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Cuando pasó el temblor

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La solidaridad del 19 de septiembre de 2017 dejó un profundo impacto, y son las historias personales de quienes se pusieron en acción de inmediato, para salvar vidas o ayudar a quienes lo necesitaran, las que dejan el mejor testimonio para corroborarlo

Una vez más, la sociedad civil se organizó rápidamente para enfrentar la contingencia. Foto: AP
Una vez más, la sociedad civil se organizó rápidamente para enfrentar la contingencia. Foto: AP

A más de dos meses del terremoto del 19 de septiembre de 2017, en la Ciudad de México aún se respira miedo. Miedo a que tiemble. Miedo a no escuchar la alarma. Miedo a que el edificio no esté “verificado”. Miedo a que haya que salir corriendo. El sonido de un concierto en el Centro de la capital causa un movimiento de la tierra en un edificio contiguo. El miedo todavía se respira. La historia del terremoto del 19 de septiembre de 2017, pese a que la parte heroica ha sido relatada hasta el cansancio, es la de una ciudad que todavía vive con miedo. Y no, no es sólo mérito de los jóvenes. 

A las 13:15, un martes, el mismo día en que se cumplían 32 años del sismo de 1985, la tierra comenzó a temblar. Pero no fue un terremoto del tipo: “Mira, la lámpara se está moviendo”. El suelo comenzó a saltar. Los minutos más largos fueron aquellos en los que ningún habitante de la ciudad sabía qué había ocurrido. Nada se oía, salvo sonidos de ambulancia, algunos mensajes de WhatsApp que llegaron a través del 4G (las líneas de teléfono, en su mayoría, desfallecieron). Y no había televisión. Ni electricidad. Ni línea telefónica. Elisabet Rey, catalana y treintañera, recuerda: “Sólo nos enteramos de lo que había ocurrido por los mensajes de amigos”. La paradoja, sempiterna, de que a un océano de distancia se pudiera tener más información que en el epicentro.

Sismo México #19S Foto: EFE

A las cuatro de la tarde, aun con escaso internet, la verdadera televisión era la ventana, como reza un grafiti que apareció en la Glorieta de los Insurgentes unos días después. Ciudadanos dirigieron el tránsito de la avenida de Los Insurgentes, la más grande de América Latina. Otros más prestaban un teléfono “de los viejitos” para que aquel que estuviera más asustado pudiera comunicarse. Porque cuando se está en medio del desastre, lo que más atruena es el silencio. 

Es difícil enfrentarse a la nada. Pau Montagud, director y fundador del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (docsmx.org), es valenciano, pero su alma es chilanga. Habla del trabajo de esos primeros días. “Muchos nos partimos la madre”. El festival, programado para octubre, no se retrasó para resaltar la fuerza que, en su opinión, permanece en la capital. Se celebró casi un mes después del terremoto, pero el miedo seguía ahí. “El sismo abrió grietas que tardarán en cerrarse, pero, más que nunca, la cultura y el cine contribuirán a sanarlas”, explica. “Nos volcamos en atender la emergencia y ayudar”, comenta a propósito del proyecto Zona Cero/Punto Negro”, promocionado por su festival y en el que participaron muchos millenials

Sismo México #19S Foto: Reuters

Aunque cuando la tierra tiembla y en menos de dos minutos te quita la vida de más de 300 personas, quizá las generaciones sean lo de menos. Todos son todos. Alejandro Orozco tiene más de treinta años, así que para efectos de análisis social quizá no se le considere millennial. Eso sí, en el momento del terremoto también salió a ayudar. Es de Barcelona, al año y medio de edad se mudó a Bolivia, a los once llegó a la Ciudad de México, creció en Ciudad Satélite. “Y además me gustan los chilaquiles con salsa verde”, bromea. Ahora vive de nuevo en la capital mexicana, tras otra época en Barcelona, y es director de atrapalo.com.mx. Su testimonio fue el de otro mexicano más. Salió esa tarde a pasear. A buscar una señal en medio de la lluvia de mensajes y a pensar en cómo ayudar. Y bastaron menos de doce horas para que lo hiciera. 

Alejandro fue al Parque Pushkin, a unos metros de la Roma, uno de los sitios más hipsters y caros y, vaya ironía, también de los más dañados. “Sobre las diez de la noche llegó un vocho. Dentro está toda la familia, una pareja, su bebé y la abuela. El señor baja del coche con una mano enyesada y empieza a descargar una carretilla de obra del techo del coche. Le ayudo como puedo y veo cómo abre el maletero del vehículo y saca más herramientas, todas muy usadas. ‘Son de la chamba, pero las necesitan los brigadistas. Yo estoy lesionado y no puedo ir’. Él no lo sabe, pero me ha dado un bofetón tremendo. Cuando acabamos, me acerco al punto de información para preguntar cómo hacerme brigadista”.

Sismo México #19S Foto: Reuters

A Alberto Alcocer, de Irapuato, pero también avecindado en la Ciudad de México, sus amigos lo llaman Beco. Él salió a tomar fotografías. Es su pasión y lo hace muy bien. A las ocho de la mañana de esa primera semana sin dormir, se cansó de hacer fotos. De gente llegando, de gente ayudando, de gente desesperada buscando un turno para entrar. No quiere homenajes. Se puso a trabajar. Su proyecto: #Fotos19s. “La idea es hacer un libro, de esos grandes, que muestre todo lo que pasó en esos días”. Los fondos que se recauden con la venta de ese libro colectivo serán destinados a la reconstrucción, por conducto de la asociación civil Techo (techo.org).

A cuatro días del terremoto, pocos han dormido en la capital mexicana. Unos más, otros menos, pero todos han tenido noticias de algunos de sus seres queridos. Emilio Ramos, un alto ejecutivo de una empresa trasnacional, llama e invita por medio de su página de Facebook: “El sábado salimos para Morelos, el que quiera sumarse es bienvenido”. Todas las cajas llevaban la misma leyenda: “Donativo”. Para evitar que se vendiese en un sitio inapropiado. 

Sismo México #19S Foto: Reuters

Desconfiar del Estado

En el camino a Morelos había varias camionetas o coches con cartulinas y letreros que indicaban “Ayuda ciudadana”. Lenin Zapata vive en Sevilla, pero nació en Cuernavaca. La muerte de su padre lo llevó a no cursar un semestre para ayudar a su madre. Y ahí lo agarró el terremoto. El mantra fue el mismo. Salir a ayudar. Lenin, que se dedica al baile y las artes, estuvo como coordinador de las tareas ciudadanas. Sólo las ciudadanas. Razones no le faltaban: al salir al recorrido por los pueblos muy dañados, no pasó mucho tiempo antes de que a un lado de La Hacienda de Chinameca, el mismo sitio donde mataron a Emiliano Zapata, apareciera otra camioneta que recomendaba a los voluntarios que “se inscriban al DIF”. El conductor se identificó como “Eder” e insistió en inscribir la ayuda a nombre del dif del estado de Morelos. Su último mensaje: “Por favor si tienen algún reporte de las casas que han visitado y la ayuda que han entregado, envíenmelo para entregarlo a la gente del municipio y del DIF”. 

En los pueblos más pequeños de Morelos, una señora, Marina Gómez, pide que no visitemos más a los “más grandes”. Puntualiza que lo que más necesitan “son ingenieros o arquitectos que revisen nuestras casas”. El proyecto Manos a la Obra (manosalaobrasismo.mx) es uno de los que se han encargado de hacer más viable esa ayuda mediante un mapa georreferenciado. Tiendas de campaña, medicamentos, transporte que, gracias al uso de esta tecnología, pueden llegar directamente a quienes los necesitan. Los fundadores son Akemi Sato, Ricardo Álvarez, Daniel Heriberto Palencia y Carlos Sainz, egresado del ITESO. Los cuatro son estudiantes de posgrado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, desde donde lanzaron esta plataforma. “Lo más importante era contactar a una persona sin intermediario”, asegura Sainz. 

Sismo México #19S Foto: EFE

“Sin intermediarios”, pidieron muchos. La desconfianza en el gobierno mexicano fue tal que Ricardo Monreal, a cargo de la delegación Cuauhtémoc, una de las más dañadas de la Ciudad de México, tan solo se presentó en uno de los sitios de derrumbe. Pasó apenas una semana cuando la cuenta oficial de la Presidencia de México quiso sumarse a un esfuerzo ciudadano e incluso llegó al extremo de pedir lápices. “Lápices. Pinches lápices”, comentó furioso Rodrigo Diez, abogado constitucionalista y quien también emprendió su propia manera de contribuir. “Ofrezco mi ayuda a cualquiera que necesite demandar a una constructora o autoridad por la que quedó dañado su edificio”. Diez pertenece al despacho Diez Abogados, que gestiona, entre otros asuntos, una demanda contra la constructora OHL. 

Debra Figueroa es una estudiante de Guadalajara que vive en la Ciudad de México. Todavía comparte los mensajes lanzados para continuar la ayuda, pese a que el cansancio o el desdén no han impulsado la misma fuerza que en los primeros días. Apenas en los últimos días de noviembre organizaron una rifa de un Xbox 360 para contribuir a ayudar a dos albergues. 

Desde lejos también llegó la ayuda de Ernesto Cortés, mexicano que vive en Cali, músico y traductor. “No sé qué más hacer”, escribió un día en la noche. Y se le ocurrió hacer una cuenta en Twitter en honor de los perros rescatistas que se ganaron la atención de un país. O al menos así lo tituló The Wall Street Journal. Con el titular “A la nueva heroína de México le encanta que le rasquen las orejas”, Robbie Whelan, reportero en la Ciudad de México, explicó que el interés por las mascotas entrenadas que ayudaron durante la emergencia vino por el fenómeno de solidaridad que empapó a la capital. “La conocí”, presume por un mensaje. Se refiere a Frida, la perrita. “Es un perro adorable”, reconoce. Su reportaje señala que la poca confianza en las instituciones ha convertido a esta mascota en un símbolo de la desesperanza en el país. Enrique Peña Nieto ha mantenido el nivel más bajo de popularidad desde que en México se comenzó a medir este índice. Menos de 30 por ciento por más de un año.

Sismo México #19S Foto: Reuters

Los jóvenes y la empatía

Un mes antes de que ocurriese la tragedia, la revista Campaigns and elections mostró una portada con Alejandra Sota, Gisela Rubach y Sergio José (este último sin apellidos, pues asegura que su nombre es una marca). Rubach, profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México explicaba, sin pestañear, que los jóvenes (sin definir una edad en específico) hacían todos sus movimientos en “redes sociales”. “Pero no gustan de ensuciarse los zapatos y salir a la calle”, remató. Tras la abrumadora respuesta del 19 de septiembre de 2017, Rubach sólo alcanzó a responder: “La entrevista fue hecha antes del terremoto”. 

“Es todavía muy pronto para hablar de las consecuencias que tendrá el terremoto en las elecciones de 2018”, explica Marco González, analista político, tapatío y egresado de la Ibero. “Definitivamente es un cambio de escenario. Muchos analistas que pensaban que habían encasillado a jóvenes, ahora se han dado cuenta de que hay un cambio con las redes sociales”, completa. ¿Y qué hacen las redes sociales? “Han hecho que la comunicación y la denuncia se hagan horizontales”. 

Sismo México #19S

En la colonia Guerrero, relativamente cercana a la Condesa, la Roma, la Del Valle o la Narvarte, pero mucho más lejos en niveles socioeconómicos, Ernesto Núñez pintaba un mural subido en una escalera de unos veinte metros. No se niega a que le tomen fotos a sus obras, pero se pone nervioso una vez que accede a la entrevista. Aun así, lo hace. “Tengo 29 años y soy originario de aquí, de la Ciudad de México. El motivo de este pequeño mural fue para dar valor a las personas que ayudaron el día del temblor. No solamente por parte del gobierno, sino que fue el mismo pueblo. La intención es dar ese mensaje. A las personas que se les debería realmente agradecer es a las que estuvieron ese día. Ya sea la perrita o sean todas las personas que sí estuvieron”.

Han pasado dos meses y parece que han sido años. Marco González, que ahora por razones laborales vive en Barcelona, reflexiona: “La empatía ahí está, sólo que a veces somos tantos que nos abrumamos, somos personas que van por la vida haciendo lo único que debemos, que es sobrevivir de la mejor manera con nuestra banda. Y hay hijos de puta y hay gente decente, como en todos lados. Y la gente decente no es siempre decente y la gente hija de puta no siempre es hija de puta. Pero, insisto, la empatía está ahí, entre nosotros, es cuestión de que nos dejemos verla”. Incluso se permite parafrasear a Octavio Paz: “Y es en ese preciso momento, hermanados por La Chingada, en que nos permitimos ver la empatía que irradiamos a diario, por goteo y con miedo”. m.

Sismo México #19S Foto: Reuters


Les Luthiers: La risa que nos hace humanos

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Con la música y el lenguaje como materias primas, el arte del sexteto argentino es inconfundible. E infalible: lo prueban las multitudes que han reído en sus espectáculos a lo largo de medio siglo. El Premio Princesa de Asturias que se les entregó recientemente los reconoce como “un referente de libertad”

De izq. a der.: Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich(+) y Carlos Núñez Cortés.
De izq. a der.: Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich(+) y Carlos Núñez Cortés.

El filósofo francés Henri Bergson afirmaba, en su ensayo La risa, que sólo lo humano es cómico; además, que para el efecto cómico siempre se necesita la presencia del otro. Estas ideas concuerdan con el discurso de aceptación pronunciado por Marcos Mundstock, integrante del sexteto Les Luthiers, al recibir el Premio Princesa de Asturias en octubre pasado: “El humorismo es siempre social, uno no se cuenta un chiste a sí mismo”.

El 10 de mayo pasado, la Fundación del Premio Princesa de Asturias anunció como ganadores a Les Luthiers en la categoría de Comunicación y Humanidades (“El humorismo es comunicación… Comunicación y humanidades”, agregaba Mundstock en su intervención en la ceremonia de premiación). El jurado, conformado por quince expertos y presidido por Víctor García de la Concha, exdirector de la Real Academia Española, emitió un acta donde se resalta el valor del grupo como “comunicadores de la cultura iberoamericana desde la creación artística y el humor”, con un “original tratamiento del lenguaje, de los instrumentos musicales y de la acción escénica”. Remata el documento con la ponderación del grupo como un “espejo crítico y un referente de libertad en la sociedad contemporánea”.

Les Luthiers Foto: Gerardo Horovitz

Vida larga

Originario de Argentina y fundado en 1967, Les Luthiers surgió de I Musicisti, un espectáculo cómico-musical del cual Gerardo Masana decidió separarse para crear un nuevo grupo junto con otros cuatro colegas (Daniel Rabinovich, Carlos Núñez Cortés, Marcos Mundstock y Jorge Maronna). La historia comenzó en un ambiente universitario, en el que los integrantes del recién nacido ensamble estudiaban carreras tan disímiles como bioquímica y arquitectura, pero se hallaban congregados en el coro universitario.

Gerardo Masana murió temprano en la historia del conjunto, en 1973. Ese mismo año se sumaron Carlos López Puccio y Ernesto Acher para crear una alineación que permaneció hasta 1986; fue su segunda alineación más duradera, sólo superada por la que mantuvieron desde ese año y hasta 2015, con la muerte de Daniel Rabinovich. Marcos Mundstock dedicó el Premio Princesa de Asturias a los dos fallecidos, Masana y Rabinovich.

Para cubrir el hueco de Neneco, como apodaban a Daniel, a Les Luthiers se sumaron oficialmente Horacio Tato y Martín O’Connor, quienes ya trabajaban en suplencias regularmente. Más tarde llegaría también Tomás Mayer-Wolf para completar la alineación actual. La presencia de Tomás y Martín es particularmente significativa dentro del grupo por su juventud: ambos nacieron cuando sus compañeros ya estaban en activo profesionalmente (1982 y 1966). Esto refleja la vigencia del ensamble con los nuevos públicos y es señal de lo atemporal de su humor.

Les Luthiers Imagen de Les Luthiers durante una función en el teatro Marquina, de Madrid, en 1974. Foto: EFE

Erudición que hace reír

Además de los motivos citados por la Fundación Princesa de Asturias, hay otra constante en los espectáculos de Les Luthiers que los han colocado como un referente en el gusto del público: una velada erudición cultural plagada de referencias, en la que los chistes continúan funcionando aun cuando no se conozca a cabalidad el guiño histórico que proponen sus guiones. Esta característica está presente desde los géneros que abordan en la composición de la música: lo mismo madrigales medievales que boleros románticos, evocación de los juglares o estructuras como la de Las mil y una noches. Los textos para sus sketches rescatan también referencias, relecturas y parodias de otros clásicos literarios, incluso con ingeniosas referencias a la epistemología, la filosofía y la psicología.

La música clásica occidental y su tradición han sido motivo constante de parodia para Les Luthiers. Uno de sus personajes más recurrentes es el compositor Johann Sebastian Mastropiero. Este músico ficticio le ha servido al grupo para parodiar el mundo de las artes: el plagio, la calidad, incluso, la entrega de premios, con su show llamado Los Premios Mastropiero.

En sus piezas, a pesar de que la música es el ingrediente esencial de la comicidad, ésta se encuentra también íntimamente ligada al idioma, mucho más cuando se trata de sketches que incluyen una parte cantada o en los casos de canciones completas que son el chiste en sí mismas. Como compositores, han cuidado la versificación y la eufonía, utilizando además palabras homófonas que crean confusión en los personajes, pero también generan un doble sentido que causa risa a los espectadores. Piedra angular de su humor, este doble sentido no hace referencia al albur mexicano, sino a la doble mirada a un tema a partir de una confusión de términos o situaciones, a veces obvia, pero que, para señalarla, hace falta la genialidad de la simpleza. En muchos de los gags verbales de Les Luthiers encontramos esa constante: hay alguien que habla, alguien que escucha y que malinterpreta (como el psicoanalista y el paciente en el diván). Y desde las butacas del teatro, el espectador atestigua la confusión, raíz del chiste.

Les Luthiers

Más allá de fronteras y coyunturas

Todos estos detalles expresados por medio del español dificultan exportar el contenido de Les Luthiers más allá de las fronteras del idioma de Cervantes. Lo dificultan, pero no ha sido imposible: el grupo se ha presentado incluso en el Lincoln Center de Nueva York, con un show traducido que implicó meses de ensayos, además de un trabajo cercano con el traductor para buscar equivalencia y afinar lo más posible el guión al contexto anglosajón. Además de esta experiencia traducida, el grupo se ha presentado en otros países no hispanohablantes, como Brasil o Israel.

Pero en términos de negocio y público potencial, Les Luthiers no se puede quejar: con 500 millones de hablantes, la patria del español les ha dado ciudadanía en el difícil arte de hacer reír pese a las sutiles diferencias que representan las variantes del idioma entre país y país. El trabajo de perfeccionamiento de sus espectáculos cuando salen de gira incluye ligeros cambios de palabras para que el chiste encaje.

Otro factor que hace que los shows de Les Luthiers sean apreciables sin importar en qué lugar de Hispanoamérica se presenten es que han eludido el humor “de coyuntura”. Lejos de hacer mofa del momento o de personajes en boga (algo que siempre se ciñe a las fronteras del país, si no es que de la ciudad misma), lo que persigue Les Luthiers a lo largo de su carrera es un humor sin ataduras temporales. Ello resulta evidente cuando presentan sus shows de antología, en los que rescatan sketches de hace 40 años que son recibidos por el público de una manera fresca, como sucedió en su visita a Guadalajara en 2016, cuando presentaron ¡Chist! en el Auditorio Telmex.

Les Luthiers

También le han dado la vuelta a la politización, es decir, al humor a partir de las figuras públicas de la política. Ello les permitió algo inédito en Argentina, o por lo menos poco usual en el ámbito de las celebridades: una aceptación unánime. El grupo fue creado en una época (la segunda mitad del siglo XX) en la que la situación de Argentina estaba continuamente en tensión por los golpes de Estado y militarizaciones, de la mano de crisis económicas y políticas. Esto no quiere decir que Les Luthiers estén desconectados de su realidad inmediata: esporádicamente han recurrido a la imagen política, como en su sketch titulado “La Comisión”, tal vez el más popular y extenso en esa temática, en el que un par de políticos dialogan acerca de sus planes para modificar el himno nacional. Por otra parte, han evitado el chiste fácil de la grosería, cada vez más frecuente entre los comediantes de stand-up.

Fuera de sus guiones, la política sí ha tocado a Les Luthiers, con un episodio contado de boca en boca hasta que finalmente fue confirmado por el grupo: durante la dictadura militar de 1976 a 1981, el dictador Jorge Videla no nada más era fanático declarado del ensamble, sino que también los visitó en los camerinos tras una función. Carlos Núñez Cortés bromeaba al respecto al afirmar que sí, en efecto, Videla era fanático de ellos, pero “nosotros no éramos fanáticos de él”.

¿El show debe continuar?

Entre las anécdotas que Les Luthiers ha vivido en medio siglo de carrera destaca un peligroso accidente: durante un espectáculo, el serrucho de utilería se rompió, por lo que debieron conseguir uno nuevo para la siguiente función. A falta de serruchos sin afilar, tuvieron que echar mano de una herramienta nueva, que terminó causando daño a Carlos Núñez. “Carlos se ha cortado la mano con un serrucho y es imposible continuar la función”, fue el mensaje que compartieron al público. La frase provocó risas, pues los presentes creyeron que se trataba del inicio de otro sketch, a pesar de que insistieron e insistieron, hasta que convencieron al público de que no se trataba de un chiste.

Al respecto de la política, la risa y el humor son clave para entender la libertad, de allí que el acta del Premio Princesa de Asturias los citara como un “referente de libertad”. Es frecuente el símil de citar al humor como “el canario en la mina”: si muere, es porque hay peligro. Allí donde todavía se puede bromear, aún queda libertad de pensamiento y de expresión; aunque en contextos autoritarios parezca que el único que puede hacer chistes es el bufón del rey (o del dictador). Fundado el ensamble poco después del golpe de Estado de 1966 y con un auge de popularidad durante la dictadura de la junta militar que comenzó un decenio después, la existencia de Les Luthiers representó una válvula de escape para la sociedad que veía la persecución y la desaparición de ciudadanos por sus ideas políticas: una luz al final del túnel del autoritarismo.

Más allá de Videla, Les Luthiers ha tenido vínculos con otras figuras emblemáticas de Argentina, en rubros más positivos. La más recordada sucedió en 2014 sobre el escenario del Teatro Colón, máximo recinto de las bellas artes en Buenos Aires. La velada convocó a los pianistas argentinos Martha Argerich y Daniel Barenboim, ambos reconocidos mundialmente. Además de sentarse al piano, Barenboim fungió como director, en un espectáculo en el que Les Luthiers incluyó la clásica referencia a Johann Sebastian Mastropiero. La función se realizó dentro del Festival de Música y Reflexión, iniciativa de Barenboim.

¿Cine?

Su espacio siempre ha estado sobre las tablas del escenario, pero Les Luthiers coqueteó con el séptimo arte y la posibilidad de hacer cine. Fue alrededor de 1980 cuando se planeó hacer una película sobre Mastropiero, con el director Luis Puenzo al frente del proyecto y Jorge Goldemberg como guionista. Aunque, a decir de los participantes, el proyecto fue divertido de planear por más de un año, finalmente nunca se concretó.

Trabajo de lauderos

Lejos del piano, el tema de los instrumentos musicales (acerca del cual el Premio Princesa de Asturias resalta el original tratamiento que el grupo les da) es inherente al nombre: Les Luthiers, vocablo de origen francés traducible como “lauderos”, es decir, que fabrican instrumentos. Desde sus comienzos en la década de los sesenta, como parte de la broma, decidieron ellos mismos construir para sus presentaciones buena parte de los instrumentos que tocan, creando así también toda una estética visual.

Como base, Les Luthiers utilizan instrumentos convencionales (piano, banjo, bajo, guitarras, teclados), pero, en gran medida, la esencia del grupo radica en sus propias creaciones como lauderos. Su lista de instrumentos informales, como se les llama, incluye 12 instrumentos de cuerda, 22 de viento, 10 de percusión y dos electrónicos. Buena parte de ellos remite a lo lúdico de la extrañeza desde su apariencia. El propio grupo divide su creación de instrumentos en tres rubros: los derivados (hechos a partir de otros ya conocidos), los construidos tomando como base un objeto de la vida diaria (sillas, bicicletas, cocos, percheros) y, por último, las invenciones puras, resultado de sus investigaciones para producir sonidos (como el yerbomatófono d’amore, instrumento de viento creado a partir de calabazas de mate). Uno de los artefactos que más llaman la atención en el escenario es el denominado bolarmonio, creado con pelotas (bolas) y armónicas: una especie de órgano de más tres metros de largo, con uno de altura, que acompaña al piano para interpretar el blues“Rhapsody in Balls” en su espectáculo Lutherapia.

Les Luthiers Carlos López Puccio saluda al rey Felipe VI, de España, durante al entrega de los premios Princesa de Asturias 2017. Foto: EFE

A propósito de Lutherapia, la terapia misma ha sido una actividad presente, no sólo en el escenario, sino también en la vida cotidiana de Les Luthiers. Siendo, como es, una práctica característica de Argentina (según la Organización Mundial de la Salud y su Atlas de Salud Mental de 2014, el país sudamericano es el más poblado de psicoanalistas, con 200 por cada 100 mil habitantes; la media mundial es de 10), no es de extrañar que Les Luthiers acudiera a terapia en conjunto. Según los propios integrantes, fueron 17 años los que estuvieron en terapia con Fernando Ulloa, referente de la disciplina en Argentina, y ello les permitió permanecer unidos. Las sesiones empezaron cuando Masana, el fundador, enfermó de leucemia. Era el líder, y sin él, el resto del grupo tuvo indicios de rencillas que lo pudieron haber llevado a su desintegración. 

Tras superar las adversidades, con todos esos años de existencia, el repertorio es copioso y suma 174 opus, en géneros tan disímiles como la cantata, el cuento infantil, el madrigal, el candombé, la emblemática milonga del Cono Sur, el también clásico tango, el blues, el bolero y un largo etcétera. Este censo de obras ha ido sumándose en sus numerosos espectáculos, a la fecha 37, en varios de los cuales (los más recientes) han combinado viejos números a manera de antología. En ellos, la actuación y la música se intercalan para darle forma a la diversión que presentan. Más que la obra de arte total con la que soñaba Wagner en La obra de arte del futuro (una ópera que conjugara danza, música, poesía, arquitectura, artes plásticas, etcétera), lo que ha hecho Les Luthiers es acaso una obra de humor total: el chiste como epicentro de la risa, efectos sonoros para sumar a la comicidad, gags para ilustrar y reafirmar en escena la reacción de la gente, todo conjugado con la personalidad y el trabajo en equipo de cada uno de los integrantes. m.

Reconocimientos

El Princesa de Asturias no es el primer gran premio que reciben los integrantes de Les Luthiers. En su palmarés se cuentan galardones como el Grammy Latino por la Excelencia Musical; el Premio al Mejor Espectáculo de Humor, otorgado por la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York; el Premio Max de las Artes Escénicas en la categoría especial hispanoamericana (entregado por la Sociedad General de Autores y Editores de España), entre otros premios de la industria. Son ciudadanos ilustres de su natal Buenos Aires, ciudad de la que también recibieron la Medalla Bicentenario en 2010. Desde 2012 ostentan la doble nacionalidad argentina y española, esta última concedida por sus méritos. En España también recibieron la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica.

Pan y Circo

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El truco más antiguo de la humanidad

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La distracción política implica al menos dos supuestos, particularmente perversos: la fragilidad de la conciencia y la uniformidad de los intereses. Se trata de provocar un desplazamiento continuo entre la normalidad del espectáculo y el espectáculo de la normalidad

Enrique Peña Nieto durante su campaña en 2012. Foto: proceso.com.mx
Enrique Peña Nieto durante su campaña en 2012. Foto: proceso.com.mx

Las escenas

Un mitin partidista. Cualquier lugar, cualquier tiempo. Personas equipadas con tortas y refrescos encuentran su lugar alrededor del templete en el que alguien ejecutará la mímica del orador, el performance de un acto comunicativo que va de ida, pero no de vuelta. El público tiene una función escenográfica y lo sabe. Está ahí para contener el vacío, amplificar el sonido y engañar a la vista. La masa, el trampantojo por excelencia de la política: está, pero no está. La ves, pero no la ves.

Un terremoto. La escandalosa certeza de que una parte del desastre es responsabilidad humana se va asentando junto con el polvo. La reconstrucción del orden está comprometida. De pronto, surge entre los escombros una perrita rubia con nombre y accesorios —entre ellos, un humano—. Una perrita, un juguete para jugar a la nobleza, a la lealtad. Una figurita coleccionable para la vitrina de la patria.

 

El mecanismo

¿Qué tienen en común estas escenas? El género es pan y circo, una de tantas maniobras políticas que tienen por fin la distracción, el desvío de la atención de asuntos que amenazan con revelar verdades que conviene mantener ocultas.

La distracción política implica al menos dos supuestos, particularmente perversos: la fragilidad de la conciencia y la uniformidad de los intereses. No es que el poder asuma que somos estúpidos y nos importa lo mismo, sino que sabe que debe generar condiciones para evitar el entendimiento profundo de los asuntos, ya sea “sensacionalizando” la realidad o llevándonos a una conversación monotemática. Se trata de provocar un desplazamiento continuo entre la normalidad del espectáculo y el espectáculo de la normalidad.

Dado que la comprensión de la realidad es un proceso colectivo, la distracción individualiza la voluntad para entender y para actuar. Nos aísla en el preciso momento en que dejamos de ser colectivo para convertirnos en una masa, que cuando logra verse por fuera se asume culpable, cómplice. Aislamiento y culpa son clave de la desmovilización política. Son señales de que la distracción ha sido exitosa.

 

El error

El panem et circenses nace como denuncia de sí mismo, como una acusación formulada por quien se cree fuera de su alcance y, desde ahí, cuestiona la calidad moral y la inteligencia de quien se deja entretener. La superioridad moral de quien no cae en el engaño.

La mala noticia es que todos somos consumidores y reproductores de alguna forma de espectáculo funcional a alguna forma de distracción política. Pensamos en acarreos, bailes, despensas; el clientelismo de las bases, de gente “ignorante”, “agachada”, “muertadehambre”. El clasismo nos ciega a formas más refinadas y sutiles del espectáculo: las redes, el “editorialismo”, la ideologización de asuntos de humanidad elemental que no admiten debates.

El pan y el circo nos indignan porque nos recuerdan que somos básicos. Y debemos serlo de verdad si juzgamos más duramente el comportamiento del manipulado que los fines del manipulador, si nos creemos libres de engaño, si nos pensamos sin hambre y sin tedio. m.

Pan y circo sinfónicos

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El poder mismo de la música ha hecho que ésta sea utilizada, directa o indirectamente, como bandera explícita de lucimiento y promoción de un gobernante o un régimen dominante, o bien para mantener entretenido al pueblo

Cartel de la ópera Pagliacci. Imagen tomada de pinterest.com.mx
Cartel de la ópera Pagliacci. Imagen tomada de pinterest.com.mx

En una escena de la magnífica película Amadeus, del director Miloš Forman (1984), el famoso y experimentado compositor Antonio Salieri le aconseja al joven Wolfgang Amadeus Mozart que para componer hay que tener como criterio los gustos del público, es decir, darle lo que quiere escuchar. El propio Salieri es presentado entonces como un compositor famoso, aclamado por la gente y, por lo tanto, reconocido por el monarca. En la historia de la música clásica no son pocos los casos en que los criterios fundamentales que dieron origen a muchas obras orquestales u operísticas fueron, simplemente, dar gusto al público, así como fomentar la transmisión de ciertas posturas ideológicas favorables al régimen en turno o crear un marco de lucimiento para la elite gobernante.

Compositores como Beethoven, Mozart o Verdi, si bien llevaron el arte musical hacia nuevos derroteros en actos de profunda libertad y enfrentamiento al statu quo, tuvieron que responder, en ciertos momentos de su vida, a las expectativas de un público veleidoso y amante del relumbrón. El poder mismo de la música ha hecho que ésta sea utilizada, directa o indirectamente, como bandera explícita de lucimiento y promoción de un gobernante o un régimen dominante, o bien para mantener entretenido al pueblo. Pero, por otro lado, algunos compositores que gozaron de mayor libertad creativa reflejaron críticamente en algunas obras la dinámica propia del panem et circensesal que puede ser tan susceptible el hombre-masa de que habló José Ortega y Gasset.

 

Handel: Music For The Royal Fireworks Water Music

London Symphony Orchestra, Charles Mackerras

EMI, 2002

G. F. Händel (1685-1759) compuso dos obras por encargo de monarcas ingleses: Música acuática (1717) y Música para los reales fuegos de artificio (1749). En cuanto a la primera obra, el rey Jorge I comisionó al compositor para que creara una obra que pudiera ser interpretada mientras navegaba suntuosamente por el río Támesis. En cuanto a la segunda, el rey Jorge II pidió una obra que se interpretara a la par de los fuegos artificiales con que se celebraba el fin de la Guerra de Sucesión austriaca. Más allá del relumbrón monárquico, las obras han trascendido por su inspiración y su belleza.

 

Leoncavallo - I Pagliacci

Domingo, Stratas, Pons, Pretre

DG, 2005

Ruggero Leoncavallo (1858-1919) compuso en 1892 su ópera más famosa, I Pagliacci, que sumerge al espectador en el drama humano que viven los miembros de una compañía de payasos de cara a un público que solamente quiere divertirse. Al final del acto I se ejecuta la famosa aria “Vesti la giubba”, donde el actor protagonista, acongojado por el dolor al descubrir la infidelidad de su esposa, se caracteriza como payaso para iniciar la función: “La gente paga y quiere reírse aquí y, si Arlequín te arrebata a Colombina, ¡ríe Payaso, y todos aplaudirán!”.

 

Verdi - Don Carlo

Plácido Domingo, Mirella Freni, John Dexter

DG, 2005

Hay notables ejemplos en la literatura, la pintura, el teatro y la música de los llamados “autos de fe”, uno de los rituales que generaban gran expectación entre la gente del pueblo en los lugares donde ejerció su poder e influencia la Inquisición de la Iglesia católica, entre los siglos XV y XVIII. El compositor italiano Giuseppe Verdi (1813-1901) recreó una de estas escenas en el tercer acto en su ópera Don Carlo, donde magistralmente presenta la tensión de este tipo de actos públicos en los que se entremezclaban la religión, la política y la estética.

 

Beethoven: Wellington’s Victory

Berliner Philharmoniker, Herbert von Karajan

DG, 1987

La Victoria de Wellington, op. 91, de Ludwig van Beethoven (1770-1824) es, paradójicamente, una de las obras más aplaudidas en vida del compositor, aunque el propio genio alemán la rechazó por simple y superficial. Fue compuesta para celebrar la victoria del duque de Wellington en Vitoria contra los franceses el 21 de junio de 1813, por encargo de J. N. Mälzel. Desde un principio gozó del gusto del público por los cañonazos y sonidos onomatopéyicos que recrean el duelo entre las tropas en pugna, así como por las melodías con que identifica a cada bando. 

 

Tchaikovsky: 1812 Overture

Leonard Bernstein, New York Philharmonic Orchestra

Sony, 1990

La Obertura 1812, de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893), es una obra que goza de enorme fama y que es ampliamente aplaudida por el público. Esta obra, compuesta en 1880, evoca la heroica resistencia rusa frente al ejército de Napoleón Bonaparte en 1812. Para darle su carácter bélico y triunfal, el compositor ruso recurrió a una amplia orquestación, la introducción de campanas y el uso de cañones que deben dispararse al final de la obra. Dada su gran espectacularidad, esta obra es comúnmente interpretada en conciertos de difusión para nuevos públicos.

Cuando el cine se ve en el espejo del circo

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El cine es el circo de hoy, incluso si ya no es el espectáculo ni el distractor por antonomasia, pues la pantalla casera y la que se porta en la palma de la mano le hacen mucha competencia.

Imagen de la película «Los Juegos del Hambre».
Imagen de la película «Los Juegos del Hambre».

Para el realizador de origen griego Constantin Costa-Gavras, quien ha hecho del cine una herramienta de reflexión política, una película “no es una escuela; también es un espectáculo”. Sin embargo, en el llamado cine comercial predomina el espectáculo. Costa-Gavras “tiene fe en los hombres” y espera que, “así como van hoy al circo”, llegará el día en que “necesiten ver otras cosas”. A juzgar por lo que se puede apreciar en la cartelera comercial, ese día no ha llegado: el cine es el circo de hoy, incluso si ya no es el espectáculo ni el distractor por antonomasia, pues la pantalla casera y la que se porta en la palma de la mano le hacen mucha competencia.

El cine, sin embargo, ha reflexionado sobre diferentes “circos”, en diferentes ámbitos, principalmente en la política y en la televisión. El cine clásico produjo numerosas películas de romanos en las que se exhibían los afanes del Estado para aletargar a la gente; algo similar puede verse en propuestas posteriores, que abordan la televisión como un circo a domicilio. Así lo sugiere The Truman Show: Historia de una vida (1998), escrita por Andrew Niccol y dirigida por Peter Weir, que denuncia el cinismo de los productores de TV y también critica al espectador: el ser humano, acaso el único ser de la creación que procura y celebra que lo “cuenteen”, que evade su circunstancia al seguir con avidez las circunstancias de vidas ajenas.

No abundan las películas que critican al circo (algunas, incluso, al criticarlo lo emulan; algunas no son muy buenas). Son escasas, pero las hay…

 

Ben-Hur (1959)

William Wyler

Las de “romanos” constituyen un subgénero que hoy vive en el olvido. Sin embargo, hace décadas dio carta de naturalidad al circo de la antigua Roma, con sus habituales Césares, guerreros y esclavos. Ridley Scott lo escenificó con virtud en Gladiador (2000), pero Ben-Hur sigue siendo el hito (del que hace poco se hizo un refrito). La escena de la carrera de cuadrigas sigue resultando un espectáculo aparte: montaje y cámara generan hondas emociones. En la sala oscura se da entonces una puesta en abismo: el cine es el circo moderno donde se ve el circo original.

 

La muerte en directo (La mort en direct, 1980)

Bertrand Tavernier

En un futuro cercano no hay decesos por muerte natural. Hasta que aparece una mujer que padece un mal terminal. La televisión quiere dar cuenta de su proceso, pero ella se niega. Sin embargo, se contrata a un hombre cuyos ojos son una cámara y el show del título comienza. ¿Hay un espectáculo mayor —y una paradoja más funcional— que la muerte de alguien que nos resulta cercano y nos conmueve, pero en realidad no nos importa? Este asunto no es extraño al arte, que nos involucra en la suerte de seres ficcionales… y que puede ir de lo encomiable a lo mezquino.

 

Escándalo en la Casa Blanca (Wag the Dog, 1997)

Barry Levinson

Barry Levinson ha explorado los mecanismos del poder en más de un ámbito. En esta cinta sigue a un presidente de Estados Unidos desacreditado por un escándalo. Para mejorar su imagen se crea entonces una guerra de la que ha de salir vencedor. Para el ciudadano estadounidense común, nos dice la cinta, la política es un espectáculo; y la pasión es proporcional a la intriga. Como sugiere Saul Bellow al inicio de su novela Ravelstein: “Cualquiera que quiera gobernar el país tiene que entretenerlo”. ¿Aun sin ingenio, como Mr. Trump, el campeón del exabrupto?

 

Los Juegos del Hambre (The Hunger Games, 2012)

Gary Ross

El morbo de ingresar a la intimidad del otro —de sujetos a menudo anodinos y, necesariamente, exhibicionistas— explica en buena medida el éxito del reality show en tv. Crear una competencia es indispensable para aumentar la emoción. Así lo confirma Los juegos del hambre, que antes de transitar al cine fue un best seller. La historia se sustenta en la necesidad más básica, la supervivencia, y mediante una aventura predecible busca orientar a los jóvenes. Al final, el espectáculo es rutinario y la cinta emula lo que critica: lucra con el circo.

 

La dictadura perfecta (2014)

Luis Estrada

Luis Estrada ha explorado y ha explotado dos aristas de la realidad mexicana que conviven en la connivencia: la televisión y la política. Aquí exhibe a un gobernador corrupto que, para limpiar su imagen, contrata a una corporación de la pantalla chica. La tv nacional no tiene empacho en funcionar como distractor, pues no sabe de ética: los políticos son una buena fuente de ingresos. Estrada se aleja de la sutileza y nos remite de forma burda a eventos conocidos. Apuesta por la parodia simplona, y el resultado es un mal chiste. ¿Como la realidad nacional?

 

Para saber más

::Pan y circo: reportaje en video sobre el Mundial de Argentina.

::“Bread and Circuses. How We Are Distracted from Reality by Modern Media” (en inglés).

::“America’s Bread and Circus Society”  (en inglés).

::Cine distópico, pan y circo: un dossier.

Lejos de nuestro alcance

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Un simple mortal que busca tomar una decisión informada utilizando la ciencia como herramienta, lo tiene muy difícil. Pero, ¿qué razón más básica de ser tiene la ciencia, si no ayudarnos a ser racionales? 

Es más probable encontrar un diamante en un pesero que a cualquier fulano leyendo una revista científica en el mismo lugar. La rareza del evento no se explica porque la ciencia sea interesante sólo para ciertos especímenes humanos, sino porque su libre y fácil acceso está colmado de obstáculos. Y una consecuencia de esto ha sido que la comunicación imprecisa de la ciencia provoca deshonrosos resultados y, en ocasiones, graves consecuencias.

Tomemos, por ejemplo, la aseveración que se hizo famosa a final de los años noventa: “Se demostró que existe una relación entre las vacunas y el autismo”. Hoy se sabe que el experimento en el que se basaba la interpretación tuvo un mal diseño y, aunque el artículo fue posteriormente retirado y su autor se retractó, su publicación no dejó de impactar directamente en la decisión de muchos padres de no vacunar a sus hijos, lo que trajo graves consecuencias para la salud pública mundial. Es fácil caer en la crítica a los padres que no vacunaron; sin embargo, lo cierto es que una persona que quiera tomar una decisión con base en información científica deberá enfrentar varias dificultades.

Primero, desentrañar los detalles de la ciencia es prohibitivamente caro, no sólo para los simples mortales, sino incluso para los mismos científicos. Las revistas científicas siguen siendo (como lo han sido desde el siglo XVII) el principal medio para diseminar el último grito del conocimiento entre la comunidad; tener fácil acceso a la información de primera mano es vital y el costo para lograrlo es alto. Por ejemplo, para tener una amplia perspectiva del estado de la cuestión que se investiga, no sólo basta con acceder a una revista, sino que hace falta revisar decenas de artículos provenientes de diversas ediciones (la suscripción a un journal científico va desde los mil 500 hasta los 16 mil pesos y, en caso de que no se tenga la suscripción, descargar un solo artículo cuesta en promedio 700 pesos). Por esto, es costumbre que un científico activo pida a colegas de otras instituciones compartir papers o, cada vez más a menudo, que use la plataforma Sci-Hub (una especie de Pirate Bay de la ciencia) para descargar ilegalmenteestos artículos.

Al costo hay que sumar las barreras del lenguaje, pues cualquier avance importante se publica principalmente en inglés. Además, las jergas académica y científica suelen representar un reto para interpretarla, pues se destina a un público muy selecto, que ha sido especialmente entrenado para entenderla y replicarla. Finalmente, en muchas ocasiones los artículos concluyen con datos estadísticos que no son suficientes para tomar una decisión, por lo que se necesita leer más y continuar el ciclo, mientras que otras veces, los papers sólo enseñan tendencias y utilizan modelos controlados (por ejemplo, ratones o moscas) para poder estudiar sistemas y entender resultados, y claro está que un modelo de un ratón dista mucho del de un humano. Muchos no se atreven a hacer conclusiones con esta información.

Un simple mortal que busca tomar una decisión informada utilizando la ciencia como herramienta, lo tiene muy difícil. Pero, ¿qué razón más básica de ser tiene la ciencia, si no ayudarnos a ser racionales? Somos vulnerables al no poder debatir aseveraciones como la del autismo cuando las referencias clave de las que proviene la mala interpretación están lejos de nuestro alcance. Los medios masivos o las redes sociales usan recursos emocionales para atraer la atención del lector y cumplir sus propios objetivos, y fácilmente caemos víctimas del sensacionalismo. Enseñar a los jóvenes y a los adultos a distinguir la verdadera ciencia de la pseudociencia, y promover de forma activa las herramientas de fácil acceso, los medios claros y concisos que puedan ayudar a las personas a tomar decisiones racionales, es crucial para la evolución hacia una ciencia más democrática. m.

Contigo, pan y cebolla

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Un pan bien hecho no tendría por qué hacer daño, ya que ofrece una porción equilibrada de proteínas, glúcidos de absorción lenta y fibra. En los tiempos que corren, los ingredientes usados para su fabricación lo vuelven un enemigo público

Protagonista en cientos de refranes, deseado en toda mesa, cargado de simbolismos y reinterpretado por muchas culturas en el planeta, el pan no pasa de moda.

Harina, agua y calor: es todo lo que se necesita para elaborar pan. Así de simple. Se trata de un alimento casi universal, y su simpleza va en proporción inversa a la complejidad de la naturaleza de su preparación. Se obtiene de harinas de cereales, es el resultado de técnicas complejas, y adquiere miles de formas. Es versátil, útil, nutritivo, pero, sobre todo, discreto. Es todo y nada al mismo tiempo, y sin fermentación no existiría: ésta se la debemos a los egipcios que la descubrieron por accidente al ver lo que sucedía con la masa de mijo y cebada que cocían sobre piedras calientes, cuando sobró y, tiempo después, había crecido. Dice Lionel Poilâne que “el acto de realizar y guiar la fermentación es la tarea más elevada del oficio del panadero, su verdadera nobleza”, porque requiere destreza y conocimiento, además de habilidad para sortear la variedad de azares “que puede experimentar la vida biológica”. La fermentación debe tener su tiempo justo, si es poco, el pan no “madura”, el resultado será poco suave; si es mucho, se malogra, pierde elasticidad, sabor y tamaño y se deforma; si, por el contrario, los minutos transcurridos en esta etapa son los indicados, le dará al pan ligereza, suavidad, aroma y sabor.

Un pan bien hecho no tendría por qué hacer daño, ya que ofrece una porción equilibrada de proteínas, glúcidos de absorción lenta y fibra. En los tiempos que corren, los ingredientes usados para su fabricación lo vuelven un enemigo público: contiene gluten, azúcares y casi nada de fibra.

 

El trigo milenario

La harina de trigo no es el problema, aunque contenga gluten (que sólo hace daño a las personas celíacas). El asunto es el proceso de refinamiento. Procure el pan de harina integral entera, o trate de usarla en casa. La mayoría de las que venden en el mercado son mezclas de harina blanca refinada y salvado. La integral debe conservar la cubierta exterior del grano de trigo (o salvado) y el germen; ambos contienen fibra, ácidos grasos esenciales, minerales, vitaminas del complejo B y hierro. A la versión refinada se le retira la fibra y se somete a procesos de blanqueamiento.

 

El secreto está en el fermento

El que las piezas de pan salado, sean de miga gruesa, con grandes burbujas de aire en su interior y costra crujiente, mucho depende de su proceso de fermentación y de la levadura. Las mejores incluyen las llamadas masas madre, que son fermentos naturales hechos sólo con harina y agua. Según el tipo de pan que usted desee comer, es la masa madre que usará; cada una aporta características distintas, acidez, aroma, textura. Si desea hornear en su casa, le recomiendo hacer masa madre con cerveza, para sumarle más variedad de aromas y sabores.

 

A meter las manos en la masa

Quienes sueñan con sacar del horno de su casa una hogaza de granos y gozarlo todavía humeante, encontrarán en el libro Pan casero una buena guía para reproducir alguna de sus recetas. Contiene imágenes paso a paso de la mayoría de las opciones. Iban Yarza (1974) es vasco, periodista y traductor, y fue en Inglaterra donde comenzó su romance con el pan; después escribió blogs, ha publicado tutoriales e imparte cursos de panadería. La apuesta de Yarza es hacer pan con levadura natural preparada por uno mismo con masas fermentadas.

 

El santo patrono de los panaderos

San Honorato, conocido como el “glorioso que horneaba los panes de dos en dos”. Cuenta en el Costumari català, el libro de las costumbres catalanas, de Joan Amades, que se trataba de un obispo que se retiró a una ermita lejana en la montaña. Oraba, meditaba y se entretenía haciendo pan. Se lo daba a un hombre pobre que lo repartía en los poblados cercanos. Honorato era hijo de un molinero y desde niño aprendió el oficio. Se le celebra el 16 de mayo, día en que los panaderos no pueden amasar para no agraviarlo.

 

Croissant, de los más extendidos

En el mundo encontramos miles de especialidades panaderas, pero una de las más famosas es la del croissant. Su lugar de origen es Viena. Es complejo porque además de contener huevo en su fórmula base, se empasta con mantequilla a manera de hojaldre: cada doblez permite a la grasa formar hojas. Cuentan que en 1683, luego de sobrevivir a un ataque turco, Juan III Sobieski pidió un pan que inmortalizara el suceso, de tal modo que los panaderos formaron un cuerno (Hörnchen en alemán), simulando el creciente de la bandera turca. Fue María Antonieta quien lo llevó a Francia. m.

 

Para saber más

:: El Amasadero, blog de primeros auxilios para el panadero casero: blog.elamasadero.com

:: Pan casero. Recetas, técnicas y trucos para hacer pan en casa de manera sencilla, de Iban Yarza. Ediciones Larousse.

:: El aprendiz de panadero, de Peter Reinhart. RBA, 2006.

:: El libro del amante del pan, de Lionel Poilâne. El Cuerno de la Abundancia.

:: Dough, película de John Goldschmidt (Reino Unido, 2015). Comedia en la que un viejo panadero judío recibe la ayuda de un joven para reavivar a su clientela.


Entretenimiento en espacios públicos

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Para que un espacio público sea exitoso debe cumplir dos requisitos: uno es la democratización del espacio, el otro es que se vuelva multifuncional

Vista panorámica de Central Park, en Nueva York
Vista panorámica de Central Park, en Nueva York

Para que un espacio público sea exitoso (ya sea un parque, una plaza pública, una plazoleta, un pequeño jardín o un mercado) debe cumplir con ciertos requisitos: uno es la democratización del espacio; es decir, que personas de cualquier religión, condición cultural o estrato socioeconómico se unan y convivan en un mismo sitio. El otro es que se vuelva multifuncional. Por ejemplo, el mercado no sólo funciona como lugar de intercambio comercial, también sirve para que las interacciones humanas se desenvuelvan y para que se cree un espacio de identidad en la comunidad.

Dentro de las actividades multifuncionales están también las deportivas, las culturales y las de entretenimiento. Algunos megaproyectos pretenden crear o remodelar espacios para que esto último se desarrolle. A menudo estos intentos fracasan, pues las condiciones de apropiación no están creadas. O, si lo estaban, terminan por fracturarse en el rediseño y, por tanto, la identidad se pierde.

Al no existir espacios adecuados para la presentación de espectáculos públicos gratuitos se tiende a improvisar. Se trasladan a lugares cívicos o se cierran vialidades alrededor de supuestos hitos para el aplauso inmediato. La generación de identidad nunca termina por germinar y la verdadera creación de espacio público queda excluida.

Cuando existe un verdadero proceso de identidad, se desarrollan espacios públicos multifuncionales y exitosos.

 

Central Park

Ocho veces más grande que Ciudad del Vaticano, Central Park comenzó a planearse a partir de la mitad del siglo XIX. Aunque tuvo épocas de descuido, en la década de los sesenta se reactivó y comenzó a vivir sus años más políticos y culturales. Actualmente cuenta con lagunas artificiales y espacios para practicar deportes, y es sede del festival teatral Shakespeare in the Park. Cada verano se presenta la filarmónica de Nueva York y hay festivales que incluyen danza, cine y conciertos.

::Teatro Delacorte en Central Park.

::Central Park Tour.

::Paseos de domingo por Central Park.

 

Parque Yoyogi

Yoyogi se crea en el año 1967 a un costado del santuario de Meiji, en la ciudad de Tokio. Los japoneses realizan ahí actividades tan diversas como jugar bádminton, leer o comer al aire libre. Tiene una particularidad que lo distingue de otros parques o espacios públicos: cada domingo es ocupado por grupos de rockabilly japoneses. Los asistentes bailan al ritmo del rock and roll y visten como en la década de los cincuenta. También se exhiben coches de aquella época.

::Parque Yoyogi en Tokio.

::Tokyo Rockabilly Club.

 

Parque Yarkon

Seis jardines (uno dedicado a los soldados caídos), instalaciones deportivas, un parque acuático, jardines botánicos, un aviario y lagos artificiales conviven dentro del parque Yarkon, en la ciudad de Tel Aviv. Además, cuenta con dos salas de concierto al aire libre. Abrió sus puertas en 1974, pero su planeación comenzó años atrás. Es el parque más grande en Israel. Se han presentado ahí Michael Jackson, Joe Cocker, Ozzy Osbourne, Paul McCartney y los Rolling Stones.

::10 cosas por hacer en el Parque Yarkon de Tel Aviv.

::Parque Yarkon de Tel Aviv.

 

Mercados en Clave de Sol

En 2014 arrancó en Madrid, España, el programa Mercados en Clave de Sol. Se promocionaban los mercados más emblemáticos de la capital española por medio de conciertos que incluían ópera, zarzuela y canción lírica. No sólo se buscaba que la gente regresara a los mercados, también se pretendía renovar la vida en los barrios antiguos, y regenerar la actividad comercial en estos espacios era fundamental para ellos. Además hubo jornadas gastronómicas y una modernización y adecuación de estos mercados tradicionales.

::Mercados en Clave de Sol.

::Mercados de Madrid: mucho más que comercio.

 

Picnic nocturno

Para promover la seguridad ciudadana en los espacios públicos, la apropiación de estos lugares, la conversación y las relaciones humanas, surge en Rosario, Argentina, el proyecto Picnic Nocturno, a inicios de 2017. En su primera edición se reunió a más de 50 mil personas. Se busca causar la menor molestia a los vecinos, por lo que la música que se presenta en estos picnics sólo es para ambientar y acompañar a los visitantes. No hay un parque fijo y se tiene un programa de limpieza estricto para no dañar al lugar que reciba el evento.

::Picnics nocturnos en Rosario.

::Picnic Nocturno: una experiencia colectiva de ocupación de espacios públicos en Rosario.

Nos quisieron engañar…

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Ante el sufrimiento de las víctimas no cabe el lenguaje políticamente correcto. Es desde el lenguaje de la indignación, desde el lenguaje del espíritu, que las palabras salen de las entrañas, cargadas de solidaridad

Imagen durante una manifestación. Foto: buzonxalapa.com
Imagen durante una manifestación. Foto: buzonxalapa.com

Estábamos en la avenida principal de la ciudad. La marcha la encabezaban los papás de los alumnos. Para nosotros era muy importante saber que ellos estaban ahí, porque la razón de nuestra presencia eran ellos, los que nadie sabe dónde están, y también nosotros. Una parte de la prensa pregonaba una noticia: “Los quemaron en el basurero”. Pero algo dentro de nosotros intuía una mentira. Y es que ese algo nos movilizó, nos convocó y nos hizo una sola voz: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

Más allá de la demagogia de la complejidad, del enredo de argumentos e imágenes fabricados, dentro de nosotros había una certeza: los desparecieron. Ese algo dentro de nosotros, que se manifestaba como indignación en nuestro cuerpo, nos hizo nombrar lo evidente, lo que es real para nosotros, “no estamos dispuestos a seguir viviendo como si la desaparición forzada no existiera, nos están asesinando y algo queremos hacer”.

Ante el sufrimiento de las víctimas no cabe el lenguaje políticamente correcto. Es desde el lenguaje de la indignación, desde el lenguaje del espíritu, que las palabras salen de las entrañas, cargadas de solidaridad.

Fue ahí, frente a rostros concretos, que marchamos. Los pies de la esperanza nos movilizaron. No estábamos dispuestos a dejarnos secuestrar por la indiferencia, la impunidad y la violencia. Había algo más grande que no se nombraba, pero que sentíamos. Una fuerza que está más allá de nuestra vulnerabilidad nos recordó que todos somos iguales: esa fuerza a la que llaman misericordia. Sentir con el otro, sentir a través del otro, y, desde ahí, nos reconocimos como miembros de una sola colectividad.

La misericordia nos dio palabras para nombrar lo posible: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. Y es que el amor no puede negar la vida, al contrario, la afirma; el amor es poeta porque es capaz de anunciar una nueva realidad que, aunque no se ve a simple vista, sabe que está ahí, creando otros modos de ser de lo social. El amor se da cuenta del pan y circo mediático que se presenta con pretensiones de absolutez y lo relativiza.

Por eso estamos aquí, porque nos quisieron engañar, pero no pudieron. Aquí estamos, y seguiremos estando, porque es el Espíritu quien nos vivifica. Advertimos una fuerza que nace de lo alto, que nos impregna de humildad y nos recrea. Un Espíritu que, la memoria nos recuerda, ha derrotado muchas veces la mentira.

Nos quisieron engañar, pero nos ayudaron a parir la verdad del corazón: queremos ser mejores seres humanos, nos queremos implicar en transformar la realidad de muerte y destrucción. Si no, ¿qué sentido tiene vivir? Algo podemos hacer, algo podemos aportar. Tal vez seguiremos marchando, tal vez seguiremos anunciando otra realidad; lo cierto es que el querer profundo nos anuncia una nueva oportunidad; la gramática del querer, el lenguaje del amor, nos llena el pensamiento y nos abre caminos: “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. m.

El ruido: la contaminación silenciosa

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Si bien nuestro país cuenta con disposiciones legales en materia de sonido y contaminación por ruido, el marco normativo actual ha sido rebasado y es necesario actualizarlo y perfeccionarlo

El ruido puede convertirse en un mecanismo de poder y dominación. Foto: Craig Sunter
El ruido puede convertirse en un mecanismo de poder y dominación. Foto: Craig Sunter

El sonido y el ruido son dos fenómenos que involucran complejos procesos sensoriales, físicos y emocionales que tienen efectos muy importantes en la salud, el confort humano y la convivencia. El ruido es el componente no deseado, incómodo y/o dañino de un ambiente sonoro. Por sus efectos, es considerado un tipo de contaminación que atenta contra los derechos de salud y medio ambiente sano establecidos en la Constitución mexicana. Quienes padecen este tipo de contaminación son sujetos a condiciones de injusticia, en diversas formas y grados, que no debe ser más ignorada o tolerada.

Destaca, primero, la injusticia a la que están sometidas, por razones de subsistencia, las personas que se ven obligadas a trabajar en medios ruidosos, como bares, restaurantes, industrias, etcétera, o quienes son vecinos de comercios especialmente ruidosos. Su situación es una de las más frágiles, ya que la exposición permanente a altos niveles de presión sonora (mejor conocida como decibeles) los pone en riesgo de graves o irreversibles daños en su salud física y psicológica.

Si bien nuestro país cuenta con disposiciones legales en materia de sonido y contaminación por ruido, el marco normativo actual ha sido rebasado y es necesario hacer un esfuerzo entre la sociedad civil y los distintos ámbitos de gobierno para actualizarlo y perfeccionarlo. El desafío es complejo porque enfrenta derechos colectivos e individuales en materia de salud y bienestar con otros derechos adquiridos durante siglos, como prácticas religiosas (por ejemplo, el repicar de campanas y la detonación de cohetes), derechos culturales (como conciertos en espacios públicos) y derechos particulares (es el caso de la organización de festejos privados), que hasta hace muy poco no habían sido cuestionados como fuentes de contaminación auditiva.

No hay que olvidar que el ruido puede convertirse en un mecanismo de poder y dominación, en una manifestación de violencia y, en casos extremos, en una forma de tortura. Desarrollar mecanismos de autorregulación personal y colectivos es fundamental para avanzar en el respeto de la ley, en el respeto de los derechos de los otros y en el desarrollo de mecanismos de convivencia democrática.

Respecto del desarrollo urbano, el modelo de planeación urbana en México se está transformando para rehabilitar áreas centrales a través de combinar diversos usos de suelo, con el fin de evitar la dispersión de la mancha urbana y la segregación social. Sin embargo, uno de los elementos centrales del buen funcionamiento de los usos de suelo mixto es el adecuado manejo de los impactos involucrados, y uno de los más importantes es el ruido. La mitigación del ruido es una acción clave para que puedan convivir de manera armónica y exitosa estas nuevas concentraciones de diferentes usos de suelo.

En conclusión, nuestra sociedad enfrenta un reto no menor para promover una cultura de salud auditiva que mejore nuestra calidad de vida y nuestras interacciones, en un contexto social que ya de suyo tiene un importante componente de violencia. m.

Para seguir

El Observatorio Interdisciplinario del Ruido es una organización no gubernamental integrada por académicos y profesionistas de distintas disciplinas que busca promover buenas prácticas en la mitigación de contaminación por ruido, para mejorar la salud auditiva y la calidad de vida de los habitantes de Guadalajara.  

En Twitter:@OIRJalisco.

En Facebook: Observatorio Interdisciplinario del Ruido.

Ruido sobre todo

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El crítico Paul Hegarty, en su libro Noise/Music: A History, argumenta que el ruido puede ser aceptado como música, y que la idea de ello ha estado ligada con la vanguardia desde los primeros días del siglo XX. Aquí tenemos cinco muestras.

Cartel de una presentación de la banda Sunn O.
Cartel de una presentación de la banda Sunn O.

Desde hace un buen tiempo, la distancia entre el ruido y la música es nula para muchos compositores. El crítico Paul Hegarty, en su libro Noise/Music: A History, argumenta que el ruido puede ser aceptado como música, y que la idea de ello, asimismo, ha estado ligada con la vanguardia desde los primeros días del siglo XX. Para ejemplificarlo, Hegarty emprende un recorrido por diversos compositores que han incorporado ruido a sus composiciones o, siendo aún más radicales, han producido disonancias o sonidos distorsionados y estridentes con el propósito de atribuirles los usos que también se le dan a la música. Nombres como Luigi Russolo, Edgar Varese, Erik Satie y John Cage figuran en un recorrido histórico que llega hasta nuestros días. Lo que Hegarty quiere probar es que el ruido será finalmente la música que prevalecerá en las ciudades industrializadas y tecnificadas del futuro.

Fue el propio Russolo quien abordó por vez primera el tema en 1913, en su libro L’Arte dei rumori (El arte del ruido), una reflexión acerca de la aceptación del oído humano del ruido en el entorno sonoro urbano. Varias son las corrientes musicales que han reinterpretado los conceptos de estos pioneros, dando nacimiento a géneros como la música industrial, el noise, el drone, entre otros, junto a experimentos cuyo carácter radical a veces no encuentra clasificación, o bien se asocia con estilos como el jazz progresivo, la electrónica o la música alternativa.

 

Einstürzende Neubauten: Strategies Against Architecture III (1991)

El álbum doble del proyecto alemán encabezado por el músico Blixa Bargeld es el que mejor permite dar cuenta de su obsesiva búsqueda sonora. Aquí, cada pieza resulta de la experimentación que el grupo hace con sonidos industriales en conjunción con instrumentos musicales y la voz humana. En “12305 (Te) Nacht”, por ejemplo, una voz narra un texto sobre una serie de ruidos orgánicos y electrónicos. Y “Redukt”, por su parte, parece estar grabada mientras alguien trabaja en un taller de herrería.

 

Wolf Eyes: No Answer: Lower Floors (2013)

Desde su aparición, a mitad de los años noventa, el trío estadounidense Wolf Eyes se ha dedicado a fincar una obra alimentada por ruido desde distintas perspectivas. Este álbum, con apenas seis tracks, es la prueba de su desbordada obstinación por ello. En “Born Liar”, la percusión parece estar tocada en un barril de petróleo. Pero mucho del ruido que Wolf Eyes produce se origina en las guitarras eléctricas, retomando esa vertiente en la que figuran otros proyectos memorables de noise, como My Bloody Valentine o Swans.

 

Sunn O))): Monoliths & Dimensions (2009)

Se sitúan en el campo del drone, es decir, en ese género basado en sonidos prolongados o repetidos a través de largas secuencias. Consta de sólo cuatro tracks. “Agharta”, el que lo abre, de 17:34 minutos de duración, suena a una destartalada turbina de avión girando a distintas intensidades, que luego da cabida a una serie de voces como salidas de ultratumba. Un granito de arena de su perturbador y maquiavélico gusto por el ruido.

 

Squarepusher: Damogen Furies (2015)

El desarrollo de las tecnologías electrónicas para la creación musical nos ha acercado a territorios diversos. En el caso del productor inglés Tom Jenkinson, éstas se han puesto al servicio de una música que no obedece a estructuras y que indaga en la disonancia y el ensamble de pulsos sonoros que aparentemente no tienen una relación armónica, pero que en su caos generan una musicalidad desafiante e innovadora. Los ocho tracks de este genial álbum son arquetipo de una electrónica zumbante, frenética y distorsionada.

 

Merzbow: Pulse Demon (1996)

Frontera límite. Masami Akita, mejor conocido como Merzbow, es uno de los militantes más acérrimos del llamado noise japonés, una de las corrientes de experimentación sonora más extremas. Pulse Demon es una prueba más de una obra que también cuenta con guiños al drone y la improvisación libre. “Spiral Blast” parece una radio en la que se busca sintonizar alguna frecuencia sin conseguirlo, entre barridos de estática. “Tokyo Times Ten” es un collage de ruidos que van y vienen por sus 11 minutos de duración.

¿Cómo pasar del ruido a la música interior?

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Aceptar las desarmonías y convertirlas en música nos permitirá escuchar mejor a los demás. Un espíritu que va mejorando su capacidad de escuchar es un espíritu que va creciendo en su capacidad de aceptar a los otros

En cada ser humano existe un modo de ser espiritual. Cuando digo espiritual, me refiero a la capacidad que tenemos de ir más allá de nosotros mismos. Lo espiritual es la habilidad de vivir por propósitos más grandes que nuestra pequeñez. Y, como toda habilidad, ésta también necesita ejercicios para desarrollarse de mejor manera. Uno de ellos es aprender a escuchar.

Un primer ejercicio es hacer conscientes los ruidos interiores. Y una forma de detectarlos consiste en revisar el modo como nos estamos relacionando con nuestros amigos, las compañeras de la universidad o las amigas del trabajo. Aquello que me afecta es seguramente un ruido que necesito afinar para poder escuchar bien. No se trata de quitar el ruido, sino de transformar ese ruido en un sonido armónico. Llevar un registro diario de eso que hago consciente, para después poder examinarlo con detenimiento, es parte del ejercicio. 

Así pues, aceptar las desarmonías y convertirlas en música nos permitirá escuchar mejor a los demás. Un espíritu que va mejorando su capacidad de escuchar es un espíritu que va creciendo en su capacidad de aceptar a los otros como las personas son. No les exige que sean de otra forma, sino que comienza a recibir de mejor manera aquello que los demás le aportan. Por ello, decimos que aprender a escuchar es reconocer que la vida del otro vale por lo que es y no por lo que hace.

Asimismo, el espíritu que habita en cada ser humano es como una guitarra que necesita ser afinada. Y para ello es necesario educar el oído a recibir la música en diversas escalas, aprendizaje que requiere constancia y dedicación. A su vez, es un proceso de abandono en algo más grande que uno mismo. La gran aliada de este camino es la Ruaj, el viento de Dios que sopla donde quiere y que se regala como una voz que acompaña: “Tan sólo escuchas su rumor, nunca sabrás de dónde viene, nunca sabrás a dónde va”.

Por ello, desde la espiritualidad ignaciana se puede decir que es posible equilibrar aquello que nos afecta de manera negativa. Los afectos, en este caso, se asemejan a los ruidos interiores que necesitan ser armonizados. Es decir, no se trata de quitar nuestros afectos, sino de reconocerlos y de orientarlos al servicio de la vida que compartimos con los demás. Orientarlos implica ciertas condiciones elementales. Una de ellas es el silencio en la vida ordinaria. El silencio sirve de amplificador de eso que nos pasa.

De ahí que encontrar un espacio físico en el cual podamos recibir el silencio, lugar donde habita el viento de Dios, es parte integral del ejercicio de convertir el ruido en notas afinadas. Tener momentos de silencio diarios nos permite reconocer el amor que nos rodea y nos ayuda a captar de mejor manera la sinfonía grandiosa que es la vida. m.

Ese valioso ruido de fondo

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La edición de sonido contribuye a la narración, a la jerarquización, huye del silencio —el vacío intimida— y del ruido. Con algunos cineastas, como David Lynch, el sonido cuenta. No es el único.

Imagen de la película «The Birds», de Alfred Hitchcock.
Imagen de la película «The Birds», de Alfred Hitchcock.
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En 1928, tres pilares de la cinematografía soviética —S.M. Eisenstein, V.I. Pudovkin y G.V. Alexandrov— anotaban que el sonido, entonces incipiente, sería utilizado de forma “automática”. Su recelo sigue siendo vigente. Porque el sonido, por lo general, es un complemento. Es artificial, porque las cosas suenan diferentes en pantalla, y es artificioso porque todo está “trabajadísimo”. Porque los componentes de la banda sonora son manipulados para que sean discretos acompañantes de la imagen: si bien las voces y las músicas regularmente cobran protagonismo (a veces demasiado: las primeras llevan al Séptimo Arte al terreno del teatro; las segundas son utilizadas para empujar la emoción que no consigue provocar la imagen), lo demás es una mera contribución al “realismo” (un motor, una mosca tienen que sonar a eso… aunque no suenen a eso), “ruido de fondo”. La edición de sonido contribuye a la narración, a la jerarquización, huye del silencio —el vacío intimida— y del ruido (en su primera acepción: “sonido inarticulado, por lo general desagradable”).

No obstante, como señala David Lynch, el sonido es el “50 por ciento de la película”. Y si “solía decir que la imagen dicta el sonido, a veces es al revés: los sonidos conjuran una imagen y, entonces, el sonido es lo que viene primero”. En sus películas, el sonido posee un peso determinante. Todo el sonido: el estadounidense amplía el abanico e incluye ruidos que son insidiosos, bajas frecuencias —que van directamente al estómago— y que resultan desagradables. Con Lynch, el sonido cuenta y cuenta. No es el único. Felizmente.

 

Mi tío (Mon oncle, 1958), de Jacques Tati

Monsieur Hulot (Tati) vive en un viejo barrio. Un día visita la casa de su hermana, que es pretensiosa, geométrica, gris. Luego tiene una aventura con su sobrino. Y la magia aparece. Tati trabajaba con rigor la banda sonora. Cada sonido era fabricado, por eso nada suena “natural”. Sin embargo, la artificialidad es una ruta para lo extraordinario, para subrayar los ambientes de la vida citadina. Al final contrapone de manera brillante la homogeneidad de la modernidad y el caos calmo de la vida de barrio. Mi tío es una obra maestra que suena bastante bien.

 

Sin aliento (À bout de souffle, 1960), de Jean-Luc Godard

Un ladronzuelo mata a un policía en la campiña francesa. Corre entonces hacia París, a los brazos de una joven estadounidense. En ésta, su opera prima, Godard hace uso del sonido sin maquillaje (una especie de Dogma 95 sonoro), recurso que a menudo utilizará en sus siguientes películas. Y si la gente que transita por la calle irrumpe en sus encuadres y mira a cámara, los sonidos de los ambientes se hacen presentes y no es raro que cobren protagonismo. Así se consigue cierta crudeza. A veces se pone en juego la verosimilitud, pero nunca está en duda la verdad de lo abordado.

 

El proceso (Le procès, 1962), de Orson Welles

Orson Welles lleva a cabo un acto de apropiación con la célebre novela de Franz Kafka y construye un universo visual fenomenal. Los espacios son desmesurados y K (Anthony Perkins), pequeño, deambula por ellos con azoro. El sonido es más que un acompañante: genera atmósferas con singular reverberancia, irrumpe para provocar extrañeza, desazón, miedo. Welles, tan kafkiano como Kafka, da imagen y voz a la vulnerabilidad del hombre moderno, rebasado por el sistema que creó. El resultado es maravilloso, por eso en su momento hizo mucho ruido.

 

Los pájaros (The Birds, 1963),de Alfred Hitchcock

Por alguna extraña razón —que no llega a conocerse—, los pájaros atacan a los habitantes de Bodega Bay. Particularmente a la recién llegada Melanie (Tippi Hedren). Las aves generan extrañeza y son la manifestación de la irracionalidad. Hitchcock usa sintetizadores y propone en esta cinta un dispositivo sonoro original, que lo mismo contribuye a la narración, que provoca sobresaltos. Y mucha inquietud. Asimismo, abre espacios al silencio y elude lugares comunes del terror. La experiencia resulta inolvidable: nunca más el canto de los pájaros será igual.

 

Cabeza de borrador (Eraserhead, 1977), de David Lynch

La rutina de un hombre que trabaja en una imprenta se ve interrumpida cuando su expareja trae al mundo a un ser deforme, un quisquilloso monstruo. Pronto él tiene que hacerse cargo de él… y las rarezas se multiplican. Lynch propone en blanco y negro un universo asfixiante, sórdido, habitado permanentemente por ruidos de origen industrial, por músicas altisonantes que exacerban los nervios del más ecuánime. De esta forma, el estadounidense da forma a las pesadillas del hombre moderno, atrapado entre la agresividad ambiental y el hogar, hostil hogar.

 

Para saber más

::Algunos apuntes del uso del sonido en el cine de Godard.

::Lynch habla sobre el sonido.

:: Eisenstein y otros. Declaración sobre el sonido.

::El sonido en Los pájaros.

::David Lynch habla de Mi tío.

::Fragmento de Mi tío.

Contra el ruido, atención

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Estamos hoy inmersos en lo que llamamos la economía de la atención: todo negocio necesita competir por nuestro tiempo para sobrevivir. ¿Qué puede hacer un negocio para captar la atención en medio de esta alharaca? 

Portadas de la revista Orsai, publicación que exploró con éxito nuevas formas de financiamiento.
Portadas de la revista Orsai, publicación que exploró con éxito nuevas formas de financiamiento.

Hace un par de años asistí a una conferencia de un reputado monje budista tibetano, Tsoknyi Rinpoche. Nos explicó, palabras más, palabras menos, que para enseñar meditación, en la actualidad tenía primero que enseñarle a la gente a calmarse, cosa que era inédita años atrás. Parte de la culpa la tienen las aplicaciones de nuestros teléfonos, que nos han convertido en unos neuróticos consumidores pavlovianos: vivimos al ritmo de notificaciones, ventanas emergentes, anuncios de YouTube, grupos de WhatsApp, boletines electrónicos y demás quimeras que provienen de una internet que nunca duerme. Es más: el New York Times reportó en diciembre que un creciente número de empleados de empresas del Valle del Silicio asistía a centros de retiro para tratar la particular ansiedad que padecen: remordimiento porque los gigantes tecnológicos para los que trabajan han tenido un impacto negativo en el mundo.

El teléfono y sus secuaces demandan cada vez más nuestra atención y, a cambio, parece que nos hacen más infelices. Como consumidores y, antes que nada, como personas, nos hemos visto forzados a ser más selectivos con el contenido que llega a nosotros, tanto en cantidad como en calidad. Esto representa una preocupación para todo tipo de empresas que necesitan hacerse presentes ante sus clientes, que las volteen a ver.

Estamos hoy inmersos en lo que llamamos la economía de la atención: todo negocio necesita competir por nuestro tiempo para sobrevivir. Instagram compite con el cine, los videojuegos, las noticias, los chats, los comerciales y esta revista; a toda hora, pues, hay alguien que pide ser escuchado. ¿Qué puede hacer un negocio para captar la atención en medio de esta alharaca? Tocaré dos ejemplos que atañen a las pymes, por tres razones: son los negocios más abundantes en México, carecen de elevados presupuestos de publicidad y, a final de cuentas, son las que sostienen la economía del país.

 

Un empleo digno para las trabajadorasdomésticas de México

Cuando uno inicia una startup (un emprendimiento en la etapa más temprana, que opera en completa incertidumbre), no hay dinero para hacerse escuchar, por lo que la recomendación de boca en boca sigue siendo la herramienta más potente para darse a conocer. Mi Dulce Hogar es una joven empresa que ofrece servicios de limpieza en casas y oficinas, empleando a trabajadoras domésticas que reciben prestaciones de ley, sueldos dignos e incluso terapia psicológica. Como consecuencia, el precio por el servicio resulta mucho más alto que “contratar” a una trabajadora de manera informal, y es por eso que no cualquiera está dispuesto a pagar por él. La fundadora de Mi Dulce Hogar, Estefanía Hernández Barajas, sabe por experiencia que la clave es seleccionar muy bien a tus primeros clientes —en este caso, los pioneros interesados en apoyar un modelo de negocio sustentable— y tratarlos con auténtica vocación de servicio. ¿Por qué? Porque un gran servicio compensa cualquier falla eventual. “Al inicio tuvo algunas fallas, pero siempre atendió mis quejas y corrigió cualquier problema; al final quedé muy satisfecho”, es el mejor cumplido que alguien puede escuchar en sus inicios. Las recomendaciones viajan con rapidez, y pueden resultar más eficientes que gastar dinero en publicidad.

 

Inbound marketing para “promover la cultura”

Don Draper, el genio publicitario de la serie Mad Men, tenía una técnica —otrora novedosa— para infatuar a los consumidores: consistía en advertirles, implícitamente, lo siguiente: “Si adquieres este producto, todo va a estar bien”. Hoy en día conocemos el truco y somos un tanto más cínicos. Una forma más honesta y efectiva de llamar la atención es tratar a nuestro mercado objetivo como una audiencia y, por tanto, ofrecerle contenido que le interese y le resulte útil, ya sean consejos, tutoriales, noticias o incluso literatura (a esto se le llama inbound marketing: en vez de que tú busques a tu cliente, éste te buscará por la calidad de tu contenido). Editorial Orsai es un notable y peculiar ejemplo de esto: comenzó como un blog en el que su autor, el escritor Hernán Casciari, publicaba su literatura. Poco a poco se fue creando una comunidad, un público leal, y para cuando a Casciari se le ocurrió crear una revista literaria que no tuviera ni una sola hoja de publicidad y pagara tarifas justas y dignas a escritores e ilustradores, sin comprometer su libertad de expresión, su comunidad lo financió, lo promovió e incluso lo ayudó a vender. Aquí se cuenta su historiam.


Salvarse del ruido de las redes

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Cada red impone sus reglas. El ruido parece seguir, ya que el usuario es en realidad su principal generador, con todo y sus impertinencias. ¿Cómo podemos resguardarnos? 

YouTube Red es el servicio sin anuncios de la plataforma de videos.
YouTube Red es el servicio sin anuncios de la plataforma de videos.

Las redes sociales responden principalmente a la necesidad de comunicarnos a distancia con nuestros contactos. En el pasado, este tipo de interacciones se daba por medios más privados, como el correo electrónico. Además de intercambiar textos de extensión ilimitada, el e-mail introdujo la facilidad de compartir material multimedia a todo el mundo. Las cadenas de PowerPoint saturaban nuestras bandejas con musiquita y animaciones que podrían ser consideradas la primera forma de ruido en la red. Nos llenábamos de tonterías que cubrían una buena cuota de entretenimiento sin siquiera pensar en la publicidad.

Llegaron los blogs y su sistema de suscripción RSS nos abría la posibilidad de compartir material de manera directa y masiva.

Pero parece que el ser humano está empeñado en ser manada, el RSS nunca se popularizó y lo que antes eran foros, hoy son grupos de WhatsApp. La televisión tradicional está siendo reemplazada por canales de YouTube y servicios de streaming con opciones de consumo con o sin publicidad. Con o sin ruido.

Cuando surgieron redes sociales como Instagram, su contenido era más artístico que comercial. No había ruido, pero tampoco negocio.

Cada red impone sus reglas, y conforme se va segmentando el mercado, se abren espacios para publicar de todo. El ruido parece seguir, ya que el usuario es en realidad su principal generador, con todo y sus impertinencias. ¿Cómo podemos resguardarnos? La respuesta parece estar en activar y desactivar palanquitas digitales.

 

Bájale al ruido a los anuncios de las plataformas de streaming

La publicidad online puede ser ensordecedora. Tal vez es por esto que desde hace tiempo los videos que se reproducen de forma automática vienen silenciados por defecto.

Una de las molestias más grandes de los usuarios de YouTube es cuando un anuncio interrumpe de manera imprevista la reproducción de un video.

Me gusta agradecer pagando por los contenidos que recibo. Al adquirir una suscripción se elimina la publicidad, se desbloquean algunos beneficios y de paso ayudo a la plataforma a subsistir. Los planes familiares pueden disminuir los costos.

 

Bájale el volumen a las redes sociales

En redes como Twitter podemos elegir qué temas o usuarios queremos silenciar. Esto es especialmente útil para tomar un descanso o evitar spoilers.

Las relaciones que construimos en internet van dejando de ser binarias en la medida en que se parecen más a las de la vida real: puedes ser “amigo” de alguien sin que aparezca todo el tiempo en tu timeline. O bloquearlo sin que se dé cuenta... al menos por un tiempo. Eso sí, te recomiendo llevar una lista del fastidio a manera de recordatorio, para no dejarlos en el olvido.

 

¿Cómo evitar las noticias falsas?

Sugiero no seguir a gente o páginas que comparten noticias sólo por llamar la atención, para hacer crecer su audiencia o ganar dinero por publicidad. Al principio pueden ser difíciles de identificar, pero generalmente son medios que replican, sobre todo, información viral. Sigue a medios o personas que lean a conciencia y aporten contenido de fuentes verificadas. Los medios más serios generan sus propios contenidos y citan a sus fuentes. Que una noticia popular luzca bonita en una animación o un infográfico no quiere decir que sea verdadera.

 

¿Cómo evitar difundir noticias falsas?

A pesar de que es mucho más confiable seguir a medios grandes, por conseguir visitas fáciles varios de ellos han caído en el error de replicar contenidos falsos. Antes de causarle ruido a nuestros seguidores, podemos echarle un vistazo a los comentarios generados por los usuarios para detectar anomalías, asegurarnos de que otras fuentes serias hayan divulgado también la noticia y, sobre todo, formarnos una opinión propia sustentada en la investigación. Puede ser mucho trabajo, pero si no tienes tiempo es preferible evitarte la pena de compartir mentiras.

 

¿Cómo salvarnos de lo que no nos incumbe?

Por más que bloqueemos a personajes indeseables, desactivemos notificaciones y retuits, desgraciadamente estamos expuestos a discusiones y contenidos que no nos interesan y nos hacen ruido.

La redes sociales funcionan porque son un mercado un tanto ruidoso con algo de contenido, así que si nuestro objetivo es mejorar la productividad, podemos apartar tiempo para entrar a revisarlas y tomar más a la ligera los goles que nos metan. Tengo la esperanza de que la inteligencia artificial hará más agradable y equilibrada nuestra manera de consumirlas.

“El capitalismo ha destruido tanto, que reconstruir va a costar mucho”

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Para este teórico anarquista, las sociedades se enfrentan a un momento en el que hace falta desmontar todo el sistema capitalista con tal de crear nuevos modos de relación. Y advierte contra el hecho de que buena parte de los supuestos cambios en marcha sea sólo apariencia

Amorós señala que muchos de los cambios que supuestamente ocurren, son sólo apariencia. Foto: Roberto Ornelas
Amorós señala que muchos de los cambios que supuestamente ocurren, son sólo apariencia. Foto: Roberto Ornelas

Escuchar y leer al pensador libertario Miguel Amorós es conectar directamente con el pensamiento crítico contemporáneo más lúcido y radical, y equivale a recibir mazazos contra las creencias y los supuestos que, en apariencia, cuestionan a la sociedad moderna. Una y otra vez, Amorós desmonta las posturas que pretenden ser una crítica al capitalismo: ni en el desarrollo sustentable ni en el decrecimiento ni en la alternativa basada en el movimiento obrero ni, mucho menos, en las opciones “ciudadanistas” o en el pensamiento débil nutrido del posmodernismo, encuentra opciones para salir de la catástrofe capitalista. La moderna sociedad capitalista es una máquina productora de nocividades de la que sólo es posible salir desmontando todo el sistema y creando otras relaciones sociales.

Amorós propone que un movimiento subversivo, capaz de hacer cambios revolucionarios, debería tener una orientación antidesarrollista, desestatizadora, desindustrializadora y autónoma. Las grandes ciudades deberían desurbanizarse, pues la urbe actual es un territorio que produce “amontonamientos de masas solitarias” que buscan la seguridad, pero son incapaces de ganarse la libertad. Los sujetos de este posible cambio revolucionario ya no serán las masas obreras y sus aliados, sino los marginados del Estado y el capital, así como los campesinos tradicionales y las comunidades indígenas del mundo.

La de Amorós es una crítica total a la modernidad capitalista, y esa crítica se nutre del pensamiento libertario, de teóricos de izquierda no ortodoxos, del pensamiento crítico del sistema técnico capitalista, de la Internacional Situacionista y, especialmente, de su paso y su militancia en las luchas obreras españolas de fines de los años setenta, así como en el movimiento antinuclear y ecologista, cuya síntesis fue el colectivo Enciclopedia de las Nocividades, donde trabajó junto a Jaime Semprún, entre otros pensadores-militantes, a principios de los años ochenta.

El pensamiento de este historiador y militante anarquista español nacido en Alcoy, Valencia, en 1949, encontró resonancia en la visita que Amorós hizo a Guadalajara en noviembre pasado, con el auspicio de la Cátedra Jorge Alonso, patrocinada por la UdeG y el CIESAS. Su libro más reciente, Contra la nocividad. Anarquismo, antidesarrollismo, revolución, fue publicado por Grietas Editores, del Centro Social Ruptura de Guadalajara, en el marco de esa visita.

Entrevista Miguel Amorós Una refinería y centro de distribución de la empresa Petro-Canada ilumina la noche de Edmonton, Canadá. Foto de febrero de 2009. Foto: Reuters

Ha dicho que vivimos en un mundo dominado por la crisis de la “sociedad industrial-desarrollista”. ¿Cómo se manifiesta esta crisis?

En la última fase, la crisis es global; entonces se manifiesta en todos los terrenos: como crisis económica, como crisis energética, como crisis demográfica, como crisis de la cultura, incluso como crisis apolítica. Es decir, es una crisis múltiple. Tiene varias facetas. Es general.

También ha afirmado que la moderna sociedad capitalista se ha convertido en una productora de nocividades. ¿Podría desarrollar esta idea?

Bueno, siempre el otro lado del supuesto beneficio que da la mercancía es el oculto perjuicio, siempre es la cara oculta de la mercancía. Lo que pasa es que, en un momento determinado del desarrollo capitalista, las fuerzas productivas son sobre todo fuerzas destructivas, o son más destructivas que productivas, y es cuando la nocividad se hace manifiesta. Nocividad es un término que tradujimos de un neologismo inglés adaptado al francés, nuisances, que quiere decir todo aquello que perjudica, molesta, estorba. Nocividad quiere decir: los efectos nocivos sobre el medio ambiente, sobre la personalidad humana, la convivencia, sobre las ciudades…

La destrucción de vínculos sociales…

Sí, sería una nocividad clara; la burocratización del mundo, el desarrollo de las energías nucleares, especialmente todo lo que es nocivo que afecta a la salud. Pero, en fin, nocividad es un concepto amplio que se ha utilizado, precisamente, para caracterizar el principal rasgo de la producción moderna.

¿Qué tipo de nocividades está produciendo la moderna urbe capitalista?

Estamos en un mundo que se encamina a ser cien por ciento urbano, es decir, a concentrar a toda la población en sistemas urbanos, en megalópolis. Una ciudad como Shanghái lo es. Es una región metropolitana enorme, no sabes dónde se termina; o la Ciudad de México, o Tokio, o São Paulo. Las ciudades son cada vez más enormes, las ciudades ya no son ciudades: son no-ciudades, más bien, porque el tipo de vida más o menos colectivo que mantenían ha desaparecido. Cada vez más son enormes aparatos que despilfarran energía, que despilfarran alimentos, necesitan un abastecimiento enorme en todo, pero a la vez son el lugar apto para hacer los negocios. En un momento de capitalismo global, una ciudad que tenga menos de 100 mil habitantes no es viable, económicamente es una ruina. Entonces, lo que pasa es que estas pequeñas ciudades pasan a ser satélites de otras más grandes. Ya no se puede hablar de una ciudad que esté a 40 kilómetros de una ciudad grande, por ejemplo, aquí, en Guadalajara, digamos, El Salto; bueno, ésta es una ciudad en la que ya no existe la sociabilidad que existía, no existe un tejido social. Lo que existe son amontonamientos de masas solitarias. Hay una atomización, y con ella se producen los efectos psicológicos típicos: la gente enferma, la falta de comunicación se vuelve psicopatía, neurosis, depresión. Este tipo de enfermedades crece mucho. Y, después, la alimentación industrial: ahora nos enteramos de lo que contienen los aditivos alimenticios, los detergentes, las nuevas gasolinas, los nuevos combustibles, porque los respiramos, nos alimentamos con ellos y luego lo pagamos con enfermedades cardiovasculares y cáncer. Todo mundo morirá de cáncer o de un derrame cerebral. Estamos todos condenados a esto.

Y, al ser las ciudades espacios privilegiados para la acumulación y para el beneficio privado, ¿podrían serlo también para la emancipación y la libertad?

No, no puede ser un espacio de libertad una ciudad como ésta. Un espacio de libertad es un espacio capaz de autogobernarse, de tener autonomía; haría falta, por lo menos, que la gente que habita ese espacio se conociese y se relacionase. Esto no pasa en una ciudad grande, pero sí que pasaba en los barrios, y por eso la clase obrera no se entiende como clase sino viviendo en las barriadas. Hoy en día, las barriadas pobres todavía mantienen un espíritu comunitario —aunque sea de estricta supervivencia, y no siempre–. Pero, en general, los comportamientos en una gran ciudad son totalmente anónimos y aislados. Lo que se está produciendo es una falta de empatía, es decir, una indiferencia total hacia el otro. Si ves al otro padeciendo, a ti te da igual. No sufres tú con él. Esto es un fenómeno nuevo. El ser humano se caracteriza por la humanidad, y la empatía era la muestra de esa humanidad: cuando veías dolor, pues te compadecías. Hoy en día es como una ley de la selva: no es una guerra de clases, es una guerra de todos contra todos. Esto no se da en las comunidades, todo lo contrario, pero sí que se da en las ciudades. No al cien por ciento, y por supuesto no en la misma proporción en las ciudades latinoamericanas que en las europeas o en Japón, ahí es peor todavía. Fenómenos de este tipo se están desarrollando, van a más, y eso hace que una ciudad sea, desde el punto de vista de la salud física y mental, inviable. Esa sensación de ahogo, de soledad, no se experimenta en el campo, se experimenta en la ciudad. 

Políticamente esto tiene un impacto enorme, porque esta ausencia de empatía y vínculos facilita la dominación.

Claro. A ver, los que viven en soledad son miedosos. Ellos lo que aprecian es la seguridad, no la libertad.

Entrevista Miguel Amorós Un grupo de migrantes sirios cruzan bajo una valla cuando ingresan a Hungría por la frontera con Serbia, cerca de la ciudad de Roszke, en agosto de 2015. Foto: Reuters

¿Qué opina del ciclo de gobiernos progresistas en América Latina al comienzo de este milenio?

El desarrollo capitalista era imposible con la oligarquía tradicional; entonces, estos gobiernos populistas han garantizado la pervivencia y el desarrollo del capitalismo, lo han compatibilizado con una cierta inversión en las clases populares, que se han beneficiado, dentro del capitalismo, en forma de asistencia, en forma de ayudas, en forma de educación, en forma de sanidad. Han modernizado el Estado y la asistencia social de acuerdo con las pautas capitalistas actuales. Esto no lo podía haber hecho la oligarquía. Esta casta caudillista, cuando está en el poder se separa, controla a los dirigentes y a las clases populares a través de la cooptación, y entonces se convierte en una casta estatal-técnica, que es la que dirige a estos países orientados hacia un desarrollo capitalista que viven realmente de la exportación —como los otros, como la antigua oligarquía—. Vaya, no exportan carne o café: exportan minerales, pasta de celulosa, combustibles —ahora con soja—. Es una casta extractivista que está jugando el mismo papel que la burguesía oligárquica antes no ha podido, ni siquiera como clase, ni siquiera como política. El modelo político de la oligarquía anterior se había agotado, así que esta casta va en esa dirección. Esta casta política ha propiciado que el capitalismo se modernice.

Ante el fracaso del liberalismo y de la izquierda ortodoxa/vanguardista emergen opciones políticas supuestamente ciudadanas. Usted las ha criticado. ¿Por qué razón?

El desarrollo económico que ha propiciado el extractivismo ha elevado el nivel adquisitivo de sectores de la población; ha erradicado el hambre —o en gran parte lo ha hecho—; ha creado la clase media. Una clase media que, sobre todo, deriva de la burocratización estatal, del funcionariado, de los empleados públicos de grandes empresas y bancos, etcétera. Si en América Latina esa clase media es de entre 30 y 35 por ciento, en Europa es el 80 por ciento. Aquí la clase media es pequeña todavía, está por desarrollarse y está al lado de las clases populares. Esa clase media es populista. No es conservadora, como ahora en Francia o Alemania, por ejemplo. Esa clase media es de izquierdas. Claro, es de izquierdas de mentiras. La clase media nunca es de izquierda, no quiere hacer ninguna revolución ni ningún cambio profundo. Lo que quiere es acomodarse ella misma dentro de este sistema, que las crisis actuales no le afecten, como ha pasado con las crisis de las subprime, con el sector inmobiliario, con las crisis bancarias en Europa. La solución, que son las políticas neoliberales, condenaba a estos sectores al hambre, como en tiempos de los nazis, cuando las clases medias empobrecidas fueron la base del partido fascista. Aquí son la base de nuevos partidos socialdemócratas, que son los que llamo “ciudadanistas”, porque reproducen un lenguaje que no tiene nada que ver con el lenguaje proletario, con clases, con socialismo, con expropiación, con autogestión: no utilizan estos lenguajes.

Respecto al caso de Podemos, en España, usted ha dicho que “en lugar de cambiarlo todo, han venido a reforzarlo todo”. Es decir, han venido a darle una bocanada de legitimidad al sistema político.

Sí, ellos criticaban un sistema, pero han formado parte de él y lo están demostrando. Lo que hace Podemos —y es lo que hizo Syriza [en Grecia,] lo que hace el bloque de izquierdas portugués o Mélenchon en Francia— es desmovilizar. Podemos y los demás partidos, seis o siete en lo que llaman las confluencias municipalistas, lo que han hecho es desarmar. Muchos de ellos venían del movimiento vecinal, del movimiento de la lucha contra las hipotecas.

¿Del movimiento del 15 de mayo de 2011?

No, el 15M eran estudiantes que protestaban porque iban directos de cabeza al paro. El 15m protestaba porque los partidos no les representaban y entonces querían uno que les representase. Podemos se presenta como un partido de éstos, de la ciudadanía, pero lo que ha hecho es apoltronarse, atraer a todos los aventureros rebotados de todos los partidos, incluido el anarquista. Ellos, en general, tienen la línea del apoltronamiento. Es decir, ya han pasado de luchar contra la casta política a luchar sólo contra el partido de la derecha, contra el Partido Popular, y han suprimido a los demás y ahora son castas.

Entrevista Miguel Amorós Vista aérea de un cruce peatonal en una calle de Tokio, Japón, en julio de 2009. Foto: Reuters

¿Qué fundamentos tiene un pensamiento crítico radical en estos tiempos tan difíciles?

De líneas de pensamiento no somos pobres. Tenemos mucho pensado antes, no sólo los clásicos
—Mijaíl Bakunin, Karl Marx, Piotr Kropotkin, Joseph Proudhon, Rosa Luxemburgo, Anton Pannekoek, Karl Korsch, Georg Lukács—, está toda la serie de pensadores de uno u otro bandos que han desempeñado un papel, y no es que su obra sea cien por ciento asumible, pero han hecho y han formado parte de ese pensamiento obrero, por decirlo de alguna forma, porque centraba a la clase obrera en la realidad.

¿Y las contradicciones, el antagonismo social, la lucha de clases…?

Claro, las contradicciones, etcétera. En el momento en que retrocede el movimiento social, el pensamiento no retrocede. Continúa en dos direcciones: una, artística, a través del expresionismo, el dadaísmo, el surrealismo, el situacionismo (la última de las grandes vanguardias); y, por el lado de la sociología crítica y de la filosofía, están la Escuela de Frankfurt, Lewis Mumford y toda la escuela norteamericana de planificación territorial, Gunther Anders, a Walter Benjamin, filósofos y pensadores que han aparecido, que estaban ocultos y que no son clasificables en escuelas, como Jacques Ellul, que es muy importante para el análisis de la tecnología y su papel en todo esto. Sí que tenemos un bagaje teórico que nos moderniza. Lo que pasa es que éstos son pensadores que tuvieron que actuar en el vacío. Hay antropólogos, como Marcel Mauss y Pierre Clastres, que revalorizaron mucho las experiencias indígenas. Pero falta una unificación. Este pensamiento evoluciona en instituciones aisladas, se desconecta de los movimientos sociales. Los movimientos sociales quedan un poco colonizados por los pensamientos anteriores: por el anarquismo doctrinario, por el leninismo, por el estalinismo, ideologías muertas pero que fuerzan, hacen que los movimientos sean muy pragmáticos y también muy sectarios a la hora de definirse.

Un proyecto revolucionario en la actualidad ya no tendría como sujeto central a la clase obrera. “Hoy en día el obrero es la base del capital, no su negación”: es una cita suya. ¿Cómo se puede prefigurar una revolución? Si es que es posible.

Hombre, yo prefiguraría elementos subversivos; no diría revolucionarios, porque no hay revolución si no hay conciencia, y tardaría mucho en que un pensamiento alejado de las masas llegue a ellas, porque faltarían los mediadores, las publicaciones, los conferenciantes, los articulistas, los periodistas; falta todavía un pensamiento formativo. Pero está claro que son dos elementos: los excluidos del mercado laboral o los automarginados; los que, aunque no estén excluidos, lo abandonan y se ponen a vivir al margen; y las clases campesinas no industrializadas. Las clases campesinas tradicionales, no sólo indígenas, sino también pobladores, comuneros, o simplemente agricultores, sin tierra, con tierra, con poca tierra…

Ésos serían sus sujetos, pero ¿qué contenidos tendría un proyecto revolucionario radical en este momento?

Yo pondría una orientación, más que un contenido. Un movimiento revolucionario debería tener una orientación descolonizadora, tendría que dirigirse hacia lo local, una orientación desestatizadora, desindustrializadora y autónoma. Es decir, reforzar en esta fase una sociedad horizontal, integrada. Integral en el sentido de que todas las actividades formarían parte de un todo. Por lo tanto, la economía, o la política formarían parte de un todo. Horizontal, autónoma, integrada, equilibrada, igualitaria, solidaria, fraternal.

¿Es optimista respecto a las posibilidades de alcanzar ese horizonte, pese a la barbarie en la que estamos metidos?

Hay gente que piensa así. Me siento inclinado a pensar que hay colectivos susceptibles de orientarse en esta dirección. Claro, cuando dices desindustrializar o ruralizar o desurbanizar, es difícil. Y yo no digo que será de la noche a la mañana, sino simplemente marco una orientación: vamos a ver una orientación de las ciudades al campo, un desmantelamiento de las ciudades, de las industrias —esto implicaría tipos de suministro o de actividad económica alternativos­—. Son procesos contrarios que se darán en un periodo de transición, porque el capitalismo ha destruido tanto, que reconstruirlo va a costar muchísimo. m.

El derecho a desconectarse del trabajo

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Pese a que está garantizado por las leyes, el derecho a descansar a menudo es infringido por empleadores que dan por hecho que sus trabajadores deben estar disponibles a todas horas

Muchos trabajos exigen que sus empleados estén disponibles las 24 horas del día. Foto: Reuters
Muchos trabajos exigen que sus empleados estén disponibles las 24 horas del día. Foto: Reuters

El teléfono volvía a sonar. Al otro lado, la jefa de Laura, primero; luego, las hijas de la jefa. No paraban de hacer preguntas. Laura tenía menos de un año de laborar en el departamento de mercadotecnia de esa empresa fabricante de globos, pero ya estaba acostumbrada a que su jefa la buscara a todas horas, todos los días, para encargarle asuntos de la compañía y personales casi en la misma proporción. Pero esta vez era distinto: hacía apenas tres horas que había tenido a su primer hijo. Aun así, el teléfono no dejaba de sonar.

“Me estaban marque y marque: que unos boletos de avión, que dónde estaba cierta información de la empresa”, cuenta. “Me hablaban sus hijas y yo les decía: ‘De verdad, acabo de parir hace tres horas’, y todas: ‘Ah, felicidades. Oye, pero ¿me podrías checar estos boletos de avión?’”.

La explotación por parte de su jefa no se detenía ahí. Las leyes mexicanas les otorgan a las mujeres 84 días naturales de incapacidad por maternidad. La intención de Laura era tomarse la mitad antes del parto y la otra mitad después, pero su directora tenía otros planes.

“Le avisé a mi jefa y, obviamente, mi jefa así de: ‘No, no me puedes abandonar. No puedes dejar tu trabajo. Yo no puedo estar sin ti, no puedo hacer las cosas sin ti, espérate tantito más’”, recuerda Laura (nombre ficticio utilizado por temor a represalias).

“Duré hasta que un día me empiezan a dar las contracciones y le dije: ‘Señora, sabe qué, deme permiso de faltar a la fábrica porque siento contracciones’, y me dijo: ‘Sí, no te preocupes, puedes faltar’. Y ya fue cuando tuve a mi bebé, o sea, pedí permiso, me relajé y empecé trabajo de parto”.

Luego de tener a su bebé, lo único que evitó que trabajara durante la cuarentena fue que otra directiva de la empresa pensaba que la presencia de Laura implicaba un riesgo para la compañía.

“Me dijo: ‘¿Sabes qué? Yo no concuerdo con la idea de que estés aquí en la empresa chambeando, para mí esto es un problema porque, si tú te caes, si tú tienes un accidente, el problema va a ser para mí”, narra. “Te tengo chambeando, sé que eres un riesgo para esta empresa y, si te pasa algo, te saco al primer hospital y aquí no estuviste”.

Para Laura es extraño recordar así el nacimiento de su bebé, pero no fue un asunto aislado, pues sus jefes la podían contactar en cualquier momento por medio de los dispositivos que la empresa le dio: “La hora de salida era hasta que mi jefa se fuera. Hasta que ella se fuera, tú te podías salir y cuando salías, obviamente [debías llevar] tu ‘grillete’, tu BlackBerry, tu celular y tu iPad para estar checando pendientes. Aparte de que salías tarde, en el ínter de que ibas manejando a tu casa, llegabas y ya tenías el mensaje inmenso: ‘¿Puedes checarme esto?’”.

Derecho a desconectarse del trabajo Foto: Reuters

Exhaustos, mal pagados… y disponibles

El de Laura no es un caso único. Cada vez es más común que los trabajadores pasen más tiempo conectados a su empleo, mucho más de su jornada laboral. Entre los factores que explican esta situación están el temor a perder el empleo, una cultura de la competencia malentendida y el avance en el uso de dispositivos electrónicos.

“Se supone que la tecnología es una herramienta que nos debe ayudar para hacernos la vida mejor, pero nos la complica”, explica el coordinador del Doctorado en Derecho e investigador de la Universidad de Guadalajara, Ángel Guillermo Ruiz Moreno. “La tecnología nos ha hecho vivir en una especie de esclavismo contemporáneo. Es lo más frecuente que a las 11 o 12 de la noche, a mí, por ejemplo, me diga alguien que al otro día tengo que hacer algo, o que cómo resuelvo una situación que se complicó”.

De acuerdo con el más reciente Estudio de Hábitos de Usuarios de Internet en México 2017, poco más de la mitad de los cibernautas (52 por ciento) permanece conectada las 24 horas del día. En promedio, cada usuario de internet está en la red ocho horas con un minuto y 47 segundos al día.

Este documento de la Asociación Mexicana de Internet muestra que nueve de cada 10 cibernautas tienen un teléfono inteligente; que seis de cada diez pagan un plan de datos y que ocho de cada diez se conectan desde su casa.

Enviar y revisar correos electrónicos es la segunda actividad más popular en internet, sólo por debajo del acceso a las redes sociales.

De los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es en el que más horas se trabaja al año: 2 mil 255. El promedio de este club de naciones desarrolladas es de mil 763 horas, que también quedan lejos de las mil 363 horas del país en el que menos tiempo se labora: Alemania.

Según las leyes de nuestro país, una jornada laboral no debe pasar de las ocho horas y se debe descansar al menos un día a la semana. Sin embargo, en el tercer trimestre de 2017, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía reporta que 10 millones 43 mil 900 trabajadores laboraban más que esas 48 horas semanales, cifra que equivale a 28 por ciento de quienes trabajan, es decir, tres de cada 10 personas laboran más de lo que la ley permite.

Para completar el cuadro, el salario promedio de los mexicanos es el más bajo de los miembros de la OCDE: equivale a 15 mil 311 dólares al año, muy lejos de los 28 mil 434 dólares de Chile, el otro latinoamericano en la lista, y aun más de los 62 mil 636 dólares de quien encabeza el ranking: Luxemburgo.

 

Trabajadores en modo avión

El año pasado, más de uno de cada tres trabajadores franceses activos (37 por ciento) reconocía utilizar a diario una herramienta del trabajo fuera de su horario laboral, según el diario español El País. Ante este escenario, Francia fue la primera nación en generar un nuevo derecho: el que tienen sus empleados a desconectarse.

A partir del 1 de enero de 2017, cada empresa con más de 50 empleados debe negociar con sus trabajadores cómo los dejará descansar fuera del horario laboral, sin la obligación de que reciban o respondan correos electrónicos o mensajes de texto de sus patrones.

La legislación francesa parece más una carta de buenas intenciones: no hay sanciones reales y, en caso de que las negociaciones entre las partes no lleguen a un acuerdo, la empresa es la que lleva mano para poner las condiciones de desconexión.

Con todo, las leyes laborales francesas ya reconocían el derecho al descanso. Los correos electrónicos excesivos, las llamadas en fin de semana o los mensajes de texto continuos son elementos que ayudan a probar casos de acoso laboral ante los tribunales.

Además, varias empresas han dado ya pasos para forzar a unos y otros a desconectar, sin esperar cambios en las leyes. En Alemania, Volkswagen impone a parte de sus empleados un bloqueo al acceso a su correo electrónico en su teléfono móvil entre las 18:15 y las 7:00 horas. En Francia, la telefónica Orange llegó a un acuerdo en el que pide a sus empleados prever un tiempo de no uso de su correo electrónico, indica el rotativo español.

“Han documentado las consecuencias y vieron que era necesaria esta política por los costos que esto ha representado. También hay una visión de calidad de vida en Europa, es un componente central, un indicador de avance en la sociedad”, indica Arturo Juárez García, profesor investigador del Centro de Investigación Transdiciplinar en Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).

Derecho a desconectarse del trabajo Foto: Reuters

¿Y en México?

En contraste, en México la legislación no determina específicamente algo parecido al derecho francés a desconectarse.

“No está regulado absolutamente nada de este equilibrio empresa-familia o calidad de vida; creo que estamos todavía en pañales”, explica Alejandro Navarro, director de la Asociación de Relaciones Industriales de Occidente (ARIOAC), que agrupa a expertos en recursos humanos de 300 empresas de la región.

Para Ruiz Moreno, experto en derecho laboral y seguridad social, es complicado que las leyes puedan prever y regular todas las situaciones en las que puede violarse la necesidad de desconexión de los trabajadores. Sin embargo, sí considera necesario promover este tipo de políticas entre los patrones. “No sé si sea la Ley Federal del Trabajo el lugar para ponerlo, pero sí, cuando menos, hacer políticas públicas para que se respete al otro, para que no se le pueda ordenar o pedir que haga un trabajo a deshoras”, indica.

 “Aquí estamos ante un tema de índole moral o ético: un empleador que explota —porque eso se llama explotación humana— a sus trabajadores y no les permite las típicas ocho horas para trabajar, otras ocho para estudiar, para la distracción y todo, y las otras ocho horas para dormir, me parece que simple y sencillamente no es una empresa socialmente responsable”, señala. “Estamos hablando de un tema ético, moral, cultural, un tema de educación, de buenos modales, de civismo, de civilidad, es más: de humanidad”.

Eso sí, para el abogado, el marco legal actual sería suficiente para pelear el derecho a la desconexión de los trabajadores mexicanos. “A mí, con todo y palomitas [de recibido y visto en el WhatsApp], yo no conozco tu mensaje porque a lo mejor ni lo escuché, nomás vi que llegó el mensaje y no lo escuché, y eso puede ser una prueba”, en caso de que un patrón despida a su trabajador argumentando que no siguió instrucciones que se le enviaron por medios electrónicos fuera de horario laboral.

Ruiz Moreno recomienda a los trabajadores que hagan respetar su derecho al descanso, estipulado en el artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

 

Culpar a la víctima

Pero convencer a los trabajadores de que ejerzan sus derechos será complicado. No sólo hay un desconocimiento de la legislación, sino que existe una cultura que hace sentir a los trabajadores responsables de su mala situación, advierte Luis Ignacio Román Morales, profesor investigador del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del ITESO.

El economista recuerda que, hasta los años ochenta, las crisis económicas en México estaban relacionadas con la inflación. Así, un trabajador que no podía comprar un producto por los altos precios, culpaba por ello al gobierno o a los productores y a los comerciantes. En contraste, las crisis recientes, sobre todo a partir de la de 2008, no se relacionan con la inflación, sino con la precarización del empleo, es decir, los bajos sueldos y las prestaciones inexistentes.

Aunque el resultado es el mismo —que al trabajador no le alcanza lo que gana para comprar lo que necesita—, el culpable actual de esa situación es otro: el propio trabajador.

“Lo que se dice desde el discurso tradicional es que no eres productivo, no entras en la calidad total, no estudiaste lo que debiste haber estudiado; que lo que sabes es lo que no está demandando el mercado, que no tomaste la capacitación”, señala. “Terminamos por culpabilizar a la víctima de su propia desgracia y generamos un ambiente hasta de depresión psicológica masiva, y en esas circunstancias, con más razón, cuando llegas a conseguir el trabajo, no levantas un dedo para protestar”.

Derecho a desconectarse del trabajo 

Explotados, pero contentos

A pesar de este entorno, los trabajadores mexicanos reportan altos grados de satisfacción laboral en las encuestas que se levantan al respecto, destaca Juárez García, de la UAEM. “El trabajador promedio dice: ‘Tengo un trabajo en medio del desempleo, ¿de qué me quejo? Tengo mi salario, estoy bien’. La aspiración ha disminuido, por eso la gente se conforma más con menos condiciones de trabajo favorables’”, agrega.

Se reconozca o no, la carga de trabajo actual y el hecho de estar conectado al trabajo prácticamente todo el día son factores que fácilmente pueden provocar estrés laboral: la reacción que puede tener un individuo ante exigencias y presiones que no se ajustan a sus conocimientos y capacidades y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación, según una definición de la Organización Mundial de la Salud.

“Quienes tienen estrés laboral, tienen 30 por ciento más posibilidades de morir por enfermedad del corazón que quienes no lo tienen”, indica Juárez García.

 

Un avance

La buena noticia es que, poco a poco, permea una cultura de respetar el equilibrio empresa-familia-calidad de vida, afirma Navarro, de la ARIOAC.

“Las empresas grandes, trasnacionales, las empresas de clase mundial, tienen mayor interacción en el mercado mundialmente; entonces, traen algunas estrategias interesantes y son las pioneras que van permeándolas”, dice, si bien “la pequeña empresa está todavía lejos de poder obtener esta información”.

El problema es que 75 por ciento de los trabajos en México es generado por una empresa pequeña, según la la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas 2015.

“A mí me han invitado: ‘Oiga, doctor, queremos que nos dé un curso porque están estresados estos trabajadores’. Cuando empiezo a explorar un poquito, resulta que la jornada promedio de los empleados ahí era de 16 horas seguidas”, señala Juárez García.

Con todo, Navarro destaca la Norma Oficial Mexicana 035, con la que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social pretende establecer los elementos para identificar y prevenir los factores de riesgo psicosocial y promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo; esta norma busca también obligar a los patrones a, entre otras cosas, atender los actos de violencia laboral.

La norma aún no se publica en el Diario Oficial de la Federación. En lo que eso sucede, a quienes se encuentren en una situación parecida a la de Laura, únicamente les quedará pelear por su derecho al descanso (con los riesgos que eso puede suponer para conservar sus empleos), o bien apelar a la humanidad de sus jefes. m.

“¡Promesa cumplida!”: Madres que desentierran a sus tesoros

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Las Rastreadoras de El Fuerte, en Sinaloa, no buscan cuerpos en fosas clandestinas: buscan tesoros. Les llaman así porque, quienes fueron enterrados para jamás ser encontrados, son lo más valioso para una familia con un ser querido desaparecido

Mirna Nereyda, líder de Las Rastreadoras de El Fuerte, durante una de sus pesquisas. Fotos: Héctor Guerrero
Mirna Nereyda, líder de Las Rastreadoras de El Fuerte, durante una de sus pesquisas. Fotos: Héctor Guerrero

Por Darwin Franco y Dalia Souza

“¡Promesa cumplida, misión cumplida!”, grita Mirna Nereyda mientras alza sobre sus hombros el retrato de su hijo Roberto Medina Quiñónez. Esta imagen rompe con la idea que podríamos tener de lo que una madre diría a su hijo el día de su entierro; sin embargo, la violencia que alcanzó a la gente del norte de Sinaloa provocó que ya nada tuviera lógica en sus vidas.

Mirna ha vivido los dos entierros de su hijo. El primero, el 14 de julio de 2017, cuando Las Rastreadoras de El Fuerte —grupo que ella encabeza— salieron a buscar a sus tesoros en un paraje ubicado entre las localidades de Ocolome y Los Muros, en el municipio de El Fuerte, Sinaloa. Tenían información de que en ese lugar existían fosas. Jamás pensó que ahí, bajo tierra, pudiera estar Roberto.

Mirna, con sus propias manos, fue desenterrando la osamenta de su hijo de la fosa a la que fue arrojado a los pocos días de su desaparición. El Chacharitas, como también lo conocían, fue exhumado por su madre con una paciencia amorosa, ya que, para cada Rastreadora, un tesoro es lo más preciado que existe. Ése era su tesoro; al menos así lo presentía.

Las Rastreadores de El Fuerte Familiares de Roberto Corrales durante su funeral. En la imagen Mirna, mamá de Roberto, sostiene un retrato sobre el ataúd minutos antes de la sepultura. Fotos: Héctor Guerrero

El día en que halló a Roberto se cumplían tres años de su desaparición, ocurrida cuando un grupo de hombres armados se lo llevó del negocio de discos que tenía en una gasolinera ubicada en el municipio de El Fuerte. Desde entonces, Mirna no dejó de buscarlo. Siguió cada pista que fue capaz de conseguir y comenzó con su familia los primeros rastreos. La inoperancia de la Fiscalía General de Sinaloa la hizo encontrarse con otras madres, esposas e hijas que, como ella, también buscaban a sus seres queridos desaparecidos. Juntas conformaron, en septiembre de 2014, el grupo que inicialmente se llamó Desaparecidos de El Fuerte y Zona Norte; el periodista Javier Valdez —asesinado en mayo de 2017 en Culiacán— fue quien les dio el nombre de Rastreadoras, con el cual ahora se reconocen y son reconocidas. 

Las Rastreadoras nacieron como un grupo de búsqueda en campo. Y cómo no llevar a cabo esta búsqueda, si desde hace décadas saben lo que significa convivir con uno de los cárteles del narcotráfico más poderoso y sanguinarios de México: el de Sinaloa.

Inicialmente buscaron con sus propios medios e ignorancia; posteriormente fueron obteniendo el apoyo de toda la comunidad del norte de Sinaloa, región que agrupa a los municipios de Ahome, Choix, El Fuerte, Guasave y Sinaloa de Leyva. Su perseverancia las convirtió en verdaderas sabuesas, pero su amor fue lo que, finalmente, las convirtió en Rastreadoras. Roberto fue el tesoro 93. A la fecha han localizado 113 tesoros desaparecidos y han coadyuvado a la identificación de 95.

Conforme al Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas de la Secretaría de Gobernación, en Sinaloa han desaparecido 2 mil 852 individuos; más de la cuarta parte (784) de los desaparecidos de este estado se concentra en la zona donde, los miércoles y los domingos, Las Rastreadoras buscan fosas desde septiembre de 2014.

Las Rastreadores de El Fuerte

Un mes y medio después de que Mirna hallara la osamenta de su hijo, la Fiscalía General de Sinaloa la llamó con urgencia y le pidió que se presentara en sus oficinas en Culiacán, el 25 de agosto de 2017. Ese día le confirmaron que era positivo el resultado de las pruebas de ADN realizadas entre la osamenta localizada el 14 de julio de ese año y las muestras que les habían tomado a ella y a Roberto Corrales, padre de su hijo.

¡Promesa cumplida! Mirna había encontrado a Roberto, su hijo, exactamente tres años después de que se lo arrebataran la delincuencia organizada y la institucional. Lo desenterró con sus propias manos, como el tesoro que siempre fue y será para ella. Su Roberto fue localizado y el 26 de agosto de 2017 regresó al lugar donde se lo enterraron para sacar todos sus restos y colocar una cruz con la que siempre se le recuerde.

El segundo entierro ocurrió el 29 de agosto del mismo año. Ese día, Roberto regresó a casa. No como les hubiese gustado, pero volvió, tal y como Mirna se lo había prometido. Sus restos ahora están en el Panteón de Mochicahui, ubicado en el municipio de El Fuerte. Antes de enterrarlo, Mirna gritó a los cuatro vientos lo que, quizá, ninguna madre diría en el entierro de su hijo: “¡Promesa cumplida!”. Un crimen como la desaparición rompe toda lógica de vida, y lo que para otros habría significado un espacio de duelo, para ella fue un acto de memoria, una catarsis con la que pudo romper, por fin, la incertidumbre de no saber dónde y en qué condiciones estaba Roberto. Se cumplió una misión de esperanza, porque la vida le alcanzó para hacer regresar a su hijo de una desaparición.

“El día que encontré a mi Roberto sentí una mezcla de dolor y esperanza… Yo encontré a Roberto, pero me hacen falta los tesoros de mis compañeras… Mi Roberto es de ellas, y míos son cada uno de sus tesoros, y hasta que no los encontremos no habremos cumplido nuestra misión. Mi vida es buscar, y eso seguiré haciendo hasta encontrarlos a todos”, afirma Mirna Nereyda, quien antes de vivir este calvario dedicó su vida a la enseñanza como maestra de preescolar. Ahora sigue siendo maestra, pero de búsquedas e identificaciones forenses.

Las Rastreadores de El Fuerte Algunas de las madres pertenecientes al grupo llamado Las Rastreadoras de El Fuerte escarban una fosa clandestina en un terreno a las afueras de la ciudad de Los Mochis, Sinaloa.

“Ahí hay algo”

El duelo para Mirna Nereyda duró poco, porque su vida hoy es la búsqueda de las y los desaparecidos; por ello, es la primera en llegar y la última en irse, tanto de la oficina de Las Rastreadoras como de los lugares donde miércoles y domingos rastrean fosas.

Quien no conoce su historia podría asegurar que sigue en pos de dar con su hijo Roberto, porque el empeño que pone en cada búsqueda impresiona a cualquiera. Alza la voz, toma la pala, encaja una varilla en la tierra, remueve maleza, analiza las formas del suelo, caza indicios para contrastar hipótesis, pero, sobre todo, localiza fosas clandestinas. Ella y todas las familias que conforman el colectivo de Las Rastreadoras han desarrollado tanta pericia y habilidad que son capaces de ubicar irregularidades en el suelo a metros de distancia, lo que les permite saber si existe o no una fosa en el lugar.

El 19 de noviembre de 2017 nos unimos a una búsqueda en la zona surponiente de Los Mochis, cabecera municipal de Ahome. Ese día lograron encontrar a nueve tesoros que habían sido inhumados de manera clandestina en un paraje rodeado por maizales y por la colonia Urbi Villa del Rey. No teníamos ni 15 minutos en el lugar cuando Rosario, una de Las Rastreadoras, miró la tierra debajo de un árbol y con firmeza dijo: “Ahí hay algo”. Tomó una varilla en forma de “T” y la clavó en la tierra con todo el peso de su cuerpo. La varilla se hundió, confirmando así su sospecha: “Ahí hay algo”, repitió. Mirna se acercó rápidamente y comenzó a cavar, lo hizo hasta que encontró un cable eléctrico que no debía estar bajo tierra, ese cable las condujo hasta un fémur y éste a una osamenta, que Mirna fue destapando con cariño mientras le decía: “Hermoso, te encontramos”.

Rosario Salomé Trigueros se unió a Las Rastreadoras de El Fuerte tres días después de que su hijo mayor, Jassyel Fernando Ramos Trigueros, fuera desaparecido por un grupo armado, el 14 de abril de 2016 en Los Mochis: “Yo seguía a Las Rastreadoras en Facebook, nunca imaginé que sería una de ellas, pero ahora aquí estoy buscando a Jassyel y lo seguiré haciendo porque le prometí a su padre que lo encontraría y eso haré”, asegura.

Las Rastreadores de El Fuerte Estela se prepara emocionalmente minutos antes de iniciar su búsqueda con el grupo de Las Rastreadoras. Estela busca desde hace más de un año a su hijo, Raúl Andrés.

Las Rastreadoras logran saber dónde podrían existir fosas clandestinas porque constantemente reciben mensajes o llamadas anónimas que les indican posibles sitios de inhumación; también lo saben porque han acumulado información proveniente de sus propias pesquisas, lo que las ha llevado a crear mapas de zonas de hallazgo. Ese 19 de noviembre fueron a ese sitio porque por medio de un mensaje anónimo les habían afirmado que ahí estaban enterrados por lo menos seis tesoros. Ese día localizaron nueve.

El trabajo en campo de Las Rastreadoras consiste en observar y analizar el terreno en búsqueda de indicios que les permitan saber si la tierra ha sido removida o si existen elementos que no correspondan con la normalidad de un paraje o baldío; por ejemplo, hojas o ramas secas colocadas a propósito sobre montículos de tierra u objetos debajo de la tierra que están ahí como producto de la acción humana: cal, cemento, cables, cuerdas y, por supuesto, ropa y prendas de personas.

Al identificar un posible punto de hallazgo, clavan su varilla, y si ésta se hunde con facilidad, saben que esa tierra ha sido removida, pues lo normal es que esté compacta, dura. Al sacar la varilla huelen su punta, buscando detectar algún olor fétido; su olfato agudo es capaz de diferenciar si dicho olor corresponde a los restos de algún animal o de un ser humano. Si ocurre esto último, lo que hacen es comenzar a cavar de manera cuidadosa hasta localizar restos óseos o un cuerpo; si esto resulta positivo, buscan saber cómo ha sido enterrado, y con sumo cuidado van rodeando sus límites, como si fueran arqueólogas, para descubrir poco a poco al tesoro localizado.

Las Rastreadoras nunca sacan a los tesoros de la tierra: únicamente los descubren para que los peritos forenses de la Fiscalía General de Sinaloa, junto con personal de inhumaciones de diversas funerarias, realicen tanto el levantamiento como las debidas diligencias que permitan su identificación. Su prioridad tras localizar un tesoro consiste en ver con premura la mayor cantidad de indicios, porque saben que al llegar la Fiscalía, ya no las dejarán ver nada y después será poco lo que puedan averiguar, pues las prendas localizadas en cada hallazgo no siempre son bien resguardadas por las autoridades.

Las Rastreadores de El Fuerte Una fosa clandestina donde fueron encontrados dos cuerpos. En la imagen se observan los pies que emergen de la tierra.

Hasta encontrarlos a todos

Miriam y su novio, Ever, están buscando este día junto con Las Rastreadoras porque creen en los milagros. Ellos vivieron de manera particular el suyo cuando lograron, en las inmediaciones del ejido Bachoco, en el municipio de Guasave, encontrar los restos del hermano de Miriam, Paul Gilberto, quien desapareció el 8 de diciembre de 2014, cuando salió de su casa para reunirse con unos amigos. Como en muchos casos, la autoridad los hizo esperar 72 horas para poner su denuncia y, tras hacerla, les prometieron que irían a su casa a realizar las investigaciones correspondientes, pero jamás acudieron.

Miriam, al igual que Rosario, supo de Las Rastreadoras por Facebook y se integró al colectivo hace más de un año. Los dos primeros años tras la desaparición de Paul Gilberto llevaron su búsqueda de manera solitaria y esperando que la autoridad hiciera su parte: “Mi madre fue la que hizo el primer contacto para entrar al grupo. Mirna nos recibió en las oficinas, pero yo fui la que me integré a las búsquedas porque mi mamá decía que no tenía fuerzas para hacerlo. Yo siempre, en su cumpleaños o en fechas especiales, Navidad o 10 de mayo, le preguntaba qué era lo que quería, y ella me pedía que le regalara a su hijo… Yo no sabía cómo hacerlo, pero desde que entramos al grupo yo le prometí que se lo regresaría. Lo encontramos el 5 de mayo de 2017 y nos los regresaron el 10 de mayo. Se lo regresaron en esa fecha especial”.

Para Miriam, continuar con Las Rastreadoras sigue siendo prioridad en su vida, porque sabe que otras madres merecen recibir el mismo milagro que la suya. Aunque también sabe que el dolor tras el hallazgo no siempre concluye: “La gente, al encontrar a un desaparecido, piensa que la familia ya descansa. Yo creo que el desaparecido sí lo hace porque ya está en paz… Nosotros recién estábamos terminando el duelo de la desaparición, cuando ya iniciamos un nuevo proceso ahora que ya sabemos que él no va a regresar. Las preguntas nos cambiaron porque pensábamos todo el tiempo dónde estaba, y ahora lo que no dejamos de pensar es por qué se lo llevaron y por qué nos lo dejaron tan lejos”.

Las Rastreadores de El Fuerte

Quien también logro encontrar a su familiar con Las Rastreadoras fue Noemí. Su esposo, Rodrigo Palafox Corral, fue secuestrado el 6 de noviembre de 2014 y sus restos fueron localizados en mayo de 2017. La autoridad le avisó de este hallazgo y le confirmó que se trataba de los restos de quien fuera líder de la Cooperativa de Pescadores Sebastián Ahumada Valdez, perteneciente a las comunidades ribereñas del puerto de Topolobampo.

Noemí dudó de la versión de las autoridades y, junto con Las Rastreadoras, regresó al lugar donde le dijeron que encontraron a su esposo. Ahí localizaron seis costillas que ahora están siendo analizadas a fin de que ella pueda comprobar si, en efecto, corresponden al cuerpo de él: “Yo me siento con Las Rastreadoras como si estuviera con mi esposo. Ellas se han vuelto mi familia y todas ellas son quienes me ayudaron a encontrarlo. Yo me siento en deuda y estoy aquí porque estoy convencida de que los vamos a encontrar a todos”.

Mirna Nereyda, al igual que Miriam y Noemí, ahora porta en cada búsqueda una playera verde que en la espalda tiene la leyenda: “Promesa cumplida”. El resto de Las Rastreadoras aún viste sus camisas en tonos cafés, donde el color lo pone la foto de sus desaparecidos que lucen con orgullo sobre su pecho. El objetivo, asegura Mirna, es que cada una ellas pueda colocarse una playera verde, porque eso significaría que han logrado encontrar a su tesoro. Que la esperanza existe, y esto es en lo único en que piensa cada miércoles y domingo que sale para buscar a sus desaparecidos en fosas clandestinas al norte de Sinaloa.

La líder de Las Rastreadoras sabe que la promesa que le hizo a Roberto está cumplida, pero no así la misión del colectivo: “Mi vida ahora es esto; Las Rastreadoras ya no tenemos otra vida: ésta es nuestra vida. Nosotros no somos sólo un grupo, somos una familia y a esta familia aún le hacen falta muchos tesoros. Yo vengo a las búsquedas a encontrar tesoros; así lo hago cada miércoles y domingo, porque ésta es mi vida. Yo encontré a Roberto, pero me hacen falta los tesoros de mis compañeras… Mi Roberto es de ellas y míos son cada uno de sus tesoros, y hasta que no los encontremos a todos, yo no dejaré de buscar. Buscar es ahora mi vida”. m.

Las Rastreadores de El Fuerte  Un hombre acompaña la carroza fúnebre durante el funeral de Roberto Corrales Medina, hijo de Mirna Nereyda, en el poblado de Mochicahui, Sinaloa.  Roberto fue encontrado por su madre tres años después de haber desaparecido en el municipio de El Fuerte, al norte del estado de Sinaloa.

Jane Goodall: Imaginarse en otras mentes

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Fue una niña de curiosidad inagotable que pronto supo que podría hacer todo lo que se propusiera. Toda su vida ha trabajado por hacer crecer nuestro conocimiento del mundo en que vivimos, principalmente a partir de la observación de los chimpancés. Hoy, aquella niña es una de las científicas más respetadas de este tiempo, que ha cambiado nuestro modo de entender a la naturaleza y nos recuerda la importancia de que la cuidemos y la vivamos en paz

Jane Goodall es pionera de la investigación de la vida de los chimpancés. Foto: Nick Nichols
Jane Goodall es pionera de la investigación de la vida de los chimpancés. Foto: Nick Nichols

Una niña puede querer ser todo y hacer de todo. Jane Goodall quiso hablar con los animales, viajar a África, escribir, entender el mundo, luchar por él, cambiarlo. Lo hizo todo. (Aún lo hace: Jane vive.)

A los dos años, la niña Jane recibió un muñeco de felpa: era un bebé chimpancé al que llamó Jubilee. Las amigas de su madre pensaron que era horrible y que la pequeña tendría pesadillas. Era un muñeco grande como un niño, con ojos negros de botón, labios y párpados prominentes, pelo negro, nariz en espiral, orejas con forma de embudo y pies muy largos. Jane lo abrazó. Cuando jugaba, estaba siempre Jubilee a su lado. (Jane tiene ahora 83 años y aún conserva a Jubilee.)

Jane Goodall Foto: The Jane Goodall Institut

Al año siguiente, Jane y su familia se mudaron a una casa en los suburbios de Londres, con amplios jardines, muchos árboles y un pequeño lago. Su madre cuenta que la pequeña pasaba los días en el jardín escuchando tordos, mirlos y búhos, oliendo lirios y lilas, contemplando las margaritas y los miles de dientes de león que ahí florecían. Pronto se familiarizó también con otros pequeños vecinos: hormigas, abejas, arañas, escarabajos. Una vez llevó a su cama un puñado de lombrices; su madre no la regañó, sólo le dijo que las lombrices necesitaban estar en la tierra o de lo contrario morirían, y fueron de nuevo al jardín a regresarlas. Por aquellos días tuvo una tortuga a la que llamó Johnny Walker y una perrita llamada Peggy. (Por estos días, Jane lleva a cabo planes de acción para la conservación del planeta.)

En la granja de su abuela había ovejas, vacas, gansos y gallinas que Jane ayudaba a alimentar; ahí conoció a Painstaker, su primer caballo, al que seguirían Cherry, Blitz y Poosh. Cuando tenía cuatro años nació su hermana Judith, y Jane conoció a Dimmy, un amigo imaginario que podía volar. Un día, Jane desapareció durante horas; todos se preocuparon, pero finalmente la encontraron en el establo: había estado con las gallinas todo ese tiempo para ver cómo ponían los huevos. (Hoy se reconoce a Jane como la primera persona que descubrió, tras observar con mucha paciencia, que los chimpancés podían usar herramientas.)

Jane Goodall Jane juega con el chimpancé llamado Uruhara en 1996. Foto: Michael Neugebauer

Vino la Segunda Guerra Mundial. Jane tuvo su propia máscara antigases y en casa tenían un refugio antibombas. La familia perdió casi todos sus recursos, pero luego encontró cierta calma en The Birches, una casa en la campiña con otro gran jardín de pinos, abetos, hayas y laureles. Con rosas, lavanda, menta, nomeolvides y pensamientos. A Jane le gustaba trepar a los árboles: Nooky y Beech fueron los nombres de sus favoritos. Su tía Olly le había enseñado a leer, pero disfrutaba tanto las clases que fingía no aprender nada para que éstas no terminaran. En casa, las luces debían apagarse a cierta hora, pero Jane se quedaba leyendo a escondidas con una lámpara bajo las sábanas. De la guerra aprendió que a veces debía esconderse, ser siempre frugal y no desperdiciar nada. Y que los humanos son capaces de grandes atrocidades. (Jane es ahora Mensajera de Paz de las Naciones Unidas.)

En el jardín, Jane tenía una colección de insectos vivos. Escribía acerca de sus muchas orugas: una verde que comía del lodo y luego se volvió un capullo, otra con pelo negro que comía de una ortiga, una pequeña y amarilla que masticaba hojas de limonero, otra verde que se alimentaba de calabaza y se había vuelto marrón. Tenía también caracoles: Alice, Andy, Gally, Jonny y Prizewinner. Paseaban por casa dos tortugas de tierra, Jacob y Christobel, y una de agua, Terrapin; tres cobayas, Jimmy, Gandhi y Spindle; los gatos Pickles y Jaffe; Hamlette, el hámster; el perro Chase y Peter el canario. (Muchos años después, Jane recibió dos veces el reconocimiento Franklin Burr de la National Geographic Society.)

Jane Goodall Imagen de Jane Goodall en sus días de juventud. Foto: The Jane Goodall Institut

Jane se hizo amiga de otros dos perros de la localidad, Budleigh y Rusty. Les ofreció a los dueños de Budleigh sacarlo a pasear todos los días, y Rusty, que vivía en una casa cercana, empezó a acompañarlos. Jane trataba, sin mucho éxito, de enseñar a Buds a dar la pata, pero fue Rusty quien respondió desde lejos levantando la suya. Jane y Rusty empezaron a pasar mucho tiempo juntos; él la visitaba desde temprano, salían a pasear y a veces se quedaba todo el día. Ella le enseñaba trucos y juegos. De él aprendió que los perros pueden pensar en objetos ausentes y hasta tener sentido de la justicia. Que tenían personalidad propia, emociones y sentimientos. Jane podía imaginarse en la mente de Rusty. Escribía sobre él en su diario, lo llamaba su “pequeño ángel negro”. Dijo también que él fue el amor de su vida y su principal maestro. (Treinta años después, Jane recibiría la medalla Hubbard para la Distinción en Exploración, Descubrimiento e Investigación y el Life Achievement Award en Defensa de Animales, entre otros muchos premios.)

A Jane no le gustaba mucho ir la escuela, prefería los árboles, los animales y los lugares lejanos, pero le gustaba leer y en su casa había muchos libros. Vanne, la madre de Jane, era escritora. Jane pronto encontró la colección de libros del Dr. Dolittle, un médico que puede hablar con los animales y que viaja a África para ayudar a monos enfermos. Le gustaba El Libro de la Selva. Leyó Tarzán sobre las ramas de su árbol Beech. (Hoy, a Jane la llaman “la doctora que habla con animales”.)

Jane Goodall Las tres grandes científicas y primatólogas en 1978. Dian Fossey, que estudió por 18 años a los gorilas de montaña en Ruanda, Jane Goodall y Birutè Galdikas, que en 1971 inició su trabajo de investigación sobre el comportamiento de los orangutanes en Indonesia. Foto: The Jane Goodall Institut

Para Jane, ser solitaria es también estar con los otros, observar por mucho tiempo, aprender. Para ella, estar en silencio es escuchar. Estar a solas es convivir con lo que está alrededor. Conocer el mundo entero empieza por ver qué hay en una gota de agua, en una planta o en la mirada de un perro; en los movimientos de las aves y en las patas de los insectos; en el interior de un capullo, en el andar de un gato y en los gestos de un mono. (Jane tiene ahora la medalla Benjamín Franklin en Ciencias de la Vida, el premio al Extraordinario Servicio a la Humanidad, el Premio Príncipe de Asturias por sus contribuciones a la tecnología y a la ciencia, y otros muchos.)

Empezó a escribir sus primeras historias, en las que sus personajes solían ser animales. Junto con sus amigas creó un club para amantes de la naturaleza: el Club Alligator. Cada miembro debía escoger el nombre de un animal, y Jane escogió el de una mariposa: Red Admiral. Acampaban en el jardín y hacían fogatas. Una de sus misiones era reunir fondos para ayudar a caballos viejos y enfermos. Hicieron un pequeño museo en donde reunían colecciones de plumas, caracoles y conchas, hongos y setas. Red Admiral, Jane, creó la revista del club: Alligator Letter, en la que había dibujos y notas acerca de los ojos compuestos de los insectos, tipos de huevos de aves o de huellas de animales. A sus pequeñas colaboradoras les pedía que por lo menos supieran reconocer diez aves, diez perros, diez árboles, cinco mariposas y muchas más flores y plantas, por lo menos siete o diez más. (Hoy, Jane tiene el Premio de la Enciclopedia Británica por la Excelencia en la Diseminación del Conocimiento en Beneficio de la Humanidad.)

Jane Goodall Foto: National Geographic

No es raro para una niña querer ser todo y hacer de todo, y algunas tienen la suerte de que nadie, o casi nadie, les diga que no pueden hacerlo por ser niñas. A Jane le dijeron que una niña no podía pensar en ir a África. Por suerte, no se lo dijeron en casa: su madre le dijo siempre que podía hacer lo que quisiera, que sólo tenía que trabajar mucho en ello, aprovechar las oportunidades y no rendirse. Durante su infancia y adolescencia, Jane vivió con su madre, sus tías, su abuela y su hermana, y sus amigas la visitaban por largas temporadas durante los veranos. Todas ellas sabían de la convicción de Jane, a ninguna le parecía extraño que hablara de ir a África ni dudaban que lo haría. (Décadas después, Jane recibiría el premio de la Organización Nacional de Mujeres Intrépidas, el premio de Times Magazine Europa para Héroes y la Medalla Presidencial Global para Líderes Visionarios.)

Sus días en el bachillerato fueron difíciles, se sentía oprimida y aburrida. Sus clases y los profesores le parecían detestables. De cualquier modo, siguió escribiendo con frecuencia; todo esto se sabe porque ella lo escribía. En dos ocasiones ganó el premio de ensayo de su escuela y empezó a pasarla un poco mejor, a la vez que sus clases, en particular las de Biología y Literatura, le iban resultando más interesantes. Comenzó a leer los libros de filosofía de su abuelo y a interesarse más por la poesía y la música. Escribió muchas cartas, cuentos, poemas, ensayos y su diario. Experimentaba con diversos estilos según crecía, escribía acerca de animales, de lo que le ocurría, lo que sentía y veía. (Hasta ahora, Jane tiene publicados más de 30 libros y un sinfín de artículos.)

Jane Goodall Jane Goodall y su madre, Vanne, clasifican especímenes en una carpa en la Reserva de Chimpancés Gombe Stream. Foto: Hugo Van Lawick

Si la familia hubiera tenido suficientes recursos cuando Jane terminó el bachillerato, la joven habría elegido cursar una carrera universitaria. Pero eso no fue opción para ella. Había pensado en ser periodista, mas decidió seguir la sugerencia de su madre, quien pensaba que con estudios secretariales le resultaría más fácil conseguir trabajo. Aunque no convencida del todo, Jane se matriculó en el Colegio Secretarial de Queens, que, para su beneplácito, según cuenta en su diario, quedaba junto al Museo de Historia Natural. Al graduarse, su reporte escolar decía que era una chica lista pero un tanto engreída, y que, si bien sus habilidades técnicas habían mejorado, seguía siendo muy inmadura y no estaba lista para las responsabilidades; que deseaba con ansias escribir, pero que con el tiempo lograría desechar sus delirios infantiles y probablemente, conforme sentara cabeza, podría llegar a ser una buena secretaria. (Años después, Jane obtendría el Doctorado en Etología por la Universidad de Cambridge, aun sin contar con estudios universitarios previos.)

Un tiempo trabajó en la clínica donde su tía Olly daba terapia a niños con parálisis. En sus cartas escribía de los niños, hablaba de la alegría y la amabilidad que encontraba en ellos a pesar de sus condiciones, hablaba de las lecciones que aprendía de ellos y de los privilegios que se dan por hecho pero de los que no todos gozan. Después de su temporada en la clínica, Jane consiguió un trabajo como secretaria y luego otro en un estudio de filmación, y no dudó en renunciar cuando recibió la invitación de su amiga Clo para visitar la granja familar en Kenia. (Jane ahora dirige el instituto que lleva su nombre y el programa Roots and Shoots, plataformas con orientación comunitaria para la conservación, el desarrollo y el bienestar de personas y medio ambiente.)

Jane Goodall Campamento en el lago Tanganyika, donde, acompañada por su madre, Jane Goodall comenzó sus estudios de los chimpancés salvajes. Foto: National Geographic

Finalmente, se embarcó con rumbo a África a los 22 años. Pocos meses después conoció a Louis Leakey, un excéntrico paleoantropólogo encargado del Museo Coryndon, en Nairobi. Jane visitó el museo y quedó maravillada con lo que Leakey le mostraba. Charlaron durante horas, él empezó preguntándole si le gustaban los caballos y los perros y terminó ofreciéndole trabajo como secretaria del museo y como su asistente. Le hizo algunas pruebas: le pidió recolectar arañas para la colección e identificar algunos de los animales con que se topaban durante un paseo nocturno en camioneta. Jane obtuvo el trabajo. A los pocos meses, Leakey y su mujer, Mary, también antropóloga, prepararon una expedición a la Garganta de Olduvai, en el norte de Tanzania, a la que invitaron a Jane para que ayudara en la recolección de fósiles. Jane escribió en una carta lo que pensaba acerca del viaje: que estaría muy lejos de todo, en tierras peligrosas con leones y rinocerontes, que tendría que trabajar muy duro desenterrando huesos y en condiciones muy difíciles, y que sería el paraíso absoluto. (Jane ahora viaja 300 días al año y se han hecho muchos documentales acerca de ella y su trabajo.)

Escribió que en Olduvai vio gacelas, antílopes, hienas, serpientes, escorpiones y todo un universo misterioso. Y que Louis Leakey le habló de los chimpancés. Él investigaba los orígenes humanos y pensaba que el estudio de primates podría darle pistas. Hasta ese momento no se tenían muchos estudios sobre chimpancés y Louis planeaba hacer los propios. Los esfuerzos de Jane por entender a los animales, y la inteligencia y la paciencia que Leakey notó en ella, la calificaron como la persona idónea para la misión: se iría por seis meses a la selva a estudiar chimpancés. Jane lleva 57 años realizando esa investigación. (Y recibió el premio de la Fundación L.S.B. Leakey para la Investigación Multidisciplinaria sobre la Evolución de Simios y Humanos.)

Jane Goodall Foto: National Geographic

Tanzania entonces era Tanganica y continuaba siendo un protectorado británico. Las autoridades inglesas no querían que una chica tan joven se fuera sola a vivir a la selva africana, por lo que su madre se dispuso a acompañarla y obtuvieron el permiso. Las dos llegaron al Parque Nacional de Gombe, situado en las orillas del lago Tanganica. Jane escribió que había encontrado el paraíso. Las primeras semanas fueron un tanto frustrantes: los chimpancés le temían y no se acercaban ni se dejaban ver. Pronto Jane encontró un sitio alto donde poder ubicarse para observar sin ser vista. Esperó en silencio. Entonces vio a un chimpancé de barba blanca y él la vio a ella. El chimpancé hizo un gesto de sorpresa, se detuvo y la miró fijamente, corrió a una rama y volvió a mirarla. Volvió a verlo otro día y esta vez él se acercó más. Otro día lo descubrió, sentado y tranquilo, observándola. De lejos, empezó a conocer a otros chimpancés y ellos a ella. Escribía sobre todo lo que veía: su forma de conseguir alimentos, de saltar entre las ramas, jugar y reírse, acariciarse y pelearse, la forma de sus huellas, heces o pelajes. Volvió a ver a aquel chimpancé de barba blanca y se dio cuenta de que él, junto con otros, se alimentaban de un pequeño mamífero. Ésa fue la primera sorpresa, ya que en ese tiempo se pensaba que los chimpancés eran vegetarianos. A las pocas semanas volvió a verlo: esta vez estaba cerca de un nido de termitas y usaba una rama para sacarlas del tronco. Jane lo llamó David Greybeard. Pasaban semanas y David se iba acercando cada vez más al campamento y a Jane. Una vez tomó de sus manos una banana. Otro día, Jane se sentó junto a él. Comían. Jane encontró una nuez y se la ofreció a David, éste la miró con desinterés y no la tomó. Ella volvió a ofrecérsela. Esta vez David tomó la nuez, luego la mano de Jane y la sostuvo por algunos segundos con firmeza, después arrojó la nuez. Jane supo que la había aceptado a ella, no su regalo. (Jane luego escribió que ése fue uno de los momentos más felices de su vida.)

El uso de herramientas se consideraba entonces una cualidad exclusivamente humana. Leakey dijo que ahora deberían redefinir herramienta, redefinir al ser humano, o aceptar a los chimpancés como humanos. Se dispusieron entonces a conseguir fondos para continuar la investigación, y animó a Jane, que no tenía estudios formales, a matricularse en la Universidad de Cambridge para tener un doctorado. (A la fecha, Jane ha obtenido más de una decena de doctorados Honoris Causa por parte de universidades de todo el mundo.)

Jane Goodall Foto: National Geographic

Además de David Greaybeard, conoció a los chimpancés Goliath, Mike, Flo, Gigi, Humphrey, Spindle, Passion, Mel, Figan, Beethoven, Darbee, Golden, Glitter, Gremlin, Flint, Melissa, Goblin, Hugo, Jomeo, Satan, Hugh, Godi, Willy Wally, Sniff, Sparrow, Sheldon, Gimbles, Wilkie, Freud, Fifi, Frodo y muchos otros. Todos distintos, cada uno con personalidad y emociones propias. A Jane no le costó nada darse cuenta de eso, pues lo había entendido así desde siempre; por sus amigos animales, por imaginarse en los otros. Le dijeron que no debía ponerles nombres a los chimpancés, que la norma era usar números y no involucrarse emocionalmente con ellos ni verlos como individuos. (Jane no hizo caso: una niña puede tener convicciones, hacer todo, nombrar y cambiar el mundo.)

Por muchos años, décadas, Jane vivió en África, observó, escribió y convivió con los chimpancés. Después decidió seguir escribiendo y viajando para hablar de lo que había aprendido y acerca de sus razones para la esperanza. Buscó y procuró ayuda y recursos para los chimpancés y su hábitat, para las comunidades y personas más necesitadas y para la conservación de todo el planeta. (Y aún lo hace. Así es Jane.) m.

Jane Goodall Foto: National Geographic

Para saber más

::The Jane Goodall Institute.

::Instituto Jane Goodall en España.

::El rincón de Jane Goodall.

::Jane, documental de Brett Morgen (2017).

 

Fuentes

::Sesión de preguntas y respuestas con Jane Goodall y Brett Morgen, director del documental Jane, posterior a la premier del documental en el New York Film Festival 2017.

::“I am Dr. Jane Goodall, a scientist, conservationist, peacemaker, and mentor”, conversación en Reddit AMA (Ask me Anything).

::Entrevista a Jane Goodall en The Huffington Post.

::Entrevista a Jane Goodall para La Nación.

:: First Look at Jane, en National Geographic.

::“How Dr. Jane Goodall Used the Lessons She Learned from Chimps to Raise Her Own Children”, en Today.

::“Jane Goodall, Rusty and Me”, por Elizabeth Abbott.

::“Jane Goodall, la mujer que redefinió lo que nos hace humanos”, por Henry Nicholls.

::“Jane Goodall’s Dog Blog — Rusty”.

:: Jane Goodall’s Roots & Shoots.

:: Jane Goodall en Wikipedia.

::National Geograpahic.

::Famous Scientists.

::Mujeres con Ciencia.

::Biografías y Vidas.

:: Biography.

:: Encyclopedia or World Biography.

::Jane Goodall: The Woman Who Redefined Man, de Dale Peterson, Ed. Houghton Mifflin Harcourt, 2008, 740 p.

Jane Goodall Goodall descubrió que los chimpancés salvajes experimentan emociones muy parecidas a las de los seres humanos. Foto: National Geographic.

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