto que ha colaborado para que gobiernos africanos —el caso de Kenia— y, de manera especial, pequeñas y medianas empresas, accedan al modelado y análisis de procesos de negocios, por medio de sistemas de arquitectura de información integrada, sin tener que pagar licencias a compañías extranjeras, como Microsoft, por ejemplo.

“Dorcas es una apasionada del uso de la tecnología para transformar de forma positiva a la sociedad africana a través de la vida de su gente ordinaria”, señala Africology, revista de estudios panafricanos. El diario inglés The Guardian la seleccionó entre las diez mujeres modelo en tecnología, junto con Ada Lovelace, una inglesa del siglo XIX considerada la primera programadora del mundo. “Dorcas Muthoni está detrás de algunas de las aplicaciones online más ampliamente usadas en África, transformando gobiernos y sociedades a lo largo del continente”.

Un año después, en 2004, creó AfChix, organización presente en 24 países, que motiva a muchachas de prepa para que estudien carreras relacionadas con las tecnologías de la información.

Dorcas Muthoni

Miembro del Salón de la Fama de Internet, en la categoría de Global Connectors, esta ingeniera con especialidad en redes inalámbricas, radiocomunicaciones y planificación tecnológica estratégica ha cosechado cada vez mayores reconocimientos, como el Premio Agente de Cambio del Instituto Anita Borg para Mujeres y Tecnología, en 2008, y, cinco años más tarde, en 2013, el que otorga el World Econonomic Forum a jóvenes líderes globales menores de 40 años.

En diciembre pasado se hizo merecedora del doctorado Honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, España. Durante la ceremonia de investidura, Marcelo Bertalmío, profesor del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF, reconoció en ella a “una fuerza de la naturaleza”.

Asante sana, es decir, “muchas gracias”, dijo Muthoni en suajili, antes de comenzar a hablar en inglés acerca “del poder del dar” en el auditorio del campus catalán.

“Compartir y dar información es realmente una poderosa manera de impactar, en especial a los jóvenes”, dijo sonriente durante su intervención. “La mayor lección que he aprendido es que si das tanto como sea posible, eso puede marcar una gran diferencia en la vida de los demás”.

Muthoni no suele explayarse en sus intervenciones públicas acerca de sus orígenes en Nyeri, una población 150 kilómetros al norte de Nairobi, en el África Oriental, situada entre reservas naturales y montañas. El diario The Standard, el más antiguo de Kenia, consigna —en una nota publicada en 2011 que destaca su faceta como mentora para que chicas kenianas hagan click con las tecnologías de la información— que Muthoni estudió en la preparatoria femenil Obispo Gatimu, una escuela pública de buena reputación atendida por misioneros combonianos. Aunque pensaba estudiar arquitectura y su padre quería que fuera médica, un chispazo de intuición, aunado a los consejos de su hermano, mientras descubría la versión online de algún periódico, le reveló que el futuro sería computarizado, o no sería. Fue entonces cuando se inclinó hacia la informática. 

“Cuando Dorcas cursó Ciencias de la Computación en la Universidad de Nairobi, su comunidad tuvo dudas. Ahí no creyeron que obtendría un buen trabajo con esa carrera”, dice la nota de The Standard. “Mi sueño fue siempre manejar mi propia compañía panafricana e inspirar a otras chicas a hacer lo mismo en el futuro”, declaró Muthoni en aquella ocasión.

Según ha relatado en entrevistas, inició su empresa de consultoría en su propia recámara. “Mi primer trabajo fue llevar internet a las universidades de Kenia. Descubrí el software libre para hacer funcionar los servidores. Cuando hablaba de ello, de la posibilidad de tener correos electrónicos o programas sin que mediara un pago, notaba gran sorpresa y emoción. Me di cuenta de que había mucha demanda de este software”, declaró al diario español El Periódico.

Fue así que comenzó a abrirse paso en un ambiente dominado por hombres y marcado por la desconfianza, no sólo hacia lo que podría lograr ella siendo mujer, sino con respecto al campo mismo de las tecnologías de la información, incipiente en ese entonces.

Dorcas Muthoni Jóvenes usuarios de internet en Nigeria. Foto: oz.com

Casi veinte años después, hay cosas que han cambiado en Kenia, una nación que apenas en 1963 consiguió su independencia de Inglaterra, afamada por sus atletas de fondo, sus plantaciones de café y té y su industria turística: la mayoría de su población está conectada a internet, lo que ha impulsado productos como el célebre M-pesa (M de móvil; pesa de dinero, en suajili), sistema de pagos y transferencias vía celular desarrollado por la compañía Safaricom —socio estratégico de OpenWorld—, con más de 14 millones de usuarios. Industrias tecnológicas y de telecomunicaciones se han establecido aquí, hasta el punto de que en círculos anglosajones y locales se conoce a Kenia como la Silicon Savannah. Sin embargo, la corrupción en prácticamente todas las esferas públicas es uno de sus más graves problemas y combatirla se ha convertido en prioridad del gobierno del actual presidente, Uhuru Kenyatta.

En un reciente podcast del Financial Times dedicado a Muthoni (“‘Comenzar joven un negocio es un bonus’, dice la pionera keniana en tecnología”), le preguntaron cómo combatir la corrupción en un país donde los trámites para abrir un negocio se demoran meses —o se agilizan en cuestión de días en función de un soborno—. Ella contestó tangencialmente, reconociendo los retos que esto representa para el desarrollo de la joven nación africana y hablando sobre lo “vibrante” del mercado.

Si bien nadie tiene la receta para acabar con un problema tan grave como lo es la corrupción, el proyecto de Dorcas Muthoni, sostenido por dos columnas principales, su empresa OpenWorld y su organización AfChix, ofrece pistas valiosas acerca de lo que la digitalización de organizaciones y empresas y la inclusión de las mujeres en las tecnologías de la información puede aportar para construir o enderezar el rumbo de una sociedad pujante, como lo son las de Kenia y parte de África.

“Mi más grande deseo es ver una comunidad global donde nuestra sociedad acoja la tecnología de internet para cambiar de forma positiva las vidas de las personas y para mejorar la eficiencia del trabajo que hacemos en nuestras oficinas”, ha dicho Muthoni. Esta declaración, destacada por el Planet Earth Institute, ONG con sede en Inglaterra que tiene como propósito la independencia científica de África, sintetiza el espíritu que anima a OpenWorld, empresa ubicada en el centro de Nairobi, a unos pasos del Central Park keniano, donde esta mujer de ojos grandes y cabello ensortijado, madre de dos hijos, suele trabajar —cuando no está de viaje— en una austera oficina.

“Noventa por ciento de todos los negocios pequeños opera manualmente en África”, dijo Muthoni durante la Start-up Night! organizada el pasado 20 de marzo en Berlín por Lionesses of Africa y el Ministerio para Asuntos Económicos y Energía de Alemania, organización dedicada al empoderamiento de emprendedoras africanas. Ante este panorama, y sabedora de que las pequeñas y medianas empresas (Pymes) contribuyen con más de 45 por ciento de los puestos de trabajo y 33 por ciento del Producto Interno Bruto de todo África, según declaró a El País, OpenWorld creó una app llamada OpenBusiness, que permite a micro y pequeños empresarios llevar la administración completa de sus negocios, incluidos el seguimiento de ventas y el monitoreo de inventarios en tiempo real, con cuotas que arrancan desde los 10 dólares mensuales.

“Mi filosofía está basada en dar a mis clientes algo de clase mundial, aun si esa solución tecnológica está adelantada a su tiempo”, explica Muthoni, admiradora de su paisana, la activista Wangari Maathai, la primera africana en ser reconocida con el Premio Nobel de la Paz, en 2004, por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz.

Por su parte, mediante la organización AfChix —antes llamada Linux Chix Africa, y cofundada con la sudafricana Ana Badimo—, Dorcas Muthoni se ha dedicado a recorrer África visitando escuelas en compañía de su equipo, así como organizando eventos e impartiendo conferencias y talleres en los que les recuerda a las chicas que la tecnología no tiene género y que las oportunidades se ganan a base de méritos.

Dorcas Muthoni Estudiantes de secundaria que participan en el programa AfChix. Foto: openworld.co.ke

AfChix considera la diversidad de género en la industria de la computación y las tecnologías de la información fundamental para incrementar la creatividad y la innovación.

“La capacidad de escribir código es fundamental en la cuarta revolución industrial. La escasez de mujeres en las carreras científicas en África hará que su futuro sea aún más difícil que su presente”, le dijo a El Periódico. Y añadió: “La perspectiva de las mujeres podría enriquecer la discusión. Si no hay tecnólogas, acabas haciendo productos que no están alineados con las necesidades de las mujeres. En la facultad no había lavabos para mujeres: se asumía que no hacían falta”.

Actualmente, AfChix cuenta con 17 capítulos en 25 países. El propósito es ayudar a formar una masa crítica de habilidades computacionales entre las mujeres.

 “Mi consejo para las chicas”, dice Muthoni en un video de AfChix, “es que el futuro será completamente trastocado por la tecnología. Es por ello que deben aprender a amar la tecnología, al menos un poco, y más allá de las redes sociales. Ser capaz de usarla les ayudará a prosperar en sus carreras o en lo que sea que hagan y que quieran lograr en la vida”.

Una de estas chicas es Linda Kobusinge de Uganda. “No estaba interesada en cuestiones de computación hasta que visitaron mi escuela las chicas de AfChix Uganda para hablarnos de sus profesiones y de cómo se convirtieron en desarrolladoras web e ingenieras. Nos dijeron que cualquiera puede hacer una app para celulares y que quizás algún día yo haré lo mismo”, declaró Kobusinge al portal de la BBC de Londres.

“Como mujeres involucradas con la tecnología, uno de los retos más grandes es encontrar a mujeres que tengan la misma pasión por la tecnología que tenemos nosotras”, contó Akello Cissy, bibliotecaria de Kampala, Uganda, sobre su experiencia en la AfChix Tech Women Summit de Nairobi, llevada a cabo en mayo del año pasado. “Nos enfrentamos al escepticismo, no sólo de los hombres, sino también al de las compañeras. Cuando descubres alguna innovación emocionante y se la cuentas a algunos de tus amigos, puede que a ellos les suene aburrido y se pregunten qué clase de mujer eres. Involucrarse con la tecnología significa tener una pasión por leer y explorar”.

En una época en la que los sistemas educativos tradicionales están en crisis, Muthoni apuesta por maximizar los beneficios del acceso a la información que proporciona internet. “En tecnología, la mayor responsabilidad recae en el estudiante”, dice.

Pero hay algo no menos importante que a la keniana le gusta recalcar una y otra vez: la necesidad de presentarle a la sociedad, a las distintas sociedades que componen cada uno de los países africanos, modelos inspiradores.

Dorcas Muthoni Dorcas Muthoni fue investida como doctora Honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (UPF) en diciembre de 2017. Foto: UPF

“Muchas chicas, como me ocurrió a mí, crecen en entornos rurales en los que no tienes idea de lo que es un ingeniero, y aún menos una mujer ingeniera”.

Durante la ceremonia en que se le otorgó el Honoris causa a Muthoni, el profesor Bertalmío se refirió en su discurso a Silicon Valley, apoyándose en la serie de televisión de HBO, como “capitalismo envuelto en la falsa retórica hippie”, un lugar donde sólo 15 por ciento de las personas que trabajan en informática son mujeres, la prosperidad generada es para los que ya la tenían y la promesa de conexión se transformó en división. La alusión a una de las regiones más ricas y supuestamente más innovadoras del planeta, no sólo provoca un efecto de contraste en relación con el trabajo hecho hasta ahora por Muthoni, sino que advierte sobre no dejarse llevar por espejismos, en especial en un país africano que se siente orgulloso de ser el “Silicon Valley de la sabana”.

“Soy una emprendedora y una mentora y creo que he seguido mi vocación”, ha dicho Muthoni, quien desde muy joven estuvo convencida de que las tecnologías de la información tienen la capacidad de unir al mundo, y de la necesidad de empoderar a las mujeres. “Para que África pueda prosperar de manera sostenible es necesario hacer uso completo de los talentos y habilidades de todos los ciudadanos, incluidas las mujeres, para transformar sus economías y sus sociedades”.

El próximo paso para ella es, según se lo anunció al Financial Times, abrir en el transcurso de este año un portal de venta donde los pequeños y medianos comerciantes africanos puedan vender sus productos. El diario británico compara este nuevo proyecto de Muthoni y su equipo con sitios como Amazon o Alibaba. Y aunque suena descabellada la comparación, baste con recordar las palabras que suele repetir esta gran mujer africana, fuerza de la naturaleza: “Go ahead and try it”. *

68: cuando millones conocieron la dulce libertad

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A medio siglo de la masacre de Tlatelolco, es indispensable revisar la memoria del movimiento estudiantil y popular reprimido por el Estado mexicano, para reconocer sus implicaciones en la historia reciente de nuestro país, y también para tener en cuenta las lecciones más importantes de ese momento con miras al futuro hacia el que nos dirigimos

Imagen de uno de los edificios en torno a la plaza de las Tres Culturas. Foto: Museo Archivo de la Fotografía
Imagen de uno de los edificios en torno a la plaza de las Tres Culturas. Foto: Museo Archivo de la Fotografía

Los sentimientos se desbordan, el amor a la vida campea en las calles; la vendedora de dulces, que deposita unas monedas con una bendición; el joven padre, con su hijito en brazos, le entrega unos billetes al niño y con una sonrisa dice: ‘Dáselos, ellos están haciendo para ti un mundo mejor’.

María Teresa Posada. “Tlatelolco 68. Crónica de una sobreviviente”, en Zurda, núm. 4, segundo semestre de 1988.

 

Origen y etapas

“No queremos Olimpiadas, queremos revolución”. Esta consigna, quizá la más conocida del movimiento estudiantil-popular de 1968, es la síntesis más elocuente de lo que ocurrió en el verano de hace 50 años. El gobierno había solicitado ser sede de los XIX Juegos Olímpicos para mostrar al mundo el grado de desarrollo y progreso supuestamente alcanzado por el régimen posrevolucionario mexicano.

Como otras grandes revueltas y rebeliones que han sacudido y transformado a la moderna sociedad capitalista, el 68 mexicano comenzó con hechos aparentemente menores y poco significativos. El martes 22 de julio, tras un partido de futbol americano, ocurrió una reyerta entre estudiantes de las preparatorias 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y alumnos de la preparatoria Isaac Ochoterena de la UNAM. Al día siguiente, el conflicto siguió al involucrarse más estudiantes de otras prepas y vocacionales. Las peleas entre estudiantes de bachillerato eran comunes. Esa vez, las cosas fueron anormales. El gobierno del Distrito Federal, encabezado por el regente Alfonso Corona del Rosal, envió 26 camiones con policías a aplacar la bronca. En lugar de imponer orden, los policías capitalinos desplegaron un operativo represivo. La represión policial continuó el 23 de julio, lo que motivó una respuesta diferente de parte de los estudiantes: declararse en huelga

Las huelgas estudiantiles en las escuelas comenzaron al día siguiente de la represión, precisa Félix Hernández Gamundi, uno de los dirigentes más destacados del movimiento: “La respuesta entre los estudiantes comenzó desde el mismo día 23. Para el día 24 ya hay huelgas en el Politécnico (en las vocacionales 5 y 7), y ese mismo día la asamblea de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM se declara en huelga en solidaridad con los estudiantes politécnicos”. De este modo comenzaron a tejerse los lazos de solidaridad que dieron curso al movimiento, pues con esta acción se zanjaba la histórica confrontación que existía entre politécnicos y universitarios.

El pliego petitorio, documento de exigencias al gobierno que tuvo un papel articulador muy importante, comenzó a discutirse el 24 de julio, inicialmente en las vocacionales 5 y 7 y en la Escuela de Economía del IPN.

50 años del 2 de octubre

El viernes 26 de julio, distintas escuelas del IPN convocaron a una manifestación para protestar contra la represión. Unos cinco mil estudiantes pretendieron ingresar al Zócalo, pero la policía lo impidió. El contingente del Poli se reagrupó en el Hemiciclo a Juárez, donde se encontró con otra manifestación convocada por la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CND, con influencia del Partido Comunista de México) para conmemorar el triunfo de la Revolución Cubana. Ambas manifestaciones se unieron. Ese fin de semana, las escuelas ubicadas en el centro de la ciudad no cerraron. Fueron ocupadas por los estudiantes, y varias de ellas agredidas por la policía. Para defenderse de las golpizas, los estudiantes formaron al menos seis barricadas incendiando camiones. En la madrugada del 30 de julio, el ejército tomó por asalto con tanques la Escuela Nacional Preparatoria, y con un tiro de bazuca destrozó la puerta de ingreso a San Ildefonso.

Ante la intervención de la policía y del ejército, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, reaccionó por la violación a la autonomía universitaria, y en protesta izó la bandera a media asta y convocó a una manifestación de desagravio el 1 de agosto. Ésa fue la primera gran marcha universitaria.

Nacía así el movimiento estudiantil de 1968.

A la par, núcleos de estudiantes organizados del Politécnico (los comités coordinadores del Casco de Santo Tomás y de Zacatenco) comenzaron a promover la huelga general en el IPN. Para ello, el 4 de agosto convocaron a una manifestación para el día 5, de Zacatenco al Casco de Santo Tomás. Esta convocatoria fue muy importante porque por primera vez se presentaron las seis demandas del pliego petitorio, y éste fue firmado por más de 40 escuelas en huelga del ipn, de la unam y de facultades y escuelas agrarias de Chapingo, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas y Guanajuato. Esas demandas eran:

1. Libertad de los presos políticos.

2. Destitución de los generales Luis Cueto y Raúl Mendiola, así como del teniente coronel Armando Frías.

3. Extinción del cuerpo de granaderos.

4. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal.

5. Indemnización a los familiares de los muertos por la represión.

6. Deslindamiento de responsabilidades por parte de las autoridades a través de la policía, los granaderos y el ejército.

El mitin del 5 de agosto también fue relevante porque se exigió al gobierno dar respuesta a las demandas estudiantiles en un plazo de 72 horas, o de lo contrario se convocaría a una huelga nacional estudiantil; además, se anunció la creación de un Consejo Nacional de Huelga (CNH) integrado por tres estudiantes electos por las asambleas de las escuelas que se sumaran a la huelga.

En su pormenorizado recuento del movimiento, La estela de Tlatelolco, Raúl Álvarez Garín, uno de los más importantes dirigentes del 68, sostiene que el movimiento tuvo seis etapas: del 22 al 30 de julio, violencia policiaca para “prevenir” conflictos políticos durante las Olimpiadas; del 30 de julio al 5 de agosto, emergencia de una organización y protesta de carácter masivo, pacífico, democrático e independiente contra el autoritarismo estatal; del 6 al 29 de agosto, creciente desafío democrático con las manifestaciones rumbo al Zócalo, la exigencia de diálogo público y la desobediencia civil de burócratas y obreros; del 1 al 30 de septiembre: frustración de la contraofensiva gubernamental ante el movimiento que crecía en disciplina y legitimidad; el 2 de octubre, la brutal represión, con implicaciones y responsabilidades históricas, y del 3 de octubre al 4 diciembre, tránsito de la represión masiva e indiscriminada a la deslegitimación del CNH.

El desafío era político y también simbólico. Por ejemplo, el 13 de agosto, al no haber respuesta del gobierno al pliego petitorio de los estudiantes, el CNH convocó a una manifestación en el Zócalo de la Ciudad de México. Para ese momento, la plaza central de la capital era usada sólo para eventos del gobierno o de su partido, el PRI. Los estudiantes desafiaron al poder con el mero hecho de reapropiarse de la plaza pública, y se realizaron al menos otras grandes manifestaciones en el Zócalo, el 27 y el 13 de septiembre.

50 años del 2 de octubre

El 2 de octubre, el CNH convocó a un mitin en la plaza de las Tres Culturas, en la unidad habitacional de Tlatelolco. Había cierto optimismo al seno del Consejo, porque esa mañana el gobierno había accedido a sostener un diálogo inicial enviando a dos representantes oficiales ante una comisión de estudiantes. A ojos de los dirigentes estudiantiles, parecía que el conflicto podría resolverse por cauces pacíficos.

Pero el diálogo de la mañana en realidad era una trampa, según han concluido a posteriori los dirigentes del movimiento. El gobierno de Díaz Ordaz, en lugar de atender las peticiones estudiantiles, ya había decidido reprimir el movimiento mediante un operativo militar a gran escala, con la justificación de que se aproximaba la inauguración de las Olimpiadas.

Fue un golpe “absolutamente impactante”, recuerda Félix Hernández Gamundi: “En las semanas previas habíamos vivido diferentes momentos de sube y baja, como en cualquier movimiento. Pero en los últimos días antes del 2 de octubre, después de la marcha del 27 de agosto, había habido un momento crítico en que arreció la represión. Nos quedó claro luego que era un momento muy difícil a partir de la ocupación de Ciudad Universitaria el 18 de septiembre, y sobre todo por la ocupación del Politécnico por las mismas fuerzas armadas, el 23 de septiembre. Sin embargo, en los días previos al 2 de octubre hubo señales del gobierno de la República de querer comenzar la discusión para definir cómo se podía desarrollar el diálogo público y discutir el pliego petitorio. El mismo 2 de octubre en la mañana hubo una reunión en la que estuvieron dos representantes del presidente Díaz Ordaz y tres representantes nuestros, lo que finalmente abría el camino para comenzar a resolver el pliego petitorio. Eso había ocurrido a las diez de la mañana, y ocho horas después se dio una agresión como la ocurrida en Tlatelolco, con la intervención de por lo menos 10 mil soldados usando armas de alto poder y disparando de manera indiscriminada contra una masa del pueblo reunida de manera pacífica en una plaza. Fue una sorpresa brutal, fue un desconcierto indescriptible y, ante todo, un tremendo acto de traición de parte del gobierno en contra de la juventud mexicana”.

Una sobreviviente de Tlatelolco, María Teresa Posada, se quedó con estas imágenes de la masacre: “Ese niño, ese muchacho, se estaba riendo. Le volaron la cara. ‘No lo veas, manita, no lo veas’. Ahí estaba tirado, fino, delicado, ya sin rostro y con un suéter azul como el cielo”. “Luces que pasan como luciérnagas sobre nuestras cabezas, silbidos que cortan el aire, gritos, llantos, maldiciones; un tanque ligero está en la explanada, sus ocupantes ríen mientras apuntan, apuntan girando el cañón sobre la muchedumbre, inerme, tirada, exánime”. “Ese olor que sube, que ahoga fuerte, pesado, ese olor a la sangre que no te abandona tanto tiempo después”.

No se sabe a ciencia cierta cuántos muertos dejó la masacre de Tlatelolco. Algunos hablan de más de 300, mientras que documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos reportan más de 150 fallecidos, cientos de heridos y cerca de dos mil personas detenidas esa fatídica noche.

 

Sangre y nervios de la revuelta

Si alguien hubiera dicho, el 21 de julio de 1968, que en las semanas siguientes millones de mexicanos saldrían a manifestarse contra la represión política y la antidemocracia del régimen, su cordura habría sido puesta en duda. Sin embargo, ocurrió. La mayoría de los analistas califican los sucesos de esta índole, sorpresivas irrupciones de protesta masiva, como espontáneos.

Pero, en la historia, esa masa de hechos moldeados por los hombres y las mujeres en sociedad, los acontecimientos no surgen de la nada. Hay percepciones, sensaciones, memoria, agravios, aprendizajes, experiencias previas que, por azares, o por acciones y decisiones que toman algunos sujetos en determinados momentos, dan tal o cual giro a los acontecimientos. No es predestinación de la historia; tampoco contingencia. El hacer de los sujetos incide en los acontecimientos, los produce. Y algunas veces estos giros adquieren dimensiones épicas e históricas. Algo de esto ocurrió al comenzar la represión del 22 de julio.

Para empezar, uno de los aprendizajes políticos más extendidos es que se vivía en un gobierno antidemocrático que no dudaba en echar mano de la represión política, ya fuera con policías locales o con el mismo ejército, para aplacar o hacer desaparecer movimientos que cuestionaban al régimen. En la capital muchos recordaban la represión que sufrieron en el Zócalo los seguidores del general Manuel Henríquez Guzmán, el 7 de julio de 1952, un día después de las elecciones, en una protesta por fraude; la represión al movimiento magisterial, el 12 de abril de 1958; la represión al movimiento ferrocarrilero de marzo y abril de 1959. En 1968, la memoria colectiva capitalina tenía aún más fresca de la represión del propio gobierno de Díaz Ordaz contra el movimiento de médicos, enfermeras y residentes iniciado en 1964 y así frenado en agosto de 1965.

Justo por estos hechos había en el país decenas de presos políticos, encarcelados por participar en movimientos sindicales, campesinos o de otro tipo. Por esa razón, explica Hernández Gamundi, el movimiento estudiantil incluyó, en primer lugar, en su pliego petitorio la demanda de “liberar a los presos políticos” del país, entre ellos a “Valentín Campa y Demetrio Vallejo (dirigentes ferrocarrileros), Víctor Rico Galán (periodista), líderes campesinos de Guerrero, de Oaxaca, de La Laguna, de todo el país; los dirigentes médicos; los dirigentes petroleros, etcétera. Eso fue muy importante”.

50 años del 2 de octubre

Además de memoria sobre la esencia represiva del régimen, los estudiantes del país y de la capital tenían al menos una década de luchas y aprendizajes. Hernández Gamundi recuerda que diez años antes del 68, los estudiantes politécnicos ya habían tenido intervención militar en una lucha que trataba de evitar el cierre de los internados para los alumnos. Y justo un año antes del 68, los mismos estudiantes del ipn se habían ido a huelga, junto a otras escuelas del país, en solidaridad con la lucha de la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, de Ciudad Juárez, Chihuahua, a la cual se le pretendía cortar el presupuesto.

Con estas vivencias y esta memoria, miles de estudiantes de la capital y del país enfrentaron los acontecimientos represivos del 22 y el 23 de julio de 68. Cuando esto ocurrió, cientos de estudiantes tenían experiencia política para reaccionar ante sucesos semejantes.

Con la experiencia y el aprendizaje político del pasado y con ideas creativas que fueron surgiendo al calor de los acontecimientos, el movimiento estudiantil popular del 68 creó su propia tecnología de la revuelta. Puede decirse que las unidades básicas o esenciales de la protesta fueron las asambleas de las escuelas, el CNH, las brigadas y las guardias en los planteles. Estos colectivos de acción y reflexión fueron el nervio y la sangre del movimiento estudiantil del 68.

La asamblea de cada escuela fue clave, debido a la disposición de los estudiantes de cada plantel para solidarizarse y protestar contra el autoritarismo estatal desde su lugar de aprendizaje, tomando las instalaciones, discutiendo, haciendo tareas para todo el movimiento e involucrando a los padres y a sus entornos en la movilización.

La estrategia política, cuenta Hernández Gamundi, para evadir cooptaciones o afanes de control por organismos charros o grupúsculos de izquierda, fue la decisión de que el CNH estuviera integrado por tres representantes de escuelas en huelga y movilizadas. El CNH fue una experiencia de democracia cotidiana y horizontal que cundió en todo el movimiento. Eran espacios de deliberación “absolutamente democráticos”, y los tres delegados de cada escuela eran revocables en cualquier momento. En conjunto, se puede ver a las asambleas por escuela como el centro de decisión y coordinación de la base estudiantil, y al CNH como centro coordinador de la protesta. Eran el nervio del movimiento.

Pero la sangre de la revuelta estudiantil de hace 50 años fueron las brigadas y las guardias escolares. Fuero dos unidades organizativas de trabajo muy importantes y eficaces para desplegar y socializar el movimiento. Las brigadas y las guardias eran en realidad los mismos estudiantes movilizados, pero con una división del trabajo. Las primeras salían a las calles a repartir volantes en calles, mercados, plazas, centros comerciales, pueblos cercanos y estados de la República. Ante una prensa en lo general censurada y oficialista, las brigadas se convirtieron en el canal de comunicación del movimiento con el resto de la sociedad. Eran el Twitter y el Facebook actuales, pero reales, cara a cara. Por eso funcionaron mejor que las actuales redes sociales.

La otra vena por la que corría la sangre del movimiento eran las guardias. Además de resguardar las escuelas en huelga, debían proveerse de alojamiento, comida y limpieza, así como garantizar la seguridad de cada contingente en paro. Y su trabajo cotidiano consistía en producir miles de volantes, carteles y escritos, y abastecerse de pegamento, botes de pintura, brochas. Además, recibían a comisiones de padres de familia y a vecinos de los barrios o colonias, y también preparaban guiones de obras de teatro callejero que se improvisaban cotidianamente para difundir y explicar a la sociedad las razones de su movimiento.

Tanto las brigadas como las guardias en las escuelas se convirtieron en una inmensa escuela de concientización política. Así lo explica Hernández Gamundi: “Las guardias nocturnas en las escuelas se volvieron una gran escuela de cuadros. Se volvieron instancias tan polémicas como lo eran las sesiones del CNH, y eso fue tan importante que fue lo que determinó esta explosión de formación de cientos de miles de militantes que, al final, después de diciembre y cuando salen de las escuelas después del 68, son activistas políticos en el lugar a donde vayan, no importa cuál”.

En las guardias nocturnas, mientras se cuida cada escuela, se discute, se debate, se especula sobre el destino del movimiento, se estrechan vínculos, se hacen amistades, noviazgos, se tiene sexo, se tejen esperanzas.

Y también se combate al patriarcado. Eso es lo que hacen las mujeres del movimiento del 68, haciendo la lucha al igual que los hombres. “A las mujeres antes no se les tomaba en cuenta. Hasta que nosotras empezamos a luchar por los espacios. Fuimos brigadistas, informábamos en los camiones, íbamos a las plazas públicas, a los mercados, las fábricas. Nuestra participación fue definitiva”, explica Ana Ignacia Rodríguez, del Comité de Lucha de Derecho de la UNAM (La Jornada, 2 de octubre de 2008). Sin este nervio y esta sangre de las brigadas y las guardias estudiantiles, el movimiento del 68 no se habría mantenido.

 

La estela del 68

A estas alturas del relato es imposible no concluir que un movimiento de estas dimensiones provocaría enormes consecuencias en la vida social, política y ética del país. El 68 involucró directamente a cientos de miles de universitarios y otros sectores sociales y tuvo resonancias en millones más, a tal grado que sus reverberaciones llegan todavía hasta nosotros, 50 años después.

Dada la magnitud de la represión militar estatal del 2 de octubre y las consecuencias directas en asesinados, heridos, encarcelados y desmovilizados, muchos consideran que el movimiento fue derrotado. Félix Hernández Gamundi sostiene que no puede considerarse una derrota porque no se estaba en una confrontación militar, sino política. Y, en ese sentido, el movimiento del 68 tuvo enormes consecuencias políticas inmediatas y mediatas, consecuencias que llegan hasta nuestros días.

“El movimiento era pacífico y democrático, y fuimos aplastados por la fuerza militar en Tlatelolco, pero el movimiento jamás fue vencido políticamente. En medio de la agresión, la represión de Tlatelolco es la mayor derrota del gobierno y del PRI porque es lo que desenmascara a un régimen autoritario y represivo, y esa represión representa el resquebrajamiento de la primera columna del autoritarismo y de gobierno de partido único”. Tras el 68, de manera inmediata surge “una cantidad enorme de militantes de izquierda, de militantes con convicción y vocación democrática que abarcan todos los sectores de los movimientos sociales en México”, añade.

Hay consenso casi generalizado en que el movimiento estudiantil popular del 68 logró el mayor cuestionamiento al régimen autoritario priista y abrió la exigencia de una democracia plena en el país.

Lorenzo Meyer, profesor emérito de El Colegio de México, dice que es “el arranque muy dramático de una demanda de los sectores más sensibles ante la ausencia de democracia política; ante la distancia que había entre el marco legal de la Constitución de 1917, que decía y sigue diciendo que somos una República federal, democrática y representativa, y lo que éramos en realidad: un sistema centralista, autoritario y sin división de poderes. Hay sistemas autoritarios que no tienen esa contradicción. El sistema franquista de la misma época estaba basado en que Franco era el caudillo por la gracia de Dios, y le echaba a Dios la responsabilidad de ponerlo ahí. Pero en nuestro caso éramos, y somos, supuestamente una República democrática, federal y representativa, y no era el caso. Entonces, el 68 pone en duda la naturaleza misma del sistema. Ha sido una larguísima marcha, la de la sociedad mexicana, que empezaron los estudiantes, y no nada más en 68”.

Para Sergio Aguayo, autor de varios libros sobre el régimen represivo del Estado mexicano, “seguimos viviendo las consecuencias del 68”. El también académico de El Colegio de México dice que el principal aporte del movimiento fue resistir la represión y “exigir que hubiera democracia y cambios a través de métodos pacíficos. Eso es bien importante por dos razones. Primero, porque los grandes cambios de régimen en México han sido violentos, en la Independencia, la Reforma y la Revolución, extraordinariamente violentos. Y, segundo, porque esa bandera del cambio pacífico se mantuvo durante 50 años. Yo te diría que entre el 68, el 88 y el 1 de julio de 2018 hay una línea conductora, porque después del 68 mi generación, los que no tomamos las armas, los que seguimos la vía pacífica, creamos organizaciones, periódicos y universidades. Sin el 68 no hubiera habido esa lucha”.

50 años del 2 de octubre

Para Hernández Gamundi, la principal contribución de la revuelta estudiantil popular de aquel año es la democracia. “Tenemos que reconocer que los seis puntos del pliego petitorio del 68 se resumen en una sola demanda, que es democracia. Hoy, esa demanda de democracia está vigente. Independientemente del resultado del 1 de julio, es una demanda que está vigente de aquí para adelante”.

Todos éstos son impactos colectivos, al conjunto de la sociedad. Sin embargo, Raúl Álvarez Garín pone el acento del cambio generado por el 68 en la dimensión personal, en la subjetividad política. Dice: “El movimiento del 68 cambió los valores y la forma de vida de miles de mexicanos. En muy poco tiempo, en algo más de cuatro meses, miles de estudiantes habíamos vivido toda una gama de emociones y experiencias de gran intensidad que removían y cuestionaban las verdades y convicciones previamente aceptadas”.

Al calor del movimiento se transformó la subjetividad de sus participantes, añade quien fuera uno de los principales dirigentes: “Los cambios más relevantes y trascendentes se dieron en la clase media educada y entre los profesionistas: se pasó del individualismo, al aprecio y al respeto de los trabajos colectivos; de la celebración cínica del oportunismo, al reconocimiento de la solidez de los principios; de la indiferencia, al compromiso político; de la apatía, al activismo político; del afán del enriquecimiento, al afán de ser socialmente útil. Con estas nuevas convicciones, toda una generación de estudiantes, decenas de miles de compañeros, en su fuero interno decidieron luchar por transformar la realidad de México. Después del 68 se plantearon propósitos de cambio más ambiciosos y revolucionarios, y se ensayaron todas las formas de lucha”.

Y es que, en lo más profundo, millones que participaron en el movimiento, por el solo hecho de hacerlo, habían probado “lo dulce de la libertad”, como lo recordó Eduardo Valle, orador central en el mitin de la Marcha del Silencio, el 13 de septiembre. En ese discurso, Eduardo Valle pareció recoger el espíritu de la época cuando, ante cientos de miles en el Zócalo, dijo: “Hemos ganado la conciencia de la acción, ahora discutimos cómo romper las cadenas, no si se pueden romper. Nadie piensa ahora que no importa estar atado. Hemos vivido libertad en las calles, hemos vivido democracia en miles de asambleas, de mítines y de manifestaciones. Cuando se conoce lo dulce de la libertad, jamás se olvida y se lucha incansablemente por nunca dejarlo de percibir, porque ello es la esencia del hombre; porque solamente el hombre se realiza plenamente cuando es libre, y en este movimiento, miles hemos sido libres. ¡Verdaderamente libres!”.

Los estudiantes aprendieron, supieron, conocieron lo que era vivir en libertad y en auténtica democracia; aprendieron a debatir, a escuchar y escucharse, a solidarizarse con todos, a conocer, a moverse y a cuidarse en común. Aprendieron que era posible hacer política al margen de los partidos, del gobierno y de los medios de comunicación, y todavía más, en contra de esas instituciones. Ahora, a 50 años del 68, es necesario un ejercicio de memoria, para no olvidar, para tener presentes tanto la tragedia como la luz y la libertad que el movimiento propició. Por eso recordamos… *

 

Recuerdo, recordamos.

Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca

sobre tantas conciencias mancilladas,

sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,

sobre el rostro amparado tras la máscara.

Recuerdo, recordamos,

hasta que la justicia se siente entre nosotros.

 

Rosario Castellanos, “Memorial de Tlatelolco” (en Zurda núm. 4, 1988).

El ITESO y la Ibero Ciudad de México se suman al Memorial del Movimiento Estudiantil de 1968

Para conmemorar los 50 años del Movimiento Estudiantil de 1968, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh), el Colegio de México y la Ibero Ciudad de México unieron esfuerzos para llevar a cabo distintas actividades, con el objetivo de mantener la memoria de la lucha social de 1968, así como para interpretar el impacto que tuvo en su momento y sus consecuencias hasta nuestros días. El producto de este trabajo conjunto será alojado en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM y constará de tres componentes esenciales: un Memorial del Movimiento Estudiantil de 1968, un museo sobre movimientos sociales contemporáneos en México y una colección digital integrada por materiales de más de 50 instituciones que lleva por nombre M68. Ciudadanías en movimiento.

El ITESO fue invitado a sumarse a este proyecto a través de Signa_Lab, espacio multidisciplinario que estudia y analiza el comportamiento de las redes sociales. Utilizando Thoth, el script de minería de datos diseñado por el equipo de Signa_Lab, realizarán gráficos del comportamiento de los hashtags relacionados con diferentes movimientos sociales recientes (#YoSoy132, #Ayotzinapa, #8M, #gobiernoespía) y también hará streaming en directo de los hashtags #2deOctubreNoseOlvida y #Memorial68. La invitación al ITESO se hizo en virtud de que se considera a la Universidad como líder en materia de investigación de la llamada tecnopolítica y en la reflexión crítica del espacio público y los movimientos en red.

Por su parte, la Ibero Ciudad de México participará con el archivo fotográfico El Heraldo Gutiérrez Vivó–Balderas, así como con la colección documental del Movimiento del 68 y el Fondo Ana Victoria Jiménez sobre la lucha feminista, que son resguardados por la casa de estudios.

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Cuento ganador del Primer Concurso de Escritura “Reflexión ética y vida cotidiana”, organizado por el Departamento de Formación Humana del ITESO

La tarde había caído y Laura no lo había notado: un rugido de su estómago la hizo salir por un instante de su concentración en la libreta. Llevaba el día entero en el escritorio, o así le parecía a ella; contempló el gran desorden de envolturas de dulces y galletas, la taza sucia de café y la botella de agua casi vacía, estiró la mano para alcanzarla y beber el último sorbo esperando aplacar un poco el hambre. Cuando notó que no funcionaría, decidió que era el momento justo para tomar un descanso; después de todo, ya había repasado más de la mitad de los temas. Al llegar a la cocina, seguía repasando en su mente:  “La ética es una disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y su relación con el comportamiento humano, diferente a la moral, que es un conjunto de normas y costumbres que se consideran buenas para la convivencia de las personas en una determinada sociedad”. Lo repetía para sí misma mientras se preparaba unas quesadillas. El examen la tenía preocupada: era mucha información que recordar, conceptos, nombres, fechas, el resumen de lo aprendido en todo un semestre, y, para aumentar la presión, representaba un valor muy alto del porcentaje total de su calificación final de la materia. Después de cenar regresó al escritorio para terminar su repaso, antes de acostarse a dormir.

A la mañana siguiente, Laura despertó con dificultad, se alistó rápidamente, sirvió un café en su termo y tomó un paquete de galletas para desayunar más tarde. Salió de su casa motivada y con seguridad repetía los conceptos de memoria. Al subirse al transporte, de milagro encontró un asiento disponible; no pasó mucho tiempo del recorrido cuando se subió un señor ya grande; los asientos preferenciales estaban todos ocupados, por lo que él avanzó con lentitud hasta quedar de pie junto al asiento de Laura, quien de prisa guardó la libreta en la mochila y se puso de pie para cederle el lugar.

—No, señorita, no es necesario —dijo el hombre, apenado.

Laura lo miró extrañada e insistió; ella era joven y sus piernas fuertes, no tenía problemas con irse el resto del camino parada, mientras el señor lucía frágil y cansado.

—Por favor —insistió el señor—, podré ser viejo, pero aún soy un caballero.

De pronto ya no lucía tan frágil y cansado. Laura observó su cara rosada y radiante que enmarcaba la sonrisa amplia y sincera que le dirigía. Un poco confundida, se sentó de nuevo sin dejar de verlo; ella sabía que lo correcto era dejarle el asiento, siempre se lo habían dicho así.

El joven sentado detrás de ella se levantó para dejar sentar al viejo y éste aceptó sin reproche, lo que aumentó la confusión en la chica: no le parecía correcto catalogar la acción de machismo, y la posibilidad de sentirse halagada tampoco la llenaba del todo, pero el hombre se habría sentido en verdad mal al aceptar que una dama se incomodara por culpa suya y probablemente se sentiría más anciano de lo que le gustaría admitir; entonces Laura no estaría haciéndole un bien en realidad, y, aunque no comulgaba por completo con la idea —que para ella resultaba un poco caduca—, decidió aceptarlo como un acto de cortesía y seguir con su repaso.

Al llegar al salón la situación era tensa: todos sus compañeros continuaban estudiando con caras de angustia. Cuando la profesora anunció que repartiría los exámenes, se hizo un alboroto de libretas guardadas y mochilas cerradas que se transformó, en el instante en que los exámenes fueron entregados, en un silencio sepulcral que resultaba irritante. Laura leyó con detenimiento: “A cualquier indicio de copia se anularán todos los exámenes relacionados”, anunciaba una nota al final de las indicaciones. La tensión bajó al ver que conocía las respuestas a las primeras preguntas: evidentemente, tantas horas invertidas en el repaso habían rendido sus frutos. Estaba feliz y concentrada, vaciando información por torrentes a través de la tinta de su pluma, cuando, casi al llegar al final de las preguntas, escuchó un sonido distante:

—Hey —murmuró su amiga desde el escritorio de atrás—. Laura —insistió en un susurro al no ver respuesta alguna—, pásame la tres —dijo en un tono cada vez más desesperado.

La tensión de pronto regresó para invadir todo su cuerpo. Laura trataba de disimular que había escuchado, pero ya estaba demasiado distraída como para seguir contestando su propio examen. No le parecía correcto pasarle la respuesta, pero era su amiga y no quería que se enfadara; además, no le agradaría que por su culpa tuviera una mala nota. Pero, ¿si alguien lo notaba? ¿Si la maestra lo notaba?

Un pedazo de papel cayó sobre su examen, interrumpiendo su ensimismamiento: “Amiga, la tres, porfa”, decía la nota. ¿Cómo negarse a algo tan cortés? Además, ¿para que estaban las amigas? “Y es sólo un examen; no es algo realmente malo, no es como que una vida dependa de esto”, se decía Laura, al tiempo que escribía la respuesta. “Ella haría lo mismo por mí. Hoy por ella, mañana por mí: ¿no lo dicen todos?”, pensaba al regresar la nota a su amiga.

Nadie lo había notado, no pasó nada, la maestra seguía escribiendo en su escritorio y no sospechaba nada, el silencio sepulcral había regresado. Laura trató de terminar la respuesta que había dejado a medias, pero no pudo retomar la idea, así que decidió dejarla como estaba. Después de todo, sólo le quedaban ésa y una última pregunta: “¿Qué es la ética?”.

Ella sabía la respuesta de memoria, la había repetido incontables veces, recordaba la página exacta donde la había leído una y otra vez, recordaba el color de la tinta y el momento en que la escribió en su libreta durante la clase, pero, por más que intentaba, ahora no venía a su mente.

Uno a uno, sus compañeros fueron saliendo. Los minutos le parecían eternos. Su amiga pasó junto a ella mostrando con descaro su examen con la respuesta que tanto buscaba para que pudiera copiar algo. Era justo, pero no se sentía bien. Laura había hecho algo bueno por su amiga, la había ayudado, pero no se sentía de ese modo; en cambio, aunque en realidad no había hecho nada por ayudar al viejo de la mañana, en esa ocasión sintió que hacía lo correcto.

—Entreguen todos sus exámenes —dijo la maestra.

Laura no sabía qué hacer. Había leído la respuesta de su amiga, que no era muy exacta, pero ayudó a que mágicamente regresara a su memoria la definición: “La ética es una disciplina filosófica que estudia el bien y mal y su relación con el comportamiento humano”. Sin embargo, ya no le parecía la respuesta correcta… “La ética involucra al otro, es pensar en el otro, es pensar en tus acciones y sus consecuencias, la ética es incomodarte, es preguntarte por qué lo haces, es mucho más que eso…”.

Los pensamientos no dejaban de fluir en su mente, revolviéndolo todo como una licuadora. La maestra se acercaba recogiendo los exámenes de todos, y en el último minuto, Laura escribió su respuesta:

“¿Qué es la ética? Algo que aún no comprendo”. *

Pigmentocracia y blanqueamiento por despojo

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Mientras que en la academia se llama gentrificación al proceso de desplazamiento de cuerpos y formas de vida de los barrios tradicionales, en la colonia Juárez de la Ciudad de México le llaman blanqueamiento por despojo, destacando el carácter racista del proyecto de metrópolis global

Escala de color utilizada para la encuesta del INEGI sobre pigmentocracia.
Escala de color utilizada para la encuesta del INEGI sobre pigmentocracia.

En 2017, el INEGI mostró con datos públicos que la pigmentocracia que las monarquías europeas instauraron hace varios siglos en los territorios que invadieron y colonizaron aún impera en nuestro país de forma no muy distinta a como ocurre en el resto del mundo. Esto significa que el color de piel no solamente define patrones de valoración estética, sino que esas valoraciones estéticas siguen siendo un poderoso mecanismo de órdenes social, político y económico a escala global. Ciertamente, es posible encontrar personas negras con mucho poder económico en Estados Unidos, o personas morenas en México como altos mandos políticos y empresariales; sin embargo, sigue siendo mucho más probable que personas de piel blanca puedan tener acceso con menos dificultades a esas condiciones. De hecho, en Estados Unidos, al menos hasta inicios de este siglo, había más personas negras en las cárceles que en las universidades, y constituían, además, 40 por ciento del total de la población privada de libertad en ese país.

Pero no hay por qué ir tan lejos para constatar el orden pigmentocrático del mundo social. Entremos al campus de una universidad privada como la que acoge a nuestra revista. Concentrémonos en el color de piel del estudiantado. Luego observemos al profesorado y a quienes dirigen la universidad. Luego miremos al personal de servicios y al personal de seguridad. ¿Qué pudimos observar? El Módulo de Movilidad Social Intergeneracional (MMSI) de 2016, encuesta cuyos resultados fueron presentados el año pasado por el INEGI, arrojó que, dentro de una escala cromática de once tonalidades de color de piel en la que cada persona encuestada se definió a sí misma, más de 79 por ciento de quienes se encontraban en los tres grados de color más claros había alcanzado nivel superior de escolaridad, mientras sólo 25 por ciento de quienes se encuentran en los tres grados más oscuros logró acceder a ese nivel de estudios.

Vecinas, colectivos e investigadores organizados en 06600 Observatorio y Plataforma Vecinal de la Colonia Juárez, en la Ciudad de México, han identificado cómo se reproduce la pigmentocracia clasista también en el orden territorial metropolitano. En los años recientes, las políticas urbanas emprendidas por los gobiernos progresistas han redefinido el acceso a los barrios tradicionales de la ciudad mediante la revalorización del suelo (incrementando así los costos de alquileres y prediales) y con formas de consumo que apelan al imaginario de la blanquitud: cuerpos blancos, dinámicos, formados en nuestra universidad privada, que visten traje y corbata de diseñador mientras se mueven sustentablemente en bicicleta por la smart city. El resultado es el desplazamiento de cuerpos y formas de vida de los barrios tradicionales incompatibles con ese imaginario —salvo que desempeñen funciones de servidumbre en departamentos de lujo—. Mientras que en la academia se llama a este fenómeno gentrificación, en la colonia Juárez le llaman blanqueamiento por despojo, destacando el carácter racista del proyecto de metrópolis global, a la vez que señalan al negocio inmobiliario como forma de lavado de dinero.

 

Para seguir reflexionando

:: Susana Vargas Cervantes, “México, la pigmentocracia perfecta”.

:: Federico Navarrete, “Una estampa del antiguo régimen”.

:: “Dime de qué color eres y te diré el nivel de oportunidades que tendrás en México”.

:: México racista, de Federico Navarrete (Grijalbo, 2016).

:: “El barrio es de quien lo trabaja”.

:: Pablo Gaytán Santiago, “Blanqueamiento hetero-totalitario”.

“La música consiste en colores”

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Debussy alguna vez dijo que “la música consiste en colores” y transformó la manera de componer para hacer del arte de los sonidos un lenguaje más sensual, más capaz de expresar con efectos orquestales y nuevos acordes los colores de la naturaleza 

Cuando se piensa en la relación entre la música y el color, de modo inevitable viene a la mente el nombre del francés Claude A. Debussy, quien nació en St. Germain-en-Laye el 22 de agosto de 1862 y murió en París el 25 de marzo de 1918. Este inspirado músico, que alguna vez dijo que “la música consiste en colores”, transformó la manera de componer para hacer del arte de los sonidos un lenguaje más sensual, más capaz de expresar con efectos orquestales y nuevos acordes los colores de la naturaleza y la sutileza de la palabra en la poesía. Algunos lo catalogan como el primer compositor impresionista. El crítico musical español Álvaro Guibert escribió atinadamente: “Siempre me acuerdo de la frase de Harry Halbreich, el gran musicólogo:'Debussy fue el primero en componer con sonidos, más que con notas'. Sin necesidad de derribar la tonalidad, Debussy creó sonidos emancipados, exentos de sus obligaciones en cuanto notas de la escala y liberados de los barrotes rítmicos del compás” (El Cultural, Marzo 26 de 2018).

Su música suena distinta a la de compositores anteriores, y hay que aprender a escucharla también de modo distinto. Debussy fue un profundo conocedor de los valores musicales de compositores barrocos como Bach, hasta el lenguaje de creadores de la talla de Wagner. Escuchó y estudió con mucho interés las obras de sus contemporáneos, como Tchaikovsky y Franck. Es así que tuvo una base sólida para atreverse a proponer un lenguaje diferente que marcó la evolución de la música en Occidente.

 

Debussy: Images. Emmanuel Krivine. Warner Classics, 2018

No hay mejor manera de presentar la relación que Debussy establece entre música y color, que con una de sus composiciones más emblemáticas: Imágenes para orquesta, escrita entre 1906 y 1912. La obra consta de tres secciones: “Gigues” es la primera; luego “Ibéria”, la más famosa del tríptico al pintar musicalmente diversas impresiones sobre España; y “Rondes de printemps”. Acerca de esta obra, Debussy escribió: “Cada vez más creo que la música no es, en su esencia, una cosa que pueda fluir dentro de una forma rigurosa y tradicional. Está compuesta de colores y de momentos de tiempo rítmicos”.

 

Debussy: Prelude to the Afternoon of a Faun. Paavo Järvi, Cincinnati Symphony Orchestra. Telarc, 2006

El Preludio a la siesta de un fauno es una de las obras más conocidas y revolucionarias de Debussy, quien dijo acerca de esta obra: “La música de este preludio es una ilustración muy libre del bello poema de Stéphane Mallarmé. No pretende, en modo alguno, ser una síntesis del mismo. Son más bien los decorados sucesivos a través de los cuales se mueven los deseos y los sueños del fauno en el calor de la siesta. Luego, cansado de seguir la huida temerosa de las ninfas y las náyades, se abandona al sueño embriagador, lleno de ensoñaciones por fin realizadas, de posesión total en la naturaleza universal”.

 

Debussy: La Mer. The Cleveland Orchestra & Pierre Boulez. DG, 1995

La pasión de Debussy por el mar lo llevó, entre los años 1903 y 1905, a componer La Mer (El mar), tres bocetos sinfónicos para orquesta que se consagraron pronto como una de las obras más valiosas y revolucionarias de su repertorio. En ella, el compositor “dibujó”, con un magistral manejo hasta entonces poco conocido de la paleta orquestal, sus propias impresiones sobre diversas escenas marítimas: “Del alba al mediodía en el mar”, “Juego de olas” y “Diálogo del viento y el mar”. Sugerencia: escuchar esta obra a la par de la lectura de la novela Océano mar, de Alessandro Baricco.

 

Debussy: Claire de Lune & Other Piano Favorites. Martin Jones. Nimbus Records, 1994

Una de sus creaciones para piano más apreciadas en la historia de la música es el “Claro de luna”, una de las cuatro piezas de la Suite Bergamasque, compuestas por Debussy en 1890, pero que fueron revisadas en 1905, año en que tomó su forma definitiva la pieza referida y que es una de las más conocidas del compositor francés. A pesar del carácter etéreo de la pieza, cada nota de piano es una sutil pincelada de colores, pero tan poderosamente expresiva a lo largo de sus escasos cinco minutos de duración, que ha sido utilizada no pocas veces como música incidental en escenas de diversas películas.

 

Mussorgsky: Pictures At An Exhibition (Piano & Orchestra). Brendel, Vienna Philarmonic Orchestra, Previn. Decca, 1994

Hay una obra que primero trascendió a la fama por la partitura original para piano y, después, por el arreglo para orquesta hecho por un músico influenciado por Debussy, lo que nos permite constatar la diferencia de colores entre una y otra versiones. Estamos hablando de Cuadros de una exposición, suite escrita para piano en 1874 por el compositor ruso Modest Mussorgsky (1839-1881). Pero lo que hace más famosa a ésta de por sí joya musical, es la orquestación que en 1922 hizo el compositor francés Maurice Ravel (1875-1937), al trasladar los colores del piano a la riqueza de la paleta orquestal.

Los matices de la percepción

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Los humanos y los chimpancés mostramos una diferencia genética gracias a que tenemos un tercer tipo de célula: una de nuestras neuronas distingue de manera independiente los verdes y, por ende, podemos percibir un espectro de luz más rico

Existen en la retina dos tipos de neuronas que nos ayudan a interpretar la luz que percibimos, así como sus tonalidades. Las cónicas, que detectan diferentes longitudes de onda para identificar colores, y las cilíndricas, que permiten que tengamos visibilidad aun con poca iluminación. Ambas células son evidentemente sensibles a la luz; sin embargo, las cónicas acaso son más interesantes, pues tienen una característica que las distingue entre sí, y es que se activan de acuerdo con la longitud de onda que reciben. Unas neuronas sólo se encienden al identificar el color azul, otras únicamente se activan con el verde y, finalmente, otras más son exclusivas para el color rojo. A pesar de que nuestros fotorreceptores se prenden sólo al percibir tres pigmentos, esto es suficiente para experimentar toda la gama colorimétrica que vemos, lo que biológicamente nos da mayor precisión, pues podemos identificar diferencias de longitud de onda menores de tres nanómetros (nm) dentro del espectro de luz visible. Muchos mamíferos, a diferencia de nosotros, tienen una visión dicromática, con dos tipos de neuronas cónicas —por ejemplo, unas células son sensibles al rojo y al verde y otras sólo al azul—; esto los vuelve menos precisos ante los cambios de longitudes de onda. Los humanos y los chimpancés mostramos una diferencia genética gracias a que tenemos un tercer tipo de célula: una de nuestras neuronas distingue de manera independiente los verdes y, por ende, podemos percibir un espectro de luz más rico, con una visión tricromática.

 

Las tetracromáticas

Existen animales, como algunos reptiles y pájaros, que tienen cuatro diferentes tipos de células fotorreceptoras, lo que les permite ver espectros infrarrojos o ultravioletas. En los humanos también se han identificado mutaciones en las neuronas cónicas que permiten a ciertos individuos experimentar una variación más rica de colores; si bien no llegan a percibir espectros infrarrojos o ultravioletas, sí se ha descubierto que pueden identificar contrastes con más precisión. Estas personas pueden identificar cambios de longitud menores a un nanómetro. Se estima que esta mutación se presenta de manera característica en las mujeres, y que 12 por ciento de ellas la tiene.

 

Gris

Se ha descubierto que las retinas de pacientes con depresión son menos sensibles a los contrastes de luz. En un estudio realizado por el doctor Emanuel Bubl, en Friburgo, Alemania, se comprobó que hay correlación entre los grados severos de depresión y la menor sensibilidad a los colores; así, se encontró una disminución en la percepción de contrastes en un paciente deprimido. Los investigadores están considerando realizar un examen que pueda informar al médico el grado de depresión que sufre una persona, con base en el índice de sensibilidad al color que presente.

 

¿Tu azul es mi azul?

Algunos científicos aseguran que los seres humanos no percibimos los colores de la misma manera. Por ejemplo, puede haber diferencias pequeñas en las células cónicas rojas de una persona, que alcanzan un pico de excitación cuando detectan longitudes de onda de 590 nm, contra las células cónicas de un pintor como Rothko, que tal vez presentaban un pico de 620 nm. Esta variación puede ser enorme al percibir, por ejemplo, rojos y naranjas. Aunque la ciencia tiene la certeza de que objetivamente recibimos una longitud de onda similar, es posible que percibamos gradientes distintos de colores entre nosotros por las variaciones de exaltación en los fotorreceptores.

 

Sinestesia

Imagina que, al escuchar ciertas notas musicales, ves colores, o que ciertas letras en un enunciado se perciban como multicolores. Esto es a causa de una condición llamada sinestesia, por la que los sentidos se mezclan entre sí. Por mucho tiempo no contábamos con las herramientas para estudiar este fenómeno, pero recientemente se ha encontrado un patrón genético que explica una hiperconectividad en ciertas regiones del cerebro, lo que provoca una percepción combinada de sonidos o letras con colores. No mucha gente presenta esta condición, aunque parece que no es excesivamente rara entre los artistas (por ejemplo, Michael Jackson).


La luz del espíritu crea colores

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Contemplamos nuestra vida como en una cascada de colores donde se derraman el trabajo, el descanso, la lectura, las charlas, las tristezas, las pérdidas, los errores, los logros, los sueños por realizar, los abrazos, los veranos… Todo es parte de un paisaje bellísimo

Una forma de transformar los colores opacos de nuestra existencia es aprender a habitar nuestra rutina y abrazarla así como es. Lo monocromático es parte de la vida y hay que asumirlo. El desafío radica en colorear nuestra vida como un lienzo abierto al pintor, ahí donde estamos y como somos. Es el desafío de ser pintor y pintura. ¿Lo aceptas?

El primer color de esta pintura es la vida. Con sorpresa podemos exclamar: “¡Existo!”, y lo digo así, con sorpresa, porque existo y podría no existir. Pero ya estoy aquí. Y si estoy aquí es porque alguien lo quiso; soy obra de una voluntad. Alguien me pensó, me imaginó, me esbozó con su libertad por amor; no por capricho, sino por puro y auténtico amor. Ésta es la base del lienzo.

Ahora, es un amor que se narra en esta vida que es la mía. Éste es el segundo color: la historia narrada. ¿Cómo me hablo a mí misma? ¿Me acepto como soy? ¿Amé o me dejé amar el día de hoy? ¿Reconocí mis fallas y me propongo enmendarlas? En nuestra vida hay acontecimientos muy significativos que nos han marcado, por eso es importante volver a ellos y recogerlos, re-narrarlos. ¿Qué me digo a mí misma hoy, a mis 27 años, de aquello que viví en mis nueve o en mis 12? Siempre es un buen detalle para con uno, el ejercicio de la autobiografía vista con ojos de amor y comprensión.

El tercer color, sustraído de esa narrativa propia, es el sentido. Es éste el eje transversal que me sostiene en medio de tormentas escandalosas o de sinsabores monótonos. El sentido me ayuda a pintar mi vida con viveza, a aprender a tomarle sabor a lo cotidiano, a ser paciente y a saberme frenar para no culpar a otros cuando la irritación me invade porque algo no funciona como yo quisiera. El sentido me ayuda a ser perseverante en la felicidad, aunque ésta no sea diversión. ¿Cuál es el sentido que mi vida me ha regalado? ¿Lo sé?

El cuarto color es el otro o la otra: amigos, familiares, compañeros de escuela o de trabajo, una desconocida en el autobús urbano o un trabajador de una tienda departamental que me ofrece ayuda para que haga mi compra. El otro, que sin él yo no puedo ser. Aun cuando las relaciones humanas son difíciles, ese otro, al hablarnos de él también nos habla de nosotros mismos. Un coraje que ese otro me provoca, a veces sin él saberlo, me ayuda a conocerme mejor. Y qué decir de un delicioso silencio o unas buenas carcajadas con los amigos, que la imagen se pinta por sí sola.

Y finalmente, como desborde de potes de pinturas en el lienzo que el pintor se apresura a esparcir para no desperdiciarlo, contemplamos nuestra vida como en una cascada de colores donde se derraman el trabajo, el descanso, la lectura, las charlas, las tristezas, las pérdidas, los errores, los logros, la paz interior, los sueños por realizar, los abrazos, las lluvias, los veranos… Todo es parte de un paisaje bellísimo que soy yo.

Alguien nos llama, sabemos reconocer su voz porque ha soplado para infundirnos vida. Nos habita, nos congrega, nos impulsa, nos pinta. Es la luz del espíritu que crea colores.

Frida Escobedo: historia de dos ciudades

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El ascenso de Escobedo en el mundo de la arquitectura resulta a contracorriente en el contexto de una profesión frecuentemente criticada en el orbe por su estructural desigualdad de género

Pabellón Serpentine, diseñado por Frida Escobedo, Londres, 2018. Foto: Frida Escobedo
Pabellón Serpentine, diseñado por Frida Escobedo, Londres, 2018. Foto: Frida Escobedo

Al acercarse al Pabellón Serpentine desde los Jardines Kensington de Londres, ya se vislumbra la actividad a través de sus muros entramados: el murmullo de un café, mamás con sus carriolas y estudiantes que charlan y se hacen selfies en la superficie reflejante del techo. Debido al caluroso verano, definitivamente poco británico, los parques de Londres bullen de gente todos los días, y el pabellón brinda un necesario refugio para el sol .

El pabellón de este año fue diseñado por la mexicana Frida Escobedo. Este encargo es el más reciente de una serie de reconocimientos internacionales de gran prestigio que se ha adjudicado la arquitecta de 39 años. Otros son el Premio Arquitectura Emergente del Architectural Review en 2016, una obra por encargo en la Trienal de Arquitectura de Lisboa en 2013 y una instalación en el prestigiado Museo de Diseño Victoria & Albert en 2015.

Serpentine es una estructura simple de muros entramados que resguardan un patio parcialmente techado y un pequeño espejo de agua. Fue construido con materiales industriales del Reino Unido, lo que lleva a remontarse al rol de este país en la Revolución Industrial. Escobedo utiliza tejas de concreto de producción masiva para formar una celosía —diseño tradicional mexicano de un muro entramado que brinda sombra y facilita la circulación de aire en los patios— y la traslada a un clima más frío. De este modo crea un juego de vistas: aunque el visitante se encuentre dentro del pabellón, los Jardines Kensington no dejan de interpelarle.

La celosía como diseño arquitectónico tuvo su origen en un contexto árabe y se extendió a España, y de ahí a América Latina; Escobedo vincula su trabajo a una historia de relaciones globales, lo que da un sentido de intercambio cultural que antecede por mucho a la era digital. La arquitecta afirma que en México “no existe la tabula rasa” y que esto se refleja en su propia práctica.[1] La arquitecta se desenvuelve con aplomo en los contextos internacionales, aprovechando la oportunidad para explorar las usanzas y materiales locales y el significado de encontrarse con otra cultura. Su primera obra en Reino Unido, la obra temporal en el Museo Victoria & Albert, tomó su nombre de Shakespeare – Sabéis que no podríais miraros tan bien como por reflejo– y consistió en un diseño azteca hecho de plataformas con espejos que reflejaban los edificios ingleses del siglo XIX a su alrededor.

Más cerca de casa, las obras de Escobedo combinan la practicidad con un sentido de responsabilidad social. En una charla dentro de su pabellón en Londres, ella establece como uno de los principios de su diseño el “hacer más con menos”,  y destaca el papel de la creatividad y la investigación como activos financieros y ecológicos en una situación de recursos limitados: una estética pragmática que aprovecha al máximo el presupuesto del cliente y reduce el consumo de materiales.[2]

En Serpentine, esto se traduce en una estética de funcionalidad — no hay más que cinco materiales, todos industriales y sin acabados. El techo y la celosía protegen de casi todas las lluvias de verano, mientras que el pequeño estanque crea un plácido reflejo en el techo. Diseñada con el clima inglés en mente, la celosía ha resultado de vital utilidad ante el tiempo inusitadamente caluroso y seco de este año, brindando un oasis de sombra en el parque. Se trata de una arquitectura flexible, otro concepto clave del estilo de Escobedo.

Pabellón Serpentine “You know, you cannot see yourself so well as by reflection”, Museo de Diseño Victoria & Albert, 2015. Foto: thespaces.com

Para la instalación en el Museo Experimental El Eco en la Ciudad de México, ganadora del concurso en 2010, armó una pila de bloques de concreto que los visitantes podían acomodar a su gusto para crear lugares para sentarse, o bien, un escenario. En sus conjuntos de vivienda social, esta misma estética entra en juego en un nivel pragmático: sus construcciones puedes adaptarse con el tiempo a las cambiantes dinámicas familiares. En un proyecto de vivienda social en Taxco, Guerrero, su diseño consta de una estructura externa fuerte y espacios interiores que pueden modificarse fácilmente y a un bajo costo, ya sea para un bebé nuevo, para una pareja cuyos hijos han dejado en nido o lo que se necesite: la vivienda es capaz de responder a los sucesos de la vida.

Escobedo estudió en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y en Harvard. No empezó su trayectoria profesional trabajando en un despacho establecido, sino que desarrolló sus propios proyectos y abrió su estudio epónimo en 2006, en la Ciudad de México. Los proyectos más importantes del estudio han sido, en México, la remodelación de la antigua casa de David Alfaro Siqueiros en Cuernavaca, La Tallera Siqueiros,  para convertirla en museo-taller, así como la intervención de la Librería del Fondo Octavio Paz. El encargo del Pabellón Serpentine representa un salto significativo, una señal de confianza en lo que está por venir.

El ascenso de Escobedo resulta a contracorriente en el contexto de una profesión frecuentemente criticada a escala mundial por su estructural desigualdad de género. Largas horas de trabajo, una cultura de competitividad y una falta de apoyo desde la profesión han sido señalados como los factores clave que contribuyen al dominio de los varones en los escalones más elevados del gremio, sumados a su desmesurada sobrerrepresentación en los premios y las obras por encargo. A escala internacional, la diversidad en la arquitectura es un tema candente: como ejemplo está el anuncio reciente de Kanye West de que incursionará en la arquitectura, lo que ha provocado comentarios sobre la falta de diversidad étnica en la profesión, particularmente en Estados Unidos. Escobedo se encuentra entre un puñado de arquitectas sobresalientes en el panorama mexicano de diseño que últimamente acapara la atención del mundo: Tatiana Bilbao, Gabriela Carrillo, Fernanda Canales y Rozana Montiel son contemporáneas suyas que están rompiendo esquemas en el escenario internacional.

El pabellón Serpentine es otra prueba de esta falta de equidad: Escobedo es apenas la segunda arquitecta que por sí sola se adjudica el prestigiado encargo desde que se inauguró en 2000, después de Zaha Hadid. La decisión sigue la trayectoria que han trazado en los últimos años las Serpentine Galleries – uno de los espacios de arte contemporáneo más destacados del mundo – para apoyar a la arquitectura emergente a través de su internacionalmente reconocido pabellón. Entre los arquitectos seleccionados en años recientes están el danés Bjarke Ingels, el despacho español Selgas Cano y Diébédo Francis Kéré, de Burkina Faso, el primer encargo a un arquitecto del continente africano. Esta postura viene a desplazar el criterio del profesional estrella de la arquitectura, o stararchitect, que marcaba la pauta en los primeros años del pabellón como Hadid, Oscar Niemeyer, y Herzog & de Meuron con Ai Weiwei .

El pabellón Serpentine siempre se pone a la venta al final del verano, lo que brinda visibilidad al arquitecto y fondos sumamente útiles a las galerías públicas. Pero esta segunda vida desconocida también plantea un desafío técnico: dada la afición de Escobedo por empaparse con el lugar, la arquitecta admitió que le desconcertaba pensar que su diseño tendría otra vida en un lugar desconocido.[3] Su pabellón está firmemente arraigado a su contexto y en el traslape de dos culturas. Su estructura fundamental es el encuentro de dos rectángulos sobre los ejes de la galería adjunta y del Meridiano Cero, la línea que marca el punto cero del reloj global desde 1884. Así, el rol imperial que jugó Gran Bretaña al determinar el sistema para marcar la hora en el mundo es traído al presente en una galería cuyo peso cultural sigue marcando la pauta en el mundo global del arte. Cuando el pabellón pase al comprador, cuyo nombre aún no se divulga, quedará alineado con la orientación norte-sur del meridiano, pero no quedará nada más del entorno actual del pabellón. Según Escobedo, el pabellón absorberá el contexto local, sea cual fuere, pues el exterior permeable se adaptará a los efectos del clima y flora del lugar.

Escobedo se va de Londres tras codearse con la élite del arte internacional y acaparar las columnas de los periódicos locales. Será, hasta cierto punto, un contraste volver a sus dos encargos actuales—vivienda social en Guerrero y Saltillo. Como pasa con las construcciones de Escobedo, da la sensación de que este momento tiene menos que ver con concluir un proyecto, sin duda significativo para su trayectoria profesional, y más con una reflexión sobre lo que hay en el horizonte. Será interesante ver cuál es el paso siguiente. *

Para saber más

:: Sitio web de Frida Escobedo.

:: The Serpentine Pavilion 2018, Serpentine Galleries.

:: Frida Escobedo: Serpentine Pavilion 2018. Ed. Rebecca Lewin & Joseph Constable, Serpentine Galleries and Koenig Books, 2018.




[1]“Serpentine Architecture: Frida Escobedo in Conservation”, martes 12 junio 2018, charla en el Pabellón Serpentine, Londres.

[2]“Serpentine Architecture”.

[3]“Serpentine Architecture”.

“México quiere un cambio, quedó claro en las elecciones”

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José Morales Orozco, SJ, termina su periodo como Rector de la Universidad. Durante su gestión se hicieron modificaciones a los programas en pro de la calidad académica y se estableció como política que ningún estudiante abandonase sus estudios por cuestiones económicas. En esta entrevista hace un balance y se despide de la comunidad universitaria

José Morales Orozco, SJ, ocupó el cargo de rector en el periodo 2014-2018. Foto: Roberto Ornelas
José Morales Orozco, SJ, ocupó el cargo de rector en el periodo 2014-2018. Foto: Roberto Ornelas

“En estos cuatro años dejé alma, vida y corazón”. Así, con la satisfacción de haber dado todo cada día, es como José Morales Orozco, SJ, sintetiza su paso como Rector del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, unas semanas antes de que finalice su gestión, el próximo 2 de octubre.

Dice que se lleva en el corazón al ITESO, a su comunidad y a los amigos que aquí encontró. En especial, confiesa, echará de menos lo que él llama “el paisaje auditivo”, ese murmullo de los estudiantes cuando salen de clases. “Sería un mentiroso si dijera que no voy a extrañar al iteso, como institución y como obra confiada a la Compañía de Jesús. Los jesuitas echamos raíces no muy profundas porque tenemos que estar disponibles para la siguiente misión; no puedes casarte ni con un lugar, ni con una obra, tenemos que estar disponibles. En esa actitud estoy, pero eso no quiere decir que uno no tenga su corazoncito”. Morales Orozco expresa nostalgia adelantada por el cierre de este ciclo, por su marcha de la comunidad que encabezó desde el 14 de noviembre de 2014. Y también bromea: “Espero que no se viva lo que dice el dicho mexicano: ‘Otro vendrá, que bueno te hará’. Espero que el que venga lo haga mejor”.

Los recuerdos que sobre el ITESO guarda Morales Orozco se remontan al segundo decenio de vida de la Universidad. Entre 1975 y 1979, cuando era Rector del Instituto de Literatura y superior de un grupo de estudiantes jesuitas que vivía en una comunidad rural de inserción en la ranchería La Paz, Santa Fe, en Zapotlanejo. Mientras los estudiantes venían a la Universidad a tomar clases, él era profesor de asignatura. Unos años después, entre 1982 y 1989, cuando era Rector del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias —que después se integró a la Universidad como Departamento de Filosofía y Humanidades—, venía al campus a impartir algunas conferencias. Después fue nombrado Provincial de la Compañía de Jesús en México.

“Cuando llegué [en 2014] ya conocía el campus y la situación del ITESO, porque en las reuniones del Sistema Universitario Jesuita que teníamos los rectores nos informábamos sobre la marcha de las universidades, veíamos la manera de colaborar, como lo seguimos haciendo hasta ahora”, cuenta.

Cuando fue nombrado Rector de la Universidad Jesuita de Guadalajara, recuerda, encontró una universidad en movimiento, consolidada y con solidez financiera. “Mi manera de llegar al iteso fue como subirme a un tren en marcha, que caminaba con una dirección clara”. Él venía de ser Rector de la Ibero Ciudad de México, y menciona que siempre le preguntaban las diferencias entre ambas instituciones, mismas que van más allá de la estructura física del campus. Aquí, por ejemplo, hay una sana informalidad, una relación más horizontal entre todos. “Hay una especie de caos creativo que viene de la comunidad universitaria, más efervescencia, más espontaneidad”, apunta.

 

El peso del ITESO

Morales Orozco resalta como una característica del ITESO la influencia que tiene la Universidad como institución en el estado y en la región. “Es un referente para ciertos temas importantes, como los derechos humanos y la promoción de la justicia”, y destaca la participación en distintos observatorios, como el de la Gestión Integral del Agua para el Estado de Jalisco.

“A mucha gente, sobre todo en el sector público, le interesa saber qué dice el iteso sobre ciertos puntos, porque vamos a decir lo que pensamos realmente. Como institución no estamos casados con ningún interés ni con algún grupo político o empresarial. Somos libres. No estamos atados con ningún tipo de interés que no sea el de ser fieles a lo que significa ser universidad, y ser universidad jesuita. Lo digo, no sólo por los jesuitas o por los académicos, sino por la universidad como un todo”.

Para el Rector es importante continuar con esa presencia crítica y propositiva del ITESO. “Son de las cosas que fui notando y que me hicieron sentir como en casa. Y cuando me preguntaban: ‘¿No añoras la Ibero?’, la respuesta era sí y no. Ahora puedo decir que estoy enamorado del ITESO, y ya que me voy, siento cierta nostalgia”. No obstante, esa nostalgia no le impide ver que “conviene que deje el lugar, que venga otro más joven, con ideas más frescas, que venga a seguir impulsando al ITESO. En ese sentido, me siento en paz y contento, pero triste porque uno se enamora del ITESO”.

José Morales Orozco, SJ Foto: Roberto Ornelas 

El “tren en marcha” al que se subió como Rector, ¿qué retos tenía?

Siempre hay retos, y yo voy a dejar otros. El tren sigue en marcha y yo digo que marcha bien. Quien me va a suceder se va a subir y se va a encontrar con que el tren camina en una dirección clara, pero siempre hay procesos inacabados. Además, las circunstancias son cambiantes.

La calidad académica, en un sentido amplio, es un reto. Vamos a mejorar la exigencia académica, la selección de alumnos, mejorar la selección de profesores —tanto de asignatura como de tiempo fijo— para tener buenos profesores, y no solamente buenos académicos: buenos profesores, es decir, buenos formadores. Esto, por un lado.

Por otro, hay que revisar la pertinencia de nuestros programas académicos, ponerlos al día, abrir nuevos programas que sean pertinentes, y no sólo en función de las necesidades del mercado, y que sean programas de calidad con el sello del iteso. Es un reto permanente y lo dejo porque la búsqueda de la calidad es un camino que no tiene fin: no te puedes detener, mucho menos ir para atrás.

Luego, no era un reto sino más bien un tema que yo sentía la necesidad de continuar y hacer más fuerte: el sistema de becas, para hacer una universidad más incluyente, socialmente hablando. Establecí la política de que nadie deje de entrar al iteso o se vaya de la Universidad por cuestiones económicas. ¿Eso qué va a implicar? Que si el alumno cumple con los requisitos académicos, y la única dificultad que tiene son problemas económicos, se le da el porcentaje de beca y de crédito que necesite. Es una política, y tengo que decir que he contado con el apoyo al cien por ciento de iteso, ac. El porcentaje de becas y de créditos que se puede dar va creciendo.

Según un informe de la asamblea de la Asociación Civil del ITESO, más de la mitad de los estudiantes tiene un apoyo financiero, y en 2017 se destinaron más de 247 millones de pesos a becas y créditos a largo plazo.

 

Durante su rectorado trabajó, junto con otros personajes de Jalisco y los rectores de otras universidades, en cuestiones como la Fiscalía anticorrupción, el gobierno abierto y la transparencia. ¿Por qué eligió participar en estos temas?

El iteso, como universidad jesuita, tenía que estar presente en un momento que sigue siendo clave para el país en la lucha contra la corrupción, contra la impunidad y, para no hablar negativamente, promover la justicia, luchar por una cultura de paz.

Cuando se empieza a construir el Sistema Estatal Anticorrupción del estado de Jalisco había muchos obstáculos, gente que no quería entrarle porque decía que no iba a servir de nada, que el Congreso elegiría a quien quisiera, y alguien me sugirió: “¿Por qué no le entras tú como candidato a la comisión de selección?”. Yo sabía lo que eso implicaba: no sólo era ponerme yo, sino al ITESO. Me pregunté: ¿cuál es el bien mayor aquí? En ese momento dije: toca poner alta la vara a los diputados, al Congreso, e invitar a la sociedad civil a que participe. Y con esto en mente invité a los rectores de la Univa, el Tec de Monterrey y la Universidad Panamericana, con la intención de que el Congreso de Jalisco tuviera tela de dónde cortar.

José Morales recuerda que reunió los requisitos y asistió a la oficialía de partes a presentar su documentación una hora antes de que concluyera el plazo. Preguntó cuántos se habían inscrito y le dijeron que por la mañana sólo había tres personas, pero que a esa hora había 18 inscritos y todavía quedaba una hora para que se presentaran más candidatos. “Pensé: ‘Yo creo que ya la hicimos, el Congreso va a tener buenos candidatos de dónde escoger, con esto me doy por satisfecho’. Luego vinieron asuntos de que por qué no se escogió a nadie del iteso, pero no nos apuntamos para que nos escogieran, sino para que otros se animaran. De los rectores, se nombró a Juan de la Borbolla, de la up. Sí tuvieron tela de dónde cortar, y la idea era escoger a los mejores perfiles”.

Los rectores de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), la Universidad Panamericana (UP), el Tec de Monterrey, la Universidad de Guadalajara y el ITESO tienen una relación de colaboración, para lo cual se reúnen periódicamente.

 

Desde esta relación con otras universidades, ¿cómo ve el futuro del país y de Jalisco?

Sí había una cierta certeza de que iba a ganar López Obrador, y existe la convicción de decir: tenemos que seguir colaborando por el bien de México como instituciones, como instancias que buscan la verdad, la justicia, la equidad, que respetan los derechos humanos, independientemente de cuál sea el partido que esté en el poder.

Yo digo que, desde la perspectiva que da el resultado de las elecciones, seguimos pensado que tenemos que seguir jugando un papel como universidades, que son agentes de transformación social, formar a nuestros alumnos pensando en el bien de México y, como lo dije el día de la celebración de San Ignacio, ya tenemos un presidente elegido legalmente y tenemos que colaborar con él y con su gobierno, nos guste o no, por el bien de México. Como universidad, si algo no nos gusta, podemos tener la libertad de decir: “esto no nos gusta o no nos parece por esto y por esto”, pero no se vale la protesta sin la propuesta, es necesario ser propositivos también.

Y no podemos opinar de todo, no somos expertos en todo. Pero como universidad tenemos que estar dispuestos a seguir construyendo el país con el gobierno que viene. Ésa es la actitud de los rectores y de las universidades.

ITESO Foto: Roberto Ornelas

Si los retos de la universidad son los de la sociedad, ¿qué nos toca hacer como comunidad universitaria?

Primero, tener un deseo de participar más activamente a nivel individual, grupal e institucional. Informarnos bien, seguir siendo libres frente a lo que estamos viendo, ser propositivos, y si algo no nos parece, decirlo; si algo nos parece bien, apoyarlo. Pero siempre pensando en que no estamos apoyando a una persona concreta, independientemente de quién sea el presidente o el gobernador, estamos apoyando el bien común, la equidad, el respeto a los derechos humanos; una mayor justicia social, una mayor inclusión en la sociedad, respeto a las diferencias, son nuestros valores y tenemos que seguir en esa misma actitud.

México quiere un cambio, quedó claro en las elecciones.

 

Toma de decisiones y discernimiento

Desde que fue ordenado jesuita, Morales Orozco ha desempeñado cargos directivos en distintas obras de la Compañía de Jesús, lo que ha implicado para él ejercer un liderazgo de servicio. “Eso no me cuesta trabajo, pero ese servir muchas veces es muy difícil y costoso, porque implica tomar decisiones difíciles”.

“Es complicado integrar el bien de cada uno con el bien común. Para mí, prevalece el bien conjunto sobre el particular”, afirma.

Las decisiones, aseguran, se toman en soledad, aunque se consulte con otros, y aquí es donde el discernimiento es fundamental para Morales Orozco.

“El consejo que le daría a la comunidad, a los directivos: disciernan, y no tengamos miedo a tomar decisiones, porque tomar decisiones siempre implica un riesgo, el riesgo es equivocarse y tenemos miedo a equivocarnos, hay que correrlo.

”Cuando hablamos de discernimiento espiritual, es un discernimiento que responde a la pregunta: ‘¿Qué quiere Dios que yo haga?’. No es lo que yo quisiera hacer o qué es lo que los demás quieren que yo haga: qué es lo que Dios quiere por el bien del iteso por el bien de la sociedad. Eso sí requiere una actitud de fe”.

 

¿Qué le puede decir a la comunidad universitaria?

Que sigamos siendo una universidad crítica, y más en el contexto en el que estamos viviendo, pero propositiva. Libre de cualquier interés político, libre de cualquier interés económico, y que sigamos viendo la realidad como institución desde la perspectiva de los más pobres. Nosotros vemos a los pobres desde una perspectiva evangélica, porque en los pobres vemos la preferencia de Dios por ellos.

Que sigamos viendo la realidad desde lo que más conviene a los más marginados, a los más discriminados, no sólo desde el punto de vista económico-social, sino de todo tipo. Eso es algo muy del ITESO y de la Compañía de Jesús.

Por último, José Morales Orozco, SJ, agrega que es necesario aprender a reírse de uno mismo, porque “el sentido del humor es signo de esperanza cristiana”. *

Este reportaje no fue escrito por un robot (aún)

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Debido a la expansión de las nuevas tecnologías, que reconfigura los modelos de negocios, todo apunta a que hay empleos que dejarán de ser necesarios, pues estarán a cargo de las máquinas. Sin embargo, surgirán otros, que tal vez todavía no terminemos de imaginarnos. ¿Qué conviene tener en cuenta ante este nuevo panorama laboral?

La tecnología ocupa cada vez más espacio en nuestras vidas. Foto: Archivo
La tecnología ocupa cada vez más espacio en nuestras vidas. Foto: Archivo

Fábricas que se administran a sí mismas, supermercados sin cajeros, algoritmos que ofrecen consultas médicas y legales, autos de Uber que se manejan solos (en los que quizá vuelvan a abrirte la puerta, aunque no te ofrezcan agua).

Son sólo algunos ejemplos de las aplicaciones actuales de la llamada, entre otras formas, Revolución Digital, Cuarta Revolución Industrial o Revolución 4.0: la adopción masiva de servicios digitales por parte de los consumidores, las empresas y los gobiernos.

Esta revolución es el resultado de una mezcla de tecnologías que permite hacer más eficiente la cadena productiva, simular virtualmente la fabricación de un producto, prevenir y reparar averías a distancia y flexibilizar la producción, todo ello sin disparar los costos operativos, según el centro tecnológico de telecomunicaciones gallego Gradiant.

¿Ciencia ficción? La verdad es que las tecnologías en las que está basada esta reorganización de la producción existen desde hace tiempo, y de seguro has oído hablar de ellas o hasta las usas (o te usan) cotidianamente.

Estas tecnologías incluyen la Internet de las Cosas —IoT, por sus siglas en inglés: la interconexión digital de objetos cotidianos con internet—; la Internet Industrial de las Cosas —el uso de las tecnologías iot en los procesos industriales—; la impresión 3d, que permite crear prototipos o hasta lotes pequeños de productos a muy bajo costo; y el big data—el enorme volumen de datos resultado del registro de actividades que todo mundo hace, como comprar un café o conducir un auto–.

También la inteligencia artificial: algoritmos capaces de aprender de forma autónoma a partir de la información que reciben; la robótica colaborativa: robots industriales que cooperan con los humanos de manera estrecha; la realidad virtual —entornos generados mediante tecnología informática, que crean en el usuario la sensación de estar inmersos en ellos— y la realidad aumentada, que consiste en añadir información virtual a la información física.

 

¿Y a mí todo esto qué?

Si todo esto te suena a que entraste por error a una clase de ingeniería y a que no tiene que ver con tu vida, piénsalo de nuevo: el Foro Económico Mundial advierte que, a medida que surgen modelos de negocio disruptivo, el panorama laboral se ve profundamente afectado. El resultado será una importante generación de empleo y un mayor desplazamiento laboral, además del incremento de la productividad y la ampliación de las brechas entre las habilidades que los empleadores necesitan y las que los potenciales empleados pueden ofrecer.

La única razón por la que el párrafo anterior no te dio escalofríos es porque está escrito en el tono eufemístico tan usado por los organismos económicos internacionales. La traducción para humanos es: estos cambios crearán nuevos empleos en ámbitos que ahora no existen, pero otros más dejarán de necesitarse y cada vez habrá más diferencia entre lo que las empresas necesitan y lo que los trabajadores sabemos hacer.

Esto es: si los robots construyen autos, ¿para qué nos necesitarían como obreros? ¿Qué vamos a hacer los taxistas cuando los coches sean autónomos? Si un algoritmo es mejor para encontrar manchas sospechosas en una imagen radiológica, ¿eso dejará fuera del negocio a los médicos?

Víctor Manuel Larios, coordinador del Centro de Innovación de Ciudades Inteligentes del Centro Universitario en Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), advierte que hay estudios internacionales según los cuales, “los abogados, 80 por ciento de lo que ellos saben hacer y aprenden en una universidad va a ser reemplazado por inteligencia artificial, porque son tareas —revisar un contrato, las cláusulas y todo— muy repetitivas”.

Tecnología

“Hay una polémica ahora con Uber, una aplicación móvil que utiliza en ciertos grados inteligencia artificial, que conecta a choferes para mover a la gente de una manera más eficaz, pero en un par de años los autos se van a manejar solos; de hecho, ya hay varios que están parcialmente funcionando y ya se manejan solos y en cinco años ya no nos vamos a acordar (de la polémica actual) y vamos a empezar a ver cómo vamos a delegar esta tarea rutinaria a la que le dedicamos tanto tiempo”.

Un artículo escrito por Johan Aurik, presidente del consejo de administración de la consultora A.T. Kearney, recuerda que en 2013 la Universidad de Oxford estimó que cerca de la mitad (47 por ciento) de los empleos de Estados Unidos se podría perder debido a la automatización en las próximas dos décadas. Y la consultora Deloitte prevé que más de la tercera parte de los trabajos actuales en el Reino Unido corre el riesgo de ser reemplazada en los próximos 20 años como resultado de estos avances tecnológicos.

Por su parte, el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco, Jaime Reyes Robles, menciona algunos estudios globales que estiman que para 2025 o 2027, México podría perder hasta 9 millones de empleos, mientras que el año pasado, el Instituto Global McKinsey pintó un escenario mucho peor: está en riesgo 52 por ciento de los trabajos en el país, es decir, más de 25 millones.

“En las áreas en las que es inminente, se van a requerir pocos trabajadores, lo que implica despidos masivos, desempleo y precarización de los que quedan”, estima el asesor en materia de empleo Jorge Barajas, quien por años participó en el Centro de Reflexión y Acción Laboral, una organización no gubernamental dedicada a prestar apoyo legal a los trabajadores.

Es cierto que, en México, la adopción de estas tecnologías es incipiente y desigual: mientras que en plazas industriales, como Monterrey, Querétaro y Guadalajara, ya hay fábricas con alto grado de automatización, si bien la mayoría de los procesos todavía depende mucho de la mano de obra. Lo mismo puede decirse de varios sectores productivos, considera Barajas.

“No todos los procesos productivos, hablando de los industriales, son susceptibles de automatizarse, sólo sectores como el automotriz, los de la electrónica, la aeronáutica, la producción editorial y de contenidos. Pero hay sectores amplios que no se van a ver afectados”. Sin embargo, el impacto sobre los trabajadores que se verán desplazados por la tecnología puede ser de tal magnitud que acreciente la brecha que separa a los que tienen más de los que menos tienen. Esto implica la necesidad de programas gubernamentales y de una nueva política salarial y de redistribución de la riqueza, considera.

“Parte de lo que se está planteando ahora es si la trascendencia del ser humano puede comenzar a pasar más por las labores de disfrute, como conocer el mundo, que por las labores del trabajo”, explica Ignacio Román Morales, profesor investigador del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del iteso.

“Esto tiene un obstáculo gigantesco, que es la lógica de la economía de mercado, porque en economía de mercado, a la hora de buscar procesos de alta rentabilización de todo este tipo de actividades, vas a generar cada vez que un grupo muy pequeño, decreciente, de la población sea el que se beneficie de este conjunto de procesos de producción”.

Esto crea una triste paradoja: en un mundo en el que la tecnología promete crear un entorno para que las personas tengan mucho más tiempo libre y puedan disfrutar de otras aristas de la vida, la brecha que separa a quienes tienen acceso a ella de quienes no lo tienen, amenaza con que sea otra promesa incumplida.

“Justamente en el momento en que las capacidades tecnológicas del ser humano le permiten satisfacer de mejor manera su realización como ser humano, es cuando menos se puede realizar la mayoría de la gente, debido a los procesos de polarización social que vienen implicados con esa tecnología”, precisa Román Morales.

“Muchos de los productores de las materias primas necesarias para las altas tecnologías son gente que vive en países muy pobres, en condiciones miserables”.

En cuanto a la defensa de los derechos de los trabajadores, la creación de sindicatos se antoja parte de la solución, pero se enfrenta al desencanto, la decepción y el desconocimiento de un sindicalismo auténtico.

“El individualismo y la cultura de la competitividad arraigaron con mucha fuerza y los proyectos grupales son difíciles de crecer”, agrega Barajas.

Tecnología

Los tecnoptimistas

Hay quienes son más optimistas y afirman que, más que desaparición, lo que habrá es una reconversión del empleo. Después de todo, ¿quién se iba a imaginar hace algunas décadas que alguien trabajaría diseñando páginas web o gestionando redes sociales?

“Van a desaparecer empleos de los que hoy conocemos, de eso no tengo duda, eso no lo contradigo. Pero con la aparición del automóvil, después de que Ford instrumentó la producción masiva de vehículos, se acabó un oficio: el del cochero, el que manejaba la carreta jalada por caballos. Sí, se acabó ese empleo, pero ¿cuántos empleos nuevos salieron de chofer de un automóvil?”, argumenta Daniel Curiel, coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ).

El representante de los industriales del estado recuerda que hace poco conoció una fábrica local que adquirió un robot para doblar perfiles para las estructuras usadas en la construcción de camiones y autobuses de transporte público.

“Sí desaparecieron cuatro empleos con ese robot, pero lograron casi duplicar su capacidad de terminar camiones; entonces se generaron muchos más empleos que los cuatro: en donde pintaban, en donde armaban, en donde hacían tapicerías…”, explica.

El año pasado, Carlos Toxtli, investigador de la Universidad de West Virginia, afirmó en una conferencia que la inteligencia artificial y el proceso robótico de automatización reemplazarían a sectores de profesionales como los de los gestores de social media, médicos, abogados, contadores, choferes y operadores de bolsa. Sin embargo, hay actividades que necesitan aún de las habilidades humanas, como los trabajos creativos, la de barman, los trabajos científicos y los empleos en restaurantes de comida rápida.

“Bienvenidos al siglo XXI”, dice Larios, de la UdeG, cuando se le pregunta qué pueden hacer los trabajadores ante estos cambios.

“Los taxistas van a tener que reinventarse en sus trabajos hacia áreas donde las tareas no sean tan repetitivas, tan cansadas como estar al volante tantas horas. Tendremos que evolucionar como sociedad para ver en dónde hay otros trabajos de valor”, añadió.

Pero antes de decidir si te salen mejor los tragos o las hamburguesas, sería bueno escuchar el consejo de Ramón Morales, vicepresidente de Innovación de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti), sede Occidente: “Puedes buscar la manera de integrar esas tecnologías a tu actual trabajo”.

El también director de Innovación en el Centro de Diseño de Guadalajara de Intel cuenta que conoció a uno de los mejores cardiólogos del estado, reconocido en México y América Latina, quien está usando una mezcla de programas de inteligencia artificial y WhatsApp para llegar a diagnósticos más certeros.

Este proceso de reconversión también implica que los ingenieros —los únicos que parecen estar a salvo del tsunami industrial— aprendan a trabajar con profesionistas de otras disciplinas. “Este ingeniero no tiene que aprender a trabajar sólo con ingenieros, sino que tiene que aprender a trabajar con personas de diferentes profesiones y entender sus lenguajes y sus vocabularios para ver cómo entre todos suman en esta competitividad, porque una empresa tiene diferentes frentes para cubrir”, explica Larios.

 

Todos a convertirse

El ludismo fue un movimiento encabezado a principios del siglo XIX por artesanos ingleses, quienes protestaban contra las nuevas máquinas —por ejemplo, los telares industriales— que los desplazaban de sus empleos, como resultado de la Revolución Industrial.

Dos siglos más tarde, ser ludita ya no parece una opción. ¿Pero qué tan sencilla será la formación de nuevos cuadros (y la reconversión de los viejos) para hacerle frente a la Cuarta Revolución Industrial?

El secretario de Innovación, Reyes Robles, enumera algunas de las iniciativas locales enfocadas a este fin. Por ejemplo, la Universidad Digital, un complejo educativo que tendrá un edificio en la Ciudad Creativa Digital y que, más que un lugar físico, es un modelo educativo con cinco líneas estratégicas: turismo inteligente, tecnologías emergentes, industrias creativas, transformación digital y manufactura avanzada.

El proyecto, que ha evolucionado desde hace tres años, se soporta en cuatro columnas: el laboratorio de prototipado rápido, el centro de innovación de Internet de las Cosas, el laboratorio de automatización y el centro de inteligencia artificial

“Estamos impulsando realidad virtual, realidad aumentada, big data, data analytics, inteligencia artificial, impresión 3D y blockchain (una nueva tecnología que permite, entre otras cosas, garantizar la seguridad de dinero digital)”, explica el funcionario.

En la Ciudad Creativa Digital pretenden impartir tres programas de técnico superior universitario y cuatro maestrías. Aunque se prevé que a estos programas se inscriban mil 800 personas al cierre de año, se buscará transmitirlos por teleconferencia a cinco centros educativos en municipios fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara, lo que aumentaría la cifra de beneficiados a 3 mil 500.

Otra oferta de la Universidad Digital es un programa de educación continua al que pueden acceder personas con estudios de secundaria, aunque, eso sí, deben saber inglés, independientemente de si son empleados, dueños de una pequeña empresa o trabajadores de un corporativo.

Por otra parte, está el proyecto Generation, instrumentado para profesionistas que no tienen empleo o que están involucrados en trabajos para los que no fueron educados. En un programa piloto se les enseñaron a más de 100 personas tres habilidades: programación, inglés y soft skills (como trabajo en equipo, empatía, coordinación, honestidad, ética). Entre 75 y 90 por ciento de quienes lo tomaron ya tiene empleo. Además, está Laboratoria, enfocado a mujeres que quieren aprender a programar como parte de su proceso de reconversión laboral. La Secretaría también promueve la creación de un programa que se llama Reeducación de Habilidad, para asistir a las personas desplazadas por la automatización.

Con todo, parece que la reconversión no siempre es para todos: Generation está dirigido a jóvenes de entre 15 y 29 años. Una reciente convocatoria de Laboratoria excluía a mujeres mayores de 40 años (aunque ese límite ya no aparece en la actual).

Reyes Robles, por otra parte, insta a buscar maneras de hacer de las matemáticas un campo de aprendizaje al que no se le tema, por medio de la enseñanza divertida, así como a aumentar la cantidad de escuelas que imparten robótica a niños.

Larios agrega que hay diversas opciones que no provienen del sector público, como los Cursos Masivos Abiertos en Línea (MOOC, por sus siglas en inglés), que ofrecen decenas de oportunidades para aprender, por ejemplo, a programar, en clases impartidas en algunas de las mejores universidades del mundo.

“También hay muchas universidades que tienen cursos en línea que no son muy costosos: con 200 pesos aprendes a programar en un lenguaje de computadora en cuestión de un par de meses y los cursos están muy completos”, asegura.

Tecnología

¿Cuál es la prisa?

La Cuarta Revolución Digital no le ha hecho justicia a buena parte de las empresas en México y Jalisco.

Aún es un fenómeno focalizado en algunas empresas y en algunos sectores, reconocen representantes industriales. Daniel Curiel señala que son las empresas más grandes las que están más automatizadas; entre más pequeña es la compañía, más se complica su ingreso a esta tendencia.

“Tiene que ver necesariamente con el tamaño de la empresa, porque la automatización y la robotización siguen siendo inaccesibles para la mayoría de ellas”, explica.

Afirma que Jalisco está por arriba de la media nacional, en un mundo en el que los países líderes son Japón y China, pero en el que hasta Alemania está teniendo complicaciones para conectar a sus pequeños empresarios.

Con todo, asevera que la tecnología contagia y que prácticamente no hay ningún empresario pequeño que se haya sustraído a la inclusión de tecnologías en alguno de sus procesos. “Les pregunto a los empresarios: Díganme, ¿quién de ustedes hace cheques todavía y no paga de manera electrónica?, o díganme, ¿quién sigue pagando impuestos en ventanilla? Y la verdad es que el porcentaje es mínimo, hablando de pequeña y mediana empresas”.

Incluso hay empresas tradicionales que han comenzado a subirse a esta tendencia, al menos en algunos de sus procesos industriales.

“Hay una empresa aquí en Jalisco que maquila para marcas internacionales zapatos tenis, y tiene un proceso muy tradicional, pero toda la parte de diseño la hace con lo que tiene que ver con industria 4.0”, ejemplifica. “El arte lo hacen por medios digitales; después, lo imprimen en 3D. Ya que lo tienen en 3D, lo prueban de una manera física para ver el modelo cómo calza, si lo adaptan, si lo acomodan. Tienen laboratorio de calidad, tienen corte láser, tienen toda la tecnología”.

Eso sí, agrega Morales, de Canieti, aunque los grandes corporativos —como HP, IBM, Oracle o Intel— están poniendo la muestra en Jalisco, sumar a la cadena de proveedores no ha sido una tarea sencilla. Y eso es una mala noticia, pues estos corporativos podrían migrar a lugares en los que esta tendencia está más desarrollada –como India–, lo que pone en riesgo a las empresas locales. “Hemos visto infinidad de casos en los que si estas pymes (pequeñas y medianas empresas) no evolucionan, mueren, y no sólo en México, sino a escala mundial”.

El reto es enorme en un estado en el que más de 90 por ciento de las empresas son pymes, y la gran mayoría no sabía nada sobre esta tendencia hace apenas tres años, indica el secretario.

Larios confía en el alto nivel de las universidades de elite —la UNAM, la UdeG, el ITESO y el Tec— para alentar el avance de esta tendencia en México. Sin embargo, le preocupa que sean tan pocas estas instituciones. “Tenemos el talento, sí tenemos ejemplos en el país que están trabajando ya con esto, pero no se ha masificado”, comenta.

Reyes Robles reconoce que, con lo positivos que pueden ser estos cambios, podrían no llegar a la velocidad adecuada. “Hay una buena tendencia en transformación; el problema, como yo lo veo, es que no estamos haciendo los cambios a la velocidad que necesitamos”.

Así que, aunque no parezca probable que el siguiente reportaje sobre el tema lo escriba un algoritmo, tal vez esas clases de programación no sean una mala idea. .

 

print (“Hello world!”)

  

Para saber más

:: Plática TED de Olivier Scalabre: “La próxima revolución industrial está aquí”.

:: Universidad Digital. Contacto: Luis Gustavo Padilla Montes, director general de Educación Superior, Investigación y Posgrado: gustavo.padilla@jalisco.gob.mxTeléfono: 1543-2800, ext. 52424 o 52418.

:: Proyecto Generation. Contacto: Camila Ortiz de Zevallos: camila@generation.org.

La pasión de Dorcas Muthoni

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Esta joven ingeniera africana está revolucionando las condiciones de vida en África, en particular las de las mujeres. Emprendedora audaz y  al tanto de las necesidades de transformar sociedades lastradas por la corrupción, se ha convertido en un ejemplo para miles de niñas que podrían descubrir las vías que tienen para empoderarse mediante el trabajo con las tecnologías de la información

Muthoni está cambiando la vida de muchas mujeres en África. Foto: tuphotos.nsrc.org
Muthoni está cambiando la vida de muchas mujeres en África. Foto: tuphotos.nsrc.org

Cuenta la keniana Dorcas Muthoni (Nyeri, 1979) que cuando obtuvo su primer empleo, a finales de los años noventa, recién egresada de Ciencias de la Computación por la Universidad de Nairobi, ella era la única mujer en su lugar de trabajo. Así que se propuso encontrar una becaria para tener a alguien de su mismo sexo con quien convivir durante su jornada diaria. “¿Dónde están las chicas? ¿Por qué no estudian Informática?”, se preguntaba.

“Me di cuenta de que se trataba de falta de información al elegir su carrera”.

En la actualidad, Muthoni, de 39 años, es una de las mujeres más influyentes del orbe vinculadas al combate a la desigualdad de género en el terreno de la tecnología. En 2003, a sus 24 años, fundó OpenWorld LTD, una empresa de consultoría de software de código abierto que ha colaborado para que gobiernos africanos —el caso de Kenia— y, de manera especial, pequeñas y medianas empresas, accedan al modelado y análisis de procesos de negocios, por medio de sistemas de arquitectura de información integrada, sin tener que pagar licencias a compañías extranjeras, como Microsoft, por ejemplo.

“Dorcas es una apasionada del uso de la tecnología para transformar de forma positiva a la sociedad africana a través de la vida de su gente ordinaria”, señala Africology, revista de estudios panafricanos. El diario inglés The Guardian la seleccionó entre las diez mujeres modelo en tecnología, junto con Ada Lovelace, una inglesa del siglo XIX considerada la primera programadora del mundo. “Dorcas Muthoni está detrás de algunas de las aplicaciones online más ampliamente usadas en África, transformando gobiernos y sociedades a lo largo del continente”.

Un año después, en 2004, creó AfChix, organización presente en 24 países, que motiva a muchachas de prepa para que estudien carreras relacionadas con las tecnologías de la información.

Dorcas Muthoni

Miembro del Salón de la Fama de Internet, en la categoría de Global Connectors, esta ingeniera con especialidad en redes inalámbricas, radiocomunicaciones y planificación tecnológica estratégica ha cosechado cada vez mayores reconocimientos, como el Premio Agente de Cambio del Instituto Anita Borg para Mujeres y Tecnología, en 2008, y, cinco años más tarde, en 2013, el que otorga el World Econonomic Forum a jóvenes líderes globales menores de 40 años.

En diciembre pasado se hizo merecedora del doctorado Honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, España. Durante la ceremonia de investidura, Marcelo Bertalmío, profesor del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF, reconoció en ella a “una fuerza de la naturaleza”.

Asante sana, es decir, “muchas gracias”, dijo Muthoni en suajili, antes de comenzar a hablar en inglés acerca “del poder del dar” en el auditorio del campus catalán.

“Compartir y dar información es realmente una poderosa manera de impactar, en especial a los jóvenes”, dijo sonriente durante su intervención. “La mayor lección que he aprendido es que si das tanto como sea posible, eso puede marcar una gran diferencia en la vida de los demás”.

Muthoni no suele explayarse en sus intervenciones públicas acerca de sus orígenes en Nyeri, una población 150 kilómetros al norte de Nairobi, en el África Oriental, situada entre reservas naturales y montañas. El diario The Standard, el más antiguo de Kenia, consigna —en una nota publicada en 2011 que destaca su faceta como mentora para que chicas kenianas hagan click con las tecnologías de la información— que Muthoni estudió en la preparatoria femenil Obispo Gatimu, una escuela pública de buena reputación atendida por misioneros combonianos. Aunque pensaba estudiar arquitectura y su padre quería que fuera médica, un chispazo de intuición, aunado a los consejos de su hermano, mientras descubría la versión online de algún periódico, le reveló que el futuro sería computarizado, o no sería. Fue entonces cuando se inclinó hacia la informática. 

“Cuando Dorcas cursó Ciencias de la Computación en la Universidad de Nairobi, su comunidad tuvo dudas. Ahí no creyeron que obtendría un buen trabajo con esa carrera”, dice la nota de The Standard. “Mi sueño fue siempre manejar mi propia compañía panafricana e inspirar a otras chicas a hacer lo mismo en el futuro”, declaró Muthoni en aquella ocasión.

Según ha relatado en entrevistas, inició su empresa de consultoría en su propia recámara. “Mi primer trabajo fue llevar internet a las universidades de Kenia. Descubrí el software libre para hacer funcionar los servidores. Cuando hablaba de ello, de la posibilidad de tener correos electrónicos o programas sin que mediara un pago, notaba gran sorpresa y emoción. Me di cuenta de que había mucha demanda de este software”, declaró al diario español El Periódico.

Fue así que comenzó a abrirse paso en un ambiente dominado por hombres y marcado por la desconfianza, no sólo hacia lo que podría lograr ella siendo mujer, sino con respecto al campo mismo de las tecnologías de la información, incipiente en ese entonces.

Dorcas Muthoni Jóvenes usuarios de internet en Nigeria. Foto: oz.com

Casi veinte años después, hay cosas que han cambiado en Kenia, una nación que apenas en 1963 consiguió su independencia de Inglaterra, afamada por sus atletas de fondo, sus plantaciones de café y té y su industria turística: la mayoría de su población está conectada a internet, lo que ha impulsado productos como el célebre M-pesa (M de móvil; pesa de dinero, en suajili), sistema de pagos y transferencias vía celular desarrollado por la compañía Safaricom —socio estratégico de OpenWorld—, con más de 14 millones de usuarios. Industrias tecnológicas y de telecomunicaciones se han establecido aquí, hasta el punto de que en círculos anglosajones y locales se conoce a Kenia como la Silicon Savannah. Sin embargo, la corrupción en prácticamente todas las esferas públicas es uno de sus más graves problemas y combatirla se ha convertido en prioridad del gobierno del actual presidente, Uhuru Kenyatta.

En un reciente podcast del Financial Times dedicado a Muthoni (“‘Comenzar joven un negocio es un bonus’, dice la pionera keniana en tecnología”), le preguntaron cómo combatir la corrupción en un país donde los trámites para abrir un negocio se demoran meses —o se agilizan en cuestión de días en función de un soborno—. Ella contestó tangencialmente, reconociendo los retos que esto representa para el desarrollo de la joven nación africana y hablando sobre lo “vibrante” del mercado.

Si bien nadie tiene la receta para acabar con un problema tan grave como lo es la corrupción, el proyecto de Dorcas Muthoni, sostenido por dos columnas principales, su empresa OpenWorld y su organización AfChix, ofrece pistas valiosas acerca de lo que la digitalización de organizaciones y empresas y la inclusión de las mujeres en las tecnologías de la información puede aportar para construir o enderezar el rumbo de una sociedad pujante, como lo son las de Kenia y parte de África.

“Mi más grande deseo es ver una comunidad global donde nuestra sociedad acoja la tecnología de internet para cambiar de forma positiva las vidas de las personas y para mejorar la eficiencia del trabajo que hacemos en nuestras oficinas”, ha dicho Muthoni. Esta declaración, destacada por el Planet Earth Institute, ONG con sede en Inglaterra que tiene como propósito la independencia científica de África, sintetiza el espíritu que anima a OpenWorld, empresa ubicada en el centro de Nairobi, a unos pasos del Central Park keniano, donde esta mujer de ojos grandes y cabello ensortijado, madre de dos hijos, suele trabajar —cuando no está de viaje— en una austera oficina.

“Noventa por ciento de todos los negocios pequeños opera manualmente en África”, dijo Muthoni durante la Start-up Night! organizada el pasado 20 de marzo en Berlín por Lionesses of Africa y el Ministerio para Asuntos Económicos y Energía de Alemania, organización dedicada al empoderamiento de emprendedoras africanas. Ante este panorama, y sabedora de que las pequeñas y medianas empresas (Pymes) contribuyen con más de 45 por ciento de los puestos de trabajo y 33 por ciento del Producto Interno Bruto de todo África, según declaró a El País, OpenWorld creó una app llamada OpenBusiness, que permite a micro y pequeños empresarios llevar la administración completa de sus negocios, incluidos el seguimiento de ventas y el monitoreo de inventarios en tiempo real, con cuotas que arrancan desde los 10 dólares mensuales.

“Mi filosofía está basada en dar a mis clientes algo de clase mundial, aun si esa solución tecnológica está adelantada a su tiempo”, explica Muthoni, admiradora de su paisana, la activista Wangari Maathai, la primera africana en ser reconocida con el Premio Nobel de la Paz, en 2004, por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz.

Por su parte, mediante la organización AfChix —antes llamada Linux Chix Africa, y cofundada con la sudafricana Ana Badimo—, Dorcas Muthoni se ha dedicado a recorrer África visitando escuelas en compañía de su equipo, así como organizando eventos e impartiendo conferencias y talleres en los que les recuerda a las chicas que la tecnología no tiene género y que las oportunidades se ganan a base de méritos.

Dorcas Muthoni Estudiantes de secundaria que participan en el programa AfChix. Foto: openworld.co.ke

AfChix considera la diversidad de género en la industria de la computación y las tecnologías de la información fundamental para incrementar la creatividad y la innovación.

“La capacidad de escribir código es fundamental en la cuarta revolución industrial. La escasez de mujeres en las carreras científicas en África hará que su futuro sea aún más difícil que su presente”, le dijo a El Periódico. Y añadió: “La perspectiva de las mujeres podría enriquecer la discusión. Si no hay tecnólogas, acabas haciendo productos que no están alineados con las necesidades de las mujeres. En la facultad no había lavabos para mujeres: se asumía que no hacían falta”.

Actualmente, AfChix cuenta con 17 capítulos en 25 países. El propósito es ayudar a formar una masa crítica de habilidades computacionales entre las mujeres.

 “Mi consejo para las chicas”, dice Muthoni en un video de AfChix, “es que el futuro será completamente trastocado por la tecnología. Es por ello que deben aprender a amar la tecnología, al menos un poco, y más allá de las redes sociales. Ser capaz de usarla les ayudará a prosperar en sus carreras o en lo que sea que hagan y que quieran lograr en la vida”.

Una de estas chicas es Linda Kobusinge de Uganda. “No estaba interesada en cuestiones de computación hasta que visitaron mi escuela las chicas de AfChix Uganda para hablarnos de sus profesiones y de cómo se convirtieron en desarrolladoras web e ingenieras. Nos dijeron que cualquiera puede hacer una app para celulares y que quizás algún día yo haré lo mismo”, declaró Kobusinge al portal de la BBC de Londres.

“Como mujeres involucradas con la tecnología, uno de los retos más grandes es encontrar a mujeres que tengan la misma pasión por la tecnología que tenemos nosotras”, contó Akello Cissy, bibliotecaria de Kampala, Uganda, sobre su experiencia en la AfChix Tech Women Summit de Nairobi, llevada a cabo en mayo del año pasado. “Nos enfrentamos al escepticismo, no sólo de los hombres, sino también al de las compañeras. Cuando descubres alguna innovación emocionante y se la cuentas a algunos de tus amigos, puede que a ellos les suene aburrido y se pregunten qué clase de mujer eres. Involucrarse con la tecnología significa tener una pasión por leer y explorar”.

En una época en la que los sistemas educativos tradicionales están en crisis, Muthoni apuesta por maximizar los beneficios del acceso a la información que proporciona internet. “En tecnología, la mayor responsabilidad recae en el estudiante”, dice.

Pero hay algo no menos importante que a la keniana le gusta recalcar una y otra vez: la necesidad de presentarle a la sociedad, a las distintas sociedades que componen cada uno de los países africanos, modelos inspiradores.

Dorcas Muthoni Dorcas Muthoni fue investida como doctora Honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (UPF) en diciembre de 2017. Foto: UPF

“Muchas chicas, como me ocurrió a mí, crecen en entornos rurales en los que no tienes idea de lo que es un ingeniero, y aún menos una mujer ingeniera”.

Durante la ceremonia en que se le otorgó el Honoris causa a Muthoni, el profesor Bertalmío se refirió en su discurso a Silicon Valley, apoyándose en la serie de televisión de HBO, como “capitalismo envuelto en la falsa retórica hippie”, un lugar donde sólo 15 por ciento de las personas que trabajan en informática son mujeres, la prosperidad generada es para los que ya la tenían y la promesa de conexión se transformó en división. La alusión a una de las regiones más ricas y supuestamente más innovadoras del planeta, no sólo provoca un efecto de contraste en relación con el trabajo hecho hasta ahora por Muthoni, sino que advierte sobre no dejarse llevar por espejismos, en especial en un país africano que se siente orgulloso de ser el “Silicon Valley de la sabana”.

“Soy una emprendedora y una mentora y creo que he seguido mi vocación”, ha dicho Muthoni, quien desde muy joven estuvo convencida de que las tecnologías de la información tienen la capacidad de unir al mundo, y de la necesidad de empoderar a las mujeres. “Para que África pueda prosperar de manera sostenible es necesario hacer uso completo de los talentos y habilidades de todos los ciudadanos, incluidas las mujeres, para transformar sus economías y sus sociedades”.

El próximo paso para ella es, según se lo anunció al Financial Times, abrir en el transcurso de este año un portal de venta donde los pequeños y medianos comerciantes africanos puedan vender sus productos. El diario británico compara este nuevo proyecto de Muthoni y su equipo con sitios como Amazon o Alibaba. Y aunque suena descabellada la comparación, baste con recordar las palabras que suele repetir esta gran mujer africana, fuerza de la naturaleza: “Go ahead and try it”. *

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