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Edujesuit: un sitio por una educación de calidad para todos

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La Compañía de Jesús lanzó un nuevo portal que busca ser una herramienta de comunicación y participación para promover el Derecho a la Educación de calidad

Educacion Jesuita

En el mundo, 58 millones de niños y niñas no tienen acceso a la escuela; 250 millones de infantes acaban la primaria sin saber leer ni escribir debido a la baja calidad de la educación que reciben; 751 millones de personas mayores de 15 años no saben leer ni escribir y dos tercios son mujeres.

Todos estos datos son recogidos por EduJesuit, un nuevo sitio en internet impulsado por la Red Global de Incidencia Ignaciana (GIAN, por sus siglas en inglés) y el secretariado de Justicia Social y Ecología de la Compañía de Jesús. El portal está ideado para ser un espacio donde jesuitas, colaboradores y personas interesadas en el tema compartan sus experiencias sobre la defensa y promoción de la educación, en especial en zonas marginadas y vulnerables.

Además, el sitio quiere crear vínculos de trabajo para lograr la universalización del derecho a la educación y, con ello, promover la justicia, la libertad, la igualdad, la dignidad humana, la movilización ciudadana y la sensibilización e interlocución a la hora de generar políticas públicas, todo enmarcado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de Educación de las Naciones Unidas.

Para reducir estos números, la Red por el Derecho a la Educación de la GIAN trabaja para incidir y promover los cambios políticos y culturales necesarios que garanticen  el derecho a una educación de calidad para todas las personas.

Actualmente tienen en marcha once programas en distintas partes del mundo, relacionados con la alfabetización de jóvenes y personas adultas, de refugiados y desplazados, de docentes, de menores y jóvenes en riesgo, de migrantes o de mujeres y niñas.

Cualquiera puede participar con Edujesuit. ¿Cómo? Compartiendo experiencias, dando a conocer iniciativas propias, convirtiéndose en voluntario o difundiendo la importancia del derecho a la educación.

Edujesuit también tiene presencia en Facebook y en Twitter.


«Sumisión» y la vuelta a la religión

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«Sumisión», el nuevo libro de Michel Houellebecq, es una obra imprescindible para tomarle el pulso a una época en que los hombres buscan en el consumo un sentido.

Aun antes de su publicación, Sumisión, la novela más reciente del francés Michel Houellebecq, ya generaba controversias. Principalmente por una de las situaciones más relevantes que recoge la novela y que se convirtió en el centro de atención: la llegada a la presidencia de Francia de un candidato de origen islámico. De ahí que fuera acusada de ser islamofóbica: Ali Baddou, presentador de origen marroquí del programa de televisión La Nouvelle édition —y que se declara “profundamente laico”—, comentó al aire que la novela “le dio ganas de vomitar”. Por su parte, el escritor Emmanuel Carrère, autor de El adversario y Una novela rusa, no dudó en considerar a Houellebecq como un novelista más potente que George Orwell y Aldous Huxley, y calificó a Sumisión como “un libro sublime”.  En efecto, la instauración de un estado islámico tiene relevancia en la novela, pero ésta no es islamofóbica (en todo caso sería islamofílica) y lo verdaderamente provocador está en el curso de los eventos que concluyen en dicha elección, mismos que valdría la pena atender, pues no son exclusivos de Francia.

Sumisión es narrada en primera persona por François, un profesor de literatura y especialista en la obra del escritor Joris-Karl Huysmans (1848-1907). La elección de este autor como referente constante no es gratuita, por supuesto. Vivió alejado de los eventos políticos de su tiempo, renegó del naturalismo literario y se convirtió al cristianismo, y François comparte con él algunos rasgos. (Su obra interesó a los surrealistas, como reconoce el cineasta Luis Buñuel: en ese grupo tenían especial aprecio por Cumbres borrascosas, y también les gustaba Allá abajo, de Huysmans —en la que se inspiró para escribir un guión con Jean-Claude Carrière—: “Aquel retorno espiritual a la Edad Media, la evocación de la figura de Gilles de Rais. De Rais es formidable, ¿verdad?: un caballero cristiano, un compañero de Juana de Arco que comete aquellos crímenes terribles y que, cuando lo castigan, el pueblo llora con él y lo perdona”.) François anota que los siete años que dedicó a su tesis doctoral sobre Huysmans los vivió en su compañía, “en su presencia casi permanente”; para el académico, “un autor es antes que todo un ser humano, presente en sus libros; que escriba muy bien o muy mal en definitiva importa poco, lo esencial es que escriba y que esté, efectivamente, presente en sus libros” (p. 13)*. François es más que un especialista sobre Huysmans: es una especie de actualización del escritor, con quien comparte la abulia y el desinterés por los eventos de su tiempo. Conforme avanza la novela se hace evidente que es la persona más cercana al protagonista: la relación con el escritor es más fuerte que cualquiera de las que establece con las personas que convive.

Sumisión Michel Houellebecq

Para François, la literatura es un ámbito privilegiado. Porque “sólo la literatura”, anota, “puede dar esta sensación de contacto con otro espíritu humano, con la integralidad de ese espíritu, sus debilidades y sus grandezas, sus limitaciones, sus pequeñeces, sus ideas fijas, sus creencias; con todo lo que le emociona, le interesa, le excita o le repugna”. (De ahí que uno crea tener un conocimiento respetable sobre Houellebecq a partir de la lectura de sus novelas, poemas o ensayos y hasta de los intercambios de ideas que a menudo propicia, pues asumimos que ahí está presente.) Y en Sumisón uno no escapa a la tentación que existe en toda obra narrada en primera persona de asimilar el narrador al autor, en este caso hacer de François un alter ego de Michel.

Conforme avanza la novela se va perfilando uno de los grandes temas y uno de los grandes blancos de la crítica de Houellebecq: el medio universitario (del que el escritor no tiene un conocimiento directo, como reconoce en el agradecimiento final, donde anota que no hizo estudios universitarios; hizo una investigación al respecto, como en El mapa y el territorio en lo relativo al trabajo policial). François comenta que “los estudios universitarios en el ámbito de las letras no llevan, como se sabe, a prácticamente nada, quizá a los estudiantes más dotados a una carrera de docente universitario en el ámbito de las letras —se tiene, en suma, la situación más bien cómica de un sistema que no tiene otro objetivo que su propia reproducción” (p. 17). En la universidad —propicia a la autocelebración y al autorreconocimiento— el chisme y la mezquindad son habituales, y si hay algunos académicos brillantes también la mediocridad encuentra un amplio espacio. Además se caracteriza por su escasa combatividad, de la que François es un espécimen representativo. Uno estaría tentado a pensar que este esbozo cabe en otras latitudes, como en México, por ejemplo, en la que los académicos parecen más interesados en sumar puntos en el SNI —para recibir un cheque de una cantidad cada vez mayor— que en devolver el conocimiento a la sociedad que investigan o involucrarse en sus conflictos.

La política es otro de los grandes asuntos de Sumisión. François hace el relato del estado de las cosas previo, durante y posterior a un proceso electoral álgido. Describe un escenario violento: el enfrentamiento entre identitarios (profundamente islamófobos) e islamistas radicales. De sus encontronazos no dan cuenta los periodistas, sin embargo los eventos apuntan a la guerra civil. Ubicada en un futuro próximo, los partidos tradicionalmente antagónicos de derecha e izquierda han perdido relevancia. El extremista Frente Nacional cobra fuerza, pero también la Fraternidad Musulmana, un partido islamista moderado. En la primera vuelta no hay vencedor, y el curso de los eventos y los partidos, siempre acomodaticios y con una plataforma negociable, lleva a una segunda vuelta inédita. Aquí cobra un primer sentido la sumisión del título, y los académicos tienen oportunidad de mostrar su lasitud, de someterse mansamente a un curso de eventos en los que deliberadamente no influyen. Los cambios externos a la esfera universitaria no forman parte de sus intereses, escapan a su actividad y los rebasan, porque “los que llegan a un estatus de docente universitario ni siquiera imaginan que una evolución política pueda tener el mínimo efecto en su carrera; se sienten absolutamente intocables” (p. 79). François, no está de más anotar, no participa en ninguna de las tres votaciones que tienen lugar, pero es consciente de lo que pasa: “Que la historia política pudiera jugar un rol en mi propia vida seguía desconcertándome, y repugnándome un poco. Me daba cuenta, sin embargo, y desde hace años, que la separación creciente, vuelta abismal, entre la población y los que hablaban en su nombre, políticos y periodistas, debía necesariamente conducir a algo caótico, violento e imprevisible” (p. 116). Más adelante hace una aseveración de mayores alcances: “El intelectual en Francia no tenía que ser responsable, no estaba en su naturaleza” (p. 271). Si bien el escenario cabe en los terrenos de la política ficción, el discurso me parece que también es perfectamente aplicable a México, donde los periodistas son más sensibles a su subsistencia que a su audiencia; y de los políticos y de la responsabilidad de los intelectuales mejor ni hablamos.

Sumision Michel Houellebecq Michel Houellebecq. Foto tomada de lorenalacaille.wordpress.com

En este paisaje, en el que el individuo se encierra en sí mismo (como las réplicas humanas de La posibilidad de una isla), la religión parece ofrecer una ruta no sólo atendible, sino deseable. Pero no la religión católica, que ha perdido toda relevancia en Europa. En algún momento François busca emular a Huysmans y viaja al monasterio en donde aquél se instaló. Pero se siente asfixiado —entre otras cosas porque está prohibido fumar— y distante. En un primer momento no lo considera, pero atestigua cómo el islam es el que ofrece una vía, si bien supone cambios importantes en la vida cotidiana. De hecho dedica amplios pasajes a una especie de divulgación de la religión de Mahoma, y las reservas van perdiendo consistencia. Porque “el islam acepta el mundo, y lo acepta en su integralidad, acepta el mundo tal cual, para hablar como Nietzsche” (p. 260). El título cobra nuevo sentido cuando se aborda la poligamia (y la sumisión de la mujer) y tiene su culminación en una aseveración que es, a fin de cuentas, lo que significa islam (sumisión total a Dios): “Es la sumisión [...] la idea asombrosa y simple, jamás experimentada antes con esta fuerza, que la cima de la felicidad humana reside en la sumisión más absoluta” (p. 260). Si Émile Durkheim hacía ver el rol de la religión como elemento de cohesión —y en su debilitamiento una explicación de las desavenencias sociales—, Houellebecq ilustra cómo la religión ofrece una ruta de regreso, con la vuelta a los valores de la familia y el orden.

Esto forma parte del diagnóstico del fenómeno humano que, sin falta, hace Houellebecq en cada entrega. Para no variar, juega nuevamente al futurólogo y advierte, en este caso, sobre los riesgos de desentenderse de la cosa pública y someterse a la inercia, lo que es más grave cuando se tiene consciencia de la situación, como sucede con los que viven en y de la academia. Y de nueva cuenta lo hace desde la perspectiva de un observador sin compromisos, desde la óptica de alguien que es la antítesis del agente. Como Michel en Las partículas elementales, Daniel 1 en La posibilidad de una isla y Jed Martin en El mapa y el territorio, François está más allá de la necesidad y del deseo. Pronto se encuentra con su futuro económico resuelto y su vida ya no se ordena alrededor del trabajo (a diferencia de la mayoría de los mortales, que en la búsqueda del sustento encontramos entretenimiento, para bien y para mal). El ocio le ofrece todo el tiempo para reflexionar (y para plantearse en serio la posibilidad del suicidio). Y lo hace no sólo sobre la situación, sino sobre el comportamiento de los individuos que, como él, viven en un ensimismamiento hedonista y en el vacío existencial, con más pasado que futuro.

El sexo y las relaciones, para no variar, juegan un rol. François huye de los hombres por la semejanza que ve en ellos, exhibe cómo el consumo motiva su actividad y desmitifica cualquier desliz al romanticismo: “El amor en el hombre no es otra cosa que el reconocimiento por el placer dado”. No pasa lo mismo con la mujer, que si bien “es ciertamente humana [...] representa un tipo ligeramente diferente de humanidad, aporta a la vida un cierto perfume de exotismo” (p. 207). Y si bien más de alguna postura de este “macho paradójico” —como lo define su pareja— provocará insultos de parte de más de una feminista, reconoce el rol relevante de la mujer: “Si la especie humana es un poco apta a evolucionar, se debe a la plasticidad intelectual de las mujeres. El hombre, por su parte, es rigurosamente ineducable” (p. 294).

Para no variar, gracias a Sumisión Houellebecq ha sido “acusado” de nuevo de escribir con llaneza, no tener “estilo”. Si por estilo entendemos rebuscamiento para el lucimiento, el francés nunca lo ha tenido. Porque no lo ha buscado. Su prosa está más cerca de la crónica que de la poesía (incluso cuando escribe poesía) y sigue la forma de algo que bien podríamos calificar como naturalista, apuesta en donde la descripción y la reflexión conviven con fortuna y en la que, incluso, cabe el plagio de lo que se genera en su tiempo (recordemos que el francés no ha tenido empacho en fusilarse pasajes de Wikipedia). Se necesita tener el estómago y las ideas revueltas para que Sumisión dé ganas de vomitar.

No estoy seguro de que sea una novela sublime, pero sí de que es una obra imprescindible para tomarle el pulso a una época en que los hombres buscan en el consumo un sentido (y dejan de encontrarlo cuando no queda nada que les interese consumir o la insatisfacción ya es crónica), persiguen con avidez la diversión para mitigar su aburrimiento constitutivo (y se aburren porque ya no saben entretenerse, a menos que alguien lo haga por ellos, lo cual es difícil, por el egoísmo ambiente) y procuran la convulsión para sentirse vivos (¿cuando ya están medio muertos?).

* La numeración de las páginas corresponde a la versión francesa, Editorial Flammarion, 2015. La traducción de las citas es mía.

De la pesadumbre y otras magnitudes afectivas

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La movilidad del pensamiento expresada, por ejemplo, en la literatura, se revela como forma de sustraer peso a la vida, a las constricciones públicas y privadas del reino de lo humano. 

El camión es temido: el conductor puede desquitar los niveles de explotación. Foto: Luis Ponciano
El camión es temido: el conductor puede desquitar los niveles de explotación. Foto: Luis Ponciano

La pesadumbre es la prueba de que las distinciones entre lo físico y lo simbólico, entre la materia y el significado, son convencionales y arbitrarias. Las dinámicas sociales y los afectos tienen magnitudes. Nuestras relaciones pesan. Esas distinciones hacen que sea difícil de entender, mas no de percibir, que una atmósfera se vuelva densa, plomiza, no solamente cuando ha sido contaminada por gases residuales de la industria, sino cuando un jefe detestable introduce su autoritarismo en la oficina. Ya el trabajo por sí mismo se sedimenta en espalda y articulaciones —entendiendo por trabajo aquellas actividades que no se hacen por gusto, sino por supervivencia—­. El trabajo pesa principalmente sobre la nuca, como un yunque que a lo largo de los años va constituyéndose como ese complejo de “agachones” que tantos mexicanos nos quejamos de padecer y que inhibe las posibilidades de sublevación ante aquello que somete al cuerpo y a la vida. Ello suele tener también como efecto que, cuando se carece de trabajo, no sólo se sufra la precariedad económica, sino también una especie de vértigo por la falta de anclaje a una sociedad ordenada por los ritmos laborales, experimentando una “insoportable levedad del ser” —como en el libro de Kundera—. Pero por las noches aún se tienen pesadillas.

Los ritmos laborales están en consonancia con las dinámicas del espacio urbano, donde los estratos de poder dependen directamente de los pesos vehiculares, de quién puede “echar la lámina” para ganar el carril en la avenida. En ese orden, el camión urbano de transporte público es el artefacto más temido, porque es a través de su pesado autoritarismo en las vialidades que el conductor que se hace cargo de la máquina puede desquitar los niveles de explotación a los que es sometido. A finales del siglo pasado parecía que el ligero automóvil compacto ganaba popularidad en las ciudades de nuestro país, a fin de economizar y facilitar el estacionamiento, tendencia revertida muy probablemente por la creciente violencia en las calles —de la que los coches son en buena medida responsables—, en tanto que la infraestructura urbana los favorece en detrimento de espacio público para cuerpos humanos, tornando así las calles inseguras. La opción más atractiva, entonces, es hacerse de una pesada y voluminosa camioneta, con una coraza que parece diseñada para la guerra (literalmente, en el caso de los vehículos Hummer), que permita surcar las carreteras que atraviesan la ciudad con la mayor protección posible. Mientras, peatones y ciclistas tiemblan.

Italo Calvino reconoció, hacia el final de su vida, que su obra había consistido en “quitar peso a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades”. La movilidad del pensamiento expresada, por ejemplo, en la literatura, se revela como forma de sustraer peso a la vida, a las constricciones públicas y privadas del reino de lo humano. Incluso, la ciencia y la informática —según el propio Calvino— insisten en entidades ligeras como apoyo material de la vida: quarks, neuronas, nubes, imágenes. Sobre todo, sugiere el escritor italiano, lo mejor es no hacernos de más peso del que seamos capaces de llevar. m.

Para leer

:: Seis propuestas para el próximo milenio, de Italo Calvino (Siruela, 2002).

Peso

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De las partículas subatómicas a las mensualidades de la hipoteca, todo cuanto existe tiene un peso, incluidas las nubes de impostora levedad, las distancias que aún nos falta recorrer, los sueños...

Siempre nos costará un poco admitir que un kilo de plomo y uno de algodón muevan la aguja de la báscula hasta el mismo sitio. Por irrefutable que sea la física tendemos a dudar y, aun ante lo evidente, quedamos con una vaga sensación de estar siendo timados. ¿Qué pesa más: un recuerdo triste o una perspectiva desesperanzada? ¿Un secreto que llevamos encima o una sospecha irresoluble? ¿Una preocupación, una pérdida, un desengaño o un rencor? ¿El avión gigantesco que ha logrado desentenderse de la fuerza de gravedad o el garrafón de agua que hay que ir a cambiar ahora mismo en la cocina?

De las partículas subatómicas a las mensualidades de la hipoteca, todo cuanto existe tiene un peso, incluidas las nubes de impostora levedad, las distancias que aún nos falta recorrer, los sueños que deciden nuestro estado de ánimo o las mentiras o las verdades según las cuales nos conducimos. Los fantasmas no pesan, por eso no existen. Los que existimos somos nosotros —que, si nos recargamos en los demás con nuestros fardos, podemos ser unos pesados. m.

De la pesadumbre y otras magnitudes afectivas, por Héctor Eduardo Robledo.

Los pesos pesados del rock, por Enrique Blanc.

Elegir es sopesar, por José Miguel Tomasena.

Ligeros, pero no light, por José Israel Carranza.

¿Más vale maña?, por Jaime Medina.

Comida untuosa e irresistible, por Kaliope Demerutis.

Para aligerarse la existencia (virtual), por Jos Velasco.

 

Don Bosco Sobre Ruedas se pone de pie con su nueva silla

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La organización, que trabaja en pro de la autonomía de los jóvenes con discapacidad, diseñó una silla de uso diario que permite a su usuario incorporarse, con todos los beneficios que esta acción conlleva

Aldo Chavarría sufrió un accidente en 2009 y desde entonces usa silla de ruedas.
Aldo Chavarría sufrió un accidente en 2009 y desde entonces usa silla de ruedas.

Uno de los principales problemas que enfrentan las personas que padecen alguna discapacidad motora, sobre todo las relacionadas con lesión medular, son las escaras, afectaciones en la piel ocasionadas por estar postrados todo el tiempo o por el uso continuo de la silla de ruedas. A esto se suman problemas digestivos generados por estar siempre en la misma posición e, incluso, la descalcificación de los huesos de las piernas.

Todo esto lo saben bien en Don Bosco Sobre Ruedas, asociación civil cuya labor se enfoca en jóvenes que padecen alguna discapacidad motora para ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida y colaborar con ellos en la búsqueda de su autonomía. Como parte de este proceso, la asociación creó la empresa Tecnología para la Autonomía y la Salud (TAS), desde donde trabajan en el diseño de sillas de ruedas personalizadas y otros instrumentos que propicien la autonomía de sus beneficiarios y que está de estreno: acaban de desarrollar una silla que permite a su usuario ponerse de pie. O, más propiamente dicho, “bipedestarse”.

Aldo Alan Chavarría, uno de los fundadores de Don Bosco Sobre Ruedas, explica que los beneficios de usar estas sillas de ruedas son muchos. “Mejora nuestra circulación y favorece la calcificación de los huesos, además de ayudar en la digestión. Pero también ayuda en la parte psicológica y anímica, ya que te permite estar al mismo nivel que otras personas que están de pie en una reunión, por ejemplo. Y no se diga en el tema de las adecuaciones en la casa: si necesito algo que está en la alacena, me levanto con la silla y lo alcanzo”. Y es que el objetivo detrás de todo sigue siendo el mismo: que las personas con discapacidad puedan desarrollarse de la manera más independiente posible.

El sistema es simple: se trata de una silla de ruedas adaptada con un mecanismo que, con sólo presionar un botón, permite levantar el asientillo y el respaldo según el nivel que requiera el usuario.

Como todos los proyectos que surgen de TAS (y que ya incluyen sillas de ruedas deportivas, de uso diario y dispositivos para manejar autos), la idea es crear diseños personalizados y, sobre todo, conforme al esquema de comercio justo. Así, mientras un bipedestador puede llegar a costar hasta 80 mil pesos en el mercado, las sillas bipedestadoras de TAS rondan los 11 mil pesos, con la ventaja de que el dispositivo está integrado en la silla que se usa regularmente. m.

Contacto

::Tecnología para la Autonomía y la Salud en Facebook.

:: Sitio web de Don Bosco Sobre Ruedas

 

Abrir las puertas al autismo

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El nuevo proyecto de Microsoft está fuera de los dispositivos electrónicos: han decidido abrir sus puertas para ofrecer trabajo permanente a personas con autismo.

La compañía busca integrar un equipo de trabajo más diverso.
La compañía busca integrar un equipo de trabajo más diverso.

“Microsoft es más fuerte cuando expandimos las oportunidades y tenemos una fuerza laboral diversa, que representa a nuestros clientes”. Con estas palabras, Mary Ellen Smith, la vicepresidenta corporativa de una las empresas de tecnología más grandes del mundo, hizo el anuncio de la nueva política laboral de la compañía: desde abril de 2015, sus puertas están abiertas para personas con autismo.

La noticia, publicada en el blog personal de la vicepresidenta, no es del todo extraña: ella misma es madre de un joven de 19 años con autismo. La medida responde, añadió Smith, a la búsqueda del gigante de la tecnología por integrar en sus filas a individuos con diferentes discapacidades. “Las personas con autismo tienen fortalezas que necesitamos en Microsoft. Cada individuo es diferente, algunos tienen la increíble capacidad de retener información, pensar a un nivel de detalle y profundidad específicos o sobresalen en matemáticas o programación”, agregó en su comunicado.

En su nuevo proyecto, Microsoft no va en solitario. Trabajará junto con Specialisterne, un emprendimiento surgido en Dinamarca que se especializa en encontrar espacios de inclusión laboral para personas que padezcan Trastornos del Espectro Autista (TEA). Según su sitio web, su objetivo es ir más allá del diagnóstico médico, centrándose “en el conjunto de habilidades especiales que a menudo lo acompañan: la atención al detalle, habilidades lógicas y analíticas muy desarrolladas, una capacidad superior a la media para concentrarse durante largos periodos de tiempo, diligencia y tolerancia cero a los errores”. Su objetivo, declaran, es conseguir un millón de empleos en el mundo para personas que padezcan autismo, déficit de atención, Tourette, Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), entre otros.

Bufanda Microsoft autismo Además de la medida laboral, también están diseñando dispositivos wearables para personas con autismo. 

El anuncio hecho por Mary Ellen Smith acerca de la inclusión laboral de personas con autismo, no es la primera iniciativa de Microsoft. A principios de este año se anunció la creación de Swarm, una bufanda inteligente que, a través de tecnología bluetooth y una aplicación en el smartphone, se calienta y vibra según los estados de ánimo que experimenta su portador, algo bastante útil en el caso de los autistas, quienes, por lo general, tienen dificultades para expresar sus sentimientos. El proyecto fue encabezado por Michele Williams cuando era becaria de Microsoft Research y fue concebido como una forma discreta de usar tecnología para vestir (wearable) en lugar de otros dispositivos médicos. m.

 

Para saber más

:: El sitio web de Specialisterne (en español).

La cabaña de Kara Walker

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Walker utiliza el soporte pictórico, no sólo para narrar, sino también para señalar, subrayar, revelar y criticar: con su obra explora el racismo, el sexismo, la violencia, los estereotipos, la discriminación y el odio en tiempos actuales

“Una sutileza”, instalación de Kara Walker creada en 2014. Foto: Reuters
“Una sutileza”, instalación de Kara Walker creada en 2014. Foto: Reuters

Era una chica triste porque esa noche él se iría de Corinto para siempre. Durante su última cena, a la luz de las velas, ella dibujó el contorno de su amante siguiendo la sombra que la tenue luz le regalaba para guardarlo inalterado, delineado que su padre —el famoso alfarero Butades de Sición— transformó en relieve. Ésa es la triste leyenda del nacimiento de la pintura según Plinio el Viejo, y esta historia de los años setenta de nuestra era viene a cuento mil 920 años después, cuando Kara Walker, de Stockton, California, recrea otras historias tristes, también desde el delineado.

Las siluetas victorianas, esos serios retratos enmarcados en dorado, las siluetas de Lotte Reiniger en animación o los títeres de sombras chinos, una y miles de formas siguiendo la técnica del contorno, proceso sencillo que, según Plinio el Viejo, podría explicar el porqué de nuestra obsesión por dejar constancia en dos dimensiones. La pintura aún resplandece en manos de artistas todavía adscritos a la “conquista de las apariencias”, según Arthur C. Danto (hablando de arte que muchos llamamos “tradicional”), o tan contemporáneos y vanguardistas como Kara Walker. Ella ha sabido utilizar, desde 1995, el soporte pictórico, no sólo para narrar, sino también para señalar, subrayar, revelar y criticar: con su pintura, su gráfica, sus instalaciones, sus videos y su cine explora el racismo, el sexismo, la violencia, los estereotipos, la discriminación y el odio en tiempos actuales; o al recordar esas partes vergonzosas y macabras de la historia, esas que se tienden a esconder y a olvidar. “La silueta fue una solución casi perfecta para un proyecto complejo que había emprendido por mi cuenta: tratar de descubrir las a menudo sutiles e incómodas formas con que el racismo y los estereotipos racistas y sexistas influyen y escriben en nuestras vidas cotidianas”, explica la artista.

Walker utiliza las siluetas como anzuelo para hacernos reflexionar, a primera vista, acerca de la discriminación visual a la que estamos sujetos. Después del impacto, suele narrar, a partir de collage, gráfica o proyección, momentos y situaciones típicos o históricos donde entran en juego el odio y el deseo, recreando poses denigrantes e inquietantes sujetas a un discurso social, político, cultural o incluso económico, que utiliza la imagen como instrumento de control.

Kara Walker

En pequeño formato o en murales monumentales, la artista agranda un trasero hasta volverlo casi deforme para señalar la silueta estereotipada de un personaje negro, alarga el cuello de un personaje blanco, frunce el ceño de un mestizo o engorda a un burgués; rememora las plantaciones de algodón del sur de Estados Unidos a mediados de 1800, la estampa erótica de principios del siglo XX o la ilustración de cuentos infantiles; utiliza títulos de largo aliento, inspirados en la lengua inglesa anterior a la Guerra de Secesión: Grub for Sharks: A Concession to the Negro Populace, 2004, para la Tate de Liverpool, o For the Benefit of All the Races of Mankind (Mos’ Specially the Master One, Boss) para su otra individual en Kunsteverein Hannover; transforma una esfinge (en la mitología griega, un demonio de muy mala suerte) en una gigantesca mujer afroamericana, fabricada de azúcar blanco y elegantemente titulada A Subtlety (Una sutileza), creada en Nueva York en 2014.

En el presente y en el pasado, dentro y fuera del circuito del arte, las siluetas de Kara Walker hablan y cuentan su historia, a veces una historia más triste que la de la novia de Corinto dibujando la silueta de su amante a punto de partir. A veces más triste que un prejuicio y a veces más siniestra que el amo Haley… m.

 

Para leer

::Seeing the Unspeakable: The Art of Kara Walker, Gwendolyn DuBois. Duke University Press Books, Estados Unidos, 2004.

 

Para ver

::En ArtNet.

::En el Guggenheim.

::Entrevista a Kara Walker.

 

Mario Levrero: Aquí mismo

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Mario Levrero sabía que hay algo de irremediable anomalía en hallarse en el instante presente. El mundo es vastísimo: delante y detrás de nuestra insignificancia el tiempo se extiende más allá de lo concebible, pero estamos justo aquí y ahora, y no existe explicación. 

Mario Levrero (Montevideo, Uruguay. 1940-2004). Fotos: Eduardo Abel Giménez.
Mario Levrero (Montevideo, Uruguay. 1940-2004). Fotos: Eduardo Abel Giménez.

Un hombre, ya con el cigarrillo en los labios, descubre que el encendedor no funciona. La piedra es nueva, recién lo cargó con combustible. Nunca había fallado. Con una moneda, primero, y luego con varios desarmadores, retira tornillos y placas y resortes y ruedas dentadas que se multiplican de tal modo que el conjunto de piezas va superando las dimensiones del encendedor en su estado original. Encuentra que puede introducir la mano, luego un brazo, luego el cuerpo entero. “Solamente a través del encendedor puedo pasar de un extremo a otro de la habitación; lo hago con cierta comodidad, aunque debo arrastrarme. Se me ocurre que si lo separara nuevamente en dos partes, obtendría una estructura por la cual podría andar sobre mis piernas. Pero temo, es casi una certeza, que ya no quepa en la habitación”. Continúa en su labor. “Me atemorizan los laberintos; tomo un cono de hilo, ato el extremo a la manija de un cajón de la cómoda, y me introduzco en un conducto, que pronto tuerce la dirección y me lleva a otros”.1

En otra habitación, un hombre lucha por despertar. Cuando al fin ingresa a la vigilia, no sabe dónde se encuentra: un dormitorio frío, oscuro, sin muebles ni ventanas. Piensa, mientras busca un interruptor de luz: “Mi memoria se había detenido, empecinada, en un hecho trivial; y se negaba a ir más allá: una tarde soleada, otoñal, y yo que cruzaba la calle en dirección a una parada de ómnibus; había comprado cigarrillos en un kiosco, y daba algunas pitadas al último de un paquete que acababa de tirar a la calle hecho una bola; llegaba a la esquina y me recostaba contra una pared gris. Había otras personas, dos o tres, esperando también el ómnibus. Pensaba que esa noche Ana y yo iríamos al cine. En este punto se detenían los recuerdos”. Da con una puerta, la abre, encuentra otra habitación igual. Comienza una larga serie de jornadas durante las cuales atraviesa más y más habitaciones. Una vez topa con la marca dejada por alguien que lo precedió: “NO HAY SALIDA. ESTO ES EL INFIERNO”. Pero prosigue.

Otro hombre, en otro momento, sale de la casa a la que recién se ha mudado. Va en busca de víveres, no sabe dónde está el almacén; la lluvia y la oscuridad lo hacen perder el camino de regreso. Ve un camión: pide ayuda. Sube. Una mujer acompaña al conductor. La mujer se acerca al hombre, lo provoca o quiere provocar al conductor. El sueño vence al hombre, lo despierta la luz del día, el camino no parece concluir. El conductor anuncia: “Aquí termina el viaje”. El hombre baja, en medio de la nada, luego el conductor hace bajar a la mujer. “¡Ahí la tiene! ”, le dice. El camión se aleja, empiezan a caminar. Llegan a un poblado donde sólo hay unas cuantas casas, un bar y una estación de servicio. La mujer se va.

Mario Levrero

Otro hombre llega a París luego de un viaje de 300 siglos.

A otro lo ha seguido un viejo que trabaja, según le revela, en reunir, para borrarlos, todos los rastros dejados por el alma de Carlos Gardel en su paso por el mundo, a fin de que dicha alma pueda liberarse. “Gardel sólo quiere elevarse, que lo dejen en paz para elevarse. Hace mucho tiempo que está atrapado en la zona inferior, reclamado continuamente por los que escuchan sus discos y gente como usted, que estudia su vida. Todo eso lo tira hacia abajo, ¿comprende? No lo deja ascender”.

Mario Levrero (Montevideo, 1940-2004) sabía que hay algo de irremediable anomalía en hallarse en el instante presente. El mundo es vastísimo: delante y detrás de nuestra insignificancia el tiempo se extiende más allá de lo concebible, pero estamos justo aquí y ahora, y no existe explicación. De manera que nos movemos, damos un paso, y el instante siguiente ya nos contiene y es la medida exacta de nuestra sinrazón. Somos reos de nuestra propia presencia, acaso sólo cuando ésta se disuelva pueda concluir la condena. Acaso: porque también soñamos, y recordamos, y quién sabe qué pasa con nuestra comparecencia en sueños y recuerdos cuando la que tuvimos en el instante presente por fin cesa. ¿Los demás? Están para confirmarnos en el centro de todo. Solamente. m.

1. “La calle de los mendigos”.

 Algunos libros de Mario Levrero

::La ciudad (1970)

::Nick Carter (se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo) (1975)

::París (1980)

::El lugar (1982)

::El alma de Gardel (1986)

::Caza de conejos (1986)

::La novela luminosa (2005)


El Premio Pedro Arrupe: proyectos que cambian vidas

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A finales de abril tuvo lugar la entrega de este reconocimiento universitario a tres Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) que están transformando los lugares donde han trabajado

Familia atendida por el Organismo de Nutrición Infantil, AC. Foto: Cortesía ONI
Familia atendida por el Organismo de Nutrición Infantil, AC. Foto: Cortesía ONI

Para la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe, SJ, no sólo fue una persona entrañable y dispuesta al servicio del más humilde; en palabras de José Morales, SJ, Rector del ITESO, Arrupe también supo afrontar los tiempos de renovación eclesial con especiales valentía y visión respecto al servicio que los jesuitas debían prestar en el mundo actual.

“Hombre con una fe inquebrantable en la acción de Dios, se entregó sin reservas a la construcción de un mundo más justo y más humano. El premio que hoy entregamos quiere hacer eco del incansable y permanente empeño del padre Arrupe por poner en el centro de sus acciones al ser humano, especialmente al más pobre y más necesitado”.

Por su calidad académica, por su aporte social y por su capacidad de promover y desarrollar en el mundo profesional los conocimientos y las habilidades de alumnos del ITESO, el Premio Pedro Arrupe 2014 fue entregado el jueves 30 de abril a alumnos y egresados de tres Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) que, a través de sus conocimientos profesionales, abonaron a la transformación social en distintos entornos y a diversos problemas de la ciudad.

En el presídium acompañaron al Rector Carlos Ruiz Sahagún, coordinador de los PAP; Juan Carlos Núñez, titular de la Dirección de Integración Comunitaria; y Aracely García Gómez, coordinadora de Vinculación. También fueron convocados miembros de las comunidades y empresas apoyadas por estos PAP.

 

El lado humano de la ingeniería

“Yo elegí involucrarme en este proyecto porque quería dejar a un lado los procesos de manufactura e involucrarme en procesos que tuvieran un impacto más social, en el que trabajara más con personas que con máquinas”, cuenta Ángel Arturo Pérez, de Ingeniería Industrial.

Junto con dos compañeros más, en el PAP Optimización en Asociaciones Civiles, Dependencias Gubernamentales y Sector Salud trabajaron con el Organismo de Nutrición Infantil, AC (ONI), para optimizar sus procesos y, al mismo tiempo, reflexionar acerca de la responsabilidad social y ética de un futuro egresado del iteso. El proyecto ganador de la categoría Contribución a la Calidad de Vida de las Personas, el Ambiente y la Cultura fue coordinado por los profesores Graciela Hernández y Juan Pablo Zatarain.

PAP Regeneración Social del Espacio Público. Plan de aprobación de la Plaza Arandas: Streetpark

Patinetas y seguridad

El PAP Regeneración Social del Espacio Público. Plan de aprobación de la Plaza Arandas: Streetpark, colonia Balcones de Oblatos, logró, de la mano de los propios vecinos y con el apoyo del Programa Nacional de Prevención del Delito, transformar un espacio público anteriormente tomado por pandillas de delincuentes en un streetpark en el que ahora conviven skatos, patinetas, jóvenes y demás vecinos.

“En este proyecto se han involucrado nuestros jóvenes y los ha motivado a generar más seguridad en su colonia y a utilizar este proyecto de la skatopista para demostrarle a la sociedad que no son delincuentes los que patinan”, cuenta Silvia Pérez, vecina de la colonia Balcones de Oblatos y promotora de este nuevo espacio, que beneficia a su hijo y a su sobrino, skatos que se involucraron en el diseño del streetpark.

Este PAP también ganó en la categoría Construcción de Ciudadanía, Política Pública y Territorio. 

 

Compromiso con el medio ambiente

La preocupación por los impactos en el paisaje urbano, la salud de sus habitantes y el medio ambiente fue el punto de reunión entre la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco (Semadet) con alumnos del PAP Ubicación de Relleno de Escombro y Creación de Norma Ambiental Estatal que establece la clasificación y las especificaciones de manejo de residuos de la construcción en Jalisco.

Estudiantes de Arquitectura e Ingeniería Ambiental, con la asesoría de los profesores Hugo de Alba y Nadia Ayala, elaboraron el borrador de la primera Norma Ambiental Estatal para el manejo de residuos de la construcción en Jalisco, pap ganador en la categoría de Construcción de Ciudadanía, Política Pública y Territorio.

“Ustedes nos dieron una herramienta para que el sector de la planeación y de la construcción se haga responsable de pasivos ambientales bastante significativos. Celebro mucho que los universitarios sí sean sujetos emergentes, es un privilegio haber trabajado con ustedes”, dice María Magdalena Ruiz Mejía, titular de la Semadet. m.

Con información de Adriana López-Acosta y Enrique González

Demola ITESO: se buscan jóvenes insatisfechos

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En sus primeros seis meses en el ITESO, el nodo Guadalajara de esta metodología finlandesa presentó diez proyectos de innovación social. El objetivo principal es dejar que los muchachos den rienda suelta a su espíritu innovador, siempre guiados por los facilitadores de los proyectos

Primera generación del proyecto Demola ITESO
Primera generación del proyecto Demola ITESO

Hace más de seis meses, Demola Guadalajara era sólo diez diapositivas de Power Point y un piso vacío del Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Cegint) del ITESO. La comitiva de Finlandia —de donde proviene esta organización que facilita a empresas la creación de soluciones basadas en la innovación abierta— accedió a trasladar a la Universidad su primer nodo en toda América y estudiantes de diversas carreras se animaron a inscribirse.

El viernes 10 de abril, el escenario era otro. 40 alumnos (38 del ITESO y dos de otras universidades) recibieron en su oficina del Parque Tecnológico del ITESO a las nueve empresas que confiaron en el proyecto. Presentaron en rondas de cinco minutos el resultado de quince semanas de desvelo y duro trabajo: dispositivos de comunicación para personas con discapacidad auditiva, contadores de pasajeros de transporte público, un software lector de emociones, muebles modulares para espacios pequeños y de escasos recursos. Los asistentes presenciaron diez demos de soluciones que integran la innovación con el compromiso social.

 

La idea

México cuenta con más de 700 mil personas con discapacidad auditiva, según cifras del Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje. Aprender a hablar es para ellos un proceso complejo, costoso y que toma muchos años. Con este antecedente, Sistema BEA, empresa que desarrolla soluciones tecnológicas para la modernización del transporte urbano y su operación, se acercó a Demola con la inquietud de producir un sistema con el que las personas con discapacidad auditiva puedan alertar a otros en caso de emergencia.

La solicitud de BEA llegó a un equipo de diez estudiantes que se dieron cuenta de que la necesidad era otra. “Validamos esta propuesta con personas con esta discapacidad y vimos que primero necesitaban resolver la comunicación primaria e interpersonal”, cuenta Édgar López, quien estudia Ingeniería en Software en la Universidad Autónoma de Guadalajara (uag). “El lenguaje materno de los sordos es el de señas, y la mayoría no están ‘oralizados’, así que no entienden la lectura labio-facial y tampoco pueden expresarse de manera verbal. Esto dificulta la relación entre oyentes y no oyentes”, complementa Mariana Ron, estudiante de Psicología del ITESO. Así, el equipo integrado por López, Ron y Gilberto Gutiérrez diseñó un dispositivo que permite la comunicación entre quienes hablan oralmente y quienes lo hacen con señas.

“La innovación no sucede cuando le dices a un alumno qué hacer, ni cuando un empresario llega con un proyecto ya hecho. Hay que equilibrar el empoderamiento para que surjan las ideas y haya colisiones aleatorias de conocimiento; a este fenómeno se le conoce como cocreación: ‘Yo no sólo colaboro, sino que trabajo para que logres tus objetivos’”, declara Roberto Osorno, líder del proyecto Demola en el ITESO.

Demola ITESO

El método

Mónica Morales, facilitadora en Demola, opina que este espacio es un contexto controlado en el que los estudiantes pueden experimentar con “ideas locas”, en las que se insiste en la validación y hay acuerdos de confidencialidad y métodos de trabajo basados en la confianza.

Dentro de la dinámica de trabajo universidad-estudiantes, el rol de un facilitador es más de asesoría que de control. El equipo de siete facilitadores está integrado por académicos del Cegint, del Departamento de Electrónica y Sistemas de Información, de Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) y de la Oficina de Sistemas de Información.

“‘No te voy a decir qué hacer: tú me vas a decir qué estás haciendo’. Ésa es la función del facilitador. Ayudamos a construir el ambiente para que el chavo pueda trabajar y definir sus tiempos y formas”, dice Morales, y aclara que el acompañamiento es crucial. “De repente los alumnos ‘se nos van al monte’ y hay que traerlos de regreso. Es parte de lo esperado, porque es parte del caos controlado que se maneja en el contexto de innovación”.

En Demola es la diversidad la que hace la innovación. Por ello, la interdisciplinariedad es la norma en los equipos. Alumnos de Gestión Cultural se integran con Ingeniería en Sistemas, Psicología o Ciencias Políticas. Si se habla el mismo idioma, no hay sorpresas. “Quienes están fuera de contexto hacen las mejores preguntas para orientar la innovación. Entre más diverso el background, mejor, porque distintos orígenes traen distintas propuestas para una solución”, dice Morales.

El único requisito para participar es ser estudiante activo del ITESO o de cualquier otra universidad. Se pueden integrar como PAP, materia complementaria o incluso como actividad voluntaria. El compromiso de trabajo para todos es el mismo.

“Demola es más para chavos inquietos que para genios egoístas”, declara Osorno, y Morales complementa: “Buscamos chavos insatisfechos, que no quieran lo mismo de siempre. Ésa es la característica principal.

 

El demo

En su presentación del 10 de abril, el equipo expuso en las oficinas de Demola su solución para personas con discapacidad auditiva. Sus integrantes explicaron cuál es el mecanismo del dispositivo (cuyos detalles no se pueden revelar por un acuerdo de confidencialidad) y exhibieron el demo virtual, que lleva por nombre Audivi.

En el esquema de Demola, las empresas aportan una inversión de diez mil pesos para solicitar una solución. Si el resultado final les interesa, adquieren la licencia de propiedad intelectual. Si no se concreta la compra, no hay compromiso y el equipo puede hacer lo que desee con el proyecto.

A partir de abril y hasta la primera semana de agosto, los interesados pueden ver los proyectos semestrales disponibles en Demola (guadalajara.demola.net) e inscribirse en alguno de ellos. El primer paso es enviar un currículum al correo roberto.osorno@demola.net. Posteriormente se convoca para presentarse a una entrevista y, de acuerdo con los resultados, se asigna al candidato al proyecto. Para las empresas interesadas en innovación de cualquier tipo, hay una guía de requisitos y más información disponible también en el sitio web. m.

Para saber más

:: ¿Qué es Demola?

:: Primera generación de egresados de Demola

Los pesos pesados del rock

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El metal es un género cuyo desarrollo registra incontables aportaciones, fruto de un árbol genealógico que, cinco décadas después, sigue dando nuevos brotes y reinventándose

Black Sabbath escribió el manual del heavy metal.
Black Sabbath escribió el manual del heavy metal.

A mediados de la década de los sesenta, una serie de músicos inició el experimento de intensificar los decibeles de sus amplificadores y la velocidad con que tocaban sus instrumentos. En ese sentido se distanciaron del blues, del que habían abrevado, y fueron creando otro sonido, al que pronto se le llamó rock pesado o hard rock. Fue Led Zeppelin la agrupación que desempeñó un papel determinante en esta progresión e inspiró a tantos otros a inclinarse por los recientes hallazgos, para ir conformando lo que a la postre se denominó heavy metal. Nacía a los oídos del mundo un sonido novedoso que, paralelamente, fue creando una estética distintiva y propia, que marcó las portadas de sus discos, el carácter de sus conciertos y los rituales de sus cada vez más seguidores. De entonces a la fecha, el metal es un género cuyo desarrollo registra incontables aportaciones, fruto de un árbol genealógico que, cinco décadas después, sigue dando nuevos brotes y, con ello, reinventándose de mil maneras. Ante un panorama que se desborda en propuestas y modalidades, resulta difícil señalar cinco exponentes como los pesos pesados del género. No obstante, cometemos el atrevimiento de hacerlo, sin por ello subestimar lo que tantos otros le han dado, de Deep Purple a Iron Maiden y de Uriah Heep a Judas Priest, para hacer del metal una de las formas musicales más veneradas a lo largo del planeta.

 

Led Zeppelin

No había una intención premeditada por parte de Zeppelin para crear una nueva escuela musical, pero lo que sus cuatro integrantes intuyeron en 1968, inspirados en el blues estadunidense, cambió el curso de la historia. Zeppelin inventó muchas de las características del hard rock: el falseto de la voz de Robert Plant, una; la fuerza y la estridencia de la guitarra de Page, otra; la contundencia de Bonham en la batería, una más. Aún hay quienes debaten si sentaron las bases del metal, pero el universo sonoro que revelaron anunció el camino que muchos emularon a continuación.

 

Black Sabbath

El cuarteto encabezado por Ozzy Osbourne escribió el manual del heavy metal. Y él se consolidó como la figura que hizo de tal estilo una forma de vida, a la que incluso las cámaras de mtv registraron cotidianamente. En los riffs de Tony Iommi se finca el sonido guitarrero del que partieron las incontables ramificaciones del género. Asimismo, Iommi es un símbolo de incondicionalidad, tras seis décadas de militancia ininterrumpida. Como señala el diario británico The Guardian: “Sus primeros seis álbumes establecieron los textos que todos seguirían”.

 

AC/DC

Pocas imágenes tan distintivas como la del prodigioso Angus Young, ese colegial eterno que encarna como nadie el espíritu de adolescencia eterna que distingue al metal, paseando a toda velocidad sus dedos por los trastes de la guitarra y agitando la cabeza violentamente, gesto que luego adoptarían como rasgo de identidad los seguidores del género. Su fórmula letal de tres acordes, así como esa propensión a la autodestrucción —que, de hecho, siguió al pie de la letra Bon Scott, su primer vocalista, quien bebió alcohol hasta morir—, son también herencias suyas.

 

Rush

La sofisticación del género y su acercamiento al rock progresivo tienen en el trío canadiense a su máximo exponente. Sus tres integrantes: Geddy Lee, Alex Lifeson y Neil Peart se perfilaron como exquisitos instrumentistas, virtud que los llevó hacia formas musicales marcadas por la sofisticación y la demostración constante e irrevocable de su atributos, otra de los marcas que han hecho del metal un estilo que en directo resulta un espectáculo al que detona esa ecuación que suma electricidad a tope y adrenalina desbordada.

 

Metallica

Institucionalizaron el metal y se convirtieron en una empresa de grandes alcances, más allá de afianzarse como uno de los pesos pesados indiscutibles del género al que alude su nombre. Supieron asimilar todos y cada uno de las trazos del género para erigirse como uno de sus más arquetípicos representantes, así como el más exitoso y masivo de todos. Pero lo suyo no fue sólo afianzar una infraestructura infalible: asimismo, han probado ser dotados músicos con la capacidad de asumir el reto artístico que se propongan.

“Tenemos la oportunidad histórica de controlar la epidemia de VIH”

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Ariel Campos, secretario técnico del Consejo Estatal para la Prevención del SIDA (Coesida Jalisco), planteó en el Café Scientifique ITESO los avances y enormes retos que tienen el país y el mundo para estabilizar las consecuencias del VIH

Ni la vacuna, mucho menos la cura, están a la vista: el trabajo que queda por hacer es monumental. Cientos de miles de personas fallecen cada día a causa de complicaciones derivadas del VIH, entre ellas el SIDA.  A pesar de este escenario adverso, los expertos en el tema son optimistas, e incluso hay quien afirma que vivimos en la “edad de oro del desarrollo de los medicamentos antirretrovirales”, como son conocidos los medicamentos capaces de controlar la multiplicación del virus hasta en un 99.9 por ciento de las personas infectadas.

VIH sida Foto tomada de curiosidades.batanga.com 

El autor de la frase anterior es Ariel Campos, responsable del Programa VIH-SIDA de la Secretaría de Salud Jalisco y secretario técnico del Coesida. En su participación en el Café Scientifique ITESO, señaló que los espectaculares avances científicos en los poco más de 30 años desde que se registró el inicio de esta epidemia, las movilizaciones y la presión ciudadanas, las medidas gubernamentales oportunas (por ejemplo, controlar las transfusiones o tratar a las madres para que no infecten a sus bebés), son algunas de las cosas que, hoy en día, permiten hablar de una “estabilización” del VIH y sus consecuencias, las cuales, en los años ochenta y principios de los noventa, eran una sentencia de muerte. Hoy, añadió, las tasas de morbilidad y mortalidad se han mantenido estables en México y buena parte del planeta.

“No es azar. Es producto de un extenso trabajo de investigación científica, de desarrollo tecnológico y, sobre todo, de una movilización social, local, nacional e internacional sin precedentes”, aseguró ante cerca de 100 personas el maestro en Salud Pública por la Universidad de Guadalajara.

Entre 1984 y 1996, recordó Campos, se descubrieron y fueron descritas las células receptoras CD4 y los correceptores CCR5 (la perilla y la llave maestra con las que el virus entra al organismo, a las células de defensa).

“Esto representó el faro que guía a los marineros a buen puerto; permitió a los médicos —y nos sigue permitiendo— monitorear el curso natural de la infección, calcular el riesgo de desarrollar complicaciones y decidir el mejor momento para instaurar las mejores intervenciones preventivas y terapéuticas anti VIH”.

Los peores tiempos ya se han ido, subrayó. “Afortunadamente esta edad oscura comenzó su fin con el descubrimiento de las propiedades anti VIH de una sustancia que en los años 60 se usó como medicamento para ciertos tipos de leucemia: la azidotimidina, pero como los norteamericanos son muy propensos a las abreviaturas, simplemente se le llamó AZT [un antirretroviral], que actualmente conocemos como zidovudina”.

Campos aseveró, basándose en numerosos datos, estadísticas y casos concretos, que “hoy sabemos que el SIDA sólo es una fase tardía de una infección muy crónica por VIH y es prevenible, con posibilidades incluso de ser revertido. Es posible evitar la infección… E incluso curarla, en algún grupo muy selecto de personas, al bloquear la puerta de entrada de la célula, o al menos en prácticamente en un 99.9 por ciento de las personas controlar la multiplicación del virus en sus cuerpos al impedir su entrada, su integración al código genético, al entorpecer la multiplicación viral dentro de las células, al bloquear la salida del virus de sus células o, de plano, al dar al traste a su proceso de maduración”.

 

¿Cómo? Prevención, detección, educación e inversión

VIH Sida Foto tomada de unionjalisco.mx

“En México podemos tener la oportunidad histórica de controlar por primera vez esta epidemia”, subrayó Campos, quien tiene una especialidad en infectología por la UNAM. Sin embargo, añadió que para lograrlo se tienen que seguir implementando y robusteciendo, con inversión en lugar de los recortes gubernamentales que se han registrado recientemente (Jalisco invierte unos 260 millones de pesos en el tratamiento y monitoreo de la enfermedad, pero falta la prevención), una serie de pasos que han comprobado su efectividad en lugares como la Columbia Británica canadiense, ejemplo a seguir en el combate al VIH-SIDA.

Promover la educación sexual integral en los distintos niveles educativos (sobre todo cuando se sabe que el 92 por ciento de las infecciones se da por la vía sexual); incentivar el uso continuo y correcto de preservativos; detectar lo antes posible a todos aquellos que porten el virus sin saberlo; respetar los derechos humanos de los pacientes; contar con servicios de salud amigables y que no discriminen a grupos vulnerables; garantizar el acceso universal, gratuito e ininterrumpido a los fármacos antirretrovirales (son altamente eficaces, pueden ofrecer una esperanza de vida de hasta 50 años) e invertir en la investigación científica interdisciplinaria, son algunos de los pasos que enumeró Campos. Otro ejemplo de prevención y tratamiento: la profilaxis pre y post exposición (consumir antirretrovirales antes e inmediatamente después de tener relaciones sexuales), reduce en más de un 90 por ciento la posibilidad de contagio.

Según datos oficiales, en 2014 había en México unos 170 mil casos detectados de pacientes con VIH o que ya desarrollaron SIDA; a nivel global, 19 de los cerca de 35 millones de personas que ONUSIDA calcula que viven con el virus, no lo saben. Es un problema que urge resolver.

En México los tratamientos son gratuitos y universales, pero hay importantes sectores de la población que no tienen acceso. A decir de Campos, sólo del 26 al 32 por ciento de las personas con VIH se encuentra dentro de las metas de tratamiento del sistema de salud. El resto no, y pueden perder la vida o ser fuente de futuras infecciones.

 

Cura, todavía no; esperanzas de vacuna y vida, sí

Saber que el uso ininterrumpido de antirretrovirales puede impedir hasta en un 96 por ciento que una persona enferma infecte a una sana, incluso sin usar preservativo, o que el estadunidense Timothy Brown se curó oficialmente del VIH después de recibir un trasplante de médula ósea, son datos esperanzadores. Actualmente no se vislumbra ninguna cura, ni a largo plazo, pero sí vidas plenas y duraderas para los pacientes, así como una posible vacuna, mencionó Campos.   

“La primera luz de una vacuna eficaz se encendió en 2009 desde Tailandia, y esperemos mejores resultados en los años venideros”, dijo el especialista, quien reconoció que los recortes federales y estatales impiden la implementación de nuevas intervenciones, estrategias y medidas para atajar esta enfermedad. En Jalisco, solamente a través del Seguro Popular, se atiende a 4 mil 500 pacientes, con una inversión gubernamental de poco más de 200 millones de pesos anuales.

Otro dato significativo que alimenta el moderado optimismo de Campos ante los años venideros para los enfermos de VIH-SIDA es la inmensa cantidad de artículos científicos que se producen cada año, incluso por encima de enfermedades que afectan a más seres humanos como la diabetes, el cáncer de pulmón o, incluso, la tuberculosis.  

26 de junio: una fecha para seguir luchando contra la tortura

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En el marco del Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, compartimos la opinión de Carlos Peralta, académico del ITESO.

Stop Tortura

Podemos empezar mencionando que la tortura y los tratos inhumanos han existido desde hace siglos. Sin embargo, con la creación del Estado de Derecho sustentado en sistemas modernos de impartición de justicia, se tenía la esperanza de que la investigación policiaca supliera el uso de la tortura, y con ello, que las personas fuera realmente consideradas inocentes hasta que el Estado demostrara científicamente y objetivamente su culpabilidad. Por desgracia en nuestro país se sigue privilegiando y aceptando como prueba, el método de autoincriminación mediado por el uso de tortura.

En la historia reciente encontramos que en 1948 la comunidad internacional condenó la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Posteriormente fue aprobada por la Asamblea General en 1984 (entró en vigor en 1987), la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Años después, en 1985, se nombró al primer Relator Especial sobre el tema de la tortura, y cerramos esta recapitulación mencionando que en diciembre de 1997 la Asamblea General proclamó el 26 de junio, Día Internacional de las Naciones Unidas en apoyo de las víctimas de la tortura.

Cabe mencionar que Juan E. Méndez, el actual Relator del tema de tortura, visitó nuestro país el año pasado (21 de abril a 2 de mayo de 2014). En su informe sobre la situación de México narra que las diferentes fuerzas de seguridad han torturado a personas detenidas, sobre todo cuando se trata de individuos presuntamente relacionados con la delincuencia organizada. La Secretaría de Relaciones Exteriores de México, expresó sin la menor ambigüedad que existen retos significativos para lograr una mejor y más amplia protección de los derechos humanos en el país, también reconoció que la tortura constituye una práctica a la que todavía se recurre en distintas formas y que no ha sido del todo erradicada.

Para seguir leyendo la opinión de Carlos Peralta, ingresa al blog del Centro de Investigación y Formación Social del ITESO.

Los aliados legales de ciudadanos que buscan justicia

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Consolidado como un bufete jurídico que desde hace 17 años asesora, guía y resuelve problemas legales sin cobrar un peso, el Centro Ignacio Ellacuría combina los conocimientos de experimentadas abogadas, con el ímpetu de alumnos del ITESO

Sede del Centro Ignacio Ellacuría, SJ, en la plaza Tapatía. Fotos: Luis Ponciano
Sede del Centro Ignacio Ellacuría, SJ, en la plaza Tapatía. Fotos: Luis Ponciano

Desde la puerta del Centro Ignacio Ellacuría del ITESO se ve la Inmolación de Quetzalcóatl, la escultura que desde los años setenta es un icono de la Plaza Tapatía y a la que muchos conocen como “El Sacacorchos”. Paula, quien rebasa los 60 años, cruza la puerta del centro y, con un montón de papeles en la mano, estrecha las de un par de asesores que le esclarecieron cuál era el camino que debía seguir para resolver su caso.

El 18 de mayo de 2014 enviudó cuando su esposo cayó desde un andamio mientras trabajaba como albañil. El patrón no quiso responder. Paula, sin hijos y con todos sus familiares en Guerrero, tuvo que empezar a vender dulces en la calle para sobrevivir y costear los trámites legales para obtener una justa indemnización. Esto porque, primero, el patrón se desentendió; ella pedía 50 mil pesos y el patrón llegó a ofrecer 10 mil. Ella consideró aceptarlos hasta que el bufete jurídico del iteso la ayudó a armar mejor su caso y, con la Ley Federal del Trabajo por delante, le hizo ver que podía aspirar a, por lo menos, 300 mil pesos.

Viuda, migrante, en la tercera edad, sin hijos, sin familiares en la ciudad, en pobreza extrema. El de Paula es uno de esos casos que el centro toma sí o sí. “Le vamos a entrar a este caso porque la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 519, dice que el interesado, como beneficiario, tiene dos años, a partir de la muerte del trabajador, para presentar una solicitud de indemnización ante la Junta de Conciliación y Arbitraje”, explica Herman García, egresado de dos carreras del ITESO (Relaciones Internacionales y Derecho) y que entró a colaborar en el centro en enero de 2015, como estudiante del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) Bufete Jurídico Gratuito en Guadalajara.

“Elaboramos la demanda y ya la tenemos lista. Hablamos con el abogado de la parte demandada para llegar a un acuerdo y no ocurrió nada”, añade, y dice que para esto existe el Centro Ignacio Ellacuría, inaugurado en abril de 1998 y cuyos objetivos son: Generar mejores y consistentes condiciones de justicia social y equidad, así como alentar la formación de una sociedad poseedora de una nueva cultura política donde se respete la ley, se promueva la participación y tengan vigencia las libertades y los derechos.

 

Experiencia, juventud y compromiso al servicio de la justicia alternativa

Nomen est omen. Nombre es destino, dicen.

Bautizar con el nombre de Ignacio Ellacuría, SJ, a este bufete jurídico, que atiende a ciudadanos con escasos o nulos recursos, implica un fuerte compromiso con el trabajo que realizan. En promedio atienden diariamente a quince personas, es decir, entre mil 500 y dos mil casos al año. Algunos los toman, otros no, pero todos reciben asesoría.

El centro, fundado el 20 de abril de 1998 por los profesores de Derecho del ITESO, Eutiquio Dueñas y Basilio Martínez, brinda orientación en materias familiar, fiscal, civil, laboral y mercantil. No entran en materia de derecho penal debido a que “son asuntos muy delicados y los alumnos no pueden trasladarse a Puente Grande. Es una política de la Universidad”, explica Claudia Estrada. Ella, junto con la académica Linda Bonilla, le da solidez y experiencia al proyecto: litigan cuando se necesita, guían paso a paso a los alumnos para investigar cada caso, revisar expedientes, interpretar la ley o redactar una demanda, hablan directamente con los ciudadanos para asesorarlos y responder sus dudas. “Estamos convencidas de que la justicia alternativa es un nuevo paradigma y queremos que el Centro Ignacio Ellacuría se convierta en un centro de mediación”.

Centro Ignacio Ellacuría, SJ

¿De qué se trata este nuevo paradigma? “Se trata de agotar todas las vías posibles antes de acudir a instancias judiciales, es decir, recurrir a métodos alternos para promover una cultura de la paz, donde ambas partes salgan satisfechas”, explica Estrada. Los alumnos de Derecho del ITESO que participan en el bufete jurídico aprenden, de la mano de Bonilla y Estrada, esta manera de resolver los casos. “Queremos que los alumnos vean qué es una mediación, para que se alleguen todas las herramientas y habilidades del mediador y vean que con este nuevo paradigma estamos promoviendo la cultura de la paz, para que ambas partes salgan satisfechas”.

Al Ignacio Ellacuría acuden personas de todas las edades, enviadas muchas veces por el propio Instituto de Justicia Alternativa, el Instituto de la Mujer o el Instituto del Adulto Mayor —40 por ciento de las personas que atienden son adultos mayores—, instituciones gubernamentales que describen el Centro como diligente y confiable, y hacen que la gente lo busque.

 

Si no es para todos, no es justicia

Construido con un lenguaje y unas formas rebuscadas y opacas, desmenuzadas brillantemente en El Proceso, de Franz Kafka —de ahí el término kafkiano, absurdo, complicado—, el universo de las leyes y la justicia es la arena en la que se desenvuelve el Centro Ignacio Ellacuría, con la mira puesta en anteponer siempre a la persona y sus necesidades. Y es que en un país donde la mitad de la población vive en la pobreza o la pobreza extrema, “de nada serviría que la Universidad creara profesionales técnicamente competentes que no tuvieran un acercamiento al dolor ajeno y ganas de transformar al país”, enfatiza Herman Garcí, citando las Orientaciones Fundamentales del ITESO.

Para conseguirlo se apoyan no sólo en la Constitución o en las leyes estatales, sino también en tratados y convenciones internacionales que ha firmado México y que son vinculantes, por ejemplo, en materia de derechos humanos. m.

 

¿Cómo contactar al Centro Ignacio Ellacuría?

:: Llame al teléfono 3613 6405

:: Mande correo electrónico a cie@iteso.mx

:: En sus oficinas en Plaza Tapatía: Paseo Degollado 52, esquina Paseo de los Jugueteros, unos cuantos metros detrás del Teatro Degollado.

Testing House: innovación que rinde frutos

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La empresa, hospedada en el Parque Tecnológico ITESO, fue reconocida con el Premio Nacional de Tecnología e Innovación, en la categoría Innovación de Producto

Integrantes del equipo de Testing House. Foto: Fundación Premio Nacional de Tecnología e Innovación
Integrantes del equipo de Testing House. Foto: Fundación Premio Nacional de Tecnología e Innovación

Detectar fortalezas y debilidades para emplearlas y colocar en el mercado, con tecnología mexicana y en menos de ocho meses, un producto que optimice la manufactura de productos electrónicos. Eso fue, en términos muy generales, lo que hizo la empresa Testing House, alojada en el Parque Tecnológico ITESO. Pero no es todo: el EZ4000, nombre del producto creado por la empresa, le valió a sus creadores el Premio Nacional de Tecnología 2015, en la categoría Innovación de Producto, galardón que recibieron hace un par de meses.

Testing House fue fundada en 2003 y se dedica al diseño, la integración y la comercialización de soluciones y servicios para el sector de alta tecnología, con clientes tanto en México como en Estados Unidos y en áreas como la industria automotriz y la médica. Su director general es Francisco Vázquez, egresado de un par de maestrías del iteso —Administración e Ingeniería para la Calidad—, quien explica que el EZ4000 “es un sistema en donde un operador deposita los tableros que contienen los circuitos integrados que se van a programar para, posteriormente y por medio de su poderoso software, llevar a cabo tanto la prueba funcional del tablero electrónico, como su programación de forma serial o paralela”.

Los objetivos principales del EZ4000 tienen que ver con solucionar “varios problemas relacionados con necesidades específicas de manufactura, como son espacio, costo y rapidez en la prueba funcional del producto electrónico, así como de programación de los dispositivos contenidos en los productos”.

El proyecto de vinculación que han establecido con el iteso, explican, “ha sido fundamental para descubrir aspectos del modelo de gestión de tecnología y calidad que han ayudado a la explicación de los resultados de la compañía, identificando así fortalezas y oportunidades de negocio que era complicado determinar”.

La ceremonia en la que la Fundación del Premio Nacional de Tecnología e Innovación entregó el galardón estuvo encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto y en ella se reconoció a otras diez empresas que mostraron “procesos ejemplares de administración de tecnologías que generan innovación”.

Después de recibir el reconocimiento, Vázquez afirmó que “en Testing House somos conscientes de que este galardón implica una gran responsabilidad. Somos la tercera empresa a nivel nacional y la primera en Jalisco que, en 16 años, es honrada con el Premio Nacional de Tecnología e Innovación en dos categorías diferentes”.

El reconocimiento de este año se suma a los previamente ganados por la empresa: el Galardón Jalisco a la Exportación 2010, el Premio Nacional de Exportación 2011 y el Premio Nacional de Tecnología e Innovación de 2011, en la categoría Gestión de Tecnología e Innovación. m.


Las pequeñas empresas comienzan a pensar en grande

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Con el proyecto Impulso y Fortalecimiento de Micronegocios, el ITESO ayuda a que negocios familiares, próximos a San Antonio Juanacaxtle, se consoliden y logren crecer

Los microempresarios de San Antonio Juanacaxtle se capacitan para la consolidación. Foto: Roberto Ornelas
Los microempresarios de San Antonio Juanacaxtle se capacitan para la consolidación. Foto: Roberto Ornelas

Diez personas se forman detrás de una línea blanca, algunos de ellos con los ojos cubiertos por una pañoleta; otros, los mantienen cerrados. Todos deben avanzar o retroceder (sin saber qué hacen los demás) si responden de manera afirmativa o negativa a preguntas como: “¿Has realizado cambios en tus hábitos personales que ayuden a tu negocio? ¿Tienes completos tu plan de negocios y tu programa de trabajo? ¿Tienes claridad en los pasos que darás para tener el negocio que quieres?”.

El que hace las preguntas es Paul García, egresado de Psicología del ITESO y uno de los consultores junior que trabajan en el proyecto Impulso y Fortalecimiento de Micronegocios, del Centro Universidad Empresa (CUE). Después de varios cuestionamientos, les pide que no se muevan, que abran los ojos y busquen la línea de salida. Todos regresan a un salón de la Casa Comunitaria de San Antonio Juanacaxtle a reflexionar acerca de sus avances y del trabajo que han hecho para que su negocio se consolide. La sesión se complementa con una capacitación relacionada con las ventas. Un mes después, otro experto les hablará de finanzas. “La mayoría de ellos son emprendedores en condición vulnerable porque tienen un empleo pequeño: en algunos casos es meramente familiar y en otros se da empleo a dos o tres personas de la comunidad”, explica Laura Navarrete, jefa del CUE.

Con este proyecto, que es auspiciado por una asociación internacional europea, el Centro espera beneficiar a 40 familias. La idea es que estas fuentes de empleo sean formales, detalla Navarrete, para que de este modo “tengan menos probabilidades de desaparecer; de otro modo, al estar en la informalidad nadie les prestaría dinero y no podrían acceder a los apoyos del gobierno”.

Los emprendedores tienen negocios de todo tipo: panaderías, abarrotes, cocinas económicas, un vivero y hasta una carpintería. Para trabajar con ellos se contrató a jóvenes recién egresados de la Universidad, algunos de los cuales estuvieron en el Proyecto de Aplicación Profesional Consultoría en Mype, consultoría que se complementó con la formación de dichos microempresarios.

Más allá de que algunos ya tienen resultados —como haber conseguido un crédito de Fojal o aumentado sus ventas al conseguir otro tipo de clientes—, la jefa del CUE percibe otro cambio: ahora tienen una visión de lo que puede ser su negocio. “Un señor que hace quesos trajo un cartón donde dibujó cómo era su negocio ahorita y luego hizo una maqueta con tres cuartos: uno donde recibirá la leche para que no se contamine, otro donde se procesará y uno más donde estará el producto terminado”, cuenta. Su plan, añade Navarrete, no termina ahí: lo que él quiere es poder comprar más leche para evitar que los productores de la zona la tiren cuando cae la venta de su producto. Es decir: este microempresario entendió qué posibilidades de crecimiento tiene su negocio. m.

"No estamos educados para la cooperación. Estamos educados para competir"

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Tumbona tiene más de 60 títulos que pueden conseguirse en librerías, pero también en ferias, fiestas y hasta en una tlayudería en la ciudad de México. ¿Por qué? Porque desde el principio fue concebida  “con la intención más o menos chiflada de transformar las viejas estrategias de producción y difusión editorial”. A diez años de su fundación, sus iniciadores hacen un recuento del trabajo realizado

Vivian Abenshushan y Luigi Amara, fundadores de Tumbuna Ediciones. Fotos: Lalis Jiménez
Vivian Abenshushan y Luigi Amara, fundadores de Tumbuna Ediciones. Fotos: Lalis Jiménez

Vivian Abenshushan y Luigi Amara son del tipo de editores más bien parecidos a los “buzos del desagüe profundo, esos tenaces buscadores de perlas en el estercolero que pocos se atreverían a emular”, como dicen en “Historia abreviada de Tumbona Ediciones”. Hace más de diez años ambos renunciaron a sus empleos y, con poco dinero pero mucho tiempo, fundaron una cooperativa editorial junto con varios amigos. Trabajarían sin oficina, “sin checadores de tarjeta, sin accionistas, sin director editorial y, presumiblemente, sin dinero”.

“Tumbona Ediciones surgió con la intención más o menos chiflada de transformar las viejas estrategias de producción y difusión editorial”. Y es que, como ellos dicen: “sólo un gran malestar y una profunda desesperación podrían orillar a un grupo de artistas diversos a sacrificar el tiempo (siempre amenazado) de la creación, para aventurarse en esa empresa temeraria, y acaso suicida, de la edición independiente en México”.

Diez años después, Tumbona tiene más de 60 títulos que pueden conseguirse en librerías, pero también en ferias, fiestas y hasta en una tlayudería en la ciudad de México. Hay varias colecciones: ensayo, crónica, diatriba, flipbooks (o cine de dedo). Alguien se lo tiene que decir, de Juan Manuel Villalobos, es un libro de cuentos editado por Tumbona acerca de las decisiones difíciles que puede detonar una pregunta tan sencilla como: ¿Cuándo fue la última vez que me tumbé y para qué?

 

La historia de Tumbona Ediciones es inspiradora: renunciaron a sus empleos para fundar una editorial, pero entonces, ¿renunciaron a trabajar para trabajar?

Luigi: Sí. De algún modo, como tú dices, es un relato. En la práctica, es probable que saltar al terreno de la iniciativa propia —porque decir iniciativa privada suena horrible, ¿no?— es bastante laborioso. Tampoco fue un salto al dolce far niente, simplemente fue un salto fuera de las rutinas consabidas del trabajo, intentando crear nuestro propio ritmo, nuestra propia idea de lo que podía ser una editorial, nuestra propia organización. Ahora bien: siempre hay, en última instancia, que trabajar: no hay duda. La cuestión es justo reinventar esa práctica para que no sea el tipo de trabajo molesto, pesado, alienado (toda esa carga), sino que de algún modo lo puedas sentir tuyo. Tampoco es que sea una conquista permanente, es algo que día a día tienes que reinventar, porque la carga de chamba siempre se puede revertir.

 

Se reinventaron con otra idea del tiempo, no perderlo, sino recuperarlo y hacerlo desde el cooperativismo. ¿Cómo es el trabajo colaborativo?

Vivian: La gran diferencia de trabajar para un patrón y la idea de trabajar con otros, al lado de otros, cómplices, iguales a ti, de quienes no eres ni un subordinado ni un jefe, implica una transformación importante, relevante y difícil porque no estamos educados para la cooperación, para la vida cooperativa. Estamos educados para competir, para el éxito inmediato, para el reconocimiento, la subordinación. Éste ha sido un aprendizaje de diez años en el que ha ido entrando y saliendo gente a la editorial; gente que no entendió la horizontalidad, se salió.

Entre nosotros conversamos mucho, porque en la horizontalidad no hay jerarquías, no hay un jefe, no hay alguien que dice cómo se deben hacer las cosas, sino que es deliberativo. Por eso también ha sido más lento, ha sido un aprendizaje complejo, porque entraña una responsabilidad y un compromiso asumidos por cada uno, sin dar órdenes. Entendiendo que si tú no haces algo, afectas todo el proceso de los otros, en ese sentido ha sido para nosotros todo un experimento, no sólo editorial, sino también económico, político, vital, social, en el que se han puesto en juego el paso de la teoría a la práctica, de nuestras lecturas sobre la horizontalidad, el trabajo colaborativo, los colectivos artísticos, el situacionismo y un montón de lecturas que sí están acompañando el proceso de la fundación de la Tumbona y la práctica cotidiana.

Eso implica una forma de trabajo enteramente distinta. En términos formales, cooperativa es una fábrica o una empresa que le pertenece a sus trabajadores. Y en ese sentido, no le rendimos cuentas a alguien más, y eso, en términos de libertad, es importantísimo porque publicamos exactamente lo que queremos, lo que nos parece relevante, lo que queremos poner en circulación…

L: Y lo que podemos, también.

V: Sí, por supuesto, porque no tenemos todo el dinero del mundo. Hay muchos proyectos medio “guajiros” que se nos han ido quedando en el camino. La edición independiente ha proliferado en los últimos diez años en todo el mundo gracias a que los procesos digitales permiten que no haya una oficina central y que en vez de gastar dinero en pagar renta, teléfono, luz, todo ese dinero sea para generar más libros. Nosotros nos reunimos una vez por semana y discutimos, nos delegamos labores. Después de diez años fue muy importante tener la posibilidad de que cada quien fuera dueño de su tiempo y tener otras cosas (nosotros: escribir; Verónica es artista; Christian hace diseño; Aridel es traductora), yo he sentido que nos hace falta un espacio donde estar juntos más tiempo. Es curioso cómo vamos aprendiendo que la virtualidad tiene sus ventajas, pero también significa una separación entre las personas.

 

Una editorial independiente no es un negocio, ¿o sí? Participa en un mercado en el que se puede producir y reproducir, por medio de la escritura, ese “derecho universal a la pereza” que Tumbona tiene como lema. Si no hay ganancias, entonces ¿qué hay?

L: No puedes marginarte completamente del mercado, pero sí no seguir su lógica, sus patrones. Obviamente nos importa que nuestros libros estén en la Gandhi, pero que también te los puedas encontrar en lugares en donde no sospechabas. La idea de independencia, en ese sentido, sería que los libros que hacemos, no los hacemos en función de su rentabilidad. Eso es lo que no nos importa. Ahí te estás independizando de algún modo del perfil mercantil del libro; para nosotros eso es central. El otro lado es que todo lo que ingresa intentamos que sea reinvertido en hacer más libros; a fin de cuentas, si no estamos en números rojos, siempre estamos en cero.

¿Qué ganas? Muchísimas cosas: en primer lugar, una forma de organizarte a nivel vital que es diferente; ganas muchas satisfacciones y placeres asociados a la idea de leer, editar, difundir un libro. Creo que para muchos de nosotros, la editorial no está desligada de nuestra actividad de escritores o de artistas, sino que es una continuación. Nunca hemos visto la Tumbona como algo ajeno, sino como otra manera de hacer lo que hacemos, pero aterrizado en la realidad: con distribuidores, con libreros…

Tumbona Ediciones Vivian Abenshushan

V: Es una pregunta vital y central en la concepción de la editorial, porque es una discusión política. Es decir, somos independientes porque somos independientes del capital financiero. Es muy importante decir esto. A la editorial no le interesan las ganancias, le interesa la autogestión, que es otro modelo económico distinto al capitalista, porque a veces pensamos que el capitalismo es el único modelo posible.

 

“Pensamos en trabajar sólo en función de las ganancias”.

V: Claro, el capitalismo se funda en la acumulación, en el dinero aumentado. A nosotros lo que nos interesa es recuperar el dinero de los libros para hacer más libros, no para hacernos ricos. No para ensanchar nuestras fortunas. De todas formas, si eso quisiéramos, tendríamos que hacer otra cosa distinta de los libros.

L: Podría ser: en vez de plusvalía, plusvalibro (risas).

V: Exacto, no nos interesa la plusvalía. Ésa es una distinción, al menos en el caso de la Tumbona. No creo que sea el mismo para todas las editoriales independientes, es un término que abarca muchas cosas, a veces incluso contradictorias. Pero a nosotros no nos interesa crecer. El crecimiento económico es otro mito neoliberal. De hecho, nos interesa producir cada vez menos. Es decir, si para una editorial es importante producir 40 libros para estar en las mesas de novedades, para nosotros hacer cinco ya es demasiado. Va en contra de nuestro propio ritmo y de nuestro propio entusiasmo, de nuestra propia economía de dimensiones humanas, diría yo. Y ésta es una editorial de dimensiones humanas, que permite que el libro circule a su propio ritmo. El libro es un animal lento: a veces tarda décadas en encontrar a sus propios lectores, a sus contemporáneos, si no es que siglos. Entonces, el sistema de novedades, que es un sistema que se ha ido acelerado en la medida en que la economía también se ha acelerado, está impidiendo que circule el oxígeno que hace vivir a los libros, que es el tiempo. Entonces, para nosotros la lentitud tiene mucho que ver. El nombre de Tumbona Ediciones está asociado a esta otra concepción económica y política de la edición y también de la vida.

 

¿Cómo se han enfrentado al problema de la distribución de los libros? ¿Qué red sostiene a Tumbona?

V: La distribución es un problema real. Cuando surgimos nos preguntamos si queríamos ser una editorial independiente condenada al ostracismo, recluida, con sus libros en la bodega, lo cual es un despropósito porque publicar significa hacer público algo, ponerlo en circulación, que se discuta, que se delibere, que se hable de él, que se lea… entonces decidimos optar por una doble vía, digamos, la carretera libre y la de cuota. La libre es un circuito alternativo que hemos ido explorando e inventando, que tiene que ver, por ejemplo, con hacer fiestas de mezcal con otras editoriales y vender los libros directamente, sin intermediarios…

L: Ya que todos están borrachos (risas).

V: Con ese lubricante llamado mezcal. Y, además, hay una relación distinta con la gente porque preguntan de qué se trata el libro; un poco como en el mercado, conversas con la gente, vuelves a encontrarte con que es una labor que se ha perdido justamente por esta aceleración del mercado. Los libreros ya no son libreros que conversan, porque no tienen tiempo para leer. Son bodegueros, en realidad, que pasan libros de una caja a otra. Entonces, para nosotros era importante ir creando estos circuitos. Próximamente vamos a hacer un pequeñísimo encuentro de tres o cuatro editoriales afuera de una librería de viejo con mezcalito, conversación, etcétera.

También hemos puesto libros en espacios que no parecían espacios para el libro, que son galerías, tiendas de diseño, ¡hasta en una tlayudería de la ciudad de México hay libros!

Por otro lado, y porque sí nos interesa que los libros se lean, luchamos durante muchos años con varios distribuidores —tenemos anécdotas siniestras, historias de terror con un par de distribuidores fantasma que nunca volvieron a aparecer—, hasta que encontramos a los distribuidores de Sexto Piso, que es una editorial que también sufrió lo mismo y decidió poner una distribuidora y que entiende cuál es la lógica de los libros independientes. Desde que estamos con ellos nos ha ido bien. También están estas otras librerías del Estado, como Educal, que permiten llegar a lugares donde no hay librerías en varios kilómetros a la redonda.

Tumbona Ediciones Luigi Amara

¿Cómo se acercan a los autores y negocian las regalías en un contexto de copyleft?

L: A nosotros nos parecía importante, como editorial, no tener esta actitud leonina que suelen tener las editoriales. Básicamente una editorial tiene una actitud monopólica con los libros que publica, trata de que sólo ellos publiquen y ya. Nos empezamos a dar cuenta de que esa actitud sólo respondía a los intereses del capital. Comenzamos a explorar otras opciones y nos fue seduciendo la idea... No es que estemos en contra de los derechos de autor, pero sí del copyright, que es diferente.

El derecho de autor es el derecho que tiene cada persona que hace algo de recibir una retribución por su labor. Y el copyright, como su nombre lo indica, tiene que ver con una especie de monopolio y de quién tiene el derecho a copiar lo que tú has hecho. Y eso normalmente tiene que ver con las empresas, con los consorcios, etcétera. Nosotros estamos en contra del copyright. El objetivo es que los libros, además de venderse, puedan circular, digamos, que no estén en una caja fuerte. El espíritu de la editorial ha sido desde el comienzo cómo poner en la mesa la discusión de cosas que nos importan, cómo comenzar debates que no están y eso no sólo se hace vendiendo libros, también haciéndolos circular. Curiosamente nos ha tocado tener incluso que explicarle a los autores qué es, en qué consiste, porque rara vez llega un autor diciendo: “Oye, yo quiero hacer mi libro así”. En realidad, digamos, somos una aberración para los editores. Todos los editores nos dicen: “Pero, a ver, es que ¡al revés, ustedes deberían proteger el copyright!”. Y nos hemos dado cuenta de que es falso, de que todo está construido como si todos quisiéramos ser Random House Mondadori, o bueno, ya no sé si se llama Random House, se llama Penguin-Random-No-Sé-Qué… Pero no todos queremos hacer eso. No a todos nos importa ese modelo.

 

¿Por qué publicar un libro como Cinismo ilustrado, cuya naturaleza es internet?

L: Bueno, entre otras cosas era aterrizar ese proyecto de una manera diferente. No es que lo que sucede en la página está simplemente reproducido en el papel. Entre otras cosas, están los mejores comentarios, o los más ridículos.

V: Es una edición, una curaduría que implica una lectura distinta a la de internet, que es efímera. En el libro las cosas se pueden volver a ver, releer, el contexto y el soporte cambian la forma de la lectura.

 

A propósito de la invitación que hicieron para el festejo del décimo aniversario, ¿para qué continuar produciendo ese objeto todavía llamado libro en un país todavía llamado México?

V: Es una pregunta que nos hacemos y cuya respuesta evidentemente estamos tratando de elaborar. No la tenemos. Quizá precisamente porque nos encontramos en un momento tétrico, abrumadoramente violento, aparentemente sin horizonte, como si todas las posibilidades de salida estuvieran clausuradas… nos parece que el libro, como objeto para el pensamiento, para la imaginación, para la creación de posibilidades, es más importante que nunca, aunque ese objeto se haya modificado por las nuevas tecnologías y no sea un objeto anquilosado, moribundo, sino que también se modifica por estas otras formas de lectura que intervienen hoy y que multiplican el texto por todos los medios posibles. Creemos, y no ingenuamente, sino porque si bien los libros tal vez no cambian de manera verificable la realidad, sí transforman a los individuos, cambian los puntos de vista. A mí muchos libros me han modificado radicalmente… mi posición, mi perspectiva frente a ciertas preguntas. También ahí, en un panorama que parece tan clausurado, creo que los libros abren por lo menos grietas, fisuras por donde dejar pasar un poco de aire respirable.

L: Y pienso que esa pregunta no es algo que nos planteamos antier, sino que es una pregunta que nos acompaña desde el origen, porque también creo que la idea de intentar hacer una editorial independiente de la manera como la concebimos, como la fuimos construyendo, es una respuesta. Quizás uno no puede hacer las cosas del mismo modo, como se acostumbra, como es normal, uno tiene que repensar todo el proceso. ¿Qué es un libro? ¿Cómo se difunde? ¿Cómo se distribuye? Si tiene sentido, es una cuestión que está abierta; pero lo que a nosotros nos quedó claro es que no podía hacerse del mismo modo, había que cambiar.

Vivian Abenshushan y Luigi Amara Tumbona Ediciones

¿Qué circunstancias los harían cerrar Tumbona?

V: Cuando deje de ser un espacio creativo, porque creemos que la edición lo es, no es una chamba —aunque implica mucho trabajo—. Para nosotros es un lugar de investigación en donde seguimos preguntándonos cosas que nos planteamos cuando escribimos. ¿Qué significa escribir ahora, en la era digital? Para nosotros es importante seguirnos preguntando eso para dialogar con el presente, porque somos escritores aquí y ahora, no somos escritores del siglo antepasado.

Una de las razones por las que decidimos fundar la editorial es porque el mercado ha uniformado los géneros literarios, las tendencias, los lenguajes, las escrituras, y eso empobrece enormemente el pensamiento, la cultura, y también va clausurando las posibles salidas a esta especie de marasmo vital y existencial en el que se encuentra el mundo. Hay que abrir esas posibilidades, generar otros lenguajes es fundamental para que la literatura siga viviendo. Tenemos una colección específica, Anómalos, donde nos ha importado mucho que surjan libros inclasificables en algún sentido, no son ni novela ni ensayo ni poesía ni aforismo, sino un cruce de lenguajes donde probablemente se está reformulando nuestra concepción de literatura y nuestra forma de lectura, también. Los mejores libros son los que inventan nuevos lectores, nuevas formas de lectura y es lo que permite que la literatura siga viva. m.

 

Algunos títulos imprescindibles

::Contra el trabajo, Lucio Anneo Séneca / Samuel Johnson / Friedrich Nietzsche / Bertrand Russel / Theodor W. Adorno / E.M. Cioran, Colección Versus (2009).

::De cómo no fui el hombre de la década (y otras decepciones), Luis Ignacio Helguera, Colección Derivas (2010).

::Retrato de mi cuerpo, Phillip Lopate, Colección Derivas (2010).

::Cinismo ilustrado, Eduardo Salles, Colección Anfibios (2014).

Hacia un nuevo paradigma de gobernanza del agua

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En 2010, la Organización de las Naciones Unidas declaró como derecho humano el acceso al agua limpia y al saneamiento. Sin embargo, el Estado mexicano busca reformar la legislación para dejar en manos privadas la gestión del agua, una fórmula que se ha probado fallida en gran parte del mundo. México es escenario de una lucha global entre dos paradigmas distintos de gobernanza del agua

Manifestación contra la privatización del agua. Foto: Saúl López/Cuartoscuro
Manifestación contra la privatización del agua. Foto: Saúl López/Cuartoscuro

La vida de Chuy Íñiguez, de 14 años, ha estado marcada por la defensa de su pueblo, Temaca. A muy temprana edad comprendió lo que perderían él y los demás pobladores de Temacapulín, en los Altos de Jalisco, de construirse la presa El Zapotillo, sobre el río Verde. “Allá debajo de la neblina está Temaca. ¿Te imaginas que en lugar de la neblina estuviera un lago? Pues eso es lo que quieren hacer”, comenta Chuy a su entrevistador en el video I belong to Temaca.

La imagen de su pueblo inundado llena su cara de tristeza: “Mi abuelito está muy deprimido. Perderá sus tierras, su casa y su restaurante. Dice que esperará allí, frente a su fonda, a que lo cubra el agua. Yo no dejaré que mi abuelo sea sepultado por el agua”. Desde el portal de su casa, con la mirada perdida en el empedrado de la calle, una señora mayor insiste: “Tenemos aquí cien años, ¿cómo nos vamos a querer ir? Yo deseo morir en mi casa, como mi madre y mi padre”.

No muy lejos de ahí, en las márgenes del río Santiago, Sofía Enciso ha dedicado su juventud a recuperar algo que nunca ha tenido: un río vivo. Sus papás mantienen viva esa memoria. Vivían “una pobreza digna”, cuenta Enrique Enciso, su padre. “El río se hacía cargo de que nada nos faltara. ¿Quién nos robó el paraíso?”, se pregunta. La lucha colectiva por frenar la devastación del río Santiago —ahora fuente de enfermedad y muerte— lleva más de una década.

Nueva gobernanza del aguaMensaje en un muro del pueblo de Temacapulín. Foto: Colectivo Ecologista de Jalisco / Flickr

Más al sur, en el estado de Guerrero, ejidatarios y comuneros que viven alrededor del río Papagayo han defendido sus tierras durante más de diez años frente al proyecto de construcción de la presa La Parota. Ésta destruiría miles de hectáreas de selva, desplazaría a alrededor de 25 mil campesinos y afectaría gravemente la vida de otros 75 mil pobladores río abajo. Quienes se oponen a este proyecto han visto el encarcelamiento de once compañeros y el asesinato de cuatro de sus líderes. A pesar de la incertidumbre y del miedo, tienen claro lo que defienden y por qué lo hacen.

Uno tras otro, nuestros principales ríos entretejen historias de violencia, de resistencia, de lucha y de esperanza. Estos conflictos revelan dos visiones enfrentadas de lo que son los ríos y lo que significa el agua. Por un lado está la visión de los ríos como algo que debe ser dominado, mediante la ingeniería hidráulica, en función de las demandas del “progreso”; por otro lado, la visión de los campesinos e indígenas, que ven los ríos como sistemas complejos que dan vida y que no pueden reducirse a obras de infraestructura o a caños donde se puede verter todo lo indeseable. En la primera visión, y dada la creciente escasez de agua limpia, en el México de hoy se trata el agua cada vez más como una mercancía, como un bien económico cuya distribución debe ponerse en manos del mercado; la segunda visión concibe al agua como un bien común y sostiene que el acceso a ella es un derecho humano y de todo ser vivo.

“México tiene que hacer las paces con sus ríos”, dice Pedro Arrojo, director de la Fundación Nueva Cultura del Agua y premio Goldman en 2003, en alusión a los desafíos hídricos que enfrentamos en México. “Pero antes hay que detener el proceso de privatización”.

 

La Ley General de Aguas

En febrero de 2015 se presentó ante la Cámara de Diputados la propuesta Ley General de Aguas (LGA) —también conocida como Ley Korenfeld en alusión al entonces director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld Federman—. Esta iniciativa, promovida por diputados del PRI, el Partido Verde, el PAN y el PRD (aunque después se retractarían), reemplazaría a la aún vigente Ley de Aguas Nacionales (LAN), publicada en 1992.

Ciertamente se acercaba el final de la LXII Legislatura, pero la inusual agilidad con la que se buscó la aprobación pretendía esquivar la deliberación pública acerca del tema. No era para menos: para muchos mexicanos, la reforma energética impulsada por el gobierno de Enrique Peña Nieto consistió básicamente en la privatización del petróleo; en el caso del agua —a pesar del argumento sostenido por diputados y la Conagua de que “en ningún artículo se menciona la palabra privatización”—, el carácter privatizador de la iniciativa era evidente para un sector de la sociedad, por el privilegio que la propuesta otorgaba al mercado y a actores económicos por encima de los derechos humanos y de la integridad ecológica (el texto íntegro de la iniciativa puede consultarse en la Gaceta Parlamentaria).

 

La LGA encontró resistencia por parte de organizaciones civiles, académicos y especialistas, así como de algunas voces de oposición en la Cámara de Diputados. A principios de marzo de 2015, la discusión para su aprobación en el pleno se aplazó “por el tiempo que fuera necesario”. Luego vinieron las campañas electorales y, finalmente, la LGA fue “sepultada” el 18 de junio de 2015 por no haberse dictaminado en tiempo. Sin embargo, es importante apreciar estos procesos desde una perspectiva de largo plazo para comprender las tendencias que la LGA favorecía y cuyas inercias, sin duda, seguirán.

La LGA tiene antecedentes en la década de los años noventa. En 1992 se reformó el Artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuyo espíritu inicial fue plasmar la garantía social de acceso y derecho a la tierra, al agua y a los recursos naturales. Como lo señala Heliodoro Ochoa, investigador del ITESO, el reformado Artículo dista mucho del original en la Constitución de 1917. Donde antes se hablaba de bienes públicos y comunitarios, la nueva redacción habla de transmisión de dominio a particulares y de propiedad privada. La modificación facilitó, frente a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la entrada al mercado de las tierras de propiedad ejidal y comunal, además de ampliar la posibilidad de poseer individualmente mayor cantidad de tierras, con lo que se clausuraba el compromiso social del Estado con los sectores campesino e indígena.

Nueva gobernanza del agua Vista aérea de la presa El Zapotillo, cuya construcción está detenida por un fallo judicial. Foto: IMDEC y Asociación Salvemos Temaca

Paralelamente entró en vigor la Ley de Aguas Nacionales (LAN), una de las primeras legislaciones en el mundo en adoptar el así llamado Cuarto Principio de la Declaración de Dublín, que plantea que “el agua tiene un valor económico en todos sus usos que compiten, y debe ser reconocida como un bien económico”. Con esta ley inició México el camino dictado por instituciones financieras internacionales y por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para los países del sur global. Además de promover la mercantilización del agua, la lan de 1992 abrió las puertas a la participación del sector privado en la provisión de los servicios de agua y saneamiento. En este sentido, lo que la nueva LGA pretendía era radicalizar el modelo. El artículo 80 establece que “las autoridades deben fomentar la concertación y participación de los sectores social y privado en la prestación de servicios públicos”.

Otro aspecto que vendría a reforzar la LGA es la superposición de la sustentabilidad financiera a otros objetivos. Como está expresado en la misma iniciativa, se busca materializar el principio de que “el agua paga el agua”, algo que refuerza en el rubro dedicado a la educación y la cultura del agua: “concientizar a la población sobre el valor económico del agua y la necesidad del pago oportuno por su uso y descarga”.

Más aún, la LGA es absolutamente transparente en algo que se sugería tímidamente en la ley de 1992: la posibilidad de dejar al mercado la transferencia de derechos de agua. El artículo 98 planteaba que, “con excepción de los emitidos para uso doméstico, los títulos de concesión para la explotación, uso o aprovechamiento de aguas nacionales que se encuentren vigentes e inscritos en el Registro Público de Derechos de Agua pueden transmitirse, dentro de una misma cuenca o acuífero…”. Esto significa que en regiones con alta competencia por el agua, al cabo del tiempo asegurará su acceso quien pueda pagarla y lo irá perdiendo quien tenga menos posibilidades económicas.

Este modelo de gobernanza del agua tiene pocos precedentes. En Latinoamérica sólo hay uno: Chile. Dadas las reformas instrumentadas durante la dictadura de Augusto Pinochet, un particular —empresa o individuo— puede ser dueño de un acuífero o de un río.

De acuerdo con Esteban Castro, investigador de la Universidad de Newcastle, México se ha venido usando como territorio de experimentación de políticas que organismos internacionales buscan instrumentar globalmente, al permitir la incorporación de los recursos hídricos a los circuitos globales de acumulación de capital. Tony Clarke, presidente del Instituto Polaris en Canadá, coincide y advierte: “La defensa del agua de los mexicanos es también nuestra lucha y por ello estamos muy atentos a lo que pasa en México”. A fin de cuentas, y como se ha aprendido en distintas partes del mundo, dejar la gestión del agua al mercado y a la iniciativa privada —inevitablemente motivada por el lucro— va en contra tanto de la sustentabilidad ambiental como de los procesos de democratización.

 

La guerra del agua en Bolivia

Guerra del Agua en Cochabamba, Bolivia Movilizaciones en las calles de Cochabamba, Bolivia, durante la Guerra del Agua en 2000. Foto: Aldo Cardoso, vía Tove Heiskel de Agua, Ríos y Pueblos

Uno de los casos más notorios de la llamada gobernanza neoliberal del agua es el de Cochabamba. Como fue captado en la película También la lluvia, dirigida por Icíar Bollaín y protagonizada por Gael García Bernal, de acuerdo con las presiones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en 1999 Bolivia privatizó los servicios de agua y saneamiento en algunas de sus principales ciudades. La concesión otorgada en Cochabamba a la multinacional Bechtel implicaba no sólo la privatización de los servicios —lo que de por sí llevó a un significativo aumento en las tarifas—, sino del agua misma: la lluvia se convirtió en un bien privado propiedad de la empresa.

Así, mujeres y hombres en la periferia urbana y en el campo se vieron afectados por la apropiación de sus sistemas comunales de captación, distribución y riego, mientras que los pobres urbanos —la mayoría de la población— no podían pagar los recibos del agua.

Lo que siguió fue un proceso de movilización social que se avivó en la medida en que el gobierno boliviano respaldó a la empresa y reprimió a los inconformes. Así empezó la guerra del agua entre el pueblo cochabambino y su gobierno, que después de cinco meses terminó con la cancelación del contrato con Aguas del Tunari (subsidiaria de Bechtel) y la expulsión de la empresa.

“La guerra del agua vino a cambiar el rumbo de la historia”, dice Óscar Olivera, portavoz del movimiento popular en Cochabamba. “No sólo el agua volvió a su origen, que es el bien común de todos los seres vivos, sino que a nosotros nos permitió decir ‘Ya basta’ a un modelo económico basado en el despojo y a transformar la política. Es decir: ¿quién decide? ¿Deciden unos cuantos políticos y empresarios, o decide la gente?”.

En Cochabamba, como en la ciudad de El Alto y el resto de Bolivia, decidió la gente.

 

El modelo privado no ha funcionado

Los cambios en las políticas en torno al agua no sólo obedecen a casos de resistencia civil como el de Bolivia, sino a los pobres resultados que la privatización de los servicios ha dejado en otras partes del mundo.

El proyecto PRINWASS, financiado por la Comisión Europea, revela que en la mayoría de los casos, en América Latina y África, el involucramiento del sector privado en la gestión del agua no trajo consigo las inversiones requeridas para desarrollar la infraestructura que se necesitaba. Más aún, su presencia se concentró en grandes centros urbanos —que representan economías de escala— y los pobres urbanos permanecieron, por lo general, excluidos.

Otro problema, como lo indica David Satterthwaite, investigador del International Institute for Environment and Development con sede en Londres, se da cuando los gobiernos son poco transparentes y escasea la rendición de cuentas: los contratos con empresas privadas suelen ser más opacos y se prestan a la corrupción. En efecto, la lista de casos fallidos es larga.

Por todo lo anterior, alrededor del mundo se acumulan experiencias de “remunicipalización” de los servicios de agua y saneamiento, que muestran una nueva tendencia que, de acuerdo con el Transnational Institutey con la Public Services International Research Unit (PSIRU), “llegó para quedarse”. En los últimos 15 años, 235 ciudades en 37 países han decidido remunicipalizar los servicios de agua y saneamiento, lo que ha afectado a alrededor de 100 millones de personas. De estas ciudades, 59 están en Estados Unidos.

Nueva gobernanza del agua Manifestación en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, durante el Día Internacional de Acción contra las Represas, por los Ríos, el Agua y la Vida. Foto: sipaz.wordpress.com

Como comparación: en el año 2000 solamente tres ciudades decidieron retomar la gestión pública del agua —ya sea por término del contrato o por una decisión de no renovarlo— después de haber pasado por un periodo de gestión privada.

Uno de los casos más notables, y que ha inspirado a gobiernos de otras ciudades en Francia y otros países, es el de París. Luego de contratos de concesión por 25 años con las multinacionales Veolia y Suez (cada empresa tenía una mitad de la ciudad), en 2003 la ciudad de París decidió retomar el control del suministro de agua. Esta decisión fue consecuencia de años de auditorías que revelaron falta de transparencia, trucos financieros, alzas desproporcionadas de tarifas y aplazamiento de inversiones para mantenimiento a la infraestructura.

En el primer año de esta nueva etapa de gestión pública, Eau de Paris logró ahorros por 35 millones de euros, lo que permitió reducir las tarifas en 8 por ciento. La ciudad ha innovado mediante la conformación un consejo directivo en el que participan miembros de la alcaldía, así como representantes de los trabajadores y de la sociedad civil. Además, la ciudad estableció un observatorio del agua con el fin de promover la participación ciudadana en la empresa pública. El que esto suceda en el país que vio nacer a las grandes multinacionales del agua y cuyos sistemas de suministro urbano estuvieron durante décadas en manos privadas, no es asunto menor.

 

El triángulo de hierro

Ahora bien, ¿cómo es que el Estado mexicano quiere copiar un modelo de gobernanza de los servicios de agua que es cada vez más cuestionado en el mundo? Y, volviendo a nuestros ríos, ¿por qué México sigue atrapado en la visión hidráulica orientada a las grandes obras de infraestructura, como grandes presas y acueductos para trasvases de agua, conociendo los conflictos que generan?

Algunas respuestas podrían encontrarse en lo que el investigador holandés Philippus Wester, experto en el caso mexicano, denomina “el triángulo de hierro”: la alianza formada por políticos, la burocracia hidráulica (o hidrocracia) y las empresas constructoras, en particular las dedicadas al concreto y al acero.

Casos como el del proyecto de acueducto Pánuco-Cerro Prieto, más comúnmente conocido como Monterrey vi, ilustra esta relación: por un lado, un proyecto de infraestructura de esa envergadura —un acueducto de 372 kilómetros— se vuelve una bandera de gobiernos locales; por otro, el tipo de obra cuaja perfectamente con la visión hidráulica de la Conagua, una institución con un siglo de historia creando obras hidráulicas de gran envergadura; por último, están las empresas constructoras. El costo oficial estimado de la obra es de más de mil millones de dólares; sin embargo, sus opositores calculan más de tres mil millones. Aunque Monterrey vi es en particular controversial dado el involucramiento de Grupo Higa —empresa favorecida durante la administración de Enrique Peña Nieto y que construyó la “Casa blanca” de su esposa, Angélica Rivera—, los contratos asociados a estas obras suelen ser muy lucrativos. Como señala Wester, cuando se trata de infraestructuras que requieren miles de millones de dólares, como las grandes presas y los trasvases, otras dinámicas entran en juego, como la opacidad, la manipulación de la opinión pública y, con demasiada frecuencia, la corrupción. Así, el “triángulo de hierro” se manifiesta en todo el territorio mexicano, y adquiere una fuerza difícil de contrarrestar.

 Nueva gobernanza del agua El Salto de Juanacatlán, cascada perteneciente al río Santiago, en Jalisco. Desde 202 los habitantes de los municipios de El Salto y Juanacatlán han denunciado la contaminación por las descargas insutriales y de aguas residuales del área metropolitana de Guadalajara. Foto: Carlos Sánchez Pimentel / Flickr

Un nuevo paradigma del agua

Romper las inercias de la mercantilización y la privatización del agua, así como la visión hidráulica que busca dominar los sistemas hídricos en lugar de conservarlos, requerirá un esfuerzo mucho mayor al que realizamos activistas, académicos, pobladores, organizaciones y redes. Como seguramente lo pueden constatar quienes han participado en estos procesos, la construcción colectiva es ardua y con frecuencia ve más tropiezos que logros. Muchos más mexicanos habrán de involucrarse.

Frente a los conflictos hídricos en nuestro país, y por lo regular como resultado de la resistencia de comunidades afectadas y al trabajo con sus aliados, surgen propuestas alternativas. De manera similar, diversos colectivos y redes en México han buscado incidir en la esfera pública para construir un modelo distinto de gobernanza del agua, en particular desde que México fue sede del Foro Mundial del Agua en 2006 y el discurso oficial se enfrentó con las realidades del territorio narradas en la intensa movilización social. Destacan, por ejemplo, el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos, la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales y, más recientemente, la Alianza Mexicana Contra el Fracking y la red de investigadores y organizaciones Agua para Todos, Agua para la Vida que, por cierto, ha construido desde diciembre de 2012 una propuesta ciudadana de Ley General de Aguas.

La transición hacia un nuevo paradigma en la gobernanza del agua en México requiere, como sugiere Javier Bogantes, Presidente del Tribunal Latinoamericano del Agua, una revolución de la ética, de la forma de hacer política en nuestro país. También de una buena dosis de autocrítica: la transformación implica trascender egos individuales y rencillas entre organizaciones; dedicar menos energía a alimentar diferencias y más esfuerzos a encontrar fórmulas para sumar.

Volviendo a la experiencia en Cochabamba, Bolivia, y como lo plantea Óscar Olivera, “la lucha por el agua nos permitió entender lo que significa democracia”. Dada la comparación, cabe la pregunta: ¿Será posible transitar hacia un modelo democrático de gestión del agua y el territorio sin la necesidad de una guerra del agua mexicana? m.

Endless: un dispositivo para abatir la brecha digital

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¿Qué es Endlees? Un dispositivo que hace las veces de computadora, precargado con aplicaciones que funcionan con o sin internet y no requiere monitor porque puede conectarse a cualquier televisión con entrada HDMI

El dispositivo puede conectarse a cualquier pantalla con entrada HDMI.
El dispositivo puede conectarse a cualquier pantalla con entrada HDMI.

Para nadie es un secreto: las computadoras han revolucionado la manera en que aprendemos. Sin embargo, aún en 2015 se trata de una puerta que permanece cerrada para muchas personas. Por eso, el equipo detrás de Endless decidió poner manos a la obra y aportar su granito de arena para acortar un poco más la brecha digital. Pues, según sus investigaciones, cerca de cinco mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a una computadora. Y ellos quieren disminuir esa cifra.

¿Qué es Endlees? Un dispositivo que hace las veces de computadora, precargado con una serie de aplicaciones que pueden funcionar con o sin internet y no requiere monitor porque puede conectarse a cualquier televisión con entrada HDMI. Se trata, dicen sus creadores, de un sistema operativo diseñado especialmente para mercados emergentes, que se distingue por ser “simple como una tableta” y por estar equipado con “programas para las cosas que más le interesan a la mayoría de la gente, tales como la educación, la salud o el día a día”.

Endless

Los creadores de Endless realizaron una investigación que duró tres años antes de poder desarrollar un dispositivo que fuera fácil de usar y que pudiera satisfacer las necesidades de las personas que han tenido poco o nulo acceso a la tecnología. De este modo crearon un aparato equipado con un navegador de internet, para cuando haya acceso, y que se complementa con una enciclopedia, software educativo, recetas, información acerca de salud y otras tantas aplicaciones que no necesitan conexión a internet. Todas las apps son gratuitas y, aseguran, no requiere ningún tipo de software antivirus. Y es que, para ellos, “una computadora significa más que entretenimiento y comunicación. Es una oportunidad. Proporciona educación a los niños y adolescentes; programas para hacer un currículum y para gestionar las finanzas personales; programas para que puedas convertirte en un agricultor más productivo; para que puedas comer más sanamente y estar en forma. Esta computadora está diseñada para liberar el potencial que todos llevamos dentro”, afirman en su sitio web.

Hay dos versiones de Endlees: una de 32 GB de capacidad (con un precio de 2,799 pesos) y otra de 500 GB que cuesta 3,899 pesos. Si bien el paquete no incluye teclado ni ratón, representa una buena oportunidad para acceder a toda una plataforma de información y entretenimiento a un precio considerablemente bajo. Endless ya está listo para su distribución en México y en Guatemala. m.

Para saber más

::El sitio web de Endlees.

:: Una charla TEDx.

 

Nuevas estufas para mejorar la calidad de vida

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Según los estudios realizados por la organización InfraRural, los beneficios directos de cambiar de estufa son tres y se relacionan con el medio ambiente y el territorio, con la salud y con la economía familiar.

La estufa diseñada por InfraRural se puede construir en diferentes regiones del país. Fotos: InfraRural
La estufa diseñada por InfraRural se puede construir en diferentes regiones del país. Fotos: InfraRural

En las comunidades de la montaña de Guerrero, como en muchos otros puntos del país, siguen siendo de uso común las estufas de leña, instaladas en el espacio donde las familias, además de comer, viven y duermen. Esto, a la larga, produce afectaciones a las vías respiratorias, sobre todo de las mujeres, quienes están mayormente expuestas al humo que produce la combustión de la leña, sin olvidar las quemaduras y el riesgo latente de un incendio, ya que, por lo general, las viviendas son de madera.

Para corregir esta situación, y mejorar la calidad de vida de las personas, ha habido diferentes iniciativas. Ya en 2009 un grupo de estudiantes del ITESO trabajaba en la instalación de las estufas Lorena en zonas marginadas, y ahora el proyecto InfraRural realiza trabajos en las zonas más empobrecidas de Guerrero y Oaxaca, para equipar las viviendas con su modelo de estufa eficiente de leña Xalpaneca, que combina la tecnología tradicional de las comunidades con diferentes experiencias tecnológicas, como la propia cocina Lorena y la Patsari.

La estufa Xalpaneca se construye con lodo barroso, arena y cemento. Cuenta con dos diseños, de modo que puedan ser adaptados —y aceptados— por diferentes comunidades, según sus costumbres. Y es que en las diferentes investigaciones y en los trabajos de campo realizados para dar forma a la estufa de leña se vio que el modelo aceptado en la Montaña Alta de Guerrero pudiera no ser bien recibido en otras regiones del país. Así, en InfraRural crearon dos versiones: una de combustión amplia y otra de cámara reducida. Ambas se fabrican con los mismos materiales, lo que hace posible que se puedan instalar en casi cualquier región.

Estufas de leña InfraRural

En las investigaciones de InfraRural se encontró que los beneficios directos de instrumentar las estufas Xalpenca eran tres: el primero, relacionado con el medio ambiente y el territorio, pues ahorran hasta 80 por ciento de leña en comparación con la que consume un fogón abierto, por lo que las emisiones de CO2 y la tala de árboles se reducen —se calcula que una familia rural puede llegar a consumir hasta 32 árboles al año—; el segundo se relaciona con la salud, dado que al haber menos humo, las afectaciones a las vías respiratorias son menores, así como el riesgo de sufrir quemaduras y accidentes; el tercero es que beneficia la economía familiar al reducirse el gasto en leña y en el tiempo para cortarla.

El trabajo de InfraRural no se limita a la instalación de estufas. También se imparten talleres en las comunidades para que la gente tome conciencia de la importancia de cambiar sus fogones y se pueda llevar a cabo la transición. m.

Para saber más

::Sitio web de InfraRural.

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