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La primera generación del ITESO celebró 50 años

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En abril se cumplieron 50 años de que los alumnos fundadores del ITESO cumplieron 50 años de egresados. La ocasión fue el momento perfecto para reencontrarse, celebrar y volver a vivir las anécdotas vividas hace medio siglo.

Primera generación de egresados del ITESO

El reloj de la Catedral de Guadalajara marca casi las 11:00 horas. Decenas de personas vestidas elegantemente entran para ocupar las primeras 15 filas. Treinta y cinco hombres que rondan los 70 años de edad portan traje y corbata. Los acompañan sus esposas, hijos, hijas, nietos y demás familiares. Sus sonrisas delatan alegría: celebran 50 años de haber concluido sus estudios y de formar parte de la primera generación de egresados del ITESO, aquella universidad que abrió sus puertas en 1958 en una parte del segundo piso del edificio Independencia, ubicado en el centro de la ciudad.

A las 11:07 suena la Misa de Coronación de Mozart en el órgano de la Catedral. Las lágrimas brotan de los ojos de los egresados. Luego, la emoción se mesura y miran al frente con orgullo. Jesús Gómez Fregoso, SJ, mejor conocido como el padre Chuchín, recuerda a los alumnos de esa primera generación que han fallecido: Carlos Hernández, Miguel Ángel Pulido, Enrique Martínez y Emilio Ascencio. “El ITESO actual les debe mucho a ustedes”, expresa, poco antes de finalizar la misa, Francisco Villalobos Padilla, obispo emérito de Saltillo y quien fuera profesor de Ética de esta generación. Los aplausos son silenciados por el Ave María, de Schubert.

Los exalumnos se encuentran con sus compañeros, estrechan sus manos y se abrazan. Salen por la puerta lateral de Catedral. Se acomodan para ser fotografiados. Al fondo se ven la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y el edificio Independencia, que albergó a los primeros alumnos del ITESO. “Recuerdo el sentimiento tan fuerte que había de que lo que estábamos haciendo valía la pena. Al empezar no había reconocimiento oficial, pero tuvimos profesores de primerísimo nivel. Eso fue lo que nos alentó para seguir”, expresa Sergio Ibarrarán Aranda, exalumno de Ingeniería en Mecánica Eléctrica, quien desde la Rotonda mira la fachada del inmueble donde el ITESO impartió sus primeras clases. Al preguntarles qué es lo que más recuerdan, las mujeres aparecen constantemente en sus respuestas. Las primeras alumnas de Psicología del ITESO ocupan un lugar importante en el baúl de su mente.

 Nombres de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Carlos Armando Álvarez de la Peña, Mtro. José Urbieta Castellanos, Alejandro Villaseñor Martínez, José Luis González Orozco, Ismael Dávila Espinoza, Juan Medina, Mauricio Aguirre Zaragoza, José Manuel Sepúlveda Enríquez, Ing. Luis Farias Martínez, Roberto Sahagún Orozco, Ricardo Michel Flores, Rubén Puliso Sánchez, Mariano Coronado Barrios, Enrique Acuña, Rafael Alvarado Negrete, Sergio Ibarraran Aranda, Padre Jorge Villalobos Padilla SJ, Abel Ramos Ramírez, Salvador Ibarra Alvarez del Castillo, Compañeras de la msu, Jorge Fernández Barragán, Ricardo Ruiz Hernández, Héctor Protillo Ponce.

Siete egresados suben las escaleras del edificio que fue su escuela. Es la primera vez que lo hacen desde que concluyeron sus estudios. “Son las mismas”, “Esto está casi igual”, “Nunca había vuelto a entrar”, se escucha al andar por los escalones. Hablan de varios momentos que vivieron en ese inmueble. “Nos sentimos orgullosos. Iniciamos como una escuelita parroquial y ahora es una gran universidad”, afirma Carlos Álvarez de la Peña, egresado de Ingeniería en Mecánica Eléctrica.

“Bienaventurados los que sin ver, creyeron; bienaventurados los que viendo, siguen creyendo”, menciona el Rector del ITESO, Juan Luis Orozco, SJ, cuando se dirige, ya en el campus, a los primeros egresados del ITESO, aquellos que, sin tener la garantía de que obtendrían un reconocimiento oficial que validara su paso por la educación superior, decidieron estudiar en la nueva universidad de la ciudad. El rector agrega que este primer grupo ha dado frutos profesionales, que se han comprometido responsablemente con su ser y su quehacer con la sociedad.

“En esta piedra se encuentran los nombres de los fundadores y de los primeros egresados del ITESO”, reza la leyenda escrita en una de las piedras de la fuente que se encuentra frente a rectoría. Pedro Ramírez, director de Relaciones Externas, se para frente al pódium, toma el micrófono y pide a dos hombres que quiten dicha piedra para sacar la cápsula del tiempo que se guardó ahí hace 50 años. Sacan un cilindro de madera que contiene dos pergaminos con los nombres de los primeros alumnos de la universidad y de los empresarios que fundaron el ITESO.

 Nombres de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Ricardo Barba Nova, Padre Juan José Coronado, Carlos Enrique Urrea García, Antonio Nuñez Hurtado, Carlos Hernández Godínez, Luis Urrea González Paul, Alberto Valdez Mendoza, Jorge Vizcaíno de Anda, Jorge Lemus Contreras, Sergio Carvajal.

Salvador Ibarra Álvarez del Castillo, egresado de Ingeniería Civil, menciona ante sus compañeros que el ITESO tiene que seguir apegado a las orientaciones fundamentales que le dieron vida: “Formar personas de éxito pero con valores y compromiso social para México. Sé y confío en que nuestra universidad seguirá comprometida con todos sus alumnos para seguir formando personas con ética profesional, pero sobre todo con ideales, responsables, humanitarios y con un gran sentido de la igualdad y la justicia, como lo logró con su primera generación”.

Llega la hora de la comida. Sentados, sin saco y con bebida en mano, los egresados recuerdan los apodos con los que eran conocidos en aquella época. Hacen bromas sobre sus edades y su apariencia. “Es una gran alegría que estemos vivos, unos más panzones, otros más pelones, pero todos nos acordamos de las experiencias”, expresa Claus Tiessen, egresado de Administración. A un costado de las mesas se le puede echar un ojo a las fotografías que tomaron durante el viaje que, con fines académicos, hicieron a Estados Unidos en el verano de 1963: una expedición en la que visitaron las universidades de Harvard, Michigan, la Loyola, en Nueva Orleáns; la sede del Departamento de Estado en Washington; las oficinas de Ford y General Motors, así como la construcción del puente colgante en la ciudad de Nueva York.

Las anécdotas fluyen. Ya sin ceremonia religiosa de por medio, Francisco Villalobos recuerda que antes había sido profesor en el seminario y no estaba acostumbrado a tratar con estudiantes tan “alborotados” como los que encontró en el ITESO. Recuerda cuando una pareja de novios se estaba besando en el salón. Les advirtió que en la escuela se estudiaba: “O están platicando y se van afuera, o vienen a estudiar, punto. Todos se azoraron porque no estaban acostumbrados a que el profesor expulsara de la clase a los alumnos”.

Alrededor de las siete de la tarde, la jornada cierra, en el auditorio m, con una presentación de diapositivas con la que, a través de semblanzas, se recuerda a los alumnos de Ingeniería Civil, Mecánica Eléctrica, Química y de la licenciatura en Administración. Alumnos que ahora, 50 años después, se sienten orgullosos de haber sido los primeros. m


La transmigración, una problemática de todos

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Mónica Salmón Gómez, coordinadora de la organización FM4 Paso Libre y egresada de la licenciatura en Relaciones Internacionales, obtuvo un reconocimiento por su labor en apoyo a las personas que se encuentran de paso por Guadalajara en la búsqueda de su sueño americano.

Mónica Salmón, de FM4 Paso Libre

Durante una visita al ITESO en 2012, el padre Alejandro Solalinde advertía que poco a poco se intensificaría la presencia de migrantes en Guadalajara, toda vez que la así conocida Ruta del Golfo fuera tomada por la delincuencia organizada. Y no se equivocó. En ese contexto, cobra relevancia el trabajo de organizaciones como FM4 Paso Libre, cuya coordinadora, Mónica Salmón Gómez, recibió hace unos meses el VI Reconocimiento de Jalisco a las Mujeres, otorgado por el Instituto Jalisciense de las Mujeres. Salmón fue premiada en la categoría Humanista, que reconoce el trabajo realizado por organizaciones de la sociedad civil.

Mónica Salmón es egresada de la licenciatura en Relaciones Internacionales del ITESO. Su trayectoria en el tema de la migración comenzó con su participación en un proyecto universitario de investigación, enfocado en la cultura de los jaliscienses que radican en Texas. Hasta entonces, cuenta, desconocía del tema y ése fue su primer acercamiento a la realidad de la migración. Después, en 2007, participó como invitada en el Foro de Migración del ITESO, donde presentó su investigación, y poco después dos amigos la invitaron a formar parte del colectivo FM4, que buscaba apoyar a los transmigrantes y crear conciencia de su situación en su paso por la ciudad.

Al unirse al grupo, el trato directo con los transmigrantes le dio a Mónica un punto de vista más real y práctico de la teoría. “FM4 fue el espacio donde verdaderamente ejercí mi carrera”, comenta Salmón, quien añade que sus estudios en Relaciones Internacionales y lo aprendido de la maestría en Ciencias Sociales que estudia le han dado herramientas para abordar la realidad y entender qué está pasando con la migración y consolidar el trabajo de FM4.

Un momento importante en el crecimiento del proyecto fue en 2009, durante el Día de la Comunidad Solidaria del ITESO. Ese día, recuerda, “fue muy significativo porque obtuvimos recursos para instalar el comedor y constituirnos como asociación civil”. Luego, ese mismo año se creó el primer organigrama y desde entonces ella quedó como coordinadora.

Sobre la labor de FM4, Mónica dice que es importante porque pone el tema de la migración sobre la mesa de la sociedad tapatía. Y es que el aumento en el paso de migrantes por la ciudad ha evidenciado algunas características de Guadalajara, como la desigualdad, la exclusión, la falta de oportunidades laborales. A esto se suma la gente que se hace pasar por migrante para obtener recursos. Salmón explica que en FM4 “no queremos ser salvadores de migrantes, ni de indigentes, pero sí queremos que no se les criminalice”. Lo que se busca, concluye, es que la gente pueda hacerse corresponsable en esta problemática y en conjunto ofrecer un paso digno y libre de violencia a la población migrante. m

Una líder con alta sensibilidad por la innovación

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Con experiencia en firmas trasnacionales y organismos líderes en tecnología, Margarita Solís Hernández, directora del Ijalti, fue reconocida con el Reconocimiento de Jalisco a las Mujeres Tapalpa 2013 por su liderazgo.

Margarita Solís

Margarita Solís Hernández, directora general del Instituto Jalisciense de Tecnologías de la Información (Ijalti), afirma que no se equivocó en 1988 cuando tomó la decisión de mudarse de Tampico a Guadalajara para estudiar la carrera Ingeniería Industrial en el ITESO. Al hacerlo apostó por su realización y su trascendencia.

A casi 21 años de haber egresado, disfruta de una trayectoria que, afirma, le ha brindado aprendizaje, estabilidad y equilibrio para combinar trabajo, familia y vida personal. Y lo mejor de todo: una trascendencia evidente en aportaciones a la sociedad. Prueba de ello es el galardón que le fue entregado a través del VI Reconocimiento de Jalisco a las Mujeres Tapalpa 2013, en la categoría Tecnología e Innovación. Entre los méritos que le valieron el premio se encuentran la construcción de la Red Estatal e-Jalisco, su labor por el acortamiento de la brecha digital, la generación de empleos de alto valor y la atracción de inversiones en Jalisco.

Margarita Solís nació en Aguascalientes. Al terminar de cursar su carrera en 1992, se mudó a la ciudad de México para trabajar en Dinámica Empresarial Consultores. Durante tres años se desempeñó como ejecutiva de relaciones y gerente de procesos. Regresó a Guadalajara en 1995. Aceptó la invitación de Siemens para ingresar al segmento de logística. “Tenía a mi cargo el ciclo completo, eso incluía contacto con clientes. Comenzaba a integrarse en Jalisco lo que ahora conocemos como el Valle del Silicio”, añade la directiva del Ijalti. Los buenos resultados hicieron que otra firma le abriera las puertas en 1998: la alemana Pilz. “La dueña de todo el corporativo era una mujer, al igual que mi jefa en México. Eso me inspiraba. Llegué a ser general manager. Me tocó abrir operaciones en Guadalajara, Monterrey y Puebla, entre otras ciudades”.

En 2001, Expansión la reconoció como una de las “30 promesas en los 30”. Su historia profesional incluye estancias en Alianzas Dinámicas y la Fundación México Estados Unidos para la Ciencia (Fumec). Ahí coordinó el programa para la migración y el fortalecimiento de las capacidades de generar software embebido en pequeñas y medianas empresas de Jalisco. En 2006 regresó a Siemens a través del Centro de Desarrollo Tecnológico. En 2007 asumió la dirección del Ijalti.

Las experiencias le han permitido llegar a importantes reflexiones sobre el papel de la tecnología: “Siempre debe estar al servicio de la sociedad y no al revés, porque la mejor tecnología es la que ofrece mejor calidad de vida a las personas. Un país que hace tecnología tiene más oportunidades de desarrollo”, concluye. m

Valeria Luiselli: Silencios y vacíos

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Escribir como una forma de detenerse, interrogar y comprender mejor —y, al cabo, preservar de su propia transitoriedad el instante que nos contiene. Eso es lo que puede concluir el lector que se tope con los escritos de Luiselli.

Valeria Luiselli

Estar de paso es una expresión que entraña una secreta paradoja —acaso irreconocible por la eficacia con que dicha expresión sirve a nuestra urgencia de determinar una circunstancia indefinible de otro modo—: al usarla, quiere decirse que uno está en un sitio (en una calle, pongamos, cierta tarde hecha del tedio y de la curiosidad suficientes para salir de un libro, de una página escrita a medias, de las caminatas insidiosas en torno a uno mismo en el encierro, para dar una vuelta en bicicleta), pero también que está ya marchándose (arriba, digamos, de la bicicleta cuya fijeza es invariablemente una ilusión). No siempre nos damos cuenta: aunque vivimos confiados en nuestras suposiciones de permanencia, de inmutabilidad, somos incesantemente inestables y perentorios; puede que vayamos a velocidades distintas, pero todo el tiempo nos encontramos en fuga, de un olvido al siguiente, entrando para salir, yéndonos cuando apenas llegamos: es —por más que lo tengamos sabido— la quizás no tan obvia consecuencia de haber nacido y tener que morirnos. De ahí que haya algo excepcional en detenerse y constatar que se está así, de paso. Por ejemplo, en una ciudad extraña, en el cementerio de esa ciudad, “en silencio lo que dura un cigarro prendido, para dejarse poseer por la vitalidad que florece entre las tumbas”. La escritura como una vía de conocimiento puede servir muy bien a la ocurrencia de esas ocasiones, no sólo en el sentido de que consigna los hallazgos que éstas susciten, sino, sobre todo, por cuanto propicia dichos hallazgos: escribir como una forma de detenerse, interrogar y comprender mejor —y, al cabo, preservar de su propia transitoriedad el instante que nos contiene.

Papeles falsos, el primer libro de Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983), consiste en una serie de indagaciones de talante ensayístico y de cierta voluntad novelesca cuyo asunto, en buena medida, es la corroboración de nuestra condición pasajera: extravíos, búsquedas, derivas, excursiones por la memoria o por la lectura a través de las cuales sea posible dar con el lugar o los lugares que nos corresponden en el mundo. Al tener por materia prima la propia experiencia, el resultado termina por sugerir un autorretrato fragmentario, pero principalmente afirma una poética, es decir, un modo de concertar la experiencia con la escritura: una escritura, en este caso, que, más que establecer, prefiere insinuar —aludir, sugerir—, y que más que agotarse en explicaciones persuade a la lectura para que las complete por su cuenta, de manera que quien lea acabe desprendiendo sentidos íntimos y preciosos de aquello que presencia. “Escritor es el que distribuye silencios y vacíos”, anota Luiselli hacia el final de “Relingos”, un ensayo que parte del misterio propuesto por determinados espacios de la Ciudad de México (aunque los hay en cualquier ciudad) que, “como piezas sobrantes de un rompecabezas”, inútiles para cualquier propósito, sirven para suscitar la interrogación por lo que ha quedado por decirse, y para aventurar una observación que llega a una conclusión como ésta: “Los lugares existen en tanto sigamos pensando en ellos, imaginando en ellos, en tanto los recordemos, nos recordemos ahí, y recordemos lo que imaginamos en ellos”.

De la búsqueda de la tumba del poeta Joseph Brodsky en el cementerio de San Michele en Venecia, en el primer apartado del libro, al relato, en el último, del accidentado e insólito episodio que la llevó a convertirse, matrimonio por conveniencia de por medio, en residente de esa ciudad, en Papeles falsos hay también meditaciones en bicicleta, mudanzas, la pesquisa del significado de la voz portuguesa saudade, una considerable provisión de lecturas venidas provechosamente a cuento siempre que la ensayista se encuentra de nuevo con la necesidad de entenderse mejor a través de los libros, mapas, ciudades, la memoria de la infancia, y, envolviéndolo todo, los vislumbres de lo que la vida va siendo y de lo que podría ser. Pero de tal modo que es irresistible, como sucede con los mejores frutos de la escritura ensayística, preguntarse también por lo que sea que sea la propia vida. (Además, hay que señalarlo, una prosa estimable por alcanzar la hondura con su levedad, por el humor que se permite cuando hace falta, por la precisión con que elige sus palabras.)

El siguiente libro de Luiselli, también memorable, es Los ingrávidos, una novela presidida por el fantasma de Gilberto Owen —quien tenía la costumbre, mientras vivía en Nueva York, de pesarse todos los días antes de subirse al metro: “Había una báscula en la estación de la calle 116, que le devolvía la certeza de que se estaba desintegrando”. m

 

Libros de Valeria Luiselli

:: Papeles falsos (Sexto Piso, 2010)

:: Los ingrávidos (Sexto Piso, 2011)

El transporte público del futuro

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Desde hace muchos años, los servicios de transporte público han sido prestados por particulares por medio de concesiones para explotar un corredor o una ruta. Este esquema, conocido como hombre-camión, ha sido particularmente atractivo para los gobiernos porque reduce los costos de operación y permite desentenderse de los problemas operativos de control. El resultado: mala calidad, poca seguridad y nula fiabilidad del servicio, con alto costo social.

 

Uno de los temas más candentes de la agenda pública de cualquier ciudad mexicana es el de las tarifas del transporte público… y Guadalajara no ha sido la excepción. En resumen, la argumentación ha sido: si tenemos mal servicio, las tarifas no deberían elevarse. Y cuando éstas suben, la demanda ciudadana de mejorar el servicio es casi obligada…

Sin embargo, a pesar de promesas, programas y operativos, la calidad del servicio y la eficiencia de los sistemas se mantienen igual de bajos. La reacción más común es pensar que la ineficacia e incapacidad de los gobiernos para vigilar y aplicar la ley a los concesionarios obstaculiza que las cosas mejoren.

Pero resulta que ningún sistema de transporte concesionado individual en México (ni en América Latina) ha ofrecido ni servicio ni calidad óptimos, independientemente de la tarifa o la capacidad de los gobiernos. Lo que termina pesando siempre es el rancio modelo de concesión y operación en el que funciona la inmensa mayoría de los sistemas de transporte público.

Desde hace muchos años, los servicios han sido prestados por particulares por medio de concesiones para explotar un corredor o una ruta. Este esquema, conocido como hombre-camión, ha sido particularmente atractivo para los gobiernos porque reduce los costos de operación y permite desentenderse de los problemas operativos de control. Es el peor de los escenarios, donde los concesionarios ganan por pasaje, lo que desata la guerra del centavo (las carreritas por los pasajeros), sin que se apliquen sanciones, debido a su alto costo y a la cuestionable capacidad de los gobiernos. El resultado: mala calidad, poca seguridad y nula fiabilidad del servicio, con alto costo social.

¿Cuál es la solución para resolver estos problemas? Se empieza bien si definimos la movilidad urbana como un derecho de todos los ciudadanos. Esto implica que el transporte debe ser un servicio público; por tanto, el Estado es el responsable de que sea de alta calidad, asequible y accesible, como cualquier otro derecho.

Con base en esta definición de derecho humano, así como en la experiencia en múltiples ciudades en el mundo, se proponen cinco recomendaciones generales que habría que instrumentar en Guadalajara para reestructurar el transporte público que desplaza hoy 3 millones 881 mil 322 viajes al día en casi 5 mil vehículos (según la Agenda Ciudadana para la Movilidad Sustentable), con el fin de que sea de clase mundial y de alta calidad para el pasajero:

* Establecer un Sistema de Transporte Público multimodal e integrado en la zona metropolitana, coordinado y controlado por una autoridad única. La planeación y el control de la operación de todos los sistemas (autobuses, trenes, bicicletas públicas) deben recaer en esta autoridad metropolitana.

* Diseñar los sistemas de transporte público de adentro hacia fuera, es decir, centrados en el usuario, no en la tecnología o la infraestructura. Esto incluye carriles exclusivos, validación en estaciones, intersecciones seguras, abordaje a nivel, horarios, integración operacional, carriles de rebase en corredores de autobuses brt de alta demanda, vehículos bajos en emisiones, estaciones y terminales de alta calidad, información al usuario, accesibilidad peatonal e integración con bicicletas.

* Dirigir prioritariamente la inversión y el gasto público en materia de movilidad al transporte público y a la movilidad no motorizada, y reducir la construcción de vías y puentes para la circulación en automóvil privado. Es necesario formular un nuevo concepto de la idea de obra vial hacia la de calles completas en vías primarias, y zonas 30 —áreas donde la velocidad límite es 30km/h— en vías secundarias.

* Diseñar un esquema tarifario que responda a dos criterios fundamentales: a los costos de operación (la tarifa técnica) y que se subsidie a los que menos tienen. El subsidio a la tarifa es un instrumento que debe ir dirigido a incentivar el uso del transporte público para hacerlo accesible y asequible, no para cubrir la ineficiencia en la operación.

* Acordar y/o licitar contratos de concesión con operadores que generen incentivos adecuados mediante una combinación de mecanismo de pago y obligaciones de servicio para garantizar incentivos adecuados. La recaudación debe ser centralizada, por tanto, el pago de la operación, de multas y premios deberá ser controlado por el Estado.

* Construir el sistema de transporte del futuro empieza hoy. Lo peor que podemos seguir haciendo es evitar las reformas necesarias, porque postergaríamos la garantía de derechos de los habitantes de la ciudad. m

La grande Biennale!

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La Bienal de Venecia funciona para mostrar lo que transformará nuestra manera de ver. Su exposición principal, se supone, debe versar sobre el futuro próximo. Lo que pocos saben es que comenzó pensando en la vista, en las artes visuales, y que fue a partir de 1930 cuando se sumaron las ediciones dedicadas a música, cine, danza, teatro y arquitectura. 

Caja de zapatos vacía, por Gabriel Orozco, 1993

Fue a principios de abril de 1895 cuando el presidente de la Academia de Venecia, el conde Sambuy, recomendó que la bella pintura Il supremo convegno (“La reunión suprema”), del artista italiano Giacomo Grosso, se expusiera en la entonces llamada Exhibición Bienal Artística Nacional, con sede en Venecia. El cuadro se exhibió aparte por temor a que sus intensos colores opacaran las pinturas de sus colegas seleccionados, pero quizá fueron las cinco mujeres desnudas alrededor de un féretro (representando la muerte de Don Juan) lo que causó el tremendo berrinche epistolar del patriarca de la ciudad de las góndolas, Giuseppe Sarto, años después Pío X. Éste fue el primer escándalo de la Bienal de Venecia y, por cierto, la provocadora pintura proporcionó a Grosso el premio del público.

En 1982, Jospeh Beuys reunió 21 piedras de basalto en el espacio expositivo El final del siglo XX, bellísima y polémica metáfora del final del concepto materialista del arte. Y cada dos años, los diarios han dado cuenta de otro alboroto desde Venecia: en 1972, Gino de Dominicis agregó a una persona con síndrome de Down a su pieza La décima posibilidad de inmortalidad; en 1920 fueron los “espantosos rayones” que llevaron los franceses con sus impresionistas; en 1974, la exposición dedicada a la libertad para Chile; La Piedad, del belga Jan Fabre, en la edición de 2011, con el rostro de la muerte; y cómo olvidar a nuestro agregado nacional, la ya famosa caja de zapatos de Gabriel Orozco, enviada en 1993.

La “cosa” de la Bienal de Venecia es quizá, en gran parte, la creación de polémica, si pensamos en que nació para exhibir precisamente las nuevas tendencias de las artes visuales, y si agregamos a esto que, desde su nueva etapa (después de la Segunda Guerra Mundial), se integra un curador. La Bienal funciona para mostrar lo que transformará nuestra manera de ver. Su exposición principal, se supone, debe versar sobre el futuro próximo. Lo que pocos saben es que comenzó pensando en la vista, en las artes visuales, y que fue a partir de 1930 cuando se sumaron las ediciones dedicadas a música, cine, danza, teatro y arquitectura. Fue hasta 1938 cuando se comenzó a premiar a los artistas con Leones de Oro, pero ya desde 1907 se habían agregado los pabellones internacionales —que en la edición actual ya suman a Angola, Costa de Marfil y Bahamas.

 "La Piedad", Jan Fabre, 2011. Foto: Biennale.it

La Bienal de Venecia, desde su nacimiento en 1893 para festejar el aniversario de los reyes Umberto y Margarita (por cierto, la pizza con este nombre también nació en su honor), es todavía la reina de los festivales de arte contemporáneo del planeta, y en ella la polémica no puede dejar de aparecer. Este año espera a más de 370 mil visitantes en el parque Giardini y sus alrededores, y ha cambiado tanto en extensión y difusión que parece otra comparada con la de 1893, pero quizá considerando su tradición y sus objetivos también habría que preguntarse qué tanto ha cambiado en su esencia: ahora algunos críticos hablan de su poca representatividad respecto a la categorización por nacionalidades, lo que para muchos es un problema en un tiempo en el que las fronteras creativas ya no existen.

Venecia se pone de manteles largos y se prepara cada dos años para su fiesta. Las galerías festejan a su manera con artistas internacionales, y alrededor de los pabellones nacionales (el Pabellón de México en la antigua iglesia de San Lorenzo, con una muestra de Ariel Guzik) se monta una exposición, la propuesta. Lo que realmente cuenta: la edición 55 de la Bienal de Venecia reflexionará sobre lo contemporáneo con una magna muestra, comandada por el italiano Massimiliano Gioni (entre otros honores y logros, parte del equipo curatorial del New Museum of Contemporary Art de Nueva York y curador en 2006 de la Cuarta Bienal de Berlín, junto a Maurizio Cattelan y Ali Sabotnik, fundador de la revista Charley y de la Wrong Gallery), nombrada Il Palazzo enciclopedico, en honor a la utopía del artista italoamericano Marino Aurita, quien soñaba con un museo imaginario en Washington que reuniera todo el conocimiento del mundo en un edificio de 136 pisos. Desde este excéntrico sueño, el curador intentará, a partir de la obra de 150 artistas de 37 países, exhibir “una reflexión sobre la forma en que las imágenes se han utilizado para organizar el conocimiento y dar forma a nuestra experiencia del mundo”, según se explica en el guión curatorial. Y de seguro la polémica se desatará de nuevo, como debe ser en una buena Bienal de Venecia. m

 

En la web

::Sitio oficial de la Bienal de Venecia (en italiano e inglés).

::Sobre el pabellón de México en la Bienal 55.

::Canal de la Bienal de Venecia en YouTube.

::La Biennale en Facebook.

En Magis le escribimos al papa Francisco

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Con el nuevo mes llega, también, nuestro nuevo número. A manera de adelanto, les dejamos la portada de esta edición y la carta de nuestro director.

La elección del jesuita argentino Jorge Bergoglio como papa nos sorprendió cuando estábamos enviando a imprenta la edición abril-mayo de Magis. Los noticieros de todo el mundo traían noticias contradictorias sobre su pasado, daban cuenta de sus primeros gestos, reproducían sus discursos. Era evidente que se trataba de un acontecimiento histórico, inédito, especial.

Siendo el ITESO una universidad jesuita, el tema era importante para Magis. El problema es que no teníamos tiempo. O deteníamos la impresión para publicar algo a la ligera, sacrificando las fechas de entrega a los lectores, o posponíamos la publicación del tema hasta la siguiente edición —ésta—, con el riesgo de que el tema se hiciera viejo. Supongo que al estar leyendo esto, es obvio cuál fue nuestra respuesta.

Inspirados por uno de los primeros discursos del papa Francisco frente a la prensa —“¡Cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres!”—, decidimos invitar a varias personas a que formularan su propio sueño para la Iglesia. Los teólogos Leonardo Boff (censurado durante el papado de Juan Pablo II), Dolores Aleixandre (religiosa del Sagrado Corazón de Jesús) y Cristina Auerbach (laica y mexicana, acompañante de los mineros de carbón en Coahuila), así como los jesuitas David Fernández (asistente de educación de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús) y Juan Luis Orozco (Rector del ITESO) escriben sobre la forma en que imaginan que otra Iglesia es posible

Esta edición incluye muchas más cosas, por supuesto: un reportaje sobre empresas que tienen una política de inclusión para personas con discapacidad —lo que nosotros consideramos una innovación social—; una entrevista con Xabier Etxeberria, un filósofo que se ha especializado en ética y que habla sobre los compromisos públicos que hemos de establecer con las víctimas de la violencia (en México o en el País Vasco); un reportaje sobre la crisis del sistema de pensiones en México, caracterizado por la fragmentación y la desigualdad; un ensayo fotográfico sobre la forma en que comparten el transporte los albañiles que construyen los suburbios de las ciudades mexicanas, reseñas y ensayos sobre la belleza en la arquitectura, el cine, la ciencia, la literatura, la ópera, y un largo etcétera.

Te invitamos a que te des una vuelta a nuestro sitio web, recientemente rediseñado para potenciar la lectura e interacción desde teléfonos y tabletas, y que además de comentar y compartir nuestros contenidos, te des tiempo de buscar en nuestro acervo. Seguro hay cosas de las que quizá ni te acordabas.

Muchas gracias.

 

Humberto Orozco Barba

Director de Magis

 

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No existen las ciudades sostenibles: Martínez Alier

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 Foto: Luis Ponciano

Joan Martínez Alier, doctor en Economía de origen catalán y pionero del ecologismo político, lo dijo claramente desde el inicio de su conferencia el pasado lunes en la Casa ITESO Clavigero: “No voy a usar eufemismos”. Y una vez hecha la advertencia, este ambientalista, con amplia experiencia en Europa y América Latina, afirmó que debido a la densidad poblacional, cualquier ciudad contemporánea con más de  100 mil habitantes es virtualmente insostenible, ya que, según cálculos de distintos científicos sociales y ecologistas a los que citó, las necesidades alimenticias, de materias primas y de movilidad –por mencionar sólo algunas– de cada habitante de urbes como Los Ángeles, Guadalajara, Barcelona o Ciudad de México, requieren muchas más hectáreas de las que tienen. 

Cálculos conservadores hablan de que si en una hectárea vivieran hipotéticamente 100 personas, necesitarían aproximadamente otras cuatro hectáreas para cubrir sus necesidades vitales —en la zona metropolitana de Guadalajara se calcula que viven 2 mil 734 personas por kilómetro cuadrado (cada kilómetro cuadrado tiene 100 hectáreas).

Todo lo que un ciudadano requiere para sobrevivir –comer carne, comer vegetales, moverse en su auto o en camión, bañarse– se conoce como “la huella ecológica”, término acuñado por el científico canadiense William Rees. Es tal la importancia de este concepto, que Martínez sugirió que las autoridades ambientales de Jalisco pongan manos a la obra para medir la huella ambiental de los ciudadanos de sus principales centros urbanos, con lo que obtendría un importante referente para plantear mejores políticas públicas, en lugar de simplemente construir presas.  

“El crecimiento de la población, por suerte, ya se está parando”, afirmó Martínez, catedrático e investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona desde los años 70, quien no prevé que el número de habitantes vaya a crecer en los próximos 50 años al incontenible ritmo que tuvo durante el siglo XX, periodo en el que creció cuatro veces, hasta rondar hoy en día los 7 mil millones de seres humanos. 

Después de subrayar su oposición a la presa El Zapotillo y a los trasvases de líquido a grandes distancias, y tras analizar brevemente la influencia del suizo Le Corbusier en la concepción de la ciudad contemporánea –lo calificó como el urbanista más famoso del Siglo XX y un defensor a ultranza del crecimiento urbano, filosofía que el catalán cuestionó reiteradamente–, Martínez hizo un veloz repaso por las obras de diversos pioneros de lo que hoy se conoce en términos generales como economía ecológica  y urbanismo sostenible, entre ellos Patrick Geddes o Ebenezer Howard. 

 

Basta de crecer, hay que replantear modelos

“¿Quién es capaz de frenar esta ansia constructora?”, se preguntó el académico y activista, quien vivió muy de cerca la burbuja inmobiliaria que agudizó la crisis en España, país que actualmente tiene cientos de obras absolutamente detenidas. Es tal el descontento europeo en relación con los mastodónticos gastos en infraestructura, que Martínez hizo referencia a un movimiento continental denominado llanamente Grandes Proyectos Inútiles Impuestos. Deseó que el conjunto de América Latina no llegue a ese punto, tal como sucedió con la capital mexicana o Sao Paulo. 

Para Martínez, la respuesta a esa pregunta está en la sociedad civil, en los movimientos ecologistas, ciclistas y similares que se organizan para decirle al gobierno y a las empresas que ya caducó modelo de crecimiento basado en la explotación irracional de los recursos naturales, el consumo exacerbado o en el incremento permanente de los automóviles. “Es la fuerza en la que tengo una mayor esperanza para alcanzar una economía menos insostenible”, afirmó. 

Uno de los esfuerzos civiles que están tomando fuerza en distintas partes del mundo, incluida Guadalajara, que alabó Martínez, fue el del car share, el auto compartido por varias personas que en una sola ronda se mueven desde sus hogares hasta la universidad o el trabajo, disminuyendo el impacto de su “huella ecológica" y aligerando la contaminación y el tráfico citadino. 

“A mí me parece muy bien aprovechar mejor el auto, porque un auto primero cuesta bastante energía y materiales fabricarlo, y luego la mayor parte del tiempo está parado”, mencionó el catalán, quien recordó que en varias ciudades del planeta, los autos que van más ocupados tienen derecho a utilizar el carril rápido, como ocurre en Los Ángeles.

“Todavía me parece mejor el autobús o el metro en las ciudades grandes. Imagine usted lo que sería la ciudad de México sin Metro; ha sido un gran éxito, moviliza a mucha más gente con un costo energético mucho menor”. Eso sí, advirtió que una de las principales objeciones con las que se toparán iniciativas como la de compartir auto es la de que la construcción de automotores es uno de los principales motores de la economía mexicana.

Justamente el ITESO está por lanzar un sistema de aventones en línea para su comunidad, el cual está pensado para compartir auto, reducir el tráfico y la contaminación y generar interacciones entre los universitarios. 

La conferencia del investigador catalán, quien se encuentra impartiendo un curso sobre el tema en las clases de verano del ITESO, fue organizada por las maestrías en Ciudad y Espacio Público y la de Proyectos y Edificación Sustentables de esta universidad, así como por su Programa de Ecología Política. 

 

Más información

Lee la entrevista que publicamos con Joan Martínez Alier el año pasado.

 

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Nosotros los pobres

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No hay secreto: un rápido vistazo a la cartelera comercial de cualquier país permite constatar que el paisaje mundial es dominado por la industria estadunidense, la más fuerte del planeta. Así, resulta consecuente que en prácticamente todos los países las películas que llegan de por allá sean las más taquilleras, las que llevan más espectadores a las salas (justo es aclarar que, si bien hay una relación entre taquilla y número de espectadores, se manejan cifras diferentes para uno y otro ítem). Históricamente así ha sido y no se ve por dónde pueda cambiar esta tendencia. No obstante, siempre hay forma de engrosar el orgullo nacional con las películas locales, que tienen su propia contabilidad: la mayoría de los países tienen su cinta más taquillera, más vista. Estas películas —como las norteamericanas que están en la cima— no son necesariamente buenas (rara vez empatan lo cuantitativo y lo cualitativo, la percepción del espectador y la valoración del especialista, como se puede constatar en cualquier festival que otorgue un premio del público), pero consiguen despertar la curiosidad, congregar a las masas patriotas, convertirse en un asunto de nacionalismo y un habitual tema de conversación (es difícil resistirse a verlas cuando todos los conocidos hablan de ellas).

En España la lista es encabezada por Lo imposible (2012), de Juan Antonio Bayona, y Los otros (2001), de Alejandro Amenábar. Ambas son habladas en inglés; ninguna es una obra maestra, pero ambas son buenas películas. En Argentina ocupa el sitio de honor una película setentera: Nazareno Cruz y el lobo (1975), de Leonardo Favio; le sigue de cerca El secreto de sus ojos (2009), de Juan José Campanella, ésta sí una cinta extraordinaria. En Francia recientemente subió al primer lugar Amigos (Untouchable, 2011), de Olivier Nakache y Eric Toledano, una decente feel-good movie al estilo estadunidense. En Japón las cuentas son mejores, pues en la cima está una obra maestra: El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no kamikakushi, 2001), de Hayao Miyazaki. ¿Y en México? Hace algunas semanas llegó al primer lugar Nosotros los nobles (2013), de Gary Alazraki. Desplazó como la más taquillera, de acuerdo a lo que consigna la revista Cinemania, a una película mala sin atenuantes: Don gato y su pandilla (2011), de Alberto Mar. La más vista hasta entonces era El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera. En un corte realizado la segunda semana de mayo, Nosotros los Nobles había sido vista por más de cinco millones de espectadores y había recaudado más de 255 millones de pesos (y sigue en cartelera, ¡ay!). De todas las cintas citadas —locales y foráneas— ésta es, por mucho, la menos brillante. (Bueno, pensándolo bien, Don gato es peor.)

De la evaluación cinematográfica Nosotros los Nobles sale mal librada. Es una propuesta que se sustenta más en el sketch televisivo que en la progresión dramática de largo aliento (como uno esperaría en un largometraje), que presenta un trabajo de cámara pobre (pero no importa, porque en la tele tampoco importa: se apuesta por la puesta en escena, por lo que los actores hagan y digan), que encadena presupuestos inverosímiles (¿cuándo se ha visto que un joven renuncie a las prohibiciones paternas de usar el celular, ver la tele o leer el periódico?), que exhibe situaciones dignas de la más representativa telenovela mexicana, que materializa sueños fantasiosos y clasistas que alcanzan para acabar con la lucha de clases y hacer justicia a los pobres pero honrados (si en alguno de estos lamentables productos recientes dos guaruras pudieron casarse con la señora de la casa y su hija, la princesa, es razonable que en la cinta de marras el junior maneje un microbús y la lady se gane la vida de mesera). ¿Por qué una película tan mala ha tenido tanto éxito, entonces? La respuesta no está en el aire: está en la televisión.

Nosotros los Nobles es un producto pensado de acuerdo a parámetros que aporta la mercadotecnia: desde ésta se detectan los ingredientes que luego se han de mezclar. Por supuesto que esto no explica del todo el fenómeno (si bien Hollywood se caracteriza por sus intentos de repetir fórmulas afortunadas no siempre hay respuestas positivas). El éxito se explica en mayor medida, aventuro, porque el espectador de cine en México es antes un televidente, y en la pantalla grande se enfrenta a un producto que le resulta familiar, para el cual ya ha sido adiestrado. Sale contento (y se contenta con poco), además, si se rió algunas veces, si lo visto y escuchado le da pretexto para hacer bromas posteriormente (justo es consignar que en la función a la que yo asistí las risas fueron discretas y escasas), llega incluso a recomendarla como una buena película (y yo digo que la igualdad es tramposa y presupone que a uno le gusta lo bueno; pero una cosa es que algo le guste a uno y otra que lo gustado sea bueno).

Esta cinta hace que me postule una pregunta acaso no menos tramposa: ¿Por medio del cine nacional hablará su espíritu? De ser así, habría que revertir la paráfrasis de la que surge el título de la película de marras para proponer una respuesta que es además un diagnóstico: Nosotros los pobres. ¡Ay, Torito!

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Fe, milagros y ciencia: explicar lo inexplicable

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 Juan Carlos Henríquez, conductor de Misterios de la Fe. Foto: Luis Ponciano

Lluvias de sangre que caen sobre un pueblo, gente que sufre espantosos accidentes y sigue viva, curaciones inexplicables para la ciencia, figuras religiosas que absorben la ira de quienes se acercan a ellas, estatuas que lloran, personas martirizadas por los estigmas... ¿Qué es un milagro y qué no lo es? ¿Por qué la gente cree lo que cree? ¿Cuál es el papel de Dios en las vidas de quienes dicen haber experimentado un milagro? ¿Cuál es el papel de Dios en la vida de un televidente ateo?

Misterios de la fe, la nueva serie que Discovery Channel estrenó en México el pasado 20 de mayo y que se transmite en América Latina y, a partir del jueves en Estados Unidos, tiene dos personajes principales, dos buscadores de historias que van "a la caza" de milagros y fenómenos religiosos que a la ciencia pura y dura le cuesta explicar de cabo a rabo, dejándolos en el brumoso terreno de lo "sobrenatural": Gabriela Calzada, conductora de televisión y periodista; y el sociólogo Juan Carlos Henríquez, SJ, académico del ITESO que imparte la clase "Teoría de la creencia" y que cuenta con una amplia trayectoria en medios de comunicación, particularmente la radio.  

"Misterios de la fe es un thriller, una historia de detectives. Están buscando la presencia de Dios en la vida de otros; para esto van siguiendo casos, narraciones, historias que la gente cuenta y en donde afirman que la mano de Dios intervino de determinada manera. Eso que comúnmente se llama: milagro", explica el jesuita, quien dice tener muchas facetas a la hora de enfrentarse a esa palabra: milagro. "Hay muchos Juan Carlos, y cada uno reacciona de manera distinta. El Juan Carlos más cerebral es muy escéptico; en mi experiencia, el mundo funciona con determinadas leyes y nunca he visto que se quiebre ninguna. Hay otro Juan Carlos, el de la fe, el que sí ha tenido experiencia de Dios en su vida, que me invita a que esté abierto a escuchar la historia del otro. Luego hay un Juan Carlos que es sociólogo, y abre los ojos y los oídos lo más que puede, porque sabe que está delante de algo que es fundamental en la sociedad: la construcción de sentido último".

Para explicar eso que llama "construcción de sentido último", Henríquez recurre a los sociólogos clásicos. "Uno de los padres de la sociología, Max Weber, era medio existencialista. Decía: 'En el fondo el mundo no tiene sentido, y tú lo sabes y yo lo sé. Sin embargo, la tarea más delicada que hacemos los humanos no es ponernos a producir bienes materiales, sino a emprender la gran construcción, la gran empresa, la gran fabricación de sentido profundo, para darle sentido a un mundo que no lo tiene'. Como sociólogo, lo que yo veo delante de estas narraciones de los milagros, es el esfuerzo comunitario con el que nos vamos dando sentido para decir que esta vida en colectividad vale la pena vivirla, vivirla plenamente".

Al igual que Weber, otros clásicos como Marx y Durkheim, añade Henríquez, vislumbraron la importancia del hecho religioso en las sociedades modernas. "[Intuían] que en el campo religioso se está jugando la conformación social, y no en el campo del Estado. Todos somos espirituales, porque todos tenemos la tarea de plantarnos de determinada manera y tener una visión única delante del mundo. Puede ser con Dios o sin Dios; lo esencial es la afirmación de esasubjetividad ante el mundo".

 

Un sobreviviente con ideas claras. ¿Milagro?

Disfrutar la vida a plenitud es lo que intenta hacer un humilde poblano que aparece en la serie. Un caso que, reconoce Henríquez, lo conmovió y lo dejó sin explicaciones "racionales", ya que después de caer de una altura de 52 metros y ver cómo una varilla de acero le atravesaba la cara, el cuello, la clavícula y el pulmón, la muerte no le llegó, sin que ningún médico pudiera explicar cómo había sobrevivido. 

"Debo reconocer que ante ese caso no logro explicación alguna de qué es lo que pasó. ¿Cuál es mi conclusión interior? Este chico tiene resuelta la pregunta más importante de todo ser humano: '¿Para qué estoy aquí?' Y en sus propias palabras, él está en esta tierra 'para cuidar la vida de los que él ama'. Ese es el sentido de su vida, con esa claridad un albañil te lo está diciendo".

¿Es ese entonces el sentido del programa, hacer que la gente se pregunte sobre su espiritualidad y sobre lo que significa estar en este mundo? El conductor y sociólogo dice que sí. "Si después de ver un programa de estos alguien dice: 'ellos dicen que Dios intervino en sus vidas... ¿Y en mi vida interviene, ha intervenido?’ Si logramos colocar la pregunta por la relación que tú tienes con Dios, misión cumplida. Si logramos colocar ante un no creyente la pregunta de por qué es tan importante Dios para los creyentes, tiene sentido el programa", afirma el jesuita.

En el programa, Calzada y Henríquez escuchan a los testigos de los presuntos milagros, revisan fotografías, videos, acuden con científicos forenses y otros especialistas con la intención de encontrar una explicación a dichos sucesos.

Y si de creer o no en milagros se trata, él afirma en uno de los promocionales de la serie que no cree en "los" milagros en plural, sino que cree en un milagro. ¿En cuál? "Creo en el milagro de la vida, en el milagro de Dios que se hace vida y se hace presencia en ti y en mí. Creo que eso es milagroso".

Paso a la televisión arriesgada, no tradicional

Elaborada por la productora británica WAG TV, Misterios de la fe, aclara Henríquez, no pretende enfrentar a la fe contra la ciencia ni es televisión documental, sino más bien un proyecto que se arriesga con un formato híbrido. "Es tal cual dos personajes haciendo entrevistas reales, una ficción, y dentro de la ficción hay hilos de realidad que le dan sustento a esa ficción", explica y añade que es, a final de cuentas, televisión de entretenimiento. "Nos cuesta reconocerle [a la televisión] su lenguaje propio, que es el lenguaje del espectáculo, porque lo hemos satanizado, porque desde la academia no sabemos qué hacer con la noción del espectáculo. Es el gran Satán. Es bueno salir y explorar otros lenguajes".

Como académico e investigador social, Henríquez es consciente de lo poco ortodoxo que esto puede resultar para el gremio al que pertenece. "Justo estamos en el momento en que la universidad se cuestiona a sí misma si debe cuidar la pureza de la cátedra o animarse a asomarse a lo popular, al entretenimiento, al mercado. Y hay universidades que se resisten, '¿cómo es posible, si nosotras somos las catedrales del saber?' Pues catedrales del saber ya con telarañas", sentencia Henríquez, a quien los riesgos le atraen.

"¿Qué busco? Busco la provocación. ¿Qué busco? Fundamentalmente lo mismo que busco en mis estudiantes o en la investigación que yo hago: busca, aunque no encuentres, atrévete", finaliza.

En México, Misterios de la Fe, la cual consta de ocho episodios, se transmite los lunes a las 22:00 horas en Discovery Channel.

Para conocer más sobre la serie, visita su sitio web

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MartinaPombo hará sonar la música del río en Clavigero

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En 2007, varios músicos de Popayán y Cali, Colombia, se reunieron con la idea de investigar y desarrollar un concepto musical propio que reflejara elementos del patrimonio cultural de suroccidente de Colombia. Iniciaron así una etapa de construcción de letras, estructuras rítmicas y melodías durante un periodo de tres años, con la investigación de ritmos y cantos tradicionales propios del norte del Cauca y sur del Valle como eje creativo y con la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Javeriana Cali como base. A partir de esta recopilación adaptaron y crearon nuevas piezas musicales, incluyendo instrumentos y temáticas contemporáneas. Luego de este trabajo de investigación y creación nació MartinaPombo, proyecto que estará de visita en Guadalajara como parte de su gira La música del río.

MartinaPombo debutó como banda en 2009, en el marco de la Semana Santa en Popayán y con otras presentaciones a lo largo del año en universidades y centros culturales de Cali. Entre julio y octubre de 2010 realizó la gira Músicas del Río en seis municipios de Valle y Cauca. Una nueva versión de la gira tuvo lugar entre octubre y diciembre de 2011 visitando nuevas localidades en la región. En 2013, MartinaPombo suma más de 20 presentaciones, donde ha acercado a los diferentes públicos del país y del mundo al patrimonio cultural del suroccidente colombiano.

El proyecto, que involucra a especialistas en distintas disciplinas artísticas y de las ciencias sociales, como músicos, artistas visuales, antropólogos, musicólogos, ingenieros y diseñadores, ha ganado becas del Banco de la República, el Ministerio de Cultura y el Fondo Mixto de Promoción de la Cultura y las Artes del Valle del Cauca, Colombia. Su primer álbum, La música del Río, fue editado en enero de 2012 y forma parte de la serie de grabaciones del programa Músicas del Río de la Universidad Javeriana Cali, una iniciativa sin ánimo de lucro que busca la divulgación de músicas del suroccidente colombiano.

Con el fin de fortalecer el intercambio cultural entre Colombia y México, el ITESO y la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, pertenecientes a la Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), organizan una charla-concierto inspirado en las tradiciones de la región colombiana llamada Tierra Plana del Cauca Grande (músicas del río Cauca), de la agrupación MartinaPombo.

Durante la charla, los miembros de MartinaPombo hablarán de la música tradicional de su país, de los ritmos y de las regiones, vinculándolos a la dinámica social y su sentido en Colombia. Posteriormente tendrá lugar el concierto, en el que se combinarán fusiones musicales de los sonidos tradicionales del valle del río Cauca, con videos, fotografías y audios para presentar a los asistentes aspectos de la vida de los músicos y las comunidades locales. También estarán disponibles productos académicos y de comunicación (libros, discos, audiovisuales) que abundan sobre estos temas.

La charla arrancará a las 18:00 horas y el concierto, a las 19:30 horas. Ambas actividades tendrán como sede la Casa ITESO Clavigero, que se encuentra en Guadalupe Zuno 2083, entre Chapultepec y Marsella.

 

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El Heliocentrismo: astronomía al desnudo

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La formalización del Modelo Heliocéntrico en el Renacimiento fue un proceso que retomó las ideas griegas del desnudo y su belleza, y culminó en la redefinición de los esquemas de armonía y perfección y en una concepción diferente de Dios.

El mundo según Tolomeo
El mundo según Tolomeo

La Astronomía, su historia y su desarrollo, ha estado íntimamente relacionada con los conceptos de armonía, belleza y perfección. Ha sido, entre otras muchas cosas, la búsqueda y el descubrimiento de lo estético (lo que es bello); un conjunto de experiencias históricas que, a partir de la observación, generó modelos del funcionamiento de los cielos atados a estos conceptos. En el Renacimiento, cuando los modelos cosmológicos existentes ya no pudieron cuadrar más con las observaciones,  se dio un divorcio entre las ideas y las experiencias. Los esquemas sufrieron una transformación, se crearon nuevas concepciones de belleza y armonía y se concibió una visión distinta de Dios y de la perfección. El hombre, su pensamiento, sus creencias religiosas y su historia se vieron arrastrados en este camino.

En la Antigua Grecia, los modelos cosmológicos se agruparon básicamente en dos grandes corrientes: los Geocéntricos, con el modelo aristotélico como su más grande ejemplo, y los Heliocéntricos, con Aristarco y Pitágoras.  

Aristóteles, a partir de la observación, generó todo un esquema de perfección. Comparó los movimientos de los astros con los de la Tierra; los primeros, circulares y perpetuos; los segundos, rectilíneos y perecederos. Observó que aquí, en la Tierra, las cosas nacían, crecían, maduraban y morían. Al caer éstas, inevitablemente sus trayectorias eran verticales, todas hacia el centro de la Tierra. En cambio los astros eran permanentes, inmutables, siempre estaban ahí, brillando, de la misma forma y en la misma posición; girando alrededor, describiendo caminos circulares y eternos.   

Estas asociaciones entre las trayectorias y los cuerpos lo llevaron, como consecuencia, a separar al Universo en dos. En los cielos, más allá de la Luna, estaba lo permanente, lo inmutable y, por ende, lo perfecto y divino, que se identificaba con el movimiento circular y con la eternidad. En cambio, en la Tierra, en el mundo supra lunar, habitaba lo perecedero, lo cambiante, lo corrupto y lo profano, cuyo movimiento natural era rectilíneo y finito.  Es en este momento y con esta síntesis (la relación entre las formas de las trayectorias y las cualidades de los objetos), donde la idea de divinidad se unió con la geometría para concebir lo que yo llamo el primer gran esquema cosmológico de perfección y armonía de Occidente: las trayectorias circulares son perfectas y divinas, sin principio ni fin; todos los demás movimientos y formas son corruptas, deformes, profanas y perecederas.[1]

Conforme el tiempo pasó y las observaciones se hicieron más precisas se vio que los movimientos de los cuerpos celestes no concordaban con las ideas de perfección. Por ello, desde Tolomeo y en toda la Edad Media, continuamente se crearon nuevos modelos, pero no para encontrar nuevas formas de perfección y/o armonía, sino para obligar a las observaciones a concordar con los esquemas ideológicos de los tiempos.

Caminando durante 18 siglos (desde Aristóteles hasta Kepler) los conceptos de belleza, armonía y perfección dieron lugar a una ideología que permeó básicamente todas las áreas del intelecto humano: la religión, la filosofía, la ciencia y la astronomía. Esto generó una simbiosis, una codependencia, entre la Teología y las Matemáticas, en especial con la Geometría.           

Así, desde la Edad Media, y en buena parte del Renacimiento, el hombre luchó por encontrar un modelo correcto del funcionamiento de los cielos que mantuviera las ideas de perfección, armonía y belleza vigentes hasta entonces: permanencia, inmutabilidad, eternidad, divinidad, circularidad, periodicidad, etcétera. Tales fueron los casos de Tycho Brahe, Nicolai Reymers Baer, Giambattista Riccioli, Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y muchos otros.

En el Renacimiento, estos conceptos caen en su propia trampa. Los modelos celestes son ya tan complejos y complicados que han perdido su armonía y su estética. Su falta de belleza es lo que lleva a Nicolás Copérnico a retomar las ideas de Aristarco y Pitágoras.

El Modelo Heliocéntrico de Copérnico (que paradójicamente era más inexacto que muchos de los modelos existentes en su tiempo) convenció por la simpleza, la belleza intelectual y estética que desprendía su sencillez geométrica.

Creo que no fue casualidad que una de las tantas características del Renacimiento, el redescubrimiento de la belleza del desnudo —esta  esta idea que nace de lo hermoso y cautivador que es la sencillez de un cuerpo—, se haya proyectado también a la ciencia, en concreto a la astronomía y, valga el juego de palabras, des-cubriendo (despojando de todos los artilugios) a los modelos existentes, para dar lugar al sencillo (desnudo y hermoso) Heliocentrismo Copernicano.

El Heliocentrismo, mucho más armonioso que el intrincado sistema de epiciclos de Tolomeo, también abordó una estética religiosa. Copérnico pensó que si el Sol era la fuente de la luz, del calor y, por ende, de la vida en la Tierra, Dios debió de haberlo puesto en el centro del Universo.  Seducido con estas ideas, Copérnico no abandonó los esquemas de perfección y armonía reinantes de su tiempo. Él no sólo dio a los planetas órbitas circulares —cuyo centro era el centro de la órbita terrestre— sino que además defendió la superioridad del movimiento circular, resaltando que sólo este movimiento posibilitaría una repetición interminable e infinita. Lo mismo pasó con Galileo.

La historia tuvo que esperar a alguien que, en una línea similar a la de Pitágoras, creía que “el universo lleva impreso el ornamento de sus proporciones armónicas”[2], para así deconstruir las estructuras de armonía, belleza y perfección y conciliarlas con la fe en Dios: Johannes Kepler.

Antes de enfrentarse a los sistemas de pensamiento de su tiempo, Johannes Kepler se enfrentó a su propia fe, y eso no fue fácil ni rápido. Para él, Dios era el dios de la armonía geométrica. “La Geometría existía antes de la creación. Es coeterna con la mente de Dios… La Geometría ofreció a Dios un modelo para la creación…. La Geometría es Dios mismo”[3].  Al igual que los demás, Kepler partió de las estructuras y de las concepciones existentes en su tiempo. El círculo era la forma perfecta, no tenía duda de eso, y pasó años tratando de ajustarlo a las observaciones. Pero en un acto que para mí es una prueba de valor y de amor a la verdad (y que lo llevó a dudar de Dios mismo), aceptó la realidad: las trayectorias no eran circulares. La armonía y la belleza del universo debían de estar constituidas de otras formas, además de las circunferencias, y que de alguna manera también tenían que ser hermosas, perfectas y, en consecuencia, provenir de Dios. 

Al liberarse de sus creencias (de las ideas de perfección, armonía y belleza imperantes en su tiempo), Kepler descubrió otras armonías geométricas y matemáticas del sistema solar: no sólo resolvió el funcionamiento de los cielos, sino que agrandó la creación. Encontró a Dios, su belleza y su perfección, presente en muchas otras formas en donde el hombre no lo creía. Sus 3 leyes de movimiento planetario, consecuencia de este proceso (de este desnudarse), lo demuestran: el Universo opera como una máquina de relojería. Su valor para aceptar la verdad y desprenderse de sus estructuras, a pesar de su fe, lo llevó a conocer la belleza, la perfección y la armonía—más amplias y profundas— que tenía la desnudez del Heliocentrismo; y lo llevó a rencontrarse con un Dios por mucho más grande que el anterior:

“Con esta sinfonía de voces el hombre puede tocar la eternidad del tiempo en menos de una hora, y puede saborear en una pequeña medida el deleite de Dios, Artista Supremo… Me abandono libremente al frenesí sagrado… porque la suerte está echada y estoy escribiendo el libro; un libro que será leído ahora o en la posteridad, no importa. Puede esperar un siglo para encontrar un lector, al igual que Dios mismo esperó 6000 años para tener un testigo”[4].

 


[1] Por otro lado Pitágoras y Aristarco, que defendieron un modelo en donde la Tierra giraba alrededor del Sol, no abandonaron la idea de las trayectorias circulares como la forma perfecta de movimiento, ni tampoco la de un punto o centro de giro, que los pitagóricos llamaron Fuego Central,  alrededor del cual todo se movía, incluyendo el Sol con los planetas. Para Pitágoras, la armonía y la perfección las encontraba en los números: todo (ideas, sentimientos, música, objetos, eventos, etc.) se podía enraizar en los números, en su estructura y su belleza.

[2] SAGAN, Carl. Cosmos, editorial Planeta, pág. 61

[3] Ibídem, pág. 56.

[4] Ibídem, pág. 63. 

Superman (re)inicia

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 Foto: Warner Bros.

De la galería de súper héroes que ofrecen DC Comics y Marvel, Superman siempre me ha parecido el menos valioso, el más limitado. Por más que las obras que hace por la humanidad —en alguna novela gráfica incluso muere por ella— son encomiables y merecerían un reconocimiento incuestionable, ha sido un héroe que está más allá de lo humano demasiado humano. Su fuerza sobrehumana lo hace invulnerable, inalcanzable. Acaso por eso en más de un cómic se han ensañado con ganas contra él: le han propinado maltratos también sobrehumanos, a sabiendas de que habrá de resurgir una y otra vez. Recuerdo en especial El caballero de la noche regresa, de Frank Miller, novela en la que Superman es un vasallo obediente del presidente —¡de Ronald Reagan!— que está dispuesto a combatir al siempre incontrolable Batman, por más que Bruce Wayne y Clark Kent son amigos. En esa obra, Batman le receta una paliza memorable, al grado de dejarlo seco como uva pasa. (Semejante servilismo lo amerita, habrá que concederle crédito a Miller.)

Esta percepción de minusvalía se ha acentuado con la aparición, desde hace una década, de películas de súper héroes que han sabido utilizar la fantasía de los súper poderes para explorar los rasgos humanos de quienes los poseen, que han sabido utilizar la irrealidad para abordar la realidad. De esta forma hemos visto crecer a Bruce Banner, quien precisa de la ira de Hulk para sacudirse la manipulación que los otros ejercen sobre él; a Peter Parker, a quien el tío Ben le ha hecho ver la maldición responsable que supone poseer un gran poder; a los Hombres X, cuyas misiones constituyen una invitación a la convivencia pacífica con los diferentes; ni hablar de Batman, que a partir del hilo conductor del miedo hizo una reflexión sobre los tiempos de desigualdad e injusticia social que vive hoy la sociedad capitalista. Pero, ¿y Superman?

En lo que a mí respecta, las películas del súper hombre —incluyendo la visita que le hizo Bryan Singer en Superman regresa— se encuentran entre las menos poderosas del subgénero habitado por los súper héroes. Concedí la duda a El hombre de acero (Man of Steel, 2013) porque en los créditos aparecen los nombres de los que contribuyeron a dar más grandeza a Batman: en la producción Christopher Nolan, en el guión David S. Goyer —responsable del texto que sirvió de guía a Batman inicia— y en la música Hans Zimmer (autor de todas las partituras del Batman de Nolan). El patito feo estaba en la realización: Zack Snyder ha alimentado una filmografía tan espectacular como irresponsable. Su elogio de la violencia en 300 (2006) y Sucker Punch (2011), así como las discretas cuentas que ofreció en Watchmen (que se inspira en una novela gráfica que es prodigiosa), contribuían a albergar escasas expectativas. Es más: a alimentar cierto escepticismo. Su labor en El hombre de acero, justo es anticipar, confirma la medianía de Snyder: Superman sigue sin punch. Habrá que explicarse, por supuesto.

El hombre de acero es una especie de Superman (re)inicia. Regresamos al conocido origen de Kal-El, quien es enviado a la Tierra por sus padres cuando su planeta natal, Kriptón, está a punto de explotar. Por acá (bueno, por allá, los súper son estadunidenses por antonomasia) se va haciendo consciente de su singular fuerza. Su padre terrícola (Kevin Costner) le pide que mesure sus impulsos, pues los humanos no están listos para sus desplantes (aunque, eso sí, luego descubriremos que las humanas no tienen mayores reservas). No obstante, acumula algunos gestos heroicos. Su destino cambia no sólo cuando su padre kriptoniano (Russell Crowe) se le aparece cual fantasma hamletiano y le descubre su origen, sino cuando un enemigo de su padre, Zod (Michael Shannon), amenaza con acabar con la Tierra si él no se entrega.

La cinta parte de lo que evidencia ser una desacertada estupidez (¿hay estupideces acertadas?): cuando Kriptón está a punto de explotar, Zod perpetra un golpe de estado que es rápidamente frustrado. Se le castiga congelándolo y mandándolo a otro lugar. La pregunta inmediata es: si querían reprenderlo, ¿por qué no lo dejaron en el polvorín kriptionano, en donde su suerte, como la del resto de la población, estaba echada? En adelante las cosas parecen mejorar, no obstante, por medio de la estructura que propone Goyer: inicia con las contrariedades de Clark cuando es joven y, por medio de saltos al pasado, va ilustrando el proceso de crecimiento. En la ruta nos recetan por medio del diálogo lo más atendible de la cinta, que, sin embargo, no escapa de un adocenamiento inocultable: el hombre es lo que elige hacer (el cine es acaso el último bastión de la libertad, porque la cotidianidad es mezquina al respecto); un súper poder conlleva una súper responsabilidad; en todo hombre pervive el género humano (y Kar-El viene equipado con millones de kriptonianitos). (La cinta ofrece un guiño poco discreto y hasta proselitista al cristianismo: Superman, dice su padre kriptoniano, será visto en la Tierra como un dios; acá está llamado a sacrificarse por los hombres, cuya confianza ha de ganarse, pues los terrícolas son incrédulos.)

Tal vez resultan más relevantes los rasgos negativos expuestos, esos sí humanos demasiado humanos: apenas puede, Clark se venga del que le hace mal (en su niñez se reprimía por mera complacencia al padre); matar lo humaniza (el asesinato le da la posibilidad de alcanzar la mayoría de edad humana). Al final, el proceso de humanización del obediente Kar-El que presenta Snyder no progresa de forma convincente, es accidentado y poco imaginativo.

Snyder imprime algunas dosis de humor (para variar, pues Superman es súper solemne), pero entrega una cinta formalmente rutinaria en la que llama la atención una cinefotografía más bien gris, que ofrece una pátina de añejamiento poco provechosa. Además, su trabajo de cámara es rutinario y reiterativo (como otros realizadores de dudosas dotes, propone abundantes pasajes con cámara en mano que resultan gratuitos y fastidiosos): filma la acción con los habituales minizoomins y minzoomouts rápidos que hemos visto en tantas cintas de acción. Eso sí, Snyder tiene cuidado de no presentar la muerte de ningún humano, mucho menos algún cuerpo mutilado, lo que haría su cinta no apta para chamacos de 13 años: no quiere perder clientela. Para acabarla, su registro de las peleas reserva más confusión que emoción. (El fastidio de esta apuesta se acentúa en 3D, pertinente es comentar.)

No menos lamentable es el respeto-elogio a la parafernalia militar, sus códigos y sus hábitos: en una lucha en que el arsenal humano es inútil, abundan los milicos que se la rifan en serio. Ante la crítica que Stan Lee prodiga a los militares en cada uno de sus comics, Snyder y Goyer muestran un servilismo deleznable. En conclusión, Superman sigue empantanado en la puerilidad: yo dudo mucho que algún día crezca hasta alcanzar una estatura miserablemente humana.

 

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Hacer periodismo con el viento en contra

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La violencia que experimentan los periodistas en México es diversa: además de la que tiene como fuente el crimen organizado, también está la que viene directamente de los funcionarios públicos. Y si se es mujer, la cosa se pone más difícil todavía.

 Foto: Wikimedia.org

A l@s colegas que han desaparecido, muerto, callado o declinaron.

A l@s que no conocemos sus nombres ni las claras razones por las que renunciaron al oficio, pero que sembraron una migaja de verdad para la cruda realidad.

 

Primera parte: el género en la encrucijada de la violencia

Evasión

Evasión suele ser la sensación secundaria al miedo, la duda, la fragilidad por la que transita una víctima de ataque físico y psicológico.

Evades porque la frustración de que poco tienes por hacer te invade. Porque sabes que no hay para dónde correr, que tus cercanos se alejan o les pides involuntariamente que se alejen, porque no hay muchas estructuras a las cuales confiar si eres periodista y mujer.

Evadir es lo que hace un jefe ante la noticia de que una de sus periodistas está bajo amenaza, sobrevivió a un ataque o está siendo origen del acoso general al medio de comunicación para el que trabaja. Si no hay regaño, por lo menos se le neutraliza momentáneamente. En el peor escenario, la destituye de sus labores periodísticas.

Evasión con silencio y poca atención física, financiera, psicológica, es lo que hacen las instituciones de seguridad, procuradoras de justicia, cuando sin distinción de género se da un ataque a periodistas por la labor de investigación que han realizado o están llevando a cabo, en la que se evidencian prácticas políticas injustas, ilegales, impunes desde el gobierno, desde un grupo del crimen organizado o redes delictivas.

Las cifras no mienten, nos dicen cosas. Pero tampoco son exactas debido a que al evadir lo que le sucede a una reportera, se ocultan incidentes de seguridad por desconfianza y entonces no aparece el reporte en ninguna cifra.

Desde luego es vital detenernos en el incremento que, año con año, registra la estadística de atentados, agresiones, hostigamiento, asesinatos y desapariciones de periodistas, personas trabajadoras de los medios de comunicación, blogueros o activos usuarios de las redes sociales. Pero las formas, los modus operandi y el rasgo de ataque de género es lo que sitúa en alarmante el contexto nacional: según reportes de ONG’s, en 2008 fueron 5 casos de violencia contra mujeres periodistas, en 2009 se reflejan 13, en 2010 son 94 casos, en 2011 y 2012, 31 y 37 respectivamente.

Lejos de los números queda otra lista de acontecimientos e incidentes de seguridad entre reporteras, presentadoras de noticias, redactoras, fotógrafas, encargadas de publicidad, relaciones públicas o áreas administrativas de medios de comunicación, que difícilmente se reportarán, por lo que el sub-registro de este tipo de acciones violentas continúa; se auto asume la condición de desventaja por ser mujer y por tanto la vulnerabilidad se vuelve rasgo cotidiano: no hay sorpresa o sobresalto por ser acosada, hostigada, amenazada o violentada en los derechos como mujer y periodista. Y es que el periodismo que se hace en México brincó de un estatus alarmante a francamente un oficio tenebroso que orilla a muchas de las mujeres que lo ejercen a caer en prácticas no éticas, no seguras, no las propicias para garantizar la equidad y la protección de la libertad de expresión por no perder un empleo, un contrato, una exclusividad, un espacio en la redacción, una fuente de información institucional que facilite el trabajo.

 

Consternación.

Consternación y rabia es lo que brota cuando se narra la noticia que nunca se desea dar: asesinaron a una periodista, una reportera ha desparecido, hubo un nuevo ataque violento a la redacción de un diario, ultrajaron la casa de una colega o llegaron amenazas electrónicas. Inexplicables se vuelven ese tipo de pésimas noticias para algunos círculos y pequeñas redes de periodistas que autogestivamente se han configurado para pugnar por la libertad de expresión, el derecho a la información y la imperante garantía que debe existir en un país corrupto como México, donde a los periodistas responsables y comprometidos con el oficio no se les de trabajo. Por el contrario, se les persigue, coarta, acecha, mata.

El informe más reciente de AMARC-México detalla que, de 2008 a 2010, se recrudeció la persecución gubernamental que históricamente se ha ejercido contra las radio comunitarias que transmiten sin permiso, clasificándolas como ilegales y, por tanto, ejecutando operativos —sin diplomacia, con extrema violencia y en desapego a la Declaración Universal de los Derechos Humanos— a cargo de la Cofetel, la Segob y la PGR dirigidos contra estaciones que emiten señal con menos de 5 watts y cuyos realizadores radiofónicos, agentes comunicadores, son precisamente mujeres y niños.

No obstante, son pocos los casos que logran pasar de la consternación al repudio colectivo, aunque gradualmente se ha ido transformando la visión de que no sólo ciertos expedientes de colegas como Lydia Cacho, Anabel Hernández o Sanjuana Martínez son los que ameritan radicalizar la consternación.

 

Segunda parte: El contexto y sus actores

Indignación.

El Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) revela en su informe anual que, al 31 de diciembre de 2012, ocho personas fueron asesinadas a causa de su labor periodística o por laborar dentro de un medio de comunicación. Distrito Federal, Oaxaca y Veracruz son las entidades que arrojan la cifra más alta.

Las ocho personas asesinadas por ejercer el periodismo de manera cotidiana o laborar dentro de un medio de comunicación, sin duda, sabían que antes de ellos había otros más que también habían sido asesinados; muchos otros que vivían desplazados, hostigados, perseguidos, despedidos, "halconeados", señalados dentro de su redacción. Un egresado de cualquier escuela de periodismo, un recién acogido en algún medio, un longevo periodista, saben que hoy en día a esta profesión se le respeta poco dentro y fuera de las redacciones, se ejerce en constante acotamiento y con peligro, a menos de que se labore dentro de las intocables franquicias de información que sostienen el duopolio mediático en nuestro país.

Es común que, debido a la información de las estadísticas y su realidad cotidiana, los periodistas transiten de la consternación a la evasión, para luego llegar a la indignación y entonces continuar investigando, desde el filo desgastado de la prudencia —clasificada también como autocensura—, para seguir dentro del universo del periodismo desde dos vías: con alternativas de auto protección adheridas a redes autogestivas que en pocas ocasiones se crean dentro del mismo medio, o con displicencia ante el escenario adverso y, por lo tanto, risueño con los poderes que oprimen la libertad de expresión.

Las agresiones registradas en 2012 por el Cencos refieren a 182 hombres y 37 mujeres, que han sido víctimas de agresión verbal y física, una balacera o incendio, robo de artículos personales y casa habitación, obstrucción a la circulación, ataque cibernético; en los casos de calumnia, intimidación, presión y detención temporal, las mujeres periodistas sufren, además, agresiones de género.

Los atacantes construyen un perfil y desde las redes sociales virtuales, durante ruedas de prensa, en eventos públicos, con llamadas telefónicas o comentarios de pasillo en recintos públicos y círculos de convivencia operan, desprestigian y utilizan la información personal mezclada con el trabajo periodístico para acechar. Cuando de ataque físico y asesinato se trata, ensucian la escena del crimen para desviar la razón del ataque a una periodista y argumentar que éste responde a un "asunto personal, pasional", o es derivado de la violencia cotidiana en que está envuelto el país y, por ende, desplazarlo a la zona de asuntos no relevantes para los procuradores estatales de justicia.

 

¿Quién está al otro lado del espejo?

Según el registro de Cencos, donde se sistematizan los casos de 2012, es difícil separar las fuentes de las agresiones al gremio periodístico, ya que conjuntan formas y estilos. Tan es así, que 69 casos están clasificados como Presuntos responsables,Particulares o No identificados. La etiqueta de no identificados o no asociados a alguien no sólo no nos sirve para entender el fenómeno, sino que nos abre una tenebrosa puerta para imaginar el escenario de cuántos en realidad responden a los intereses de los 157 funcionarios y partidos políticos que sí se han logrado identificar como los autores intelectuales y materiales de agresiones a periodistas durante el año pasado.

En el momento por el que atraviesa México, y que arrastramos desde hace más de cinco años, donde la línea es sumamente delgada entre las relaciones perversas que el poder institucionalizado mantiene con grupos del crimen organizado, se abren tres variantes o tres grandes fuentes desde donde se originan los atentados contra periodistas: 

a) Grupos delictivos del crimen organizado.

b) Entes y funcionarios del poder institucionalizado.

c) La mezcla de los dos anteriores. 

Por ello la desconfianza prevalece entre los periodistas respecto de las respuestas que el gobierno mexicano ha dado ante el escenario violento en que se ejerce el oficio, es difícil desmantelarlo, sin mencionar que las trayectorias de formación y construcción de identidad del gremio son débiles, a diferencia de la organización que tienen los defensores de derechos humanos que promueven, entre otras cosas, la libertad de expresión.

En agosto de 2010 salimos a las calles de la Ciudad de México a gritar "Los Queremos Vivos", expresión que encerró la desesperación que envolvía a quienes sobrevivimos a ataques y agresiones sistemáticas y a quienes, sin un incidente de violencia en su haber, conocían la vulnerabilidad en la que se estaba ejerciendo desde sus ciudades. Entonces aún con vida, Miguel Ángel Granados Chapa dirigió un sencillo pensamiento sobre la violencia dirigida a representantes de los medios y periodistas: "No requerimos inventar nada nuevo, sino que, sencillamente, las averiguaciones previas se elaboren de conformidad con la ley y que los ministerios públicos de este país entiendan lo que atañe a un atentado contra reporteros".

 

¿Ya vas a dejar de cubrir causas perdidas?

Es una pregunta cotidiana que proviene de colegas que poco entienden la sensibilidad e indignación desarrollada a lo largo de los años entre los periodistas que permanecen abiertamente comprometidos en el seguimiento informativo de denuncia social, motivo que fecunda la amenaza y la persecución porque, finalmente, estas historias trastocan la impunidad con que el crimen organizado  se eterniza dentro y fuera de las instituciones.

Ante el escenario de violencia e impunidad que continúa recrudeciendo, la única respuesta que los periodistas hemos encontrado ha sido la autoprotección y la profesionalización del oficio, no necesariamente jubilándose para radicar dentro de la academia sino consolidando las investigaciones, trabajando en red, compartiendo los datos y fuentes de información antes que el manejo exclusivo. El periodismo de investigación encontró un espacio privilegiado para quienes, incluso dentro de sus redacciones base, no encontraron eco: coautorías de publicación impresa, creación de sitios web, producción de radio, arte o cine-documentales. Éstas han sido las herramientas que algunos periodistas, mujeres principalmente, idearon y financian para dar seguimiento a la violencia de Estado en México y la vulneración de derechos humanos. Herramientas para contar historias de identidades, de comunidades, de los oprimidos y los no privilegiados por el sistema.

¿Deben los automovilistas “pagar” el transporte público?

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Belisario Romo, doctor en Ingeniería de Tráfico por la Universidad de Teherán, propone un sistema con el cual se cobren al automovilista los kilómetros recorridos y el estacionamiento en vía pública, además de registrar los orígenes-destino para obtener un gran banco de datos que permita optimizar la movilidad en la ciudad. Lo recaudado, añade, puede servir para financiar el transporte público.

 La propuesta incluye toda una plataforma de monitoreo del tráfico en las calles. Foto: Luis Ponciano

Para nadie es un secreto que la movilidad en la ciudad es un caos y que algo se tiene que hacer al respecto. Y que es urgente. Sin embargo, muchas de las “soluciones” que se han implementado tienen que ver con la construcción de estructuras, avenidas, túneles o puentes que sólo impactan un punto específico de la ciudad, como el puente atirantado en la avenida Lázaro Cárdenas. Sin embargo, en opinión de Belisario Romo, doctor en Ingeniería de Tráfico por la Universidad de Teherán, las necesidades ya superaron esas “soluciones” y ahora es necesario “atacar” de forma integral toda la mancha urbana: “Para eso solo hay un sistema que lo puede hacer y es de manera cibernética”. Es decir, utilizar tecnologías alternas para optimizar la movilidad, reduciendo demoras y emisiones contaminantes en todos los medios de transporte urbano, con beneficios sociables medibles.

Durante la charla “Infraestructura de movilidad urbana integral adaptiva”, que tuvo lugar en Casa ITESO Clavigero, el también especialistas de la empresa Metropolitan Mobility Technologies Corporation consideró que el automóvil debe “pagar su deuda con toda la sociedad”. Esto, explicó, implica dejar de considerarlo como el “enemigo público número uno” y tomar ventaja de su potencial económico. ¿Cómo?: A través de un sistema que, mediante el servicio de telefonía celular, cobre al automovilista los kilómetros recorridos y el estacionamiento en vía pública. Con lo que se recaude que se pague el transporte colectivo y los modos no motorizados. El dinero, añadió, podría irse a una bolsa  administrada por la ciudadanía. “Con esto se equilibran todos los modos de transporte, porque en el momento de que el automóvil paga el transporte colectivo, se va mejorando el sistema y se va a mayores sitios. El problema actual del transporte colectivo es que es muy limitativo en cuanto a origen y destino […] Lo que no es equilibrado es que al obrero y al estudiante se le cobre el transporte público, porque es una manera de esclavitud”.

Este “Sistema de detección geo-referencial de dinámica continúa en tiempo real” también serviríapara el control y optimización de la movilidad, pues registraría los orígenes-destino y los horarios de cada persona que cuente con un teléfono celular, lo que permitiría obtener un gran banco de datos parahacer una “movilidad operativa real. No demagógica, sino real, técnica”.

 Braulio Romo en conferencia en Casa Clavigero. Foto: Roberto Ornelas

Según explicó en su charla, el sistema asignaría un número de identificación a cada persona cuando inicia un trayecto y lo sigue a través de la red. Si es automovilista, se cobraría, según dijo, alrededor de tres centavos el kilómetro, además del estacionamiento. “Habría días, horas y avenidas más caras que otras, dependiendo de la capacidad”, apuntó, para luego añadir que “nada más gerenciando cibernéticamente la movilidad aumentaríamos la capacidad tres o cuatro veces de toda el área metropolitana, además bajaríamos los niveles de polución […] Si lográramos tener diariamente los datos reales de los orígenes-destino de la ciudad de Guadalajara, con el paso del tiempo tendríamos tal banco deinformación, que nos permitiría predecir cada vez con mayor distancia cuál va a ser la demanda de todos los días, las horas, de dónde a dónde, y prever el crecimiento de la ciudad”.

Acerca de los beneficios para la ciudadanía, incluso para un automovilista, el especialista explicó: “Si tú te ibas a tardar 45 minutos en un congestionamiento, te lo quito, porque estoy gerenciando el momento en que los pelotones llegan a las intersecciones.  Eso es lo que se logra con el tiempo, con los datos que se tienen: saber quiénes van y a qué horas […] Lo único que hago es retrasar a uno o acelerar al otro unos segundos. Te estoy vendiendo el tiempo que te estoy ahorrando y también te estoy ahorrando emisiones, que es dinero, porque estás gastando menos gasolina”.

Sobre el costo que implicaría su implementación, aseguró que sería “mínimo” en comparación con lo que se gasta en la construcción de un periférico o una autopista. “Lo que les puedo decir es que este sistema le estaría produciendo a la ciudad de Guadalajara aproximadamente entre 9 y 14 millones de pesos diarios de ingreso”.

El especialista lamentó que hoy todos los trazos y diseños de las vías son intuitivos y no están basados en un análisis científico. Además, dijo que priorizar un modo de transporte sobre otro conduce a la radicalización y a tener un discurso  cada vez más confrontativo. 


En Coahuila no pasa nada

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Las noticias de más agresiones corren de Ciudad Acuña a Saltillo, de Piedras Negras a Torreón. Las amenazas a reporteros y directivos se sucedieron: advertencias telefónicas, mantas, ataques a las instalaciones de, por ejemplo, El Siglo de Torreón, que entre agosto de 2009 y hasta marzo de 2013 sufrió cinco atentados.

 Foto:Libertad-expresion.org.mx

La violencia en la región lagunera de Coahuila y Durango pareciera algo inherente a este pedazo de suelo mexicano. En la historia de la Laguna los hechos de sangre, muchas veces producidos por verdaderas masacres, son numerosos. Una de las más sangrientas y bestiales fue la matanza de chinos a manos de gente de a pie que, al calor de la barbarie desatada y empujada por la lucha revolucionaria en 1911, victimó a más de 300 ciudadanos de origen chino que habían llegado a Torreón a trabajar y promover un desarrollo que, pese al hoy de violencia generalizada, todavía es notorio.

Los periodistas, en territorio coahuilteca, no han escapado a esta expresión ancestral.

Según datos, Salvador Guerrero Álvarez fue el primer periodista asesinado en Coahuila (1942). Su familia sigue creyendo que su crimen lo decidió el entonces gobernador general Benecio López Padilla (1941-1942). Es en la Laguna, principalmente, donde las agresiones contra los comunicadores se acentúan y diferencian respecto al resto del estado.

Pocos lo recuerdan, pero Cuauhtémoc Ornelas Campos inició el registro de periodistas desaparecidos. Desde el 3 de octubre de 1995 nadie volvió a saber de él. Era director de la revista Adelante, de circulación en Sinaloa, Durango y la Laguna. Comunicadores de Torreón y Gómez Palacio “tomaron” la subdelegación de la Procuraduría de Justicia del Estado (gobernaba Rogelio Montemayor Seguy) para presionar y exigir su presentación. No pasó nada. Jamás ha sido reportado nada sobre él. Se apuntaba como presunto responsable del hecho a un hermano del entonces alcalde, Mariano López Mercado. La impunidad se lo tragó.

La noche del 25 de mayo de 2009, Eliseo Barrón Hernández, reportero policíaco de La Opinión Milenio, de Torreón, fue asesinado en el conurbado municipio de Gómez Palacio. En Saltillo, el 8 de enero de 2010, el joven reportero del diario Zócalo, Valentín Valdés Espinoza, murió acribillado. Dos periodistas abatidos por las balas, por la descomposición social y la aparición fortísima del crimen organizado en Coahuila y la comarca.

El 29 de julio de 2010, en las cercanías del Centro de Readaptación Social de Gómez Palacio, Durango, tres reporteros de televisión fueron capturados por un grupo armado y posteriormente liberados, cuando cubrían un hecho noticioso: Javier Canales Fernández(camarógrafo de Multimedios Laguna), Alejandro Hernández Pacheco(camarógrafo de Televisa Laguna), Héctor Gordoa Márquez (reportero de Televisa México que esa mañana había llegado a Torreón) y Oscar Solís (reportero del periódico Vespertino). El segundo pidió asilo político en los Estados Unidos y lo obtuvo tras verse asediado.

Nacido en Francisco I. Madero (Laguna de Coahuila) y también periodista de Zócalo, pero en Monclova, desde el 8 de julio de 2006 ya no se volvió a ver ni a saber del reportero Rafael Ortiz Martínez, mientras que Luis Emmanuel Ruiz Carrillo, joven periodista coahuilense, también fue asesinado, aunque él cayó en Monterrey el 25 de marzo de 2011. Trabajaba para La Prensa, de Saltillo.

Pero la violencia continuó contra los comunicadores y los medios: las noticias de más agresiones corren de Ciudad Acuña a Saltillo, de Piedras Negras a Torreón. Las amenazas a reporteros y directivos se sucedieron: advertencias telefónicas, mantas, ataques a las instalaciones de, por ejemplo, El Siglo de Torreón, que entre agosto de 2009 y hasta marzo de 2013 sufrió cinco atentados, con daños materiales producidos por armas de alto poder a su edificio de la avenida Matamoros, entre Acuña y Rodríguez, en pleno centro de la ciudad. Un civil que deambulaba por ahí, murió. La noche del 8 de febrero pasado, y por varias horas, cinco trabajadores de la empresa –ninguno reportero- se vieron privados de su libertad en las inmediaciones del periódico y fueron golpeados y amenazados por los 21 presuntos delincuentes que, días después, acabaron siendo detenidos en la región y en otras entidades a donde habían huido.

El 9 de febrero de 2011, un técnico operario del Grupo Milenio Laguna perdió la vida ante el ataque y robo que perpetró un grupo armado. La madrugada de esa fecha Rodolfo Ochoa Moreno cayó abatido ante una intensa ráfaga de balas. Una víctima inocente. Nada tenía que ver con cuestiones periodísticas.

Narcomantas contra Televisa Laguna y TV Azteca Laguna que han quedado, afortunadamente, en meras bravatas.

Sin embargo, el listado de los reporteros levantados, golpeados y amenazados es largo. Algunos han optado por retirarse de la actividad, dejando atrás sus carreras en este ambiente laboral de zozobra, miedo y necesidad.

En Saltillo la reportera policíaca Estephanía Rodríguez Cardoso, del periódico Zócalo, quien estuvo en peligro junto con su hijo, desapareció del 8 de junio de 2012 al 15 de ese mes, en que se reportó viva. Una llamada telefónica al noticiero de la periodista Denisse Maerker, sin dar detalles, hizo saber que estaba bien, con miedo, pero de pie.

Otro periodista muerto es José Valdez, asesinado el 6 de enero de 2006 en Sabinas. Se presumió que el narco lo victimó.

 

Buenas intenciones legales, pero la impunidad manda

El 19 de marzo pasado, el diputado local Samuel Acevedo Flores, del Partido Social Demócrata (PSD), llevó al Congreso de Coahuila una iniciativa de ley para la Protección y Garantía de la Libertad de Expresión de las y los Periodistas del Estado de Coahuila, que consta de 26 artículos. Antes, el 20 de octubre de 2010, hubo otra intentona legal: la Ley del Secreto Profesional del Periodista en el Estado de Coahuila de Zaragoza. Constaba de 7 artículos.

Aquí no pasa nada, en términos reales, a favor de los periodistas. Más allá de las agresiones físicas, amenazas y atentados, el clima es de incertidumbre laboral. Los despidos, sean o no por argumentos válidos, no cesan. Reporteros como Reginaldo Luna y Javier Casio, ambos de Milenio Laguna, por citar dos casos ejemplares, se vieron despedidos por la intolerancia prevaleciente. El primero, por haber criticado –al parecer sin fundamento- a Rubén Moreira Valdez, siendo éste secretario de Gobierno con su hermano Humberto como gobernador; el segundo, al atreverse a poner el nombre de Ricardo Martín Bringas, de la familia lagunera fundadora y dueña de la cadena de supermercados Soriana.

En este sentido, se podría hacer todo un libro con nombres y apellidos de reporteros de diferentes medios en todo Coahuila, pero más en Saltillo y Torreón.

El conocido columnista Ricardo Alemán, el domingo 3 de julio de 2011, en una mesa de debate por televisión nacional (Foro TV), a propósito de la elección de Rubén Moreira ese día como nuevo gobernador del estado, afirmó que en Coahuila “no pasa nada. Tienen 30 años sin periodismo”.

En el remate de toda esta caótica situación, el 11 de marzo de 2013 el periódico Zócalo editorializó: “En virtud de que no existen garantías ni seguridad para el ejercicio pleno del periodismo, el Consejo Editorial de los periódicos Zócalo decidió, a partir de esta fecha, abstenerse de publicar toda información relacionada con el crimen organizado”.

Esta empresa cuenta con ediciones diarias en Saltillo, Monclova, Piedras Negras y Acuña. Su propietario, Francisco Juaristi, alguna vez secretario de gobierno con Rogelio Montemayor, recientemente fue amenazado a través de medio centenar de mantas por grupos criminales. En 2010 un artefacto explotó en el estacionamiento del periódico en Piedras Negras.

Lo único cierto es que por la falta de una organización grupal sólida, los comunicadores coahuilenses atraviesan una etapa de profunda vulnerabilidad.

El polémico obispo de Saltillo, Raúl Vera López, pidió a la Fiscalía Especializada en Delitos Contra Periodistas, dependiente de la Procuraduría General de la República (PGR) que ya trabaje, que no finja que investiga, “porque no se han visto resultados”.

 

Este texto forma parte del informe anual ¿Por qué tanto silencio? Daño reiterado a la Libertad de Expresión en México 2012, que será publicado a finales del mes de junio. Es resultado del trabajo permanente de monitoreo, registro y documentación con enfoque de derechos humanos, de las agresiones a periodistas y medios de comunicación que Cencos realiza desde los años 80.

Podrás encontrar más información en los próximos días a través del hashtag #PorQueTantoSilencio y a través de las cuentas @Cencos y de la Campaña Permanente de Protección a Periodistas @Campperiodistas en Twitter y Facebook previo a la presentación del informe. 

 

Empresas de servicios, el motor de medio mundo

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El Siglo XXI parece ser el de los servicios, un sector que, por encima de otras industrias, sigue a la alza en las principales economías del planeta. El ITESO tiene lista su Ingeniería en Empresas de Servicios, que arrancará en agosto de 2013

 Gonzalo Díaz será el coordinador de la nueva ingeniería del ITESO. Foto: Luis Ponciano

¿Qué es una empresa de servicio ejemplar? Es aquella que sabe que, sin importar si lo que vende es un producto, un juego en línea o la mejor página para que el usuario organice sus vacaciones, le gusta innovar, interactuar con sus clientes y generar valor.

¿Qué es un ingeniero en empresas de servicios? Es un profesional que innova, crea y mejora la operación de los servicios de esa o aquella empresa (puede pensar en un hotel, en un restaurante, en Volkswagen, Google, Starbucks o Hewlett Packard, pero las posibilidades son prácticamente infinitas) para brindarle una “excelente atención al cliente”.

A nivel global, las empresas de servicios siguen experimentando un notable crecimiento en la generación de riqueza, tanto en los países desarrollados como en los emergentes; en Jalisco, por ejemplo, estas son responsables del 70 por ciento de su riqueza, y por ello el ITESO decidió crear un nuevo programa académico que estrenará en agosto de 2013: la Ingeniería en Empresas de Servicio.

El pasado martes, en el campus de la Universidad y ante medio centenar de padres de familia y aspirantes a cursar la nueva ingeniería itesiana, su coordinador, Gonzalo Díaz, acompañado por Rodrigo Díaz, gerente de Aduanas America Global Business Services de la multinacional Hewlett Packard (HP), ofrecieron sendas conferencias en las que enumeraron las amplias opciones laborales que tiene este campo y los detalles del plan de estudios que está por iniciar.

El directivo de HP resaltó en su charla, titulada El servicio, la cereza de los negocios, la privilegiada posición geográfica que tiene México “en el centro del mundo”, la cual le brinda la oportunidad de relacionarse con Asia, Europa, Sudamérica y, sobre todo, con el principal cliente del globo terráqueo: Estados Unidos. A esta posición hay que sumarle, recordó, los tratados comerciales que tiene firmados con casi 50 naciones, entre ellas el conjunto de la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, Israel o Japón.

Después de enlistar cuáles son los países con más Producto Interno Bruto (México está en el décimo lugar, mientras que Estados Unidos ocupa el primero) y los que mejor lo reparten entre sus ciudadanos (con Qatar, Luxemburgo, Singapur, Noruega y Brunei a la cabeza, con los Estados Unidos cayendo al séptimo), Díaz mencionó que estas economías apuestan sin dudarlo por el sector de los servicios.

Hoy en día, más del 60 por ciento de la población del bloque europeo, Canadá y Estados Unidos, Australia o Japón, está inserta en el sector terciario, al que pertenecen los servicios (telecomunicaciones, salud, turismo, servicios de información e Internet y un larguísimo etcétera).

 

“Practicar, practicar y practicar”

Una vez expuesto el panorama global de lo que le espera a un egresado de la Ingeniería en Empresas de Servicio, su coordinador trazó un breve y conciso mapa de lo que los alumnos estudiarán en el ITESO, un innovador formato centrado en tres aspectos: la creación de empresas de servicios, su comprensión y la responsabilidad social de las mismas ante los retos sociales y económicos que demanda la globalizada economía mundial.

“Ustedes”, les dijo Gonzalo a los aspirantes presentes, “van a practicar, practicar y practicar desde el primer minuto”. Al ser México el cuarto proveedor de servicios en el planeta y al tener Jalisco 23 mil empresas dedicadas a este rubro –más las que pudieran surgir gracias a las alianzas que el ITESO ha entablado con distintas firmas, entre ellas HP–, el coordinador invitó a los asistentes a que analizaran el potencial de la nueva ingeniería y a que cualquier duda que les surgiera la compartieran con él o con los asesores de Admisión ITESO, coorganizadores de la actividad.     

Las agresiones a la libertad de expresión en el contexto de violencia

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Los periodistas, particularmente los que cubren la fuente policiaca, han tenido que aprender el modo y ejercicio particular de las agresiones de cada organización delictiva hacia los medios de comunicación.

 Foto: A7.com.mx

El reto más grave de los periodistas en 2012 fue el simple ejercicio de su profesión en entidades afectadas por el enfrentamiento entre grupos rivales de la delincuencia organizada y de éstos contra las fuerzas federales, principalmente el Ejército y la Armada de México.

Tratando de silenciar a los medios o convertirlos en su caja de resonancia durante los enfrentamientos entre sí o con las fuerzas federales, las bandas de la delincuencia organizada mantuvieron una presión exacerbada contra periodistas, que incluía la amenaza de muerte, el secuestro, los golpes, la desaparición forzada y el asesinato. En algunos casos documentados en este informe, los grupos delictivos también recurrieron al uso de explosivos y granadas contra instalaciones de medios de comunicación.

Esa violencia contra periodistas fue más intensa en los estados de Veracruz y Coahuila, lugares donde se han extendido una serie de enfrentamientos armados entre la Nueva Federación, una coalición de grupos criminales que incluye al Cartel del Golfo, al Cartel Sinaloa y La Familia Michoacana, además de otros de reciente creación como Jalisco Nueva Generación, contra Los Zetas, un grupo que fue formado originalmente por ex soldados del ejército mexicano.

En 2012 ocurrieron 8 asesinatos de periodistas, 6 de ellos del estado de Veracruz, y 4 casos de desaparición, 2 en Veracruz, uno en San Luis Potosí y otro en Tamaulipas.

Esas agresiones extremas han contribuido a crear un clima de angustia y zozobra permanente, que ha llegado a provocar el abandono de la profesión o el éxodo masivo de periodistas que abandonan sus empleos y se desplazan a localidades de menor riesgo. Algunas organizaciones periodísticas han preferido no publicar más información de violencia relacionada con la delincuencia organizada, aunque eso no les ha protegido de las agresiones provenientes de grupos criminales y funcionarios públicos corruptos.

Los grupos criminales han impuesto distintos niveles de agresión a periodistas y medios que no siguen sus instrucciones al pie de la letra. En el caso de Coahuila, los grupos criminales empezaron a realizar secuestros al azar de empleados de los medios locales para presionar a éstos a cubrir incidentes a su conveniencia y satisfacción. Esto puso en evidencia que no sólo reporteros y editores estaban en riesgo, sino que también personal administrativo y de producción. Las amenazas provenientes de la delincuencia organizada se extendieron a todos los medios de comunicación de ciudades como Torreón.

Los periodistas, particularmente los que cubren la fuente policiaca, han tenido que aprender el modo y ejercicio particular de las agresiones de cada organización delictiva hacia los medios de comunicación. Periodistas de Tamaulipas, por ejemplo, reportan que el Cartel del Golfo no permite la publicación del nombre de sus integrantes que mueren asesinados o en enfrentamientos, ni tampoco el nombre de las personas que sus miembros asesinan. Para este grupo lo importante es mantener la noción pública de que en sus zonas de control hay paz relativa.

La colusión de este cartel con funcionarios públicos se hace evidente cuando sus integrantes prohíben a los medios la difusión de noticias sobre la corrupción de ciertos funcionarios. Según reporteros de la zona, las prácticas de este grupo hacia los medios son siempre agresivas, y sus miembros suelen citar y golpear a los reporteros que no obedecieron las órdenes para cubrir eventos de su interés.

El contacto directo y amenazante entre grupos criminales y periodistas se ha multiplicado en el país. Los grupos criminales mantienen presión sistemática a periodistas locales a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto y mensajes electrónicos.

En algunos estados del país, los grupos delictivos obligan a los periodistas a asistir a reuniones de control. Periodistas de Tamaulipas reportan que, en otro ejemplo de esa tendencia, Los Zetas llamaron a reporteros de Nuevo Laredo que cubren la fuente policiaca para convocarlos a la colaboración a cambio de prebendas. Aquellos colegas que rehúsan colaborar con el grupo criminal se ven obligados a dejar la fuente policiaca, cambiar de medio y, en ocasiones, salir de la ciudad.

La intimidación a periodistas se ha vuelto una práctica extendida a todo el país. Según testimonios de reporteros de Michoacán, el grupo Los Caballeros Templarios, que se presenta como un grupo de empresarios del aguacate, convocaron a una reunión a reporteros, editores y productores de los medios de comunicación del estado para informarles sobre sus planes de inversión. En la reunión, los integrantes de esa organización criminal amenazaron de muerte a todos los periodistas reunidos y les exigieron que no perjudicaran la imagen de Michoacán y sólo publicaran notas aprobadas previamente por el grupo criminal.

El secuestro intimidatorio de periodistas se ha vuelto otra tendencia en el país, junto con el silencio de las víctimas y de sus propios medios de comunicación. Ese parece ser el caso de los medios de comunicación de Torreón, Coahuila, donde las amenazas de la delincuencia organizada se han concretado en el secuestro de periodistas o de empleados que salen o entran de las instalaciones de los medios. Los grupos criminales secuestran periodistas con el fin de que sus medios publiquen noticias a modo del grupo de interés. Los grupos rivales responden con el secuestro y golpes contra los periodistas que firmaron las notas y publicaron la información conveniente al grupo rival.

No todas las entidades con presencia de los cárteles del narcotráfico presentan las mismas tendencias de agresión hacia periodistas. Algunos estados como Nayarit, Baja California Norte y Jalisco no han presentado los mismos niveles de agresión, aunque persiste ahí la práctica de los grupos criminales de dejar mensajes o mantas con el objeto de que su contenido sea divulgado en los medios de comunicación.

Las agresiones extremas ocurrieron en el contexto de varios factores como las elecciones federales, estatales y locales; el uso predominante de la fuerza militar en la ofensiva gubernamental en contra de la delincuencia organizada; el reacomodo de las organizaciones criminales en algunas regiones del país y los niveles de impunidad en la investigación de los crímenes contra periodistas, factores todos que contribuyeron a incrementar el nivel de riesgo general y tuvieron como resultado un número muy elevado de ataques contra periodistas en el país.

 

Análisis de las estadísticas disponibles

Por lo general, no existen en el país estadísticas completas sobre ataques contra periodistas debido, entre otras cosas, a la dificultad de obtener información sobre esos crímenes y al silencio de las víctimas de la agresión. A eso se agregan las diferencias de criterios entre las organizaciones que se dedican a la protección de periodistas para reconocer casos de agresión originados por motivos profesionales.

Algunas organizaciones como el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), Reporteros sin Fronteras, el Comité de Protección a Periodistas de Nueva York y la organización Article19 están trabajando de manera permanente para registrar y documentar casos de agresión contra periodistas. Éstas son algunas aproximaciones al análisis de los datos presentados por Cencos en el registro de casos ocurridos en 2012, el último año del sexenio de Felipe Calderón y uno de los peores que haya registrado la historia reciente del periodismo en México:

Durante 2012, los reporteros que trabajan para medios estatales y locales son los de mayor riesgo y sufren las agresiones más graves. Todos los casos de agresión grave que resultaron en muerte, desaparición o atentados contra periodistas ocurrieron en poblaciones del país donde existe una presencia importante de la delincuencia organizada y donde ocurren enfrentamientos frecuentes con las fuerzas federales. Ninguno de ellos ocurrió en el Distrito Federal o en alguna de las grandes zonas metropolitanas. Esa situación podría implicar que la mayoría de las agresiones graves ocurrieron en poblaciones relativamente pequeñas con uno o dos medios locales donde el periodista está muy reconocido o identificado. Las condiciones de vulnerabilidad en estas poblaciones se agravan cuando los medios locales están sujetos a la presión de funcionarios públicos o de grupos criminales.

Veracruz fue la entidad donde ocurrió el mayor número de agresiones graves a periodistas (seis de ocho asesinatos y dos de cuatro desapariciones). Sin lugar a dudas, esas agresiones tuvieron lugar en medio de una lucha armada entre grupos criminales que se disputan el control de la ruta del tráfico de drogas por el Golfo de México, así como de las ciudades donde existen facilidades relativas para las industrias del secuestro, la extorsión y la trata de personas. Durante 2011 y 2012, la entidad estuvo afectada por manifestaciones de violencia inusitada que incluyeron la matanza masiva de presuntos narcotraficantes a manos de grupos delictivos de otras partes del país, en una aparente disputa territorial con organizaciones criminales antagónicas.

A esa situación podemos agregar dos factores más: la aplicación de la fuerza naval y/o militar para controlar la situación de violencia, así como la posible existencia de fuerzas criminales interesadas en provocar desestabilización política a través de agresiones a periodistas. Esos crímenes ocurrieron antes de las elecciones federales y estatales del 1 de julio, lo que lleva a pensar en la posible existencia de elementos de política local o federal en la decisión de asesinar a los periodistas.

Los periodistas de la fuente Policiaca siguen siendo los que están en mayor riesgo y sufren los ataques más graves. Según el recuento de Cencos, los periodistas de la fuente experimentaron el 42% del total de agresiones graves en 2012. La cifra se eleva a 67% si incluimos en la misma categoría a periodistas de la fuente de Seguridad. Esa condición de vulnerabilidad expresa la encrucijada que viven muchos periodistas del país que reciben órdenes, a menudo encontradas, para publicar información de policía que beneficia a un grupo criminal y perjudica a otro. Algunos reporteros de Torreón, Coahuila, por ejemplo, se quejan de que un cártel les da instrucciones para guardar silencio sobre un incidente, mientras que el grupo rival fuerza a los editores a publicar información sobre el mismo incidente.

La agresión Física/Material fue la categoría más numerosa en el registro de casos (poco más de 51% de las 258 agresiones registradas en el país durante 2012), seguida por la Amenaza (15.9%) y la Detención (12.8%). Es posible que en estos casos exista una cifra negra de periodistas que no denuncian la agresión sufrida con tal de conservar su seguridad. De acuerdo con la investigación de Cencos, los cinco municipios con más agresiones físicas registradas son Ensenada, Baja California; Saltillo, Coahuila; Morelia, Michoacán; Totolapan, Morelos; San Pablo Huixtepec y Oaxaca de Juárez, en el estado de Oaxaca.

El mayor número de agresionesFísicas/Materiales con armas de fuego o explosivos contra instalaciones y oficinas de medios de comunicación ocurrió en Tamaulipas y Nuevo León, ambos estados donde ocurre una confrontación aún no resuelta entre el Cartel del Golfo, Los Zetas y células de otras organizaciones de narcotraficantes provenientes de otras partes del país, y en donde el gobierno federal ha ocupado principalmente la fuerza militar y naval en contra del narcotráfico y otras expresiones de la delincuencia organizada.

En 2012, las instalaciones de Televisa Matamoros y El Mañana deNuevo Laredo sufrieron dos ataques cada uno. Las instalaciones del Expreso de Matamoros y Hora Cero también fueron víctimas de ataques semejantes. El Norte de Monterrey experimentó tres agresiones y la distribuidora Dipsa sufrió un incendio provocado. Un total de 37 medios de comunicación del país sufrieron ataques en 2012.

La Amenaza de daño a la integridad física o psicológica fue el segundo tipo de agresión contra periodistas con 41 casos registrados en el país. Aunque la mayor parte de las amenazas de daño ocurren de manera verbal, los grupos criminales lanzaron una amenaza contra periodistas a través de un mensaje abandonado cerca del cadáver de personas asesinadas. También ocurrieron cuatro amenazas vía electrónica, dos por Twitter y otras dos por correo electrónico. En el caso de Coahuila, Durango y Michoacán, las amenazas son lanzadas contra el gremio periodístico en general con el objeto de silenciarlo o forzar su anuencia para publicar datos que beneficien los intereses del grupo criminal.

Los funcionarios públicos son los supuestos responsables de la mayor parte de los 258 casos de agresión registrados. Es posible que esa cifra esté determinada por el hecho de que los periodistas estén más inclinados a reportar agresiones provenientes de funcionarios públicos que a reportar agresiones cometidas por grupos de la delincuencia organizada. Sin embargo, el hecho de que el 55.04% de las agresiones registradas sean atribuidas a funcionarios públicos es una evidencia de la necesidad de monitorear a las autoridades que muestran rechazo al escrutinio público a través de los medios de comunicación y están inclinadas a reprimirlo.

 

Algunas aproximaciones generales

Los periodistas están siendo sujetos de agresión principalmente en contextos locales donde podríamos presumir que existe contubernio entre autoridades civiles y policiales con organizaciones criminales, o bien existe negligencia y desinterés de las autoridades para investigar los casos de agresión y propiciar su impunidad.

Los asesinatos de periodistas en Veracruz nos permiten establecer la hipótesis de que grupos criminales y grupos políticos han estado interesados en la muerte de periodistas como una forma de ejercer presión ante la proximidad de las elecciones estatales y federales en la entidad. Esto cambiaría por completo los parámetros futuros de cobertura electoral en el país, pues los procesos políticos podrían estar contaminados de una mezcla de intereses políticos, económicos y criminales que actúan con relativa impunidad y constituyen un factor de riesgo para los periodistas.

Es necesario resaltar que los periodistas que trabajan para medios del Distrito Federal no están exentos de riesgo. Aunque ninguno ha experimentado un ataque grave como los ocurridos en otras entidades del país, algunas experiencias recientes nos indican que esos periodistas aumentan su nivel de riesgo cuando salen a los estados a cubrir incidentes sin conocimiento del terreno, del contexto y sin fuentes confiables que puedan facilitar su labor. Por otra parte, en la ciudad de México y su zona metropolitana está ocurriendo un proceso de control criminal por parte de grupos delictivos que tienen su sede en otras entidades del país, pero mantienen operaciones importantes en la capital. Esa condición es indudablemente una situación de riesgo para periodistas que debe tomarse en su magnitud adecuada.

A pesar de que tienen la intención de recuperar territorio controlado por la delincuencia organizada, las operaciones militares han resultado irrelevantes para evitar o prevenir los atentados contra periodistas. Esto es particularmente grave, porque a pesar de los esfuerzos federales, los indicios de contaminación criminal en las filas policiales a nivel municipal o estatal siguen constituyendo un factor de alto riesgo para el gremio.

Los grupos responsables de ataques contra periodistas están utilizando explosivos o secuestros aleatorios en operaciones de intimidación y control de medios de comunicación. Este uso de explosivos, aunque no ha resultado en la muerte o daño masivo de empleados de los medios atacados, podría ser el preámbulo de ataques terroristas de una magnitud mucho mayor, si no se define una política gubernamental diseñada específicamente para prevenirlos a través de sus sistemas de inteligencia o la coordinación con los medios de comunicación.

El predominio de agresiones hacia reporteros y editores que trabajan para medios locales en poblaciones relativamente pequeñas, donde está registrada una alta actividad de grupos criminales, hace pensar en la necesidad de que autoridades federales, estatales, municipales trabajen con una intensidad y niveles de cooperación no observados hasta el momento para proteger a comunicadores, prevenir futuros ataques en su contra y sancionar a los responsables.

Es importante también observar que un número significativo de reporteros de la fuente política o de la fuente general sufrió ataques en el ejercicio de su labor. Los asesinatos y ataques contra candidatos en procesos electorales hacen visible que la política y el crimen puedan coincidir en momentos determinados, lo que podría ser un elemento desfavorable para la seguridad de los reporteros de dichas fuentes que no están capacitados para cubrir crímenes y carecen de información del contexto de criminalidad.

Sigue siendo una prioridad la inversión de recursos para capacitación de los periodistas que cubren la fuente policiaca y de seguridad. En la medida en que las organizaciones criminales buscan de manera activa y planificada controlar mediante el terror a los equipos de reporteros y editores de esa fuente, las organizaciones periodísticas deben reforzar sus esfuerzos de entrenamiento, cuidado y prevención hacia estos periodistas.

Dado que en 2012 hubo varios casos registrados de agresión contra reporteros ciudadanos que carecen del mínimo de infraestructura empresarial o de redes de apoyo profesional a su labor, la protección gubernamental debe extenderse a ellos.

 

Este texto forma parte del informe anual ¿Por qué tanto silencio? Daño reiterado a la Libertad de Expresión en México 2012, que será publicado a finales del mes de junio. Es resultado del trabajo permanente de monitoreo, registro y documentación con enfoque de derechos humanos, de las agresiones a periodistas y medios de comunicación que Cencos realiza desde los años 80.

Podrás encontrar más información en el hashtag #PorQueTantoSilencio y a través de las cuentas @Cencos y de la Campaña Permanente de Protección a Periodistas @Campperiodistas en Twitter y Facebook previo a la presentación del informe. 

 

Metáfora terrorífica

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Antetitulos: 
Guerra mundial Z se inspira en una novela de Max Brooks y sigue las contrariedades de Gerry Lane (Brad Pitt), un ex empleado de la ONU que es sorprendido cuando transita con su familia por las calles de Filadelfia por el ataque de humanos enardecidos que, luego sabremos, son zombis.

La epidemia de proporciones globales tiene su encanto. Danny Boyle se dejó seducir por esta posibilidad en 28 días después (2002); Steven Soderbergh se contagió desde otra perspectiva en Contagio (2011). Ahora Marc Forster, en Guerra mundial Z (2013), transita por esta ruta (más cerca del primero que del segundo), y si bien es cierto que no entrega la madre de todas las películas de zombis, también lo es que su apuesta tiene su encanto.

Guerra mundial Z se inspira en una novela de Max Brooks y sigue las contrariedades de Gerry Lane (Brad Pitt), un ex empleado de la ONU que es sorprendido cuando transita con su familia por las calles de Filadelfia por el ataque de humanos enardecidos que, luego sabremos, son zombis. Él y los suyos viajan a un portaaviones de la organización para la que trabajaba, donde se congrega a todos aquellos que pueden aportar algo para solucionar el problema. Entonces Lane se da a la tarea de investigar el origen del mal, y por eso viaja a Corea, Israel y Gales. Por todos lados los zombis hacen de las suyas, pero en la capacidad de observación de Lane sobrevive la esperanza.

Forster inicia las hostilidades temprano, y el impacto de los primeros minutos es apreciable. No da tiempo a sus personajes de entender el fenómeno, pues éste irrumpe a un ritmo que ni los noticiarios pueden consignar. En adelante, el cineasta de origen alemán ofrece algunas escenas en las que el vértigo se instala (con un correcto registro de la acción) y transita por la ruta del terror con rigor —con sus sobresaltos habituales— para plantear con fortuna la fragilidad de la civilización.

Por momentos Forster asume una postura naturalista y explica, por medio de un científico, cómo la naturaleza es un despiadado asesino serial. El comentario se complementa por los afanes de la vida, que ante todo busca perpetuarse y se materializan en la voluntad del hombre. Propone, además, el paisaje que ofrece la selección natural en lo que corresponde a la humanidad: sólo el que es útil aspira a la sobrevivencia. Es justo comentar que el escenario se matiza por medio de la sensiblería que tanto gusta a los estadunidenses, y muestra cómo la lucha por la vida tiene una explicación y un sentido en la familia y los afectos que, desde aquella perspectiva, la caracterizan.

Forster señala que los zombis son una “gran metáfora” de la actualidad. La masa —es decir, los zombis— es irreflexiva y convierte todo aquello que toca (o muerde). (Es tal el grado de idiotez asumida, que hay reuniones anuales en diversas ciudades de seres humanos que por gusto, sin haber sido mordidas, transitan por las calles disfrazados de zombis.) Acaso la congruencia, el afán por hacer apuntes de orden social, explique el acercamiento que propone y se aleje del humanismo y la generosidad que había exhibido en películas como Descubriendo Nunca Jamás (2004), Más extraño que la ficción (2006) y Cometas en el cielo (2007). Sobre todo toma distancia de las dos primeras, que transitan por una calidez de orden fantástico.

Guerra mundial Z no es una de las mejores películas de Forster, pero como en 007:Quantum (2008) la eficacia artesanal alcanza para ofrecer buenas cuentas.

 

Singularidades en la masa

Guerra mundial Z retoma elementos de la tradición de los muertos vivientes, pero también hace algunos apuntes que, si bien no son del todo novedosos, sí son singulares. Por ejemplo, si en las películas de zombis los personajes no han visto películas de zombis, aquí los personajes sí han escuchado hablar de ellos y tienen algunos antecedentes. Si en otras entregas del género los zombis son momias de una lentitud pasmosa (y cuando uno ve que la amenaza se acerca tiene tiempo para lavar el carro y empacar antes de que se acerquen) aquí se mueven con gran agilidad. Las diferencias son de origen, pues Forster no considera haber hecho una película de zombis, sino una película global acerca de una crisis global. De ahí que conciba un acercamiento realista.

De lo que parece que no se va a escapar, como sucede con las zombipelículas, es de la secuela.

 

 

Texto publicado en el suplemento Primera Fila del periódico Mural el 21 de junio de 2013

“Los medios, aunque se resistan, son desplazados por las redes sociales”: De Moragas

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Después de recibir un reconocimiento por parte del ITESO en su primera visita a Guadalajara, el catalán Miquel de Moragas i Spà, pionero de la investigación iberoamericana en comunicación, tejió una profusa reflexión en torno al papel contemporáneo de los académicos, Internet, los estados, los medios y las instituciones.

 Miquel de Moragas durante la charla que tuvo lugar en Casa ITESO Clavigero. Foto: Roberto Ornelas

 

“Cuando despegue mi vuelo rumbo a casa (Barcelona), estaré reviviendo qué me pasó aquella tarde magnífica en Guadalajara”. Miquel de Moragas i Spà se refería a la tarde del miércoles 26 de junio de 2013, cuando en la Casa ITESO Clavigero recibió un reconocimiento por parte de la Universidad “por su trabajo de más de cuatro décadas  en pro de la institucionalización de los estudios sobre la comunicación y la cooperación académica entre la Europa Latina y Latinoamérica”.

El acto, calificado como una oportunidad “largamente esperada… un homenaje a quien es y ha sido un importante interlocutor, inspirador y provocador de lo que hoy somos en este Departamento [el de Estudios Socioculturales del ITESO”, según palabras de Rossana Reguillo, académica e investigadora, sería redondeado con la conferencia “La investigación en comunicación: responsabilidades y retos actuales”, impartida por el investigador y profesor catalán, quien cumplió 70 años en Guadalajara rodeado de varios de los colegas con los que ha construido gran parte de los textos y reflexiones que han dado forma, cuerpo y contenido a las teorías y los estudios de la comunicación en Iberoamérica.

Después de recibir su reconocimiento de manos de Susana Herrera, coordinadora del Programa Formal de Investigación en Estudios Socioculturales, y de ser presentado por su amigo, el doctor e investigador itesiano Raúl Fuentes Navarro, De Moragas inició una amplia disección de lo que, a lo largo de 40 años de trabajo, ha aprendido y reflexionado (sus libros Teorías de la comunicaciónSemiótica y comunicación de masas o Sociología de la comunicación de masas son todo un referente en este campo) en torno a la importancia de la comunicación y la información en la conformación del mundo en que vivimos. 

“El poder de la comunicación se desplaza de la emisión a la producción de contenidos, de la era broadcasting se pasa a la era de la comunicación en red. Los medios, aunque se resistan, son desplazados en parte por las redes sociales. Todo esto afecta a las políticas de comunicación al exigir un nuevo planteamiento de algo tan importante para nuestras democracias como es el espacio público, en el que se hace posible la participación, se produce el consenso y se construyen las hegemonías”.

Al enumerar los retos éticos y epistemológicos de los investigadores de la comunicación, este académico y exdecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona resaltó la importancia de que ámbitos como las políticas de comunicación, la economía de la comunicación, los estudios culturales y el análisis del impacto del mundo digital sean capaces de converger en pos de un mejor entendimiento de los complejos “fenómenos sociales” contemporáneos, desde el próximo Mundial de Futbol en Brasil hasta la imbricada relación entre comunicación y cultura.

“La investigación latinoamericana ha sido pionera en advertirnos la primera de estas confluencias. No es posible interpretar la cultura contemporánea al margen de la comunicación y viceversa; así lo hemos leído en las obras básicas de [Jesús] Martín Barbero, [Néstor] García Canclini, Raúl Fuentes, Rossana Reguillo, etcétera, para citar a los autores y autoras que más me han influido”, aseguró.

Recalcó la importancia de la investigación teórica de la comunicación realizada en el siglo XXI. “Lo que han hecho autores como Raymond Williams, Jürgen Habermas, Edgar Morin, Jesús Martín Barbero y tantos otros, es hoy más necesaria que nunca, cuando la comunicación es reconocida como factor central de la sociedad de nuestro tiempo, definida incluso como ‘sociedad de la información’”.

El fundador de proyectos como el Centro de Estudios Olímpicos, el Instituto de la Comunicación (InCom) o el Portal de la Comunicación, advirtió de los riesgos que corren las ciencias de la comunicación si se aíslan del resto de las ciencias sociales.

“Cuando los estudios de comunicación se apartan y desconsideran estas bases fundamentales, especialmente en las tareas formativas, generan su propia degradación, según mi interpretación. Por el contrario, cuando se apoyan en ellas se convierten en paradigmas de las nuevas formas de enfocar transversalmente las ciencias sociales [semiótica, psicología, antropología, historia, economía, sociología, etnografía…]. La investigación en comunicación debe contribuir, en definitiva, a hacer posible el empoderamiento y la construcción de procesos de comunicación para el desarrollo y el cambio social”.

 

El mundo pasa por una pantalla 

Atento a los cambiantes procesos de la comunicación en las sociedades contemporáneas, sean virtuales o no —de hecho, después de la conferencia mencionó que cada vez le interesan menos la ficción televisiva o cinematográfica, y que prefiere analizar lo que sucede en las calles con la gente de carne y hueso—,  De Moragas habló del concepto de pantallización, es decir, del inmenso número de pantallas que tenemos en nuestra cotidianidad.

“La pantalla ya no es únicamente el vehículo de entretenimiento de la información televisiva. Es también el medio de la educación, el vehículo de la documentación, del diagnóstico médico, de la señalética urbana, de las ceremonias y rituales en cualquier estadio, de los museos, etcétera, etcétera. Difícilmente en el futuro podremos explicar ninguna actividad que no tenga un referente en la pantallización. En terminología de Bauman [Zygmunt, autor polaco de libros como Tiempos líquidos] diríamos que la frontera medios/no medios se ha licuado”.    

Al hacerse la pregunta de para qué sirven los investigadores de la comunicación, De Moragas respondió de muy distintas maneras, subrayando, por ejemplo, que, además de desvelar las estructuras del poder de la comunicación mediática, es indispensable convertirse en observadores críticos de los medios, diseccionarlos y descubrir sus intereses, sin olvidar poner el ojo en “los grandes temas que ocupan la agenda de la sociedad moderna”. Y citó la migración, la globalización, las reivindicaciones de género, las nuevas formas de educación, el ecologismo y el medio ambiente y la construcción de ciudades más justas e incluyentes, así como el permanente impulso a la producción de contenidos de calidad e interés social. Los medios y las redes sociales ahí están, multiplicándose día con día, ya que si bien es cierto que solamente la tercera parte de la población mundial tiene acceso a Internet, en 2012 se calcularon alrededor de 100 millones de blogueros activos.

“[Hay que] evitar la comunicación sin comunicación, como la calle sin calle o las ciudades sin ciudad”, aseveró el doctor en filosofía, quien ha seguido atentamente las manifestaciones multitudinarias que se organizan en la red y luego salen a las calles (Egipto, España, Catalunya, Brasil), aplicando ideas como las de su colega Manuel Castells, quien habla de la “autocomunicación de masas y la organización en red de movimientos sociales que pugnan por encontrar nuevas formas de apropiación que superen las viejas estructuras partitocráticas que consideran anquilosadas”.

Sea el sistema de medios, el movimiento de los indignados, un acontecimiento deportivo o el valor económico y político de los símbolos lo que se vaya a investigar, De Moragas dejó muy clara su postura: los académicos tienen que cooperar, hacer redes, aprovechar Internet, generar proyectos comparativos y cooperativos, olvidarse de ser estrellas individualistas.  “Las múltiples investigaciones que vienen desarrollándose y que implican un gran esfuerzo, podrían ser mucho más fructíferas si se plantean en forma de red, formando parte de análisis comparados. La fácil divulgación de investigaciones en Internet ha facilitado el conocimiento de multitud de estudios parciales aplicados a las mencionadas temáticas de interés social. Esto nos ha hecho descubrir la existencia de una gran masa atomizada y descoordinada de estudios sobre los temas más diversos”. 

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