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Libros para [¿cuáles?] niños

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Esta breve selección no pretende formular un panorama general de los libros para niños en la actualidad, sólo dejar constancia del trabajo de creadores entusiastas que, igualmente, proyectan un enfoque agudo y vivaz de las infancias

Imagen del libro «Dos conejos blancos», de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng
Imagen del libro «Dos conejos blancos», de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng

La producción literaria dirigida a los niños es el claro reflejo de lo que una sociedad piensa acerca de la infancia. La diversidad de material bibliográfico y propuestas editoriales que en la actualidad se ofrecen en el mercado como “literatura infantil” hace descartar una idea monolítica de quiénes son las niñas y los niños hoy en día.

A juzgar por la cantidad y la variedad de títulos orientados al público infantil, en el presente convive una serie de conceptos sobre dicho sector de la población: desde quienes ven la oportunidad de cautivar a un grupo de consumidores, hasta los que procuran la experiencia estética de sus lectores —personas inteligentes, a quienes ha de verse como pares—.

Entre estos posibles extremos se encuentran las miradas pedagógicas, moralistas, incluso mesiánicas, que siguen percibiendo a los niños como sujetos de adiestramiento cuyo intelecto ha de ser cincelado con la transmisión de conocimiento y de valores de forma unívoca.

Dejando de lado una serie de problemas comerciales, políticos y curriculares que, para su distribución y su promoción, enfrentan los libros que no proponen al lector sino una mirada estética y literaria del mundo, centrémonos en algunos de los títulos que se apegan a esta premisa, para revisar la forma en que autores —escritores e ilustradores— y editores audaces conciben a los niños y a las niñas con quienes comparten este momento de la historia.

Esta breve selección no pretende formular un panorama general de los libros para niños en la actualidad, sólo dejar constancia del trabajo de creadores entusiastas que, igualmente, proyectan un enfoque agudo y vivaz de las infancias.

 

Animales animados, de Jorge Luján, ilustrado por Julia Friese.

Axial Infantil, México

El juego es la forma primordial en la que los niños comienzan a relacionarse con el universo que los rodea; el juego da pie a conocer el derredor y enunciar explicaciones acerca de los fenómenos, además de llevar al límite la realidad. Así la poesía. En Animales animados, Jorge Luján juega con estructuras breves pero de gran sonoridad para explorar la relación de los niños con los animales; a su vez, Julia Friese catapulta el sentido de los poemas con detalladas y sugerentes ilustraciones.

 

Dos conejos blancos, de Jairo Buitrago, ilustrado por Rafael Yockteng.

Castillo, México

Con Camino a casa, Jairo Buitrago y Rafael Yockteng inauguraron una poética en la que lo cotidiano y la sencillez se conjugan con la ética y la profundidad de los sentimientos. Dos conejos blancos es una historia de un viaje, de un traslado que una niña y su padre deben emprender para encontrar mejores condiciones de vida. En la exactitud de las palabras y lo certero de las imágenes, los autores construyen una estremecedora alegoría de la migración humana en un álbum tierno y entrañable.

 

Ella trae la lluvia, de Martha Riva Palacio Obón, ilustrado por Roger Ycaza.

El Naranjo, México

La imaginación es una poderosa herramienta, no sólo para construir mundos alternos en los cuales evocar un espacio idílico en el que todo lo bueno pueda suceder, en medio de la ensoñación, sino también para formular soluciones a los problemas cotidianos. Eso lo saben los personajes de Ella trae la lluvia, que, afectados por el miedo que los adultos tienen a lo desconocido, recurren a las fantasías que el mar despierta para inventar mejores formas de convivir, entre las olas y las sirenas.

 

Elvis nunca se equivoca, de Rodrigo Morlesin, ilustrado por Satoshi Kitamura.

Tusquets, México

Elvis es un perro callejero, fue separado de su madre durante una redada del antirrábico. Tras quedarse huérfano debe aprender a ganarse la vida y a enfrentar los peligros que otros perros y los humanos representan. Elvis es un pícaro contemporáneo que cuestiona la malicia de los otros. Por fin encuentra una familia que al principio no dimensiona el valor de tenerlo. La novela adquiere fuerza al brindarle la voz narrativa al protagonista, que muestra su particular mundo a nivel de banqueta.

 

Cuando a este árbol le salgan flores, de Patricia Barrón Noé, ilustrado por María Elina.

La Caja de Cerillos, México

El diario es una forma de mostrar la intimidad de los personajes, y en la literatura infantil es un recurso al que se acude en un afán de tenderle la mano al lector y buscar su empatía. Cuando a este árbol le salgan flores recurre a esta fórmula para narrar el día a día de la protagonista, una niña que dibuja sus emociones y que con humor cuenta su cotidianidad, que se trastoca cuando le diagnostican cáncer. La candidez de las palabras y lo emotivo de las ilustraciones se entrelazan para ofrecer un álbum respetuoso y profundo.


Música e infancia

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Muchas obras, no pensadas necesariamente para la niñez, son de gran utilidad para formar su gusto por la música, como podrían ser Las cuatro estaciones de Vivaldi, o conciertos y sinfonías de Mozart o Beethoven

Imagen del disco «Javier Camarena canta a Cri Cri».
Imagen del disco «Javier Camarena canta a Cri Cri».

Cuando se aborda el campo de la llamada música clásica en relación con el tema de la infancia, vemos que se puede tratar desde tres vertientes distintas. En primer lugar, tendríamos que hablar de las obras escritas por los grandes compositores pensando en los niños. Si bien no todos los creadores musicales compusieron obras para niños, los que lo hicieron, como Haydn, Saint-Saëns o Tchaikovsky, entre otros, dejaron verdaderas obras maestras, muy apreciadas por chicos y grandes. En segundo lugar, podemos hablar de las obras que fueron compuestas para introducir y formar a la infancia en el mundo de la música, destacando, por su solidez didáctica, el cuento musical Pedro y el lobo, de Prokófiev, así como La guía orquestal para jóvenes, del compositor británico Benjamin Britten. Aunque bien podríamos decir que muchas obras, no pensadas necesariamente para la niñez, son de gran utilidad para formar su gusto por la música, como podrían ser Las cuatro estaciones de Vivaldi, o conciertos y sinfonías de Mozart o Beethoven. En tercer lugar, tendríamos que tener presentes a las niñas y los niños prodigio, quienes fundamentalmente destacan en el dominio de algún instrumento. Muchos de los grandes solistas, como los ya consagrados pianistas Yevgeni Kisin y Daniel Baremboim,sobresalieron desde pequeños en los más importantes escenarios del mundo. Hoy en día, una mexicana, Daniela Liebman (2002), se ha constituido como una de las más grandes jóvenes pianistas en el mundo.

 

Mozart: Toy Symphony

Hans Stadlmair, Munich Chamber Orchestra

Tudor, 2009

Una obra que goza del aprecio de los melómanos de todo el mundo es la llamada Sinfonía de los juguetes, atribuida durante mucho tiempo a Leopoldo Mozart, padre del famoso compositor austriaco, aunque después se llegó a decir que su autor fue F. J. Haydn, quien supuestamente la tituló Kindersinfonie (Sinfonía de los niños). Hoy en día, algunos musicólogos se la atribuyen al monje benedictino Edmund Angerer. Fuera de las discusiones, lo cierto es que esta obra es un buen pretexto para introducir a los niños al mundo de la música. 

 

Mozart: Piano Concertos Nos. 1-4

Gerrit Zitterbart

Haenssler Classic, 2000

Cuando se quiere introducir a las niñas y a los niños a la música clásica, es frecuente que se les lleve a apreciar los primeros cuatro conciertos para piano de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), escritos en 1767, justo cuando el compositor tenía solamente once años de edad. Musicalmente están escritos para una pequeña orquesta y pianoforte, ya que todavía no existía el piano tal como lo conocemos ahora. Son obras sencillas, pero no por ello menos bellas e inspiradas, y muy representativas del periodo infantil de Mozart.

 

Prokófiev: Pedro y el lobo

Orquesta Sinfónica Nacional

Bis Music, 2010

Con el encargo de escribir una obra didáctica para interesar a los niños en la música, el compositor ruso Serguéi Prokófiev (1891-1953) estrenó, en 1936, la pieza sinfónica Pedro y el lobo, donde narra la historia de un niño que se relaciona con diversos animales y personajes, cada uno de los cuales es representado por un instrumento en particular. La obra mezcla magistralmente la música y la palabra por medio de la presencia de un narrador. Desde entonces, su calidad la coloca entre las piezas más famosas para formar el gusto musical en la infancia.

 

Tchaikovsky:  The Nutcracker

The Royal Ballet

Opus Arte, 2010

Si hay una obra que a lo largo del mundo congrega a las niñas y a los niños, en compañía de sus padres y madres, en tiempos cercanos a la Navidad, es el ballet El cascanueces, compuesto en 1892 por la rica y melódica inspiración del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovski (1840-1893). A lo largo de sus dos actos se va sucediendo una serie de extraordinarios pasajes que, de suyo, son ampliamente conocidos y apreciados por los melómanos de todo el mundo. Una obra fundamental que ha provocado que niñas y niños se hayan enamorado de la música y del ballet.

 

Javier Camarena: Canta a Cri-Cri

Sony Music, 2016

¿Por qué incluir a Cri-Cri, el Grillito Cantor, en una lista de obras que corresponden a la llamada “música clásica”? Pues precisamente porque podríamos considerar la música de Francisco Gabilondo Soler como todo un clásico y porque, gracias a sus canciones, muchos niños y niñas mexicanos aprendimos a apreciar la música. El compositor veracruzano fue poseedor de un rico ingenio y de inspiración melódica, pues lo mismo compuso tangos que pasodobles, jotas, valses, etcétera. Tenores del nivel de Plácido Domingo y Javier Camarena han grabado su música.

Dejad que los niños se acerquen a la comida

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La propuesta es reservar un momento en la semana para entrar con los infantes a la cocina, tener una receta sencilla que les permita descubrir y experimentar con ingredientes nutritivos, trabajar en equipo y enseñarlos a limpiar después

Preparar una pizza casera puede ser toda una aventura para compartir con los pequeños.
Preparar una pizza casera puede ser toda una aventura para compartir con los pequeños.

¿Quién de niño no fue obligado a comer algo que no le gustaba? Seguramente más de alguno de nosotros escuchó un enérgico “¡No te levantas de la mesa hasta que te lo termines!”. Al asociar los alimentos a los regaños y a las obligaciones, muchos niños han crecido odiando las verduras y evitando la comida saludable. Quizá con el afán de hacer comer al niño más negado, a alguien se le ocurrió ofrecer variedades artificiales de antojos; lo que habría que investigar es en qué momento la comida procesada se volvió protagonista de los menús infantiles: nuggets, salchichas, pizzas grasosas llenas de embutidos de baja calidad, bebidas azucaradas, papas fritas… Como suena: una lista aterradora, si lo que deseamos es que los infantes estén bien nutridos.

Cuando se es padre, hay que luchar contra la inercia de la cultura de los menús infantiles en las fiestas, las tienditas de la escuela, el supermercado y los restaurantes.

Dicen por ahí que se predica con el ejemplo a la hora de criar niños, que “educar a un hijo es educarse a uno mismo”; entonces, en el asunto de la alimentación, los padres debemos sacudirnos la pereza y el desgano por comer bien, si deseamos que nuestros pupilos adquieran buenos hábitos alimenticios. Si se crece en una familia en la que se goza la comida, se cocina saludable en general —en ocasiones se valdrá caer en las tentaciones de las botanitas y cometer pecados culinarios­—, muy probablemente los pequeños podrán contagiarse por el gusto del buen comer. Sin obligarlos a probar, sin heredarles prejuicios, sin saturar de sal o azúcar sus comidas, intentando evitar todo lo industrializado.

Conviene invitarlos a participar en la elaboración de la comida, apartar algo de los ingredientes para que jueguen, se diviertan y vivan un momento de motivación sensorial al conocer las texturas de la comida, los colores y sabores: esto podrá contribuir a que se acerquen de manera sana a la comida. Un poquito de esfuerzo traerá buenos resultados, aunque al final debamos limpiar la cocina —¿cómo vamos a comparar un momento de limpieza del caos con lograr sembrar el gusto por cocinar y probar buenos alimentos?—.

La propuesta es reservar un momento en la semana para entrar con los infantes a la cocina, tener una receta sencilla que les permita descubrir y experimentar con ingredientes nutritivos, trabajar en equipo y, de paso, enseñarlos a limpiar después.

 

Texturas

Las masas son una buena opción para que los más pequeños disfruten cocinando y luego comiendo lo que prepararon. Intente hacer una receta para preparar a mano una masa y permítales jugar con ella.

 

Colores

Una actividad en la cocina para conocer verduras y frutas menos comunes puede ser buena idea. Llevar camotes, berenjenas, coliflores, colecitas de Bruselas. Aprovechar los colores de las frutas y las verduras para hacer figuras en charolas, aderezarlas y luego comerlas. Usar el rallador casero para las verduras de colores vivos, moldes para galletas y picar frutas o usarlas completas (fresas, moras, uvas, kiwis, zanahorias, betabeles). Pueden hacer paisajes, caras y aderezar con miel, yogur o vinagretas; coronar con semillas.

 

Sabores

Hay que procurar probar las cosas sin sabores añadidos: si desde la infancia se prueban el agua natural y la leche solas, seguramente no hará falta endulzar para disfrutar.

 

Comida en familia

Por ejemplo, hacer masa para pizza en casa o comprar bases para pizza o pan pita, tener lavados y cortados varios ingredientes de su gusto (pimientos, champiñones, tomates, aceitunas, lo que se le ocurra), una salsa simple de jitomate y queso rallado: cada quien arma su pizza a su gusto, haciendo figuras o combinando colores. Pueden repartirlas al final, dejar que los niños jueguen con la masa, compartan y prueben su creación.

 

Receta para hacer base de pizza

700 gramos de harina (si es integral, mejor).

2 cucharaditas de sal.

2 cucharaditas de azúcar.

2 cucharadas de aceite de oliva.

2 cucharaditas de levadura en polvo.

350 ml de agua.

Revuelva los polvos, forme un volcán con ellos dejando un hueco del tamaño de su mano en el centro. Añada los líquidos y amase hasta que la mezcla se despegue de sus manos y la sienta elástica, que no se rompa cuando la estire suavemente, como si fuera una licra. Tenga paciencia, el proceso se lleva unos 25 minutos. Luego haga bolitas de 100 gramos y alíselas con un rodillo, rociando con harina para que no se peguen. Una vez aplanadas como tortillas grandes, póngalas sobre un comal o métalas al horno, previamente calentado a 180 grados centígrados.

 

Para conocer

Jamie Oliver, el famoso chef del Reino Unido, saltó a la fama por sus programas en televisión, pero ha ido más allá y se ha convertido en un “activista gastronómico” por impulsar varias campañas, entre ellas la que procura llevar comida sana a las escuelas de su país. Él afirma que “si los niños reciben una educación básica sobre alimentación, si aprenden a cultivar y a cocinar, digamos, unos diez platos, tendrán las herramientas básicas para propiciar ese cambio. Con su poder como consumidores informados, con una creciente apuesta por productos de temporada, locales y ecológicos, podrán forzar al mismo tiempo los cambios necesarios en la industria de la alimentación”.

La edad ¿de la inocencia?

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Por armoniosa o idílica que haya podido ser la niñez, seguramente daremos con abundantes ocasiones en que debimos sobreponernos a la adversidad o enfrentar amenazas, pero no podremos comprender cómo lo hicimos.

Foto de pixabay.com
Foto de pixabay.com

La identificación entre infancia e inocencia es un tópico útil para las historias ejemplares, pero fuera de los libros se verifica sólo de modos muy relativos: sí, por lo general, cuando por inocencia hay que entender limpieza de culpa, pero más difícilmente cuando se usa como sinónimo de simpleza o ingenuidad. Dicho de otro modo: los niños son inocentes en el sentido de inimputables (aunque los hay que muy pronto llegan a ser capaces de auténticas fechorías), pero, de ahí en más, están bien armados de intuición y perspicacia, y su ignorancia de las cosas se ve siempre compensada por esa capacidad de imaginar explicaciones y respuestas cuya paulatina extinción significará, irremediablemente, que la infancia va quedándose atrás —y que, como los verdaderos milagros, nunca se recuperará.

Una prueba de que a la infancia nunca se regresa, y de que la idea de encontrarse con “el niño interior” no sólo es cursi, sino además falsa, se obtiene de un repaso sucinto que hagamos de las circunstancias insólitas que atravesamos en ese tiempo: por armoniosa o idílica que haya podido ser la niñez, seguramente daremos con abundantes ocasiones en que debimos sobreponernos a la adversidad o enfrentar amenazas (y lo logramos: si no, no estaríamos aquí), pero no podremos comprender cómo lo hicimos.

¿Qué justificación le dimos a la primera traición, a las pérdidas inaugurales? ¿Cómo acabamos de conformarnos con el hecho de que el mundo es un lugar peligroso y cruel? ¿Qué palabras le pusimos a nuestras figuraciones del misterio, de la maravilla, del miedo, del amor o del tedio? ¿De qué razonamientos fuimos capaces para encarar los primeros desengaños, o qué ideas llegamos a hacernos al descubrir el lugar en que estábamos y quiénes eran en realidad los que nos rodeaban? La infancia, escribió J. M. Coetzee, es “un tiempo en el que se aprietan los dientes y se aguanta”. Y lo cierto es que el niño que fuimos sabe cosas que nosotros nunca llegaremos a saber.

G. K. Chesterton, que sabía de la seriedad absoluta con que la mirada infantil considera la vida, encontró admirable a un niño que estaba convencido, en una tarde tempestuosa en un parque, de que eran los árboles los que producían el viento, y de que bastaría con esperar a que dejaran de agitarse para que cesara el vendaval. Tal vez deberíamos ejercitarnos en la atención que Chesterton les ponía a los niños, pues posiblemente por esa vía llegaríamos más pronto a dar con la insensata sensatez que tanto está haciéndonos falta para saber por qué el mundo va como va. Y para ponerle remedio. m.

 

Para leer

:: J. M. Coetzee, Infancia, Literatura Random House, México, 2006.

:: G. K. Chesterton, Enormes minucias, Espuela de Plata, Barcelona, 2011.

Sandra Suubi y Helen Nabukenya: ¿Para qué nos sobran cosas?

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Para ellas, “la basura es arte”. Su espíritu artístico no busca reciclar, sino encontrar ese material exacto para formar monumentales piezas de plástico o sencillísimas almohadas de retazos. Sandra Suubi expresa: “La basura nos muestra qué es valioso y qué no lo es; qué es utilizable o útil”

«King of the road» (El rey del camino), instalación presentada en el Festival de Arte Contemporáneo de Kampala
«King of the road» (El rey del camino), instalación presentada en el Festival de Arte Contemporáneo de Kampala

Orgánica, inorgánica, peligrosa, sanitaria, electrónica, domiciliaria, hospitalaria, urbana, comercial, líquida, escolar, espacial, radioactiva, plástica, reciclable. Basura para tirar, guardar o reusar. Treinta millones de toneladas de basura al año sólo en México y un triste décimo lugar entre los países que más tiran cosas; a partir de esta cifra, desechar basura en la calle o tirarla en un bote da lo mismo.

Parece que no nos ha funcionado preguntarnos qué hacer con la basura. ¿Y si nos preguntáramos lo mismo que las artistas Sandra Sauubi y Helen Nabukenya, aunque Uganda —su país de origen— suene tan lejos y diferente de México? ¿Para qué nació esa botella de plástico que vaciamos en un segundo pero que permanece años y años sin desintegrarse? ¿Realmente nació para guardar una bebida? ¿Y si nació para el arte, y tomar algo de ella era sólo un pretexto? ¿Y si la ropa de moda que compramos y que la siguiente temporada tiramos nunca hubiera sido ropa, sino parte de una pintura?

Para ellas, “la basura es arte”. Su espíritu artístico no busca reciclar, sino encontrar ese material exacto para formar monumentales piezas de plástico o sencillísimas almohadas de retazos. Sandra Suubi expresa: “La basura nos muestra qué es valioso y qué no lo es; qué es utilizable o útil”, y es que decir que las dos artistas recogen basura para crear arte suena fútil ante sus obras. Más bien, digamos que ellas saben encontrar en la basura ese magnífico arte escondido; que saben cómo dar un uso trascendental a esa botella que pensábamos que estaba hecha para una acción tan banal como tomar algo.

Helen Nabunkenya Key (Llave), pieza de Helen Nabunkenya, 2015

Las dos artistas contemporáneas han formado con otros artistas africanos un proyecto llamado Afrika Arts Kollective, junto con Romex, Xenson y Ruganzu Bruno. Saltaron a la fama debido a una exposición colectiva en Uganda que ha creado tendencia desde el continente negro: la basura vista como materia prima artística, no sólo para reciclar —eso es fácil—, sino también para descontextualizar, criticar, informar, subvertir, denunciar, reflexionar y tantos verbos como los tipos de basura, como las infinitas acciones del arte en nosotros.

Sandra Suubi es también cantautora y le gustan las botellas de plástico: suele reunirlas para crear enormes instalaciones con forma de, por ejemplo, un par de audífonos, a fin de preguntarse cómo escuchamos en Ebiloto i (Sueños i), 2014. Con forma de un gran casco de motociclista que la artista hace desfilar por las calles de Kampala, para ilustrar un rasgo de la identidad africana urbana, al tomar un elemento de los boda-boda (taxis en motocicleta) en King of the Road (Rey del camino), 2014. O para transformar la naturaleza, al crear enormes pájaros de botellas de colores, en un acto que agrega vida a lo plástico, en su pieza más conocida, The Power of Possibility (El poder de la posibilidad), 2014.

A Helen Nabukenya le gustan las telas. Con formación en arte y moda, la artista conoce la importancia de los textiles en la cultura africana, y a partir de ellos, de su mezcla y su transformación, pregunta e interpela a la propia cultura sobre lo político, lo social y lo femenino; explora no sólo los desechos o los telares, sino también esa línea delgadísima entre el arte y el oficio. Ella transforma trapos en un collage, un pedazo de blusa desechada en parte de una pintura, o, como en su pieza Key (Llave), 2015, unas antiquísimas telas en almohadas para que sus mujeres fabricantes descansen.

Quizás habrá que preguntarse creativamente: ¿para qué nacieron esa botella de plástico o ese pedazo de tela que no usamos y al que llamamos ropa? Y descubrir en estos objetos no sólo lo reciclable, sino también sus posibilidades artísticas. m.

 

 

Para conocer más

::Sitio web de Sandra Suubi.

::Afrika Arts Kollective en Facebook.

::Perfil de Helen Nabukenya.

::Entrevista a Nabukenya.

::“Garbage Collectors”: arte, reciclaje y cambio social en Uganda.

La cruzada de Nora Volkow por las víctimas de la dopamina

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Las adicciones no son un problema de voluntad, sino una enfermedad crónica que debe tratarse como cualquier otra. Con esta perspectiva, esta científica mexicana está revolucionando la comprensión de un problema de salud que afecta a millones de personas

Volkow es directora del National Institute on Drug Abuse (NIDA), en Estados Unidos. Foto: NIDA/Flickr
Volkow es directora del National Institute on Drug Abuse (NIDA), en Estados Unidos. Foto: NIDA/Flickr

Mientras la Segunda Guerra Mundial cobraba fuerza en Europa, León Trotsky fue asesinado en 1940 en la Ciudad de México, como consecuencia de la obsesión de Stalin por liquidar a cada exmiembro importante del partido bolchevique. A Trotsky le sobrevivieron su segunda esposa, Natalia, y su nieto Esteban.

Los padres de Esteban habían muerto al ser perseguidos por el terror del gobierno estalinista. Y pocas semanas luego de que Esteban Volkow y su madre llegaran a México para vivir en el exilio con su abuelo, sucedió el trágico acontecimiento. A pesar de la amarga bienvenida, Esteban se quedó a vivir en la misma residencia de Trotsky en Coyoacán, quizá para conservar ese lazo que aún le quedaba con su familia. Se hizo químico y casó con Palmira Fernández, una diseñadora de modas que había huido de la Guerra Civil española. Su descendencia (sus cuatro hijas: Verónica, Natalia, Patricia y Nora) sería de importante influencia en el mundo de la medicina, la química y las artes.1

Familia de Nora Volkow Palmira Fernández y Esteban Volkow posan con sus hijas (de izq. a der.) Verónica, Natalia, Patricia y Nora. Foto: Archivo

La prominente científica

Nora Volkow es hoy la neurocientífica más prominente del mundo en el estudio de las drogas de abuso y su relación con el cerebro. Creció en la casa de su famoso bisabuelo en la Ciudad de México. Sin embargo, cuando era pequeña, su padre poco hablaba acerca de él, de manera que conoció mucho de la historia de Trotsky por personas que tocaban a la puerta de la casa y solicitaban conocer el lugar. Para ella era un privilegio ofrecer el tour a las visitas que lo pedían, conversar y escucharlas. Un día, por ejemplo, un grupo de sudamericanos llegó a la casa y Nora pasó largo tiempo charlando con ellos acerca de un libro que estaba leyendo, Cien años de soledad; tiempo después se enteró de que su interlocutor había sido Gabriel García Márquez, con quien había pasado toda la tarde conversando.

Volkow decidió especializarse en neurociencia mientras estudiaba medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En cierta ocasión, toda su curiosidad fue atrapada por un artículo de la revista Scientific American, que exponía un reciente hito en tecnología de imagen nuclear: se hacía posible tomar fotografías de los circuitos del cerebro mientras funcionaban en tiempo real, por medio de escáneres PET (siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones). En ese entonces, la idea de ver al cerebro funcionar parecía cercana a la ciencia ficción, pero para la determinación de Nora no había límites, así que inició su camino para investigar las intrincadas operaciones neurales y su relación con la vida cotidiana. El siguiente paso, luego de terminar medicina, fue especializarse en psiquiatría. Ávida de aprovechar al máximo la experiencia que representaría su estancia, eligió cursar sus estudios en la Universidad de Nueva York, pues la institución tenía el primer escáner PET a disposición de la investigación. Además, justo ahí Volkow tendría la oportunidad de colaborar con los científicos pioneros de la técnica, en el laboratorio del Departamento de Energía Nuclear en Brookhaven, Long Island.

Nora Volkow Foto: NIDA.

La tomografía por emisión de positrones utiliza mínimas cantidades de marcadores radiactivos de rápida degradación, llamados radiosondas. Cinco años antes, el equipo de Brookhaven, al que se integraba la investigadora mexicana, había producido el marcador para la glucosa. Este carbohidrato es el principal nutriente del cerebro y, ligado a la sonda, es fácil revelar su ubicación con el escáner. Las fotografías muestran las regiones activas que metabolizan el alimento. Con este principio iniciaron los experimentos.

Durante su periodo de residencia en Brookhaven, Volkow estudió, con la ayuda del escáner PET, a pacientes con esquizofrenia. Los sujetos tenían ya una historia de haber consumido drogas antipsicóticas para controlar su enfermedad, y sus observaciones desvelaron un tema fascinante. El córtex frontal del cerebro de los pacientes que habían consumido el medicamento por largos periodos de tiempo mostraba baja actividad. Esta zona es crucial para el comportamiento humano, pues la baja sinapsis aquí resulta en baja capacidad de razonamiento, dado que en este lugar se albergan funciones cognitivas, como el autocontrol, el lenguaje, la creación de juicios, entre otras. Aunque en ese momento los científicos no fueron capaces de determinar si este problema era debido a la medicina o a la enfermedad, las observaciones de Volkow abrieron la puerta para continuar estudiando la región corticofrontal con ayuda del PET.

Luego de completar su especialidad, la investigadora se mudó a la Universidad de Texas en Houston, a fin de desarrollar sus investigaciones en un centro inaugurado por el cardiólogo K. Lance Gould en esa institución. En Texas, su enfoque de investigación tuvo que cambiar, pues la universidad no contaba con pacientes esquizofrénicos, aunque sí adictos a la cocaína. Eran los años ochenta del siglo XX, justo cuando tenía lugar el boom de la cocaína y el crack en Estados Unidos. En ese tiempo todavía corría la creencia común de que la coca era una droga inofensiva; Volkow fue la primera que estudió los efectos de esta sustancia en el cerebro por tomografías. Inició con un equipo de trabajo al que se unieron dos físicos y un médico experto en el tratamiento de adicciones. El resultado fue contundente: todos los adictos mostraban pequeñas áreas dañadas donde el flujo de sangre se obstruía. La conclusión fue que en el cerebro de estos adictos hay pequeños infartos a causa del consumo de esta droga.2 Aunque se sabía que la cocaína puede llegar a obstruir vasos sanguíneos, los resultados que indicaban la producción de infartos fueron tomados con escepticismo. No fue la primera vez ni la última que los estudios de Volkow derrumbaban antiguas y comunes creencias y, si bien sus observaciones están soportadas por ciencia, a menudo han generado rechazo.

Nora Volkow Foto: NIDA

Volkow continuó con los estudios relacionados con adicción en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook, donde comenzó una época prolífica en descubrimientos. Su nuevo equipo, conformado principalmente por Alfred Wolf y Joanne Fowler, inició una serie de investigaciones que cimbraron el camino del estudio de las adicciones a través de tomografías. Como resultado de una de sus investigaciones que rompieron paradigmas, lograron etiquetar los receptores de la dopamina, las enzimas que metabolizan este neurotransmisor. Wolf murió en 1998, pero la colaboración de Volkow con Fowler continúa hasta la fecha.3

 

Todo es dopamina

Antes se pensaba que la adicción era una enfermedad del sistema límbico del cerebro, es decir, la parte primitiva. Sin embargo, con las observaciones del equipo de Stony Brook se confirmaba que la adicción tenía que ver mucho más con el córtex frontal, la zona que está arriba de los ojos y a la que se deben los altos niveles de razonamiento del ser humano, como el del autocontrol. Durante los siguientes años, Volkow fue documentando una constante: existen niveles bajos de receptores de dopamina en el córtex frontal de cerebros de pacientes adictos al alcohol, la heroína y las metanfetaminas. En 2001 descubrió que las personas obesas también presentaban la misma característica: bajos niveles en los receptores D2 de dopamina en el córtex frontal.4 La obesidad, así, se entiende como consecuencia de la adicción a ciertos alimentos. Pero el debate que generó mucho ruido tuvo lugar cuando la ciencia demostró cómo los adictos realmente tienen un problema bioquímico que les impide controlar sus impulsos: la adicción es una enfermedad crónica del libre albedrío.

El descubrimiento de que la adicción es una condición médica y no una falla moral chocaba con una creencia popular que estigmatiza aún hoy en día a los adictos y los cataloga como personas moralmente débiles. Volkow vino a sacudir esta percepción. Se convirtió en la principal referencia para buscar mejores tratamientos para las adicciones desde un punto de vista integral.5 Hoy día, Nora Volkow dirige el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés), el centro de investigación más importante en el mundo que estudia las adicciones y su tratamiento. Maneja un presupuesto por arriba de los mil millones de dólares, lo que refleja la importancia del asunto en el mundo actual. Volkow ha sido su directora general a lo largo de los últimos 14 años, convirtiéndose así, más que nunca, en una inspiración para las mujeres científicas.

Cerebro en rehabilitación de metanfetamina En la primera imagen se muestra el cerebro de una persona que no es adicta; en la central, la de una persona adicta a la metanfetamina con un mes de abstiencia; a la derecha, la imagen luego de 14 meses. Foto: NIDA

En todas las entrevistas que da, Nora Volkow deja en claro algo: la adicción está relacionada con la dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que tiene amplias funciones, dependiendo de la zona en la que se encuentre: regula el movimiento, la emoción, la motivación y el placer. Pero también, y sobre todo –lo que tiene particular interés para el estudio de las adicciones–, desempeña el rol más importante en la regulación del proceso de recompensa en el cerebro al identificar el placer como premio. Los circuitos neurales están naturalmente programados para responder a la recompensa. Primero, un poco de dopamina nos motiva a que ejecutemos una acción y, al hacerlo, nos premia con más placer, reforzando así el aprendizaje. Éste es el sistema de recompensa-reforzamiento natural con el que operamos para hacer casi todo. Por supuesto, el proceso es una obra de arte que se ha perfeccionado luego de millones de años de evolución y nos mantiene vivos como especie: después de todo, si no fuera agradable comer o tener sexo, no lo haríamos.

Si olemos unas carnitas en la calle, el olor del asador probablemente nos hará salivar como a los perros de Pavlov y detonará un rush de dopamina (al que estamos condicionados por ser mexicanos). Esto nos alentará a comer las carnitas con urgencia. Al saborearlas obtendremos gozo, es decir, un poco más del químico, y se reforzará el hecho de que hicimos bien al comerlas. Al cabo de unos cuantos bocados, la señal de placer disminuirá progresivamente hasta convertirse en una sensación de saciedad o empacho, y entonces nos detendremos.

La gran mayoría de las drogas de abuso, de forma directa o indirecta afecta el sistema de recompensa ahogando al cerebro con dopamina, pues originan una producción del neurotransmisor diez veces mayor que la que genera un orgasmo. Y por si este naufragio dopamínico fuera poco, la velocidad de la señal de reforzamiento es casi inmediata, pues la vía de administración de las drogas hace que dicha señal llegue al cerebro en cuestión de pocos minutos. Ninguna recompensa natural se compara con esta experiencia. La euforia generada y la saturación de nuestros circuitos refuerzan descaradamente la acción, enseñándonos a repetirlo con persistencia. En consecuencia, el uso frecuente de la droga genera cambios en las conexiones neurales: recordemos que lidiamos con un órgano neuroplástico que responde adaptándose a los excesos de dopamina. Y se acopla de dos formas: produce menos del químico o reduce el nivel de receptores que se ligan al neurotransmisor. La consecuencia es implacable: el efecto de la dopamina va disminuyendo de manera progresiva y se va reduciendo de forma radical la habilidad de sentir cualquier tipo de placer.

Nora Volkow Foto: Oaseeds

Todas las drogas de abuso se involucran con el sistema de refuerzo; sin embargo, no todas actúan exactamente de la misma manera. Las más adictivas, de acuerdo con los estudios de Volkow, son las metanfetaminas, pues generan la más alta señal de liberación de la dopamina. La cocaína incrementa los niveles del químico al impedir que éste se recicle y provoca la saturación en el espacio de la sinapsis entre las neuronas. Los opiáceos, como la heroína, y algunos analgésicos, como la marca Vicodin, además de quitar el dolor, causan un despliegue de euforia.

 

Pendiendo de un hilo

Se sabe que no todas las personas que consumen drogas son adictas. En el reporte anual que da el NIDA, Volkow describe que existen básicamente dos tipos de condiciones que incrementan la vulnerabilidad para serlo: riesgos ambientales y sociales.6 Los primeros hablan principalmente de factores genéticos. Algunos de nosotros podríamos, por ejemplo, tener genes que nos hagan propensos a ser mucho más sensibles ante situaciones de tensión, lo que pudiera colocarnos en posiciones de mayor riesgo a la hora experimentar ansiedad, pues la situación de carencia en nuestro cerebro se intensificaría y nos volvería más vulnerables. Otro factor ambiental se relaciona con sufrir daño físico en los circuitos del sistema de refuerzo. Aquí, Volkow ha iniciado una cruzada para difundir el tema. Ella argumenta que el mayor daño que podemos infligir al cerebro es el que representa consumir cualquier tipo de droga durante la adolescencia, que es un periodo de intenso crecimiento, particularmente de la región prefrontal cortical, donde están los circuitos neurales ligados al control de las emociones. Si esta zona madura correctamente, seremos capaces de mediar los periodos de gratificación instantánea y sustituirlos por recompensas eventuales. Si se consumen drogas en momentos en que la arquitectura del cerebro está incompleta, esto trunca el desarrollo y se convierte en un factor de riesgo más adelante. Para estos jóvenes, las posibilidades de ser adictos cuando sean adultos aumentan.

Otro factor que incrementa el riesgo de volverse dependiente de las drogas tiene que ver con el método de administración. Fumar o inyectarse la droga en una vena hace más rápida la liberación de dopamina al cerebro. Recordemos que, para el sistema de recompensa, la velocidad con la que se recibe la señal de placer es crucial para reforzar la acción. Entre más rápidamente llega la sensación positiva, mayor será el potencial adictivo.

Y, finalmente, está el riesgo social, que es un asunto complejo, dado que hay varios factores que convergen, como la situación familiar, un ambiente social de riesgo, entre otros. Sin embargo, el factor que para Volkow es crítico es el de la amplia disponibilidad de las drogas. Y esta afirmación incluye tanto las drogas de abuso de prescripción médica que son utilizadas en exceso, como las drogas ilegales relativamente fáciles de conseguir, además de la comida con altos contenidos de azúcar a precios mucho más baratos que la saludable.

Nora Volkow Foto: EFE

La crisis de las drogas de prescripción

El abuso de drogas no sólo se refiere a las sustancias ilegales. Hay medicamentos, accesibles por prescripción médica, que tienen el potencial de ser adictivos. En esta gama existen tres principales categorías: los opioides (por ejemplo, Vicodin u Oxycontin), los estimulantes (Adderall, Concerta o Ritalin) y los depresores del sistema nervioso central (Valium o Xanax).7 Hoy en día, sobre todo, hay una crisis por el abuso de opioides recetados. El NIDA estima que entre 26 y 36 millones de personas en el mundo abusan de este tipo de narcóticos. La situación es claramente controversial, porque el historial de abuso inicia por lo general con la prescripción que hace un médico. Estas sustancias son potencialmente adictivas y su riesgo no disminuye sólo porque sean legales. Si son utilizadas de forma incorrecta y arbitraria, las consecuencias son igualmente graves que las que acarrean las drogas ilegales. En el caso de los opioides, el problema se extiende a un tema más crítico, pues recientemente se ha demostrado que su abuso es una entrada directa a sustancias más peligrosas. Cuando a un adicto a un opiáceo le es difícil conseguir la receta médica, intercambia el uso de éste por un narcótico ilegal, irónicamente, más accesible y barato: la heroína. El número de muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos va en aumento y es ya considerado una crisis de salud.8

En la misma situación de las medicinas por prescripción están las anfetaminas. De acuerdo con el NIDA, además del alcohol y el tabaco, se trata de la segunda droga más utilizada por los jóvenes, después de la marihuana,9 y en muchas ocasiones acceden a ella por la vía legal —es el medicamento originalmente prescrito para tratar desórdenes del déficit de atención—. Las anfetaminas, con su alto potencial adictivo, son especialmente elusivas.

El trabajo de Nora Volkow en la neurociencia se ha convertido en un bastión en la guerra contra la drogadicción. En cierto sentido, es un trabajo con que la científica mexicana abona a la historia familiar de la defensa de la verdad. Tiene como prioridad hacer conciencia, tanto entre doctores como en la sociedad civil y los gobiernos, acerca de la necesidad de instrumentar herramientas más agresivas para elevar la prevención del uso de drogas, en especial en adolescentes. Por otro lado, con el nida sigue participando en el desarrollo de tratamientos médicos que ayuden a los adictos a recuperar su salud: sueño, paz y voluntad. Sin embargo, al momento, la prevención continúa siendo el mejor recurso que tenemos a la mano.

Nora Volkow Foto: geni.com

Cuando Nora tenía cerca de cinco años, falleció su abuelo materno. Siempre se dijo que había sufrido un ataque al corazón. Muchos años después, cuando su madre estaba cerca de morir, le confesó que había sido alcohólico y, por no poder evitarlo, se había quitado la vida. El abuelo de Nora había sido adicto, y, a pesar de que ella había dedicado su vida a cambiar el paradigma y a explicar que la adicción es una enfermedad crónica, en su familia el estigma y la vergüenza se seguían viviendo: el concepto que tanto defendía Nora seguía siendo una teoría. “Esta experiencia me hace reflexionar fuertemente”, declaró Nora en una reciente ceremonia en Toronto: “una vez que la gente entienda la subyacente patología de la adicción, los pacientes no deberán atravesar los obstáculos de prejuicios y vergüenza que enfrentan hoy en día, sino sencillamente ser atendidos como se merecen, porque sufren una enfermedad que deberá ser tratada como cualquier otra”. m.

 

1. La historia familiar fue compilada a partir de dos artículos acerca de la historia de Nora y de su padre: “Nora Volkow: Two Paths to the Future”, de Bill Snyder, en Lens: A New Way of Looking at Science, Medical Center of Vanderbilt, febrero de 2006, y “My Grandfather the Revolutionary”, en The Guardian,13 de febrero de 2013.

2. Nora Volkow et al., “Synapse Decreased Dopamine D2 Receptor Availability is Associated with Reduced Frontal Metabolism in Cocaine Abusers”, 1993.

3. Nora Volkow et al., “PET Evaluation of the Dopamine System of the Human Brain”, en The Journal of Nuclear Medicine, vol. 37, núm. 7, 1996.

4. Nora Volkow et al., “Brain Dopamine and Obesity”, 2001.

5. Véase el perfil trazado por Abigail Zuger, “A General in the Drug War”, en The New York Times, 13 de junio de 2011.

6. “Drugs, Brains, and Behavior: The Science of Addiction”, NIDA, 2014. 

7. Idem.

8. “Prescription Opioids and Heroin”, NIDA, 2015.

9. "Principles of Adolescent Substance Use Disorder Treatment: A Research-Based Guide”, NIDA, 2014.

Arte hecho con la gente

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Antetitulos: 

La vida social es el espacio en el que están cobrando forma algunas de las manifestaciones artísticas más relevantes de este tiempo. En todo el mundo, el trabajo de los creadores tiene cada vez más que ver con la participación del público. Se trata de una perspectiva que resignifica tanto al arte como a la vida

Pieza de La Internacional Errorista, del colectivo Etcétera, Argentina, 2005. Foto: gupoetcetera.wordpress.com
Pieza de La Internacional Errorista, del colectivo Etcétera, Argentina, 2005. Foto: gupoetcetera.wordpress.com

En 1992 el artista tailandés Rirkrit Tiravanija cocinó y sirvió gratis arroz con curri a todos los asistentes de la Galería 303 de Nueva York; la intervención artística Untitled (Free/Still) (Sin título [libre/estático]) tenía la intención de crear una experiencia en la que el encuentro y la interacción de los comensales se convirtieran en sí mismos en la obra de arte. En 1994, el colectivo austriaco de artistas WochenKlausur realizó el proyecto Shelter for Drug-Addicted Women (Albergue para mujeres drogadictas), que consistió en una docena de paseos en barco en el Lago Zúrich, a lo largo de ocho semanas, en los que los que políticos, periodistas, sexoservidoras y activistas de la ciudad de Zúrich eran invitados para conversar; a partir de las conversaciones, se logró la renta de una casa como albergue para las mujeres, financiado por donativos privados y por el sector público, que se hizo cargo de dos terceras partes de los gastos. Y, en 1999, el artista español Santiago Sierra, radicado en la Ciudad de México, realizó una de sus obras más famosas: 250 cm Line Tattooed on 6 Paid People (Línea de 250 cm tatuada sobre 6 personas remuneradas), en la que tatuó una línea en las espaldas de seis jóvenes cubanos desempleados, quienes ganaron a cambio 30 dólares cada uno. El trabajo de Sierra se enfoca en la explotación laboral que resulta de la economía capitalista global y la división entre el norte y sur; en sus performances, a menudo emplea a grupos de personas vulnerables (prostitutas, drogadictos, desempleados, vagabundos, inmigrantes ilegales, entre otros). Estos son tres ejemplos icónicos de las artes participativas o el arte socialmente comprometido que se asocian con el fenómeno del arte relacional.    

Los conceptos de arte participativo, arte socialmente comprometido, prácticas sociales o arte colaborativo han adquirido gran popularidad en los últimos años, y su notable proliferación alrededor del mundo no sólo nos habla de la importancia de la participación en el arte, sino que también debe verse como parte de un fenómeno más amplio y, por ende, relacionado con el creciente interés en la participación pública, los nuevos movimientos sociales y el activismo a escala global. Como lo explica el historiador del arte Grant Kester: “Vemos una interlocución persistente con sitios de resistencia y activismo, así como el deseo de trascender las definiciones actuales del arte y lo político”.[1]

 Aproximadamente una década después de estos hitos en el arte, las prácticas del arte colaborativo y socialmente comprometido no sólo se han convertido en elementos centrales de la producción del arte y las discusiones que giran a su alrededor, sino que han desempeñado un papel en la determinación y el reflejo de configuraciones globales. Como tales, estas prácticas fueron el tema principal de la conferencia Art and Politics Reloaded. The Right to the City(Arte y política recargados. El derecho a la ciudad), realizada en junio de 2016 en Lisboa, donde participaron artistas, activistas, teóricos del arte, historiadores del arte y antropólogos internacionales, entre ellos Grant Kester, de la Universidad de California en San Diego, y Gregory Sholette, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, quienes ofrecieron conferencias magistrales. Uno de los objetivos principales de la conferencia era examinar, desde una perspectiva multicultural, la dimensión “global” de las prácticas artísticas colaborativas, con miras a confrontar el discurso dominante occidental (Europa Occidental y Estados Unidos) y generar una discusión acerca de las prácticas colaborativas como respuestas a los procesos de dominio y emancipación alrededor del mundo.

Arte colaborativo

Arriba: En 1999 el artista Santiago Sierra tatuó una línea de 250 centímetros en la espalda de seis personas, que recibieron un pago por ello. Abajo:Free/Still, de Rirkrit Tiravanija, en la galería 303 de Nueva York. El artista convirtió el espacio en un salón donde se cocinaba y servía arroz y curri a los visitantes

 

Arte para entender el mundo

Carlos Garrido Castellano, organizador de una de las mesas de discusión, explica la necesidad de “pensar en las prácticas artísticas socialmente comprometidas y colaborativas desde un marco alternativo, así como de intentar abrir el debate, abordar casos de estudio menos visibles y desafiar la centralidad de artistas y procesos canónicos”.[2] Esto constituye el reto, también en la discusión y en las narrativas construidas a partir de las prácticas del arte. Por ejemplo, por tradición, las prácticas vanguardistas estadounidenses y europeas se han visto como las predecesoras de las prácticas artísticas socialmente comprometidas, y han sido referencia casi obligatoria en todas las discusiones e historias. Sin embargo, el arte socialmente comprometido es un fenómeno global, y hay que analizarlo como tal. Garrido plantea dos motivos para ello: en primer lugar, porque estas prácticas artísticas nos ayudan a entender, no solamente el mundo del arte, sino el mundo en general; y, en segundo lugar, porque están dando forma a algunos de los momentos más interesantes de las historias del arte de muchos territorios y porque socavan las limitaciones y exclusividades que por tradición se asociaban a las prácticas dentro y fuera de las instituciones del arte.[3]

Al hablar del mundo actual del arte y la cultura, Sholette utiliza la metáfora materia oscura, una masa invisible prevista por la teoría del Big Bang que, a pesar de su invisibilidad y su constitución desconocida, abarca hasta 96 por ciento del universo. “Incluye las prácticas improvisadas, amateurs, informales, no oficiales, autónomas, activistas, no institucionales y auto organizadas: todo trabajo que se hace y circula a la sombra del mundo del arte formal. De una parte se podría decir que emula la materia oscura cultural por rechazar las demandas de visibilidad del arte establecido, y otra gran parte no tiene más remedio que quedar invisible”.[4] Sin embargo, en años recientes, la “materia oscura ha comenzado a brillar”, porque muchos artistas “conscientemente eligen trabajar en los márgenes del arte convencional motivados por el deseo de hacer crítica social, económica y política”.[5]

Por un lado, ha habido más iniciativas artísticas y de activismo alrededor del mundo, provenientes de la llamada “materia oscura” que opera en los márgenes del mundo artístico convencional. Pero al mismo tiempo ha habido una respuesta a estas tendencias por parte del mundo del arte convencional. Sholette muestra que “los principales museos están destinando parte de sus presupuestos a la producción de proyectos efímeros y participativos que tienen el beneficio adicional, en un ambiente de estrechez financiera, de costar relativamente poco, de no requerir ni almacenamiento ni mantenimiento y de generar un interés en el público que al parecer ya no generan las exhibiciones estáticas”.[6] Las instituciones organizan bienales de arte socialmente comprometido y comunitario, como la 7ª Bienal de Berlín,curada por el artista polaco Arthur Zmijewsli, o la Bienal de Liverpoolen 2015, que abordó la cuestión del arte participativo con el tema “¿Artes comunitarias? Aprendiendo del legado de las iniciativas sociales de los artistas”.

Existen varias organizaciones y comunidades internacionales que abordan temas y proyectos de arte comunitario, como Creative Time Summit(Cumbre de Tiempo Creativo),un congreso anual organizado en Nueva York y dedicado a la comisión de proyectos de arte público que se relacionen con la justicia social. Los organizadores declaran: “Nos comprometemos a presentar arte importante para nuestros tiempos y a involucrar a públicos amplios que trasciendan barreras geográficas, raciales y socioeconómicas”.[7] Otro ejemplo es The International Community Arts Festival (El Festival Internacional de las Artes Comunitarias, ICAF),creado en 2001 cuando, en los Países Bajos, los conceptos diversidad cultural y participación en las artes empezaban a aparecer en las políticas públicas y los debates culturales del país. Sin embargo, los fundadores del icaf tenían raíces en las academias de teatro radicalizadas y politizadas de fines de los años sesenta y principios de los setenta del siglo XX, por lo que el festival se enfocaba en colaboraciones recíprocas entre artistas entrenados y comunidades, “que tienen que ver directamente con sus vidas y el mundo en el que viven”.[8]


Arte colaborativo

Imágenes del Festival Internacional de Artes Comunitarias (ICAF, por sus siglas en inglés), realizado en 2014 en Rotterdam, Holanda.

Está también Make Art with Purpose (MAP) [Hagan Arte con Propósito], una comunidad internacional que se involucra con las prácticas del arte socialmente comprometido a través de un centro virtual de recursos para proyectos creativos que pretenden transformar al mundo. Janeil Engelstad, fundadora de la organización, explica su misión: “Promovemos modelos de producción de arte que se basan en la concientización e incluyen ideas para el cambio ambiental y social positivo”.[9] E incluso el prestigioso Premio Turner de Gran Bretaña fue otorgado en 2015 a Assemble, un colectivo londinense que trabaja transversalmente en los campos del arte, el diseño y la arquitectura para crear proyectos en conjunto con las comunidades que los usan y habitan.

Además de esto, el arte participativo ya tiene sus propios premios: uno es el Premio Internacional de Arte Participativo,fundado en 2009 en Bolonia por la comunidad artística al final del mandato de Silvio Berlusconi. El premio se creó para financiar y estimular la producción de arte que tuviera como meta desarrollar el sentido de pertenencia a una comunidad y trabajar con ella para incrementar la sensibilidad hacia el bien común.[10] Y, por otro lado, el Premio Leonore Annenberg de Arte y Cambio Social, otorgado por Creative Time desde 2009. Entre los distinguidos con este galardón está Rick Lowe, que lo ganó en 2010 por su proyecto Row Houses (Vivienda Subsidiada),comenzado en 1993 en el distrito Northern Third Ward de Houston, y quien ha creado casas para madres solteras y sus hijos, espacios residenciales para artistas que deseen crear nuevos proyectos junto con la comunidad local, centros de salud y jardines comunitarios en una de las comunidades afroamericanas más antiguas de la ciudad.

¿Por qué están tan interesadas las instituciones artísticas en prácticas que surgieron como críticas sociopolíticas a las instituciones? Sholette cree que la falta de financiamiento público, así como la ausencia de un discurso o partido realmente de izquierda, dificultan una independencia total del mundo institucional del arte. En consecuencia, las prácticas artísticas socialmente comprometidas están listas para “dejar de operar en la periferia del mundo del arte convencional donde han vivido durante décadas, para ser acogidas hoy en día con cierto grado de legitimidad institucional”.[11] De modo que el asunto ya no es tan blanco y negro, y ya no se puede hablar simplemente de las buenas intenciones de artistas que han sido “cooptados por instituciones malévolas”.[12] Sholette incluso argumenta que “el arte contemporáneo es simultáneamente su vanguardia y su realismo social”.[13] Esto ilustra las razones detrás de la proliferación masiva de las prácticas artísticas socialmente comprometidas en años recientes: por un lado, han servido como crítica a las instituciones y como emancipación para muchas comunidades marginadas alrededor del mundo; sin embargo, la popularidad y el reconocimiento que han ganado en el mundo convencional del artese debe a su institucionalización.

 

La vida social como medio de expresión

El arte socialmente comprometido no es sólo un fenómeno reciente; ha existido desde hace décadas, pero sus genealogías son complejas e intrincadas. La historiadora y crítica Claire Bishop argumenta que tres inquietudes han motivado la participación en el arte desde la década de 1960: la activación de la audiencia, la redefinición del concepto de autoría de una obra y el interés por la comunidad. Estas inquietudes vienen siendo los vínculos históricos del arte socialmente comprometido de la actualidad. Desde otra perspectiva, Sholette ve los inicios del arte comunitario en los años setenta, cuando el Consejo Británico de las Artes en el Reino Unido comenzó a canalizar apoyo hacia artistas que se desempeñaban en espacios públicos. No obstante, la diferencia es que hoy en día la tendencia apunta hacia la coreografía de experiencias sociales. Sholette y Blake Stimpson, en su obra Collectivism After Modernism (Colectivismo después del modernismo),afirman: “Este [nuevo colectivismo] no significa ni retratar las formas sociales ni luchar en el ámbito de la representación, sino involucrarse con la vida social como producción, involucrarse con la vida social misma como medio de expresión. Este nuevo colectivismo implica el poder espectral del pasado del colectivismo en la medida  que se desarrolla completamente dentro del poder hegemónico del capitalismo global”.[14] Lo que se entiende hoy por “colectivismo” son las acciones o iniciativas sociales colectivas en forma de manifestaciones públicas en la calle o en el mundo digital (el colectivismo de la Nueva Economía) como una comunidad imaginada situada en la internet. El Nuevo Colectivismo, como lo entienden ellos, reintroduce el viejo estandarte vanguardista “El Arte en la Vida”, por tanto, el aspecto de las prácticas artísticas colaborativas es parte esencial de la interpretación actual del colectivismo.

En Europa Central-Oriental (República Checa, Eslovaquia y Polonia), una región gobernada hasta 1989 por el comunismo de tipo soviético y separada de Europa Occidental por la Cortina de Hierro, la diferencia principal entre el arte no oficial del periodo comunista y las prácticas actuales de arte socialmente comprometido es que la versión contemporánea utiliza la vida misma como su medio de expresión y su medio de producción. La historiadora del arte checa Pavlína Morganová argumenta que “El Arte Acción de la década de 1960, tanto en el territorio checo como en el resto del mundo, consistía principalmente en acciones colectivas. La forma dominante era claramente el acontecimiento, que, con su espontaneidad, apertura y acento en involucrar al espectador, se acomodaba muy bien al espíritu de la época”.[15]

Yo veo estas acciones colectivas en espacios públicos como los antecedentes del actual arte socialmente comprometido, dados su carácter colaborativo, su interés en la gente por encima de los principios formales de la estética y su enfoque en crear comunidad. La comunidad que estos artistas creaban se producía en condiciones no oficiales, tenía un carácter privado y constituía a la vez la audiencia y la beneficiaria de la obra de arte, al incluir tácticas minimalistas o acciones artísticas basadas en gestos sencillos y formas de comportamiento tomadas de la vida cotidiana, como la de hacer fila afuera de una tienda.[16] Un ejemplo de esto es la obra de 1976 Line Leaving Store (Fila saliendo de una tienda), del colectivo artístico polaco Akademia Ruchu, en la que actores recreaban en forma de “espejo” una fila afuera de una tienda del otro lado de la calle.[17] Este tipo de acciones eran muy performativas y lúdicas, repetían gestos cotidianos sencillos y los contrastaban con el ambiente en el que se encontraban.

Sin embargo, en el contexto poscomunista de la región, el arte socialmente comprometido con tintes políticos es un fenómeno reciente. La expresión “arte comprometido” antes de 1989 se refería al arte que seguía los cánones del Partido Comunista, por tanto, tenía una connotación negativa en la región y se asociaba con el arte oficial apoyado por el Estado. Por consiguiente, en el contexto de Europa Central-Oriental las obras de arte que hacían comentarios políticos y sociales tomando la vida misma como medio de expresión, empezaron a surgir alrededor de 2004, cuando estos países entraron a la Unión Europea. Aparecieron nuevos temas, tales como la integración de la ue, la migración, la apertura de fronteras, la identidad nacional, la gentrificación, la ecología, el capital privado y el desempleo. Los artistas empezaron a crear arte socialmente comprometido, al igual que los artistas en todo del mundo, porque las cuestiones actuales son globales y universales.

Arte colaborativo

Imágenes de la pieza Vendedor de Lágrimas (2014), de Łukasz Surowiec y Alicja Rogalska

Un ejemplo patente de este tipo de proyectos es Vendedor de Lágrimas (Skup Łez), 2014, realizado por dos artistas polacos, Łukasz Surowiec y Alicja Rogalska, en la ciudad de Lublin, Polonia. El escenario para el proyecto era una sección de la ciudad con altos índices de desempleo y de exclusión socioeconómica, repleta de tiendas de empeño y prestamistas abusivos, en un espacio especialmente diseñado que permitía a la gente producir y vender sus lágrimas en aproximadamente 25 euros por cada tres mililitros. El proyecto duró solamente cuatro días en vez de los ocho planeados, porque se agotaron los fondos. El caso puede compararse con la obra de Sierra, Línea de 250 cm tatuada sobre 6 personas remuneradas, ya que Surowiec y Rogalska también se enfocaron en la explotación económica como tema central. Como explica el antropólogo Roger Sansi a propósito del trabajo de Sierra, “su trabajo pone de manifiesto el mecanismo de autoría artística en el arte participativo como una forma de explotación… el intercambio de bienes también constituye una ‘relación social’”.[18] El potencial del proyecto no está en la transformación de la sociedad o de la economía en Polonia. Los artistas afirman que la población de Lublin “no tiene trabajo y necesita vender sus pertenencias en tiendas de empeño para cubrir sus necesidades. ¿Por qué las pertenencias vendidas no pueden ser lágrimas? Vender lágrimas es un gesto simbólico. Pagamos por algo que no tiene precio, que es íntimo y privado. Los desempleados tienen muchas razones para llorar, y se les puede pagar por estas lágrimas si deciden colaborar con el proyecto de arte”.[19] Uno de los participantes dijo: “Vivimos en una sociedad de comercialización total. El proyecto demuestra que uno puede sacar provecho hasta de las lágrimas. Pero llorar es una labor realmente difícil. Ha sido lo más difícil que he hecho hasta ahora”.[20] El proyecto fue blanco de fuertes críticas por beneficiarse de la pobreza de otros, y porque los organizadores no estaban ayudando realmente a la gente. Los artistas respondieron: “Lo que hacemos es ético. Volteamos el mecanismo de comercializar y deshumanizar a una persona. Estamos comprando, simbólicamente, la tristeza causada por una situación social particular y, por tanto, constituye una forma de crítica social”.[21] El antropólogo polaco, Tomasz Rakowski, quien estuvo presente a lo largo del proyecto, utilizó un método de entrevista con los participantes a fin de averiguar en qué medida se habían involucrado y el acto de llorar por dinero.[22] La gente lloraba para cuidar a sus hermanos menores, para arreglar su departamento, para apoyar a sus parejas y a sus hijos, etcétera. Uno de los participantes confesó: “Cada uno de nosotros viene acá con su propio proyecto. Cada quien puede escoger qué ofrecer”.[23]

A pesar de todas las discusiones acerca de la democracia directa y la participación ciudadana, son cosas que paradójicamente están ausentes en nuestra vida cotidiana. De ahí la importancia del diálogo, también propuesto por Kester en su obra Dialogical Aesthetics (Estética Dialógica)como parte fundamental del cambio social y del éxito de las prácticas artísticas socialmente comprometidas.[24] Los proyectos artísticos socialmente comprometidos generan un discurso indudablemente importante y tienen potencial para plantear preguntas acerca de cuestiones sociales y para suscitar una voluntad de cambio. En cuanto a lograr alguna forma de cambio social, los proyectos nos obligan a involucrarnos con otros y generar un diálogo. m.

El arte socialmente comprometido en México y Latinoamérica

Por Sofía Rodríguez

En México y Latinoamérica, el arte y la acción política comparten una íntima historia. Desde la gestación de las vanguardias modernas, el arte conceptual, el arte comunitario, el performance y las acciones estético-activistas, una dimensión política de crítica y resistencia ha pulsado como parte de la producción artística. Si bien esta pulsión no ha ocupado la centralidad en la narrativa de la Historia del Arte de manera permanente, los movimientos artísticos en el país y en Latinoamérica han seguido un patrón de ruptura y resistencia a los cánones estéticos y políticos en conexión con las crisis sociales. Esta relación parecería natural, pues, como observa la historiadora de arte Shiffra M. Goldman, en condiciones de pobreza e inestabilidad la acción política para el cambio social es el “lubricante” que hace la vida posible, y éste es con frecuencia provisto por el arte y la cultura.[25]

En México, la genealogía de las artes sociales y participativas que actualmente ocupan museos, galerías y el espacio público puede rastrearse hasta los movimientos de grupos y colectivos de arte crítico, comunitario y de resistencia de los años sesenta y setenta del siglo XX, e inclusive más allá, hasta los movimientos de las vanguardias modernas y sus manifiestos fundacionales. La idea de la acción colectiva como parte fundamental del proceso de las propuestas artísticas, afín a los movimientos ideológicos, sociales y políticos de inicios del siglo pasado, quedó plasmada de distintas maneras: desde el manifiesto Actual No. I del movimiento Estridentista en 1921, que proponía un arte “actualista” que respondiera a los estímulos de la experiencia urbana y borrara los límites ente el arte y la vida, o el Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos Pintores y Escultores de 1923, del influyente y conocido movimiento Muralista, firmado por David Alfaro Siqueiros, que privilegia al arte público dirigido a la sociedad por encima del individualismo, hasta el espíritu que impulsó al Grupo de Pintores ¡30 30!, bajo la premisa de que el colectivismo era parte integral de la producción artística y que el arte “podía ser un agente de transformación social, y más específicamente, nivelar diferencias de clase”.[26]

En el sur del continente, el artista e historiador Luis Camnitzer identifica un hilo conductor en la intersección de la acción estética y la acción política en la vida social.[27] En Uruguay y Argentina, por ejemplo, las propuestas artísticas de finales de los sesenta y los setenta se materializaron en proyectos de resistencia a las dictaduras militares en los que la línea entre arte y activismo parecía desdibujarse. En el primer caso, el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, un grupo armado de guerrilla, hizo confluir el arte con el activismo: con un enfoque pedagógico y una ambición transformadora, sus integrantes hicieron uso subversivo de los mensajes mediáticos y de recursos teatrales en acciones militares, robos de bancos y de alimentos y secuestros para financiar la guerrilla o para el sustento de las comunidades.[28] Con un sofisticado uso de los medios y la propaganda establecieron parámetros iniciales para la estética del activismo y para los usos políticos del arte con fines sociales y revolucionarios.[29] En el segundo caso, en la dirección opuesta, desde la escena artística grupos y colectivos politizaron su trabajo transitando hacia el activismo y la denuncia: el grupo Artistas de Vanguardia organizó en Rosario y Buenos Aires la exposición Tucumán Arde en 1968, un manifiesto artístico e intelectual que llamaba a la creación de un arte total y social y denunciaba la represión, la censura y la complicidad de artistas e instituciones públicas que colaboraron con la dictadura.[30] La exposición de arte conceptual a través de textos, panfletos, instalación, fotografía y carteles fue clausurada en Buenos Aires y el proyecto fue desactivado por el gobierno en un clima de represión política, e incluso algunos artistas fueron perseguidos por el régimen.[31] Sin embargo, su influencia reverberó en propuestas estéticas en las siguientes décadas, en las que movimientos y asociaciones hicieron uso de los recursos estéticos puestos en práctica por los “tupamaros” y los “tucumanos”. Entre esas propuestas se cuentan las acciones de las asociaciones Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, por ejemplo, en su impulso a la obra El Siluetazo (1983), de los artistas Julio Flores, Guillermo Kexel y Rodolfo Agueberry, que dibujaron en plazas y espacios públicos las siluetas de 30 mil personas desaparecidas durante la dictadura.[32]

En otros países del sur, en esta imbricación entre arte, crítica y resistencia política, también la participación de la audiencia y la interacción colectiva ha sido parte fundamental de la producción creativa. Desde las obras interactivas Parangolés,del brasileño Helio Oiticica en los sesenta en las favelas de Río de Janeiro, producidas para ser portadas como parte del vestido, o el trabajo del artista chileno Alfredo Jaar,[33] que involucró la participación ciudadana —un proyecto de testimonial y fotográfico que recogía el estado de ánimo de la ciudadanía chilena en una crítica a la vez suave y poderosa a la dictadura de Pinochet en su Estudio sobre la felicidad (1979-1981)—, hasta las fotografías de inicios de los noventa producidas por Paula Trope en coautoría con niñas y niños de Brasil, a quienes la artista entregaba cámaras hechas con latas de aluminio con un pequeño hoyo para que fotografiaran su contexto —Meninos (1993-1994).

Arte colaborativo

Rick Lowe es autor del proyecto Row Houses (Vivienda Subsidiada), que comenzó en 1993 en el distrito Northern Third Ward, de Houston, Texas. Lowe ha creado casas para madres solteras y sus hijos, así como espacios residenciales para artistas que deseen crear nuevos proyectos junto con la comunidad local, centros de salud y jardines comunitarios en una de las comunidades afroamericanas más antiguas de la ciudad.

Arte, acción y resistencia en México

En nuestro país, los puntos de inflexión que han inclinado la vocación artística hacia la resistencia crítica y a la estética de la acción colectiva han sido las crisis y movimientos sociales. Uno de ellos fue el movimiento estudiantil de 1968. El asesinato de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco propició un cambio en la dinámica artística, antes enfocada en el trabajo plástico, hacia prácticas colectivas, lo que respondía al contexto represivo e intolerante y a su vez reafirmaba al arte como una expresión de disenso respecto al Estado y a los cánones artísticos que prevalecían en el gusto estético y el mercado.[34] A través de asociaciones y colectivos artísticos denominados posteriormente como “Los Grupos”, jóvenes artistas —entre los cuales había participantes del movimiento del 68— abrazaron las manifestaciones críticas y conceptuales del arte, el minimalismo, la instalación, el performance y el arte comunitario, con un espíritu de transformación que retaba al control hegemónico del sistema, de la misma manera que otros movimientos artísticos en Latinoamérica.[35] Algunos grupos, como Tepito Arte Acá, crearon vínculos vecinales con el barrio y con colectivos chicanos; otros, como Mira, El Colectivo, Germinal y No Grupo, se enfocaron en la colectivización del trabajo creativo, separándose de la idea del artista como un individuo; Mira, Taller de Arte e Ideología (TAI), Taller de Arte y Comunicación (Taco) de la Perra Brava y Germinal enmarcaron su actividades en los movimientos sociales y sindicales y llevaron su activismo y proyectos formativos a las calles y a comunidades rurales, mientras que otros, como Proceso Pentágono, Tetraedro y Suma se embarcaron en procesos de experimentación estética, con un fuerte componente de crítica política, siendo uno de sus momentos clave su participación en la Bienal de París de 1977.[36]

Un segundo momento de inflexión fue el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de 1994 en Chiapas, que denunciaba los efectos del neoliberalismo en las poblaciones más pobres del país, así como la exclusión de las comunidades indígenas del proyecto de nación. De modo similar a lo que habían hecho los tupamaros, el Subcomandante Marcos desplegó recursos teatrales y literarios en la creación de su “personaje” y de la narrativa del movimiento. De manera sorpresiva, el movimiento revolucionario se convirtió en una guerrilla de información digital con la que artistas y activistas de distintas partes del mundo se conectaron y difundieron por múltiples redes, como Ricardo Domínguez y el Electronic Disturbance Theater (1994)[37]

La consolidación de la globalización del país y el Tratado de Libre Comercio de 1994 fueron acompañados por el auge del arte contemporáneo en México, y parecía haber una ruptura en el linaje de arte socialmente comprometido. Las actividades de los grupos se desvanecieron en los años ochenta, a la par de un resurgimiento pictórico que exploraba, entre otras cosas, símbolos de la identidad nacional (un momento denominado por algunos historiadores como “Neomexicanismo”). El nuevo giro hacia el arte contemporáneo en sus expresiones conceptuales, de instalación, performance y otras prácticas que habían tenido lugar en las décadas anteriores, parecía no tener como principal preocupación las dimensiones social y política. Una aparente banalidad y ligereza en la producción artística también fue acompañada, en menor escala, por un enfoque en el impacto económico y social de la globalización en el país, en sintonía con “el giro social” que sucedía en Europa y Estados Unidos.[38] Minerva Cuevas deconstruyó corporaciones en su proyecto Mejor Vida Org (1998-); Vicente Razo recuperó el escarnio y la burla popular sobre el despreciado expresidente en su Museo Salinas (1996); Francys Alÿs y Santiago Sierra se enfocaron en la precarización del trabajo, y Teresa Margolles y el grupo semefo comenzaron su investigación con la violencia y la muerte.[39]

En las dos últimas décadas, en las que la producción artística socialmente comprometida se ha intensificado en el resto del mundo —principalmente Europa y Estados Unidos, y aún más desde la crisis económica de 2008—, también ha regresado al centro de la atención como respuesta a las crisis sociales y económicas en los países latinoamericanos.

En Cuba, la artista Tania Bruguera echó a andar el proyecto de arte pedagógico de casi una década, la Cátedra de Arte Conducta (2002-2009), que brindó capacitación de arte político y vinculado con el contexto a estudiantes de arte, y de la que afloraron múltiples obras y proyectos.[40] Más recientemente desarrolló el proyecto Movimiento Inmigrante Internacional (2011-), que vincula asociaciones, comunidades, servicios y artistas enfocados en examinar reformas migratorias y temas de representación política para migrantes.[41] En Perú, el puertorriqueño José Balado fundó en 2002 el proyecto de documental participativo DocuPerú, en el que sumó la creatividad de jóvenes documentalistas formados en la Pontificia Universidad Católica de Perú y en la Universidad de Lima, donde Balado impartía clases. El proyecto, que alcanza hoy en día cerca de 160 documentales, se gestó dos años después de que Alberto Fujimori hubiera renunciado a la presidencia, tras años de violencia y represión, con la mirada puesta en la necesidad de las comunidades de construir sus propios contenidos, y a través de ellos sus propios modelos de representación.[42]

Arte colaborativo

En el marco de una visita de George W. Bush a Mar del Plata, Argentina, en 2005, el grupo Etcétera (ganador del Premio Internacional de Arte Participativo en Bolonia, Italia, en 2013) fundó La Internacional Errorista, movimiento que reivindica el error como base de todas sus prácticas.

En Argentina, la crisis económica política de 2001 se vincula a la producción de arte comunitario y participativo: la versión actual del “teatro del oprimido” o el “psicodrama público” de las décadas anteriores, como las funciones teatrales callejeras de los grupos Jupsi, o de los grupos de teatro comunitario Catalisa Sur o Bisagra Callejera; otro ejemplo son los murales colectivos realizados con niños y niñas por el grupo Cujca.[43] En este mismo país, en estas décadas en que los cambios en las industrias culturales y las herramientas y soportes de la producción artística se han ido transformando, la respuesta de muchos artistas desde distintas plataformas ha mantenido una perspectiva crítica; el documental social tomó protagonismo en la producción audiovisual y el cine dejó las grandes ciudades para construir narrativas de la realidad social de los pueblos del interior del país, como la película Estrellas, de Federico León y Marcos Martínez, de 2007.[44] Otro ejemplo es Búsqueda en proceso, de Fabián Taranto, un proyecto digital alojado en un sitio web, activado durante las 24 horas del aniversario del 24 de marzo de 2006, que a partir de un video de una marcha de las Madres de Plaza de Mayo estableció “marcas” o puntos con hipervínculos que llevaban a la información específica de cada uno de los 10 mil 200 registros identificados de personas desaparecidas y 2 mil 500 represores de la dictadura. Cada uno de los clics de los visitantes al sitio envió un correo electrónico a distintas direcciones de organismos oficiales del gobierno, que llevaba como remitente el nombre de la persona desaparecida o represora y un archivo adjunto con el expediente.

En México, el tercer punto de inflexión del patrón de respuesta artística a las crisis sociales tuvo lugar en 2006. Primeramente, más de diez años después del movimiento zapatista, en un paralelismo con la influencia del movimiento tupamaro en las propuestas estético-activistas del sur del continente, el movimiento social y artístico en el sur de México (en Oaxaca) reflejó la influencia revolucionaria y activista del movimiento zapatista. Ese año hubo una ruptura social y cultural que inició con la huelga de profesores y continuó con un levantamiento que tomó por completo la ciudad.[45] La comunidad artística desplegó diversas estrategias para atender el conflicto, en un intento de abrir espacios de diálogo y articular soluciones en un contexto en el que la violencia y la represión habían salido de control. Se fundaron colectivos que unieron fuerzas con activistas sociales y comunidades, y artistas e intelectuales llegaron a apoyar las comunidades y activar programas sociales de intervención. Un proyecto clave y de gran influencia en la respuesta artística al conflicto fue La Curtiduría, fundada por el artista Demián Flores y la curadora Olga Margarita Dávila, enfocados en la defensa de los derechos humanos, la creación de oposición política y en proyectos vinculados con prácticas comunitarias con videoartistas, activistas ecológicos y organizaciones culturales de distintas partes del mundo.[46]

En segundo lugar, ese mismo año, el entonces presidente Felipe Calderón desplegó al ejército a lo largo del país en una lucha armada que denominó “guerra contra el narco”, cuyas consecuencias se calculan en más de 106 mil personas asesinadas y más de 29 mil desaparecidas.[47] El violento conflicto impactó, además del país, a la producción artística, pues provocó la emergencia de nuevas formas, prácticas, contenidos y, sobre todo, la politización y vinculación social de muchos artistas. Los efectos de la sangrienta guerra, y la devastación de las vidas y del territorio, han dado pie a múltiples obras y proyectos, como ¿De qué otra cosa podríamos hablar?, producido por Teresa Margolles para el pabellón de México en la Bienal de Venecia en 2009, donde colgó al interior y al exterior del palacio mantas con la sangre de víctimas del conflicto recogidas de las calles de Culiacán. En este proyecto participaron familiares de las víctimas durante los días que duró la exposición: en un rito silencioso, se encargaban de rehumedecer los lienzos que guardaban la sangre y de trapear con esa agua ensangrentada las salas de exhibición del palacete, las cuales recibían a sus visitantes con un olor y un ambiente de muerte.[48] O como Nivel de Confianza, de 2015, de Rafael Lozano Hemmer, que se centra en los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa en 2014, para relacionar, con una cámara y un software que “reconocen” los rasgos faciales, los rasgos de personas del público con el rostro de uno de los estudiantes, otorgando un porcentaje o “nivel de confianza” en el parecido y haciendo así eco a la incansable búsqueda de los jóvenes por parte de sus familiares y la sociedad mexicana.[49] O, más recientemente, los proyectos de las mujeres tejedoras indígenas en Guerrero del colectivo La Flor de Xochistlahuaca y del colectivo Malacate Taller Experimental, de Chiapas, que introducen mensajes de denuncia de casos como los de Ayotzinapa, Tlatlaya o Acteal en sus obras textiles de bordados y tejidos.[50]

En una ruta distinta, otros artistas y colectivos se han enfocado en proyectos vinculados con la acción colectiva y que apuesten por la transformación social, en sintonía con el gran protagonismo que las artes participativas y el arte socialmente comprometido han tenido recientemente. Por ejemplo, los colectivos jaliscienses Documotora y Mirall, que realizan documentales participativo con las comunidades de la capital Guadalajara y los pueblos de la región,[51] o La Granja Transfronteriza (2011), del colectivo Toro Lab,[52] un proyecto alimentario, de investigación social, de educación y de economía creativa desarrollado con la participación de la comunidad de uno de los barrios más pobres y conflictivos de la ciudad de Tijuana. O los proyectos Palas por Pistolas (2008), o Disarm (2013), de Pedro Reyes, en los cuales trabajó con armas recogidas entre la población para reconstruirlas y resignificarlas: en el primero las convirtió en palas que sirvieron para plantar árboles en el jardín botánico de la ciudad de Culiacán; en el segundo las convirtió en un conjuntos de instrumentos musicales mecánicos automatizados para dar conciertos.[53]

Arte colaborativo

En 2015, el artista Rafael Lozano-Hemmer creo Nivel de confianza, con retratos de los jóvenes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa en septiembre de 2014.

Esta prolífica producción artística vinculada con la disidencia permaneció durante mucho tiempo al margen de las instituciones, fuera de las narrativas formales y oficiales de la crítica de arte de nuestro país y del resto del mundo. Cuauhtémoc Medina define a este periodo como “la era de la discrepancia”, en la que el Estado legitimó y consolidó cierto tipo de arte y las manifestaciones contemporáneas —entre ellas las artes participativas— no eran vistas ideológicamente como parte esencial de la cultura.[54] Fue hasta 2007 que este curador, en conjunto con Olivier Debroise, realizó un profundo trabajo de recuperación histórica y difusión en una exposición denominada La era de la discrepancia, arte y cultura visual en México 1968-1997.[55] No obstante, se encontraron también con la indiferencia de los circuitos formales de museos e instituciones artísticas de occidente: por ejemplo, el mismo Medina narra cómo el Tate Modern, del cual fue curador para Latinoamérica, rechazó con desinterés la exposición.

Por lo contrario, recientemente, no sólo museos nacionales, como el Museo Amparo y el Ex Teresa Arte Actual, han dedicado espacios y conferencias para difundir y examinar este viraje en la producción artística, sino que la reconfiguración de las dinámicas globales y sus dimensiones de poder, la reflexión y la propuesta socialmente comprometida de Latinoamérica ha pasado a formar parte de las conversaciones y los espacios de las instituciones mundiales en el mundo del arte: los trabajos de artistas latinoamericanos como Ala Plástica, Mujeres Creando[56] o Tania Bruguera participan en exposiciones en distintos museos y galerías del mundo, así como Pedro Reyes en la Lison Gallery, en Londres, o Torolab, en el MOMA de Nueva York; o los colectivos La Flor de Xochistlahuaca y Malacate Taller Experimental en el encuentro Arte, Cultura y Exilio: Caminos de la Memoria, en París. Y desde las periferias simbólicas de la “materia oscura” que describe Gregory Shollette, los proyectos latinoamericanos constituyen sus propias narrativas del arte socialmente comprometido, que, por un lado representan las fuerzas de la discrepancia que permiten crear modelos de oposición a los modelos de interpretación de la realidad que definen a Europa y a Estados Unidos como el centro, y al resto del mundo como la periferia, como manifiesta Cuauhtémoc Medina.[57] Y, por otra parte, examinan, deconstruyen y participan en la reconstrucción de la realidad, con la conciencia de que el arte refleja y reconfigura también las formas de ser y actuar en el mundo.

 


[1]Grant Kester, artículo editorial en fieldJournal for Socially-Engaged Art Criticism,primavera de 2015, field-journal.com/issue-1/kester

[2] Carlos Garrido Castellano en conversación por correo electrónico, julio 2016.

[3]Ibid.

[4] Gregory Sholette, Marxism and Culture: Dark Matter: Art and Politics in the Age of Enterprise Culture,Pluto Press, Londres, 2010.

[5]Ibid.

[6] Gregory Sholette, “Delirium and Resistance after the Social Turn”, en field Journal for Socially-Engaged Art Criticism, primavera de 2015, field-journal.com/issue-1/sholette

[7]creativetime.org/about

[10]“International Award for Participatory Art”, en C.R.I.S.I., 30 de julio de 2013, crisiproject.wordpress.com/international-award-for-participatory-art

[11]  Gregory Sholette, “Delirium and Resistance... ”.

[12]Ibid.

[13]Ibid.

[14] Blake Stimpson y Gregory Sholette, “Introduction,” en Collectivism after Modernism. The Art of Social Imagination after 1945, University of Minessota Press, Minnesota, 2006, p. 13.

[15] Pavlína Morganová, Czech Action Art, Karolinum Press, Universidad Carolina, Praga, 2015, p. 79.

[16] El arte polaco de la década de 1970 ha sido investigado por el historiador del arte polaco Łukasz Ronduda, Polish Art of the 70s, Centrum Sztuki Współczesnej Zamek Ujazdowski, Varsovia, 2009, p. 349.

[17]Idem.

[18] Roger Sansi, Art, Anthropology and the Gift, Bloomsbury Academic, Londres, Nueva York, 2013.

[19]Łukasz Surowiec y Alicja Rogalska en Joanna Bielecka-Prus, Łukasz Surowiec y Alicja Rogalska, Skup Łez,Rewiry, Catalogue of Socially-Engaged Art Centre Rewiry, Lublin, 2013-2014, p. 128.

[20]Ibid., p. 130.

[21]Ibid., pp. 130-131.

[22] Tomasz Rakowski, “Społeczna droga donikąd. Skup Łez jako zbiórpytań właściwych”, enSkup Łez, Rewiry.

[23]Ibid., p. 131.

[24] Grant Kester, Conversation Pieces: Community and Communication in Modern Art, University of California Press, Estados Unidos, 2004; Grant Kester, The One and the Many: Contemporary Collaborative Art in a Global Context, Duke University Press, Estados Unidos, 2011.

[25] Shifra M.Goldman, The Dimensions of the Americas. Art and social change in Latin America and the United States, University of Chicago Press, Chicago, 1994, xvii.

[26] Tatiana Flores, Mexico´s Revolutionary Avant-Gardes. From Estridentismo to ¡30-30!, Yale University Press, New Haven-Londres, 2013, pp. 21, 266, 277–278.

[27] Luis Camnitzer, Conceptualism in Latin American Art: Didactics of Liberation, University of Texas Press, 2007.

[28]Ibid., pp. 44–58.

[29]Ibid., p. 2.

[30] The Avant-Garde Artists Group, “Tucumán Arde”, en Art and Social Change: A Critical Reader,  Tate- Afterall, Londres, 2007, p. 162.

[31] Luis Camnitzer, Conceptualism in Latin American Art, p. 68.

[32]Ibid., p. 74.

[33]bit.ly/Alfredo_Jaar

[34] Olivier Debroise, “Genealogía de una Exhibición”, en La era de la discrepancia: arte y cultura visual en México, 1968-1997, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2006, p. 26.

[35] James Oles, Art and Architecture in Mexico, Thames & Hudson, Londres, 2013, pp. 366–367; Camnitzer, Conceptualism in Latin American Art, p. 2.

[36]Álvaro Vázquez Mantecón, “Los Grupos, una reconsideración”, en La era de la discrepancia: arte y cultura visual en México, 1968-1997, pp. 194–195.

[37] Benjamin Shepard y Stephen Duncome, “Mayan Technologies and the Theory of Electronic Civil Disobedience”, en Art and Social Change: A Critical Reader, Tate Afterall, Londres, 2007, pp. 325–331.

[38] Cuauhtémoc Medina, “Mutual Abuse”, en Mexico City: An Exhibition About the Exchange Rates of Bodies and Values, PS1 Contemporary Art Center, Nueva York, 2002, pp. 42–45; cfr. Claire Bishop, Artificial Hells: Participatory Art and the Politics of Spectatorship, Verso, Londres, 2012.

[39] Rubén Gallo, New Tendencies en Mexican Art. The 1990s, Palgrave-Macmillan, Nueva York, 2004, pp. 10–17.

[40] Claire Bishop, Artificial Hells…, p. 246.

[41]Cfr. Nato Thompson, Living as Form. Socially Engaged Art from 1991-2011, Creative Time Books, Nueva York, 2012, pp. 121–122.

[42] Afra Mejía, en entrevista por la autora, 15 de marzo de 2017.

[43] Claudia Lía Bang, “El arte participativo en el espacio público y la creación colectiva para la transformación social. Experiencias actuales que potencia la creatividad comunitaria en la ciudad de Buenos Aires”, en Creatividad y Sociedad 20, septiembre de 2013, pp. 7-13, creatividadysociedad.com/numeros/cys20.html

[44] Ana Amado, “Arte participativo. El trabajo como (auto) representación”, en Signifição, 2010, pp. 89-92.

[45] Editorial, “Cronología del Conflicto en Oaxaca”, en El Universal, 30 de octubre de 2006, eluniversal.com.mx/notas/384529.html

[46] Olga Margarita Dávila, entrevista por la autora, conferencia vía Skype, 23 de noviembre de 2013.

[47] Amnistía Internacional, “Reporte México 2016/2017”, consultado el 27 de marzo de 2017, amnesty.org/es/countries/americas/mexico/report-mexico; Janet Cacelín, “La guerra contra el narco cumple 10 años en México y las cifras de violencia no dan tregua”, en Univision, consultado el 27 de marzo de 2017, univision.com/noticias/asesinatos/la-guerra-contra-el-narco-cumple-10-anos-en-mexico-y-las-cifras-de-violencia-no-dan-tregua

[48]Cfr. Cuauhtémoc Medina, ¿De qué otra cosa podríamos hablar?, rm, México, 2009.

[49]lozano-hemmer.com

[50] Pedro Rendón, “Tejen indígenas para denunciar violencia y sanar heridas”, en Universidad Iberoamericana, 2da Semana de Género, Arte y Diversidad, 21 de marzo de 2017, ibero.mx/prensa/indigenas-mexicanas-denuncian-la-violencia-con-tejidos

[51] Afra Mejía, idem.

[52]bit.ly/Torolab_Tijuana

[53]pedroreyes.net

[54] Cuauhtémoc Medina y Ana Longoni, “La era de la discrepancia: aristas de un hito polémico. Conversación de Ana Longoni con Cuauhtémoc Medina”, en Desacuerdos 5, 2009, p. 219.

[55]Cfr. Olivier Debroise y Cuauhtémoc Medina, La era de la Discrepancia….

[56]bit.ly/mujeres_creando

[57]Cfr. Blake Stimson y Gregory Sholette, eds., Collectivism after Modernism: The Art of Social Imagination after 1945, NED-New edition, University of Minnesota Press, Minneapolis, 2007; Olivier Debroise y Cuauhtémoc Medina, La era de la discrepancia...

Andrew Garfield: Transformar el sufrimiento en belleza

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Para encarnar a un sacerdote jesuita en la más reciente película de Martin Scorsese, Silencio, el actor debió pasar por un intenso proceso de formación que incluyó la realización de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Movido por el sentido de responsabilidad artística al buscar desempeñar su papel con la mayor fidelidad, Garfield habla en esta entrevista de los descubrimientos inesperados que vivió en ese proceso. Presentamos, además, una entrevista a Scorsese y otra a James Martin, SJ, quien asesoró a Garfield en el proceso

Scorsese da instrucciones a Garfield durante la filmación.
Scorsese da instrucciones a Garfield durante la filmación.

La gente hace los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola por diversas razones. Prepararse para protagonizar una película de Martin Scorsese no es una que se oiga a menudo, pero probablemente no sea la peor razón para realizarlos. Con frecuencia, hombres y mujeres hacen retiros para encontrar algo de claridad acerca de quiénes son o quiénes son llamados a ser. Supongo que fue el caso de Andrew Garfield cuando le pidió a James Martin, sj, editor de la revista America, que lo dirigiera en los Ejercicios como parte de su preparación para interpretar el papel principal de la nueva película de Martin Scorsese, Silencio.

El padre Martin dudó al principio. Pero Garfield estaba buscando algo. O a alguien. Y ésa no es una mala razón, en absoluto. A final de cuentas, fue suficiente para Jim. Y más que suficiente para Dios.

 

La realidad herida

Era un día lluvioso en Los Ángeles cuando fui a comer con Garfield para que me contara sobre su experiencia con los Ejercicios. Nos vimos en un restaurante bullicioso en Los Feliz, un viejo barrio localizado justo debajo del Observatorio Griffith, en East Hollywood. Yo llegué temprano y él a tiempo. Ambos estábamos hambrientos. Garfield parecía fatigado. Era aproximadamente el mediodía, y estaba cansado.

Había estado trabajando por semanas en la promoción de dos películas, filmando una tercera y preparando su regreso a Londres para una producción escénica. Llevaba consigo una pequeña colección de cuadernos y un teléfono. Sólo le faltaban una laptop y una taza de café para que se confundiera con un alumno de posgrado. Era el 31 de diciembre de 2016, y Garfield estaba comiendo con un jesuita curioso al que no conocía. No era exactamente la vida glamurosa de Hollywood que uno se imagina. Era más como una cita religiosa a ciegas e incómoda. Yo entendía su cansancio.

Andrew Garfield Foto: AP

Pero, a pesar de su fatiga, fue en extremo amable y generoso con su tiempo, así como profundo en su conversación. Se aseguró de que fuéramos a comer. Él ordenó polenta y yo hotcakes de mora azul. Garfield estaba cansado pero agradecido:  agradecido por la oportunidad de contar su experiencia al realizar los Ejercicios con el padre Martin durante todo un año, agradecido por volver a un lugar donde podía encontrar mayor profundidad y consuelo ante lo que vivía en ese momento —un momento de autopromoción al estilo de Hollywood—. “Esto es como el mercado de ‘riqueza, honor y orgullo’”, dijo, refiriéndose sin provocación a una meditación clave de los Ejercicios Espirituales. Fue una aportación astuta y con gran toque. Estaba hablando en mi idioma. Me hizo sentir como en casa.

Después de conocernos brevemente, empezamos a hablar de cómo encontró su vocación en la actuación y de qué tipo de experiencia espiritual aportaba a los Ejercicios. “Las películas eran mi iglesia en realidad”, mencionó. “De niño me interesaban las películas y los libros; nada destacable en realidad, simplemente era el lugar donde me sentía reconfortado, donde podía ser yo mismo… donde me sentía más seguro”.

Tal vez, como dijo, un amor por las historias en la niñez no sea tan destacable, pero luego añadió algo que me pareció muy ignaciano: “Los libros y las películas me transportaban hacia mí mismo, al enorme paisaje interior de mí mismo”.

San Ignacio de Loyola fue transportado de forma similar cuando empezó a escribir los Ejercicios Espirituales. Después de un fracaso rotundo, herido al tratar de jugar al héroe durante una batalla imposible de ganar, sin nada parecido a un newsfeed sin fin con el cual entretenerse durante su larga y dolorosa convalecencia, Ignacio empezó a leer. Pronto se dio cuenta de que el consuelo que buscaba, la sanación que necesitaba, no se encontraban en fantasías de ficción caballeresca, sino en las vidas de los santos. Además, fue descubriendo que se le revelaba una vida más profunda y satisfactoria, no solamente en los ejemplos edificantes de los santos, sino también en las complejidades de las pasiones que él experimentaba. La realidad herida de su vida interior se convirtió en un lugar de imaginación concedida por la gracia. La conversión de Ignacio comenzó cuando se volvió sensible a la complejidad de su ser interior.

En mi conversación con Garfield, me quedó muy claro que el actor comparte esta sensibilidad ignaciana. También fue evidente que su “enorme paisaje interior” está, como el de muchos de nosotros, lleno de heridas y vulnerabilidad. Conoce bien el anhelo del amor, que muchas veces es un anhelo tortuoso.

Andrew Garfield

“Me he visto atraído por las historias que intentan transformar el sufrimiento en belleza”, dijo. “Siento que tengo el don, y a la vez la maldición, de una intimidad con el dolor… con el dolor de vivir…”. Se detuvo como si estuviera juntando fuerzas para decir lo que realmente quería decir, y fue entonces cuando se reveló la fuente del desgaste que yo ya había notado en él: “el dolor de vivir en un tiempo y un lugar donde una vida de alegría y amor es jodidamente imposible”.

Repitió esta idea en varios momentos durante las pocas horas que estuvimos juntos. Su vida se ha visto complicada por el peso del amor, por la posibilidad —o la imposibilidad— del amor verdadero.

 

La dulce agonía de crear

Andrew Garfield fue, a falta de una mejor palabra, exitoso en los Ejercicios. “Hay tantas cosas de los Ejercicios que me cambiaron y me transformaron, que me mostraron quién era… y dónde creo que Dios quiere que esté”, me dijo. Difícilmente se podría esperar un resultado más positivo de unos Ejercicios. Y su éxito no debería sorprendernos.

Su entrenamiento como actor lo preparó bien para las dinámicas de la oración ignaciana, en la que uno se imagina en una serie de escenas bíblicas con el objetivo de obtener “conocimiento interior” de Dios y articular ese conocimiento en una vida de acción compasiva y servicio generoso. Lo que más le sorprendió, incluso ahora, fue el hecho de enamorarse.

Cuando le pregunté acerca de elementos sobresalientes de los Ejercicios, fijó sus ojos vagamente en un punto cercano, y se fue alejando hacia un lugar de la memoria. Luego, como si la pregunta lo hubiera transportado de nuevo a la experiencia misma, sonrió ampliamente y dijo: “Lo que me pareció muy fácil fue enamorarme de esta persona, enamorarme de Jesucristo. Eso fue lo más sorprendente”.

Se quedó callado después de decirlo, claramente conmovido por la emoción. Llevó su mano al pecho, justo debajo del esternón, entre la barriga y el corazón, y lo que dijo después vino acompañado de risas: “¡Dios mío! Eso fue lo más impresionante: enamorarme, y lo fácil que es enamorarse de Jesús”.

De repente pude apreciar la autenticidad con la que Andrew vive la alegría del amor y el dolor de la frustración, el dolor que provoca la ausencia de amor. “Me sentí tan mal [por Jesús,] y enojado por él cuando finalmente lo conocí, porque todo el mundo le da una reputación tan negativa. Hay tanta gente que le da una fama tan mala. Y ha sido utilizado para tantas cosas oscuras”.

Cuando digo que Garfield tuvo éxito en los Ejercicios, es precisamente esta profesión de amor la que lo prueba: se enamora de Jesús. Sufre con y por el amado. Y este sufrimiento compasivo se traduce en una vocación que pretende ayudar a más gente a enamorarse y escapar de la ausencia del amor. “Eso es para mí la dulce agonía de crear”, continuó, “la hermosa agonía de nunca poder expresar plenamente la posibilidad del amor y la posibilidad de amar como él nos enseña, y de vivir como él quiere que vivamos. Lo que me impulsa a trabajar es este anhelo de expresar precisamente eso”.

Andrew Garfield Fotos: Paramount Pictures

Contra el temor al fracaso

La experiencia de enamorarse de Jesús fue lo más sorprendente, tal vez, porque Garfield, como muchas otras personas, llegó a los Ejercicios buscando otra cosa. Lo que lo llevó a los Ejercicios no fue un deseo explícito de conocer a Cristo, sino la sensación dolorosa y persistente de su propia “insuficiencia”.

Como Ignacio en su tiempo, Garfield era un joven que buscaba su lugar en el mundo. Y, como muchos de nosotros, debajo de ese deseo cargaba con un miedo profundo, el miedo a no ser suficientemente bueno. “Lo que más quería sanar, lo que le presenté a Jesús, lo que me llevé a los Ejercicios, fue ese sentimiento de insuficiencia”, dijo. “El sentimiento de siempre anhelar la expresión perfecta de esto que todos llevamos dentro. La herida de la insuficiencia. La herida de sentir que lo que tengo que ofrecer nunca es suficiente”.

Muchos vivimos con miedo al fracaso, pero pocas veces nos damos cuenta de que no es éste lo que nos molesta: es la exposición. No es difícil fracasar; lo hacemos todo el tiempo. El problema es que la gente nos vea. Es el hecho de que nos reconozcan como un fracaso es lo que nos duele realmente. Cuando lo único que queremos es ser apreciados, lo que anhelamos es ser vistos; si tememos no ser dignos de esa atención, entonces ser vistos es lo que más nos aterra. Esta tensión es algo que Andrew Garfield entiende muy bien.

El momento que recuerda como la experiencia más profunda de la presencia de Dios en su vida sucedió justo antes de su primer trabajo, después de graduarse de la escuela de actuación. Iba a hacer el papel de Ofelia en la obra de Shakespeare Hamlet, en el Globe Theatre de Londres. “Faltaban como dos horas para la función, y de pronto sentí que me iba a morir”, recordó. “Realmente sentí que si me paraba en ese escenario me iba a incendiar de adentro hacia afuera. Nunca había sentido tanto terror: un terror mortal, una sensación de insuficiencia y duda. Terror de ser visto. Terror de revelar y ofrecer mi corazón. De exponerme y decir: ‘Mírenme’”.

Andrew Garfield

Para calmar sus nervios salió a caminar a lo largo de la orilla sur del río Támesis. Era un día nublado, y sus pensamientos se convirtieron en deseos de escapar: “Empecé a pensar en aventarme al río. No tengo nada que dar, nada que ofrecer, soy un fraude”. Ahora lo entiende como un momento de oración: “Estoy pidiendo algo. Estoy pidiendo ayuda.”

Entonces escuchó a un cantante callejero que interpretaba, de manera imperfecta, una canción que reconoció: “Vincent”, de Don MacLean. La imperfección de esa interpretación es lo que más recuerda. “Si ese tipo se hubiera quedado en casa y hubiera dicho: ‘No tengo nada que ofrecer, mi voz no es tan buena, no estoy listo para presentarme en público, no soy suficiente’, si le hubiera hecho caso a esas voces, yo no habría recibido lo que necesitaba”, dijo. “Su disposición a estar vulnerable realmente cambió mi vida. Creo que por primera vez entendí cómo el arte crea sentido, cómo cambia la vida de las personas. Cambió mi vida”.

Ese momento compartido de imperfección artística lo salvó: “Y literalmente las nubes se disiparon, salió el sol y nos cubrió a los dos mientras yo lloraba incontrolablemente. Y sentí como si Dios me agarrara del cuello de la camisa y me dijera: ‘Has estado pensando que si te subes a ese escenario morirás. Pero, de hecho, si no te subes, morirás’”.

Desde entonces vive con esta misma tensión creativa —con un miedo profundo de ser visto y una necesidad aún mayor de ello—. Si ser vistos en nuestra imperfección es lo que nos aterra, ser abrazados en nuestra vulnerabilidad es lo que nos salvará.

 

“Los Ejercicios me pusieron de rodillas”

Para Garfield, una de las partes más conmovedoras de los Ejercicios fue la de las contemplaciones de la llamada “vida oculta” de Jesús. “Eso me pareció muy importante”, recordó. “Mientras estoy constantemente tentado a producir, a ser visto, a ser apreciado, etcétera, descubro la belleza de vivir una vida oculta, de retirarme y entregarme de manera más profunda a mi arte, a mi vida, al mundo”. Al considerar su evidente incomodidad con las implicaciones de la fama, no parece sorprendente que se sienta atraído a una vida oculta. Y, sin embargo, estas meditaciones sobre la niñez de Cristo también revelaron un deseo de entrar en las partes ocultas de su propia vida —a las heridas de su insuficiencia, a los lugares desolados que todos tenemos pero a los que no sabemos llegar, de los que no sabemos salir—.

Sin embargo, tal vez el ejercicio más crítico para Garfield no fue el de la vida oculta, ni el reconocimiento de sus propias heridas, sino el que trataba acerca de la revelación de algo sagrado: la vulnerabilidad de Dios. Al meditar sobre la Natividad, se imaginó a sí mismo, como lo recomienda Ignacio, como una partera durante el nacimiento de Cristo. “Me sentí en casa. Sentí que era donde debía estar. Al servicio de esta mujer durante este acto tan significativo”. Empezó a ver cómo el antídoto para la humillación podría ser simplemente la humildad. “Dios, ojalá pudiera sentirme así todo el tiempo, ofreciendo mi humilde servicio”. añadió. “Si puedo convertir el contar historias en un servicio, si puedo ser útil, y ser lo más humilde posible durante el proceso…”. De nuevo se pierde en el recuerdo. No lo culpo. No es cosa pequeña.

Andrew Garfield

Los actores desde siempre han sido vistos como parteros. El actor, como todas las personas que tienen una dimensión sacerdotal, se posiciona frente a la verdad y participa en su relación por medio de palabras y gesticulaciones, al actuar nuestras historias sagradas de redención y amor. Al contemplar el nacimiento de Cristo, Garfield se dio cuenta de algo que otros actores y místicos parteros han sabido por mucho tiempo: que es por medio de nuestra personificación del amor, por medio del servicio humilde, que nos convertimos en el amor que anhelamos.

La experiencia de los Ejercicios es sagrada porque es un lugar donde descubrimos la verdad del amor, donde la personificación del amor se revela en Cristo. Sentirnos partícipes en traer al mundo aquel amor que anhelamos es un momento místico para cualquiera. No es fácil. En todos los sentidos de la palabra, es un ejercicio y más. Pero es, sin duda, el mayor regalo.

No obstante, ser parteros del amor para que entre al mundo no nos exime del dolor del parto. No es la posibilidad del amor lo que remedia su imposibilidad, sino que es la personificación del amor lo que nos salva, a final de cuentas. Es, en todos los sentidos, una obra en proceso.

“Los Ejercicios me pusieron de rodillas”, dijo Garfield, “y, sin embargo, aquí estoy sentado contigo, lidiando con la misma mierda. El hecho de hacer la película resultó secundario comparado con el hecho de realizar los Ejercicios, y el estreno de la película es la tercera prioridad para mí… y la profundidad de la experiencia es lo que sigue. La profundidad de la experiencia fue suficiente. Y, después, hacer la película me pareció una experiencia muy, muy profunda, más profunda que cualquier otra experiencia artística de mi vida, pero no tan profunda como la experiencia de los Ejercicios, aunque muy profunda de todos modos. Ahora la película se va a estrenar, y yo estoy de regreso en la ciudad de la superficialidad. Estoy tratando de reconciliarme con eso”.

Permanecer enamorado no es cosa fácil, así como tampoco lo es permanecer en el momento de la gracia en un retiro o en un momento conmovedor de la oración. El mundo regresa a nosotros y nosotros a él. Pero cuando le pregunté si aún confía en su enamoramiento, sonrió otra vez, hizo contacto visual conmigo y me aseguró: “Dios mío… esto, esto fue suficiente. Si no hubiera hecho la película, habría estado bien de todos modos. Pero la única experiencia que no me gustaría sacrificar, si tuviera que escoger, sería la de hacer los Ejercicios. Me trae tanto consuelo. Es una lección de humildad, porque me demuestra que puedes dedicar un año de tu vida a una transformación espiritual, deseando sinceramente y traduciendo ese deseo en acción, para crear una relación con Cristo y con Dios, y puedes perder cuarenta libras de peso, sacrificar tu arte, orar todos los días, vivir célibe por seis meses, hacer todos estos sacrificios en servicio a Dios, en servicio a lo que piensas que Dios quiere para tu vida, e incluso después de todo ese corazón y esa alma, después de un ofrecimiento tan humilde… esa humildad… después de todo eso, habrá gente que intente apedrearte y despreciarte. Es una gracia maravillosa recibir eso, caer en la cuenta de eso. Es un consuelo enorme saber que, no importa cuánto trabaje, habrá alguien a quien no le caiga bien. Habrá por lo menos una persona que diga que no valgo nada. ¡Es maravilloso!”.

Andrew Garfield

Si Garfield parecía cansado cuando nos saludamos, era todo lo contrario ahora. Cuando contaba las gracias que recibió se veía visiblemente alegre, y se reía a pierna suelta. Aun cuando reconoce que algunos pensarán que “no vale nada”, lucía radiante y libre.

“Ésta es mi oración sincera”, dijo. “Oro por ser más libre para ofrecerme vulnerablemente… y para que estas otras voces, ya sean internas o externas, pierdan un poco su poder de imponerse a esa llama, a la posibilidad de ofrecer nuestro corazón más puro, vulnerable, quebrado y abierto… al servicio de Dios, al servicio de un bien más grande, al servicio del amor, de lo divino. Siento que eso es lo que me está demostrando Dios. Y duele cuando me siento incomprendido o invisible… pero deseo que duela menos para poder seguir ofreciéndome de un modo vulnerable”.

En su esencia, los Ejercicios Espirituales tratan de la personificación del amor, no de la posibilidad de él. La posibilidad —o la imposibilidad— del amor nos paraliza. Pero la personificación del amor, el amor vulnerable, dañado y golpeado que vi en el corazón de Andrew Garfield, la personificación del amor que experimentó como el partero de María, el amor que guarda en su “vida oculta”, el amor que vive en sus deseos de ser visto profundamente y apreciado plenamente, el enamoramiento con el que sigue batallando en su relación con Dios y con otros. Esa personificación del amor es la que nos redime a todos al final. Si la imposibilidad del amor nos deja con anhelo, en la personificación del amor encontraremos nuestra satisfacción. En la personificación del amor encontraremos nuestra plenitud.

Cuando regresé a Madrid, volví a ver, como si fuera la primera vez, un pisapapeles que me había dado mi padre un año antes en mi cumpleaños. Es un simple bloque de aluminio que dice en letras gruesas: “SOY SUFICIENTE”. Parece que era la gracia que Dios tenía en mente para Andrew Garfield, la gracia que quieren todos los padres para sus hijos: que lleguemos a reconocernos como nada más y nada menos que la personificación de su amor. Y que este reconocimiento nos baste. Es la oración final que recomienda Ignacio en los Ejercicios: “Tómalo todo, Dios. Dame sólo tu amor y tu gracia. Eso me basta”. m.

El cine como peregrinación. Entrevista con Martin Scorsese

Por James Martin, SJ

Martin Scorsese, el aclamado cineasta, ha terminado una película sobre misioneros jesuitas portugueses en el Japón del siglo XVII, basada en la novela Silencio,de Shusaku Endo. La película se estrenó recientemente, y es protagonizada por Liam Neeson en el papel del padre Cristóvão Ferreira, un jesuita que renuncia a su fe después de ser torturado; así como Andrew Garfield y Adam Driver, como dos jesuitas más jóvenes; los padres Sebastião Rodrigues y Francisco Garupe, respectivamente, quienes tienen la misión de encontrar a su mentor. Ellos también son sometidos a torturas, y luchan con la idea de cometer apostasía.

Al principio de la entrevista, Scorsese habló de su niñez católica; cómo fue educado por las Hermanas de la Caridaden el Lower East Side de Nueva York, su breve estadía en un seminario menor, su amor por la Iglesia —que, según él, lo sacaba del “mundo cotidiano”—, así como de su fascinación a temprana edad por los misioneros de Maryknoll. “Me encantaba lo que decían,” dijo: “el valor, las pruebas que pasaban y la ayuda que brindaban.”

Esta entrevista tuvo lugar en la oficina del Martin Scorsese en Nueva York el 8 de noviembre pasado. Esta parte de la conversación, editada por razones de espacio y claridad, se enfoca en la creación de Silencio y en el propio viaje espiritual del señor Scorsese al realizar la película.

¿Cuándo te topaste con el libro Silencio?

Acabé por estudiar en Cardinal Hayes [una preparatoria en Nueva York] a los dos o tres años [de haber dejado el seminario menor,] y eso me dio una estructura y un enfoque. También por ese tiempo, en 1959 o 1960, la posibilidad de hacer películas se volvió muy real. La industria había cambiado por completo. Podías hacer películas independientes en la Costa Este, y eso no sucedía antes. Entonces terminé estudiando en el Washington Square College, y mi pasión se canalizó en las películas. Calles peligrosas tiene un contenido fuertemente religioso, y, hasta cierto punto, las premisas de Taxi Driver y ciertamente de Toro Salvaje, tienen contenido religioso, aunque no me daba cuenta en ese entonces.

En ese tiempo me había involucrado con el libro de [Nikos] Kazantzakis, La última tentación de Cristo. Yo quería hacer esa película. Para 1988, cuando finalmente se filmó, y estábamos a punto de estrenarla, hubo una ola de revuelo y polémica y tuvimos que mostrar la película como estaba en ese momento a diferentes grupos religiosos para que supieran de lo que se trataba, para que la gente no polemizara sin siquiera haberla visto. Una de las personas era el Arzobispo Episcopal de Nueva York, Paul Moore, quien asistió después de la proyección a una pequeña reunión que organizamos. Dijo que la película era, en sus palabras, “cristológicamente correcta.”

Me dijo: “Te voy a enviar un libro”, y describió algunos de los episodios [de Silencio] así como la confrontación, las “elecciones”, los conceptos de apostasía y fe. Recibí el libro unos días después y en 1989, un año después, lo leí.

Cuando hice Buenos muchachos, le había prometido al gran director japonés Akira Kurosawa que actuaría en su película Sueños. Me pidió que hiciera el papel de Van Gogh.

Entonces tenía quince días de retraso con Buenos muchachos, y la gente del estudio estaba furiosa. Nos apuramos para terminar, y Kurosawa me estaba esperando en Japón. Tenía ochenta y dos años, ya había terminado la mayoría del rodaje y sólo le faltaba grabar mi escena. Dos días después de filmar esa película volamos a Tokio y después a Hokkaido, y mientras estaba allá leí el libro. De hecho, terminé el libro en el tren bala de Tokio a Kioto.

Entonces leíste Silencio en Japón. ¿Era en 1989?

1989. Agosto, septiembre. Fue cuando pensé: “Esta historia podría convertirse en una película maravillosa en algún momento”. Al principio no pensaba así. No sabía de pronto, al leer el libro, cómo realizarla, cómo hacerla real, ni cómo montarla, porque no conocía el alma de la historia. En otras palabras, no era capaz realmente de interpretarla. Y creo que tardé todos estos años… porque traté de escribir un buen guion alrededor de 1990. Jay Cox y yo, en 1991, logramos conseguir [los derechos,] e íbamos a hacer la película inmediatamente; pero cuando llegamos a la mitad del guion, yo ya no sabía lo que estaba haciendo. Simplemente no lo sabía.

Después me distraje haciendo otras películas: La edad de la inocencia. Le debía una película a Universal. Tenía que hacer Casino, y terminé haciendo Kundun, que fue una forma de trabajar en este problema. Durante todo ese periodo, siempre regresaba al libro. Es importante entender que de 1989 a 1990 a 2014, o 2015, cuando finalmente rodamos la película, había muchos conflictos legales, y toda la situación parecía un nudo gordiano de complicaciones, un verdadero desastre legal, entonces me parecía todavía menos factible realizar la película. Algunas de las personas involucradas terminaron en la cárcel —no por estar involucradas en Silencio, sino por otras prácticas de negocio–.

Finalmente, hubo muchas personas que contribuyeron para resolver el problema, pero también tardé muchos años en entender o sentirme cómodo con la visualización de la película, cómo resolver las últimas secuencias. No solamente la confrontación al final, sino también el epílogo.

Dijiste que te tomó un tiempo entender el “alma” del libro. ¿Cómo la describirías?

Bueno, es la profundidad de la fe. Es la lucha por la esencia misma de la fe. Deshacerse de todo lo demás que la rodea.

El vehículo que uno toma para encaminarse a la fe puede ser de mucha ayuda. Por ejemplo, la Iglesia, la institución de la Iglesia, los sacramentos, todo puede ser muy útil. Pero en el fondo tienes que encontrarla tú mismo. Tienes que encontrar esa fe, o tienes que encontrar una relación con Jesús o contigo mismo realmente, porque a final de cuentas es a lo que te enfrentas.

Exacto. El Padre Rodrigues está muy libre al final.

Sí, lo está. Pero eso no descalifica en mi mente a los que optan por vivir su vida de acuerdo con las reglas de una institución, de la Iglesia católica, o como sea que uno proceda con su vida y sus propias creencias. A fin y al cabo, no lo pueden hacer por ti. Lo tienes que hacer por tu cuenta. ¡Ése es el problema! [risas.]

Y la invitación.

Y la invitación… sigue llamándote.

Así es. Todos los días.

Te sigue llamando, y se encuentra en las personas que te rodean. En aquellas más cercanas a ti. Eso es lo que es, y de repente recibes una bofetada en la cara, y dices: “¡Despierta!”.

Pero el shock viene, sin revelar el final de la película, cuando el personaje se da cuenta de que lo que está a punto de hacer, o lo que hace, se contrapone a lo que probablemente el resto de la cultura cristiana europea piensa que debería hacer.

Exactamente. Eso fue lo conmovedor de contar esta historia. Porque, ¿cómo puedes sostener eso? ¿O cómo puedes admirar su elección, su decisión? Después te dices: “Ponte en su lugar. Piensa en la debilidad del espíritu humano. La debilidad de la humanidad”. Y la he visto. La he vivido a lo largo de los años, también. Lo he vivido con gente que comete los mismos errores una y otra vez, y solamente hay ciertas personas que los van a ayudar o van a estar con ellos. Es una prueba. El problema es, como en Calles peligrosas, cuando el personaje de Charlie elige su propia penitencia. No puedes hacer eso [risas.]

A menudo Dios te da la penitencia, o la vida.

Así es. Cuando menos lo esperas.

Así es.

Y se convierte en una irritación, y realmente dices: “No. Ya estuvo bien” [risas.]

Exacto. No es la cruz. Una vez le dije a mi director espiritual: “Ésta no es la cruz que yo elegiría”, y él me dijo: “Pues si eliges tu propia cruz, entonces realmente no es una cruz”.

Exacto, ¡porque te resulta cómoda! [risas.]

Así es.

Y eso es lo que me fascinó de su decisión. Es una decisión total. Es muy claro lo que hace. Y sin embargo lo tiene solamente dentro de sí. Está en su corazón. Y está ahí en el libro, ya lo sé.

Este libro significa tanto para ti espiritualmente, y tuviste la oportunidad de trabajar en él y ahora ves los resultados. ¿Cómo es ese proceso para ti, espiritualmente?

A final de cuentas se convierte en una peregrinación. Es una peregrinación. Seguimos en el camino y nunca terminará. Pensé que terminaría por un tiempo, pero una vez que estaba ahí, me di cuenta de que no. Incluso en el cuarto de edición, es un producto inconcluso. Y así permanecerá para siempre.

Es fácil hacer una peregrinación como yo la quiero hacer [risas,] pero no fue fácil hacer esta peregrinación. No fue fácil hacer la película, y hubo muchos sacrificios. Algunas cosas ya ni siquiera se pueden arreglar, algunas de las cosas que ocurrieron en el aspecto personal. Si es una película buena o mala, ya lo decidirá otra gente, pero a mí la espiritualidad me ayudó hasta cierto punto, y es algo con lo que me gustaría que mis hijos se sintieran cómodos en el futuro.

¿Hablas de la espiritualidad cristiana en general?

Sí.

¿A qué te refieres cuando dices que la película aún está inconclusa?

Pues hay partes del libro que me habría gustado filmar y decidimos no hacerlo. La literatura es muy diferente de las imágenes visuales y en movimiento; entonces, ¿podría haberlo hecho casi página por página? Es casi como intentar alcanzar un punto en el que estés eliminando cosas en vez de agregarlas, y espero que las cosas que sí se incluyeron tengan resonancia. ¿Pero en cuanto a la resonancia? Me gustaría hacer una película con solamente una de esas vibraciones, como quien dice. Entonces, por mi parte, yo no quiero terminarla. De por sí se ha tardado demasiado. Ahora puedo decirlo, pero es tiempo de terminarla. Es tiempo de terminarla, de dejarla ir y que la gente la vea. Eso será bueno, y aceptar lo que venga. Pero ciertamente es una cuestión casi privada.

Por supuesto. Ahora, cuando lees el libro, estoy seguro de que hay partes muy conmovedoras para ti y que te afectaron en un nivel muy profundo. Cuando ves la película, ¿qué tipo de reacción te provocan esas escenas?

Hay varias escenas que me afectan. Sin duda alguna. La de los mártires en el océano.

Ésa es una escena preciosa.

Cuando estábamos ahí lo sentías. Cuando estábamos filmando, te lo aseguro, se sentía.

¿Qué sentías?

Sentías la belleza y la espiritualidad de lo que se intentaba escenificar. Lo sentías a través de los actores. A través de Shinya Tsukamoto y Yoshi Oida, Andrew y Adam, y fue devastador, triste y hermoso a la vez. Esas cuevas eran hermosas. Cuando fuimos a la locación para conocer esas cuevas, cuando entramos, había una mujer meditando. Es un lugar especial. Pasamos mucho tiempo ahí, y fue extrañamente reconfortante. Fue muy conmovedor, y cuando lo veo en la película, me recuerda un poco eso.

¿Qué crees que podría aprender de esta película alguien que no tiene fe?

Mira, sabemos que habrá mucha gente que criticará despiadadamente, creo yo que las personas sin fe. El problema es la certidumbre, particularmente en el mundo moderno; porque con la tecnología llegamos al punto de pensar… pues, supongo que, sin importar el momento histórico, pero particularmente después de la Revolución Industrial, se habrá pensado que habíamos llegado a la cumbre de nuestras capacidades.

En otras palabras, estamos disfrutando el mejor de todos los mundos posibles, y estamos muy avanzados. Pero tal vez no sea cierto.

Con la tecnología y la posibilidad de explicar la espiritualidad a través de la química del cerebro, con todo esto, creo que hay gente que será extremadamente hostil hacia la película, o por lo menos apuntará hacia los aspectos negativos de la “misión”, por decirlo así. Y ha habido tantas películas, tantos libros al respecto, empezando por Aguirre, la ira de Dios. En cualquier caso, esto va más allá de todo eso, en mi opinión. Esto va a la mera esencia del don que ellos llevaron.

Desde mi perspectiva, las personas sin fe serán llevadas a través del viaje del Padre Rodrigues; y es una buena persona, y los cristianos japoneses son buenas personas.

Lo son, así es.

Creo que hacia el final, el espectador simpatiza con el Padre Rodrigues y experimenta su sufrimiento en carne propia. Entonces no se trata tanto de una representación del misionero desde afuera hacia adentro, sino más bien desde adentro hacia afuera.

Cuando volvemos al tema de por qué me tomó tanto tiempo plasmar esta historia en la pantalla, ésa era la cuestión: lo de adentro hacia afuera. No era la historia obvia. Realmente era algo más profundo, como le decía ayer a una persona que me preguntó otra vez sobre La última tentación. Me preguntó: “¿Crees que esta película fue una especie de secuela, una consecuencia directa?”. Y le dije: “Pues, no. La última tentación refleja en dónde me encontraba en mi propia búsqueda en ese momento, y cómo esa búsqueda me dejó en un camino, y esta película retomó otro camino. Ésta llegó más profundo”. Pero, después de esa película, me di cuenta de que debía escarbar más profundo, y que no iba a ser fácil. No estoy diciendo que haya logrado llegar más profundo. Solamente que lo tenía que intentar.

Eso es interesante. ¿Con más profundo te refieres a más despojado?

Sí, pero también a la noción misma de lo que significa la compasión.

Sí, porque a final de cuentas, se trata de la relación entre él y Jesús.

Sí.

Desde una edad temprana sentiste fascinación por los misioneros. Entraste en contacto con este libro sobre misioneros. Planeaste hacer la película por muchos años, y ahora finalmente realizaste este hermoso proyecto. ¿Cómo ha influido esta película en tu vida de fe o en tu espiritualidad?

Pues creo que me obligó a examinarla cuidadosamente. Es fácil decir eso. Pero se trata de contemplarla y aceptar que, si he llegado a cierto punto, es principalmente porque mi vida podría estar terminando. Además, hay gente que me rodea que es muy cercana a mí, y estoy dándome cuenta de que, de hecho, ellos, sin proponérselo, además de esta historia, parecen esclarecer el sentido de la vida para mí. Y es como un regalo, de alguna manera.

¿Podré estar a la altura? No lo sé. Honestamente no creo, pero uno debe seguir intentando. Simplemente seguir intentando. De eso se trata.

Acompañar y guiar. Entrevista con James Martin, SJ

Por Brian Strassburger, SJ, y Dan Dixon, SJ

James Martin, SJ, es editor general de America Media y autor de diversos libros (entre ellos Jesús, una peregrinación y Guía jesuita a (casi) todo). Asesoró a Martin Scorsese en su nueva película, Silencio. En esta entrevista, conversa a fondo con dos escritores de The Jesuit Post, Brian Strassburger y Dan Dixon, acerca del proceso de asesorar a Scorsese y a los actores en la creación de una hermosa película nueva sobre los jesuitas.

Muchas gracias, Jim, por tomarte el tiempo de responder a nuestras muchas preguntas sobre Silencio.

Muchas gracias por invitarme a hablar sobre este proyecto.

Nos interesa saber sobre tu papel en la creación de la película. ¿Te involucraste de alguna forma con el guion?

Hace dos años me contactó la oficina de Martin Scorsese para que les ayudara en dos áreas: la redacción del guion y la preparación de los actores. Además, terminé poniéndolos en contacto con otros jesuitas que podrían ayudarles. No fui el único asesor jesuita: desde Antoni Ucerler, sj, y Dave Collins, sj, hasta Jerry Martison, sj de Taiwán, todos fueron parte del esfuerzo.

Al principio trabajé con Marianne Bower, la investigadora del Sr. Scorsese, quien había leído The Jesuit Guide y quería saber todo lo que pudiera sobre la vida jesuita. Después, Marty y Jay Cocks, su coguionista, me pidieron que les ayudara con el guion, lo cual fue un placer para mí.

El guión ya era maravilloso, pero pensé que necesitaba un toque “más jesuita”, a falta de una mejor frase. Por ejemplo, había pocas referencias a los Ejercicios Espirituales, las cuales definitivamente hubieran ocupado una parte importante de los corazones y mentes de los protagonistas, los padres Rodrigues y Garupe. Hubiera sido el lente por el cual miraban su mundo. También había algo de confusión con respecto al padre Rodrigues hacia el inicio de la narración, por qué estaría sufriendo tanto —cuando lo habría pedido voluntariamente en los Ejercicios—.[1] También sugerí un poco más de claridad con respecto a las motivaciones de los dos jesuitas jóvenes para ir a Japón en busca del padre Ferreira, su mentor—les habría preocupado su alma—; además, que hubiera más escenas que mostraran la alegría de su ministerio. Uno de mis argumentos fue que, si la película simplemente mostraba escenas del sufrimiento y persecución de los jesuitas, su vocación no tendría mucho sentido para el espectador.

En general intenté hacer sugerencias para que los guionistas entendieran cómo pensaría, actuaría, hablaría o incluso oraría un jesuita: por ejemplo, un jesuita haría más oración libre que rezos de fórmula.

¿Trabajaste con todo el elenco?

Trabajé con los actores angloparlantes, Andrew Garfield, Adam Driver y Liam Neeson, en varios aspectos, para ayudarles a prepararse para sus papeles. Con Andrew trabajé más de cerca, dirigiéndolo en los Ejercicios Espirituales (la Anotación 19) a lo largo de varios meses, y conversando con él, más allá de la dirección espiritual, acerca de la vida y la espiritualidad jesuitas. Adam y Liam estaban muy interesados en aprender más sobre la espiritualidad jesuita, si bien Liam ya había trabajado con Dan Berrigan, sj, durante el rodaje de La misión a inicios de la década de 1980, además de que un hijo suyo estudia en Fordham Prep.

¿Estuviste en el set durante el rodaje?

No, no estuve en el set en Taiwán. Yo les dije: “¡Tengo trabajo en America Media!”. Además, Jerry Martinson, sj, fue de muchísima ayuda en Taiwán para ponerlos en contacto con suficientes jesuitas durante el rodaje.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Martin (Marty) Scorsese?

A decir verdad, es un encanto. No habían pasado cinco minutos y ya me sentía cómodo con él. Según recuerdo, nuestra primera reunión fue en su casa, en Midtown Manhattan, junto con su coguionista, y tuvimos una charla larga sobre el guion, que yo ya había leído. Marty es increíblemente elocuente, culto y devoto. Podrías situarlo en cualquier comunidad jesuita y estaría más que capacitado para unirse a la conversación. También está extremadamente abierto a sugerencias y cambios, incluso al final del proceso de edición, cuando uno creería que todo estaría más “definido”.

Recuerdo un incidente, pocos días antes de terminar el rodaje, cuando Martin estaba pensando en el final de la película, en la última escena, y yo sugerí una nota sobre los mártires japoneses y después “Ad Majorem Dei Gloriam”. Y eso fue lo que hicieron, a fin de cuentas. Es decir, Marty tenía los pies firmes en la tierra, y fue extremadamente amigable y accesible, además de muy, muy abierto a las sugerencias. Yo pienso que eso contribuye a su éxito como director. 

¿Puedes decirnos cómo se gestó el “estreno mundial” para jesuitas en Roma?

La gente de Scorsese me dijo que los habían invitado “a una proyección en El Vaticano”, y como todo mundo ya sabe, a una audiencia con el papa Francisco. Yo también fui invitado a acompañarlos a Roma. Al principio dudé en viajar tan lejos, pero luego se me ocurrió preguntarles si podrían invitar a la Curia Jesuita (al Padre General y a su equipo). Y después se me ocurrió: “¿Por qué no tener una proyección para jesuitas?”.

Afortunadamente, del otro lado del pasillo en America House se encuentra Alan Fogarty, SJ, director de la Fundación Gregoriana, que se dedica a recaudar fondos para las universidades pontificias de Roma. No conozco muy bien Roma, entonces le pregunté sobre posibles lugares para la proyección. Me respondió: “¡Tengo el lugar perfecto! El Instituto Pontífice Oriental acaba de renovar un aula de proyecciones, y será perfecta!”. En cinco minutos le habló a David Nazar, sj, el rector, e inmediatamente se reservaron el lugar y la fecha.

El domingo antes de la proyección fuimos todos a misa en inglés en el Oratorio de San Francisco Xavier (de la comunidad Caravita), junto a la Iglesia de San Ignacio, y después nos invitaron al pranzo en la comunidad Gesù, con aproximadamente 80 estudiantes jesuitas provenientes de 27 países. Orlando Torres, sj, el rector, y Tony Sholander, sj, el ministro, nos prepararon una comida bellísima, y fue muy emotivo para mí poder presentarles a Marty, a su familia y colegas, a todos estos jesuitas jóvenes. Sentí que fue una especie de agradecimiento por todo lo que él había hecho por la Compañía. Después de todo, de ahora en adelante, cuando la gente piense en los mártires jesuitas de Japón, y en los misioneros portugueses, muy probablemente le vendrá a la mente esta película. Al final de la comida, los jesuitas portugueses de la comunidad se acercaron a Marty y le dijeron: “Estos hombres son de la misma Provincia y tienen la misma edad que los padres Rodrigues y Garupe”.

Más tarde, Adam Hincks, SJ y Christian Saenz, SJ, quienes estudian en Roma, y Dave Collins, sj, quien fue delegado de la Congregación General y sigue ahí para hacer un sabático académico, nos dieron un recorrido por las Habitaciones de San Ignacio, la Iglesia de Gesù y la Iglesia de San Ignacio. Fue una experiencia muy conmovedora, sobre todo para mí. Marty nunca había visitado el lugar, y ahora ahí estaba: después de 30 años de estar haciendo una película sobre los jesuitas, ahora se encontraba en los sitios jesuitas más sagrados. Y estoy muy orgulloso también de Adam y Christian, de su trabajo excepcional en el recuento de la historia de estos sitios y de la historia de San Ignacio. Por alguna razón, estos jóvenes jesuitas le dieron a mi experiencia una dimensión mucho más poderosa.

Y la proyección estuvo fantástica. Estaba preocupado de que los jesuitas en Roma estuvieran demasiado ocupados (o que los aspectos técnicos no funcionaran), pero el Oriental albergó a 350 jesuitas esa tarde, la mayoría jóvenes de todas partes del mundo, y la película se vio hermosa. Durante la proyección se habría podido escuchar la caída de un alfiler. Marty y su familia estuvieron presentes, así como Jay Cocks y Thelma Schoonmaker, la editora. Después, Marty sostuvo una sesión de preguntas y respuestas, y me dijo después que le impresionó mucho la profundidad de las preguntas. Una de las preguntas la hizo Danny Huang, sj, el asistente regional de Asia y el Pacífico, quien impresionó tanto a Marty que después me pidió que buscara a Danny y le pidiera una copia de sus comentarios.

Estuve muy agradecido de que funcionara la proyección jesuita para Marty y su equipo, y muy contento de que mis hermanos jesuitas lo pudieran conocer. Fue un privilegio traerlo a la comunidad jesuita y presentar a mis hermanos con este gran amigo de la Compañía. Y ver esta película sobre mis hermanos jesuitas acompañado de mis hermanos jesuitas fue una experiencia inolvidable.

Hablando de grandes películas que muestran la vida jesuita, la película La misión, de 1986, con Robert De Niro, es prácticamente un “requisito” para los entusiastas de la vida jesuita. ¿Crees que esta película se puede comparar con La misión?

Obviamente tengo una opinión sesgada, pero creo que Silencio es mejor. Me encanta La misión, pero creo que no logra mostrar a los jesuitas tan fielmente desde una perspectiva interna. Creo que no conocemos a los personajes de Robert De Niro y Jeremy Irons tanto como al personaje de Andrew Garfield en Silencio. Se muestra una dimensión mucho más profunda de su relación con Jesús. Y sí creo que Silencio se convertirá en otro “requisito”. De hecho, cuando vi la película por primera vez con algunos colegas de Estados Unidos, uno de ellos se me acercó y me dijo: “Esta película se proyectará en las escuelas jesuitas desde ahora hasta el fin de los tiempos”.

Dinos por qué recomendarías la película.

En primer lugar, es una película magnífica, simple y sencillamente. La historia es contada artísticamente, con un ritmo perfecto y actuaciones excepcionales. No soy experto en cine, pero me pareció visualmente hermosa, a veces en un grado abrumador. La escena de la crucifixión en el mar me anonadó. En segundo lugar, te hace reflexionar sobre cuestiones fundamentales de la fe: específicamente ¿cómo discierne uno la forma correcta de actuar? En tercer lugar, relata una parte importante de la historia de la Iglesia: la historia de los mártires jesuitas y la Iglesia de Japón, que no es muy conocida por el público en general, o incluso por muchos católicos.

Las cuestiones que se plantean en la película son de espiritualidad real, no falsa. Muchas de las llamadas películas religiosas pintan la espiritualidad con la siguiente fórmula: algo malo pasa, y lo que tienes que hacer es orar, o encontrar a Dios, y todo se resuelve. Pero en la espiritualidad real, aunque creas en Dios, no estás exento de que te pase algo malo. ¿Luego qué haces? Para mí, Silencio podría no atraer a la audiencia acostumbrada a la espiritualidad falsa, o a la “gracia barata”, como la llamaba Dietrich Bonhoeffer. Silencio habla de la gracia real. Y eso no siempre es fácil de aceptar. Ni en películas ni en la vida real.

 

¿Cuáles elementos de la espiritualidad ignaciana son más evidentes en la película?

Más que nada la relación del personaje principal, el padre Rodrigues, con Jesús. Eso es primordial. El tema central de la película es el intento de los padres Rodrigues y Garupe de discernir lo que Jesús quiere que hagan en una situación tan confusa. Por eso es tan crítica la parte donde Rodrigues dice: “Nosotros pedimos esta misión”. Sentí que esa frase representaba no solamente la misión de encontrar al padre Ferreira, su mentor, sino también la misión que proviene de los Ejercicios Espirituales. Específicamente, cuando el jesuita pide estar con Cristo. Es decir: “Yo pedí esto en los Ejercicios. Pedí estar con tu Hijo”. Ésa es la misión mayor que pidieron.

Pero el espíritu de los Ejercicios permea toda la película. Rodrigues está fascinado por la persona de Jesús, y le habla constantemente en la oración, “como le habla un amigo a otro”, como se dice en los Ejercicios. Y Garupe trata de discernir el camino correcto para él y para los cristianos de Japón, y después está dispuesto a morir por ellos, como Cristo murió por la humanidad. Incluso Ferreira parece luchar con su relación con Dios, aunque de manera menos abierta.

Y una de las frases más conmovedoras de la película es la cita de los Ejercicios que sugerí, del Coloquio ante Cristo en la Cruz: “¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué estoy haciendo por Cristo? Y ¿qué debería hacer por Cristo?”. Les sugerí a Marty y Jay1 que precisamente ésas serían las preguntas que un jesuita se haría en una situación como ésa. Y me conmovió de verdad escuchar a Andrew decirlas. Andrew había orado al respecto, como los hacen todos los ejercitantes, cuando realizó los Ejercicios, y después lo dijo en la pantalla, y ahora habrá gente, que tal vez no sepa nada de los jesuitas, que pueda hacerse estas mismas preguntas, capaces cambiar el rumbo de la vida. 

Mencionaste la experiencia de dirigir a Garfield (que no es cristiano) en los Ejercicios. Él ha declarado públicamente que ha desarrollado una relación personal con Jesús a raíz de esa experiencia. ¿Puedes hablarnos más acerca de cómo se interesó en hacer los Ejercicios?

Sin traicionar la confidencialidad, puedo decir esto: Andrew estaba interesado en aprender todo lo que pudiera acerca de los jesuitas. Entonces, después de algunas conversaciones me preguntó, naturalmente, sobre los Ejercicios Espirituales. Cualquiera que lea algo sobre los jesuitas llegará a sentir curiosidad por los Ejercicios. Pero dudé, porque Andrew no tenía mucha experiencia con lo que se llama la oración formal. Es como pedirle a alguien que corra un maratón cuando sólo sabe hacer carreras de velocidad.

Entonces, en lugar de eso, le pedí que empezara a hacer el examen diario. Lo hizo, con resultados que me sorprendían. Me seguía preguntando sobre los Ejercicios, y yo me rehusaba a entrar en el tema, pero después pensé que le podría dar al menos algunas meditaciones introductorias de la Primera Semana. Así lo hice, y de pronto ya estábamos haciendo los Ejercicios. Y me desconcertó. Tuve que orar al respecto y hablar con mi propio director espiritual, pero me parecía evidente —a pesar de mis dudas— que Dios estaba decidido a acercarlo a los Ejercicios. Fue algo asombroso, a decir verdad.

Hicimos el retiro de la Anotación 19 durante varios meses. Normalmente nos reuníamos una vez por semana en la America House, pero a veces era por Skype, si alguno de los dos estaba de viaje. Una vez, Andrew tuvo que ir a Portugal para hacer investigación. Estaba a punto de entrar a la Tercera Semana, la cual se enfoca en la Pasión y Muerte de Cristo, y los dos nos dimos cuenta de que una pausa en los Ejercicios no sería una buena idea, especialmente en ese preciso momento. Entonces arreglé las cosas para que pudiera pasar un tiempo en la casa de ejercicios de St. Beuno, en Gales. Entonces hizo la Tercera Semana en el transcurso de una semana, como se hace en los retiros de treinta días, con varias meditaciones al día, y hablábamos por Skype todas las noches. Por su cuenta, Adam también realizó un retiro de cinco días en St. Beuno. Después de eso, Andrew y yo volvimos al ritmo semanal acostumbrado de la Anotación 19.

Por increíble que parezca, Andrew completó los Ejercicios el día de su partida a Taiwán. Sentí que sería una buena idea marcar el fin del proceso, y quería que sintiera el apoyo de la Compañía; entonces le pedí a John Cecero, sj, mi Provincial, si yo podría de alguna forma enviarlo a la “misión” de interpretar el papel. No sabía ni siquiera si se valía hacer eso, francamente, pero creí que significaría mucho para Andrew, así que ¿por qué no preguntar? John aceptó, de manera que le dije a Andrew que el Provincial le estaba asignando esa misión, y era cierto, y le di una pequeña cruz que me había dado mi director de novicios para mi Experiencia Larga. Fue muy emotivo para ambos.

¿Ésta fue tu primera experiencia de dirigir a un no cristiano a través de los Ejercicios? ¿En qué se parece y en qué difiere de dirigir a un cristiano en los Ejercicios? ¿Qué parte de los Ejercicios podría llamar la atención de un no creyente y hasta tener un impacto en su vida?

Sí, fue mi primera experiencia de este tipo. Francamente, si me hubieras preguntado antes de esta experiencia, si un no cristiano sin mucha experiencia en la oración formal podría realizar los Ejercicios, te hubiera respondido: “De ninguna manera”. Pero, de nuevo sin traicionar las confidencias, lo que me sorprendió fue que Dios rápidamente atrajo a este joven a los Ejercicios, y lo invitó a tener una relación sincera con Jesús. Hubo diferencias con la experiencia de dirigir a un ejercitante más tradicional, desde luego, particularmente en términos de familiaridad con ciertos pasajes del Evangelio. Pero los Ejercicios son un trabajo genial, y funcionan.

Por supuesto, la persona tiene que estar abierta a la realidad de Jesús, enteramente humano y enteramente divino, pero, como descubrí, Dios no requiere más que apertura.

Andrew realizó los Ejercicios tan íntegra y generosamente como cualquier otra persona que haya dirigido. Como cualquier jesuita. Al final, sabía tanto de la espiritualidad jesuita como cualquiera que haya completado los Ejercicios —tanto como un novicio jesuita de primer año.[2] De hecho, después leyó el guion con otros ojos, y dijo: “Oh, un jesuita no diría esto, ¿verdad?”. Antes de salir de Estados Unidos, Marty me dijo: “Siento mucho que no puedas venir a Taiwán. Extrañaremos no contar con un experto en la espiritualidad jesuita.” Y yo le respondí: “Contarás con un experto: Andrew. Acaba de completar los Ejercicios.

La historia aborda temas complicados de la fe, como el martirio y la apostasía. ¿Qué sentirá la audiencia al salir de la sala después de ver la película?

Eso depende del lugar en el que se encuentra la persona en su vida espiritual. Los no creyentes podrían considerarla difícil, si no es que totalmente confusa, aunque creo que se podrán poner en los zapatos del padre Rodrigues y apreciar su dilema. Por otro lado, podrían pensar: “¿Por qué están ahí?”, o “¿Por qué no apostata de una vez?”. Entonces los no creyentes podrían salir de la sala diciendo: “No entiendo”.

Pero el creyente, especialmente el cristiano y católico, quedará profundamente conmovido. Es una de las mejores películas que se han hecho sobre la fe cristiana. Creo que el espectador sentirá la necesidad de reflexionar sobre ella, discutirla, y orar sobre ella después. No la olvidará pronto, créanme.

Un jesuita intencionalmente evitó este libro durante su noviciado, por su naturaleza oscura y los temas densos que aborda. ¿La película te deja un sabor a desesperanza? ¿O puede el espectador encontrar esperanza y sentirse alentado en su fe?

Confieso que se me hizo muy oscura la novela. Y siempre he sentido que el final es desquiciante por ambiguo. Sin revelar el final, la película resulta mucho menos oscura. Scorsese ha dicho que Shusako Endo entendía que Rodrigues mantuvo la fe, y los guionistas crearon un final perfecto que da a entender eso de forma majestuosa. Podría parecerles una herejía a los lectores, pero creo que la película es mejor que el libro. Es más clara. A final de cuentas, la película trata de cómo la gente cumplió con sus votos con Dios. Y, en realidad, en términos de la situación de Rodrigues, trata de cómo un jesuita mantuvo su fe bajo una presión increíble.

Me parece interesante que la película plantea la cuestión que San Ignacio llamó el Tercer Grado de Humildad. ¿Puedes hacer algo que te ganará el oprobio de la gente si es lo correcto? ¿Si Jesús te pide que lo hagas? En el clímax de la película, el padre Rodrigues se topa con la misión de hacer algo que toda la Europa cristiana, tal vez incluso sus superiores jesuitas, considerarían oprobioso. Incluso pecaminoso. Pero porque Jesús se lo pidió, y porque es lo que significa ponerse del lado de Jesús, el Jesús que conoció en los Ejercicios, lo hace. Es una representación extremadamente sutil del Tercer Grado de Humildad, a mi parecer. Y, por cierto, Andrew lo captó inmediatamente, después de aprender sobre el Tercer Grado de Humildad.

Tú has dicho que la película es como “una oración”. ¿Qué impacto tuvo en tu propia vida de oración el trabajo en esta película?

Por una parte, me clarificó el Tercer Grado de Humildad, como lo acabo de mencionar. Y también ilustra el grado extremo al que estuvieron dispuestos a llegar los misioneros jesuitas. Hay una escena en la que el padre Rodrigues corre hacia la playa; es una escena larga, y está completamente solo. Yo pensé: “No puedo creer lo que tuvieron que pasar los mártires jesuitas”. Irónicamente, cuando vi la escena pensé en los mártires de Norteamérica, quienes realizaron su ministerio más o menos en la misma época, en lo que hoy es Nueva York y Canadá. Siempre pienso en San Isaac Jogues y sus compañeros en sotanas, atravesando la nieve en el norte de Nueva York. La fe que se requirió para hacer eso, a miles de millas de todo lo que conocían, me deja atónito.

Todo eso lo llevé a mi oración. Y fui edificado por Rodrigues, lo cual es muy extraño, pues se trata de un jesuita ficticio. Pero mi reacción a la película también viene de la inspiración que me han dado los mártires, que es algo que he sentido desde mis tiempos de novicio.

Y sí, sentí que la película fue como una oración. Como una “composición de lugar”, como lo llamaría Ignacio, el imaginarte a ti mismo en cierta escena del Evangelio. En esta película, Scorsese ha “compuesto un lugar” para nosotros, y nos permite entrar a la historia de los misioneros jesuitas y los cristianos de Japón.

Después de acompañar al elenco y al equipo durante los últimos años, háblanos de tu experiencia de ver la película por primera vez.

No me avergüenza decir que lloré. Fue una experiencia abrumadora. Y me tomó un tiempo desempacarlo todo en la oración. En primer lugar, simplemente es una película bellísima, como lo mencioné. En segundo, era la historia de los mártires jesuitas en Japón —mis hermanos— y eso en sí me abrumó. Como ya he dicho, tengo una gran devoción por los mártires jesuitas de cualquier época. En tercer lugar, fue impactante ver a los actores en pantalla —especialmente a Andrew, sabiendo que había realizado los Ejercicios. En cuarto lugar, me abrumó un poco ver ciertas partes del diálogo que yo les había sugerido a los guionistas. Me costó trabajo asimilar eso, y no sé si puedo siquiera describir la emoción. Finalmente, es la historia de la fe de una persona, y su relación con Jesús, y el final me dejó destrozado.

Después tal vez sentí una especie de alivio, por la belleza de la película. Sólo contribuí en una pequeñísima parte, pero realmente quería que se hiciera bien, que realmente fuera jesuita, que reflejara fielmente a los jesuitas. Creo que todos los jesuitas que ayudaron en la realización de la película sienten lo mismo. Entonces hubo también un sentimiento de alivio y gratitud porque salió una obra de arte tan magnífica. Pero fue una experiencia tan conmovedora que no creo poder verla otra vez. Por lo menos no pronto. Pero espero que todos la vean.

 

Materiales reproducidos con permiso de America Media, www.americamedia.org

Traducción del inglés de Bill Quinn y Pablo Quinn




[1] Nota del Editor: durante los Ejercicios Espirituales, el o la ejercitante acompaña a Jesús en oración y se pone a su completo servicio, sin importar cualquier sufrimiento que esto implique.

 

[2] Nota del Editor: todos los jesuitas realizan los Ejercicios Espirituales, usualmente dos veces de manera completa. La primera vez ocurre durante el primer o segundo año de formación de un jesuita, la etapa del “noviciado”.

 


“No me veo como un valiente, sólo soy alguien cumpliendo con su trabajo”: Javier Valdez

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Esta entrevista con el periodista Javier Valdez, recientemente asesinado en Culiacán, Sinaloa, donde dirigía el periódico Ríodoce, tuvo lugar durante la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el 29 de noviembre de 2016

Javier Valdez

¿Cómo se siente de estar acá?

Muy contento, la verdad, es todo un espectáculo, una aventura maravillosa. Me emociona mucho ver tanto libro, tanto lector, pero sobre todo cuando veo aquí a niños y jóvenes, creo que es una forma de construir ciudadanía y de hacer lectores.

¿La lectura es importante hoy en día?

Sí, por supuesto, hay que enterarnos de lo que está pasando, hay que conocer nuevas visiones acerca de la realidad, hay que viajar a través de las letras, de las historias, sean ficción o no ficción; hay que echarnos un chapuzón en los textos. Son viajes baratos y maravillosos, así que, si los hacemos a través de los libros, me parece algo extraordinario.

Conocer lo que provoca el narcotráfico, a través de sus libros, es un viaje quizá difícil, pesado, pero a la vez gratificante, porque nos enseña a no repetir esos errores…

Sí, fíjate que son viajes tristes, dolorosos. Yo siempre digo que hay por ahí atisbos de esperanza. Siempre planteo esta otra orilla de la heroicidad, pero pesa mucho el dolor, la tragedia. Por ejemplo, en Miss Narco está el uso de las mujeres como objeto, pero también su fidelidad, o bien su sufrimiento, al estar involucradas en el mundo de las drogas. En Los morros del narco, por otro lado, hay queentender la esencia, el origen del pequeño sicario: me parece importantísimo el aspecto social, el económico, y la pobreza, e incluso la falta de amor. En cuanto a Huérfanos del narco, no hay otro libro que hable de los hijos de los desaparecidos y de las esposas o las viudas de los asesinados; es tristísimo este material, obviamente. Levantones es el primer libro sobre desapariciones: no son cuentos de hadas, por supuesto, son historias de terror, pero yo prefiero contarlas. Yo soy periodista, prefiero contarlas antes que quedarme callado o evadir esta realidad.

Cuando me preguntan: “Bueno, ¿y por qué el narco?”, yo no veo otra realidad, el narco está salpicando, inundando, contaminando, enfermando toda la vida nacional. No es un asunto sólo de drogas, no es un asunto sólo de la policía, nos está pegando muy duro, nos está enfermando, y en este libro, Narcoperiodismo—y por supuesto en Malayerba—, estamos trazando la ruta de cómo manda el narco en las redacciones, de cómo se cruza con el ejercicio de la política, con las autoridades, por ejemplo en Veracruz y Tamaulipas, y cómo el periodismo está resistiendo o sucumbiendo, cómo está el periodismo en estado de coma en Tamaulipas y cómo resiste en Veracruz, cómo está infiltrado con reporteros que pasan informes al narco y se involucran directamente en actividades criminales, pero también cómo hay que administrar la información, saber qué va a publicar uno en Sinaloa, para seguir escribiendo. Entonces siempre hay como atisbos de esperanza, de luz a pesar de la tormenta.

¿Usted se considera parte de esta resistencia, parte de los periodistas que cuentan la verdad sin temor a ser callados?

Me considero parte de esta resistencia. Me gusta que me lo preguntes: no me considero un héroe, no me veo a mí mismo como un periodista valiente, pero sí resisto. Sobrevivo y tengo miedo, por supuesto que sí, pero asumo mi puesto, porque es lo que me toca hacer, lo quiero hacer y no quiero permanecer indiferente, no puedo decir “Me vale madre”. Me cuesta mucho trabajo permanecer apático. Le entro, y si le entro es con ganas y con pasión, con dignidad, con entereza, con entrega. En mi caso no puede ser de otra manera.

Desde la perspectiva política, social, económica, ¿México tiene una granada en la boca?

México tiene una granada en la boca con y sin espoleta. México está herido, México está en el psiquiátrico, está en un hospital en terapia intensiva. O está en el panteón. Creo que el silencio y la apatía de la sociedad mexicana, esa que no acompaña al periodismo valiente, reflejan un silencio cómplice, una sociedad muerta, en declive, en crisis, que avanza rápidamente al abismo. Me parece muy lamentable y muy triste ver cómo se mantiene este país, sin valentía, sin mexicanos, sin ejercicio ciudadano, con un déficit de genitales.

¿Podría definir a México en tres frases? 

Tres frases, a ver... México dejando solo al periodismo valiente, ahí va la primera; México resistiendo, pero fraccionado en casos como Ayotzinapa, con los desaparecidos en Veracruz, y en Sinaloa con las rastreadoras: ésa es la otra frase. México resistiendo. Y México herido por nuestra falta de entereza y de dignidad ante tanta tragedia —me refiero a que ubica a los muertos como muertos ajenos, sin embargo, son nuestros muertos. 

En México día a día se respira la muerte. ¿Es difícil para usted, como periodista, asimilar esto desde la perspectiva que plantea, ir a tocar las identidades que han sufrido esto?

Sí, es difícil. Yo creo que nos hemos resignado a la muerte, que la hemos adoptado, y la hemos adoptado en el peor sentido, la hemos adoptado como ajena: la muerte de otros, la muerte distante, la muerte barata o automática, la muerte gratuita, y está agazapada, esperándonos. Creo que, en ese aspecto, como sociedad tenemos un saldo no contado, un saldo indescriptible, insondable, porque no ubicamos que las siguientes victimas podemos ser nosotros. Y siempre lo justificamos todo, para que no nos duela, para que no nos hiera y para no comprometernos, para no gritar, no protestar: ése es un saldo muy negativo que nadie está midiendo.

¿Qué piensa de los narcocorridos?

A mí no me gustan los narcocorridos, no creo que sean positivos, favorables, pero lo que me espanta es la realidad. Para mí la mejor apología del delito es esa realidad de tu vecino que es narco, que es poderoso, que le nadie lo acusa porque los militares lo protegen, de ese vecino que estrena camioneta cada seis meses, que es acompañado por mujeres bellas y que trae mucho dinero y la gente sabe que está involucrado en hechos delictivos, pero nadie lo castiga. Ésa es la mejor apología: yo no creo que el narcocorrido o las series de narcos estén creando buchones. Sí están alimentado una condición de enfermedad, pero para mí el principal nutriente o el principal insumo está en esta realidad de impunidad, de corrupción, de poderío, de omnipresencia del narcotráfico.

¿Cree en el sistema de justicia mexicano?

Claro que no, porque no se tiene justicia en este país. No creo en el gobierno, el gobierno nos ha robado, nos ha fraudeado elecciones, nos ha mentido sobre Ayotzinapa, y no aplica la ley. El gobierno está coludido con los narcos, se subordina a los narcos, está en el negocio de los narcos. No creo en ellos, y se necesita mucho para que esto cambie, y no sólo se tiene que cambiar de partido o de persona, se tiene que impulsar una gran reforma, incluso una especie de refundación de este país.

¿México, entonces, vive una hecatombe social?

Creo que sí, es una crisis que no tiene parangón. Yo repito mucho esta frase que me dijo un mexicano que vive en España: “Cómo se sostiene el país, con tanta corrupción, con tanto narcotráfico, con una sociedad arrinconada esperando la muerte, encerrada, sorda y muda”. Estamos en una crisis gravísima, peligrosísima, tristísima, y uno de los reflejos de esta crisis es que estamos matando el futuro, no estamos construyendo futuro: lo estamos matando, con esa huella que dejan el narco, la violencia, la impunidad, las tragedias en niños y jóvenes.

¿El muro de Donald Trump podrá realmente dividir las identidades sociales? ¿México dejará de proveer de drogas a Estados Unidos?

Bueno, yo creo que con o sin el muro va a haber drogas, de aquí para allá y de allá para acá; va a haber armas, van a viajar de un lado a otro, no se va a detener la migración; va a haber formas, porque siempre las hay, porque existe la corrupción. No va a haber una crisis de identidad de un lado o del otro. Si es que esto del muro realmente sucede —me parece una estupidez, propia del neonazismo de Trump, pero creo que las cosas van a suceder—, lo que puede haber es un impacto negativo en la economía, que las  remesas y los intercambios comerciales se vean mermados, y obviamente es una agresión, un atentado a la libertad y a nuestra soberanía, y el gobierno de Peña no es tan fuerte como para impedirlo: parece no importarle el tema.

¿En la literatura podemos encontrar la realidad de México?

Lo que no veo yo es a los narradores narrando todo esto. Veo a los periodistas y a muy pocos contando todo esto, a los narradores los veo preocupados por seguir mamando de la ubre del gobierno, los veo en el confort; a los poetas, a los intelectuales, a los académicos, a los novelistas y a los cuentistas los veo lejos de esta realidad, los imagino en el aire acondicionado, en el confort, en la comodidad, no los veo con el compromiso social: veo más compromiso social y dignidad en los periodistas, y podemos encontrar una buena parte de lo que pasa en el país en los textos periodísticos.

¿Qué tan difícil es convivir tan cerca con la muerte?

Es muy difícil, porque las balas te pasan cerca o te dejan herido; no quiero decir físicamente, sino moralmente, anímicamente. Contactos míos están muertos o desaparecidos, fuentes mías han sido asesinadas, y eso es muy difícil, ya que eso me va pegando. Personalmente te puedo decir que tomo antidepresivos para tratar de que no me lleve la chingada, o, si igual me lleva, que no sea tan fácil. También tomo pastillas para dormir, me refugio un poco en el alcohol, y otro poco en mis textos y la música. Y bueno, escribir es un acto de esperanza y exorcismo, ya que eso me ayuda un poco.

¿Cuál ha sido el más traumático de sus textos? 

Híjole, es que es difícil hablar de un solo texto, pero creo que los que me pegan mucho son los de los niños; ahora que hice Huérfanos del narco me pegó mucho, ya que ellos tienen una actitud valiente y esperanzadora, aunque uno sepa que sus padres no van a volver, ellos los esperan, esperan que regresen con dulces o regalos; mientras eso pasa, tú estás con la tristeza de saber que no volverán, pero ellos siempre creen que un día su papá va a entrar por esa puerta. Y de este libro reciente, Narcoperiodismo, me pegó mucho la historia Rubén Espinoza, porque lo veo solo, triste, huyendo aterrorizado, sin dinero, abandonado, en medio del páramo desnudo, esperando el tiro de muerte. A él lo veo así, como diciendo: “Esto es la fragilidad del periodismo, la vulnerabilidad de este país”. Creo que su caso representa la abolición del periodismo en México, un poco irresistible, un poco sin salvación.

¿México tiene futuro?

Sí hay futuro, pero tendríamos que buscarlo, construirlo. ¿Hay un mañana? Pues sí, porque a más tardar en unas 18 horas va a oscurecer y en unas tantas va a volver a amanecer, pero ése no es el futuro que queremos y que merecemos. Si seguimos así como estamos, yo digo que estamos avanzando muy rápidamente a la gran tragedia, a un punto en el que ya no hay vuelta a la salvación, aunque suene muy difícil. Creo que aún es tiempo de que hagamos algo, sea en las elecciones o gritando en la calle; es tiempo de salvaguardar la vida pública, la dignidad, y ejercer nuestro derecho a la protesta, a la exigencia. Eso es sólo una pequeña idea de lo que puede ayudar a salvarnos.

Si a usted le pidieran dirigir este movimiento, ¿qué sería lo primero que haría?

Bueno, para mí es simple: es necesario hacer un examen autocritico, qué estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo, qué está pasando, sin que nos perdamos en la discusión para conocer nuestros cánceres, nuestra contaminación, nuestra enfermedad. Esto nos servirá para reconocer nuestra falta de compromiso y entrega. Y volver a empezar a partir de un ejercicio de revisión: para mí esto es sumamente primordial.

¿Usted, que ha estado tan cercano a la muerte, ha sufrido amenazas?

Ha habido de todo: debes de saber que en 2009 nos aventaron una granada en Ríodoce, por suerte sólo provocó daños materiales y nos aterrorizaron mucho. Nosotros asumimos que es muy grande el riesgo estando en Culiacán, Sinaloa, la cuna del narcotráfico. No te puedo contar de ningún caso, pero sí puedo decirte que me han pedido que pare alguna investigación, porque si le sigo buscando, el siguiente seré yo, etcétera. Pero uno tiene que aprender a reportear el narco, a moverse en arenas movedizas, a no pasarse de la raya al momento de escribir.

¿Hay que vivir al límite para ser periodista del narcotráfico? 

Es un poco eso, es una combinación así como temeraria de audacia, de locura, y también de problemas; no basta con ser inteligente: de hecho, la inteligencia puede estorbar, incluso puede ubicarte en una condición de peligro de muerte. Tienes que ser inteligente, pero también tienes que tener cordura y prudencia, para que no te pases de la raya, y puedas seguir escribiendo. Pero tampoco te quedes callado, es una combinación explosiva, pero es importante aprender a reportear al narco.

¿Usted qué clase de periodista se considera?

Periodista sin apellido: me considero un poco loco, me gusta mucho leer y soy muy crítico de lo que hago y de lo que hacen los periodistas en su trabajo, porque, como lo sabe todo el país, el trabajo de los periodistas es mediocre, y les hace falta una revisión de la mentalidad del país. Te digo: no me veo como un valiente, sólo soy alguien que está cumpliendo con su trabajo, con su responsabilidad; me veo como un ciudadano de este tiempo, este tiempo en el que me toca vivir, es un tiempo que estoy asumiendo y lo hago con mucha dignidad.

Caravana Internacional de Búsqueda en Vida de Desaparecidos: caminar juntos para encontrarlos

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Cuando los colectivos de familias de desaparecidos comenzaron las búsquedas de fosas, la tierra comenzó a escupir cadáveres. Sin embargo, algunos padres y algunas madres tenían la inquietud de realizar búsquedas en vida, pues creen que existe la misma probabilidad de que sus seres queridos estén vivos que muertos. Con esta consigna recorrieron hace unas semanas una parte del norte del país.

Caravana Internacional de Búsqueda en Vida de Desaparecidos

Allende sigue siendo una cicatriz de la guerra en México. Los vestigios del horror siguen intactos: en las calles principales se ven 46 casas quemadas, muros y techos destruidos, restos de objetos achicharrados, casonas abandonadas con maleza crecida, ropa regada y enlodada, una mecedora de juguete, vidrios perforados por balazos…

Este pueblo ardió entre el 18 y el 21 de marzo de 2011, cuando los Zetas se llevaron a decenas de personas y quemaron sus viviendas. La situación continuó por meses en la región: se estima que desaparecieron entre 35 y 300 personas, dependiendo la versión.[1] A seis años, el escombro sigue donde mismo, como un recordatorio permanente de los días de infierno.

Cuando esto ocurrió, Olga Saucedo no se preocupó, pensó que nada les podía pasar. En diciembre de 2011 recibió la noticia de que se habían llevado a su hija Adanarys, de 22 años, a su yerno y a cinco familiares de éste. A todos los sacaron de madrugada de la casa donde vivían en Piedras Negras. Olga fue de inmediato por sus nietos: uno de 15 días de nacido y otro de dos años de edad. Se salvaron porque esa noche durmieron con su abuelo. Comenzó la búsqueda pero con dificultades, ya que ella trabajaba y el niño no quería tomar biberón. A los tres meses renunció a su trabajo, su padre y su familia la apoyaron económicamente y se dedicó de lleno a buscar a Adanarys.

Calle del municipio de Allende, Coahuila Fotos: Alejandra Guillén

Olga relata su historia en el trayecto de Saltillo a Monclova de la Caravana Internacional de Búsqueda en Vida de Desaparecidos, que se realizó del 12 al 22 de mayo en Coahuila. Ella en realidad ya no busca a su hija. En 2016, la Fiscalía de Coahuila la mandó llamar para decirle que habían encontrado al hombre que la mató. El asesino reconoció la foto de Adanarys porque ésta le había rogado que no la matara, pues tenía dos hijos pequeñitos. Él le respondió que era su vida o la de ella. Ese mismo día los mató y llevó los cuerpos a la cárcel de Piedras Negras. Doña Olga es de voz suavecita, sonriente, menudita, y cierra los ojos cuando cuenta que no quiso escuchar el nombre del sujeto ni conocer más detalles de lo que le hicieron a Adanarys.[2]“Todo está en mi expediente, pero no quiero saber nada de él. Esa persona me arrancó parte de mi ser, a mi hija que apenas empezaba a vivir, que no le hacía daño a nadie, sólo estaba en el momento equivocado. Él contó que ahí incineraban a toda la gente que desaparecían; hasta ese momento supe que en el Centro de Reinserción Social hacían eso. De corazón yo ya lo perdoné, no quiero tener odio en mi corazón ni que mis hijos lo sepan, quiero que crezcan sanos de mente y de corazón, no quiero que chiquitos sepan cómo mataron a sus papás”.[3]

Cuando dice “mis hijos” se refiere a sus dos nietos, de quienes quedó a cargo. Los dos la llaman mamá, aunque la mayor sí recuerda a Adanarys y a su papá. Cuando la Caravana pasó por Allende, los dos niños se incorporaron a la misa y a la marcha con una playera con la foto de sus padres. También acudieron familias de desaparecidos aquella primavera de 2011. Con las pancartas trataban de cubrir su rostro, aún con el miedo guardado en el rostro y con ataques de llanto. Al paso de la marcha, la gente de los negocios se ocultaba detrás del cristal, cerraba las puertas. Caminaron frente al teatro y el cine en ruinas, casas abandonadas, balaceadas. Sin embargo, fue un trayecto crucial para romper el silencio y sembrar la semilla de buscar a los desaparecidos de manera colectiva.

Olga organizó el hospedaje y la alimentación en Allende. Y sigue participando en las caravanas porque, dice, “aunque ya sé qué pasó con mi hija, busco a Adanarys en cada mujer desaparecida”.       

Caravana Internacional de Búsqueda en Vida de Desaparecidos

El germen de la búsqueda en vida

Cuando los colectivos de familias de desaparecidos comenzaron las búsquedas de fosas,[4] la tierra comenzó a escupir cadáveres, huesos y cenizas, y a gritar el horror que en ella se ha sepultado. Sin embargo, algunos padres y algunas madres tenían la inquietud de realizar búsquedas en vida, pues creen que existe la misma probabilidad de que sus seres queridos estén vivos que muertos. Julio Sánchez Pasillas era uno de los más inquietos. Desde hace cinco años sigue las pistas de su güerita, su hija Tania Sánchez Aranda, de 22 años, que desapareció en Coahuila. Sospecha que puede estar en redes de trata con fines sexuales.

La idea de buscar en vida fue madurando entre integrantes de la Red de Enlaces Nacionales y de la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos. Don Julio Sánchez y Sandra Luz Román Jaime lograron concretar la Caravana Internacional de Búsqueda en Vida, que originalmente era para rastrear mujeres pero luego se amplió a todos los desaparecidos. Se eligió que el recorrido fuera por Coahuila porque las madres de centroamericanos querían ir a territorios fronterizos de paso de migrantes, aunque al final no pudieron llegar a México por falta de visa y de dinero.

La caravana partió el 12 de mayo de Torreón, donde se reunieron familias de 25 ciudades de doce estados como Veracruz, Michoacán, Morelos, Coahuila, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas, Oaxaca y Querétaro. De ahí continuaron su camino hacia Saltillo, Allende y Piedras Negras, donde concluyeron el 22 de mayo. La búsqueda consistió en visitar cárceles y mostrarles las fotos de desaparecidos, revisar imágenes de cadáveres no identificados de los Servicios Médicos Forenses y fotos de trabajadoras sexuales que resguardan los centros de regulación sanitaria, visitas a escuelas y marchas en cada ciudad. En ese andar detectaron 22 casos de posibles positivos, que los ministerios públicos ya están investigando para ver si coinciden con alguna persona desaparecida.

Entre esos posibles positivos está la hija de Sandra Luz Román. Hace un mes acudió al Centro de Readaptación Social de Saltillo, donde una interna le dijo que conocía a su hija, Ivette Melissa Flores Román, que estaba viva y tenía gemelos. “Son dos coincidencias que me hacen pensar que es real. Ella desapareció el 24 de octubre del 2012 en Iguala, Guerrero”.

Don Julio considera que el balance de la caravana superó sus expectativas, para empezar porque en Allende no se había realizado ninguna marcha desde 2011 y “eso tuvo su efecto para que más gente se animara a salir a las calles y a acercarse con nosotros para contarnos de sus desaparecidos. Sinceramente no teníamos esperanza de encontrar nada, porque es más fácil la búsqueda en fosas, siempre encontramos algo. Y en esta caravana encontramos 22 posibles positivos, olvídate, es excelente para nosotros”.

Aunque él tiene años realizando la búsqueda en vida, considera que caminar en colectivo abre más puertas “y las autoridades no tienen pretexto para tener tácticas dilatorias”, además de que entre todos pueden observar mejor y tener presentes más caras de desaparecidos.

Caravana Internacional de Búsqueda en Vida de Desaparecidos

Encontrar se hace al andar

A la Caravana Internacional se registraron padres y madres especializados en búsquedas terrestres de fosas o “centros de exterminio”, como los nombran principalmente integrantes de los colectivos de Coahuila y Veracruz que han localizado ranchos, pozos y terrenos repletos de restos óseos incinerados donde se quemó a decenas o tal vez a cientos de personas —cifra que tal vez nunca se sabrá porque de pocas piezas se puede extraer ADN que sirva para la identificación—.

María de la Luz es de Torreón y tiene ya afinados sus métodos de búsqueda. Su hija Claribel Lamas López desapareció cuando tenía 17 años de edad, en la ciudad de Torreón, el 13 de agosto de 2008. Lucy comenzó a buscar desde que notó que su hija se había llevado su ropa. “Sentí el cuarto limpio, lo sentí solo, entonces empezó mi desesperación, porque sabía que se había ido con una amiga que conoció en la disco”. Entonces comenzó a investigar en sitios de taxis, centrales camioneras, bares, antros, puntos de parada de traileros, en las calles de Monterrey, Saltillo y otras ciudades. Abandonó su negocio y usó las tarjetas de crédito hasta que pudo para trasladarse de un lugar a otro, pero el dinero se acabó y comenzó a cargar bolsas con clavos de olor para espantar el hambre, porque las caminatas eran de todo el día y no tenía dinero para comer en la calle.

María de la Luz conoció a Silvia Ortiz, del Grupo VIDA, quien, al ver que Los Otros Desaparecidos de Iguala salieron a buscar fosas en 2014, propuso hacer lo mismo en Coahuila. Con la propuesta de Silvia, la señora Lucy recordó que en 2010 su hermano tenía ganado por el ejido Patrocinio y le contó que se escuchaban lamentos. Comenzó a ir vestida como si fuera campesina, con sombrero, paliacate, un palo y un garrafón de agua a la espalda. Los chiveros le ayudaron a dar con los sitios donde había tambos, cenizas, restos de huesos enterrados por doquier, zapatos, ropa… Lucy recuerda que su hermano llegó a ver catorce tambos, y un chivero le dijo que él llegó a ver de 80 a 90 tambos donde quemaban a la gente.

Caravana Internacional de Búsqueda en Vida de Desaparecidos

—¿Entonces hubo cientos de muertos? —le preguntó Lucy.

—Son miles señora, diario pasaban las camionetas con gente amarrada atrás, así hasta empalmados como animales, de día, el sol estaba altito —le respondió el hombre.

—¿Y los tambos?

—Se los llevaron pa’l kilo, pero allá hay dos —dijo el señor y la llevó a donde éstos se encontraban.

Lucy recuerda que los primeros días de búsqueda se ponían mal. “Es muy doloroso, pero siempre iba con esto que decía, les damos paz a otras familias, porque creo que la mía está viva; es esa mentalidad, pero no creas que de dientes para afuera, porque no sabías el dolor que sentía”.

En los centros de control sanitario y al ver las fotos de los cuerpos no identificados, Lucy era una de las más atentas, siempre señalaba que alguna mujer podía ser su hija o alguna otra joven desaparecida.

Las búsquedas no son nada sencillas, sobre todo porque en Coahuila hubo una especialización en desaparecer a los desaparecidos. La Fiscalía del Estado aclara, a través de una solicitud de información, que en Coahuila no hay fosas, sino 35 “centros de inhumación clandestina”. El término incluye los sitios en donde se incineraban los cadáveres y en los que se enterraban los restos calcinados Don Julio dice que el patrón recurrente era usar tambos agujereados con talache, donde metían a la gente y la quemaban con diésel y gasolina. Alrededor ponían una llanta de tráiler para contener el fuego y en hoyos de 40 por 40 centímetros de hondo vaciaban los restos quemados.

Las búsquedas cada vez son más especializadas. Son decenas de hombres y mujeres expertos en detectar fosas y hasta personas que pudieran estar esclavizadas. El sueño de don Julio es que en cada rincón del país la gente salga a liberar a quienes están esclavizados por empresas del crimen organizado (en narcolaboratorios o plantíos, como sicarios o halcones, en redes de trata con fines sexuales o como mujeres para los criminales), a encontrar fosas, o de perdida que manden de manera anónima toda la información que pueda ayudar a localizar a los miles de desaparecidos. m.


[1] Para abundar más sobre lo ocurrido, ver “La venganza de los Zetas en Allende, la masacre que no conocimos”, publicada por Javier Garza el 10 de octubre de 2016 en el diario El País.

[2] Aunque no hubo tiempo de consultar el expediente, la versión fue confirmada por un ministerio público que acompañó la Caravana Internacional de Búsqueda en Vida.  

[3] De acuerdo con la nota “Penal de Piedras Negras funcionaba como matadero de los Zetas”, publicada en la agencia APRO de Proceso, Rodrigo Humberto Uribe Tapa, empresario y presunto operador de los Zetas confesó que el penal de Piedras Negras, Coahuila, lo usaban como “matadero”, ya que ahí tenían un gran horno crematorio que operó entre 2009 y 2011, periodo en el que gobernaba Humberto Moreira.

[4] El grupo Los Otros Desaparecidos de Iguala comenzó a caminar los cerros de Iguala donde se encontraron fosas. Colectivos de otros estados replicaron las búsquedas e incluso se conformó la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos, que en 2016 visitó Veracruz y a principios de 2017 fue a Sinaloa. Sin embargo, el Colectivo Tijuana ya tenía experiencia en búsqueda, pues gracias a sus investigaciones localizaron en 2009 los predios donde Santiago Meza, conocido como El Pozolero, donde confesó que desintegró a al menos 300 cuerpos. 

Cuidado que se retribuye

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Dejar nuestro espacio en manos de políticos corruptos o incompetentes y de desarrolladores mezquinos nos acarrea problemas de grandes magnitudes. Cuando los ciudadanos están al pendiente o regresan la atención a su ciudad, ésta se les retribuye en calidad de vida.

Imagen aérea de Saint Miquel-Les Tries, en España.
Imagen aérea de Saint Miquel-Les Tries, en España.

Existe un concepto en Economía denominado la tragedia de los bienes comunes: donde un recurso es explotado por una sociedad y nadie se hace responsable de su cuidado, entonces dicho recurso deja de existir o de funcionar. Podemos pensar en la ciudad como un gran bien común, pues nos servimos de ella para desempeñar las funciones básicas del ser humano en una urbe que, según la Carta de Atenas, son cuatro: habitar, trabajar, recrearse y circular.

En ocasiones, estas cuatro funciones nos absorben en exceso y dejamos de prestar atención a nuestro(s) entorno(s) (manzana, barrio, distrito, urbe). La ciudad, entonces, se convierte en algo que padecemos; además, queda a merced de intereses económicos predatorios. Dejar nuestro espacio en manos de políticos corruptos o incompetentes y de desarrolladores mezquinos nos acarrea problemas de grandes magnitudes: daños al paisaje, a las áreas verdes, gentrificación, privilegios para unos pocos en cuanto a servicios, equipamiento e infraestructura (vialidades para el vehículo particular, preferencias en la distribución de agua potable, escasez de escuelas, clínicas, hospitales, etcétera). Es decir, la planeación urbana, como tal, se vuelve inexistente.

Cuando los ciudadanos están al pendiente o regresan la atención a su ciudad, ésta se les retribuye en calidad de vida.

 

Rescate del río Erren

Víctima de los desechos de los habitantes, pero sobre todo de las industrias cercanas a su margen, el Erren fue incapaz de albergar vida silvestre y se convirtió en el río más contaminado de Taiwán. Desde los años setenta se le había dado la espalda, hasta que, en 2007, comunidad (cerca de 17 mil habitantes) y gobierno se coordinaron para revertir la situación. Les llevó nueve años hacerlo. Parte de los logros es la regeneración de humedales, manglares, vidas silvestre y vegetal nativas, como es el caso del bambú. Además, los habitantes se han convertido en los guardianes permanentes de este ecosistema. 

 

Barrio Yungay

Yungay es el primer barrio planificado de Santiago de Chile. Sus construcciones datan de los siglos XVIII al XIX. Los habitantes crearon en 2009 una asociación llamada Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay, con el fin de conservar este patrimonio y alejarlo de prácticas de gentrificación o potencialmente dañinas para el patrimonio edificado. Lograron que se consolidara como zona típica, de modo que el barrio debe mantenerse intacto. A pesar de eso, los intereses económicos merodean la zona, por lo que los vecinos están en permanente estado de alerta.

 

Caminos de San Roque

Un caso similar al chileno es el de un barrio en el corazón de Quito que se ha ido modificando con el paso de los años y ha perdido parte de sus vestigios arquitectónicos. Como un ejercicio de mirar al pasado surge la organización Guardianes del Patrimonio, que cuenta la historia del lugar por medio del City Tour Caminos de San Roque. El objetivo es que habitantes del barrio, comerciantes, vecinos de Quito y turistas conozcan las memorias del sitio, para así crear empatía y evitar que se siga degenerando y perdiendo su identidad.

 

Veedurías colombianas

Luego de la enorme crisis social a la que se enfrentó Colombia a finales de los años ochenta, organizaciones ciudadanas formularon un concepto para mantener vigilada la gestión pública. Se mantienen en observación el gasto público y las obras públicas, así como las empresas estatales y privadas que se contratan, cuyo desempeño se evalúa. Asimismo, se efectúan auditorías a los sectores de Salud, Educación, Prestación de servicios, Medio ambiente y Obras públicas. Existen cerca de 500 veedurías; cualquier interesado puede ser un veedor y no se persigue un salario por hacerlo. 

 

Saint Miquel-Les Tries

Luego de presionar durante un prolongado periodo a su gobierno para obtener mejoras urbanísticas en sus espacios públicos y en viviendas patrimoniales, los vecinos de Saint Miquel-Les Tries, en Olot, una comunidad de Girona, España, fueron escuchados. Un grupo de arquitectos trabajó con los habitantes, pero fueron estos últimos los que señalaron dónde hacían falta las mejoras según su grado de urgencia. Se mejoraron los espacios verdes, las ciclovías y la seguridad del peatón y se activaron equipamientos culturales y educativos.

Prestar atención en la era de la info-manía

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El flujo de información es directa o indirectamente responsable de lo que podría describirse como crisis existencial de sentido, pero hay cosas que podemos hacer para acotar el daño

El llamado multitasking afecta la capacidad del cerebro para procesar la información que recibe
El llamado multitasking afecta la capacidad del cerebro para procesar la información que recibe

En la era digital parece que estamos sometidos a un constante bombardeo de distracciones, y eso puede terminar por marear. Hay quienes dicen que la nuestra es la época de la distracción, en la que el ritmo frenético del cambio tecnológico hace que sea difícil, si no imposible, enfocarse y concentrarse. También es frecuente la afirmación acerca de que nuestra capacidad de atención se ve amenazada constantemente por la producción y el flujo de información. La ansiedad por estar informado (Wurman, 1989) es a menudo enunciada con la expresión “sobrecarga de información”, como el estado normal de las cosas de la vida en el siglo XXI.

Aunque el mayor acceso a la información proporcionada por la tecnología moderna probablemente ayude a lograr un desarrollo sostenible porque la gente será capaz de comprender mejor la amplitud y el alcance de las dificultades que enfrenta el mundo, también es probable que tal acceso exacerbe el problema de la sobrecarga de información.

En las sociedades occidentales, los temores acerca de dicha sobrecarga se articulan a menudo como diagnósticos médicos. Conceptos como “síndrome de la fatiga de la información”, por ejemplo, capturan la sensibilidad de un malestar cultural. El síntoma principal es la falta de concentración, que al parecer es el resultado de la sobrecarga de la memoria de corto plazo. Otra variante de este malestar en la cultura es “la atención parcial continua” (Mikics, 2013). Se cree que el multitasking—hacer varias cosas a la vez, por ejemplo, leer tu correo electrónico, revisar tus redes sociales mientras hablas con alguien— provoca aumento en la producción de cortisol y adrenalina, lo que puede sobreestimular el cerebro y causar confusión mental y pensamientos revueltos. Otros estudios han demostrado también que el multitasking impide que el cerebro absorba información y que la gente que por lo regular hace varias cosas a la vez es la que más llega a ignorar información relevante. Según Dave Crenshaw, el daño es causado por lo que él llama “el coste del cambio”: el tiempo necesario para cambiar de una tarea y enfocarse en otra.

La capacidad de la gente para procesar la información es limitada y hace falta considerar tales limitaciones cuando pensamos en soluciones. En el ámbito corporativo se piensan soluciones tales como establecer más comunicaciones unilaterales o entregas de información más directas y personalizadas. Para lidiar con la sobrecarga de información, las fuentes confiables pueden también llamar la atención de la gente, pero, a largo plazo, los cambios duraderos dependen de las actitudes que eligen adoptar las personas. El flujo de información es directa o indirectamente responsable de lo que podría describirse como crisis existencial de sentido, pero hay cosas que podemos hacer para acotar el daño, empezando con un poco de aceptación de las propias capacidades. Uno tiene que estar en paz con el hecho de que el día tiene sólo 24 horas y somos personas sin superpoderes. Entender sus limitaciones y estar bien con eso.

Desde que Richard Wurman publicó su libro Ansiedad por la información, en 1989, sobre patologías relacionadas con la sobrecarga de información, el tema se ha convertido en un asunto regular de comentario cultural. A menudo, el flujo de información digitalmente mediado se expresa con la metáfora de la inundación, que implica que si la mayoría de nosotros no está literalmente ahogándose, cuando menos estamos abrumados por tanta información. También se afirma que las empresas se están “ahogando en datos” y que la creatividad es difícil, si no imposible, “cuando te enfrentas a una avalancha de información”. Al parecer, la sobrecarga de información no se limita a inhibir la creatividad. También es responsable de una variedad de alteraciones relacionadas con los efectos de la distracción, resultado de la exposición a “demasiada información”. m.

 

Para saber más

:: R. Wurman, Information anxiety, Doubleday & Co., Inc. Nueva York, 1989.

:: D. Mikics, Slow reading in a Hurried Age, Belknap Press, Cambridge, MA, 2013.

:: D. Crenshaw, The myth of Multitasking: How doing it all “gets nothing done”, Jossey-Bass, 2008.

Atención: de la emoción a la comprensión

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Algunos cineastas extienden sus propuestas por medio del manejo de la atención a diferentes aspectos de la forma fílmica. Así, la concentración y la atención al detalle incrementan las posibilidades de comprensión e interpretación.

Imagen de la película «Buenos muchachos», de Martin Scorsese
Imagen de la película «Buenos muchachos», de Martin Scorsese

Desde su origen, el cine se apropió de las herramientas fotográficas para manipular la atención del espectador: profundidad de campo, composición, iluminación, color. Para capturar la atención sobre el personaje (en un diálogo o para resaltar su expresividad), se cierra el plano y se “borran” los fondos, dejándolos fuera de foco. La luz impone jerarquías, y en Manhattan (1979), por ejemplo, Woody Allen deja amplias porciones del cuadro en penumbra (en algún momento para generar una atmósfera propicia al secreto; en otro, de intimidad). Pronto el cine hizo del movimiento otra forma de focalizar la atención. El sonido se sumó a este paisaje, pero también lo amplió, al permitir el establecimiento de relaciones con lo que está fuera del encuadre.

El uso de estos recursos es habitual, pero algunos cineastas van más allá y extienden sus propuestas por medio del manejo de la atención a diferentes aspectos de la forma fílmica. Algunos, en determinados momentos, ofrecen algo poco atractivo a la vista para canalizar la atención a lo que se escucha (como Allen en la cinta mencionada, o Jim Sheridan en En el nombre del padre); otros invitan al involucramiento por medio de un ritmo lento o de pasajes sin mayor acción en los que se ha de procesar lo expuesto. La falta de atención puede provocar desde pasar por alto algún elemento esclarecedor hasta perder parte del sentido de la obra. La concentración y la atención al detalle, por lo contrario, incrementan las posibilidades de comprensión e interpretación.

 

Jacques Tati

Este prodigioso francés promueve la democracia de la mirada con planos abiertos y con muy buena profundidad de campo, por lo que el espacio cobra peso. El cuadro invita al aparente errar de la mirada, que al final descubre maravillas. Y si en Playtime (1967) comparten protagonismo una serie de oficinas diminutas y el personaje, en Las vacaciones de Mr. Hulot (1953) el humor surge de la ida y vuelta de la mirada en una escena en un restaurante. Con Tati, el ojo y el oído —pues el sonido siempre dirige la atención, se diría que “enfoca”— deben estar atentos: de otra forma puede incluso perderse el chiste.

 

Luis Buñuel

EnÉl (1953), los invitados a una reunión observan un espacio que no “parece guiado por la razón, sino por el sentimiento, la emoción, el instinto”. La casa fue construida por el caprichoso padre del anfitrión, Francisco, quien es “perfectamente normal y sensato”. Más adelante, Francisco, atormentado por los celos, sube en zigzag por dicho espacio; se sienta en la escalera y golpea el barandal con insistencia. Al abrir el plano descubrimos que sobre la escena se proyecta una sombra que emula los barrotes de una prisión. Así descubrimos que Francisco no es tan normal: es un “preso” de su irracionalidad.

 

Alfred Hitchcock

En Los pájaros (1962), la protagonista espera que los alumnos salgan a recreo, y desde el patio los escucha entonar una canción repetitiva. A sus espaldas observamos cómo los pájaros se concentran y, en un momento dado, descubrimos que hay centenas de ellos. Con la canción, el cineasta hace que pongamos atención en el transcurrir del tiempo —cuya cuenta podemos llevar por las reiteraciones de la melodía— y establece su continuidad. Si las aves se reúnen con tanta celeridad, entonces representan una amenaza descomunal. Con artilugios como éste, Hitchcock consigue que la atención multiplique la emoción.

 

S. M. Eisenstein

Para el ruso, padre de una de las teorías más sólidas acerca del montaje, la yuxtaposición de elementos (luz, planos, movimientos) hace posible la creación de ritmos, de narrativas y hasta de sentidos. Las historias se arman gracias a un proceso dialéctico en el que dos elementos puestos uno junto al otro generan la aparición de algo que no está en ninguno de los dos. Como en el haikú nipón, que el ruso usa como símil. Así aparecen además protagonistas colectivos y se materializan conceptos como “pueblo” o “revolución”. En su tiempo apenas se captaba todo el potencial de sus propuestas. Hoy es todo un reto.

 

Martin Scorsese

En Buenos muchachos (1990) establece el punto de vista desde el inicio (que endosa al protagonista, quien simpatiza con los malos): por la voz del narrador, pero sobre todo con un extreme close-up de uno de sus ojos mientras se escucha “para mí, ser gángster…”. Después confiesa sentirse parte de algo y vemos a los mafiosos utilizando suéteres amarillos: uniformarlos genera la idea de equipo. En La última tentación de Cristo (1988), la cámara hace por momentos las veces de lo que atormenta (¿Dios?) al personaje principal. La comprensión cabal de Scorsese pasa necesariamente por la atención a elementos técnicos.

 

Para ver

::Pasajes de Él (de 18:51 a 19:35, y de 1:04:08 a 1:07:05).

:: La atención al detalle en Adiós al lenguaje, de Jean-Luc Godard; texto de David Bordwell.

:: Una investigación valiosa: Perception, attention, and the structure of Hollywood film.

:: Fragmentos de Playtime: uno y dos.

::Fragmento de Mi tío, de Jacques Tati.

::Fragmento mencionado de Goodfellas.

::Fragmento mencionado de Los pájaros.

El tiempo presente es el tiempo de la honestidad

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Generar vida en el tiempo presente, lo que hoy puedo hacer, revela con honestidad quién soy y es importante reconocerlo, aceptarlo y, si es necesario, potenciarlo. El presente es el tiempo del espíritu que construye, el tiempo de la honestidad

En mi experiencia de acompañar espiritualmente a jóvenes universitarios, me he dado cuenta de que es muy fácil que los estudiantes estén concentrados en el pasado o en el futuro, pero no en el presente. Quienes centran su atención en el pasado suelen estar deprimidos y quienes están enfocados en el futuro se descubren con ansiedad.

Cuando estoy frente a un joven con dicho diagnóstico, mi sugerencia es la siguiente: lo primero que tenemos que reconocer es que, cuando la atención no está mayormente en el presente, es muy probable que nos encontremos en un estado espiritual autodestructivo. Nuestro espíritu no está en la armonía que quisiéramos y necesitamos aprender a equilibrarnos. Para ello, como dice Simone Weil, la oración puede ser un excelente medio para aprender a formar nuestra atención. Orar implica poner toda la atención en una relación que se desea desde la entrañas; la oración, entre más profunda es, más unifica nuestro ser y más nos ancla a lo verdaderamente importante.

Orar lo que nos propone el Evangelio de Mateo, en el capítulo seis, versículos 33 al 34, puede ser un ejemplo fugaz de esto que sugerimos. Mientras lees las siguientes palabras, intenta poner atención en tu respiración: “Busquen el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura. Así que no se preocupen por el mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio afán”.

¿Qué significa buscar la justicia? En un contexto universitario, el proyecto que articula es formarse académicamente, al menos, para estar capacitado en alguna rama del saber humano. Este proyecto, que dura cerca de cinco años de estudios, es el que da la orientación de cómo organizar la agenda de la semana y focaliza la atención en lo básico de nuestra forma de relacionarnos con los demás. Atender lo accesorio es sinónimo de dispersión, tensión interna y, posiblemente, cansancio injustificado. Tener claro qué actividad queremos realizar cada día es primordial para empezar a vivir en la justicia y en el presente. La palabra justicia se suele asociar solamente a cuestiones jurídicas; en este caso, hablamos de la experiencia de vivir ajustados, es decir, en justicia; o desajustados, es decir, sin rumbo, o lo que es lo mismo, en la injusticia.

¿Todo lo anterior para qué? Para buscar el Reino de Dios. ¿Y eso qué quiere decir? Que a todas mis actividades les imprimiré una intención fundamental: lo que hago todos los días es para que los demás y yo tengamos vida plena. Generar vida en el tiempo presente, lo que hoy puedo hacer, revela con honestidad quién soy y es importante reconocerlo, aceptarlo y, si es necesario, potenciarlo. El presente, en síntesis, es el tiempo del espíritu que construye, el tiempo de la honestidad. m.

“Enfrentar la guerra todos juntos”: Marichuy

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En octubre del año pasado, el Congreso Nacional Indígena y el EZLN sacudieron el escenario nacional con el anuncio de que participarán en la elección presidencial de 2018. Con la mira puesta sobre ese proceso, pero también —lo más importante— para afirmar la unidad de los pueblos indígenas en las tareas de reconstrucción del país, han nombrado a la vocera que hará las veces de candidata independiente

"Unamos esfuerzos para destruir este sistema que nos está acabando”, ha dicho Marichuy. Ilustración: Yazz

En los sueños de María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, se anunciaba la llegada del tiempo de los pueblos. Hace meses, esta mujer de origen nahua1 comenzó a soñar que una delegación de zapatistas e integrantes del pueblo wixárika llegaban a Tuxpan (ubicado en el sur de Jalisco) en tiempos de fiesta. Ahí se reunían con ella y con nahuas de la región. Sentados en círculo, discutían asuntos en común mientras en las calles continuaba el jolgorio. En ese entonces, Marichuy aún no sabía que iba a ser elegida como vocera del Concejo Indígena de Gobierno —emanado del Congreso Nacional Indígena (CNI) y con respaldo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)—, ni tampoco que se buscaría inscribir su nombre como candidata independiente en las boletas electorales para la presidencia de México en 2018. Aquellos sueños con los zapatistas fueron una revelación, una suerte de premonición, que Marichuy tuvo mucho en cuenta al momento de aceptar ser la portadora de la palabra de los pueblos indígenas: los interpretó como una señal de que ya era el tiempo de convocar a una gran organización nacional.

En los pueblos indígenas los sueños son considerados sagrados y reveladores. En el caso de Marichuy también pueden ser tomados como anuncios: la madrugada del 6 de diciembre de 2011 soñó con gente que comía carne cruda. Ya por la mañana interpretó que ese día podía correr sangre: estaba angustiada por las familias de la comunidad hermana de Santa María Ostula, en la costa de Michoacán. El comunero Trinidad de la Cruz Martínez Crisóforo, líder moral de la lucha por la tierra en Ostula y amigo cercano de la familia de Marichuy, regresaba ese día a su pueblo —se encontraba desplazado porque ya habían intentado asesinarlo—, para participar en una asamblea donde discutirían el tema agrario y las amenazas que había en su contra. En el camino lo interceptaron cinco sicarios y lo asesinaron. El terror que se vivía en aquellas tierras era tan grande que incluso paralizó por meses al Congreso Nacional Indígena.

Casi seis años después de aquel sueño, y ante los tiempos que se avecinan, su corazón le dice a Marichuy que avance; que no ganará la Presidencia de México, porque ése no es el objetivo, pero que los pueblos podrán organizarse “y que estaremos junto a la sociedad civil para planear qué hacemos por esta tierra que se llama México, para enfrentar la guerra todos juntos”.

María de Jesús Patricio Toma de protesta a los integrantes del Concejo Indígena de Gobierno y a su vocera, María de Jesús Patricio Martínez (al centro), durante la Asamblea Constitutiva del 28 de mayo de este año en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Foto: Reuters

Marichuy es reconocida por sus conocimientos en medicina tradicional. Desde esa mirada, diagnostica que México está enfermo por el virus del capitalismo, un virus que acaba con la vida de la gente, de la tierra, del agua, de los animales, de los pueblos. Se trata, dice, de una enfermedad contagiosa que sólo podrá erradicarse si en todos los rincones del país las personas “nos organizamos para curarnos de ese monstruo”.

La Asamblea Constitutiva en la que se integró el Concejo Indígena de Gobierno tuvo lugar los pasados 27 y 28 de mayo en el Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de las Casas, A.C.-Universidad de la Tierra (Cideci-UniTierra), en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Tras una serie de deliberaciones, Marichuy fue anunciada como vocera del Concejo. A ella y a los demás integrantes se les tomó protesta. Al recibir el cargo, anunció que la lucha era por la vida, y que esto incluye “la tierra, el territorio, el agua, los árboles, todo, porque se lo están acabando. Si queremos que los pueblos sigan existiendo, si queremos que siga habiendo vida para todos, si queremos que eso que nos heredan nuestros antepasados seguirlo conservando, por eso hemos decidido dar este paso y participar para invitar a todos esos sectores, a la sociedad civil organizada, a la no organizada, a que unamos los esfuerzos y podamos destruir este sistema que nos está acabando a todos”.

La que habla es la voz colectiva de los pueblos que integran el CNI, que recibe por igual a los antiguos que a los recién llegados: es una casa a la que pueden acudir cuando quieran. Una de las voces presentes en el Congreso es la de los wixaritari, que desde hace años han recibido en sueños el mandato de rescatar a la tierra de la destrucción a la que está siendo sometida,2 “porque es la madre la que alimenta y da de beber, y a la madre no se le maltrata ni se le mata con proyectos mineros, petroleros, ganaderos o de represas, o echándole veneno”.

Concejo Indígena de Gobierno

Marichuy interpreta los calores extremos en México como un grito de la tierra para que “regresemos” a ella, para ponerle atención, para hacer un alto e imaginar qué “tenemos que hacer juntos. […] Los pueblos no tienen la poción mágica, pero entre todos la vamos a buscar, cada quién desde donde está”.

En un mundo donde rige la idea del “progreso” y se ve a la tierra como mercancía, resguardar la naturaleza y la vida implica tomar un camino espiritual. El registro de una mujer indígena como candidata independiente —vocera del Concejo Indígena— es tan sólo una estrategia que busca arruinar “la fiesta de los de arriba” (las elecciones), una fiesta, dice Marichuy, “basada en nuestra muerte. Queremos hacer la propia, basada en la dignidad, la organización y la construcción de un nuevo país y un nuevo mundo”.3 El recorrido por los territorios adoloridos llamará a sanar en colectivo a un país enfermo de muerte y a soñar cómo regresar la vida a la tierra.

 

Pasar a la ofensiva

En 1999 los zapatistas advertían sobre la IV Guerra Mundial: el neoliberalismo, que ya entonces amenazaba con destruir todo lo que obstaculizara al mercado. Diecisiete años después, en octubre de 2016, el V Congreso Nacional Indígena, que cumplía 20 años de haber sido creado, comenzó con una declaración en la que se anunciaba que era el momento de los pueblos, el momento de pasar a la ofensiva y hacerlo por la vía pacífica.

Los pueblos indígenas hablan de la agudización de la guerra del capital. En el comunicado titulado “Llegó la hora” señalan: “Nos encontramos en un grave momento de violencia, de miedo, de luto y de rabia […] Vemos el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres, de niños por el hecho de ser niños, de pueblos por el hecho de ser pueblos. La clase política se ha empecinado en hacer del Estado una corporación que vende la tierra que es de los pueblos originarios, campesinos, urbanos; que vende a las personas como si fueran una mercancía que se mata y se entierra como materia prima de los cárteles de la droga, para venderlas a las empresas capitalistas para que las exploten hasta que enfermen o mueran, de venderlas en partes para el mercado ilegal de órganos”. El comunicado agrega que a todo esto se suma el dolor de los familiares de las personas desaparecidas, que deben buscar por su propia cuenta a su seres queridos, ya sea que esperen encontrarlos en vida o en fosas. Y ante toda esa “repugnancia”, plantea el comunicado, “nos siguen diciendo que votemos, que creamos en el poder de arriba, que sigan dibujando e imponiendo nuestro destino”.

Acuerdos de San Andrés Imagen de uno de los diálogos realizados en el marco de los Acuerdos de San Andrés, en 1996. En la mesa se encuentran el subcomandante Marcos y la comandanta Ramona, del EZLN, así como Manuel Camacho Solís, comisionado para la Paz nombrado por Carlos Salinas de Gortari en 1994, y Samuel Ruiz, entonces obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Foto: Archivo

Carlos González, integrante de la coordinación del CNI, explica que la guerra que viven los pueblos se da en dos sentidos: por un lado, la invasión física, con el despojo permanente de tierras y territorios, los asesinatos y las desapariciones, las migraciones masivas, el desplazamiento de las poblaciones por la violencia. Por el otro lado tiene lugar un extermino cultural, que se manifiesta, por ejemplo, en la pérdida de las lenguas originarias: en Baja California ya no hay hablantes de cochimí; el kiliwa sobrevive en menos de 50 personas; en el pueblo kumiai son menos de mil indígenas quienes resguardan su lengua, pero la mayoría ha dejado sus tierras originarias; el rarámuri ha ido decreciendo con las nuevas generaciones.

Por otra parte, los despojos se han multiplicado en todos los territorios. Los recuentos crecen en cada encuentro de pueblos. Carlos recuerda de memoria las tierras del pueblo cucapá, ocupadas para basureros; la ocupación física del territorio rarámuri, “donde el narcotráfico ha sido despiadado, como la punta de lanza coordinada con militares para el despojo de comunidades”. En la costa de Michoacán, la Marina se posicionó en 2010, cuando la Familia Michoacana y luego los Templarios ocuparon el territorio y causaron terror con 36 asesinatos y seis desapariciones. A esto siguió el robo de maderas preciosas y de minerales. En la sierra wixárika ha comenzado una situación parecida a la de Ostula, ya que los cárteles han ocupado todas esas montañas del norte de Jalisco, territorio estratégico para la producción de goma de opio y para el trasiego de drogas al norte del país.4 La guerra de la que habla el CNI continúa por el Golfo de México, con amplios territorios concesionados para proyectos energéticos, “desde Tabasco hasta la sierra potosina. En tierras popolucas, en el sur de Veracruz, ya hay concesiones para fracking y apenas es la etapa inicial de la reforma energética de Enrique Peña Nieto”; en territorio zoque hay licitación de lotes petroleros y de gas; en el istmo de Tehuantepec la presión es por proyectos eólicos y mineros. “Y así todo el territorio y el agua están siendo vendidos para proyectos altamente destructivos para la naturaleza, para las comunidades y para su gente”, dice Carlos, y advierte además que esa guerra también se manifiesta en las ciudades, en los pueblos, contra toda la población sin excepción.5

Congreso Nacional Indígena

La apuesta del CNI es encontrar caminos posibles de resistencia y rebeldía para sobrevivir a la guerra del dinero contra la humanidad y contra la Madre Tierra, “para renacernos junto con cada semilla que sembremos, con cada sueño y con cada esperanza que se va materializando en grandes regiones en formas autónomas de seguridad, de comunicación, de gobiernos, de protección y de defensa de los territorios”. Por ello es que el Concejo Indígena de Gobierno aspira a que en cada rincón se instituyan pequeñas o grandes juntas de gobierno locales, donde se repliquen formas de autogobierno que ya practican pueblos como Cherán y Santa María Ostula, cuyos procesos de seguridad comunitaria han logrado detener el despojo de sus tierras y el asesinato y las desapariciones de su gente.

El llamado es a todas y todos los mexicanos, de todos los rincones del país, que no quieren más muerte y que imaginan un mundo nuevo.

 

La llama de la región Centro Pacífico

“Si alguien del CNI puede ser vocera del Concejo Indígena de Gobierno, ésa es Marichuy”. La frase es repetida lo mismo por indígenas que por mestizos, desde el occidente hasta las montañas del sureste de Chiapas. Las razones son transparentes: esta mujer nahua es fundadora del CNI; mantuvo activas por años las reuniones de la región Centro Pacífico (también llamada región Centro Occidente)6 del Congreso y, además, cuenta con toda la confianza del EZLN.         

Aunque a la asamblea para conformar el Concejo Indígena de Gobierno llegaron concejales de varios pueblos con grandes posibilidades de convertirse en la vocera, cuando la coordinación del CNI y el mismo EZLN propusieron a María de Jesús Patricio Martínez la propuesta fue aceptada por los 848 delegados y delegadas de los pueblos indígenas presentes. Al anunciar su nombre, las comandantas zapatistas resumieron con esta frase por qué confían en ella: “La compañera Marichuy no se vende, no claudica y no se rinde”.

Tuxpan es conocido como el Pueblo de la Fiesta Eterna, y la familia de María de Jesús Patricio Martínez tiene un cargo importante en las festividades que tienen lugar los días 20 y 27 de enero y 2 de febrero y se dedican a San Sebastián, para que proteja a la gente de la peste. Ellos son padrinos de San Sebastián “El Abajeño” (nombramiento que se hereda de generación en generación) y se organizan cuadrillas de danzas de chayacates y sonajeros. En aquella región del sur de Jalisco (a una hora y media de Guadalajara), los nahuas perdieron la tierra colectiva y la lengua. El resguardo de las danzas ha sido una manera de resistir como pueblo, y por eso siguen vivas fiestas como la de Corpus Christi, que coincide con el inicio de la siembra; en septiembre y octubre, previo a la llegada de las ánimas, se realizan los “enrosos” a todas las imágenes protectoras de Tuxpan para que protejan la siembra; el 7 de enero es la fiesta del Santo Niño, con danzas de paixtles y moros, así como pastorelas, para agradecer por lo que ha dado la tierra.

CNI EZLN

Después de la aparición pública del EZLN en 1994, llegó a Tuxpan la invitación para participar en el Foro Nacional Indígena, que se realizó en enero de 1996 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Marichuy fue elegida para asistir como representante y esa actividad le transformó el pensamiento. “Creíamos que éramos sólo nosotros [los nahuas de Tuxpan] y allá vi que había indígenas de toda la República. Los escuché y pensé: ‘Eso es parecido a lo que pasa con nosotros’. Sentí así como que era mi espacio, un lugar donde platicar con gente de problemas similares, todos sedientos de justicia […] Sentí que era importante seguir participando: había encontrado lo que tanto había buscado. Desde entonces pensé que sólo si los pueblos estamos unidos podemos cambiar algo”. Y es que si algo trajo el alzamiento armado del EZLN fue visibilidad para los pueblos indígenas de Jalisco, donde prácticamente se negaba su existencia.

Después del Foro Nacional Indígena se creó el Congreso Nacional Indígena en octubre de 1996, espacio que fue imaginado como la casa de los pueblos. En su fundación participaron tanto María de Jesús Patricio Martínez como don Juan Chávez, del pueblo purépecha de Nurío y quien falleció en 2012.

 

La vocera del Concejo Indígena

Marichuy nació el 23 de diciembre de 1963. Cursó el bachillerato y dedicó su vida al resguardo de la medicina tradicional y la herbolaria. Desde hace 20 años encabeza la Casa de Salud Calli Tecolhuacateca Tochan, y desde el sur de Jalisco fue de las más activas para mantener las reuniones del CNI en la región Centro Pacífico, aun en tiempos en que el propio EZLN dejó de participar y cuando otras regiones dejaron de funcionar regularmente. Durante el recorrido de La Otra Campaña, en 2006, la comandancia del EZLN destacó que el CNI siguió existiendo gracias a la región Centro Pacífico. Además, simpre destacaron el papel de Marichuy por su participación continua.

La razón por la que no claudicó fue porque tenía la esperanza de que los pueblos dieran otro paso. “Siempre soñé que naciera algo juntos, yo misma no sabía por dónde, sólo sabía que teníamos qué hacer algo. Las armas no, porque nos van a matar, tenemos que ser estratégicos”. A la pregunta directa sobre si cree que ha llegado el momento, responde: “Sí”.

María de Jesús Patricio

Quienes conocen el andar de Patricio Martínez en el CNI destacan su integridad al defender sus posturas éticas y políticas, como no permitir la cooptación ni entrar a puestos de gobierno. Durante su administración, Vicente Fox convocó a crear un consejo nacional indígena que asesorara a la presidencia para resolver los problemas de los pueblos originarios. Cuando la propuesta se discutió al interior del CNI, la mayoría estaba a favor de que un wixárika entrara como empleado de esa estructura. Marichuy de inmediato se movió para debatir esas posturas y señaló que de ninguna manera podían entrar. No obstante, en el camino vio cómo algunos compañeros abandonaban el CNI para aceptar cargos públicos.

El 29 de marzo de 2001 habló en el Congreso de la Unión en nombre de las mujeres indígenas de México, con el propósito de mostrar que el proceso de reconstitución integral de los pueblos indígenas del país es una tarea que incumbe a hombres y a mujeres por igual, “en una misma lucha por lograr nuestra liberación”. En esa ocasión fue la única mujer no zapatista que tomó la palabra, y tal vez ninguna otra mujer ha tenido un papel tan activo en el CNI desde su origen.

 

Un Concejo Indígena de Gobierno para México

Después de que los Acuerdos de San Andrés fueron traicionados por el Estado mexicano al aprobar una contrarreforma indígena, el movimiento nacional se dispersó. Carlos González, quien también es abogado agrario de varias comunidades de Jalisco y Michoacán, recuerda que “muchas comunidades se desilusionaron y hubo quienes consideraron que la ley que se aprobó era suficiente, y muchos compañeros se incorporaron a cargos públicos. Hubo un repliegue en la lucha”.

Con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN, que en 2006 llamó a conformar una fuerza política anticapitalista y de izquierda, se convocó al IV Congreso Nacional Indígena, que tendría lugar durante mayo en San Pedro Atlapulco, Estado de México. Pero justo en esos días ocurrió la represión de Atenco.

Ya desde 2001 había vuelto a operar el CNI, cuyas reuniones se reactivaron con una idea clara: había necesidad de ejercer la autonomía por la vía de los hechos. La convocatoria del EZLN a través de La Otra Campaña reactivó a la región Centro Pacífico, especialmente a los pueblos de Jalisco y Michoacán. Carlos González tiene clara esa etapa: “Con la delegación zapatista hicimos un trabajo de crecimiento en la región noroeste, que no había participado. En Sinaloa no avanzamos mucho, pero los nexos siguen vivos y ahora están ayudando a darle soporte nacional al CNI. La región Centro Pacífico siguió caminando, tratando de mantener viva la llama del Congreso hasta que se vino la represión fuerte contra Santa María Ostula, en 2010, y quienes éramos el soporte de esa región no tuvimos condiciones ni ánimo de seguir generando organización. Pienso que para mediados de 2011 ya se había agotado”.

Marcha EZLN En septiembre de 2006, más de 25 mil personas marcharon por las principales calles de la Ciudad de México para acompañar a los representantes de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y exigir el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés. Foto: AFP.

Ese año, en Ostula mataban o desaparecían a un comunero cada quince días, en promedio. El asesinato de don Trinidad de la Cruz fue tal vez el hecho que más forzó el repliegue, y esa zona entró en el terror y el silencio. Lo importante en ese entonces era seguir con vida. En diciembre de 2012, unos seis mil indígenas de Chiapas se movilizaron en una marcha silenciosa por el inicio de la nueva era maya y convocaron a la Cátedra Tata Juan Chávez Alonso, donde se intentó reactivar el CNI.

En octubre de 2016, durante el V Congreso Nacional Indígena, la comandancia del EZLN advirtió que el CNI estaba por desaparecer y propuso la iniciativa de la vocera indígena y su Concejo Indígena de Gobierno. En esa reunión hubo posiciones de todo tipo, pero luego se reflexionó que las iniciativas del EZLN debían masticarse bien para que se pudieran comprender. Comenzó entonces una etapa de consulta en los pueblos indígenas para que dijeran si le entraban o no a esta propuesta. La respuesta fue sí, y los delegados se llevaron la tarea de que en las asambleas de cada pueblo se nombrara a los concejales que integrarían el Concejo Indígena de Gobierno.

De este modo, a la Asamblea Constitutiva del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) para México llegaron cerca de mil delegadas y delegados indígenas, quienes tuvieron reuniones el 27 y el 28 de mayo. Más de 400 eran de Chiapas, muchos de ellos ex zapatistas o que incluso tenían distancia de los procesos autonómicos. Llegaron representantes de pueblos que nunca habían asistido al CNI pero que, al conocer esta iniciativa, quisieron acercarse. Por esta situación, y ante el riesgo de que haya quienes sólo estén buscando posiciones de poder, los concejales fueron advertidos de que serán vigilados: aquel que no cumpla con el mandato será echado de la estructura. El CIG se constituyó con 71 concejales, número al que se podrán ir sumando mujeres y hombres que en el camino designen las asambleas de sus comunidades.

Jalisco en el Concejo Indígena de Gobierno

Al Concejo Indígena de Gobierno se integraron un concejal zoque que vive en Guadalajara y un comunero y una comunera del pueblo coca de Mezcala. La concejal es Rocío Moreno, una joven que ha destacado en la lucha por el territorio y por la recuperación de la memoria de su comunidad, ubicada en la Ribera de Chapala.

 

Desde su visión, el Congreso Nacional Indígena transformó el horizonte de su pueblo radicalmente. Recuerda que ella simpatizaba con el EZLN y participaba en actividades de difusión con un colectivo, pero no era consciente de la lucha de los más viejos de la comunidad ni de que eran los últimos coca de la región. En 2005 fueron a Chiapas como integrantes del Frente Zapatista. Recuerda que al entrar les dijeron: “‘¿Por qué no están en las mesas del Congreso Nacional Indígena?’. Entonces nos cayó el veinte”. Lo narra como un proceso tremendo porque, cuenta, “tuvimos que ir hasta Chiapas para darnos cuenta de lo que ya había en nuestra comunidad”.

Rocío ha sido una de las mujeres del CNI que permanentemente han plantado un alto al machismo. Afirma que el hecho de que la vocera sea una mujer indígena “implica muchas cosas, no sólo porque vivimos en un país racista y machista, sino porque la mujer es el sujeto más colectivo: a las reuniones se jala a la hermana, a los hijos, a la amiga, y los hombres no, ellos jalan solos”.

Su postura es anticapitalista y con horizonte de construcción de autonomía, igual que los zapatistas y el CNI. Reflexiona cómo es que se sigue creyendo en los partidos, si éstos surgieron hace apenas 80 años y son un fracaso. “¿Qué nos hicieron en ese tiempo para que pensáramos que siempre estuvieron ahí? ¿De verdad no podemos vivir sin capitalismo? ¿Podemos seguir viviendo otros cien años bajo ese modelo? Tenemos que romper, quitarle el poder al Estado, que los pueblos y las colonias decidan. Claro que en la ciudad se requiere más discusión, pero para nosotros hay una estructura de cientos de años, es carne de tu carne”.

Filo, profesor mixteco de Puebla y ahora concejal del CIG, inconfundible porque siempre se amarra en el rostro paliacates bordados, reivindica la idea de que esta iniciativa es tan importante como el alzamiento de 1994. Ante los medios, explicó que “aun con todas nuestras contradicciones, este movimiento va, pues a los pueblos nos debemos. Si bien queremos estar en las boletas electorales en 2018, nuestra lucha será por la organización, para seguir existiendo”. Para él, el día del anuncio de la vocera del CIG fue “el día más grande de nuestra historia. Nos tomó 20 años conocernos. Durante cinco siglos estuvimos en resistencia y hoy estamos haciendo el alzamiento indígena más grande en la historia, y es no violento. Abajo vimos que sí hay con qué y con quién levantar un nuevo país, vimos que ya se mira el horizonte”.

Más allá de las voces a favor y en contra de esta iniciativa del CNI y el EZLN, para sus protagonistas es claro que se trata de dar batalla al sistema capitalista que está colapsando al mundo entero. Cuando las voces de los pueblos indígenas se unen al grito de “Nunca más un México sin nosotros”, transmiten la sensación de que éste es un tiempo de ruptura. Marichuy lo sabe, y también tiene claro que la lucha es más grande que una contienda electoral. “Nuestra participación es por la vida, por destruir este sistema. Queremos proponer que nos podemos gobernar de modo distinto, con el principio de mandar obedeciendo, de servir y no servirse, cuidando a la naturaleza. Se trata de una propuesta para el mundo entero”. m.

El camino por recorrer


Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los pueblos Indígenas (CDI), y con base en la Encuesta Intercensal del INEGI realizada en 2015, la población indígena en México asciende a 12 millones 25 mil 974 habitantes, que representa un 10.1 por ciento de la población total del país. Según la misma institución, hay 68 pueblos indígenas en el país.

El Concejo Indígena de Gobierno se integra por 71 hombres y mujeres procedentes de 17 estados y 23 pueblos indígenas de México. Una concejal es de Baja California, nueve de Campeche, tres de Jalisco, una de Chihuahua, nueve de Chiapas, nueve del Estado de México, tres de Nayarit, seis de Oaxaca, cuatro de Puebla, dos de Querétaro, dos de San Luis Potosí, uno de Quintana Roo, siete de Sonora, uno de Tabasco, diez de Veracruz, dos de Yucatán y un purépecha que vive en la ciudad de México.

Según Carlos González, coordinador del Congreso Nacional Indígena, entre las tareas que tienen por delante se encuentran:

* Crear la organización nacional para llevar adelante la propuesta y reestructurar el CNI.

* Organizar una Comisión de Difusión que divulgue los principios básicos:

:: servir y no servirse

:: construir y no destruir

:: obedecer y no mandar

:: proponer y no imponer

:: convencer y no vencer

:: bajar y no subir

:: representar y no suplantar

* Acercarse a la sociedad civil, dialogar con los actores que están resistiendo a la guerra o simplemente sufriéndola.

* No caer en la tentación de la contienda electoral, de la campaña, de los cargos públicos, de la competencia por votos.

* Que las comunidades que faltan nombren a sus concejales.

* Recolectar firmas. La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales establece que quien desee inscribirse en la contienda como candidato independiente debe reunir las firmas correspondientes al 1 por ciento del padrón electoral nacional, distribuidas en por lo menos 17 entidades federativas, lo que representa casi un millón de firmas. El método para recabarlas se discutirá en agosto.

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1. Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, “el término nahua hace referencia a una comunidad lingüística compuesta por una serie de grupos que hablan la lengua mexicana y que, herederos de las grandes culturas del altiplano central, llegaron a dominar la cuenca de México y la región mesoamericana en la época prehispánica. Actualmente los pueblos nahuas están distribuidos en el territorio nacional desde Durango hasta el sur de Tabasco. Son pueblos agricultores que tienen un profundo respeto por la naturaleza”. Consultado en bit.ly/cdi-nahuas

2. Esta idea emergió en las ceremonias de Wirikuta, en 2011, en el Cerro del Quemado. También en la recuperación de tierras de San Sebastián Teponahuaxtlán, realizada el 22 de septiembre de 2016, el marakame Juan Hernández decía que la Madre Tierra le dice en sueños que, debido a la sobreexplotación ganadera, “la tierra está lastimada, tenemos que cuidarla y venerarla. Aquí en la zona tiene que haber ceremonias”.

3. “Llegó la hora”, comunicado del CNI y el EZLN, 28 de mayo de 2017.

4. El 22 de mayo pasado fueron asesinados el excomisariado de Bienes Comunales, Miguel Vázquez, y su hermano Agustín. El primero encabezó la recuperación de tierras en los límites de Jalisco y Nayarit, en septiembre de 2016.

5. En la “Segunda declaración de la compartición CNI-EZLN. Sobre el despojo a nuestros pueblos” se describen con detalle estos procesos contra los pueblos indígenas.

6. En un tiempo en que no se realizaron reuniones en otra parte del país.


El barrio-clavo de Shanghái

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En un rincón de Shanghái, rodeado por un muro de cemento, se encuentra uno de los campos de escombros y basura más valiosos del mundo.

En teoría, el barrio Guangfuli es el sueño de un inversionista en bienes raíces: un terreno en medio de uno de los mercados inmobiliarios más costosos y de más rápido crecimiento que existen.

Pero la realidad se parece más a la pesadilla de un desarrollador inmobiliario, debido a los cientos de personas que viven ahí y que se han rehusado a abandonar sus casas destartaladas desde que, hace cerca de 16 años, las autoridades locales trataron de limpiar el terreno para levantar nuevas construcciones.

Esta situación pone de relieve un problema fundamental, y no resuelto, en el régimen de propiedad chino —que sólo a medias está liberalizado—: ¿a quién le pertenece la tierra?

Pese a que en los terrenos colindantes han florecido torres de condominios que cuestan millones de dólares, los residentes de Guangfuli viven de forma precaria. El barrio luce como si hubiera sido bombardeado. Los residentes cultivan verduras en cajas de espuma de poliestireno entre la basura. El invierno es gélido y el verano ardiente, pues muchas ventanas carecen de cristales y las paredes de las casas están agujereadas.

En muchas de las casas, los equipos de demolición han pintado con spray el ideograma chino que indica “derribar”; sin embargo, la pintura ha ido borrándose, así como se ha afirmado el desencuentro entre los residentes y los desarrolladores inmobiliarios.

Un antiguo residente del barrio, Luo Baocheng, vive con su hermano y su familia en un pequeño edificio de tres pisos que le dejó su madre.

Luo afirma que el propietario del terreno, Xinhu Zhongbao, se niega a pagar los 4.2 millones de yuanes (aproximadamente 600 mil dólares) que, según él, vale la propiedad.

“Me dijeron que no tengo un título de propiedad”, dice. “He vivido aquí 32 años, ¿eso significa o no que esta propiedad es mía?”.

Los agentes locales de bienes raíces indican que los precios promedio en el área alrededor de
Guangfuli están cercanos a los 12 mil yuanes por metro cuadrado (unos mil 750 dólares). Conforme los precios de las propiedades se incrementan —en el último año fue de 25 por ciento—, el conflicto en Guangfuli se ha intensificado.

Los residentes dicen que los desarrolladores les han ofrecido ‘intercambiar’ sus casas por nuevos apartamentos en el lejano distrito Jiading. Pero hay una trampa: tendrían que pagar.

Lou cuenta que a él le pidieron desembolsar 1.18 millones de yuanes (172 mil dólares) por dos apartamentos para él y su hermano. Él quería cuatro apartamentos, pero el precio le pareció inaceptable.

“¿Dónde vamos a encontrar 1.18 millones de yuanes? Estoy jubilado y mi hermano no tiene trabajo”.

La autoridad local, el gobierno del distrito Putuo, respondió a las preguntas enviadas por fax, diciendo que querían demoler el barrio y reubicar a los residentes para que pudieran tener una vida mejor.

El desarrollador, Xinhu Zhongbao, no atendió a las repetidas solicitudes de un comentario.

Como regla general, la riqueza de una persona en China se calcula por el efectivo del que dispone y por sus propiedades. Pero los bienes raíces en ese país descansan sobre una vaga definición de la propiedad, particularmente en lo que tiene que ver con las viejas casas otorgadas al pueblo a través de los colectivos de trabajadores, antes de que el mercado inmobiliario existiera como tal.

Cuando China instrumentó los derechos de propiedad, se permitió a esas personas continuar usando las casas en las que vivían, con la advertencia de que el gobierno podría reubicarlas luego, con alguna especie de compensación.

Pero la insatisfacción generalizada por esas compensaciones ofrecidas por el gobierno dio lugar a las protestas de los residentes y al fenómeno de las casas-clavo: residentes que se niegan a aceptar la oferta de compra y permanecen en sus casas para evitar que las derriben.

El resultado, a menudo, han sido disparates arquitectónicos: pequeñas casas en el paso de las autopistas, o centros comerciales peatonales que se encaraman sobre islas de concreto en pozos excavados para estacionamientos subterráneos.

Pero el tiempo, el gran bulldozer, ha visto a muchos residentes de las casas-clavo, resignarse a vender, o que terminan por ser expulsados. m.

Jóvenes: educación digna para un trabajo digno

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La labor de Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto, donde no gotea el agua potable y la ciudad pierde su nombre. Esta red de escuelas populares se ha expandido por 21 países, entre ellos Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay. En Europa está presente en España y en Italia —en Milán abrió un espacio para la formación educativa de los migrantes procedentes de Ecuador— e, incluso, tiene presencia en África. 

Foto: Cortesía Fe y Alegría
Foto: Cortesía Fe y Alegría

La primera vez que Daniela Valdivia Muñoz visitó la Ciudad de México fue en un viaje escolar, cuando era estudiante de primaria. No pasaría mucho tiempo para que regresara por un asunto de trabajo. En esta ocasión, a sus dieciocho años, estaba en su primera junta ejecutiva. El hecho de encontrarse en esa sesión de trabajo significaba que había vencido dos condiciones que generan discriminación en este país: ser joven y ser mujer. Aunque podría quedarse sólo en anécdota, Daniela comparte que aquella vez escuchó términos que no sabía qué significaban ni a qué se referían. Eran palabras y temas nuevos, y ella se preguntaba: “¿Qué es eso?”.

“Al principio, cuando yo entraba en reuniones del área, no entendía nada del negocio”, recuerda esta joven. Sin embargo, después de varias reuniones ejecutivas, el constante contacto con los clientes y la experiencia al resolver problemas reales le permitieron conocer, entender y hasta participar en las juntas laborales de la empresa CompuSoluciones, donde trabaja desde que salió de la preparatoria.

Daniela está convencida de que para esto fue crucial su formación en el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ. Ahí formó parte del grupo de alumnos que reciben capacitación en el programa Formación para el Trabajo, creado para que jóvenes estudiantes adquieran habilidades para su desarrollo laboral, y que depende del proyecto de la Federación Internacional de Fe y Alegría.

Federación Internacional Fe y Alegría Imágenes de los primeros proyectos de la escuelas Fe y Alegría en Latinoamérica, en las décadas de los setenta y ochenta. Foto: Cortesía Fe y Alegría

Trabajar en la empresa CompuSolucionesno fue algo que Daniela consiguiera por ser la hija del dueño ni porque alguien intercediera por ella. Logró tener ese empleo porque encajaba en el perfil y tenía las aptitudes que ahí buscaban para el puesto, y también porque cumplió con la larga lista de requisitos, entre ellos, acudir a varias entrevistas de trabajo. Confiesa que fueron tantos exámenes y pruebas, que pensó que no sería seleccionada.

Esta joven está emocionada por lo que ha aprendido en su primer trabajo. La suya es la primera generación de egresados del Bachillerato Pedro Arrupe, SJ (2013-2016). Al poco tiempo de graduarse, Daniela comenzó a trabajar, algo que no imaginó que ocurriría tan pronto. Ahora planea continuar con sus estudios universitarios.

 

De la periferia a la inclusión

Está sentado en un banco de madera rodeado de niños que lo miran con atención. Es la fotografía del sacerdote jesuita José María Vélaz, SJ, fundador de la Federación Internacional de Fe y Alegría. Con los marginados, con los discriminados de un sistema económico injusto, el padre Vélaz decidió concentrar sus fuerzas en enseñar. En 1960, en Venezuela, formó una red que recibiría el nombre de Fe y Alegría, un movimiento de educación popular dirigido a los excluidos y excluidas.

La historia de este movimiento recupera lo importante que fue un albañil, Abrahán Reyes, quien junto con su familia construyó una escuela por su propia cuenta. Al encontrarse con el jesuita Vélaz, la familia Reyes decidió donar el espacio y abrió las puertas para que niños y jóvenes aprendieran. “Mire, padre, yo he escuchado que usted anda buscando un local para poner allí una escuela. Si usted pone las maestras, yo pongo la casa. Es sólo un rancho grande, pero servirá si la acomodamos”, le dijo Abrahán al jesuita. Aquellas palabras, que marcarían el inicio de la primera escuela de Fe y Alegría, ahora son conservadas en las memorias de la historia de este movimiento de educación popular.

Federación Internacional Fe y Alegría

La escuela estaba construida, los muros estaban levantados. El padre Vélaz formó a un grupo de maestros universitarios para que emprendieran la aventura de la escuela popular buscando a los jóvenes de la periferia para incluirlos y que, desde la educación, fuera generándose un cambio.

Una de las frases que identifican al movimiento es la siguiente: “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto, donde no gotea el agua potable, donde la ciudad pierde su nombre”.

A partir de ahí, esta red de escuelas populares, en diferentes niveles educativos, se ha expandido por 21 países, entre otros, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay. En Europa está en España y en Italia —en Milán abrió un espacio para la formación educativa de los migrantes procedentes de Ecuador— e, incluso, tiene presencia en África.

“La Federación Internacional de Fe y Alegría encontró propicio hacer alianza con el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, ya que la idea es que los egresados aspiren a hacer una carrera universitaria, pero muchos de ellos van tener que trabajar en fines de semana”, explica la directora de este colegio de Guadalajara, María de la Paz Sánchez.

A diferencia de otras escuelas, el proyecto del Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, desde su creación capacita y alienta a los jóvenes para que realicen prácticas en empresas, como Grupo Empresarial Dalton. Los estudiantes realizan trabajo de campo en sus agencias automotrices, en distintas áreas, desde la administrativa, apoyando con la organización del archivo, hasta en la atención a clientes. Como los alumnos ya contaban con estas prácticas, se sumó el programa Formación para el Trabajo, una de las iniciativas del movimiento de escuelas populares Fe y Alegría, que incluye varios cursos para que los jóvenes aprendan de manera formal habilidades para desempeñarse laboralmente.

Federación Internacional Fe y Alegría El padre José María Vélaz, SJ, fundador de Fe y Alegría. Foto: Cortesía Fe y Alegría

Responsabilidad en el estudio, responsabilidad en el trabajo

“La educación de los pobres no puede ser una pobre educación”: son palabras de José María Vélaz, SJ, quien soñó con una educación que ayudara a que las personas de escasos recursos económicos mejoraran sus condiciones de vida. Con esta misma lógica surgió la iniciativa Formación para el Trabajo.

Mientras que hay jóvenes egresados de licenciatura que no tienen experiencia laboral y pasan años sin tenerla, Daniela ya cuenta con historial para enriquecer su curriculum vitæ. “Me encanta porque empecé a trabajar a los 18, ya casi un año, así que estoy adquiriendo experiencia laboral desde muy joven”, comparte, orgullosa.

Un concepto que de forma reiterada explican en el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, es el de la empleabilidad, que se refiere a la “capacidad de adaptarse a los nuevos cambios tecnológicos y a los requerimientos del nuevo campo laboral”.

“Formar para el trabajo es brindarles a los jóvenes habilidades y competencias, que se vayan formando junto con sus clases. Estos cursos les dan estas habilidades y competencias que el chico tiene que ir desarrollando para que, cuando salga del bachillerato y tenga la necesidad o quiera trabajar, pueda integrarse al mundo laboral de una forma más eficaz”, explica Viridiana Hernández Cerpa, responsable de Empleabilidad e inserción laboral. El profesorado del bachillerato capacita a los jóvenes “para que sepan llegar a tiempo, que conozcan la jerarquía, sepan respetar las normas, sepan quiénes son y cuáles son sus habilidades; lo hacen, lo ponen en práctica”.

En el último año de preparatoria reciben cursos puntuales, como los de Auxiliar en logística, Auxiliar de almacén, Salud y seguridad agropecuaria, Manejo de caja, Atención a clientes, entre otros.

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Desempleo juvenil

Si los adultos mayores tienen problemas para encontrar trabajo porque son discriminados por su edad, los jóvenes y las jóvenes también lo son, pero a la inversa. En el informe “Perspectivas sociales y del empleo de los jóvenes en el mundo 2016, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”,1 se advierte que el desempleo juvenil está aumentando en el mundo: 71 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años están buscando trabajo, pero no lo encuentran.

En el caso de México, el Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) ha documentado que uno de los grupos más discriminados al momento de buscar un empleo es el de los jóvenes. Si a eso se suma que los aspirantes tengan tatuajes o alguna discapacidad, o que pertenezcan a un grupo indígena, su situación se dificulta. Sin empleo y sin experiencia, parece un círculo difícil de romper. En el programa Formación para el Trabajo buscan revertir esto.

En el pizarrón que está ubicado en la puerta principal del Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, colocaron información para recordarles a los alumnos que deben entregar su curriculum vitæ. Éste será revisado por docentes, quienes les expresarán comentarios y sugerencias de cómo ser más claros y eficientes para tener un buen perfil que interese a los empleadores.

De estos consejos aprendió Luis Antonio González García, también egresado de esta preparatoria, quien, al igual que Daniela, ya tiene un empleo. Su trabajo es como mesero en el restaurante La Mitotera, los fines de semana, porque el resto de los días cursa una ingeniería con apoyo de una beca del ITESO. El hecho de haber estado en Formación para el Trabajo también le ayudó a Luis Antonio para encontrar rápidamente un empleo.

Federación Internacional Fe y Alegría

No a la explotación

Que sean jóvenes, que tengan ganas de trabajar y disposición para aprender, no significa que deban ser mano de obra barata para las empresas. Esto lo tiene claro el equipo del Bachillerato Pedro Arrupe, sj, que vincula a los jóvenes con el mundo laboral.

“La inserción al trabajo es solamente cuando terminan el bachillerato”, aclara María de la Paz Sánchez.

Por su parte, Cecilia Sahagún Calderón, responsable de inserción laboral, es quien busca espacios en las empresas explicándoles a los gerentes, dueños y encargados de recursos humanos en qué consiste el programa Formación para el Trabajo y cuáles serán los beneficios de emplear a jóvenes. Ella es quien deja claro que los egresados buscan trabajo, pero que hay ciertas condiciones de la vida de los jóvenes que deben tenerse en cuenta, como el hecho de que lo ideal es que continúen con sus estudios universitarios.

“Si regreso de una empresa y digo: ‘Esta empresa no me interesa. No me interesa tener a un chico trabajando 12 horas’, entonces a esa empresa la quito de mi lista”, enfatiza Cecilia.

Así como en los avisos de ocasión los empleadores escriben lo que buscan de los aspirantes, en el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, presentan a sus egresados convencidos de “que están formados para el empleo y son chicos responsables”, explica Viridiana Hernández Cerpa; por esa misma formación humanista que reciben en el bachillerato, se busca que el empleo que consigan los jóvenes “sea un empleo digno, un empleo justo, un empleo que pueda mejorar su calidad de vida”.

Bachillerato Pedro Arrupe SJ La primera generación del Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, celebra el último día de clases. Foto: Cortesía Bachillerato Pedro Arrupe, SJ

“Tenemos jóvenes de 18 años que recién terminaron su preparatoria. Chicos que viven, la mayoría, en la periferia. Con ese perfil, también hay que considerar qué tipo de empleo es para ellos [...] Confiamos en ellos”, comenta la responsable de Empleabilidad e inserción laboral. Algunos de los estudiantes buscan medio tiempo, mientras que otros, que hicieron exámenes en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y no salieron en listas, tienen la opción de trabajar tiempo completo. Considerando la diversidad de casos, el equipo de Formación para el Trabajo busca empresas que sean flexibles y permitan horarios flexibles o trabajos de fin de semana.

De los 70 egresados de la preparatoria, hay quienes continúan trabajando en aquellos lugares que les abrieron espacios a través del contacto hecho por el bachillerato. Viridiana Hernández Cerpa da seguimiento durante un año a los egresados y así mantiene contacto con jóvenes que laboran en las áreas de ventas, limpieza, mercadotecnia, restaurantes y demás espacios.

“No nos quedamos con un solo tipo de empresas, y no sólo buscamos empresas: buscamos organizaciones, asociaciones civiles, proyectos de ‘emprendurismo’”, añade la responsable de inserción laboral.

En el bachillerato son claros al decirles a los jóvenes que cada espacio laboral que se abre es un lugar que se gana, no sólo para una persona, sino para las próximas generaciones. “Tú llevas el nombre del bachillerato”, les dicen los profesores a los alumnos para motivarlos.

Federación Internacional Fe y Alegría Estudiantes de bachillerato del programa Formación para el Trabajo, que busca fortalecer y promover la formación para el trabajo mediante la educación en la tecnología, la formación en competencias laborales generales, la capacitación técnica y la educación técnica-profesional. Foto: Cortesía Fe y Alegría

De los chats al aula virtual

En tiempos de WhatsApp, de memes, de gifs, de videos de menos de dos minutos que explican noticias, de videoconferencias, emoticones y autorretratos con orejas de perro, la tecnología tiene un espacio asignado en la educación de los jóvenes que cursan el programa Formación para el Trabajo. Es por eso que los estudiantes de bachillerato refuerzan las clases y reciben materiales a través de la plataforma Moodle en lo que llaman “aula virtual”. Pero también el hecho de que la Federación Internacional de Fe y Alegría tenga presencia en América Latina permite el intercambio de experiencias con alumnos y egresados de diferentes países.

Por ejemplo, a través de un canal de YouTube es posible conocer los testimonios de jóvenes que reciben capacitación en el trabajo en Fe y Alegría, como Jessica Adamaris Rodríguez, originaria de Guatemala, que repara aparatos electrónicos gracias a que aprendió cómo hacerlo después de cursar los talleres de formación técnica en electricidad.

“La primera vez que reparé algo me sentí contenta porque nunca había hecho un trabajo tan bien; no pensé que fuera hacer un trabajo así porque es electricidad. Mi ánimo se ha levantado porque yo podría poner mi negocio. Sí puedo”, es el testimonio de esta joven que, a partir de su capacitación, encontró una opción de ingresos económicos para continuar con sus estudios y apoyar a su familia. m.

Federación Internacional Fe y Alegría Estudiantes de educación básica de la Federación Internacional de Fe y Alegría, en África. Foto: Cortesía Fe y Alegría

 

Trabajo en equipo

Algunas de las empresas que participan en Formación para el Trabajo con el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, son: Carnes Garibaldi,  CompuSoluciones, Moragas, Grupo Redex, La Artesanal, nieves de garrafa, Manejo Ecológico de Plagas y Beliveo.

:: Sitio web del Bachillerato Pedro Arrupe, SJ.

:: Sitio web de Fe y Alegría.

¿Canadá como plan B?

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Ante las dificultades que los mexicanos enfrentan para emigrar a Estados Unidos con la llegada de la Administración de Donald Trump, el otro socio de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte podría parecer la alternativa inmediata. Pero buscar un futuro profesional en Canadá entraña también desafíos que más vale tener en cuenta si se está contemplando la posibilidad de vivir y trabajar en ese país

Aun cuando Canadá pareciera una buena opción para vivir y trabajar, los retos para lograrlo son muchos.
Aun cuando Canadá pareciera una buena opción para vivir y trabajar, los retos para lograrlo son muchos.

Es el peor día del invierno en Montreal y, para ser marzo, es extraño que las tormentas de nieve no paren. Nayeli, mexicana que reside en Canadá desde hace tres años, anhela la llegada de la primavera. Ella forma parte de los 86 mil 175 mexicanos que viven en aquel país, entre profesionistas, estudiantes y trabajadores temporales.

Para algunos, migrar significa reinventarse y dejar atrás todo lo que conocían. No es fácil tomar la decisión de dejar México para adaptarse a otra cultura, otro idioma y otro clima, y a esto se suma el camino que falta recorrer para buscar oportunidades laborales, además de los trámites migratorios por los que hay que pasar.

A lo largo de los años, Canadá y México han forjado lazos comerciales, culturales y de migración, pero en vista de los cambios económicos y políticos que está ya poniendo en marcha la nueva Administración del presidente Donald Trump en Estados Unidos, incluidas la modificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la actitud adversa a la migración de ese país, se está obligando a repensar la forma en que los tres socios han llevado su relación, no sólo en el terreno económico, sino también en lo que respecta al intercambio cultural y educativo y a la movilidad de las personas.

Vivir en Canadá

Para María Campos, abogada y consultora en asuntos migratorios en Vancouver, es importante que se le dé seguimiento a lo que ocurra con el TLCAN, para saber si en verdad a Canadá le interesa quedarse con México; de no ser así, la cuestión migratoria se vería afectada, pues hay trabajadores en aquel país laborando conforme las disposiciones de ese Tratado. “Ésa será la prueba de fuego, pero hasta ahora Canadá ha mostrado disposición, y un ejemplo es la eliminación de la visa de turista”, asegura.

La abogada egresada del Tec de Monterrey, quien llegó a Canadá en 2008 y se dedica a dar asesorías desde hace siete años, refiere que el sistema migratorio de aquel país acepta a alrededor de 250 mil personas por año, procedentes de todo el mundo, por medio de diversos programas; 80 mil inmigrantes llegan gracias a los programas económicos, en los que por lo general sólo son admitidas personas que cumplan con perfiles profesionales específicos.

En 2015, Canadá eliminó una lista de profesiones a las que se daba prioridad. Campos considera que fue una buena decisión, porque causaba confusiones: “Ahora cualquier profesionista puede aspirar a ser un candidato migratorio, pero eso no significa que lo vaya a lograr”.

Una forma de ingresar al país como profesionista calificado es a través del programa Express Entry, que anualmente recibe solicitudes de profesionistas calificados de todo el mundo, cualidad que puede garantizar la residencia permanente, pero no un trabajo: hay que llegar al país con ahorros, dominar el inglés (en Quebec, el francés) y comenzar la búsqueda de empleo.

Según información de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana, Ontario, Quebec y la Columbia Británica son las provincias favoritas de los mexicanos para inmigrar, mientras que isla Príncipe Eduardo, Yukón y los territorios del noroeste ocupan los últimos lugares.

Vivir en Canadá

¿Canadá como opción?

Nayeli decidió mudarse a la ciudad de Laval, al norte de Montreal, y aunque cuenta con un estatus de residente permanente, su inserción laboral ha sido difícil. El motivo para dejar Guadalajara fue que se casó con un quebequense, que, al igual que ella, trabajaba en una empresa multinacional.

En sus planes nunca estuvo dejar de ejercer la carrera que estudió en la Universidad de Guadalajara (Administración de Empresas), pues antes de mudarse dedicó cinco años a asuntos de logística y aduanas, tanto de clientes en Estados Unidos como de Canadá. “Con la experiencia que yo tenía, más la ilusión de irme a una provincia en donde hay muchos migrantes, pensaba que podría ejercer mi profesión sin tantas complicaciones, además de que mi carrera no necesita acreditaciones extras; no fue así”.

Para poder incorporarse a la vida social y al ámbito profesional en Quebec es necesario hablar inglés y francés, afirma. Después de dos años y medio, al completar el curso de francés, se sintió preparada para comenzar a buscar trabajo.

“Durante dos meses mandé 50 currículos, obviamente sólo a aquellas empresas de las que yo sabía que sí cubría el perfil. No me llamaban de ninguna porque incluía que mi título universitario y mi experiencia laboral eran de México. Cuando omití eso recibí tres llamadas, pero he sentido cierta discriminación por mi nacionalidad”.

“Los mexicanos somos queridos aquí, pero no tanto para el trabajo”, afirma Nayeli. Después de meses de búsqueda sin éxito, decidió hacer una pausa para enfocar su tiempo y sus energías en estudiar un diplomado de un año en logística, en la Universidad de Montreal; era eso, o volver a estudiar la licenciatura.

Aconseja a quien quiera ejercer su profesión que primero consiga una oferta desde México y arregle su situación migratoria, pues la búsqueda de empleo en Canadá puede tardar dos años o más.

Vivir en Canadá En su más reciente edición, la revista Latinos Magazine destacó a diez mexicanos de varias partes de Canadá y de diferentes profesiones. Es la única revista en español que circula mensualmente desde hace tres años en el metro de Toronto.

“Llegar aquí como un trabajador calificado es difícil. Creo que las empresas de Quebec tienen miedo a los inmigrantes. He conocido a personas que llegan ilusionadas porque creen que encontrarán trabajo rápidamente al ver cómo se vende Canadá hacia el exterior. Al contrario que los refugiados, que tienen que resistir, otros deciden regresarse a sus países”.

El hecho de que Canadá tenga una buena imagen y su cultura sea atractiva y considerada como benevolente hacia los migrantes, es producto de su política exterior y del soft power, término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un Estado para incidir en las acciones o intereses en otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos, según explica Jorge Hernández, académico del ITESO en Relaciones Internacionales, actual director ejecutivo de la Misión Jalisco de Canadian Human Rights International Organization y que formó parte de la Asociación de Estudios sobre Canadá.

Acerca de la relación bilateral explica que se tienen algunos acuerdos que facilitan la migración de los mexicanos hacia el vecino del Norte, y aunque éstos se administran a escala federal, dependen de las provincias, porque son éstas las que lanzan las ofertas de empleo y las que demandan cierto número de migrantes.

 

Cambios migratorios

El 1 de diciembre de 2016 se eliminó la solicitud de visa de turista a los mexicanos, después de que en 2009 se impusiera debido a un aumento en las solicitudes de refugio. El asunto lo impulsó la Administración del primer ministro Justin Trudeau, y en junio de 2016 se confirmó durante un viaje de Estado del presidente Enrique Peña Nieto a la capital canadiense, Ottawa.

En esa gira de trabajo, Peña Nieto dijo: “Hemos decidido establecer un diálogo estratégico de alto nivel para identificar áreas prioritarias de cooperación bilateral con base en cuatro pilares: prosperidad compartida e incluyente, liderazgo regional y global, seguridad ciudadana y facilitación de la movilidad de las personas”.

Vivir en Canadá Aspecto de una agencia de empleo en la ciudad de Toronto.

En cuanto a la migración, si bien ya no se requiere visa de turista para ingresar, los mexicanos tienen que tramitar el permiso Electronic Travel Authorization (ETA) y depender de que en el aeropuerto un agente les permita la entrada al país. Esto no significa que la situación para trabajar legalmente y estudiar haya sufrido alguna modificación; sin embargo, a partir de que se eliminó la visa, ha parecido cundir la desinformación entre cierto sector de la población.

Según cifras de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA), las autoridades detuvieron en la frontera a más mexicanos durante los primeros 67 días de 2017 que durante todo 2016: 444 contra 410 (en 2015 fueron 351 los mexicanos detenidos). Del 1 de diciembre de 2016 a marzo de 2017, se emitieron 72 mil 450 autorizaciones de viajes ETA, mientras que en diciembre de 2016 se recibieron 81 solicitudes de refugio por parte de mexicanos que quieren ingresar a Canadá, y en enero del presente año fueron 70. El gobierno canadiense ha advertido que, de aumentar las solicitudes de refugio, se impondrá de nuevo la visa de turista.

Jorge Hernández señala que, por desgracia, en el pasado hubo un abuso por parte de los mexicanos al solicitar refugio, e incluso se hicieron redes en las que quienes ya sabían cómo funcionaba el sistema, aconsejaban a otros. México llegó a ocupar el lugar número uno de países cuyos ciudadanos solicitaban refugio en Canadá.

 

Migrar, un proceso lleno de retos

“Me fui de México, pero ¿por qué siempre regreso? Por todos los días que en este otro país, que ahora es tan mío, me sentí tan ajena, y porque en mi tierra nadie me vio como extranjera, ni cuestionó mis costumbres, mi sentido del humor o mis tradiciones”.5 Es un texto que comparte Vania Gallegos en el blog Mexican Abroad, como parte de su experiencia de vivir en Canadá durante los últimos seis años.

Se mudó con sus tres hijos y esposo a Vancouver. Egresada de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Iberoamericana de León, durante su estancia en aquel país ha enfocado sus energías al proceso de adaptación; el siguiente paso será retomar su vida profesional.

Considera que hay muchos mitos en los que creen quienes quieren migrar, y uno de ellos consiste en pensar que, por el hecho de tener un título universitario, tu espectro de posibilidades se amplía: “La mayoría tenemos que reinventarnos”.

Otro mito es que hay oportunidades para trabajar sin la visa adecuada, e incluso que será fácil que una empresa canadiense te admita como trabajador y te ayude a hacer tus trámites migratorios. “Yo no recomiendo a nadie que trabaje sin documentos, pues no hay nadie que te proteja: hay casos en los que las personas trabajan y después no les pagan”.

Vivir en Canadá Nora Trueba y su esposo, Israel Ochoa, posan junto con sus hijos Luka, Carlos y Kayden en octubre de 2016. Nora e Israel llegaron a Canadá hace once años para pasar la luna de miel y decidieron quedarse. Sin embargo, él recibió una orden de deportación. Actualmente han apelado la orden por razones humanitarias para permanecer junto con sus hijos.

El estudio: factor clave

Informarte, ahorrar y hablar bien inglés antes de hacer el viaje, son los tres aspectos más importantes que una persona debe tomar en cuenta, según Guadalupe del Toro, consultora educativa desde hace 16 años.

Recomienda considerar una inversión de 25 mil dólares para garantizar una estancia más o menos tranquila durante el primer año, esto, tomando en cuenta que la persona se irá con visa de estudiante que le permitirá trabajar 20 horas a la semana.

Guadalupe tiene una empresa de educación internacional, y explica que durante los últimos cinco años ha observado que el mexicano ya no quiere ir sólo como turista a Canadá, sino que, sobre todo, las personas de entre 20 y 35 años de edad ya ven ese país como una opción para hacer un nuevo proyecto de vida.

“Canadá sí quiere migrantes, pero de forma ordenada, y la forma de llevarlos es por medio del estudio. Desde mi perspectiva, Canadá ha sido inteligente, pues se ha llevado gente para formarla; o gente que tiene experiencia en sus lugares de origen, pero que complementa con otros estudios para insertarse en el estilo de vida y en la cultura laboral canadienses. Estudiar allá es la forma ideal para integrarse. La gente piensa que por tener una profesión en México va a llegar a Canadá y a encontrar el trabajo de su vida, o que todo aquí está mal y todo allá está bien”.

Tener un objetivo y un proyecto de vida para migrar es lo más importante. Pero el dinero es la base.

Egresado de Ingeniería Industrial del ITESO, Rubén Rodríguez vive desde hace tres años en Alberta. Ahí llegó como estudiante Internacional y con un bajo nivel de inglés. Por esta razón tuvo, primero, que estudiar el idioma, para después poder cursar un diplomado en Business Managment en la Universidad MacEwan.

“Venir a Canadá sin inglés significa que estás perdido. Vas a invertir un año y medio en prepararte en el idioma, y eso equivale a 20 mil dólares en colegiaturas”.

Después de haber pasado prácticamente por todos los puestos en la empresa Agrimac que administra el comedor industrial de la Universidad MacEwan, actualmente trabaja como gerente, tras haber comenzado como cajero.

Al preguntarle si ha sentido alguna desventaja por haber realizado sus estudios en México, explica que “los canadienses, a pesar de que no tienen muchos profesionistas que cubran ciertas áreas, son muy celosos cuando entras en competencia por un puesto, y, para empezar, ellos tienen prioridad. La desventaja creo que está en la revalidación de tus estudios en México, aunque a mí la universidad me ayudó en todo”.

Este tiempo fuera de su país natal le ha servido para realizar un ejercicio de autoconocimiento, y considera que el mexicano tiene un complejo de inferioridad generalizado. “Es como si no nos sintiéramos capaces cuando realmente estamos calificados. Por ejemplo, te encuentras en Canadá a muchos mexicanos que tienen carreras universitarias que cursaron en México, trabajando en construcción y limpieza, pero ves muy pocos en gerencias, oficinas o puestos estratégicos. Yo invitaría a que el mexicano crea en sí mismo y le demos honor a nuestra patria, que seamos ambiciosos”.

Para Rubén, el siguiente paso es postular para su residencia permanente a través del programa Express Entry.

Vivir en Canadá

El sueño canadiense

“Yo arriesgué todo para venir a Canadá”. Elia López Castellanos vendió su casa en Guadalajara, y a los 42 años de edad decidió cumplir lo que ella llama su mayor sueño. Su presupuesto fue de más de 40 mil dólares para sobrevivir durante los dos años que estudió Hospitality Managment en sait, escuela técnica ubicada en Calgary, Alberta.

Decidió escuchar los consejos de Guadalupe del Toro y su equipo de trabajo. Durante un año planeó su viaje y, entre las decisiones que tomó, estuvo la de complementar los estudios de Administración de Empresas Turísticas, que había hecho en la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), con un diploma canadiense y la solicitud de visa de estudiante, a fin de poder trabajar 20 horas a la semana.

“Te enamoras de un sueño y lo das todo, lo dejas todo. Yo sabía que tenía que hacer algo muy radical en mi vida al tomar esa decisión”. Estudió para aprobar el examen toefl, tramitó su ingreso a la universidad y solicitó la visa, que le negaron. Elia recuerda que fue el golpe más fuerte que recibió hasta ese momento; sin embargo, lo intentó de nuevo y, en esa segunda ocasión, se la concedieron.

A tres años de eso, trabaja en un hotel Marriott, en el Parque Nacional de Banff. Nunca se sintió discriminada por su edad para encontrar trabajo, a diferencia de México, donde a los 30 años ya era considerada “vieja”. Pero su nacionalidad sí ha llegado a ser problema: “Aunque Canadá es un país de migrantes, siempre existen situaciones en las que sientes la discriminación. Las personas tienen que venir mentalizadas a que sí puede suceder. Además, mentalizarse a que, si en México tuvimos un puesto alto, eso no lo vamos a obtener llegando aquí: mucha gente comienza en restaurantes, cajeros de supermercado, etcétera”.

Elia está convencida de que Canadá apoya a los inmigrantes, y además sabe que los necesita. Para ella, éste es un país con orden, lleno de oportunidades y un sistema que funciona. No obstante, advierte: “No hay que irse de México con falsas expectativas. Migrar es un proceso muy fuerte y no es para todos, significa que todo lo que conocías de tu vida pasada se termina y comienzas algo nuevo”. m.

 

Jimena Canales y las cosas invisibles

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Historiadora y divulgadora de la ciencia que ha ganado proyección internacional gracias a los libros que ha publicado, la física mexicana Jimena Canales sabe que el estudio del trabajo científico tiene más sentido en la medida en que se sitúe históricamente

"Me di cuenta de que me encantaba la ciencia pero me gustaba más la parte humanística", afirma

Si me preguntan por Jimena Canales, responderé que es una historiadora y filósofa de la ciencia, cuyo tema es el tiempo; pero si le pregunto a Jimena sobre el tiempo, me dirá (riéndose) que esa pregunta no sabe ni cómo contestarla:

“Es obvio y evidente que me preocupa lo del tiempo, que tengo una cierta obsesión sobre este tema y siempre la he tenido, pero más allá de decir que es una especie de paranoia, gusto en lo positivo, no sé más”.

Había recibido el encargo de escribir un perfil sobre ella y pregunté por algo sencillo que hubiera escrito, sin sospechar que terminaríamos hablando sobre demonios. Así ha sido la historia de la ciencia (claro, esto lo digo sólo después de haber entrevistado a Jimena, lo cual ya implica un problema en el tiempo de esta historia).

Me sugirieron, para empezar, leer un texto de Jimena sobre la historia oficial de la bomba atómica y cómo el gobierno de Estados Unidos, a través de un equipo de expertos en relaciones públicas, moldeó la historia del origen de esta arma de destrucción masiva para ocultar que el Proyecto Manhattan fue resultado de un trabajo interdisciplinario que incluyó tanto a físicos como a químicos, de tal forma que el teórico físico Julius Robert Oppenheimer se convirtió, entre protestas veladas, en “el padre de la bomba atómica”.

“¿Por qué el trabajo de otras disciplinas diferentes a la Física se extravía en la historia del origen de la bomba?”, se pregunta Jimena Canales González (Ciudad de México, 1973) en el artículo que escribió para la revista estadounidense The Atlantic, publicado en abril pasado y que se titula “The Secret PR Push that Shaped the Atomic Bomb’s Origin Story” [La presión secreta de relaciones públicas que dio forma al origen de la bomba atómica].1

Su respuesta tiene que ver con un tema que, a la luz de acontecimientos recientes en el Medio Oriente, vuelve a cobrar vigencia: por connotaciones morales relacionadas con la identificación de “buenos” y “malos”, el gobierno de Estados Unidos ha ocultado que la bomba atómica no es tan distinta de las armas químicas y biológicas que este país condena a través de sus órganos oficiales.

Jimena Canales

El diálogo de la ciencia y la filosofía

He quedado de verme con Jimena por Skype.

Habría preferido un café, pero ella se encuentra en Estados Unidos, donde vive desde que se fue de México hace más de 20 años, admitida en Harvard para estudiar una maestría que terminó en doctorado. Su casa está en Boston (donde vive con Billy, su hijo), aunque da clases en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, donde es la única historiadora de la ciencia e imparte la cátedra “Thomas M. Siebel”.

—Descubro el gusto que tienes por contar una historia que surge a partir de una investigación propia y que cuestiona la historia oficial, y al hacerlo produce un nuevo conocimiento. ¿Es algo que tú buscas como científica, como historiadora de la ciencia, como escritora?

—Sí. Lo que me motiva es cuando voy a las fuentes y veo que algo no checa con la historia oficial —responde amable, sonriente, quitándose sus lentes—. Y no es nada más el impulso de corregir algo que no checa, sino de explicar problemas que seguimos teniendo en el presente. A veces es importante rascar un poco y ver en qué momento nos fuimos por la vereda equivocada como historiadores, y tratar de corregirla.

Por lo que puedo ver en la pantalla, Jimena es una mujer pulcra, ordenada (quizá al extremo), que ama los libros. Sobre la mesa de mi escritorio tengo los dos que ella ha escrito hasta el momento: The Tenth of a Second: A History (The University of Chicago Press, 2009) y The Physicist and the Philosopher: Einstein, Bergson, and the Debate that Changed our Understanding of Time (Princeton University Press, 2015).

Jimena Canales

Aclamado por la Academia en Estados Unidos, The Tenth of a Second es, como su nombre lo indica, un libro de microhistoria sobre la décima de segundo, esa gran inquietud suscitada desde mediados del siglo XIX y hasta principios del siglo XX entre la comunidad científica por el microtiempo, y que contribuyó a que la ciencia y la tecnología se desarrollaran vertiginosamente. Entender el impacto que tuvo la medición (pensar es, bajo la lógica positivista, medir) de una décima de segundo en ámbitos tan diversos como la física, la astronomía o la cinematografía —pero también en la comunicación y aun en la misma filosofía— es, nos explica Canales, una manera de entender la modernidad. Y para entender los tiempos posmodernos en que vivimos, bien vale dar un paso atrás.

The Tenth of a Second cierra con un capítulo dedicado a un breve encuentro: el ocurrido el 6 de abril de 1922 en París, entre la gran figura de la física en ese momento, Albert Einstein, y la gran figura de la filosofía, Henri Bergson. El desacuerdo entre Einstein y Bergson sobre sus respectivas visiones del tiempo (hablaron sobre los efectos de la relatividad en el tiempo y sobre la simultaneidad) puso de manifiesto la escisión entre ciencia y filosofía, que son justamente los dos ámbitos que a Jimena Canales más le interesan, y que la llevaron a escribir The Physicist and the Philosopher.

“Aunque el tiempo es divisible indefinidamente en teoría, en la práctica no lo es, como este libro ilustra bellamente. La décima de segundo es el umbral en el cual la fisiología, la física y la filosofía tropiezan”, escribió Bruno Latour sobre el primer libro de Jimena. “En referencia a la disputa entre Bergson y Einstein, Jimena Canales muestra lo fecundo de esta otra dimensión del tiempo, la de la nueva historia de la ciencia que físicos y filósofos tienden fácilmente a olvidar”.

 

Contra el aburrimiento

De madre chilanga, psicóloga, y padre regiomontano, abogado, Jimena Canales nació en la Ciudad de México y creció en Monterrey. Su hermana menor, la arquitecta Fernanda Canales, recuerda que en la infancia, mientras ella y su otra hermana —la mayor, la novelista Lorea Canales— jugaban juegos de niñas, Jimena desarmaba el televisor de la casa:

“La conectaba con el teléfono. Siempre hacía inventos, no sé si más de tecnología o de ciencia, pero la recuerdo jugando todo el día, desarmando cosas, resolviendo otras posibilidades de usar la radio, la tele, el teléfono. Muy chistoso. No sé de dónde sacó eso”.

Pero además de des/componer aparatos, Jimena, que se describe como una lectora ávida, leía lo mismo novelas en inglés para adolescentes, como las escritas por Judy Blume, que libros más heavies.

“Tuve suerte de que en la casa de mis papás tuvieran una buena biblioteca. Muchos libros de arte, sobre todo, que era algo que le interesaba a mi mamá. También había muchos libros sobre leyes e incluso libros de Foucault, primeras ediciones que mi papá compró”.

Jimena Canales El 16 de julio de 1945, Estados Unidos realizó con éxito la prueba “Trinity” del proyecto Manhattan, que representó el inicio de la era nuclear. Un mes después se lanzaron las bombas en Hiroshima y Nagasaki. Foto: Wikimedia Commons

El norte de México, y en particular el Monterrey de los años ochenta y principios de los noventa, con su espíritu emprendedor e industrial, progresista y moderno, con su aire “pionero”, le resultaron propicios. Llegado el momento de elegir una carrera universitaria, Jimena se inscribió en Ingeniería Física Industrial en el ITESM.

“Ahí me di cuenta de que me encantaba la ciencia pero me gustaba más la parte humanística de la ciencia: me gustaban las preguntas grandes. Aunque me encantaba el trabajo técnico de laboratorio, el Tec en particular fue muy bueno para eso, mi área de especialización dentro de Ingeniería Física Industrial fue Mecánica Electricista. Entonces ya sabes: armábamos computadoras, hacíamos circuitos. Pero yo seguía leyendo los textos importantes escritos por científicos y me encantaba su vida; me encantaba el contexto histórico”.

En este punto de la historia, conviene regresar a la época en que ella estudiaba la primaria: la historia tradicional, la de los libros de texto, le aburría horrores, quizá con excepción de un asunto: la Revolución Francesa.

“Nunca me enganchó leer sobre la historia de los reyes o los presidentes: no explica las transformaciones más básicas que nos han afectado. Por ejemplo, una de mis preocupaciones de mi libro sobre la décima de segundo era tratar de averiguar por qué en esta sociedad contemporánea estamos tan atados a estos aparatos, donde tú me estás viendo, nos estamos oyendo, tengo una pantalla enfrente de mí, un teclado, y al mismo tiempo puedes leer hasta morirte (del aburrimiento) de todos los reyes y presidentes de Europa y de las naciones Estado. Y (al hacerlo) no te enteras de cómo llegamos hasta aquí. Nos hemos acostumbrado a enfocarnos en la historia de los grandes hombres o las grandes máquinas, pero es más importante fijarnos en cambios más pequeños, más olvidados, más escondidos, que en realidad son más relevantes”.

Y vaya si Jimena se fijó en algo pequeño.

“Me burlo de mí misma diciendo que he escrito el libro más largo sobre el periodo más corto de la historia”, dice entre risas.

 

El sentido que da la historia

Después del éxito de The Tenth of a Second podría pensarse que la publicación de su siguiente libro sería “a piece of cake”, máxime teniendo a Einstein y Bergson como protagonistas y a su encuentro en París como un episodio extrañamente poco difundido. Sin embargo, no fue del todo así.

“Pensé que estaba ante una gran oportunidad. Muy emocionada escribí el libro. Pero luego me di cuenta de por qué el episodio no se había mencionado tanto. Y es que Einstein no sale tan bien librado: no hablaba bien francés y dijo ciertas cosas que no son compatibles con lo que luego escribiría en su diario privado (Bergson insistió en pensar el tiempo en relación con la conciencia, los individuos y la vida; mientras que para Einstein el tiempo y la simultaneidad eran independientes de los individuos). Es un episodio que los historiadores oficiales de Einstein no habían querido revivir, pues lo quieren como un genio transparente. Y mi libro habla de que en aquel momento no tenía dinero y de que se guardó un pedacito de jabón para dárselo a su esposa cuando regresara a Alemania. Detalles que para mí le aportan mucho a la historia”.

Jimena Canales

Aunque hubo quien, dentro del ambiente académico, aconsejó que The Physicist and the Philosopher no fuera publicado, al final el libro vio la luz, algo que a la propia Canales le resulta muy revelador.

“A mí me gusta resaltar que, aunque hay mil tendencias, los historiadores se dividen en dos: los que les gusta escribir la historia como si no hubiera una división entre lo que se escribe y lo que pasó en realidad, y los que piensan que hay un espacio muy grande entre lo que sucede en la vida cotidiana, en el mundo, y lo que se escribe que sucedió. Yo me ubico entre estos últimos: me gusta interrogar por qué (en la historiografía) no están nuestras memorias, nuestra relación afectiva con ciertos aspectos del mundo, por qué a veces (lo que investigamos) no es compatible con la historia oficial, con la historia de los medios, de los periódicos y también de los libros de historia”.

Le pregunto entonces por el rezago de la ciencia en México.

“La historia de la ciencia está atada a la historia del capitalismo. Entonces, sin duda, los países ricos ganan en cuestión de ciencia. Porque hacer ciencia cuesta dinero y la disciplina está totalmente atada a intereses industriales y comerciales. El rezago que hay en México está relacionado con la pobreza del país en términos económicos. Es un país muy rico en muchos otros sentidos”.

Y sobre su interés por dar clases (Jimena, especialista en el periodo que va desde la Ilustración hasta mediados del siglo XX, tiene un amplio portafolio de cursos, que incluyen materias y asuntos relacionados con los estudios visuales de la ciencia), lo mismo que escribir para “lectores generales” en revistas como Wired, The New Yorker o The Atlantic, afirma:

“Creo que la ciencia no tiene sentido si no la entiendes históricamente, o si no eres parte de esa historia. Puede resultar increíblemente absurdo tratar de aprender química o física: ¿por qué los átomos?, ¿por qué los electrones?, ¿por qué hablamos de fuerzas? Porque son preguntas que hemos heredado de la historia. Entonces creo que es importante enseñar la ciencia en su contexto: es la única manera en que acaba teniendo sentido”.

Jimena Canales

¡Demonios!

En pantalla veo a Jimena mostrándome dibujos de demonios, que apenas alcanzo a distinguir, publicados en libros de texto.

El demonio de Maxwell, de James Clerk Maxwell, físico del siglo XIX, por ejemplo, es uno de los más conocidos: ayudó a desarrollar las leyes de la termodinámica.

“Me he dado cuenta de que científicos muy importantes, desde Descartes, Laplace, Darwin o Einstein, han tenido demonios que toman sus nombres. Existe la idea de que la ciencia llegó y quitó nuestras creencias irracionales en estos seres, pero no es tan sencillo porque cuando vas a las fuentes ves que los científicos en su trabajo hablan de demonios. Muchísimo”.

Suena un tanto esotérico, le digo.

“Sí, no te esperas que los científicos ortodoxos, modernos, escriban sobre demonios en revistas especializadas. Se trata de demonios que no existen. Los científicos los consideran imaginarios, pero les ayudan a hacer sus teorías, a avanzar su ciencia”.

En la actualidad Jimena trabaja en esto, en un libro sobre los demonios de la ciencia. El libro aún no tiene título. O prefiere no decirlo.

“¡Es de mala suerte (hablar de eso)!”

Tardé unas cuantas décimas de segundo en entender que estaba bromeando. m.

Ante la sociedad que se nos rompe

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El acompañamiento no es tarea en la que sólo han de participar profesionales de la psicología, sino que ha de ser abrazado por las personas del entorno de las víctimas, y las organizaciones e instituciones que tratan con ellas.

La sociedad mexicana está rota por las decenas de miles de desapariciones forzadas.
La sociedad mexicana está rota por las decenas de miles de desapariciones forzadas.

A quien se le rompe su sociedad se le rompe todo, dice el psicosociólogo Pablo Fernández Christlieb, “porque pierde el derecho a tener los ideales, los recuerdos, los puntos de vista de la sociedad que lo expatria. Las palabras y los gestos con que se reconocía dejan de ser suyos, y ya no puede pensar ni sentir”. En ese sentido, la sociedad mexicana está rota por las decenas de miles de desapariciones forzadas (cuya definición remite a la acción, complicidad o aquiescencia del Estado) de hijos e hijas, familiares, amistades, personas vecinas y conocidas que agrandan cada día el vacío de sentido vital de las personas que formamos parte de ella. Nos expatria porque nos disuelve: una persona es el vínculo que tiene con otras personas, y si esa persona sufre el trauma de ser despojada de alguien querido, además pierde la confianza en los otros. Particularmente en el caso de las desapariciones forzadas, al dejar el duelo inconcluso se impide transitar de la melancolía a la creación y, por tanto, a la refundación de la sociedad —también en palabras de Fernández Christlieb—. El estado liminal de las personas desaparecidas, al no estar vivas ni muertas, tiene efectos de tortura psicológica en sus seres queridos. “Muchas personas que buscan a sus seres queridos afirman que amigos y familiares se alejan de ellas por miedo de que les pase lo mismo, como si fuesen tóxicas, como si la desaparición fuera una especie de enfermedad contagiosa”, explica Alejandro Vélez.

Es por eso que profesionales de la psicología como Carlos Martín Beristain insisten en que la atención a quienes sufren este trauma ha de ser a través del acompañamiento psicosocial, que comprende una ética de la escucha y la resonancia del dolor: ofrecer un vínculo, no sólo un tratamiento. Ello implica abordar las dificultades sentidas por las víctimas en el contexto de sus relaciones familiares y comunitarias, así como proporcionar espacios de encuentros grupales basados en la confianza y la reconstrucción de relaciones. Por supuesto, este acompañamiento no es tarea en la que sólo han de participar profesionales de la psicología, sino que ha de ser abrazado por las personas del entorno de las víctimas, y las organizaciones e instituciones que tratan con ellas. “Esto quiere decir que los abogados, antropólogos, defensores de derechos humanos, así como las instituciones estatales, deben evitar que las experiencias de violencia se conviertan en estigmas, para que las víctimas sean tratadas con dignidad”, dice Vélez. Pero, sobre todo, la situación actual de nuestra sociedad que se rompe nos demanda acompañarnos cotidianamente, a través de gestos de cuidado mutuo que restablezcan los vínculos que nos hacen ser personas.

* Este texto recoge fragmentos de reflexiones y materiales compartidos por Iván Rodríguez y trabajados con el grupo del curso de Psicología Social del Verano de 2017 en el ITESO.

 

Para leer

:: Narrativas interdisciplinarias sobre desaparición de personas, de Alejandro Vélez Salas (CNDH, 2016).

:: Acompañar los procesos con las víctimas, de Carlos Martín Beristain (PNUD, 2012).

::“La crónica sentimental de la sociedad”, de Pablo Fernández Christlieb (2000).

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